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Derechos reservados
Noviembre 2000
ISBN:
Producción Portada:
Imprenta Alianza
Diseño de Portada:
Iván Avila Gutiérrez
Elicura Chihuailaf
Temuco, Región Mapuche
Luna del Verdor (primavera), 2000
Versos para
adormecer a una
Doña
Sabrá que estos son mis versos
Más temprano que tarde estas palabras
Señora, es desta manera que narro a todos con las que intenté adormecerle llegarán a sus
esta historia y hago circular estos versos que manos. Llegarán con ese acento masculino y con
fueron a su persona como sangre caduca e ese silencio de hormiga laboriosa que bien
infecundos para nuestra causa. recordará usted. Llegarán estos versos a su mesa,
a sus labios y a su dormitorio, y sin abrir este
Sé que más temprano que tarde estos libro los leerá a ojos cerrados. A ojos cerrados
versos llegarán a sus manos, y desde ya le digo recordará que vine a su existencia de todas partes.
que cuando los lea sentirá sobre estas letras unos Vine del agua, los granos, la fruta y el polvo
dedos encendidos como brasas y la infinita voz invaluable; vine del hollín y del conocimiento de
mía repartida nuevamente en toda la contextura yerbas y de los insectos muertos en las esquinas
de su cuerpo, y que es mi voz y en ella la voz de de las ventanas.
los hombres que nunca ha tenido.
Sepa desde ya, antes que comience a leer
Más temprano que tarde sentirá este estos versos, que estas piedras que me suenan en
aroma a sombra pueblerina que sube desde las la lengua, y que retumbarán en los oídos de los
piedras hasta los manzanos y los ciruelos y hasta otros, sólo a usted van dedicados, y lo sabrá por
el ombligo del día que es de donde nacen las ese tono poco combativo que tienen y que me
fértiles brisas que recorren los campos como si venía de todas partes; de todas partes y de las
fuesen ráfagas uterinas que incuban la estatura células y los labios y los dedos. Recordará usted
propicia destos sembradíos y destas viejas calles cuando al oído díjele cada una destas líneas como
eriales que no tienen nombre. si hubiese de ser el nuestro siempre un amor
reciente, la misma amistad sembrada de todos los
Señora mía, cuántas jornadas existen en días.
estos versos y cuántas hebras que atan nuestro
camino. Estará usted adherida a cada una destas
inmensas palabras tal como los estambres a las vengan con novedades de su persona y a decirme
flores que se reúsan a desprender de la vida y de que a ojos cerrados a leído estos versos.
los colores que descienden hasta el agua y los
minerales. Estará usted pulsando como la semilla También aquí, aquí, mi Doña querida,
en un minuto de invierno que adormece pero no aquí me desdigo de las últimas palabras que,
clausura su potencia. como vino turbio, derramé sobre sus oídos. Aquí
me desdigo destos años y de las otras maneras
Desde aquí, deste pequeño pueblo de cielo con que a toda costa mi vacía boca buscó las
grueso, el lugar en que estos labios abiertos y palabras adecuadas para enamorar a otras.
estos ojos cerrados y sin apuros tomaron su Señora, desde ese otro tiempo a este tiempo
aroma, no por capricho, y nos impregnamos del incierto es como si su persona me cayera a gotas,
olor a ciruelas verdes y a la risa de las y por eso he recolectado estos versos con los que
quinceañeras corriendo tras ellas, y tras ellas los recordará mis palabras y los insectos
quinceañeros con timidez provinciana; deste ornamentales que allá en ese lugar no hacían
pequeño pueblo, Señora mía, y destos ventanales, mucho ruido. Verá también en ellos el polvo y los
que dan más allá de los racimos de uva y de los vegetales en las mesas precarias; oirá el canto de
canales, deste pueblo con su zapatero silencioso, las ranas y de los perros por las noches, y la
sonreiré a los hombres que vengan con novedades forma en que las piedras y el pasto se extienden al
de su persona. Y desde aquí mismo maldeciré a sereno, pues usted bien sabe que es tan fría esa
sus enemigos, pues la verdad, después de mi parte del hemisferio.
última letra quedaré asomado a su misma boca y
a su propia ausencia. Destos ventanales que dan a Aquí estos dedos agónicos, al recolectar y
la sanidad de las yerbas de los alrededores no enviarle estos versos, se desdicen de la poca
agregaré más palabras a este desamparo de no huella y la poca memoria involuntaria que de un
vernos juntos de un gran tiempo a esta parte, y tiempo a este tiempo sembraron.
sonreiré a través de ellos a los hombres que
El encuentro el espacio todo fuera
un gran punto por completar.
Perdón. He sabido
Perdón por acercarme. que es usted secretaria
Pero prosiga caminando usted. y de mí seguramente pensará
Sabe, de un tiempo a esta parte que soy medio poeta,
me ha crecido la gana de presentarme. pero no piense tan poco de mí
Soy un joven profesor porque entonces le diré:
que se ha vuelto desdichado. “he sabido
“Como todos los profesores”, dirá usted. que es usted medio secretaria”
Pero, sabe,... no. Sabe,
Mi desdicha ahora que me ido soltando
es mirarle y poniendo un poco de humor a la cosa
por sólo un poco más de tres segundos le quiero pedir
cada tarde cuando pasa que vuelva la cabeza hacia atrás
en frente de esa que es mi ventana. para que mire y recuerde esa mi ventana,
En ese pequeño tiempo pues, disculpe usted,
he reparado en su pelo le quisiera pedir
y en sus delgados dedos, que mañana frente a ella
he reparado en el tamaño de sus ojos sea un poquito más lenta al pasar.
y en que nunca le he visto fumar.
Sabe,
me perdonará usted,
pero también he reparado en su espalda
y en el vacío que deja al pasar;
pareciera más bien
que después que pasa
La presentación he venido a llenar su trayecto de todos los días
y la mano en que se deposita su mentón
He venido de otra tierra a esta tierra pensativo.
de otras vastedades
de otros amoríos y otros celos He venido con violencia en la lengua,
de otra forma de mirar la tierra pero al hacer frente a sus grandes ojos abiertos
y el fruto de sus cavidades; me quedo como el más austero de los poetas
he venido a buscarla y a encontrarla con los párpados pesados
a pretenderla y algo de piedra en el movimiento;
y a hacerla dueña destas manos gastadas me quedo sin nombre
y esta frente oscura. y con un asco de mí algo oscuro
pues he venido de otras frutas y otros inviernos
He venido con el pecho encaramado a toda prisa y a toda tierra
en este inmenso pulso suelto a todo cielo y a todo jadeo
que no deja de golpear y golpear como sustancia endurecida
frente a la puerta que son sus ojos, únicamente a escucharle hablar por las mañanas,
pero dígame, señora mía, únicamente a dirigir
cómo se hace para conquistarla el rumbo de lo que contienen sus arterias,
y llegar como con humildad a su sangre pero dígame, querida mía,
o a su nariz trazada como una lanza absoluta. cómo se hace
para que sus hombros desmientan su gesto
He venido de otra tierra a esta tierra ambiguo
de otros sembradíos prósperos como ciruelas y levante yo su risa como un avión encendido;
de otros vientos cómo se hace para que éste
y de las ropas tendidas que se sacuden en ellos que vino
de otra mesa con sus platos y sus moscas de otras cicatrices a esta herida poco indefensa
de otra mitad a esta su mitad; a punta de fusil
y de unas palabras que no hablarían otros poetas, desta carcajada inagotable,
destituya la ignorancia que tiene de mí pero primero que nada, señora mía,
destos dedos elocuentes preguntarle quisiera
y desta raíz que náceme de la garganta cómo se llega a su corazón
y ramifica en ríos y pedrerías incansables y a esos labios mojados
que sonarán y sonarán en sus oídos que custodia como carcelero.
como cauces subterráneos.
He venido de otra ignorancia citadina
He venido de otros miedos de otros nardos y otras clavelinas
y de las cosas que allá por la noche no se a este golpe de hombros
nombran; que se recibe en el tumulto destas calles;
he venido desde un rato largo he venido de allá
de todas las sedes y los manantiales clausurados de otra tierra y otros hombres
a sellarme en cada uno de sus cabellos. a identificarla entre otras y a nombrarla
con estos vocablos como en emboscada
He venido de otra tierra a esta tierra hasta dar con esa amenaza suya de allá adentro
para que en la hondura de vuestros senos que vendrá al llamado de mi voz despoblada.
vuelva yo a la vida
y a ese modo loco mío He venido de otra tierra a esta tierra
de darme a sus pormenores. a identificarla como a ninguna
y a no olvidar su ubicación en mi cama
De otras frases y otras voces he venido y cada lugar
y de otros dedos que tocaron mi cuerpo en el que haya puesto sus ojos ilimitados.
y el nudo que hacíaseme bajo la carne;
de otro espacio A ver su preocupación de no verme he venido
y otra sombra demasiado larga he venido que con el tiempo
a hacerla merecedora será tan sonoro como una montaña
como montaña o selva desbordada de venir de otra tierra a esta tierra
entre la distancia que dejan los pájaros de no enviarnos frases en papelitos a los oídos;
detrás de los amaneceres más oscuros; tantos siglos de esa otra tierra a esta tierra
a identificarla como a ninguna he venido como para no insistir en violentar
como si viniera vuestra persona de otros siglos las amarras de vuestra voluntad:
de un pasado tan lejano; después de todo,
como si viniera de otras únicamente para ello he venido
y de todas las apariencias benignas; de otra tierra a esta tierra.
de otros siglos
de tantos siglos
como para no dejar de ser identificada entre otras,
entre otras menos ostentosas;
de tantos siglos antaño
como para no dejar de reconocer vuestra persona
esta insinuación mía en línea recta
esta esperanza de llegar a su corazón
tan distinta a otras esperanzas
a otras vidas que viven sencillas
que miran,
que oyen,
abren su boca
y hablan de amor en forma sencilla,
pero aquí no, señora mía,
pues existen tantos siglos entre mí
y las partes de su cuerpo
y su sangre y sus venas que me invaden;
tantos siglos
Qué más quisiera La confidencia
Me ha tomado de sorpresa
verle escurriéndose minúsculamente
por vez primera en mi casa
escucharle tan severa de labios
para decir que no viene A lo que yo he venido
a poner el amor a prueba
como si esto no fuese nuestra culpa Por que soy un hombre cauto
si pudiéramos llamarle culpa, no he venido
pues, señora mía, seré sincero: a remover el viento
con mis versos he conspirado para ello; que desorienta el curso de los aviones
para verle entrar y humectar mis labios a quitar el tapón que desagua los mares
y para escucharle decir a arrancar las antenas
que del amor nuestro usted está naciendo a las mariposas que vacilan
y que es éste su riqueza y su mayor preñez. a bordar relámpagos
He conspirado también para reemplazar el tono de la noche
Para que usted llene mi oficio de poeta a dar de beber a los manantiales
y simplifique la dialéctica de mis versos; a darle voltaje al sol para que alumbre los días
para que sea a desimantar la soga que atrae los imanes
mi salario de amante insatisfecho a meter palabras de cierre
y perdóneme usted en el orificio de los candados
he conspirado también ni a decir mentiras blancas entre bandidos;
para que con el paso del tiempo a lo mucho he venido
de tanto amor a cambiarle el nombre a algunas cosas
nos acostumbremos a colgar frases como rubíes
a observar el amanecer. en el corazón de su persona
a hablarle como poeta
y a tratar de alivianar con su nombre la poesía.
La consumación que allá afuera es invierno,
y que es el sur
Ha entrado en la casa deste hombre y que es la lluvia
en sus habitaciones que viene a tierra
que tienen poemas a medias como un golpe de párpados humedecidos.
dispersos por el suelo,
y en este desorden Ha entrado en la casa deste hombre,
que me viene desde el cerebro. en su mesa colectiva
en sus preguntas y pormenores
Ha entrado, y conocerá aquí a mis amigos
y desde hoy se acordará de mis palabras como aquél que viene de Selva Oscura;
y del río que corre allá afuera conocerá la cicatriz aromática
y que por las noches que en los platos dejan
cuando la temperatura desciende y enmudece las habas y las ciruelas.
continúa su cauce de vigía.
En sus telarañas
Ha entrado en este Campo Santo tejidas por las manos de los días
a estar a solas ha entrado;
con estos zapatos amargos en estas ampolletas manchadas ha entrado;
con este amor antojadizo en estas ventanas
y con la ventisquería de mi voz que dan a la sombra de la tarde
que le leerá versos también ha entrado;
de Elicura y Huenún. en este golpe duro de puertas
y este silbido oxidado de bisagras,
Este Campo Santo y puede que nunca
que tiene apenas algunas goteras encuentre la puerta de salida
que me recuerdan para huir desta escasa desgracia
deste abrazo horadante El primer amanecer
que propende al exceso
y a la poca modestia. En efecto,
será usted quien primero abrirá los ojos,
Ha entrado en la casa deste hombre vendrá y dirá
en sus libros y chismes de pueblo; que hay que preparar
en la casa del que algunos llaman el poeta la nueva puesta en escena,
y que tiene insectos pues el amor
que resuenan como grandes colmenares se nos podría venir de improviso
y una ventana (ese amor simultáneo y unanimista
que da en dirección que iremos insertando en nuestra cama).
a las olas que se abaten
contra las rocas en la costa. En efecto,
se contentará cuando abra yo los ojos,
En esta naftalina que no hace efecto pues será inevitable
y por ende que le miren estos ojos míos;
en estos insultos en contra de las polillas entonces se afanará
ha entrado; en reforzarme su apariencia
en estas tablas llenas de cicatrices, y el concepto mismo que tengo de su cuerpo.
en esta paciencia de las hormigas
que recorren la casa con puntualidad Se alegrará
y siempre por el mismo sendero; que todas las mañanas
en este olor a sol apagado, al amor le hagamos intervalos diferentes
en esta vida y que le reiteremos
que sin usted hubiese sido fácil en la toma de conciencia
ha entrado. únicamente para hacerle menos imperfecto
y que le vayamos llenando
con palabras apropiadas y pretextos El retorno
para quedarnos indefensos frente a frente
hasta redundar en el mismo amor nuevamente. Sabe, quedo mudo de uñas, dedos,
mudo de piel y de polvo
En efecto, cuando llega,
a propósito cerraremos los ojos cuando entra y llega
para ser tanto o más prolijos desprendiéndose de todos los caminos
y para venirnos al encuentro y las distancias que no corresponden
de ningún modo entre su sombra y mi sombra,
con la intención de volvernos; y entre estos nuestros brazos abiertos
y urdiremos la manera de abolir el agotamiento, que sin saberlo hemos ido zurciendo.
y la noche residual que nos quedará en el tacto Sin saberlo,
como huella inextinguible a mi lado ha desvanecido sus párpados
o como un áspero silencio de ventisquero. y sus ojos graves
y la palabra esencial
con la cual nombra y desnombra
esta patria errante
en la que nos hemos establecido.
Cuando llega
cuando entra y llega
no entra sino como la mayor
como una vertiente
que en su propio cauce lava sus aguas;
entra fresca de brazos
y ademanes aristocráticos
y llega
para que esta sangre indefensa siga su curso
y en la altura de su mano abierta Cuando entra y llega almaceno su olvido
construya mi refugio. y el olvido de sus claros brazos
en su descomunal presencia
Entra y llega en el nudo tibio de vuestro pelo
como la que nada dirá y en el calor corporal
en contra desta causa de vuestra desnudez indemostrable.
y desta piel convicta
que va en busca
de su vientre a mi medida
y que no obtendría en otra carne y otra sangre
ni debajo de otra sangre ni otra carne
ni en el ocio de otros labios
después de tanto hablar
y de estrellarse los dientes contra los dientes,
pues el hábito de dormirnos
ha adquirido nuestro propio estilo
esta rabia nuestra nuestro propio estilo
y aunque nos escupa la cara la distancia
nuestro modo de encontrarnos su propio estilo.
Cuando llega
cuando entra y llega
se convierte usted en el único sitio
y la única morada en que se fían estos ojos
y estas manos puntuales.
Cuando me toca Las promesas
Escuche bien,
sólo frente a vuestra muerte absoluta
intuiré su edad probable
y la inmensidad de su táctil ausencia; Las noches habituales
esa muerte inmerecida
que será más poderosa La noche es común
que el amor nuestro algo antropófago y a la noche abierta entramos
ese amor de comernos sin embargo de distinta manera.
hasta en la probabilidad de encontrarnos Sin embargo nos parecemos
en las tardes una vez por semana. en que no hacemos ruido
y en que mirándonos se nos caen las palabras
Dudo que vuestra muerte y de golpe se nos cierra la boca
una muerte innecesaria y somos ya tan distintos
será crepúsculo decorativo a su semblante y no atendemos a la sangre y a el espacioso
o diminuta jornada para mi alma apetito
pues será indisoluble y parecemos ya no ser nosotros mismos;
en los utensilios que utilizamos nosotros mismos
y en el agua de los alhelíes ni cuanta cosa en el día se nos vino a la cabeza.
que siempre usted tiene en espera;
muerte indisoluble Al entrar a la noche abierta
en los geranios y las clavelinas en espera. somos tan distintos a lo que fuimos en el día,
por ejemplo usted
No será en vuestra muerte, escuche bien, sólo cuando duerme es tan nítida de espalda
frente a vuestra muerte incalculable, y es sólo con los labios algo abiertos
que me adheriré su bosquejo a mi carne que veo su vulnerabilidad y su estado precario;
y sus rasgos distintivos es sólo allí
pues su carne está ya en estos versos cuando usted da tregua a sus vastas señales
e incrustada en mis sienes de trino tempranero,
como un daño profundo. allí mismamente
que le veo escurrirse en modos involuntarios
como si la vida es lindo verle así
hasta entonces no le hubiese sido fácil. escurriéndose del vértice de la vida
quedando su sangre irreductible
Entramos cada noche a la noche abierta como menoscabada
tomados de la mano y su frente abrumadora en menos abundancia;
deseando cada uno un sueño placentero, verle así
pero es tan distinta usted nítida y desarmada
cuando clausura los párpados y comprendiendo yo al fin sus líneas
pues su apariencia vuélvese como sobornable entre otras cosas.
como un botín fácil de ser levantado en andas;
y allí mismamente me salgo del pecho La noche es común
pues sólo entonces pero no se suspende
le puedo encontrar los lados más imperfectos, de igual manera en nuestras mejillas
sólo entonces pues parece usted desgranarse hasta las arterias
antes que venga de regreso como mismamente lo hace
a esta forma endurecida llamada cuerpo. un silbido violento naufragando en el aire;
y de pronto a levado anclas
La noche es común y de pronto ya no es conmigo
y a la noche abierta entramos como indefensos y viene mi procedimiento amargo
pero entre sus modos y mis modos de enfrentar solo la noche
parece usted quedar más sola pues es usted ya sin voluntad
tal vez con menos palabras dichas una vez que apaga los ojos;
pero es lindo verle así la boca y ya no es conmigo
como que regresa a ratos porque ha congregado su origen quieto
preguntando si estoy dormido en el incendio antojadizo que es el sueño;
o si me he vuelto también peregrino y pelea allí, creo yo,
de la vida que comienza al otro lado; contra la soledad mañanera y el infortunio
porque veo Hermosa
que aprieta sus delgados dedos y los senos
contra mi pecho. Hermosa le digo a su persona
cuando enséñame la espalda
Es así como somos diferentes en la noche abierta y de la misma manera
la noche común los confines de su espalda;
en la que nos vamos desprendiendo me parece entonces
deste eclipse que es la vida que la hermosura suya
y deste cariño y a este apego nupcial está por sobre todos los atardeceres.
que nos ha entrado
como susurro, mordedura o hebra sanguínea.
Hermosa le digo a su persona
cuando descuelga las vestiduras
y enséñame la espalda
pero en el acto
retoma la compostura.
Hermosa no me permitirme
cometer locura alguna,
y de ser así,
hermosa de venirme
su mano a mi boca como piedra
haciendo estragos en mi conciencia.
La satisfacción tatuado en mi ropa.
Querida mía,
es justo antes del noticiario,
los miércoles por la tarde,
que me doy a recordarle
tan inculta con las flores,
pero a pesar de eso
ningún otro defecto
ni un solo improperio
ni una sonrisa necia
o una mirada incrédula.
Doña,
miremos nuestras manos
y lo que hemos hecho
con nuestra poco convencional manera
de modificar las tardes sureñas. Dígame,
Obviamente estamos entrampados, Doña, dígame con qué se relaciona.
y nuestra noción del otro no se renueva, Con mi voz?
pero sabemos Con mi voz?
que nuestras identidades están avecindadas si le he hablado
y no saben otra cosa que oírse e interpretarse como no le hablaría ningún otro poeta.
o por lo menos intuirse. Le he hablado dentro y fuera de su cuerpo,
le he hablado
Qué nos ha sucedido, qué, en forma de piedra indolente y océano confuso,
qué de nuestra promesa de corrido y a mil espacios.
de utilizar el diálogo Doña, qué nos sucedió
o estos ocasos rurales si le hablé
como último instrumento como no le hablaría ningún otro poeta.
para resarcirnos
el poquito de desquicio en la piel,
como si fuese nuestro pueblo natal,
nuestra jugada indisoluble,
el punto de inicio para otros desvaríos;
qué de no dejar
de despeinarle contra su voluntad.