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LA FIESTA DE NAVIDAD:

ALCANCE Y CONTENIDO
BRANDON ALEXIS HENAO MARTÍNEZ
I DE TEOLOGÍA
EL MISTERIO DE DIOS HECHO HOMBRE
• En la antigüedad la fiesta del nacimiento del Señor no era tanto el acontecimiento
histórico del alumbramiento lo que les interesaba rememorar cuanto el misterio
insondable e inaudito del Dios hecho hombre en las entrañas de la virgen María.
• Por la encarnación, asumió Dios la condición de hombre.
• Al afirmar la humanización de Dios, los padres y teólogos posteriores dejan de lado la
condición doliente del hombre.
• Por la encarnación ha asumido el Logos una naturaleza humana, haciéndose realmente
hombre, un hombre concreto, entrando en el tiempo e incorporándose a nuestra propia
historia.
• En la única hipóstasis divina del logos se han unido la naturaleza divina y la naturaleza
humana, es decir, el Hijo eterno del Padre, sin dejar de ser Dios, se ha hecho hombre.
NAVIDAD CELEBRA LA GLORIA DEL HOMBRE-DIOS

• En la celebración de navidad hay una invitación constante a la mirada contemplativa y


gozosa del misterio.
• El nacimiento temporal e histórico no es sino la manifestación temporal e histórico del
Verbo que, desde la eternidad, procede del Padre.
• La Iglesia tiene la convicción profunda de que el nacimiento temporal de Cristo de las
entrañas de la Virgen María no es sino la prolongación y manifestación de la generación
eterna del Verbo.
LOS DESPOSORIOS DE DIOS CON EL HOMBRE
• El misterio que la Iglesia celebra durante la navidad no se agota diciendo que Dios se
ha hecho hombre. En navidad también celebramos la incorporación de todos lo hombre
a Dios.
• En la humanidad personal de Jesús están representados los hombres de todos lo
tiempos. Al asumir la naturaleza humana el Verbo no solo se ha desposado con esa
humanidad suya, personal, unida a él hipostáticamente, sino con tola la comunidad
humana.
• En el seno de la Virgen María se han consumado las nupcias entre lo humano y lo
divino, constituyéndose de esta forma Cristo en esposo de la humanidad.
• La humanidad personal de Jesús con la que el Verbo celebra sus bodas, no solo
representa a la comunidad humana, sino también, a la Iglesia, que por ello viene a ser
el sacramento de la humanidad rescatada y regenerada.
DIOS SE HA HECHO HOMBRE PARA QUE EL HOMBRE
SE HAGA DIOS
• Entre esposo y esposa se establece un intercambio mutuo de entrega y de donación.
Intercambio en el cual es Dios quien toma la iniciativa, quien se da a sí mismo, quien
ofrece al hombre una participación en su condición de Hijo de Dios.
• Al celebrar el nacimiento del Señor, la fiesta de navidad celebra también el nacimiento
del hombre a la vida nueva, a la vida de hijo de Dios, que echa sus raíces en el misterio
del alumbramiento y culmina en la pascua.
• La fiesta de navidad no sólo celebra el misterio del Dios hecho hombre, sino también el
misterio del hombre constituido hijo de Dios por adopción; no solo la humanización de
Dios, sino también la divinización del hombre; no sólo el nacimiento humano y temporal
del Hijo de Dios, sino también el nacimiento nuevo, a la vida divina, de los hijos de los
hombres.
DIVINIZACIÓN. REGENERACIÓN. LIBERACIÓN

• Lo importante de la navidad no es sólo celebrar que Dios se ha hecho hombre: desde


nuestra propia perspectiva es aún más importante celebrar el misterio de nuestra
filiación divina, el misterio de nuestro nacimiento a la vida de Dios.
• Entre las aguas bautismales fecundadas por el Espíritu y en las que los creyentes
renacen a la vida nueva, y el seno virginal de María, fecundado por el mismo Espíritu,
en el que tomó carne el Verbo de Dios.
• Navidad es el sacramento de la vida nueva y regenerada en Cristo. Navidad nos libera
del hombre viejo y nos engendra a la vida de hijos de Dios.
EL HOY DE LA CELEBRACIÓN NATALICIA O LA
PRESENCIA DEL MISTERIO
• Los acontecimientos redentores, que son evocados y celebrados a lo largo del año
litúrgico, no son puros recuerdos reconstruidos en la imaginación. En cierto sentido se
hacen presentes y actúan como acontecimientos de salvación.
• No se trata de revivir el acontecimiento histórico sino de reproducir espiritualmente el
hecho salvador.
• Para Dios, que es presencia perenne e incesante, no hay ni pasado ni futuro.. Todo se
resuelve en un “hoy” divino e inmutable.

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