Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1973 Y 1986;
CONSECUENCIAS, LECCIONES Y
PERSPECTIVAS
DOCUMENTOS
INVIERNO 2002
1
2
“Podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni
tenemos derecho a ello de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de
piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que
destruya en dos o tres días el andamiaje represivo (…); será una lucha larga, cruenta”
Ché, “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental”
INTRODUCCION
Se ha transformado en un lugar común asegurar que el movimiento popular de
nuestro país ha sufrido una sola y única derrota. Lo observamos y vemos en los
discursos y escritos de militantes y ex militantes de izquierda, en los análisis y
discusiones en diversas instancias, inclusive lo pudimos constatar en la reciente
Escuela de Verano de los compañeros de los Colectivos de Trabajadores (CCTT).
Un enunciado del documento de los CCTT, “Hacia una Plataforma de Lucha por
los Derechos Generales de los Trabajadores”, nos permite dar inicio a nuestra
discusión: “Hay toda una generación que está entrampada en las derrotas de la
izquierda”. Consideramos que, apuntando en una dirección correcta, el fondo de esta
cita es aún insuficiente. Se habla de una generación, ¿no podrían ser tres; ¿qué
estrategias de Izquierda fueron derrotadas?; ¿a qué izquierda nos referimos?, etc.
Sin embargo, es un adecuado punto de partida.
Lo que nos interesa demostrar no es la existencia en sí de dos derrotas,
infligidas en el espacio de dos décadas por las clases dominantes al Movimiento
Popular Chileno, las cuales son más que evidentes. Más bien, aspiramos a lograr
explicar sus causas, las lecciones que nos dejan y las perspectivas que ellas abrieron
en el enfrentamiento de clases. A este respecto, nos parece que de tales desastres
no han sido extraídas todas sus consecuencias y determinantes para las luchas
populares del presente. Sí lo intentamos ahora, es con el fin de aportar al avance por
la senda de la Revolución en Chile, sin pretender dar por finiquitadas todas las
implicancias del fenómeno, las que surgirán de un análisis y una discusión lo más
amplias posibles.
2
3
3
4
4
5
5
6
6
7
7
8
8
9
9
10
10
11
11
12
12
13
13
14
14
15
15
16
16
17
necesario negociar con ellos. La reemergencia del reformismo era un factor nuevo
dentro del período de ascenso de las luchas populares reseñado, que dificultó el
proceso de acumulación de fuerza revolucionaria, provocando, inevitablemente
dentro de los marcos de la lucha común contra la dictadura, la intensificación de las
divergencias políticas e ideológicas. Como era natural, esta situación obligó a los
revolucionarios a readecuar su política de alianzas dentro de la izquierda.
Pero la reagrupación de los revolucionarios no fructificó. Sus principales
representantes, el FPMR y el MIR, atravesaron por situaciones de crisis internas que,
hasta hoy, no logran superar y que imposibilitaron la unidad. Y creemos que un
factor clave, en vistas a evitar el desplome de las posiciones revolucionarias en el
seno del movimiento popular, hubiese sido la convergencia entre esos
destacamentos, a los que se hubiesen sumado los otros grupos existentes entonces,
como el MAPU-L, los PS Salvador Allende, Dirección Colectiva y Unitario. No se
generó el dique que evitara el desbande popular hacia las posturas de los sectores
reformistas, que estaban por la “Salida Política” al régimen, y no se conformó la
alternativa que hubiera liderado una lucha más ofensiva y por el socialismo. El
movimiento popular fue conducido dócilmente hacia el recambio pacífico, político, de
la dictadura y se le engrilló a las vicisitudes de la “Transición”, en que la pelea se da
por arriba, entre los componentes del nuevo Bloque Político en el poder.
17
18
más agudas, siendo sus consecuencias sociales más desastrosas. No obstante ello,
se debe entender que estas crisis no significan perjuicios para la gran burguesía, la
más relacionada con el capital transnacional, puesto que los sacrificios que ellas
generen se descargarán sobre el resto de las clases y capas de la formación;
4) Se produjeron en la dictadura importantes cambios en las clases y capas
populares, en concordancia con las transformaciones económicas. Al desarrollo
progresivo del área productiva más dinámica (primario exportadora) y del sector
terciario no productivo, le acompaña la reducción de las ramas industriales
tradicionales. Al mismo tiempo, el Estado, con la salvedad planteada en el punto 2
supra, dejó de tener el fundamental papel directo en la producción como era hasta el
“73 y la economía se ha privatizado. Así: a) en general, la clase obrera ocupada y el
movimiento sindical han reducido su tamaño; b) al existir una alta tasa de
desocupación permanente, limita la capacidad de defensa de sus intereses; c) una
amplia faja de trabajadores fue desplazado del sector público; d) las ramas
productivas tradicionales, donde el movimiento sindical desarrolló históricamente sus
luchas (excepción hecha en la gran minería del cobre), ha perdido su anterior peso
estratégico; e) los sectores productivos ligados a lo primario exportador absorben
poca mano de obra estable y muchos tienen carácter estacional, están dispersos
geográficamente y en ellos el movimiento obrero es nuevo, sin una historia de lucha,
carecen de organización o ésta es muy débil; f) la organización y condiciones
laborales en el sector terciario tienen las mismas características anteriores; g) en su
conjunto, el movimiento de los trabajadores tiene las restricciones y limitaciones
impuestas por las leyes laborales dictatoriales, con arreglos cosméticos recientes que
no cambian su esencia, que restringen al mínimo sus posibilidades de presión legal;
las industrias y organizaciones interunidades productivas han dejado de ser espacios
eficaces de lucha; h) a todo lo anterior cabe agregar la ruptura de la unidad sindical
(CUT) que, aparte de su burocracia intrínseca, se transformó en caja de resonancia
de las posturas continuistas de los que integran la Concertación y el gobierno;
además, observamos la tendencia a consolidarse de los grupos sindicales ideológicos
que dividen al movimiento obrero;
5) El decrecimiento relativo de la clase obrera ocupada se acompaña del aumento
de sectores urbanos “marginales” (aparentemente renovados, con ausencia de las
anteriormente conocidas “callampas”), que agrupan a desocupados y al sector
„informal‟ de la economía (que expresa a la desocupación disfrazada de los sectores
proletarios). Esta masa marginal se caracteriza por su atomización organizativa, débil
capacidad de presión económica, insidioso incremento del lumpen y de la droga, en
donde el barrio es el espacio de agrupación y de expresión populares;
6) En el campo las transformaciones han sido igualmente profundas: a) los
obreros agrícolas permanentes han disminuido enormemente, debilitándose su
organización sindical y su capacidad de presión; b) en cambio, han aumentado
grandemente los sectores subproletarios que están formados por desocupados,
trabajadores temporales, minifundistas que deben salir a buscar trabajo, etc.; esto
ha generado un nuevo fenómeno en el campo: el surgimiento de poblados rurales
donde se concentra esta masa marginal del agro y que plantea el problema de
nuevas formas de organización; c) también, observamos el fenómeno de la
„campesinización‟ de un sector de trabajadores que, mediante la Reforma Agraria,
accedieron a la tierra y que vinieron a sumarse al campesinado tradicional de las
áreas de pequeña propiedad y al campesinado mapuche. En general, el campesinado
quedó más desprotegido, sin asistencia técnica y crediticia, las cooperativas casi
desaparecieron y los campesinos constituyen un sector sin ningún peso estratégico
en la economía nacional;
7) La modernización y la institucionalización del nuevo Estado de seguridad
nacional logró fundar un nuevo sistema de dominación burgués, diametralmente
distinto al que imperó en las décadas anteriores. En este sistema se atomiza la
organización y se segmentan las demandas sociales, limitando el importante peso
que tenían los partidos políticos como mediadores entre las fuerzas sociales y el
Estado. Se trata de restringir la participación ciudadana, muy mediatizada y
circunscrita, al ámbito local, fragmentando los movimientos sociales nacionales;
ahora es el congreso y la actividad política cupular (de acuerdos) los que deciden por
las grandes mayorías, ya no son las masas y sus partidos de vanguardia los que
luchan e intentan imponer sus intereses. Bajo la anterior forma de dominación
burguesa (ámbitos económicos, político-institucional, político-social, espacios legales
de organización y presión social, etc.), el movimiento popular pudo llevar a cabo un
proceso más o menos gradual de acumulación de fuerza y pudo construir posiciones
de defensa institucionales estables. Hoy en día, luego de la institucionalización del
18
19
19
20
20