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Milton H. Erickson
Cinco Principios de la Comunicación Ericksoniana
Jeff Zeig y Erni Rossi
Podemos relacionarnos con los demás por varias vías o “ventanas”. Habitualmente
seguimos un mismo protocolo para relacionarnos en situaciones similares, que consiste en
comenzar relacionándonos por una ventana, luego pasar a otra, etc.… Estas ventanas son:
¡OJO!: Conservación = Defender tu pellejo - Social = Estar con gente - Sexual= Ser un
seductor (¡Eran los que se reproducían!).
“Cortar a medida” significa, pues, tener en cuenta cómo es el interlocutor, y hablar a cada
uno de forma que se sienta en sintonía con quien le habla (a eso se le llama “hacer
rapport”).
Es decir, a una persona que selecciona internamente (Rutina 3.1.3) no vale decirle “todo el
mundo sabe que…”, a él hay que decirle “mira en el fondo de ti mismo, a ver cómo crees
que es esto. Tú verás…” (Si pretendes venderle una burra por un caballo esto no funciona;
lo que hacemos es, en palabras de Genie Laborde, “Comunicar con Integridad”).
A una persona que se sitúa “desde arriba” (Rutina 3.4.1) puedes controlarle desde abajo
(“necesito que me hagas un favor, y tú puedes…”).
A una persona “movida por necesidades” (Rutina 3.6.1) no le hables de que puede tener un
gran éxito, sino de que puede evitarse un gran fracaso.
No te quejes de que les dijiste una cosa y no se acuerdan (Rutina 3.6.2), quizá son de los
que tienes que repetírselo cada vez, o de vez en cuando…
Los pensadores Visuales piensan en imágenes que representan ideas. Pueden crear imágenes de
varias ideas al mismo tiempo, mover esas imágenes alrededor del tema central, ponerlas en secuencia,
agregarle más imágenes, unir dos imágenes para hacer una nueva, etc. La velocidad con que cambian
las imágenes les permite pensar en varias cosas al mismo tiempo. Por esa misma velocidad algunas
veces parece que no terminan los razonamientos, porque en su cabeza ha aparecido una nueva imagen
que ha desplazado totalmente a la anterior. Usan tonos de voz agudos. Para trabajar con ellos
representa sus ideas en imágenes. Utiliza imágenes en vez de conceptos abstractos para mostrar el
proceso, los cambios y las conclusiones de lo que quieras comunicar. Y usa una voz aguda y ligera,
cortando la frase y cambiando de “foto” en cuanto veas que te han “cogido”. Te seguirán sin
problemas.
Los pensadores Auditivos utilizan bien las ideas abstractas. Suelen centrarse en una sola idea
a la vez y luego la mueven para dar espacio a la siguiente. Su pensamiento es lineal, una idea
sigue a la otra. Puede molestarles el cambiar de temas sin haberlos terminado de tratar. Son
personas que interpretan bien los textos e instrucciones. Se expresan bien oralmente, con
tonos de voz ricos y bien modulados y al escribir buscan las palabras exactas para lo que
quieren decir. Para trabajar con ellos considera una idea cada vez y trata de cerrar el tema
antes de pasar a otro. Su ritmo es más lento que el de los visuales pero sus razonamientos
pueden son mucho más completos. Y habla claro, modulando, sin romper el razonamiento y
acabando las frases.
Los pensadores Kinestésicos constatan las informaciones que les llegan desde el exterior con
sus sensaciones y emociones. Consideran las repercusiones de sus ideas y acciones evaluando
como se sentirán ellos u otras personas en cada circunstancia. El ambiente y la comodidad
influyen sobre su concentración. Suelen tener impulsos de intuición que les permiten llegar a
conclusiones sin haber realizado un análisis lógico. En su proceso de pensamiento utilizan
imágenes e ideas abstractas y a veces pueden quedarse abstraídos en un tema, colgados en
medio de una frase. Usan voz grave, reposada y monótona. Para trabajar con ellos hazles
sentirse cómodos, comenta las repercusiones de los temas que traten y ayúdales a confiar en
sus intuiciones. Habla despacio, dejando caer las ideas una a una. Y no pases a la siguiente
hasta que una caída de ojos, o de toda la cabeza, te demuestre que ya han asimilado la idea
anterior.
4. Envuelve para regalo
La forma de envolver para regalo la idea consiste en presentarla bajo la forma de refrán, cita,
metáfora, cuento, fábula o anécdota.
Si puedes usar una que sabes que es conocida y aceptada por tu interlocutor (por ejemplo, una frase
o anécdota que la dice o la cuenta él) tanto mejor. Y, si no, saca una frase o historia de tu colección,
que venga a cuento con el tema.
Recuerda que las mejores anécdotas son las que se explican en primera persona.
A continuación, cuando, a manera de conclusión, expreses con precisión tu mensaje, podrá ser
aceptado mucho más fácilmente, y, en vez de una negación en redondo tendrás una modulación
sobre la que seguir reflexionando.
Nunca aceptes un “no es tan fácil…”; si hay otros argumentos, examinémoslos, pero tratamos entre
profesionales que deben tener la preparación para hacer frente a su trabajo.
A mí me gusta sacar, en estos casos, la metáfora del funámbulo que camina por la cuerda floja y el
cirujano que opera de apendicitis. No es tan fácil… Pero para cada profesional hacer lo suyo es
rutina, y hacer lo del otro…
5. Usa el ritmo natural
Esto debe interpretarse en diversas dimensiones. En primer lugar, la comunicación debe ir avanzando
de tal manera que no se de un paso hasta que se haya completado el anterior, es decir, no colocar una
segunda idea hasta que no haya sido “comprada” la idea anterior.
Comprobamos que nos han “comprado” una idea por el gesto Kinestésico de aquiescencia: Ligera
caída de ojos, generalmente hacia la derecha e incluso ligera caída de la cabeza, como asintiendo.
El interlocutor se auto confirma así que le satisface la idea. Pero, después de varios pasos sucesivos,
llega el momento de colocar la “gran idea” que es el gran objetivo de nuestra comunicación (Punto 1:
Ten claro el objetivo). Aquí necesitamos haber alcanzado una máxima sintonía (“rapport”) con
nuestro interlocutor, y, además, que esté totalmente abierto a recibir el mensaje.
La sintonía la habremos alcanzado “cortando a medida” durante todo el proceso. La apertura llegará
cuando el conjunto de su sistema mente-cuerpo esté con las defensas bajas, es decir, sin ganas de
discutir, sin predisposición a sentirse susceptible o víctima o intranquilo o quisquilloso. Cuando su
mente esté abierta a aceptar, sin más ni más, una verdad razonable que ciertamente no repugna a las
creencias de su yo más profundo.
Este estado de predisposición a aceptar una verdad razonable es un estado de ligera ensoñación. El
mismo estado en que nos aparecen repentinamente las ideas geniales o simplemente insospechadas,
las intuiciones sintéticas que no nos han venido cuando reflexionábamos conscientemente y
duramente sobre un problema, los recuerdos insólitos,…
Este estado se refleja en diversas variables fisiológicas, como las ondas cerebrales y las
concentraciones en sangre de hormonas estimulantes (pero que desgastan, como la
adrenalina, etc.…) y hormonas relajantes (que regeneran, como los glucocorticoides). Si no
recibimos estímulos interesantes del exterior estas concentraciones varían cíclicamente en lo
que se llama Ciclo Ultradiano, con lo que cada dos horas o algo menos se abre una
“ventana” al recuerdo, la inspiración o la “compra” de una buena idea que nos vendan en
ese momento.
Pero esos ciclos no son biorritmos místicos que se cumplen inexorablemente, aunque es
sano para la salud perturbarlos lo menos posible (dormir, trabajar y descansar a su tiempo,
etc.…). Los estímulos exteriores modifican continuamente esos ritmos.
Una conversación viva mantiene excitado al interlocutor (aunque le cansa), mientras que el
tono bajo, lento, etc.… le “adormece” y hace que aparezcan los indicadores de “apertura de
la ventana”, de predisposición: Vista que cae, ligera hinchazón de párpados y labios,
respiración que se relaja, color de piel que sube…