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Que pasa cuando hablamos de Dios.

Base Bblica: Jos 1:8 Nunca se apartar de tu boca este libro de la ley, sino
que de da y de noche meditars en l, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en l est escrito; porque entonces hars prosperar tu camino, y todo te saldr bien.

Hablemos de Dios. Objetivo: Explicar que hablar de Dios nunca es trabajo perdido, tarde o temprano, se vera el fruto; Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve all, sino que
riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, as ser mi palabra que sale de mi boca; no volver a m vaca, sino que har lo que yo quiero, y ser prosperada en aquello para que la envi. Isaas 55: 10 11.

Permitir que los evangelistas dejen de lado sus temores y hablen con autoridad y libertad la palabra, a travs de la enseanza de la obra del Espritu Santo en el corazn del pecador; echando toda vuestra ansiedad sobre l, porque l tiene cuidado de vosotros. 1ra Pedro 5: 7. Echa sobre Jehov tu carga, y l te sustentar; No dejar para siempre cado al justo. Salmos 55: 22. Mostrar que el evangelista es un instrumento nada ms, pero el que convence es el Espritu Santo; As que, si alguno se limpia de estas cosas, ser instrumento
para honra, santificado, til al Seor, y dispuesto para toda buena obra. 2da Timoteo 2: 21.

Qu pasara si cada joven se dejara usar por Dios al 100% para hablar de su palabra sin miedos? La palabra de Dios es considerada como una semilla que debe ser sembrada, y que a su tiempo dar fruto. El problema en la via del Seor es que no estamos sembrando porque hay muchos temores que nos impiden, por lo tanto no hay ese crecimiento que Dios espera. Hay un sin numero de barreras que residen en el evangelista, prejuicios que le impiden hablar del Seor, sin tan solo miraremos esos obstculos y atendiramos a lo que la palabra del Seor nos dice, todo cambiaria. Tan solo esfurzate y se muy valiente La falta de conocimiento, el temor de no convencer a la almas, el ser corto de palabras, no soy estudiado o letrado, temor al rechazo, vergenza de predicar la palabra.

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