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MISTERIOS

LUMINOSOS
Dispongámonos en oración para rezar el Santo Rosario.

Este jueves meditaremos los Misterios Luminosos:

Por la señal de la santa cruz,

de nuestros enemigos,

líbranos, Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento,

palabra, obra y omisión.  Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María

siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro

Señor.  Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Primer Misterio Luminoso: El Bautismo en el
Jordán
Meditación: »Entonces Jesús fue desde Galilea
hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser
bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole:
«Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado
por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!»
Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer
esto, porque conviene que así cumplamos todo
lo que es justo». Y Juan se lo permitió. Apenas
fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese
momento se le abrieron los cielos, y vio al
Espíritu de Dios descender como una paloma y
dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que
decía: «Este es mi Hijo muy querido, en quien
tengo puesta toda mi predilección»».
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu
reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 
(Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio ahora y siempre, por

los siglos de los siglos. Amén.

María, Madre de gracia, Madre de

misericordia: En la vida y en la muerte,

ampáranos, gran Señora.

Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados,

líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a

todas las almas, especialmente a las más

necesitadas de Tu misericordia.

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.


Segundo misterio Luminoso: Las bodas de Caná
Meditación: »Tres días después se celebraron unas bodas en
Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también
fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre
de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer,
¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado
todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo
que él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a
los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien
litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua
estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora,
agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo
hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como
ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían
sacado el agua, llamó al esposo  y le dijo: «Siempre se sirve
primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae
el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen
vino hasta este momento».  Este fue el primero de los signos
de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria,
y sus discípulos creyeron en él ».
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu
reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 
(Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio ahora y siempre, por

los siglos de los siglos. Amén.

María, Madre de gracia, Madre de

misericordia: En la vida y en la muerte,

ampáranos, gran Señora.

Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados,

líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a

todas las almas, especialmente a las más

necesitadas de Tu misericordia.

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.


Tercer Misterio Luminoso: El
anuncio del Reino de Dios
Meditación: »Después que Juan
fue arrestado, Jesús se dirigió a
Galilea. Allí proclamaba la Buena
Noticia de Dios, diciendo: «El
tiempo se ha cumplido: el Reino
de Dios está cerca. Conviértanse
y crean en la Buena Noticia»».
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu
reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 
(Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio ahora y siempre, por

los siglos de los siglos. Amén.

María, Madre de gracia, Madre de

misericordia: En la vida y en la muerte,

ampáranos, gran Señora.

Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados,

líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a

todas las almas, especialmente a las más

necesitadas de Tu misericordia.

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.


Cuarto Misterio Luminoso: La Transfiguración
Meditación: »Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los
llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro
resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les
aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien estamos
aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías». Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó
una voz que decía desde la nube: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi
predilección: escúchenlo». Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de
temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: «Levántense, no tengan miedo». Cuando
alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo».
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu
reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 
(Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio ahora y siempre, por

los siglos de los siglos. Amén.

María, Madre de gracia, Madre de

misericordia: En la vida y en la muerte,

ampáranos, gran Señora.

Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados,

líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a

todas las almas, especialmente a las más

necesitadas de Tu misericordia.

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.


Quinto Misterio Luminoso: La Institución de la Eucaristía
Meditación:»Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio
a sus discípulos, diciendo: «Tomen y coman, esto es mi Cuerpo». Después tomó una copa,
dio gracias y se la entregó, diciendo: «Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la
Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados. Les
aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta el día en que beba
con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre»».
A continuación, se reza un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria al Padre.
Padre Nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu
reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 
(Se repite 10 veces).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio ahora y siempre, por

los siglos de los siglos. Amén.

María, Madre de gracia, Madre de

misericordia: En la vida y en la muerte,

ampáranos, gran Señora.

Oh Jesús mío: Perdona nuestros pecados,

líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a

todas las almas, especialmente a las más

necesitadas de Tu misericordia.

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.


Oraciones finales

Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto, en tus

manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor está contigo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.
Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos

ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia…

Santa María…

Dios te salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del

parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia…

Santa María…

Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida

sin la culpa original.


Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de

lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y

después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clemente, oh

piadosa, oh dulce Virgen María!.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de

Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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