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Ana Enriqueta Terán

Estudiante: Estefanía Santana


Biografía
• El 4 de mayo de 1918 en la ciudad de
Valera, Trujillo. (97 años) Nació en el seno
de una familia acomodada, y recibe su
herencia literaria de manos de su abuelo.

• En su casa aprendió a leer los clásicos del


Siglo de Oro Español.
• Realizó carrera diplomática en Uruguay
(1946) y Argentina (1950).
• Los vaivenes políticos provocados por la
dictadura militar de Juan Vicente Gómez
dieron pie al traslado de la familia Terán a
una casa situada en Puerto Cabello.
• En 1952, renunció a su cargo en la
Embajada de Venezuela en Buenos Aires,
en rechazo a la auto proclamación del
dictador Marcos Pérez Jiménez como
Presidente.

• Con motivo de la celebración de sus


ochenta años (1998), las autoridades
culturales del gobierno venezolano
decretaron la conversión en Museo y Casa
de Cultura, de la residencia que Ana
Enriqueta Terán había ocupado durante
varios años en Jajó.
Tradición clásica española:
• Entreteje lo mítico y lo místico.

•Su obra tiene calidad arquitectónica.

• Influencia de Garcilaso, San Juan, Santa Teresa,


Góngora y las lecciones de los poetas españoles
del 27.

•Prima el uso de imágenes, el paisaje natural,


“teología de lo natural”.

Sintaxis Corazón

Equilibro poético
El deseo y la presencia del
amado, su ausencia también.

Las
columnas El gozo y su
TEMAS condición
del afecto
RECURRENTES huidiza.
en la casa
familiar.

La indagación permanente del


ser y su esencialidad, el lustre
y la miseria de vivir.
Obra poética…
1era etapa: Al norte de la sangre (1946), Verdor secreto
(1949) y Presencia terrena (1949).

Dice la poetisa: “Garcilaso me acompaña en las derrotas amorosas;


Santa Teresa me enseña a cómo desear a Dios, Góngora se vuelve licor
de libertad en mis liras, tercetos y sonetos. El verso en una rayadura
perfecta en lámina de oro”.

«¡Oh! Clara voz en que mi voz presiento.


Yo voy en tu dolor amanecida:
¡ocuras rosas dicen que no miento!

¿De qué color es el color que da la vida?»

«Ah! Recuerdo tu cálices serenos…!


Quién lo dulce robó de nuestros prados?»
Verdor secreto (1949), poemario que se abre con un extenso canto al
árbol -dentro de la particular "teología de lo natural" que dominaba
por aquel entonces la espiritualidad de la autora- la bondad y
limpieza de la Naturaleza, frente a la compleja maldad de los efectos
de la invención humana, tan ocupada siempre en crear máquinas
encaminadas al daño y la destrucción.
Presencia de la tierra (1949),
teñida por oscuros
presentimientos de la muerte
que acentúan la debilidad de las
criaturas; pero se trata de una
muerte que fortalece el deseo
de vivir en la autora y garantiza
el ejercicio pleno de su libre
albedrío ("Existo por mi muerte,
para mi muerte y amo /
libremente mi vida, libremente
mi muerte").
2da etapa:

De bosque a bosque (1970)

Libro de los oficios (1975)

Música con pie de


salmo (1985)

Casa de hablas (1991)

Albatros (1992)

Construcciones sobre
basamentos de la
niebla (1998).
En esa suma de obra que es Casa de hablas Ana
Enriqueta Terán ofrece al lector su constante diálogo no
con el mundo vacuo y abstracto de los metafísicos, sino
con la realidad concreta que rodea al hombre sencillo;
porque hasta en las formas y los usos más rutinarios se
esconde un venero de misterios puros y revelaciones
simples que la palabra poética puede descubrir y
descifrar.
Poemas
Canto
«No basta hablar del fuego para tener su boca;
hay que escuchar el río, la raíz, la simiente,
el crepitar del árbol en la verde penumbra:
hay que saber del ancho pulmón de lo terrestre .

Lleva en los tibios brazos ríos de mansedumbre


y en los senos guirnaldas de leche sumergida,
una marina antigua en la piel de la espalda,
que suaves litorales sus caderas avivan.

Es la belleza apenas un punto por sus sienes


porque es hembra tendida fluyente por los prados;
apenas en el pecho lleva luces celestes
y latitudes tibias como espejos cercanos.

Ella se mira en todo y se mira en el hombre,


el sembrador, el “uno” sobre la sal terrena;
se sabe dominada por su simiente oculta
pero también se sabe con dignidad de tierra.
Aunque el hombre esté lleno de vital espesor,
de fulgures erguidos de brumosas corrientes,
nunca llega como ella a los intactos nombres
de la tierra, la vida, el amor y la muerte.

No basta hablar del fuego para tener su boca;


hay que escuchar el río, la raíz, la simiente,
el crepitar del árbol en la verde penumbra:
hay que saber del ancho pulmón de lo terrestre .
SONETOS DEL AMOR PERENNE Y DEL AMOR FUGITIVO

Aquella “sin razón” que desafiaba


y que negaba fuerza a mi alegría;
naturaleza firme que vivía
en amorosos tintes que ignoraba.

Aquella lumbre que necesitaba


y que en mi propia sangre relucía,
en este día la he sabido mía
cuando mi sangre ya no la esperaba.

Porque para saber lo que he sabido


mi corazón estuvo prisionero
y en amargas pasiones sumergido;

porque para vivir como he vivido


no basta la pasión, no basta el fiero
amor que mi esperanza ha consumido.
Gracias

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