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A Aquel que nos dio la

existencia debemos los


talentos que nos han sido
confiados; y es una
obligación que tenemos
hacia nuestro Creador
Las cuatro T
TIEMPO
Los talentos, aunque sean pocos, han de ser
usados. La pregunta que más nos interesa no es:
¿cuánto he recibido? sino, ¿qué estoy haciendo con
lo que tengo? El desarrollo de todas nuestras
facultades es el primer deber que tenemos para con
Dios y nuestros prójimos. Nadie que no crezca
diariamente en capacidad y utilidad, está
cumpliendo el propósito de la vida. Al hacer una
profesión de fe en Cristo, nos comprometemos a
desarrollarnos, en la medida plena de nuestra
capacidad, como obreros para el Maestro,
debiéramos cultivar toda facultad hasta el más
La parábola de los talentos debería ser
materia de estudio y oración más
cuidadosos, porque tiene una aplicación
personal para cada hombre, mujer y niño
que posean la capacidad de
razonamiento. La obligación y
responsabilidad están en proporción a los
talentos que Dios concede a cada uno. No
hay un solo seguidor de Cristo que no
tenga un don peculiar para usar y del
Dios ha confiado a los hombres
talentos: un intelecto donde se
originan las ideas, un corazón para
que sea el asiento de su trono, los
afectos para que fluyan como
bendiciones para otros, una
conciencia para que convenza de
pecado. Cada uno ha recibido algo
del Maestro, y cada uno debe hacer
Y ahora, hijitos, permaneced
en él, para que cuando se
manifieste, tengamos
confianza, para que en su
venida no nos alejemos de él
avergonzados. 1 Juan 2:28

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