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DESPIDO Y SUS CONSECUENCIAS

ECONÓMICAS
En el sector público es muy común los despidos injustificados de los empleados por diferentes
razones; en muchas ocasiones, los nominadores ocupan sus cargos gracias a favores o
compromisos políticos; este clientelismo donde se cambian cargos en las entidades por votos,
hace que las personas de los niveles subordinados que no pertenecen a la corriente política del
directivo de turno vea en riesgo su vinculación laboral cuando se presentan cambios en la
dirección de las mismas; ya que aún cuando el nominador sabe que está violando la Ley laboral
al despedir a un trabajador, lo hace para ubicar a sus recomendados en los cargos de la entidad
que dirige. Si bien, el despedido sin causa justificada, muchas veces estando nombrado en
propiedad en un cargo, opta por demandar el estado, estos procesos llevan mucho tiempo y
desgaste personal y económico; y cuando sale el fallo, en muchas ocasiones el directivo infractor
ya no se encuentra vinculado a la entidad, con lo cual se ordenan pagos de indemnizaciones y
restituciones con el consecuente perjuicio presupuestal, pero prácticamente nunca se ordena
una acción de repetición en contra del exdirectivo, con lo cual se convierte en una práctica
mezquina que no solo afecta a los trabajadores sino a las entidades y al erario público.

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