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Hin bya EL HOMBRE DE HOY Y LA CRisis DE LOS PRINCIPIOS - 1971 - ¢ busca contribuir a la meditacién que actualmente realizan muchos espiritus reflenivos so- bre el alcance det cambio espiritual de ta hora que vivimos. Es muy posible que la transfor- macién material se remonte 2 dos centurias atrés cuando surgen el motino de vapor y las primeras locomotoras. Pero un adelanto de este tipo con todos los desarrollos que en si tiene y que slo ahora esti dando sus grandes resultados. no conmovie cesde un principio el alma de la gente. Siguieron fos hombres pensando mss © menos tal como lo habian hecho hacia dos 0 tes sigios, al florecer ef humanismo renacentista. : Entences si se forjé una nueva concepcién del mundo y surgié un hombre aucve que kit €6 a todas las situaciones de su vida. No es posible repetir shore to que fue y ha sido este hunanismo como explicacién del hombre de la edad modema. Aqui sélo daremos unos cuantos visizz0s sobre los principios en que se movia para confrontartos con los que aparecen reemplaz.indolos en Jos dfas mismos que vivimos. Ea loy dltimoy cuatro apartes sobre Ia institucidn, el heroismo, la tradiciém yf trascendencia que ef humanismo parece haber dejado sobrevivir de épocas anteriores, 1 también la manera como van siendo sustituidos Todo este pequerio ensayo de aproximacién a un tema vasto y complejo, quizs no obedeze: 8 ofa idea que la del hombre mismo en tome de la cual gira, quiera que no, Ia filosoft contempordnea. Sin duda alguna, ¢sia idea ha sustituido al tema de Divs, centro de los problemas filoséficos desde Platon, o mis propiamente. desde Aristoteles, Pero quizas la filosofia actual, en el fondo. no quiere cor. esto estar de espaldas a Dios. “Tal vez ocurra que Dios se ha hecho tan complejo y abstruse que se deja intocado mientras se H) plantean o se resuelven con mejores riesgos de acertar, otros problemas mas inmediatos. Quizds j el hombre actual se comporta ante Dios, como el millonario ea quiebra que se decide 4 vivir liquidando pequefias propiedades, mientras Mega la hora angustiosa de sacar a vender su bien ds preciado. Pero hay que decit también que el Dios complejo y abstracto de que hablo, mis loes paral pensamiento actual, ya que queda siempre abierto par: ¢] comportamiento religioso. I Es sin duda exacto que la creciente toma de conciencta de multiiug de scies humanes na i obligado al pensamiento y 2 la praxis occidentales a dar preferencia sl problema del hombre H Esio expl ca muchas de jas mutaciones de principios que verenos a continuacién, No sibemos t ciertamente si siempre han de see justificadas. Acaso cl que lay devtaguemos con ciertit tudes sirva & una estructuraciGn ética de algo que hasta ahora apenas empieza a mirurse come un auténtico problema, y no como una simple falta moral, concebida silo para ser condenad Es su totalidad, los principios de que nos ocuparemos a continuaciéa son contemplados en su aspscto ético. Pero son descrites antes que sometidos a juicia eritico. O al menos, no de manera sistemitica. En la mayoria de los casos, al delatar la transformacién que han sufride algunos de los principios aqui contemplados. sélo concluimes con un interrogante sobre el futuro, futuro que no se sabe si seré un 2bismo para sucumbir 0 una c'ma desde donde se note mejor el pasado. RINCIPIO DE NATURALEZA. ‘Tan pronto aludimos al concepto de humanisme, nos acaba la esperanza de poderlo co prender nigjor si lo oponemeos al concepto de naturaleza. Y asi en realidad ha ocurrido en las reflexiones de grandes pensadores que han abocado el tema La situacién parece ser hoy totalmente distinta, Quizs no tanto porque hayamos acercado el hombre a la naturaleza, cuando porque el concepto de naturzleza se nos ha tornado, 0 bien mds oscuro, 0 bien més rico en posibilidades. i i 144 it Ya para nosotros no ¢s tan facil como para lo que ha sido tradicién occidental, saber ‘exactamente qué es lo natural. ;Serd lo natural que el acto erstico slo tenga por fin el engendrar? {Seré lo natural que en la convivencis humana cada cual diga lo que piense? En el concepto tradicional del humanismo encontramos una nota que dice relacién al hombre con la naturaleza, pero slo en cuanto ésta es racional y se capta racionalmente. El hombre es asi el que sabe decir de-la naturaleza lo que es, su esencia y consistencia. Se postula un paralelismo entre nuestra potencialidad de razén y la racionalidad objetiva de aquellos mismo a que la razén se aplica, es decir, a ta naturaleza. En otras palabras, confiamos en que las categorias de nuestro conocimiento se correspondan con las categorias de la realidad. Empero, hoy vemos ¢jércitos humanos distanciarse de esta conducta, aceptar muy serenamente que el mundo, la sociedad y el hombre son irracionates, quiz4s captables por el sentimiento, tal vez. accesible al coraz6n y no a la raz6n. La visién humanista nos ilusionaba con la idea de que el hombre seria al cabo mas recto, mis ordenado por normas que por deseos y apetitos, bien fucran estas normnas auténomas, 0 heterdnomas. Pero hoy asistimos a una progresiva tendencia a actuar esponténeamente, sin diques ni controles, con la esperanza de que de tal espontancidad surja, no el caos, sino otro orden distinto al hasta ahora conocido. EL PRINCIPIO DEL CONOCIMIENTO Aunque cn el portico de la tradicién humanista esté ta famosa frase de que nada de lo humano debe sernos despreciable 0 ajeno, sin embargo el viejo humanismo mantenta su pudor. Como para el dios de Aristételes, también para el humanismo habia cosas que era mejor no conocer. Hoy. en cambio, el campo det conocimiento se ha ampliado desmesuradamente, no tanto porque hayamos descubierto zonas antes incégnitas, sino porque el apetito y la curiosidad intelectuales han ido hasta los mis insospechados terrenos. Y no solamente came in caher cientifico (pues en este sentido nunca el aludido pudor existis). sino como saber popular. nuestros dias todo se divulga: y se han creado métodos de una increible eficacia para la divulgacién de los conocimientos.. Baste citar la inmensa literatura seriamente escrita, pero con destino popular sobre todo la comarca del erotismo. La Iglesia Catolica se ha aproximado aeste apetito de conocimiento con cuyo reconocimiento precisamos inicia Aristételes su Mesafisica. 2 eliminar el Indice de libros probibidos y dejar al recto criterio de sus fieles el decidir qué les hace dai y qué los beneficia. Mas es curioso comprobar que al tiempo mismo que se acrece el apetito de conocimiento, Este mismo nos muestra sus propios limites. Kant, siguiendo a Hume, dio el primer paso en esta limitacidn hasta llegar 2 los dias que vivimos en que la metafisica se declara en crisis, la razén se muestra impotente y todo nuestro saber es conscientemente admitido como un saber de recortado horizonte y de timido vuelo de avutarda. Nunca hasta ahora hubo a un tiempo la coincidencia de los fil6sofos y los cientiticos. Y si éstos dicen con Bertrand Russell que si “con la ciencia sabemos muy poco, con Ia filosofia no sabemos nada”, la sistemitica aseveracién de esta tesis La encontramos en todo el relativisme y ef historicisme, Tal ver la superacién de la metafisica que ambiciona Heidegger nos alumbre nuevas realidades, EL PRINCIPIO DE LO SAGRADO En la palabra sagrado va la significacién de to separado. 1o que fo del comin De este sentido participan los vocablos secreto, sacerdote y obviamente la secreta de la liturgia que ¢s la separacidn de las especies que han de ser consagradas El humanismo clisico, si bien afirmé al hombre frente al misterio y lo trascendente, en muchos-casos sin negarlo, en otros. 10s menos. con expreso repudio, Jo sagrado era lo selecto mismo que la cultura humanistica deparaba. El humanista era un clegide y las letras clisicas daban nobleza a quien las conquistaba, asi hubjera nacido plebeyo. Hoy el humanismo es una bandera de los dirigentes de masas. pues éstos buscan que Io selecto y escogido de la actividad humana Hlegue a todo hombre y a todos se divulgue. Aun aceptando que la riqueza siga mal distribuida, muchos lideres populares no admitirian hoy que la inteligencia y el arte quedaran reeluidos solamente en las bien abastecidas mansiones de la burguesia. que tal vez no cntienda de otra cosa que del aprovechamiento econdmico, Voltaire, el ultimo representante de fa vieja nobleza europea, pensaba seriamente que el gran arte y las letras clisicas no se compaginahan ¢ integraban en forma auténtica, sino en un hombre que mantuviera un espléndido vivir y una fortuna bien cimentada. Hoy. los hippies y muchos grupos afines han refutale con mAs conciencia que nunca este concepto y pretenden ser portadores de una vida cultural elevada. adn en medio de la mayor limitacién de bienes materiales, EL PRINCIPIO DE LA AUTORIDAD No precisamente que el viejo humanismo instaurara el principio de la autoridad o se hiciera su primer defensor. Pero en realidad y como hecho histérico. ¢] humanismo nacié en ur ambiente ten el cual la autoridad era omnipresente. Por esto par los epigonos de] humanismo, la autoridad de los clisicos estaba tan inconmoviblemente fundada que en muchas ocasiones, como lo proclama Boileau, les eximia de pensar por su propia cuenta y bastaba cenirse a To que tos maestros habian pensado y expresado. Hoy toda autoridad ha tenido que reajustar sus posiciones en la sociedad y en fa cultura, El disentimiento de los llamados a obedecer es el primer derecho de los tiempos modernos, tan sagrado como aquellos que proclamé la gran Revolucién. Esto no significa, sin embargo, que se quiera implantar la anarquia. Sino que ya no existe el mandato imperial y la obediencia ciega. Se quiere tomar conciencia de lo que se hace a nombre del imperativo que se promulga. No obedecer hoy no es precisamente sublevarse. sino querer dialogar. Es preciso recordar que obedecer tiene justamente su origen en ofr. audire. El que apenas oye asume una actitud pasiva; cl ofdo es uno de los sentides mas receptores que poseemos. Por eso no querer obedecer es, en este sentido, no querer simplemente oir porque se aspira a la réplica, y con ella al didlogo. Mucha parte de la rebelién estudiantil ragica en que los mayores no quieran reconocer este hecho, y casi también en que no reconozcan que tos otros principios que he cnunciado, han modificado su substancia, EL PRINCIPIO DEL PUDOR El pudor acompafiaba a menudo a.un sano humanismo. No fueron precisamente los paladines del humanismo los que también representaran el arte obsceno o la pomografia. De la novela clasica Dafnis y Cloe hay dos traducciones espafotas: una del humanista don Juan Valera y otra de la escritora Carmen de Burgos. Pucs ptidicamente Ia tredujo el primero, por lo que resulté en un sentido una traduccisin libre, y literalmente 1a tradujo la segunda, por lo que resulté también, pero en otro sentido, una traduccién igualmente libre, como entonces se anot6. Hoy, con excepcién de aberraciones que creo no prosperarin, se han reducido las zonas del pudor en forma impresionante para nuestros hibitos de hace pocos decenios. Pero no es porque se haya querido desconocer Ia intimidad de todo verdadero y grande amor, sino porque en concepto de unos, es necesario quitar de la mente del hombre actual todas aquellas esociaciones libidinosas que solfan acompafiar a la visién de ciertas pastes del cuerpo humano. Se busca asf, repudiar el tabi, descorrer el mito y exponer a fa ley de los sentidos lo que una magia centenaria habia mantenido oculto. Otros como Herbert Marcuse, piensan que es posible producir un mundo plenamente erotizado sin que ello signifique que se encuentre dominado por el sexo. La razén se hace sensual, y se reemplaza el principio de ta represién por el principio del placer. “La

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