dictaduras sudamericanas acordaron a partir de 1975 intercambiar información sobre dirigentes políticos, sindicalistas, estudiantes y todo individuo sospechoso de ser izquierdista con el objetivo de eliminar actividades que denominaban como “terroristas” y marxistas en el continente, persiguieron y eliminaron a militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles de nacionalidad argentina, uruguaya, chilena, paraguaya, boliviana y brasileña".De acuerdo con documentos desclasificados, varias agencias del Gobierno de Estados Unidos estuvieron al tanto del accionar represivo, funcionó desde mediados de la década del 70 hasta iniciados los años 80 • La segunda fase del plan consistió en la conformación de equipos especiales transnacionales para el secuestro y detención de los “objetivos”, que eran sometidos a feroces interrogatorios y sesiones de tortura en siete prisiones clandestinas que funcionaron en dependencias militares o policiales de Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile. Luego, los disidentes podían ser entregados, o no, a su país de origen para su posterior desaparición física. • Una tercera fase, más sofisticada, apuntó a exterminar a destacados dirigentes políticos que podían influir en la opinión pública internacional contra los regímenes militares de la región. Estas operaciones especiales tuvieron lugar en otros países de América y de Europa. El entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), George Bush, luego presidente de Estados Unidos, dejó trascender que se trataba de un ajuste de cuentas entre grupos de izquierda. Posteriores investigaciones determinaron la responsabilidad de la Dirección de Inteligencia chilena (DINA) y de miembros de la organización anticastrista Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unificados, cuyos miembros, en su mayoría, fueron entrenados por la CIA. Sara Méndez, uruguaya que fue torturada en el centro clandestino de la Operación Condor en Buenos Aires conocido como Automotors Orletti, regresa al lugar. ¿Quiénes fueron los principales ideólogos del Plan Cóndor y quiénes, sus ejecutores?
Los dictadores Augusto Pinochet, de Chile; Alfredo
Stroessner, de Paraguay; Hugo Bánzer, de Bolivia; Jorge Videla, de Argentina, y Juan María Bordaberry, de Uruguay. Si bien ningún enviado de Brasil firmó el acta constitutiva, se comprobó la cooperación en su territorio para el secuestro y asesinato de opositores de los otros países. ¿Cuántas víctimas cobró el Plan Cóndor? De acuerdo con un informe del Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos de Unesco, publicado en el 2015, las víctimas del plan fueron 376 personas: 177 uruguayos, 72 argentinos, 64 chilenos, 25 paraguayos, 15 peruanos, 12 bolivianos, cinco brasileños, tres cubanos, dos estadounidenses y un español. De la cifra total de 376, 219 permanecen desaparecidos y 38 fueron hallados sin vida. Entre los casos más conocidos que se atribuyen a esta operación está el asesinato con coche bomba en Washington de Orlando Letelier, ex ministro estrella del gobierno de Salvador Allende. También se incluye la desaparición y posterior asesinato del hijo y la nuera de Juan Gelman. Mientras el joven Marcelo Ariel Gelman fue asesinado en Buenos Aires (sus restos fueron hallados en 1989), su esposa, María Claudia -quien estaba embarazada-, fue llevada a Uruguay. Allí, antes de que la mataran, dio a luz a una niña que fue entregada en adopción. En 2000, tras de años de búsqueda, Juan Gelman logró ubicar a su nieta. Como parte del Plan Cóndor también se incluyen los llamados "vuelos de la muerte" en el que personas eran arrojadas vivas al mar o al río desde aeronaves. JUICIOS RELACIONADOS AL PLAN CONDOR Con las acusaciones y juicios por el Plan Cóndor se puede hacer un "quién es quién" de los regímenes militares de Sudamérica en los años 70 y 80, pues entre los señalados se encuentran ex jefes de estado de facto de Argentina (Rafael Videla y Reynaldo Bignone), Chile (Augusto Pinochet) y Paraguay (Alfredo Stroessner). En Italia, en 2013 empezó un juicio -aún no concluido- contra 32 militares y civiles de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay por la desaparición y muerte de 33 ciudadanos italianos y 20 uruguayos. Sin embargo, acusaciones e incluso juicios no significan condenas. Largamente vinculado al caso, Augusto Pinochet siempre negó estar vinculado al plan y en 2005 la Corte Constitucional chilena decidió que no podía ser juzgado por el caso por sus problemas de salud. Falleció en 2006 En Paraguay -luego del descubrimiento de los archivos del terror- se intentó enjuiciar a Stroessner, quien estaba exiliado en Brasil, a salvo de cualquier persecusión judicial. Allí murió también en 2006. Algo similar ocurrió en Argentina, donde en 2001 se le inició un proceso a Rafael Videla por el Plan Cóndor, pero en 2010 fue condenado a cadena perpetua por la desaparición de 31 detenidos y en 2012 a otros 50 por el robo de niños nacidos de prisioneras en centros de detención clandestinos. Murió en una cárcel común en 2013. Argentina, un país en el que el proceso de los juicios de lesa humanidad está muy avanzado y no cesa, se ha convertido en el primero que condena formalmente a los jerarcas del Plan Cóndor en un larguísimo juicio con 105 víctimas y 18 imputados que empezó en 1999 con cinco casos y ha ido creciendo poco a poco. Un tribunal federal condenó por "asociacion ilícita en el marco del Plan Cóndor" entre 8 y 25 años a los principales imputados. Entre los condenados está Reynaldo Bignone, último dictador argentino, y el general Santiago Riveros. También está el coronel uruguayo Manuel Cordero, que fue extraditado en 2007 a Argentina desde Brasil, y el exagente de la inteligencia argentina Miguel Ángel Furci, que recibieron las penas más altas, de 25 años de cárcel. No figuran los máximos jefes del Plan Cóndor porque han muerto, pero simbólicamente el proceso judicial también va contra ellos. De hecho, el más cruel y conocido de los dictadores argentinos, Jorge Videla, murió tres días después de declarar en este juicio. Afrontar su responsabilidad en el Plan Cóndor fue lo último que hizo en vida. Videla aseguró ante el tribunal que se hacía cargo de toda la responsabilidad pero sin dar ningún detalle nuevo. “Lo importante de este juicio es que por primera vez en América Latina un tribunal reconoce la existencia del Plan Cóndor como asociación ilícita, es un juicio clave porque si estuvieran vivos Pinochet o Stroessner estarían en esta causa", explica Gastón Chiller, director ejecutivo del CELS, un organismo de derechos humanos muy respetado en Argentina que ha promovido este y otros muchos juicios contra los jerarcas de la dictadura militar.