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• La villa (pl. villae), locus o fundus era la forma más común de explotación
de la gran propiedad.
Villae: unidades de explotación (≈ fincas) en que se dividía la gran propiedad.
Centro: hábitat constituido por la vivienda del propietario o administrador,
alojamiento de los esclavos, cuadras, corrales, infraestructuras de almacenamiento
y transformación (forjas, molinos, lagares, despensas, bodegas, pajares, etc.).
Reserva → explotación directa por parte del propietario: era la parte más extensa,
contenía tierras de labor (ager) y baldíos (saltus).
Tenencias (sors, pl. sortes, colonica, agella, mansio) → explotación indirecta por
parte de familias campesinas: espacios productivos y de habitación necesarios para
la subsistencia de la familia (casa, huerto, corral, tierras de labor, derechos de uso
de pastos y bosques). Pagaban al propietario rentas, sobre todo en especie.
I TEMA 1. LA HISPANIA VISIGODA (SIGLOS V-VIII)
Inexistencia de la villa “bipartita” típica de los grandes dominios francos de los siglos
VIII-X, que se caracterizaba por la articulación productiva entre tenencias y reserva
mediante prestaciones en trabajo (corveas) ► práctica ausencia de obligaciones
laborales de carácter agrícola para los tenentes hispanogodos ► cuando se exigían,
las tareas consistían habitualmente en el transporte de cosechas, el acarreo de
leña…
I TEMA 1. LA HISPANIA VISIGODA (SIGLOS V-VIII)
[…] de tal manera que apenas hay ciudad, poblado fortificado, aldea o
finca y albergue donde no conste que se ocultan esclavos fugitivos. Por
eso […] mandamos que cualquiera que de ahora en adelante acoja a un
fugitivo de otro, aunque diga que es libre, procure que sea interrogado de
inmediato judicialmente para que a instancia del juez se descubra si es
verdaderamente libre o es esclavo; de modo que, una vez descubierta la
verdad, el esclavo sea restituido a su propio dueño. Y si alguien no lo
hacía comparecer ante el juez o no lo retornaba a su dueño, cuando se
presente, un fugitivo que ha acogido; si el que hace esto es un esclavo o
un liberto, que sea flagelado públicamente con ciento cincuenta azotes por
instancia del juez; pero si es un hombre libre, que sea castigado con cien
azotes y que sepa, además, que será obligado a pagar una libra de oro al
dueño del esclavo […] Ordenamos también que se observe y cumpla que,
en cualquier lugar donde lleguen esclavos fugitivos, se reúnan
inmediatamente todos los habitantes del lugar, para que, investigando a
los esclavos fugitivos con una sagaz indagación, ya sea aplicándoles
tormentos, ya sea con un examen punitivo, declaren específicamente de
quién son esclavos o esclavas.
Liber Iudiciorum, IX, 1, 21
I TEMA 1. LA HISPANIA VISIGODA (SIGLOS V-VIII)