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LA FE TERMINA LA

CARRERA
(HEBREOS 12:1-29)
Orquibel Vidal & Karolin Rodríguez
Esaú vendió a Jacob sus derechos a la herencia
por una sola comida (Heb 12:16).
Después, luego que Jacob recibió la bendición
de su padre, Esaú lloró (Gn 27:1-39). Pero sus
lágrimas no pudieron cambiar la decisión que
él había tomado.

Leyenda judía

Los maestros judíos veían a Esaú como sensual y carnal.


Para Esaú, los placeres del presente lo significaban todo,
Algunas decisiones traen resultados que no pero el futuro no significaba nada.
podemos cambiar nunca. Por ejemplo, si un joven
pierde su pureza o si una joven entrega su
virginidad, nada puede devolvérsela. Dios
perdonará, pero los hechos permanecen iguales. Él
no retrasará el reloj.
Los primeros lectores de Hebreos pensaban demasiado en el presente. La vida era dura
para ellos. Los creyentes a menudo perdían sus posesiones, a sus amigos y a sus
familiares. Algunos cambiaban el respeto por insulto, y la comodidad por la prisión (Heb
10:32-34).
Muchos de estos creyentes estaban cansados de la persecución. La vida sería más fácil si
se alejaban de Cristo y volvían al templo. Su fe se estaba desvaneciendo se estaba
debilitando.
Así que el escritor de Hebreos los anima, a ellos y a nosotros, a continuar. El objetivo del
cielo está delante de nosotros. No debemos, como Esaú, cambiar nuestra herencia por
un momento de satisfacción. El premio eterno está precisamente al frente. Debemos
concentrarnos en el futuro. ¡Este es el momento de seguir corriendo en la carrera!
A. Nuestro viaje de fe es como una carrera
(Heb 12:1-3).
1. Debemos recibir ánimo de los que han corrido antes que nosotros (Heb 12:1).

Estos testigos son todas las personas mencionadas


Los griegos eran famosos por sus carreras.
en Hebreos 11 los famosos y los que no se
Las primeras carreras olímpicas comenzaron
mencionan. El asunto no es tanto que nos miran a
en el año 776 a.C. en Olimpia, Grecia.
nosotros. Más bien, son testigos de la fidelidad de
Dios, todavía nos dan testimonio , aunque están
muertos.

Juan Wesley fue inspirado por la fe de su madre,


Susana, y de su padre, Samuel. Asimismo, todos los
creyentes hoy pueden recibir fortaleza de los
testimonios de los que han corrido antes que
nosotros.
2. Debemos despojarnos de todo lo que nos estorba o nos
asedia mientras corremos. “...Despojémonos de todo peso y del pecado que
nos asedia...” (Heb 12:1).

Como creyentes, debemos orar y examinar nuestra vida. Debemos


pedirle al Espíritu Santo que nos muestre las cosas que nos
estorban, para poder evitarlas. ¡Para viajar muy lejos, debemos
llevar muy poco equipaje!

Demasiado de algo bueno puede ser un estorbo para el cristiano;


por ejemplo, demasiada comida, demasiada televisión,
demasiadas bromas, dormir demasiado, cazar o pescar
demasiado o demasiado de cualquier pasatiempo. Al correr en la
carrera cristiana, debemos ser moderados y cortar las áreas de
exceso las cosas que nos estorban por hacerlas mucho.
Además debemos despojarnos del “pecado
que nos asedia” (Heb 12:1).
Absalón murió porque el pelo se le enredó
en un árbol de roble cuando la mula que
montaba pasó debajo de las ramas (2 S
18:9-14). Hebreos nos aconseja librarnos de
cualquier pecado que nos asedie, antes de
que lleve a la muerte espiritual.
3. Debemos correr nuestra carrera con perseverancia
(paciencia y resistencia).
“y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Heb 12:1).
Las carreras cortas, como las de 100 metros, no requieren paciencia. ¡Terminan en 10 o 12
segundos! Pero la carrera en la que estamos no es corta; es una carrera de larga distancia. En
esa carrera, no es tan importante lo rápido que corramos. Más bien, lo que importa es la
resistencia, la perseverancia y la paciencia para permanecer en la carrera.

• Algunos quieren llegar a la tierra prometida sin pasar por el desierto.

• Una cucharada de perseverancia casi siempre vale más que un cubo lleno de
cerebro.
Debemos poner los ojos en Jesús mientras corremos (Heb
12:2-3).
Este pasaje en Hebreos nos dirige a poner los ojos en Jesús de dos maneras.
Primero, debemos enfocarnos en Él como nuestro vivo y amante Sumo Sacerdote. Descubrimos primero
este pensamiento en Hebreos 3:1: Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial,
considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús (Heb 3:1).
Jesús es nuestra fuente más grande de ánimo, de ayuda y de gracia. Es imposible poner los ojos en dos
cosas distintas a la vez.3 Hebreos nos dirige a apartar los ojos de nuestros problemas y a ponerlos en
Jesucristo, el autor y consumador de nuestra fe.

Tú guardarás en completa paz a aquel


cuyo pensamiento en ti persevera;
porque en ti ha confiado (Is 26:3).
Segundo, debemos recordar con frecuencia
el ejemplo de Jesús. Él corrió bien su carrera
y la terminó por nosotros. Soportó la gran
vergüenza de la cruz. Ser crucificado era para
la gente la manera más vil, baja, vergonzosa
y humillante de morir. Era ilegal que un
ciudadano romano fuera crucificado. Esta
muerte vergonzosa era solamente para los
peores criminales.
Sin embargo desnudo y desamparado, el
Señor soportó esto para llevar nuestra
vergüenza. Luego, Él se levantó de los
muertos y ascendió para sentarse a la diestra
de Dios. Asimismo, si nos enfocamos en Él y
en su ejemplo, nos levantaremos a la victoria
sobre todas las pruebas que se nos presentan
en esta tierra.
B. La disciplina de Dios debe animarnos en
nuestra carrera por dos razones (Heb 12:5-13).
La disciplina del Señor prueba que Él nos ama como hijos suyos
(Heb 12:5-6a).
La palabra disciplina (griego: paideia) tiene dos lados o significados:
“corregir” o “entrenar”.
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde
temprano lo corrige (Pr 13:24).
En Hebreos 12:6, el NVI usa las palabras disciplinar y castigar como
sinónimos. En este versículo, la palabra griega para castigar también
significa “azotar”. Pero en el Nuevo Testamento, Dios castiga a sus
enemigos .En contraste, Él disciplina o azota ligeramente a sus hijos
que se descarrían. El castigo se enfoca en la justicia, pero la disciplina
se enfoca en mejorar.
La disciplina ayuda solamente a los que la reciben con una buena actitud. Hebreos nos anima: “Hijo
mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él” (Heb
12:5b).Observe que este versículo nos lleva a evitar dos errores cuando Dios nos disciplina.
Primero, no debemos restar importancia a la disciplina de Dios.
Segundo, no debemos ser demasiado sensibles y llegar a desanimarnos. Más bien, debemos darnos
cuenta de que la disciplina, aunque dolorosa, es sólo por un tiempo.
Dios disciplinó a María con lepra por 7 días (Nm 12:1-15).
De modo que en los momentos de sufrimiento, escudriñemos nuestro corazón. Si nos hemos
descarriado, aceptemos la disciplina como una señal del amor de nuestro Padre.
El lloro podría durar una noche, pero a la mañana viene la alegría (Sal 30:5).
La disciplina del Señor es para entrenarnos
para correr bien nuestra carrera (Heb 12:9-13).
La disciplina es para corregir a los rebeldes, pero también es para entrenar a los discípulos. Un discípulo es
uno que permite que Dios lo entrene para seguir a Jesús.
Ninguna carrera es fácil. Los entrenadores disciplinan a los atletas con ejercicio y reglas estrictas para vivir.
Los maestros disciplinan y entrenan a sus estudiantes para construir, cocinar, cultivar, cantar, predicar y
enseñar. Asimismo, Dios nos entrena. Por medio de las experiencias de la vida Él nos entrena para ser
santos, justos, pacientes, honestos y diligentes.
Los lectores de Hebreos estaban ante duras pruebas de persecución. Necesitaban recordar que Dios usa
nuestras pruebas para entrenarnos.
12Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; 13y haced sendas derechas para vuestros
pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado (Heb 12:12-13).
Como creyentes, durante las pruebas debemos recordar que otros nos están siguiendo. Algunos de los que
nos siguen son creyentes más débiles, cojos. Ellos andarán por donde nosotros andemos. Mientras
andemos por sendas llanas (de justicia), ellos podrán seguir nuestros pasos y nuestro ejemplo.

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