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Modelo de desarrollo Ecorregional

del Semiárido

Técnico:
Nelson Lugo CI.N V- 10 800 529
Sección: 4401
Ing. Rafael Mendoza
Los organismos gubernamentales han
Se propone un nuevo enfoque basado sobre
enfocado el problema unidimensionalmente, Las estrategias de manejo de los
las experiencias recogidas en la región y con
basando sus acciones sobre la falta de recursos dependen de la
la participación de la comunidad desde la
agua. Sin embargo, es el conjunto de concepción subyacente sobre la
etapa de planificación. Se promueve la
interacciones biosocioculturales el que dinámica de los ecosistemas.
diversificación de usos y funciones y no se
influye en el mecanismo pulso-reserva
requiere la incorporación de capitales
modificando la resiliencia.

El enfoque será antagónico


según se haga hincapié en la
estabilidad o en la resiliencia
Los ecosistemas áridos y semiáridos de
Venezuela ocupan el 4,6% del territorio
nacional. Se encuentran pauperizados,
tanto ecológica como En el manejo respeta la
socioeconómicamente, por años de uso heterogeneidad temporal
desgastante basado sobre la cría de y espacial del
caprinos, sin manejo de rebaños y sin ecosistema
control sanitario, al libre pastoreo de la
vegetación seminatural.

Los ecosistemas áridos y


semiáridos tienen un
funcionamiento de pulso-
La alta resiliencia de los ecosistemas reserva, . El agua es el factor
áridos y semiáridos determina que de control, la reposición es
cuando se advierte el avance del errática y discreta
deterioro, en general ya es demasiado
tarde para frenar el proceso
Ecosistemas Áridos y Semiáridos de
Venezuela Durante el período seco el
sistema se encuentra en un
Todo factor que interfiera con equilibrio inactivo, hasta que la
los mecanismos de lluvia desencadena el crecimiento
acumulación o que acelere la de la biomasa y se producen
pérdida de las reservas La persistencia del sistema estructuras reservantes.
disminuirá la resiliencia. depende de la cantidad de El tamaño del pulso
reservas almacenadas y de depende de la intensidad
la cantidad de biomasa viva del estímulo
capaz de producir reservas.
En los ecosistemas de las zonas secas muchos
procesos físicos y biológicos ocurren en pulsos y
Los ecosistemas de zonas secas están
muchas respuestas son de tipo 'gatillo'
caracterizados por precipitaciones relativamente
(desencadenadoras de procesos). Un estímulo de
bajas, muy variables con un componente aleatorio
tipo 'gatillo' (la lluvia) desencadena un pulso de
importante. En los sistemas controlados por la
producción. Gran parte de la producción se pierde
radiación solar o por la temperatura, el flujo
por consumo y muerte, el resto se convierte en
energético opera a través de los niveles de energía
reserva. El compartimiento de reserva sufre
lumínica o calórica disponible para las plantas.
pérdidas durante el período adverso, aunque
Cuando el agua es el factor limitante, es ésta la que
éstas ocurran lentamente
determina el influjo de energía al sistema y el flujo
energético a lo largo de todos los niveles tróficos está
acoplado al flujo hídrico (Noy-Meier, 1973).

Durante el período de sequía el sistema


está en un equilibrio caracterizado por flujos
lentos y poca biomasa. Con una lluvia
efectiva se activan los procesos biológicos y
se incrementa la biomasa. Estos procesos
agotan la ración de agua provista por la
lluvia, el agua se toma limitante y los
procesos biológicos y la biomasa decrecen
nuevamente a un estado de equilibrio que
puede ser igual o no al estado inicial
El agua es un recurso que se Tal como ocurre con la energía radiante, el
agota periódicamente y que se agua no es reciclada en el sistema, sino
repone únicamente gracias a una que fluye a través del mismo. La cantidad
entrada nueva. Pero la lluvia entra de agua reciclada desde plantas y
al sistema en cantidades discretas animales hacia el suelo es ínfima. La
y por lo tanto, las entradas que mayor parte del agua se pierde hacia
ponen en marcha el sistema son sistemas vecinos por convección y es
pulsos de corta duración. precipitada en regiones distantes
Los ecosistemas de las zonas secas de Venezuela(41023 km2) se
ubican en cuatro regiones geográficas:
a lo largo de la costa, desde la Goajira hasta el Golfo de Cariaco;
en la altiplanicie de Barquisimeto; en las mesas áridas de Los
Andes y en las islas caribeñas.
El clima es tropical estacional, con una o dos estaciones secas
(Los suelos son de poca profundidad, pedregosos y líticos
(litosoles) o con escaso desarrollo (entisoles), pobres en materia
Existen áreas hortícolas en los alrededores de Coro orgánica y en fósforo (Comerma, 1974).
(capital de Falcón) y en el valle de Quibor (Estado La vegetación va desde tipos contraídos en las zonas litorales
Lara), donde se ha producido la sobrexplotación de hasta bosques y matorrales densos en las vegas de los ríos.
los acuíferos y se ha perdido la capacidad Predominan los arbustales y matorrales espinosos (Matteucci et
productiva por la salinización y alcalinización de los al., 1982b, 1985; Matteucci, 1986, 1987)
suelos (Matteucci, 1986)

El sistema de producción predominante es la cría extensiva de


caprinos, fuente principal de proteínas y de ingreso económico,
complementada con agricultura de subsistencia y artesanía, como
fuentes adicionales de ingreso familiar. La cría de caprinos se realiza
sin manejo de rebaños y sin control sanitario, al libre pastoreo de la
vegetación seminatural. Los rebaños son pobres, de bajo índice de
productividad y escasa rentabilidad (García, 1966; González, 1981).
Esta actividad, junto con la tala indiscriminada para la obtención de
leña y postes, provoca una pérdida constante de la cobertura
vegetal, causando problemas de erosión eólica e hídrica, que se
traducen en el avance de la desertización (Matteucci et al., 1982a;
Pla, 1980).
Las propuestas de manejo productivo de los organismos
gubernamentales han estado basadas sobre la importación de agua
para crear "microambientes aptos para las prácticas agrícola
tradicionales de zonas templadas. Se ha ocasionado así un aumento
de la salinización de los suelos y se han acelerado los procesos de
desertificación. Es necesario adoptar un nuevo marco de referencia
para el manejo de las zonas secas, aplicando criterios particulares Las propiedades descriptas de los
para la toma de decisiones y estimulando la formulación de nuevos ecosistemas secos, con el consiguiente riesgo
conceptos y prácticas agrícolas que, con un enfoque sistémico, para su explotación, así como su escasa
aprovechen la oferta del ecosistema. Se requiere una política importancia en extensión (4,6% de la
ambiental que estimule el aprovechamiento óptimo de los recursos superficie de Venezuela) parecen justificativos
existentes con un mínimo de disturbio ecológico. Esto se puede suficientes para desalentar todo intento de
lograr con proyectos de desarrollo a pequeña escala, que sean manejo. Sin embargo, existen dos razones de
fácilmente aprehendidos por los pobladores y cuyos efectos puedan peso para intensificar la investigación y la
ser absorbidos por el ecosistema. La participación activa de los implantación de proyectos de desarrollo
actores sociales involucrados garantiza el compromiso de los basados sobre una política de 'menor riesgo':
pobladores y facilita tanto la búsqueda de información como la el servicio ecológico de la franja semiárida
transferencia de los resultados y propuestas. El compromiso de los hacia el entorno y la existencia de una
beneficiarios del proyecto constituye la garantía de la conservación población pauperizada marginal que no puede
de los ecosistemas (Matteucci y Colma, 1983). ser ignorada.

La vegetación de la franja costera semiárida brinda un


importante servicio ecológico como barrera protectora contra
la gran tensión climática originada en la alta radiación solar y
los vientos alisios cálidos y secos. Un suelo desnudo potencia
el impacto de estos factores climáticos, alterando el balance
hidrológico local y en las zonas vecinas (incremento de las
tasas de evapotranspiración, de escorrentía y de erosión). Por
otra parte, los fragmentos de vegetación natural constituyen
fuentes de reposición de especies para la recuperación de
sitios vecinos degradados. Ante el actual grado de deterioro, el
proceso podría tomarse irreversible sin un manejo adecuad
La complementación de la alimentación de los
caprinos con residuos de cultivos está
generalizada entre los criadores propietarios de
conucos, parcelas de 1 a 2 ha de maíz o sorgo
forrajero a secano. La práctica de la henificación,
es muy limitada, aunque ha despertado interés en
criadores con rebaños de más de 150 cabezas,
estimulados por los resultados de la introducción
de C. ciliaris, que dio un rendimiento de 3 ton/ha
en la zona piloto del PIDZAR. La escasez de recursos hídricos y de cultivos
adaptados a las condiciones agroclimáticas de
estas zonas ha traído como consecuencia la
escasez de alimentos, tanto para el consumo
humano como animal con la consiguiente
intensificación de la presión sobre la vegetación
seminatural. La sobrexplotación de la biomasa
En el marco del mismo proyecto se evaluó la adaptabilidad vegetal provoca un déficit estacional creciente
del pasto buffel a las condiciones de sequía. Esta especie de la oferta forrajera y el deterioro del suelo,
puede ser pastoreada o usada como forraje de corte y haciendo peligrar la estructura del sistema
heno. En el primer caso, soporta una carga animal de 10 a (Matteucci et al., 1977; Guichard, 1985)
15 caprinos/ha/año en las zonas áridas; evitando el
sobrepastoreo de la vegetación seminatural; o puede ser
cortada 2 o 3 veces en la época de lluvia a intervalo de 35
días y altura de corte 20 cm. Con 2 ha de pasto buffel se En las zonas áridas y semiáridas de Venezuela, los
suplementa la alimentación de 100 cabras en el período estudios de uso y manejo de las pasturas han sido
crítico (Durand, 1987). Otro uso importante de esta especie escasos. El PIDZAR (1) investigó el
deriva de la facilidad con que constituye bandas comportamiento de especies forrajeras y el
antierosivas. Si se destina una pequeña parcela a la establecimiento de especies resistentes y
producción de semillas, cada productor puede garantizar su adaptadas a las condiciones ambientales
propio germoplasma imperantes. Algunas especies forrajeras
promisorias, tales como alfalfita maracaibera
(Stylosanthes hamata (L.) Taub.); leucaena
(Leucaena leucocephala (Lamp.) de Wit); flor de
sangre (Macroptilium lathyroides (D.C.) Urb.); millo
perla (Pennisetum typhoides Hitch.); quinchoncho
forrajero (Cajanus cajan (L.) Mills P.) y asociaciones
de pasto buffel (Cenchrus ciliaris L.) con alfalfita
maracaibera fueron evaluadas cuantitativamente
(Zamora et al., 1987).
La metodología basada en la comprensión, sabia inteligente e intuitiva de la manera en que funciona el ecosistema
permite eliminar muchas opciones tecnológicas por no ser apropiadas bien sea social, económica o ecológicamente.
Es decir, facilita la selección y puesta a prueba de mecanismos de manejo sobre la base de la aceptación por parte
del agro ecosistema, tanto desde el punto de vista sociocultural como ecológico; posibilita la presentación de un
paquete tecnológico con incertidumbre acotada; y garantiza su puesta a prueba con la aceptación activa y constructiva
(le los ejecutores y beneficiarios. Las interacciones biológicas básicas de un ecosistema particular son relativamente
sencillas de interpretar. Lo importante es poder acoplar a este dominio la identificación y caracterización de fuerzas
operativas a nivel de los componentes socioculturales que permitan la transferencia. La búsqueda de la intersección
entre la comprensión científica del sistema y la acción concreta en el medio social real es un camino para superar los
planteos clásicos de investigación para el desarrollo. La investigación-acción en el marco del desarrollo armónico de
los agro sistemas de las zonas áridas y semiáridas debe establecer estrategias epigenéticas controladas, con una red
de experimentación in situ. Sobre bases experimentales sólidas y modernas, se crea un cuerpo de tácticas que
puedan ser fácilmente absorbidas, puestas en práctica y evaluadas tanto por extensionistas como por productores. Si
sólo se enfocan los aspectos tecnológicos, aunque se promuevan tecnologías de bajo costo, se oscurecen los
problemas fundamentales que subyacen en la crisis ambiental y en la pobreza rural de las regiones secas del mundo.
La agricultura sostenible es muy participativa, compatible culturalmente, sabia ecológicamente y viable
económicamente. No cuestiona la racionalidad de los campesinos, sino que construye sobre ella. No promueve
grandes cambios que requieren de la incorporación de capitales sino que promueve la diversificación de usos y
funciones. No aumenta la dependencia extra regional, sino que busca optimizar los recursos locales. El manejo de los
ecosistemas secos con un enfoque unidimensional es erróneo. Si bien el agua es el elemento de control del sistema
natural, es el conjunto de interacciones biosocioculturales el que influye en el mecanismo pulso reserva modificando la
resiliencia. La aplicación de un enfoque multidimensional debe orientar una planificación flexible que responda a la
heterogeneidad espaciotemporal de los factores operativos. En síntesis, es recomendable combinar adecuadamente
según las características locales, algunas de las técnicas ya desarrolladas. Ahora es el momento de adaptar y adoptar
estas tecnologías de bajo costo biosocioeconómico.

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