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Las parábolas de Jesús

son aquellas breves


narraciones dichas por
Jesús de Nazaret que
encierran una educación
moral y religiosa,
revelando una verdad
espiritual de forma
comparativa. La parábola
es un relato religioso corto
que es fácil de
comprender y brinda
Parábola 1
Cierta mujer se sentía sola porque su esposo le había
sido infiel con su mejor amiga. Esta mujer odiaba en
secreto a su amiga y los hombres. Pero un día decidió
perdonar porque sentía que ya no podía vivir con tanto
odio. Ya antes había intentado perdonar pero siempre
terminaba recordando con dolor lo que pasó. Entonces
un día cambió la forma de perdonar y se imaginó que
lo que sucedió era parte de una elección que ella había
hecho para aprender algo: a perdonar. Y comenzó a
reír. Sintió que se contó un chiste así misma. Y
entonces perdonó verdaderamente y se olvidó para
siempre de la ofensa.
Parábola 2
Erase una vez una chica que sufría y lloraba
porque siempre pensaba que atraía a novios
abusivos y que poco valoran el amor de una
mujer. Pero un día esta mujer decidió dejar de
terminar y empezar relaciones de noviazgo y se
dedicó a cuestionarse seriamente si Dios tenía
un plan para ella. Entonces le preguntó a Dios:
«Diosa Madre, qué quieres que yo sepa?» y la
Diosa le contestó: «Que el amor que buscas, ya
está en tu corazón». Desde ese día la chica ha
dejado de buscar. Y sin buscar ha encontrado
Parábola 3
La parábola del árbol es una bella metáfora que trata sobre lo que la
gran mayoría de padres son capaces de hacer por sus hijos. Habla
de un niño querido y despierto en un lugar lejano. Cerca de su casa
había un árbol de manzanas que adoraba.
El pequeño no veía la hora de estar cerca del árbol. Jugaba con sus
ramas, correteaba alrededor de él y comía gustoso de sus frutos. El
árbol se sentía muy complacido por ese niño que lo trataba con
tanto afecto y siempre quería estar cerca de él.
El tiempo fue pasando y el niño fue creciendo. Dice la parábola del
árbol que el niño entró a la escuela y ahora invitaba a sus
nuevos amiguitos para que jugaran alrededor del manzano. Se
sentía pleno. Le encantaban las risas y los correteos de los niños en
torno a él. El árbol fue muy feliz en aquellos años.
Los años siguieron pasando y el niño creció mucho. Cuenta la
parábola del árbol que cada vez se veían menos. El muchacho
parecía muy ocupado con sus nuevos amigos e intereses. El
manzano se sentía triste, pero comprendía que esto era natural.
Parábola 4
El día antes de su nacimiento, el niño le preguntó a Dios: - Dicen que
mañana me enviarán a la Tierra. ¿Cómo voy a vivir allí, porque soy tan
pequeño e indefenso?
Dios respondió:
- Te daré un ángel que te esperará y cuidará de ti. El niño lo pensó y
volvió a decir:
- Aquí en el cielo solo canto y río, esto me basta para ser feliz. Dios
respondió:
- Tu ángel cantará y sonreirá para ti, sentirás su amor y serás feliz.
- ¡Oh! Pero, ¿cómo puedo entenderlo si no conozco su idioma? Preguntó
el niño, mirando fijamente a Dios. - ¿Qué debo hacer si quiero ponerme
en contacto con usted? Dios tocó suavemente la cabeza del bebé y dijo:
- Tu ángel juntará tus manos y te enseñará a orar. Entonces el niño
preguntó:
- Escuché que hay maldad en la Tierra. ¿Quién me protegerá?
- Tu ángel te protegerá, incluso arriesgando su propia vida. - Estaré
triste porque no podré verte más ...
- Tu ángel te contará todo sobre mí y te mostrará el camino para volver
a mí. Así que siempre estaré a tu lado. En ese momento, empezaron a
escucharse voces desde la Tierra; y el niño apurado preguntó:
- Dios, dime ¿cómo se llama mi ángel? “Su nombre no importa.
Simplemente lo llamarás mamá.

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