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M7 TEs nocesario subrayar que este trabajo bublers sido imposible sin €. Fucks que, como Hogista, ha conteibuide directamente a Is la: Doracisn teética de toga In parte lingstica de este texto, especial rents eo Ts prevntaién general de los proceios de enuncialon (2) Yy también ep in dscusén y las perspectivas de transformactin de ‘sa fase (I 2) Pechoux. M. (1878) “Formacion social, lengua, discurso" en Hacia af andisis ‘aulomtico de! discurso, Gredos, Madrid, pp: 227-253. INTRODUCCION EI sanélisis automitico del discurso» (que en adelante citaremos como, AAD) ha dado lugar, después de algunos afios, a un elerto niimero de publicaciones, tanto en el nivel tedrico como en el de las aplicaciones experimentales . Las observaciones, interpretaciones, criticas, hasta *incluso las deformaciones que han suscitado en estos dos niveles? nos han parecido quel necesitaban una actualizacién de com- Jjunto que pretendiera eliminar algunas ambipliedades, recti- ficar ciertos errores, verficar clertas dificultades no resuel- tas ¢ indicar simulténeamente las bases de una formulacién nueva del problema, a la luz de los desarrollos mnés recien- tes, a menudo nq publicades, de la reflexién sobre la rela- ci6n entre Tinglfstica y teoria del discurso, de abi Ia pre- sencia indispensable de un lingiista en el Dalance que em: prendemos. Para evitar todo equivoco que corriera el riesgo de mez lar el necesario trabajo eritico adecuado a un campo ted- rico y las tentativas de volver hacia atras que apuntaran a abandonar ese campo, empezaremos por presentar en una 7 Véesebiblogata, 1,1 y 2. * 2 vase bibllogrtia TT, 3 228 __Actualizaciones y perspectivas a propésito del AAD primera parte un cuadro epistemoldgico general de la em presa. Reside, segiin nosotros, en la articulacién de tres regiones de conocimientos cienttfcos: 1) EL materialismo histérico como teoria de las forma: clones sociales y de sus transformaciones, incluida Ia teoria de las ideologtas. 2) Lz Hiogilstica como teoria de los mecanismos sintéc ticos y a la vez de los procesos de enunciacién, 3) Ta teoria del discurso como teoria de la determina- istérien de los procesos seménticos. ‘Afiadamnos que esas tres regiones se ven, en cierta ma- era, atravesadas y articuladas por Ia referencia —que con- vendra Itcer explicita— a una teoria de la subjetividad (de naturaleza psicoanalitiea). sto nos conduciré a reformular, como una de las cues: Uiones centrales, la de Ia lectura, la del efecto lector como uno de los constituyentes de la subjetividad y que caracterizaremos por el hecho de que las condiciones de existencia de este efecto deben, para que se realice, estar disimuladas para el sujeto. Intentaremos en este punto dar cuenta de To que se desprende especificamente del dominio de Jo Jingustico en este olvido con relacién a las regiones prelingisticas, © no prelinglifsticas. Ta segunda parte estard consagrada a la discusién de los, iferentes aspectos eriticades, en su detalle, lo que no se puede hacer més que en el cuadro tedrico general de la primera parte, indicando, todas las veces que sea posible, las medias de reformar localmente tal 0 cual aspecto su perado (quedando en el cuadro de Ia problemstica inital), ¢ intentando por otra parte, en la medida posible, preparar Jas condiciones de una transformacién radical del problema en sus términes mismos, es decir, las condiciones de una revolucién en Ia que cada uno se da cuenta de Ia necesidad, Introduecién 229 ero de la que es imposible prever hoy su forma: si es verdad que «(solamente) se destruye aquello que se susti. tyes (el AAD pretende destruir, desde este punto de vista, el sandlisis del contenido»), la responsabilidad tedrica im. Pone que se prepare en primer lugar el terreno sobre el ual se podré efectuar el desplazamientosustitueién que evocamos aqui mediante la metifora de la palabra «revolu- cidno. En particular, esto supone que ya no existe el retraso apreciado en el nivel de los procedimientos préeticos de tratamiento de’ los textos con relacién al nivel alcanzado en las discusiones que versaban sobre la relacién entre las tres regiones que menciondbamos més arriba, y ante todo, ‘que se haya cerrado el espacio que separa ef andlists del discurso de ta teorta del discurso, cartruto I FORMACION SOCIAL, LENGUA, DISCURSO 1. FoRMaci6s soctAL, tnpotocts, pIscURSO ra parte est4 cons jones que hemos n el titulo general EI punte de articulacién de esta prime ‘iiuido por Ia relacién entre tas tres res Cesignado anteriormente y que se evoean en riniera parte. Sefalemos en seguida que en [a8 con dst todo concurre & Sats oi dl tabaj mes, » i chee que esta empresa de artenecon Dean ion como de un gu etc Go, rede ee ei’ qu, con mejor ound totea 2 Oe ten ofl remover tow obseelo of jyanizacionales y epistemolégicos ligados a la ‘balkanizacién sre hemos y sobre toto al echazoenmasar es ee tanodeh materia Miwéee. La Pe ee een a enofarnos que ep muy af evar “en come fas que gan qve of aterm Bs ne ologn que a tera, del eu ee ee eileen ee nl eh nvcstigiciones marxistas, sucede a menudo, que capaces de regiones. hacer Defando apart sau Formacién social, deologta, discurso 234 hnacer una erftica licida de su disciplina de origen, parecen legos ante ciertos aspectos académico-idealistas de las disciplinas vecinas, hasta el punto que creen poder encon- tar en elias directamente «instrumentos» tiles para su propia practica, incluso para su préctica critica. ‘La formulacién que proponemos aqui de esta articule ciéa no escapa, evidentemente, al riesgo que sefalamos, puesto que este riesgo es coextensive a las condiciones de Ia préctica universitaria actual. Volviendo a tomar el estado més reciente de esta formulacién?, plantearemos en primer lugar que la regién del materialism histérico que nos con- clerne aqui es la de Ia supraestructura ideolégica en su relacién con el modo de producciéa que domina la forma- cidn social considerada. Los trabajos marxistas recientes‘ ruestran que e¢ insuficiente considerar la superestructura ‘deotdgica, como|Ia expresién de sla base econémicar, como si In idcologia estuviera constituida por Ia

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