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EL PODER DE LAS

PALABRAS
Comunicación lingüística.

Juan Sebastián Gómez Liscano.


Fabula: El molinero, su hijo y el borrico.

Esta fabula nos narra la historia de un


molinero el cual quería vender un asno,
va acompañado de su hijo hacia la feria
en donde vendería a este. Iban a pie,
pues no querían que el animal llegara
fatigado.
En el transcurso de su camino se taparon
con algunas personas las cuales hablaron
de la forma en la que estos viajaban,
pues a estas personas les pareció extraño
verlos ir a pie cuando tenían el asno con
ellos, así que decidieron exclamar de una
forma no muy formal la manera que
estos viajaban. Así que dijeron: “¡Que
hombres tan tontos! Andan a pie, en
Lugar de ir montados en el burro”.
El molinero al escuchar
estas palabras piensa que
estas personas tienen razón,
así que decide decirle a su
hijo que se monte en asno.
Poco después se encuentran
con un campesinos que iban
por el mismo camino y uno
de exclamo: “¡Hasta donde
hemos llegado! Ese
muchacho tan joven y fuerte
montado en el burro,
mientras su anciano padre
va caminando.”.
El molinero escucho lo que
los campesinos dijeron y
decidió bajar a su hijo y
enseguida montarse en el
burro, mas adelante escucho
una queja de alguien que
grito: “¡Viejo holgazán!
¿tienes que ir cómodamente
montando en tu burro,
mientras tu hijo se fatiga
para seguirte a pie?.
-Tienen razón- Pensó el
molinero, hizo que el
muchacho se montara en el
asno y así siguieron su
camino.
El viejo pensó que ya había
encontrado la manera de mantener
a todos conformes, cuando un
hombre pasaba grito: “¿Quién de los
tres es el burro?” el viejo se sintió
mal luego de esa pregunta burlona y
el otro explico que era una crueldad
hacer cargar al burro de esa manera
y que mejor seria llevarlo cargado
para que este no sufriera.
El molinero pensó que este tenia
razón, así que decidió bajar junto a
su hijo y cargar al asno hasta la
feria.
La gente viendo esta situación
empezó a burlarse de ellos y en
medio de tanto alboroto el burro
asustado se soltó de ellos y cayo del
puente por el cual iban pasando,
cayo al agua y se ahogo.
El pobre molinero regreso
a su casa avergonzado y
pensando que por querer
complacer a todo mundo,
había hecho el ridículo y
para colmo había perdido
su burrito.

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