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EL GOBIERNO DE MAXIMILIANO

• Alberto Alvares Martínez


• Roddick Romano García
• María Fernanda López Romero
• Gael Montalvo Montaño
• Freddy Alexander Cano Martinez
Cuando los conservadores solicitaron a Napoleón Ill intervenir
en México, el emperador pensó en Maximiliano de Habsburgo
quien aceptó el ofrecimiento y el mismo año desembarcó en
Veracruz en compañía de su esposa Carlota Amelia. La
Ciudad de México los recibió con grandes festejos y derroche
de dinero.
Ese día, los integrantes del Partido Conservador
lucieron sus mejores galas y dio
inicio el imperio de Maximiliano.
.
Con sorpresa primero y luego molestia, los conservadores
vieron que Maximiliano
adoptó algunas leyes reformistas de los liberales: tolerancia de
cultos, nacionalización
de los bienes eclesiásticos, secularización de los cementerios y
creación del Registro
Civil, entre otras. Lo anterior, como era natural, despertó el
enojo de la Iglesia y del
grupo conservador hacia el emperador que habían apoyado.
La situación se volvió difícil para Maximiliano quien, al perder
el apoyo de los
conservadores, buscó un acercamiento con el grupo liberal y
sólo algunos se integraron a su gabinete. Las guerrillas
liberales mexicanas hostilizaban a los ejércitos imperiales y la
situación económica del Imperio dependía de los empréstitos
franceses, que empezaban a escasear. Por otro lado, las
condiciones de Napoleón
Ill en Europa eran por demás críticas, pues una guerra
con Prusia resultaba inminente.
Napoleón necesitaba
todo su ejército y se vio en la necesidad de ordenar
el regreso de las tropas apostadas en México. De este
modo, el emperador Maximiliano se encontró solo. Su
fin era inevitable. La emperatriz se embarcó a Europa
en busca de apoyo, pero tampoco tuvo éxito: ni Napo-
león ni su cuñado, el emperador Franz Joseph de Aus-
tria, ni el Vaticano pudieron ayudarla. Desesperada,
manifestaba los primeros síntomas de locura.
El 19 de junio de 1867, el Archiduque Maximiliano de Habsburgo, fue
fusilado en el Cerro de las Campanas, Querétaro, al lado de los
Generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía, lo que
marcó el fin del Segundo Imperio Mexicano.

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