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Reflexión
Reflexión
Hágase tu voluntad: Nos hace cercanos a Dios, para hablarle con confianza a nuestro Padre.
Cumplir su voluntad, aceptarla con humildad y verdadero amor. ¿Cómo hablo con Dios?
En la tierra: Nuestro Redentor nos enseñó un nuevo mandamiento, que “nos amenos unos a
otros como Él nos amó”. ¿Soy capaz de amar al hermano? En la tierra donde encontramos,
guerra, odio, omisión, Internet, libertinaje, familias disfuncionales, redes y pornografia, tantas
carencias de amar.
Como en el cielo: Alabar al Señor con toda el alma, la mente y el corazón, reconocerlo en toda
su creación. Agradecer su mirada amorosa providente y protectora. ¿Vivir como si ya
estuviéramos en el cielo? El cielo donde ÉL y sus huestes celestiales habitan.
REFLEXIÓN
En la oración empieza hacer la voluntad del Padre, acá en la tierra y en el cielo. Cuando procuramos
el bien, con la conciencia coherente de pensar, decir y hacer. En cada ámbito de la cotidianidad
humana. Al recibir el bautismo también nos llenamos del Espíritu Santo, que nos inspira, nos da la
salud de alma y cuerpo.
Vivir la vida haciendo la voluntad de Dios es la preparación tuya y mia con la esperanza de vivir en el
cielo eternamente.
¿Soy consciente de hacer la voluntad de Dios?
¿Me dejó llevar por el apetito mal sano?
¿Quién es mi juez, Dios, los demás o yo mismo?