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FILIPENSES 3:20

MAS NUESTRA CIUDADANÍA


ESTÁ EN LOS CIELOS, DE
DONDE TAMBIÉN ESPERAMOS
AL SALVADOR, AL SEÑOR
JESUCRISTO
CIUDADANOS
DE LOS
CIELOS
FILIPENSES 3:20
MI REGISTRO
CELESTIAL
Al igual que cuando un niño nace es
inscrito en la partida de nacimiento.
Cuando recibimos
a Jesucristo, en
ese momento, se DNI

cambia nuestra
posición.

Pasamos de ser A ser


Hijos del diablo. Hijos de Dios
HEBREOS
11:8-10
8 Por la fe Abraham, siendo llamado,
obedeció para salir al lugar que había
de recibir como herencia; y salió sin
saber a dónde iba.
9 Por la fe habitó como extranjero en
la tierra prometida como en tierra
ajena, morando en tiendas con Isaac
y Jacob, coherederos de la misma
promesa;
10 porque esperaba la ciudad que
tiene fundamentos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios. 
SOMOS
MIEMBROS DE LA
FAMILIA DE DIOS
12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados
de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos
de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el
mundo. 

Efesios 2:12-13
13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en
otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos
cercanos por la sangre de Cristo. 
Efesios 2:19
Así que ya no sois
extranjeros ni Ahora somos
advenedizos, sino parte de la
conciudadanos de familia de
los santos, y Dios
miembros de la
familia de Dios.
JUAN 14:2-3
En la casa de mi Padre muchas moradas hay;
si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy,
pues, a preparar lugar para vosotros. 
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra
vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde
yo estoy, vosotros también estéis
NUESTRA VIDA ESTA
GUARDADA EN LAS
MANOS DE DIOS
Ahora vivimos
LUCAS 10: 20
bajo el gobierno, Pero no os regocijéis de
el sustento y la que los espíritus se os
guía de Dios sujetan, sino regocijaos
de que vuestros nombres
están escritos en los
cielos.
6 y juntamente con 7 para mostrar en
él nos resucitó, y los siglos venideros
asimismo nos hizo las abundantes
sentar en los riquezas de su gracia
lugares celestiales en su bondad para
con Cristo Jesús,  con nosotros en
Cristo Jesús. 

EFESIOS 2:6-7

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