existenciales que, si no sabemos responder, pueden llegar a convertirse en un obstáculo a la hora de ser felices. Saber quién es uno mismo y hacia dónde queremos ir es una de las bases para encontrar bienestar no ya en los grandes proyectos, sino en todos los detalles de la cotidianidad. La búsqueda de la identidad es uno de los aspectos cruciales durante el adolescente. Se trata de una etapa de cambios biopsicosociales en los que la persona busca responderse a si mismo las primeras preguntas existenciales. También, busca su lugar en el mundo. ¿Qué es la identidad? El concepto de identidad se refiere a nuestro sentido de lo que somos como individuos y como miembros de grupos sociales. Nuestra identidad no es simplemente nuestra propia creación: la identidad crece en respuesta a factores tanto internos como externos. Identidad propia e identidad social La identidad propia se refiere a cómo nos definimos. La identidad propia es la base de nuestra autoestima. En la adolescencia, la forma en que nos vemos a nosotros mismos cambia en respuesta a los compañeros, la familia y la escuela, entre otros ambientes sociales. Nuestra auto identidad da forma a nuestras percepciones del mundo. Sin embargo, la identidad social es construida por otros, y puede diferir de la propia identidad. Normalmente, las personas categorizan a los individuos de acuerdo con amplias etiquetas, definidas socialmente.
La identidad propia guarda una estrecha relación con
la autoestima positiva. Pero todas las identidades no son igualmente valoradas por la sociedad, por lo que algunos adolescentes pueden necesitar un refuerzo especial para ayudarles a construir un sentido positivo de sí mismos. El proceso de la identidad social, según la TIS, se compone de tres elementos: • Categorización • comparación • identificación. Categorización El ser humano tiende a clasificar el mundo en categorías para poder comprenderlo y asimilarlo mejor. Categorizamos a las demás personas en grupos sociales para diferenciarlas y etiquetarlas según su raza, nacionalidad, sexo, religión, cultura, profesión, etc.; y al hacerlo tomamos conciencia nosotros mismos de las categorías a las que pertenecemos y de las conductas que hemos integrado de ellas. Comparación Al igual que nos comparamos individualmente con los demás para comprobar semejanzas y diferencias, nuestra autoestima positiva se satisface, según la TIS, al ensalzar las diferencias entre nuestro grupo y otros exogrupos en las dimensiones más positivas que favorecen a nuestro grupo social. Nos sentimos comprendidos y respetados por el endogrupo cohesionado y especial. Se establece una diferenciación intergrupal mediante el principio de acentuación: aumentar las diferencias entre grupos en las facetas en las que el endogrupo destaca positivamente. Así se genera una percepción de superioridad en la que los componentes del endogrupo adquieren una “distintividad” positiva en comparación con los exogrupos, generando así una identidad social positiva. Identificación Las personas tendemos a relacionarnos con ciertos grupos sociales con los que nos sentimos identificados y así poder reafirmar nuestra autoestima. Nos identificamos con los logros positivos de nuestro grupo y eso se refleja en nuestro estado de ánimo positivo. Esta identificación social procede de la categorización y de la comparación, e influirá en nuestro comportamiento. Que define quien yo soy