Está en la página 1de 10

Amar

como un
Gato
De forma libre y
sin apegos
, quien se esconde cuando lo buscas y que se
entrega cuando lo ignoras.
Te enseña, te cambia y te transforma,
te acompaña sin
invadir y le
acompañas dejándolo
se
y como un felino por las noches,
juega y conquista, sale a la guerra.
Y sin embargo, es capaz de
transformar una casa vacía en un
hogar.
Ambos están
conectados
pero son libres,
sin cadenas e
imposiciones;
y desde su libertad te eligen
como tú también aprendes a
elegirlo.
Con un lenguaje tan sutil que, con
suma gracia y con suma belleza,
juguetea con tu cuerpo; cabellos,
dedos, brazos y piernas, ahí están
presentes son suaves marcas y
caricias.
Si, me queda claro que el amor es
como un gato
que al mostrarse cómodo y
relajado ofrece la barriga, muestra
la confianza y con las garras listas
por si te pasas, demostrando así un
gran amor propio.
Y aunque su lenguaje
pueda no incluir
palabras.
que bonito es cuando nos
ronronea sobre los oídos
o nos habla con la
mirada,
demostrando que aunque sea
efímero el momento, nos
atrapa y nos envuelve dentro
del infinito de un instante.
Coqueto y galante, sin perder su
gracia y elegancia, ignorándote pero
queriéndote con toda su belleza sin
vanidad, con su fuerza sin
insolencia, con su coraje sin
ferocidad. Inteligentes, pero más lo
soy yo al quererlo como él me
quiere a mi.
Y, ¿cómo no querer
a un gato?
Si no hay otra criatura más
astuta que sabe que las cosas
son como son;
sin pretensiones y sin tapujos, honestos, dándote
su amistad sin ser nosotros dueños de ellos sino
acompañantes, perfectos compañeros
independientes.
Aprendo a
querer,
entonces, como se quiere a los
gatos; de forma profunda y
perfecta, humilde y recíproca,
aceptando que ni él me
pertenece ni yo le pertenezco,
sin embargo nos tenemos a los
dos. Y me acerco cuando él se
acerca, pero no tanto para
invadir su espacio ni tan lejos
para que no sienta mi ausencia.

También podría gustarte