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La vida promedio de un ser humano ronda los 80 a 90 años, en los

cuales optamos por sobrevivir, pasar por la vida o dejar un legado a las
futuras generaciones… un legado de trabajo, de integridad, de triunfos
y de experiencia.

No dejes que la vida pase por ti, que la historia te valore como alguien
que se dedicó en cuerpo y alma a un propósito… no debes de verlo
como algo extraordinario, sino como realizar situaciones que
transformen la vida de una persona (la misma vida) o la de muchísimas
más.

Un líder con propósito sabe lo que está haciendo, por qué lo hace,
trabaja con un fin y hace que cada segundo de vida tenga un valor
incalculable.

Por eso se detallan estos cinco consejos para inspirar tu alma y


corazón a prepararte y dejar una legado a tu familia, comunidad, país y
a tu generación.
Dios mío,
tú cumplirás en mí
todo lo que has pensado hacer.
Tu amor por mí no cambia,
pues tú mismo me hiciste.
Cuando una persona tiene un propósito, tiene ¡No me abandones! Salmos 138:8
claro su futuro y cada día de su vida no es
una tortura o sufrimiento por no saber el por
qué se despierta por las mañanas, trabaja a
diario, por el contrario, ese propósito lo lleva a
tomar fuerzas nuevas, emprender y seguir
luchando por sus sueños.

Muchos en esta parte se estancan en


propósitos finitos, como tener dinero,
posesiones y fama, pero al final de los día nos
hemos encontrado que esto muere,
desaparece y no nos podemos llevar nada.

Es aquí donde Dios toma el control, que Él


sea lo principal y lo demás será añadido.
Conozca sus fortalezas y sus
debilidades Es importante saber que
temperamento es la influencia
básica de nuestro
comportamiento y es el que
nos provee de nuestras
debilidades y fortalezas. Por
supuesto que es más fácil
pensar y reconocer nuestras
fortalezas y tratar de ocultar o
ignorar nuestras debilidades,
pero el hecho de poder
identificar ambas, es el primer
paso determinante en este
proceso.

Hágase un examen minucioso, a través de un listado de sus dones naturales y


experiencias y verifique cuál son las cualidades que edifican su éxito y defina
aquellos hábitos destructivos que disminuyen los impulsos para seguir el camino.
Luego haga un repaso semanal, quincenal o mensual de los avances logrados
para aumentar las fortalezas y disminuir las debilidades.
Fije un orden de prioridad
en sus responsabilidades
¿Cuáles son tus metas más grandes de este año? ¿Prefieres pasar tiempo en
estas metas, o en este nuevo compromiso? Conocer tus metas ayuda a definir
prioridades.

Escribe tus metas, esto te ayudará a ordenar tus pensamientos y a verificar la


importancia de las cosas.

Para un líder cristiano, es necesario determinar el primer lugar a Dios, no


dejar a un lado nada que tenga que ver con su relación personal, ya que esto
contribuirá a estar siempre “recargado” con su presencia y, a través de esa
relación intima y sincera, establecer mejores vínculos con los demás.
Aprenda a decir no
Decir no es un derecho del que a veces renunciamos. La mayoría de veces se
da porque no sabemos lo que queremos y nos lleva a realizar mil actividades,
pero ninguna con un propósito claro.

Mantenga sus prioridades (slide anterior) y si hay alguna invitación, un evento


que no se ajusta a sus parámetros para darle continuidad a sus metas, es el
mejor momento de decirle un firme: NO!

Además, decirle No! A muchos hábitos destructivos, a malas relaciones, y sobre


todo a la falta de amor a la familia. Un buen líder , se define por
La condición de su unión familiar, recuerde que al final
De los días, la familia es la única en la que se encuentra
Amor, cariño y sobre todo comprensión.
Comprométase con los logros a largo
plazo
Para tener una organización,
institución, ministerio que logre
resultados satisfactorios
comprométase a ver más allá del
corto plazo.
Para esto es necesario definir
valores y darles las preferencias
necesarias.
Un ministerio fuerte sólo se logra en
base al crecimiento de todas las
personas que son parte de ello.
Involucre, capacite, cree nuevas
experiencias, desafíe el status quo,
disminuya la importancia de victorias
al corto plazo y desarrolle un espíritu
propósito que transforme la vida de
las personas.
Conclusiones
• El liderazgo no es una carrera de 100 metros,
es una maratón, se gana paso a paso.
• La palabra clave en un líder con propósito es
P-R-I-O-R-I-D-A-D.
• No se desenfoque de su meta.
• Hágase un auto-examen fiel de si mismo, sólo
así podrá mejorar sus fortalezas y extinguir las
debilidades.

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