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OBJETIVOS
ESPECÍFICOS
El paciente terminal amerita no ser abandonado por parte del médico tratante. Cuando termina la
posibilidad de un tratamiento curativo debe estar disponible sea para un tratamiento paliativo,
sintomático o bien acompañarlo hasta su muerte.
Cuando familia y enfermo trabajan conjuntamente el proceso de morir, el miedo, la desesperanza y la
tristeza por la pérdida, dan paso a la seguridad, tranquilidad, satisfacción, incluso alegría, por la
liberación que supone cuidar el enfermo hasta el último minuto según su voluntad, hasta morir en paz
y con dignidad, sea cual sea el lugar del óbito.
El ambiente físico, el contexto emocional y la realidad espiritual de morir pueden ser muy diferentes
para aquellas personas que tienen una relación cercana con dicho proceso, ya sea por sus propias
creencias, expectativas o experiencias. Sin embargo, resulta más difícil, para aquellas otras, menos
relacionadas con el suceso de final de vida. Por tanto, esa distancia o proximidad es clave en la
perspectiva de la muerte.
La intensidad y duración del duelo varían en cada persona, pero suele ser proporcional al significado
de la pérdida, por lo que los cuidados proporcionados a pacientes y familia durante una enfermedad
terminal influyen profundamente en el duelo que sigue a la muerte.
RECOMENDACIONES
Asumir que nuestra profesión brinda la oportunidad especial de ayudar y confortar al moribundo, así como
de proporcionar consuelo y comprensión a sus familiares, en un momento muy difícil y de acuciante
necesidad de apoyo humano.
Animar al Equipo de Salud a escuchar a los pacientes que deseen hablar de sus miedos y temores.
Procurar una relación franca y sincera entre el Equipo de Salud y el paciente y sus familiares.
En cuanto a dar información al paciente sobre el pronóstico de su enfermedad, no podemos negar al
enfermo tanto el derecho de conocer la verdad como de no querer conocerla. Así pues, habrá que valorar
si lo desea y es conveniente o no, por medio del trato directo con él, a través de sus preguntas, actitudes y
también valorándolo con la familia.
Ofrecerle al paciente la posibilidad de ayuda religiosa en las horas finales de su vida, si así lo desea.
Contemplar la asistencia a la familia en el duelo, intentando en la medida de lo posible evitar la aparición
del duelo patológico.
AGRADECIMIENTO
En primer lugar, agradecemos a Dios por habernos permitido llegar hasta este
punto, darnos salud, ser el manantial de vida y obsequiarnos lo necesario
para seguir adelante día a día logrando nuestros objetivos.
A nuestra mentora y psicóloga Isbi Vilela y a la Universidad San Martín de
Porres por permitirnos obtener información completa y provechosa para la
investigación de este trabajo.
También un agradecimiento especial a nuestros padres y familiares que están
presentes y apoyándonos en nuestro recorrido académico.