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Los años 1920 y 1930 trajeron otros desafíos al lector. La aceleración del
crecimiento urbano, la contabilización más pormenorizada del tiempo y la
profusión de las informaciones imponían una lectura más ágil e
individualizada que la oral. Así, la lectura silenciosa despunta como una
respuesta a los llamamientos de la nueva sociedad moderna. De acuerdo con
William Gray, más que de un mero pasaje de la oralidad al silencio, la nueva
lectura permitía una relación diferente entre el lector y lo leído. La lectura
era, en aquel momento, concebida "como un medio de ampliar las
experiencias de niños y niñas, de estimular esos poderes mentales y de
ayudarlos a vivir una vida tan plena y tan rica cuanto sea posible".
Así tanto la lectura silenciosa como la oral podrían responder a los nuevos
objetivos del leer: no más interpretar, sino crear. Sin embargo, solamente la
lectura silenciosa permitiría alcanzarlos de manera más eficiente, decían los
educadores. La recuperación de los estudios sobre los movimientos oculares
sirvió para demostrar que el avance de la vista era más rápido que el de la
oralización de lo leído. Por tanto, el dominio de la lectura silenciosa
posibilitaría al individuo el acceso a un número mayor de informaciones,
contribuyendo a potenciar la ampliación de su experiencia individual.
En el caso del espacio, conviene destacar que escribir exige un lugar propio.
La escritura es una técnica violenta del cuerpo, de dominio del gesto, de
soledad, de cara a cara con uno mismo.
Así, más que la lectura, fue la escritura la que atendió a los principales
anhelos de la escolarización: conformación del cuerpo y disciplinamiento de
la mente del alumno. Si la lectura permitía el disfrute y el deleite y ofrecía al
lector la posibilidad de crear nuevos sentidos a lo leído, la escritura era
producida apenas por el arduo trabajo del cuerpo, en un gesto y en una
postura determinados, suponiendo el acoplamiento al código lingüístico.
Este libro reúne los resultados del Proyecto HISTELEA (Historia Social de la
Enseñanza de la Lectura y la Escritura en la Argentina), desarrollado por el
equipo de Historia Social de la Educación del Departamento de Educación de la
Universidad Nacional de Luján. A través de una serie de artículos de distintos
autores, se reconstruye el proceso de enseñanza de la lectura y la escritura en
Argentina desde la época colonial hasta los primeros gobiernos peronistas,
indagando en las polémicas sobre los contenidos y los métodos, las escenas de
lectura y de escritura predominantes, los libros de lectura de las distintas épocas
y el control de los gobiernos sobre la transmisión escolar de estas prácticas,
entre otros temas..
http://www.bnm.me.gov.ar/s/proyectos/hea_sitio/expos/libroslectura/home.htm
www.uned.es/manesvirtual/portalmanes.html.
www.inrp.fr/she/choppin_international_biblio.htm.