FARO DE VIGO • Sábado, 18 de octubre de 2008 • NÚMERO 581

Club FARO. José Luis Restán, director de Contenidos de la Cope, fue un
ingeniero de Caminos voluntariamente exiliado a un mundo de la radio en el que empezó de redactor y
nunca renunció a su propio programa, “La linterna de la Iglesia”. Es un hombre de la escuadra de Dios.
“El antiguo mundo cristiano ya
no lo es; ese es un reto del Papa”
“Benedicto XVI quiere reanudar un diálogo con la cultura moderna, crítico y de tú a tú”

Fernando Franco
n tiempos de tanto aguacero
E radiofónico es no poco inci-
tante conversar con un direc-
tor de Contenidos de esa emisora
beligerante llamada Cope. Puede o
no serlo según se mire pero, desde
luego, José Luis Restán, responsa-
bilizado de ello, es una persona que
emite sensaciones de equilibrio se-
reno y no de radicalidad y militan-
cia. Bueno, si acaso militancia en el
partido de Dios y admiración a su
lugarteniente en la Tierra, el Papa
Benedicto XVI. Por eso ha escrito
un libro, “Diario de un Pontifica-
do” (Editorial Encuentro), cuya
presentación le ha traído a Vigo y
de ello quiso hablar y no de su emi-
sora. Salvo un poco que le sacamos
con fórceps.
–Oiga, apuesto doble contra
sencillo que la suya es una perso-
nalidad tipo baluarte...
–¿Qué quiere decir?
–Pues que no de otro modo
tendría usted arrestos para asu-
mir públicamente la defensa de la
fe y, encima, ser jefe de Conteni-
dos de la Cope, con lo que está ca-
yendo...
–(risas) El secreto no está tan-
to en mi personalidad, que tiene
sus aspectos más débiles y más
fuertes, sino en la experiencia que
he vivido en mi camino cristiano.
El secreto de esa fortaleza está en
tener fe en una causa, en la clari-
dad de las razones y en una buena
compañía humana que nos sos-
tenga en momentos de flaqueza.
–O sea que no está usted en
posición de “prevengan armas”,
con coraza y yelmo...
–Intento que no, desde luego.
–A los obispos les echan en ca-
ra la Cope...
–Creo que los obispos en los
años 70, cuando la Cope era un
magma poco definido, pudieron
elegir una radio puramente pas-
toral, no polémica... pero con vi-
sión de futuro comprendieron
que caminábamos hacia una Es-
paña secularizada donde sus me-
dios de comunicación podían ser
instrumento de misión. Y asu-
mieron el riesgo al implicarse en
la información de la calle y en la
toma de partido ante ella.
–Del Papa actual habla en su
libro. ¿Cómo lo singularizaría
respecto a los anteriores?
–Es un intento de que la Iglesia,
tras un período de fuerte zozobra,
recobre su fortaleza interna y su
radicación en su verdad más esen-
cial, lo que implica una vuelta a los
orígenes de la fe. Y, en segundo lu-
gar, la reanudación de un diálogo
quizás mucho tiempo interrumpi-
do con la cultura moderna, crítico,
de tú a tú, en el que sea posible la
verdadera naturaleza del cristia-
nismo.
–¿Cómo analiza el protagonis-
ta de su libro la situación actual de
la Iglesia?
–Hablando del mundo euro-
peo, piensa que el suyo es el primer
pontificado en el que de una ma-
nera clara se ve ya que el antiguo
mundo cristiano ya no es cristiano.
Ya se intuía con Pablo VI y más en
Juan Pablo II pero ahora es certeza.
–Se abre un nuevo paisaje...
–Diríamos que la Iglesia debe
moverse en un mundo que ha si-
do culturalmente cristiano pero
que en buena medida ya no vive
de esa fuente. Por tanto tiene que
volver a presentar su buena nueva
en un mundo diferente.
Es curioso. José Luis Restán se
mueve en el cuerpo a cuerpo con
claridad y seguridad, pero al pasar
del tú a tú a la conferencia que hu-
bo posteriormente su voz y su tono
se enardecen y se hacen más redon-
das y sonoras sus palabras. Algo
que ya he observado en algún cole-
ga de la radio, como si la gente les
José Luis
Restán
intervino esta
semana en el
Club FARO. /
Foto: RICARDO
GROBAS
pusiera las pilas, actuara de catali-
zador de su discurso.
–Con lo que usted debe traba-
jar, escribir un libro sobre el Pa-
pa es un pesado esfuerzo añadi-
do. Estará usted muy motivado...
–El contenido del libro está muy
relacionado con mi preocupación
y trabajo cotidiano en Cope y mis
colaboraciones en medios escritos.
Pero es verdad que el libro nace del
impacto profundo que la figura de
Benedicto XVI ejerce sobre mí co-
mo modo de vivir la fe y de expli-
carla. Soy periodista, tengo pasión
por comunicar y siento el deseo de
contar a la gente lo que yo entiendo
de este papado.
–Cita usted la anécdota de un
viaje en el Metro de Madrid en el
que las pantallas daban la imagen
del Papa con unos subtítulos que
le tachaban de antiguo....
–Era el fácil y típico estereotipo
propio de esa habitual levedad pe-
riodística. Unas letras que le califi-
caban de rígido y conservador. Yo,
que conocía bien su figura, me
sentí amargado por la frivolidad
de esa imagen tan distante de la
que yo conocía del pontífice. Eso
influyó también en el deseo de es-
cribir un libro.
–No debe ser cosa fácil susti-
tuir en el mando a un peso pesa-
do como Juan Pablo II...
–Apunta usted a un tema intere-
sante. Cuando murió Juan Pablo II
éramos muchos los cristianos que
nos preguntábamos “Y ahora qué”,
tras un hombre que fue un gigante,
una figura original y carismática.
Cualquiera nos podía parecer un
enano.
–¿Y desmejoró la cosa con el
nuevo Papa?
–Ha aparecido un hombre muy
distinto a Juan Pablo II por tempe-
ramento, aficiones, historia perso-
nal... pero yo creo que va a ser un gi-
gante, de otra manera.
–¿Es este un Papado de espe-
cial complejidad por los cambios
operados en la sociedad? ¿Le ha
tocado bailar con la más fea?
–Momentos complejos hubo
muchos en la historia de la Iglesia
pero éste también lo es en Occiden-
te. En cualquier caso, este Papa está
especialmente dotado para ello por-
que ha vivido el 68 como profesor
universitario, es un intelectual que
no ha estado congelado en un frigo-
rífio eclesiástico sino que ha vivido
en un debate muy abierto con la
cultura y filosofía de su tiempo...
–Oiga ¿y no es hora de que la
Iglesia salga a la calle y busque a
la gente?
–La fe no es una teoría y el reto
ha sido siempre que responda a las
exigencias de cada tiempo. Muchas
veces la fe se reduce por la izquierda
y otras por la derecha. La Teología
de la Liberación, por ejemplo, nació
de un deseo justo como responder a
las expectativas de los más pobres,
pero algunos teóricos se deslizaron
hacia el marxismo en vez de recoger
la tradición primitiva cristiana.
Ratzinger trabajó precisamente en
la integración de esta teología en la
visión cristiana.