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¡ Toquen flautas y tambores !

Una historia social de la música


sde las culturas populares en Ch
Siglos XVI-XX
or: Maximiliano Salinas Campos
Introducción: Nuestra carencia musical es la carencia de la herencia de
Occidente, el gran eje de la vida musical está representado en la igle-
Sia metropolitana de Santiago, esto es en el centro político y espiritual
De la occidentalización local.
Somos herederos de la historiografía eurocéntrica, donde todavía no se
Logra ver en pie de igualdad a las diversas manifestaciones culturales y
Musicales de los pueblos.
La música de las Elites, la sonoridad del occidente Cristiano.
Música docta o música seria, constitución latino medieval del occidente cristiano
Este tema se remite al contexto de los fundamentos espirituales de la edad media.
El símbolo de la virtud es la figura de Jesucristo, una figura representada por los
Padres de la iglesia como un ser que no se ríe. “Dios no nos ha dado pie para dan-
Zar, sino para caminar modestamente” (Juan Crisóstomo)
La risa, tenía que ver con lo pernicioso y lascivo, que conducía a las almas a lo
impuro y demoníaco.
Clemente de Alejandría, recomendó utilizar sólo la palabra, El Logos, y no nece-
Sitar ya del viejo salterio, tambor y trompeta.
El canto gregoriano, constituyó la pervivencia del canon musical del occidente
Cristiano desde los tiempos del emperador Carlomagno en el siglo VIII con la uni-
versalización del rito romano hasta el siglo XX. Una vocalidad que sólo debió ser
Masculina, como correspondió a una música del poder de las elites. En el siglo IX
el papa León IV excluyó el canto de las mujeres en los templos.

En el siglo XIII y hasta finales de la edad media la música seri-cristiana comba-


tió la influencia de los juglares, personajes que conservaron los cantos, las dan-
zas y los juegos del paganismo o del oriente próximo.
La actividad misional misional de la elites intelectuales debió combatir el so-
Nido pagano y diabólico de los pueblos indígenas de América y negros de
África.

Se produce una ambigüedad en el caso ibérico, mientras la autoridad polí-


tica y religiosa insisten en el canon estético y musical del occidente cris-
tiano, la mayoría de los inmigrantes ibéricos reflejan
la cotidiana cultura Hispanoárabe en que sus antepasados habían vivido por
siglos.

Las elites barrocas en Chile vigilaron que ni pública ni privadamente se


practicasen
Cantos y danzas que se apartaran de la seriedad del importado occidente
cristiano.
Otro gran momento en el espacio sudamericano chileno, tuvo
Lugar más tarde durante los siglos XVIII y XIX bajo el signo
Modernizador de las elites de la ilustración, después del bautizo
Barroco las elites criollas tuvieron que prepararse para la confir-
mación ilustrada.
Así se entienden las posiciones condenatorias a las ramadas
Así el vicario capitular de Santiago Manuel Vicuña declaró la
Cueca “cosa de pecado” y ordenó celebrar un Tedeum de acción
De gracias por la supresión de las chinganas en Aconcagua en
1838.
Aún en 1967 la comisión de música sagrada del episcopado católico censuró
El empleo de la guitarra en los templos.
Las Músicas Indígenas

Música diferente, culturas orales y gestuales, que se relacionaron más con la


armonía y la renovación del cosmos. En relación a la civilización hispano-árabe
Se valoró las claves del misticismo más que el ascetismo.

Como sea estas culturas fueron en su expresión artística más leve, más alegre y
Entusiasta que la música seria de occidente.

El oriente es su fundamento simbólico, como origen de la luz solar.

Música rural dionísica, cómica, que difunde el júbilo, del buen humor, la diversió
El chiste, la burla y la risa en el sentido de lo exultante y permanente renovación
Cíclica del cosmos.
Ha llamado la atención el carácter de las flautas y tambores indígenas como
símbolos
Fálicos y femeninos de la fertilidad, la vida y la resurrección.

Así también las estas culturas no tuvieron problemas en acoger el carácter


carnavalesco
de las culturas populares ibéricas .
Hubo influjo africano que se combinaron con melodías indígenas que alte
Profundamente la liturgia religiosa.

En Chile, consta el orgullo y la dignidad con que los africanos tocaron los
Tambores en las fiestas religiosas hasta desafiar hasta sus propios amos
Junto a la España europea ce Carlos V y Felipe II llegó a nosotros
La España oriental de los árabes con sus algarabías.

Este mundo llegó con toda su riqueza artística a América del Sur durante
Los siglos XVI y XVII, guitarristas, bailarines, pandereros, dejaron su
Herencia en la vida musical chilena.

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