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El Surrealismo y Su Compromiso en La Literatura
El Surrealismo y Su Compromiso en La Literatura
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Muchos están en desacuerdo con el condenar a Céline por fascista, ya que en su
alocución “Homenaje a Zola”, fustigó el fascismo, así como las sociedades burguesas
y marxistas.
Ver http://fr.wikipedia.org/wiki/Louis-Ferdinand_C%C3%A9line#cite_note-31
2
Ver François Richard, Les anarchistes de droite, Editions Que sais-je ? PUF, Paris,
1991, pp. 5-11.
3
Émile Zola, J’accuse, Editions Mille et une Nuits, 2003.
4
Ver Benoît Denis, Littérature et engagement, Éditions Seuil, Paris, 2000.
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se unió otro de suma importancia que impactaría en el devenir de
la literatura y en su rol en la sociedad: la Revolución Rusa de 1917,
que apenas consumada ocasionó una polémica alrededor de la
autonomía del Arte frente a la Revolución y se convirtió en la punta
de lanza del debate sobre el compromiso de la literatura para con
la política. Al igual de muchos otros campos, la literatura se
encontró arrastrada por los eventos políticos en un dilema
simbolizado por la dicotomía derecha/izquierda o compromiso/no
compromiso que generó la posición radical de los comunistas rusos
en esa época de transición hacia el socialismo. La Revolución Rusa
ejercía una cierta fascinación sobre los franceses que veían en ella
la continuación de la Revolución francesa de 1789 y equiparaban
las figuras de Lenin y Trotsky a Robespierre, Saint Just o Danton(5).
Lo anterior se debe a que Europa carecía de ideales: en el albor del
siglo veinte, países como Francia y Alemania enfrentaban una crisis
moral e intelectual, una desilusión sin precedentes frente a la
guerra sangrienta que se tradujo en la muerte de millones de
civiles, artistas... Por lo tanto, el fenómeno ruso resultó oportuno
para muchos al brindar la esperanza de un mundo sin clases y un
anhelo de libertad.
5
Ibid.
6
Ver Henri Béhar, Le surréalisme, Editions LFG, 1992.
2
provocaciones a la que había recurrido inicialmente a fin de atraer
la atención sobre su causa. Su incapacidad de instaurar un proyecto
revolucionario concreto lo llevó prontamente a la disolución.
El espíritu que reinaba en esos años de desengaño se caracterizaba
en los círculos artísticos e intelectuales por una tendencia al
Universalismo y al Internacionalismo. Un sentimiento de rebeldía
contra la sociedad burguesa y el racionalismo animaba a
numerosos grupos. Es en ese marco que los surrealistas, y
particularmente Breton, se interesaban por el Inconsciente, que iba
contra la razón y el espíritu cientista que tanto castraban la
creación artística. Breton fue notablemente influenciado por la
teoría de Freud sobre los sueños y el campo onírico devino en un
tema recurrente en las obras surrealistas.
Es conforme a este “Espíritu del tiempo” que, en su obra
“Manifiestos del surrealismo”( 7), Breton presenta a la literatura como
anti-institucional y anti-literaria. A pesar de su actitud
revolucionaria, pues los surrealistas hablaban de hacer “explotar la
escritura”, el surrealismo literario, en una primera etapa, no estaba
abierto a la dimensión política. Si bien los vanguardistas
consideraban que la literatura surrealista contenía en sí un grado
de “revolucionalidad”( 8), o sea, una cierta potencialidad
revolucionaria caracterizada por su ruptura con las formas
artísticas anteriores, no aceptaban que se transformara en una
literatura del compromiso. Paradójicamente, el concepto de
“revolucionalidad” inherente al surrealismo inducía al
establecimiento de un paralelismo entre la Revolución rusa y la
literatura surrealista. Ello dio paso a una segunda etapa que se
tradujo por el hecho que el movimiento surrealista tomara partido
por la Revolución y los comunistas en nombre de:
7
Ver André Breton, Manifestes du Surréalisme, Editions Folio, Paris, 1985.
8
En francés, “révolucionalité”
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la homología de estructura que une la posición de ruptura
estética del artista vanguardia con la del revolucionario en
política( 9).
9
Ver Benoît Denis, Littérature et engagement, op.cit.
10
Ver Léon Trotsky, La Révolution Permanente, Editions de Minuit, Paris, 1963.
4
“El partido no puede tener, en las cuestiones artísticas, un rol
dirigente como en la política: lo máximo que se le puede exigir
es seguir el desarrollo de las diferentes disciplinas artísticas,
velar por sus posibilidades de expresión, alentar a través de
su crítica las corrientes que le parecen ‘progresistas’ “. “El arte
debe forjar su propio camino. Sus métodos no son los métodos
del marxismo”( 11).
11
Ver Pierre Broué, Trotsky, Editions Fayard, 1988. En la misma obra puesta en
Internet, se puede leer esta declaración en la página 258.
12
Ibid., p.259.
13
Ver Les engagements d'Aragon. Itinéraires et Conta, Editions L’Harmattan, Paris,
2000.
5
generó en la primera parte del siglo veinte, Eluard se realizaba más
en su poesía cuando se hacía el portavoz de la mujer, objeto de
adoración entre los surrealistas( 14), y de la vida, cuyos horizontes le
eran revelados por la mujer(15).
A diferencia de Eluard, Aragon permanecerá, con todo su talento y
la admiración que suscitaba, una persona muy controvertida en
razón del papel de escribano del Partido comunista que asumió. Su
enfrentamiento con Breton no pudo tampoco llevarlo a zanjar la
cuestión del “sentido de la literatura” y a definir el grado de
compromiso al cual ésta podía acceder sin tener que sacrificar su
autonomía. Pero sí demostró que la poesía, como se expresó en la
literatura de resistencia con Eluard, Ponce y otros, podía
comprometerse.
El movimiento surrealista, cuya existencia fue amenazada cuando
estalló la segunda guerra mundial, desapareció oficialmente en los
años sesenta. Sin embargo, su influencia todavía se hace sentir en
el campo de las artes.
14
Ver por ejemplo, Louis Aragon, Les yeux d’Elsa, Editions Seghers, Paris, 1996.
15
Ver Paul Éluard, Poésies, Editions Hatier, 1996.