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Humor para Cabllero. Marzo 1966.
Humor para Cabllero. Marzo 1966.
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EI gerente administrativo al jefe de ventas:
"Anoche invite a salir a la nueva mecan6grafa. Le invite una cena costosa, la lleve al teatro y despues a un cabaret. dSabes 10 que dijo?" "No", repuso el gerente de ventas meneando la cabeza. "[De manera que tu tam bien has salido con ella!" Las mujeres son el unico problema con el que a los hombres les gusta luchar.
"En los momentos de tentaci6n", decia la Rectora alas alumnas de la universidad mixta, "Preguntense ustedes una sola cosa: dAcaso vale la pena una hora de placer pOl' una vida entera de vergiienza?" A estas alturas, una de las muchachas pregunt6 con mirada incredula: "Y, digame, Rectora, d como Ie haee para que dure una hora?" ",Quiere eoneederme este baile?" "Lo siento, pero nunca bailo con un nino", dijo ella con una sonrisa. "[Ohl, mil perdones", replic6 el, "ignoraba yo su estado." Un joven oficial del ejercito norteamericano contrajo compromiso con una dama inglesa y los padres de el volaron a Europa para conocer a la prometida. EI padre, un poco decepcionado, Ie dijo en privado a su hijo: "Esta muehacha no me parece tan buena." "Pero papa, es jbaronesal" "dY que? -chi1l6 el papa-. dQuieres decirme que no puede tener hijos?"
Un profesor universitario estaba por entrar a una. estaci6n de confort en uta calle parisina, cuando por sorpresa se tropieza con un respetable colega que, mientras salia, se guardaba un Iapiz en el bolsillo. "[Cielos!", exclama. "dEs usted uno de esos que escriben en los sanitarios?" "Oh no", contest6 el otro. "S610 estaba corrigiendo la ortografia.'
AI ser despedida pOI'su ama, la guapa doncella vocifera furiosamente: "Me despide porque soy mas bonita que usted." "dQuien te dijo eso?", demand6 la senora. "Su esp?,so. Y, adem as de eso, soy mejor que usted en la cama. "dMi esposo te dijo eso?" "No. Fue el chofer", Hay dos escuelas de pensamiento en cuanto a la caida del hombre en el Paraiso: Una clama que fue una manzana en el arbol, la otra que fue un par en la tierra.
Al preguntarle que Ie parecia la vida marital, el recien casado replic6: "Es fabulosa, pero no puedo r~mper un habito de mi mujer. Cada vez que Ie quiero haeer el amor, corre y se mete al asiento trasero del auto."