Está en la página 1de 2

Comunicación No Violenta 2: "Matar a la gente es demasiado superficial.

Por Tom Moon MFT.

La última vez que hablé acerca de las ideas básicas de la Comunicación


no Violenta (CNV), una forma de interacción desarrollada por el doctor
Marshall Rosenberg, que ofrece una alternativa a la competitiva,
enjuiciadora, y forma violenta de comunicación en la que la mayoría de
nosotros hemos socializado. Esta vez me gustaría hablar sobre cómo CNV
aborda la cuestión de expresar la ira.
Rosenberg reconoce que los miembros de grupos oprimidos a menudo se
sienten “incómodos cuando escuchan el término de comunicación ‘no
violenta’ o ‘compasionada’ porque a menudo se les ha instado a ahogar
su rabia, calmarse, y aceptar el statu quo. Se preocupan por los
enfoques que ven su ira como una cualidad indeseable que necesita ser
purgada.” Él responde que con CNV no se trata de ahogar nada, se trata
más bien de expresarnos de una manera más plena y profunda.
En su libro, Comunicación no Violenta: un Lenguaje de la Vida, nos
ofrece este sorprendente punto de vista: "Me gustaría sugerir que matar
a la gente es demasiado superficial. Asesinar, golpear, culpar, herir a
otros, ya sea física o mentalmente, son todas expresiones superficiales
de lo que está sucediendo con nosotros cuando estamos enfadados. Si
estamos realmente enojados, nos gustaría un modo mucho más eficaz para
expresarnos plenamente.”
La ira es, argumenta el autor, “resultado de vida alienada, de un
pensar provocativo de violencia. En el núcleo de toda ira se encuentra
una necesidad que no está siendo satisfecha.” El problema de sucumbir a
las tentaciones de la violencia, o la rabia justiciera, es que cuando
lo hacemos, desvía nuestra atención de nuestras necesidades no
satisfechas y nos enfocamos, en su lugar, en castigar a otras personas
por ser “malas”. Es por eso que la forma en que la mayoría de nosotros
expresamos ira es superficial: porque desvía nuestra atención lejos de
las necesidades y los sentimientos que la provocaron en primer lugar.
Tampoco es la rabia punitiva especialmente eficaz para persuadir a
otros a tomar en serio nuestras necesidades, porque “cuando nuestras
cabezas están llenas de juicios y análisis que otros son malos,
codiciosos, irresponsables, mentirosos, engañadores, contaminantes del
medio ambiente, valuadores de ganancias más que de la vida, o
comportándose en formas que no deberían, muy pocos de ellos se
interesarán en nuestras necesidades. Si queremos proteger el medio
ambiente, y nos dirigimos a un director ejecutivo con la actitud,
‘Sabe, usted es realmente un asesino del planeta, no tiene derecho a
abusar de la Tierra de esta manera’, hemos dañado gravemente nuestras
posibilidades de conseguir que nuestras necesidades sean satisfechas.
Es raro el ser humano que pueda mantener su atención en nuestras
necesidades, cuando ellas están siendo expresadas con imágenes de lo
que está equivocado.”
Entonces, ¿cómo podemos expresar nuestra ira en formas que tengan más
probabilidades de ser eficaces? Realmente sólo hay cuatro opciones
cuando oímos un mensaje negativo: 1) Podemos culparnos a nosotros
mismos, 2) Podemos culpar a otros, 3) Podemos iluminar con la luz de la
razón los sentimientos y necesidades propias, y darnos cuenta así de
cuales insatisfacciones están escondidas detrás de nuestra ira, 4)
Podemos iluminar con la luz de la razón sobre las necesidades y
sentimientos de los otros. Evidentemente, las dos últimas opciones son
las más probables que evoquen comprensión y cooperación. “En lugar de
dedicarnos ‘justa indignación’, recomiendo conectarnos enfáticamente
con nuestras propias necesidades o con las de los demás. Este proceso
puede tomar una práctica extendida, repetida una y otra vez, hasta que
reemplacemos conscientemente la frase ‘Estoy enojado porque ellos...’
con ‘Estoy enojado porque necesito...”
En la práctica, la expresión no violenta de la ira tiene cuatro
componentes. El primer paso es detenerse y no hacer nada, excepto
respirar. En lugar de culpar o castigar, nos quedamos tranquilos. Ser
no reactivos permite la claridad emocional para la segunda etapa, que
consiste en identificar el pensamiento crítico que está provocando
nuestra ira. En tercer lugar, a sabiendas de que todos los pensamientos
juiciosos son expresiones indirectas de necesidades insatisfechas,
internamente identificamos las necesidades y sentimientos detrás de
nuestros pensamientos. Sólo entonces abrimos nuestras bocas, y
expresamos nuestra rabia; la cual, afortunadamente para entonces, se
haya transformado en necesidades y sentimientos relacionados a esas
necesidades.
Como la idea central en el enfoque de la ira en la CNV es que toda ira
y violencia oculta necesidades no satisfechas, aprender a expresar la
ira de manera más eficaz implica estar cada vez más conscientes de
nuestros pensamientos habituales de culpar, y de nuestros juicios,
etiquetas, e ideas acerca de lo que la gente “debe” hacer y lo que “se
merecen.” Una forma de facilitar que cada vez estemos más conscientes
es hacer el siguiente ejercicio: escriba una lista de los juicios que
hace con más frecuencia al responder a este pie “No me gusta la gente
que son...” Después de colectar sus juicios negativos, revise la lista
de nuevo y pregúntese “¿Cuando hice ese juicio de una persona, que
necesito y no estoy recibiendo?” Practicar este ejercicio nos ayuda a
readiestrarnos a pensar en términos de nuestras necesidades no
satisfechas en lugar de en términos de enjuiciamientos de otros.
La CNV es una herramienta poderosa para mejorar las relaciones y
resolver los conflictos. Su aplicación más importante, sin embargo,
puede ser la forma en que nos tratamos a nosotros mismos, porque en la
medida en que somos internamente violentos hacia nosotros mismos,
estamos incapacitados en cuanto ser compasivos hacia los demás. Como la
CNV fomenta el conectarnos compasivamente con nosotros mismos será mi
tema la próxima vez.

Tom Moon MFT, sicoterapista de San Francisco.


http://www.tommoon.net
Traducido del Inglés al Español por Gladiolo.

También podría gustarte