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EL VENDEDOR

MAS GRANDE DEL


MUNDO.
z Cap. 6 Y 7

MERY CAROLINA ESTRADA HERRERA

VALENTINA CUELLAR
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 su señor Pathros se encontraba muy deteriorado de salud, Hafid apenas podía


comprender que era el mismo hombre con quien había conversado hace solo
doce días, en anciano le habló en un tono muy bajo casi irreconocible y le dijo
hijo mío has tenido muchos días para reexaminar tus ambiciones. ¿Deseas aún
ser un gran vendedor? Si señor contesto el joven, Pathros se encontraba cerca
de su fin sonrió, el tiempo que nos queda es corto así que empecemos le dijo,
mencionó que hace muchos años cuando su condición era mucho más
humilde, la de un camellero, tuvo el privilegio de salvarle la vida a un viajero de
oriente que había sido asaltado por dos bandidos, él quiso recompensarlo pero
este se no esperaba recompensa alguna, al ver que no tenía ni familia ni
fondos lo invito a regresar a su casa con sus familiares donde fue aceptado
como uno de los suyos.
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Cierto día cuando Pathros se había habituado a su nueva vida, le enseñaron un cofre, dentro
de él habían diez pergaminos de cuero cada uno de ellos numerado, el primero contenía el
secreto de la sabiduría, los otros contenían todos los secretos y principios necesarios para
alcanzar un gran éxito en el arte de vender. Las enseñanzas necesarias para interpretar los
pergaminos fueron impartidas durante un año. El secreto de la sabiduría del primer pergamino
fue el que le ayudó a poder entender las palabras de cada uno de los otros, hasta que se
convirtieron en parte integral de sus pensamientos y su vida.

Finalmente le obsequiaron este cofre el cual contenía los diez pergaminos, una carta sellada, y
cincuenta monedas de oro. De esta manera tenía que aplicar lo que aprendió de los pergaminos y
comenzar una nueva vida. La carta no debía ser abierta hasta haber perdido de vista a su hogar
adoptivo se despidió de su familia y espero llegar a la ruta comercial hacia Palmira para abrir la
carta misma que una vez revelada le ordenaba tomar en su mano las monedas de oro, aplicar lo
que aprendió de los pergaminos y repartir la mitad de todas las riquezas que adquiriese entre las
personas menos afortunadas, pero los pergaminos de cuero no debían ser regalados ni
compartidos hasta el día en que quien los tenga recibiera una señal especial que le dijera quien
es la persona indicada para recibirlos
 Hafid con
z duda dijo no lo entiendo señor, Pathros dijo te lo explicare. Le menciono que
ha vivido alerta muchos años a la espera de la señal que le permitiera descubrir quién
será esta persona, mientras tanto aplicó las enseñanzas de los pergaminos y obtuvo
una gran fortuna, le mencionó que casi se había convencido de que una persona no se
presentaría jamás antes de su muerte, hasta llegaste tú de Belén le dijo. El anciano
consideró que la primera señal de que el joven era el elegido fue cuando la estrella
iluminó su camino desde Belén, otra señal que consideró intensa fue cuando le dijo el
joven que había regalado el manto que tanto anhelaba vender, es en ese instante que
presintió que su búsqueda había terminado y puede descansar por la eternidad en paz.
El gran vendedor respiraba con dificultad y le dijo a Hafid que le entregaba el cofre con sus
valiosos contenidos, en el cofre hay una bolsa con cien talentos de oro suficiente para buscar un
lugar donde vivir y ponerse un negocio de alfombras, le dijo que la riqueza tendrá él mismo que
irla adquiriendo pues si la entregaba la suya le ocasionaría un grave perjuicio, es mucho mejor
que te conviertas en el vendedor más grande del mundo por tus propios esfuerzos, pues no ha
olvidado las metas del joven.
El anciano le pidió que fuera a Damasco que allí tendrá oportunidades de aplicar lo aprendido en las
enseñanzas de los pergaminos, una vez tenga alojamiento abrirá solo el primer pergamino y así le
fue explicando cómo manejar los pergaminos, respetar la primera condición de leer el primer
pergamino para poder entender los otros, la segunda condición era repartir la mitad de la riqueza
adquirida con los menos afortunados que él , no apartarse en lo más mínimo de esa condición, le
mencionó la condición más grave que era no compartir con nadie los pergaminos o la sabiduría que
en ellos figura, algún día aparecerá una persona con una señal así como él apareció.

Algo muy importante le mencionó el anciano, cuando el joven este convencido en su corazón de que
está en lo cierto, entonces le entregará a esta persona el cofre y sus contenidos y cuando esto
ocurra no necesitará imponer condiciones en el que lo reciba ya que como las que le fueron
impuestas a él y al joven, ya que la carta menciona que al tercera persona que recíbalos pergaminos
podrá compartir el mensaje de los pergaminos con todo el mundo si así lo deseara.

Toma el cofre y parte le dijo el anciano que no lo volverá a ver jamás, lo despidió con todas sus
buenas intenciones y que su Lisha con el tiempo comparta toda la felicidad que el futuro los depare.
Hafid regresó a ver a su señor y le preguntó ¿El fracaso nunca me sobrevendrá si mi determinación
para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa? El anciano sonrió débilmente y asintió con un
débil movimiento de la cabeza. Y levantó el brazo en señal de despedida.
CAPITULO 7

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Hafid llegó a la ciudad de Damasco con dudas y temores, se sentía vulnerable a llegar solo sin la
compañía de una caravana pasó cerca a los vendedores y los observaba a cada uno ofreciendo su
mercadería, Hafid se dirigió a buscar alojamiento encontrando una posada llamada Moscha cuyo
propietario era Antonino. Puso el cofre al pie de su cama y procedió a abrirlo, le invadía el temor al
escuchar las voces que procedían del mercado, sentía que se debilitaba y cerrando sus ojos
expresó ¡Qué necio soy al soñar que yo, un simple camellero, será aclamado un día como el más
grande vendedor del mundo, cuando en realidad no tengo ni el valor de caminar por los puestos de
los buhoneros en la calle!

Hafid se sintió en inferioridad de condiciones ante los vendedores de aquel lugar, pensó en Pathros
y sentía que iba de nuevo a fracasar, se quedó dormido. Al despertar observó como una avecilla se
posaba sobre su mano mientras miraba el cofre, le brindó alimento, se le vino a la mente la
curiosidad por saber por dónde ingresó el ave ya que las aberturas en las celosías eran demasiado
pequeñas a la vez recordó la voz de Pathros y repitió sus palabras en voz alta “El fracaso nunca te
sobrecogerá si tu determinación para alcanzar el éxito es lo suficientemente poderosa”, se dirigió al
cofre metió la mano y sacó el pergamino más desgastado, el temor había desaparecido de su
corazón, echo una mirada al pergamino y su encabezado decía “El pergamino número uno” y
comenzó a leer.

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