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Cinco sentidos

Pero no sensibles
Cinco sentidos de compañía y bienestar
Que se pueden interpretar
como la plenitud del círculo
En el que realmente quiero pertenecer.
ÁNIMO
Á nimo
Suelo deformar su mirada como la de un cachorro inquieto y vacilón, pero ácido y audaz como una
pantera. Puedo escuchar diversas personas que comentan que mi Ánimo es árido y frío, y es tan
curioso recibirlo, porque recuerdo cómo sonríe dulcemente siempre que sale a la luz y expresa cada
cosa que sabe, con una mirada fija en tus ojos que te compenetra detenidamente hablando de
ciencia. Con esa forma tan fugaz y particular, toma papel y elementos varios para mostrarte
minuciosamente lo que en algún momento le llamó la atención e intensificó ese candente buen
humor. Se le da bien darte un revés en los pómulos, porque te sorprende que con esa energía y
perspicacia a mostrarse tan abierto y divertido, pueda sentirse solo y abrumado por el sentido de la
vida. Como con su actitud fuerte y merecedora de afecto, a veces lo anhele tanto como crías de
ovejas en la llovizna. Conocí que adora los abrazos, aunque no da hace tiempo uno profundo, y
tampoco lo recibe. Amante del afecto, pero aún más del juego y la elocuencia, que a veces deforma
la primera idea y termina siendo más sencillo quedarse en la comodidad de la plasmada ironía. Mas
honra el cariño, y ganarte el suyo es tedioso, porque agradarle a Ánimo es igual a mantenerlo en
esa estabilidad mental con la que le gusta vivir o, con mucho esfuerzo, conseguir una elevación hacia
los estímulos que lo hagan mucho más entusiasta. Amar le es difícil, pero nunca lo fue ayudar. Es el
único aspecto de mi mano que sería capaz de dar su vida por personas que probablemente no darían
ni un centavo por la suya. Pero lo ves quieto, y está decidido. Está decidido del pudor que le genera
la crueldad humana y que, detrás de esa risa y ese cabello que cae por encima de su ojo tras una
burla hacia los desastres gubernamentales, no revela la sensibilidad de su alma que lo lleva a actuar
de forma tan compasiva. Se demuestra tan indolente a todo tipo de crítica, aprobación o al futuro,
que siempre que me ahogo dentro de un vaso intento comprender esa idea tan neutral que lo lleva
constantemente a sonreír. Decido rendirme, porque nunca voy a poder alcanzar ese rasgo que a
Ánimo lo hace tan especial. Por eso siempre admiré su manera de mirar las cosas y, en algunas
ocasiones, hasta dudé de su afecto hacia mí por esa mágica manera de mostrarse indiferente
cuando necesita defender su propio corazón. Mas nunca dudé de su compañía, y de la fuerza que
ejerce en mi palma cuando doy un grito sordo de ayuda.

Es la parte de mí que sale un poco de lo poético y a la que le gustan los videojuegos y las
computadoras. Entiende bastante el inglés y tiene dotes de infantilidad que se siente libre de
demostrarlos y exponerlos. Usualmente me ahorro de recordarle lo mucho que aprecio su compañía
y lo que realmente significa su presencia para mi crecimiento personal, lo mucho que me marcaron
sus acciones a lo largo de los años y la importancia que le doy al hacerme sentir un sentimiento de
recoveco con alguien que su lenguaje de cariño nunca fue el verbal. Pero algo así, a Ánimo le resulta
chistoso, aunque no menos importante. Pero es aún más divertido y pasional hablar con un poco de
idiotez en el tono de voz y jugar con los momentos que no puedo hacer con otras personas grises.
Es bueno en los chistes. Varias veces se ríe conmigo y muchas otras se ríe de mí. Y aun así noto que
intenta mantenerse a raya para no hacerme sentir mal. Sin dejar de ser tan diferentes, de todas
formas, entiende mis inseguridades en gran hechura que nunca creí que podría proyectarlas. Es
esencial en una ronda y su ausencia se nota con cada paso del día, su humor y su manera de no
demostrarse transitorio ante ninguna circunstancia. Tiene un lenguaje corporal y verbal que se me
es tan difícil de entender, que incluso me resulta armónico: suelo pasar largos minutos tratando de
descifrar si me está expresando tristeza, indiferencia, o aburrimiento. También me cuesta apreciar
si realmente siente la comodidad de posar su cabeza en mi hombro y llorar por la agonía con la que
carga en el pecho. Pero nunca me permití dudar de su ladrido disfrazado en risa, y ese juego
constante que me da una caricia y me permite ver la entrada del bienestar y la compañía. Porque
se muestra vacilón hasta que tiene que sacar las garras, y es ahí donde te sentís adentro de la
manada que te puede otorgar su particular estado de ánimo.
BRILLO
B rillo
Cuando pienso en ella se me viene a la mente luminosidad. No de la que quema, sino la que te
calienta ligeramente la piel cuando te exponés al sol de cada mañana, con placer y paz mental que
solo un golpe abrupto de frío podría romperte. Pero el brillo te sigue cuidando, porque teme tanto
que intenta quedarse cubriendo tus extremidades para que ese miedo no te inunde la consciencia
a vos. Te estalla en la cara de forma impactante al ver el contraste de la simpleza de su apariencia
con la profundidad de su corazón, y te llega a sorprender con la dulzura de sus palabras cuando te
puede decir con toda su seguridad que no es buena para eso. Tiene una sonrisa que me hace
recordar al relincho de un pony. Tan satisfactorio y divertido como observarlo en primer plano en
una granja. El ruido también me recuerda al aleteaje de los gorriones, que te quedás fijamente
observando esa acción tan cutre, pero con un detenimiento que difícilmente puedas explicar el por
qué. Ilumina el papel e ilumina el camino, pues se sienta a dibujar trazos sin forma ni objetivo y
consigue una figura a la que bautiza desde su propia imaginación. Es tan pero tan vislumbrante, que
hasta cree que es oscura y fúnebre muchas veces. Se analiza, y se ve incapaz de conseguir algo
creativo en el mismo instante que examina la sintonía y el majestuoso orden de una planta. Pero no
me parece tan complejo de comprender: tiene una luz que tanto te transciende hasta tus propios
sentimientos y corazón, que es normal que muchas veces se agote para alimentar al propio sol.
Como si fuese un alter ego, divisa las circunstancias ambiciosas de la vida que busca apoderarse de
cada uno de nosotros, y se les ríe en la cara. Con esa risa de pony. Suelta carcajadas tan incoherentes
para la incoherencia del mundo que te exige sangre y sudor por acciones donde debería predominar
el placer y el amor. Brillo mira esa tenebrosa luz negra, y es capaz de trascenderla para buscar la
paz en su interior, y trasmitírtela a vos con ese don infalible de paciencia. Jamás va a dejar de ser
tan neurótica y psicótica. La palabra llena del significado de locura y de una idea deformada. Porque
no tiene estructuras y cuando las pone las rompe, porque sus actos no consiguen ser tan simples
como ella los visualiza; porque transforma una meta banal en algo divertido y rebuscado, que lleve
a su propia frustración y así y todo, sonría. Con esa risa de pony. Curiosamente infantil e imaginativa,
tanto que un escarabajo viscoso y repugnante, puede transformarse en un sugestivo recuerdo
rosado. Pone sus manos en el asco para convertirlo en alegría o, al menos en su mente, en
distracción. Mas no necesita ocupar esa ideología todo el día, porque con disfrutar de una buena
canción acompañada de una rica salsa roja, puede llenar un vacío tan profundo de pérdida o
abandono. Tiene un lunar tan llamativo, que pareciera que sonríe al compás de su forma ovalada.
Su pómulo está en la perfecta forma cada vez que se eleva y lo hace destacar aún más, y cuando
desciende, se nota su nerviosismo en sus manos, expresiones y pies, buscando la razón de por qué
ocurrió tal tristeza ajena, pero sin encontrar salida ante aquella somnolencia tan rebuscada. Decide
sentarse, amenizada, recubriendo sus rodillas con sus brazos y hacerle un bonito favor al piso de
tener su compañía. Mira mucho su entorno y le encanta escuchar lo que cualquiera puede tener
para decir, e incluso, no le molesta ni un poco olvidarlo o admitir que se equivoca. Porque es tan
inteligente y brillante, que no necesita ni un poco fanfarronear acerca de lo ignorantes que somos
cada uno de los que pisamos este planeta. Podrían serlo tranquilamente lo de los demás también,
pero es algo que tampoco podemos asegurar por nuestro desconocimiento, ¿Mencioné que le
atemoriza el espacio y por eso puedo relacionar su intelecto con las galaxias?

Verla bailar es como una obra de arte. Todo lo contrario a algo estético: realiza movimientos sin
sentido uno con los otros y mueve las piernas sin respetar ningún tipo de ritmo. Dice que le disgusta
hacerlo, pero te contenés la risa cuando la ves repitiendo el mismo patrón de danza una y otra vez
cuando pasean por algún lugar, sin poder permitirse estarse quieta. Pero mirarla cerrar los ojos y
golpear su dedo contra la mesa al compás de una canción, si me atrevería a decir que es algo
trascendental. La contemplás entonando, navegando entre las melodías y las notas de un oído que
tranquilamente podría ser erudito. Pero no le interesa. Porque prefiere divagar entre las olas y sentir
el agua salada de la pequeña isla que le genera felicidad, antes que adentrarse en el triángulo de las
bermudas llena de veleros para conseguir el cofre del tesoro. Porque brilla y entendió todo desde
que redució sus expectativas y, así y todo, sonríe. Con esa risa de pony.

Podría asegurar, de una vez, que es lo que considero que a Brillo le da ese resplandor tan
característico, y es apagarse de vez en cuando. Es darse cuenta que para desplegar esplendor,
también hace falta amigarse muchísimo con la oscuridad, a la que nunca le temió. Le recorren por
las venas tantas paranoias respecto a las personas, que en reiteradas ocasiones pensó que no lo
podría volver a recobrar. Las voces de la gente que te llena de incertidumbre y confusiones,
construyéndote un nudo en la garganta en donde te dé hasta miedo decir apenas una palabra. Se
apagó tanto, tanto, tanto, que se deja acompañar de sus debilidades para así, estrellar la ventana

con el reflejo de su destello. Y a mí, una simple chica insulsa, me llena de emociones invisibles a los
ojos.
EMOCIÓN
E moción
Una simpleza magnífica que rompe las paredes con la delicadeza de su anular. También, un volcán
que estalla en sentimiento que pocos tienen la oportunidad de verlo en erupción. Capaz de
mantener la calma y la perseverancia, que hasta sus propias lágrimas te trasmiten gratitud y
bienestar. Cuando la conocí, la vi tranquila y relajada. Se mostraba con una serenidad interna y
externa que parecía que nadie pudiese arrebatársela. Cuidaba sus palabras de una forma tal dulce
que incluso hasta sus chistes resultaban ubicados con la situación. En sí mismo, cuando el tiempo
pasó y conocí más sus rarezas, la aprecié tan neurótica y desequilibrada que me sorprendió hasta al
corazón: apreciar las tantísimas cosas que tenía para aportarle al mundo después de solo haber
mirado delante de la cortina de aquella chica introvertida que el resto reside. Muchas veces
quisieron definirla detrás de su bondad, de sus cachetes, y ahora, probablemente del filo de sus
tijeras. Pero nunca voy a parar de apreciar cuando me hizo conocer el ritmo de las olas, cuando la
vi desesperada por su situación en casa, cuando no podía tolerar quedarse esperando cuando me
tuvieron que llevar al hospital, cuando pasó probablemente horas escribiéndome esas largas cartas
donde tanto le cuesta expresarse y tanto amor me da. Todas situaciones, una tras otra, en la que se
sacó abruptamente su camuflaje y explotó de Emoción. Tiene un corazón tan puro que cuando le
ponen un dedo encima me hiervo en rabia, porque ella es mi docente a lo que es el entendimiento.
Con ella pude ver más allá de los ojos de alguien por primera vez, e introducirme de forma lenta y
paulatina hacia el conjunto de sentimientos que una persona tan “pacífica” podía cargar. Así
comprender, de una vez, que su paz era tan psicótica cómo cualquier otro que lo mostraba desde el
primer día. Maneja la ironía de una forma tan sublime que hasta te causa gracia que pueda estar
hablando en serio, e incluso, me enoja ver que usualmente no tiene la manera de darse cuenta que
está imponiendo un respeto formidable. Se ve a ella misma pequeña y sumisa, sin enterarse que
transporta una honestidad fría y punzante que provoca tantas vueltas a la realidad como te puedas
imaginar. Mueve ese sarcasmo a su propio eje, y lo convierte en la herramienta necesaria para
hacerse valer y demostrar que su tranquilidad no es más que una imagen que le colocaron para
sentirse mejor que ellas. Pero nada puede superar a Emoción: es la propia causa del entusiasmo y
la motivación, y también de la relajación y el goce. Porque siempre que intentaron pasarles por
encima, acumuló todo el fuego que tenía que acumular antes de estallar en una nube de ira, debido
a su completa paciencia y sentido de la bondad. A parte de ser tenaz, es dulce. Dulce y buena como
un caramelo, con tantas alegrías juntas que te deja anonadado el conjunto de virtudes que puede
controlar con un poco de serenidad. Y aún así, tampoco deja de lado sus desventajas: Emoción
siempre tuvo miedo, y mucho. Más que terror, podría ser frustración. La vez hartarse de situaciones
repetitivas, tanto, que le arrebatan las ganas de seguir remediándolo. Con mucho sentido del mundo
la comprendés, sin insistencia a su decisión. Mas cuando la ves llorar, abrazada a la cama y
escondiéndose en las sábanas, te llenás de enojo. No es angustia, ni mucho menos lástima. Es la
furia de que alguien haya sido capaz de irrumpir ese precioso estado de buen humor que Emoción
trasmite todo el tiempo, y llegar al punto de no dejarla sentir lo que le gusta sentir. Cuando se cruza
de brazos ante las circunstancias adversas, no necesita más que un revés mío para armarse de valor
y conseguir lo que quiere, porque la valentía la inunda en el simple arte de vivir lo que pasa en el
ahora. Ignorante en el allá pero experta en el hoy, viendo siempre con esos ojos redondos con
semblante de humor mis preocupaciones, con el fin de hacerme entender al punto irracional al que
llevo mi cabeza. Emoción sonríe y se queda en sí misma, manteniendo la compostura con una rica
torta para la hora de merendar. Y así, como un volcán, es preciosa, llamativa e inofensiva cuando
no está en su época drástica. Pero cuando impone lo suficiente, tiene la lava necesaria para
quemarte más allá de los pies. Y la admiro por eso. La idolatro cuando noto que, sinceramente,
Emoción no se ve ni un poco así. Probablemente se perciba como la pueden percibir los demás, por
tanta presión y costumbre. Pero Emoción mantiene su humildad bondadosa hasta el límite que sea
necesario con tal de no provocar dolor, y nunca sería capaz de sacarte el doble filo que podría tener
entre manos, con esa astucia que no se deja comer por la crueldad.
CONSCIENCIA
C onsciencia
Consciencia es difícil de entender, y muy difícil de interpretar. Llegué a creer cuando el conocí que
éramos increíblemente parecidos. Consciencia gira en torno a todo lo que sus pensamientos le digan
y divaga entre el desorden de sus ocurrencias, con hilos e hilos de información que trepan en las
paredes de su cráneo y que, muchas veces, le penetran el cerebro con terror. Pero Consciencia, ante
todas las cosas, crea. Porque es capaz de salir de su eje vicioso y ciclo sin vértices para construir
diversos escenarios que lo lleven a manejar sus deseos e ideas. Porque Consciencia nunca se
mantuvo a la raya de las cosas ni de las elocuencias, sino que las deja fluir para componer arte de
una forma tan única y cautivante que sólo podrías comprenderla si formases parte de su mente. Es
decidido y denodado, tanto, que no necesita exponer su grado de talento ni inteligencia a nadie,
bastándole la satisfacción de su propio deseo. Le cuesta entender el sentido de las cosas y las piensa
lo suficiente para dejarse aún más en claro que es un tonto más en este mundo de peones. Mas el
peón se convierte en rey cuando consigue sensatez a través de la proyección de una convicción, y
lo consigue tantas, pero tantas veces, que su gran inteligencia le permite quedarse en el lugar de la
mirada mediocre y sabia, antes que en la ignorante arrogancia. Aún recuerdo con detalle los días
donde solo quería cortarle el cuello: porque su sarta de palabrerías me llevó a dejarme vagando en
tristeza, con una destrucción en mi propio amor por lo que creí que era un complejo de ego, una
clase de superioridad que llevaba a que se aislase lo suficiente de todo su entorno porque odiaba a
la gente que no le llegase a los talones. Pero Consciencia nunca expresó lo solo que se sentía, y lo
mucho que anhelaba esa empatía envuelta en un beso en la frente. Porque tanto le taladraba su
voz interior, que la toma de decisiones coherentes no estuvo al alcance de su mano. Sufrimiento
escalonado, que subía tan lentamente que quemaba el interior de los ojos y la cobertura de las uñas
cada vez que miraba la pantalla del celular. Y en ese momento me convertí en otro más que no le
entendía ni lo recogía, debido a que su alma y corazón iba mucho más rápido a lo que una mortal
como yo podría retener. Porque tanto me amaba y tanto se odiaba, que su lealtad se quedó fija en
su cabeza, formando parte de una de esas ideas tan locas que manejaba su cautelosa psiquis. Y hoy
puedo verlo de lejos, apreciando como sigue creando cosas tan fascinantes como su propia felicidad,
con las manos envueltas valor y la mente llena de temor. Pero sin nunca olvidar que recurro a él
cuando necesito que me recuerden lo muchísimo que alguien algún día me hizo sentir tener un
hermano. Transformarme y, valga la redundancia, volver a ser Consciente.
OSCURIDAD
O scuridad
Podría desarrollar páginas enteras de Oscuridad, pues se me envuelve el alma de ansiedad cuando
pienso en ella. Pero no pretendo alargar demasiado lo que pueda llegar a decir, porque estaría
aludiendo a los enrolles de su cabeza que tan poco la dejan descansar, cuando prefiero ser tan
concisa como a ella le encantaría que lo sea. Resulta siempre bonito y entusiasta hablar de la luz y
el destello, pero cuando se habla de la penumbra, sí o sí tiene que ser algo fúnebre. Y quizás si
empiece así, porque Oscuridad no puede ver los colores. Ante una taza café, un buen momento con
su mamá, un baño de agua caliente, todo se torna color gris. Aquello que pudo causar en algún
momento algo de alegría, tan solo se reprime a lastimarte el pecho. La carencia de cariño, o quizás
la necesidad de ambición, te quema por dentro cuando, por sobre todas las cosas, la vida te refriega
en la cara como otros pueden disfrutar de eso que tanto anhelas. Como quizás pueden tener el
privilegio de un amor abundante en su día a día y sentir la impotencia de no apreciar su valor, o
tener la sorprendente capacidad de poder sonreír a pesar de que alguien te abandone. Duele. Duele
y mucho. Es tan dominante y tenaz que te genera escalofrío imaginar su decencia rutinaria. Me sentí
tan sola y distinta durante tanto tiempo Le cuesta ver esperanza y fuerza en las minucias, que se
agarra firmemente del único sostén que podría darle sentido a respirar ese espantoso aire tóxico.
Con nula y efímera comprensión de la felicidad, se abstiene a pensar que realmente no tiene una
habilidad que la hace única, ni mucho menos, un placer que la haga ver las cosas de una forma
mucho más colorida. Sufre, sufre y sufre. Y justamente por eso, es que dejo que su especialidad más
firme cierre este ensayo. Porque su gran percepción de la resiliencia me detona cada uno de mis
sentidos: la clara referencia a que las múltiples balas de plomo en el pecho, se tienen que tomar el
tiempo de degradarse en ceniza en el cuerpo del mejor guerrero de las tropas. Cómo tiene que pasar
por centenares de situaciones de diversas puestas, desde un padre, hasta una propia depresión,
para que aún sea suficiente mantenerse de pie y así no perderse la vida. Porque puede estar muerta
en vida, pero todavía les queda muchísimo para aniquilarla en el destino. Te deja resignada a poder
sonreír nuevamente, y sin darte cuenta lo estás haciendo con tu otro pedazo de luna. La Oscuridad
es tan tétrica en la penumbra, que solo basta dejarla estar para que acompañe a los rayitos de luz

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