roNauNtne)
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Abuso sexual en la nifiez y adolescencia
Karta Auvarez
Br
Elabuso sexual infantil (ASI) (denifios y adolescentes) es
una forma de maltrato, una vulneracién de los derechos,
con una alta prevalencia, que mayoritariamente ocurre
enelentomo cercano y genera efectos en a salud fisica,
mental, neurobiol6gica y relacional de as victimas (Briere
yElliott, 2003; Ferenczi, 1933; Kendall-Tackett, Williams,
Finkelhor, 1993).Constituye un factor de riesgo significative
para a psicopatologia en lanifiez, adolescencia y adultez
(Cutajar, Mullen, Ogloff, Thomas, Wells y Spataro, 2010),
pero no es en si mismo un diagnéstico psicopatol6gico.
El antecedente biogréfico de abuso se encuentra entre el
25% y el 33% de pacientes ambulatorios en salud mental
(Cutajary cols., 2010; Lanktree, Briere y Zaidi, 1991) y en
1 50% de pacientes hospitalizados (McClellan, Adams,
Douglas, McCurry, Storck, 1995). Cabe sefialar que el cono-
cimiento que tenemos sobre los efectos del ASI es a partir
demuestras clinicas y mayoritariamente retrospectivas,
siendo menorla investigacién sobre aquellas victimas de
ASI con trayectorias de superacién y resiliencia,
Elabordaje del ASI requiere de modelos comprensivos
amplios (desde el ecosistémico, el de control social, el de
apego y trauma), (Alvarez, 2003) y de miiltiples, com-
plejas y coordinadas estrategias de intervencién entre el
Ambito que considera la vulneracién de los derechos y el
delasalud mental (Furniss, 1991). Es decir, estableciendo
puentes entre la salud mental y el derecho.
Sibien mundialmente existe cada vez mayor sensibilidad
yreconocimiento de este fenémeno y del impacto que tiene
enel desarrollo de nifias, nifios y adolescentes (NNA), su
abordaje atin constituye un desafio, especialmente respecto
aarmonizar el imperativo ético, dela deteccién, interrup-
cién y proteccién de nifios/adolescentes (comandado por
Ja legislacién nacional y la suscripcién a la Convencién
Internacional de los Derechos del Nifio) con la estética
de una intervencién que reduzca la retraumatizacién 0
revictimizacién (Alvarez, 2005).
En funcién de ello, también es un imperativo ético que los
distintos profesionales y operadores tengan conocimiento
sobre la presentacién del abuso sexual, el impacto en las
victimas y sus familias, las dindmicas que instala quien
abusa, caracterizadas por la seduccién, 1a manipulacién
y la mantencién del proceso abusivo, el procedimiento
jurfdico nacional, las redes funcionales y los tratamientos
(Alvarez, 2005; Glaser, 2008).
Este capitulo expone los aspectos mencionados y recurre
abreves ejemplos.
ABUSO SEXUAL INEANTIL
ElASIconstituye un delito que predominantemente ocurre
en un proceso, que va desde la seduccién alla interaccién
decontenido sexual y a instalacién del secreto, motivado
consciente o inconscientemente por el adulto 0 adoles~
cente, que usa su poder y/o autoridad y/o abusa de su
confianza para involucrar al NNA en actividades sexuales
(Barudy, 1998; Berliner y Conte, 1990; Sgroi, 1984). Puede
utilizar diversos trucos y manipulaciones, como regalos,
amenazas, engafios 0 directamente usar la fuerza fisica
para conseguir a participacién sexual del NNA (Martinez,
Oliver, Herrera, Alvarez, Maldonado, 2001).
Quien agrede sexualmentees generalmente un hombre,
conocido de la victima (Glaser, 2015), que inicia juegos de
seduccién y privilegio que resultan confusos, ambivalentes
xy que generan sentimientos de culpa para el NNA, senti-
mientos que mantienen el secreto ya invisibilizacién ante
los demés sobre la dinamica abusiva (Malacrea, 2000).
Elabuso puede darse con sin contacto fisico. El contacto
fisico puede ser en forma de caricias sexuales, contacto
genital, pero no necesariamente con penetraci6n bucal,
vaginal o anal. Si el ASI incluye penetracién, esta puede
set vaginal, bucal y/o anal, incluyendo no solo genitales
sino que también objetos.
ELASI sin contacto fisico considera conductas exhi-
bicionistas como mostrar las partes privadas, realizar
actos sexuales en su presencia con el fin de excitacién 0
gratificacién sexual, como otras de mastutbarse frente
al NNA o pedirle a este que lo haga en su presencia o via
Internet, exponer peliculas pomogréficas y/o fotografia,
entre otras. El masivoy facil acceso la tecnologia mévil e
Internet, se ha convertido en una fuente de ASI. Yasea por
el propio reporte de NNA sobre lo perturbador de ciertas350 | PSICOPATOLOGIA INFANTILY DEL ADOLESCENTE | PARTE IL. SALUD MENTAL
imagenes (Finkelhor, Mitchell y Wolak, 2000) que, muchas
veces, encuentran de manera accidental; 0 porque a través
dela red establecen contacto con adultos que, a través de
un proceso de grooming, les solicitan progresivamente,
fotografias de mayor connotacién sexual, amenazando
con publicarlas en caso de una negativa (Glaser, 2008).
Laexplotacién sexual comercial también es una forma de
abuso sexual en la nifiez y adolescencia
La definici6n expuesta integra el aspecto juridico mas
importante, quees el caracter de delito que el ASI tiene. Si
bien es una forma de maltrato, como las que se describen
en otro capitulo, el abuso sexual, independientemente de
la gravedad delas lesiones, siempre se considera un delit.
La consideracién de delito 0 no en las otras manifesta
ciones de maltrato (en contexto intrafamiliar) depende
de su cardcter de habitualidad y/o de si las lesiones son
leves, menos graves, graves o gravisimas. El abuso 0
violencia sexual también ocurre en poblacién adulta, en
contexto de conyugalidad o pareja, pero no ser tratado
en este capitulo.
Sibien, no es objeto de este capitulo profundizar en los
aspectos legales del fenémeno, cabe sefialar que la legis-
lacién chilena tipifica distintos tipos de delitos sexuales
(Tabla 34-1) entre los cuales se encuentra el abuso sexual.
‘in embargo, en el Ambito psicosocial es comiin utilizar el
término de abuso sexual de manera més amplia para referir
cualquier forma de agresién sexual y no solo este subtipo.
Por ejemplo, el Manual diagnéstico y estadistico de los,
trastornos mentales (DSM-5) define abuso sexual infantil
como: “cualquier actividad sexual con un nifio que esté
destinada a proporcionar la satisfaccién sexual a uno de
los padres, un cuidador 0 cualquier otro individuo que
tenga alguna responsabilidad sobre el nifio” (American
Psychiatric Association, 2014). La Guta clinica de atencién de
niflos, niflas y adolescentes menores de 15 aftos, victimas de
abuso sexual, realizada por el Ministerio de Salud chileno y
Unicef se refiere al abuso sexual como el involucramiento
de un nifio, nifia o adolescente en actividades sextiales no
acordesasunivel evolutivo, es decir, al desarrollo emociona,
cognitivo o social esperado para la edad (Minsal, 20m).
En las miiltiples definiciones existentes de ASI, se
encuentran factores comunes como son la asimetria de
edad entre victima y quien agrede, la presencia de acciones
sexuales hacia la victima desde una posicién de poder y
manipulacién y la incapacidad de decidir o consentir dela
victima (Lépez, Carpintero, Herndndez, Martiny Fuertes,
1995), ya Sea porque evolutivamente no es posible o porque
est inmersa en una relacién de dependencia emocionaly
material. Las motivaciones de quien agrede no son nece-
sariamente incluidas en las diversas definiciones, siendo
importante sefialar que muchos agresores sexuales noson
pedéfilos (Glaser, 2008).
En los casos de delitos sexuales, la prescripcién de
la accién penal, contabiliza 5 afios desde que la victima
menor alcance la mayorfa de edad, es decir, desde los 18,
afios (modificacién introducida por la Ley 20.207 que
entré en vigencia el 31 de agosto de 2007).
Enel mbito dela Ley 20.084 sobre responsabilidad del
adolescente (mayor a 14 afios) por infracciones a la ley
penal (2007), se establece una regla especial para el caso
de delitos sexuales. Se indica que no se podra perseguir
Ja responsabilidad penal de los adolescentes que come-
ten delito de violacién, abuso sexual propio o impropio
0 sodomfa a una victima menor de 14 afios. Lo anterior,
siempre que no haya mediado fuerza, intimidaciénoque
la victima se halle privada de sentido o se haya aprove-
chado desu incapacidad de oponer resistencia ose abuse
de la enajenacién o trastorno mental de la victima, aun
cuando sea transitorio o en caso de engaiio de la victitna
Ademés, se exime de responsabilidad al adolescente sicon,
lavictima no existe una diferencia de edad mayor a dosy
tres afios (en caso de violacién y abuso sexual o sodomia,
respectivamente).
Tabla 34-1. Tipos de delitos sexuales para la legislacién chilena
‘Acceso carnal (penetracién) por via vaginal, anal o bucal a una persona que no ha prestado su conse
timiento para la ejecucién del acto 0 que no esté en condiciones de prestarlo, como la menor de 14 2°
la demente.
Abuso sexual
y pornografia
infantil
Ley 19.927.
del abusador u otro,
Penetracién vaginal, anal o bucal a una persona menor de 18 afios, pero mayor de 14 afios de edad,
| presta su consentimiento engafiada por quien abusa.
ismo sexo que el abusador, con o sin consentimiento de la victin
Incluye conductas sancionables como hacer ver, escuchar 0 producir pornografia con menores de 18 ais,
hacer presenciar a un menor actos de connotacién sexual, inducir a menor de 18 a realizar actos delan'sPREVALENCIA
Losestudios epidemiolégicos en ASI presentan resultados
dispares tanto por aspectos propios al disefio de inves-
tigacién (contexto de la muestra -clinica o general-, la
definicién de ASI, los instrumentos de validacién -auto-
rreporte o entrevista-, etc.) como por las caracteristicas
gel fenémeno abusivo. En otras palabras, dado que el ASI
ocurte en telaciones de cercania y dependencia emocio-
nal, asumiendo progresiva e insidiosamente el caracter
transgresor en la esfera sexual, tiende a mantenerse nor-
malizado osilenciado, ya sea por la dinamica ejercida por
elagresor, por los sentimientos de culpa y vergiienza de
las victimas (de no haber parado o hablado antes), porlos
rmecanismos de negacién de la familia como también por
las tespuestas inoportunas, denegacién odescoordinacién
de los interventores (psicosocioeducativos). Los equipos
desaludyy agentes sociales historicamente han esperado
validar el diagnéstico con una realidad material de dafio
queen un minimo porcentaje de casos se observa, lo que
retarda las acciones de control social, como es la denuncia,
e interfieren en los relatos (que deberian ser recabados
en una evaluacién pericial forense).
‘Algunos estudios describen en el 30% de casos un examen,
fisico confirmatorio (Goldberg y Kuitca, 1994), en tanto
cifras parciales de la Unidad de Sexologia Forense del
Servicio Médico Legal de Santiago indican que solo en el
1,15% de los casos el diagnéstico se basé exclusivamente
en lesiones fisicas, siendo en el 65,51% de los casos el
fundamento exclusivo del diagnéstico, el compromiso
psicolégico secundario al abuso, sin evidencias fisicas.
Todo ello incide en que la denuncia no se realice en el
momento de ocurrir el ASI (en cualquiera de sus fases)
(Finkelhor, Hotaling, Lewis y Smith, 1990) y laestadistica
sevuelva opaca y subestimada, especialmente si el regis-
tro es retrospectivo y por autorreporte, dado los efectos
Postraumaticos en la memoria (Finkelhor, 1994; Widom
yMortis, 1997; Williams, 1994).
E] metaanilisis realizado por Stoltenborgh, van
Izendoorm, Euser y Bakermans-Kranenburg (2011)
relativo a 217 publicaciones entre los afios 1980 y 2008,
con un tamafio muestral de 9.911.748 en 331 muestras
independientes, sefiala una prevalencia de 127/1.000 ASI
autorreportados, con una distribucién mujeres y hombres
de 180/100 y 76 /1.000, respectivamente. En estudios de
SIcon informante, se reporta una prevalencia de 4/1.000.
El total de la prevalencia corresponderia al 11,8% (95%
CI: 10,0-13,8%; p < 01).
Por su parte, la Organizacién Mundial de a Salud refiere
que 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres ha sido
abusado sexualmente durante su infancia (Organizacién
Mundial de la Salud (OMS), 2016). En Chile, las cifras
también son dispares. El Cuarto Estudio de Maltrato
Capitulo 34. abuso sexual en lanifiez yadolescencia | 351
Infantil, realizado por el Fondo de las Naciones Unidas
para la Infancia (UNICEF), sefiala que en una muestra
representativa de escolares chilenos de 8vo afio basico,
€18,7% contesta haber sufrido algiin tipo de abuso sexual
en su vida (Larrain y Bascufidn, 2012). Otros estudios
chilenos aportan cifras de prevalencia que van desde el
5% al 11% (Florenzano, Pino, Kaplan y Burrows, 1992;
Vizcarra, Cortés, Bustos, Alarcén y Mufioz, 2001; Ysern
y Becerra, 2006).
En cuanto a las denuncias realizadas entre los afios,
2006 y 2013 la cifra total en delitos sexuales superé las
150.000 (Fundacién Paz Ciudadana, 2014), siendo mas de
la mitad de las victimas menores de edad (Subsecretaria
de Prevencién del Delito, 2015).
CARACTERISTICAS DEL ABUSO SEXUAL
INFANTIL Y ADOLESCENTE
EL ASI asume las caracteristicas de un proceso (Barudy,
1998; Perrone y Nannini, 1997; Summit, 1983) en una
relacién de cercania. Desde que se inicia, las conductas de
transgresion y sexualidad van aumentando en frecuencia y
complejidad y su duracién puede extenderse a varios afios.
En a Tabla 34-2 se resume uno de los modelos tebricos
del proceso abusivo.
Enestudios con poblacién consultante en salud mental
este cardcter de proceso es aiin mas evidente (Glaser, 2015),
Una de las caracteristicas del ASI es la del horror que
produce en las victimas y testigos no abusivos (Malacrea,
2000; Perroney Nannini, 1997).Este horror se instala sobre
la dindmica del secreto y de una comunicacién abusiva
que genera en los NNA y su entorno (especialmente las
madres) un estado de conciencia modificada, que Perrone
yNannini (1997) denominan hechizo, Entendido como un
estado similar al de un trance, que implica modificacién
de la percepcién, del comportamiento, con predominio
de la sugestién y sensacién de extrafieza. El fenémeno
del hechizo va de la mano con el secreto, manteniendo
el abuso sexual como un problema transgeneracional,
ingresando la “violencia de la desmentida” (Monzén,
2006), como descreimiento del entorno y de la propia
victima de la realidad traumatizante.
Es importante saber en qué etapa del proceso abusivo
se encuentra el NNA, para responder a la pregunta de
qué, cémo, cuando y quién debe intervenir. Ante un ASI,
no de acceso carnal y pesquisado indirectamente en la
primera etapa, la intervencién clinica es prioritaria ala
judicial. sin embargo, ante la etapa de interaccién se-
xual no es posible intervenir desde la salud mental sin
asegurar la proteccién del NNA y del control social dado
por el sistema judicial.
Por ejemplo, el papa de una escolar de 7 fos, derivada a
evaluacién psicol6gica por conductas de autoestimulacién352 | PSICOPATOLOGIA INFANTILYDEL ADOLESCENTE | PARTE Il. SALUD MENTAL
Tabla 34-2. Proceso de abuso sexual infantil
Quien abusa intenta mostrarle al nifio/adolescente la actividad sexual como algo |
divertido y deseado, dentro de los marcos de referencia acostumbrados. Manipula la |
dependencia y confianza.
| De gradual y progresivo contenido erético. Si se produce el acceso por via anal, bucal o
| vaginal, ocurre en un momento avanzado de la interaccién sexual abusiva. |
2 | A menor edad de la victima, el ASI se inicia dentro de su cotidianeidad y la victima lo
5 considera normal, por lo que no hablard de ello como algo especial. Serd en la indagacién
5 detallada en que podré reportarlo. Por ejemplo, durante la rutina de bafiar ala victima,
z quien abusa realiza acciones de transgresién sexual (Introduce sus dedos en vagina 0
2 | ano), mientras asea al nifio. Esta conducta del agresor no sera problematizada por un
|§
Interaccién sexual abusiva
| nifio'menor de tres afios, ya que se inscribe dentro del esquema global del bafio (en
términos del desarrollo cognitivo), no registrando aquellos eventos discrepantes a la
actividad de bat.
| Paralelamente, quien abusa, instala esta fase. Impone la ley del silencio a través de
amenazas, mentiras, culpabilizacién y chantajes. Responsabiliza a la victima del bienestar
de la familia y de si misma, manteniendo el secreto, sintiéndose la victima culpable y
avergonzada. El nifio/adolescente se adapta a la situacién abusiva.
| secreto
foo abusive, |
| Se genera una crisis a partir de la apertura voluntaria o no del secreto del abuso sexual
La forma en que se rompe el silencio incide de modo importante en cémo intervenir —
en el caso. Se describen tres subtipos de divulgacién:
1. Accidental: por evidencia médica, a través de dibujos y/o conductas, generalmente |
ten menores de 5 a7ios de edad
| 2. Precipitada: por talleres psicoeducativos o preventivos de abuso sexual (respeto por
Divulgacién | el cuerpo y espacio personal, asertividad, autoestima, derecho a decir “no”). Se espera
| el 25% de develamiento en un universo beneficiario de prevencién. La divulgacién
| precipitada o mediada por actividades preventivas disminuye los sentimientos de culpa
en las victimas, ya que no serian estas directamente responsables de la apertura del |
| secreto y de la ley de silencio impuesta en la relacién con quien abusa. |
3, Intencionada: en que la victima le dice a otro, de manera parcial 0 completa lo su-
cedido. Ello conlleva mayores sentimientos de culpa, miedo a represalias, ansiedad,
hostilidad, disociacién y siempre requiere de trabajo terapéut
Familia y sistema en
Familia busca recuperar el equilibrio previo. Tiende a negar y descalificar el develamiento
(ya sea de la victima o la apertura realizada por el sistema externo). Esta crisis no debe
| ser reducida, para evitar que la familia se reestablezca en torno de la minimizacién 0
negacién del ASL
| « 5
L_
Barudy, 1998.
genital, alude a ella como “mi esposita”, agregando una
serie de interacciones en que él transgrede el mundoima-
ginario de su hija, alterando los limites 6ptimos, sin que,
hasta el momento, se pueda establecer la ocurrencia de
tuna interaccién de tipo sexual. En este caso la intervencién
necesaria es desde el vértice terapéutico y de promocién
de recursos parentales yno desde una dimensién prime-
ramente judicial.
El 70% de los abusos se prolongan por mas de un afio
(Finkelhor, 1984). En el 44,2% el abuso sexual se repite
entre 1a 25 veces (O' Donohue y Geer, 1992) lo que mag-
nifica sus efectos. Una victima presenta entre el 14% y
el 46% de probabilidad de sufrir nuevos abusos, ya sea
por el mismo perpetrador u otro (Baker y Duncan, 1985).
Cifras chilenas dan cuenta de que esta frecuencia y
repeticién del abuso sexual se da en nifias entre 6 a8
afios de edad, con predominio de una frecuencia semanal
(Depto. Ginecologia Forense Servicio Médico Legal; entre
agosto 1988 a marzo 1989)
El ASI puede darse en el 4mbito intrafamiliar o de
conocidos, como también en el Ambito extrafamiliar.
‘Al depender de si la informacién proviene de muestras
clinicas 0 de la poblacién general, se observa el predo-
minio en uno w otro ambito. De las muestras clinicas, un
cuarto 0 un tercio de los abusadores lo constituye una
figura patema (Elliot y Briere, 1994; Gomes-Schwartz,
Horowitz y Cardarelli, 1990; Ruggiero, McLeer y Dixon,
2000) y el 50% algiin pariente. En tanto, de encuestas a
la poblacién general, el abuso sexual perpetuado por una
figura paterna (sea padre o padrastro) disminuye al 6%
116% de los casos; y el abuso por un pariente a un tercio
de los casos. Sea en uno u otro, se observarén diferencias
encuanto a indicadores, forma de develamiento, secuelas
e impacto tanto en el nifio/a 0 adolescente como en sufamilia, En la medida que la distancia entre quien abusa
ylavictima es minima, es decir, cuando la relacién es de
cercaniaafectiva y dependencia, la victima presenta mayor,
confusién (“quien me ama me data”), sentimientos de
ambivalencia y traicién. Las victimas se sienten culpables,
legando incluso a responsabilizarse de los hechos, en un
mecanismo descrito como la identificacién con el agresor
(Ferenczi, 1933), a través del cual buscan preservar una
imagen interna buena della figura cercana (pero abusiva)
jusificando la conducta de quien abusa como respuesta
ala “mala” conducta de la victima. De esta manera, la
maldad queda puesta en la victima y la figura cercana
(abusiva) queda “desprovista de maldad” y se preserva
elvinculo interno con una figura buena (Ferenczi, 1933)
En continuidad con esto, muchas victimas, de manera
voluntaria ono, resguardan la identidad del agresor.
Unejemplo de lo anterior es el de una preescolar, de 4
ais, quien decfa “bandidoH” cuando se referfaal agresor
yaun nombre de pila cuando se referia al padre, como
sihablara de dos personas distintas que, avanzada la
evaluacién se pudo constatar que eran la misma persona:
elpadre-agresor. Para la nifia, integrar precozmente la
‘iguradel padre con la del agresor serfa desestructurante,
seendo temporalmente adaptativa la disociacién de ambas
‘guras (Alvarez, 2013)
Finkelhor y Browne (1985) describen el AST en tornoa
cuatro dindmicas que se asocian con los efectos abusivos
cnlas relaciones de confianza y dependencia previa: la
sexualizacién traumitica (inapropiada), la traicién, la
indefensién/pérdida de poder y la estigmatizacién (ver-
genza, culpa, aislamiento).
Cuando el abuso sexual es extrafamiliar, la distancia
abusador-vietima es mayor y esta distancia afectiva permite,
en algunos casos, salvaguardar aspectos del psiquismo
delavictima y concitar la unidad del sistema familiar.
EIASI como evento tinico suele asociarse con agresores
catrafamiliaresy es reportado principalmente en muestras
soclinicas y con rapidas respuestas de los cuidadores.
Respecto al inicio del abuso sexual, este puede comenzar
acualquier edad, incluso en etapas de lactante. El prome-
tiode edad reportado es de 11,4.afios (Gomes-Schwartz,
Horowitz y Cardarelli, 1990), siendo menor en victimas
‘varones (Singer, 1989). Las victimas son predominante-
hnentemujeres, cifra que muestra el subregistro y menor
develamiento de victimas hombres (Holmes y Slap, 1998;
Martinez, Lépez de Lérida y Valdés, 2003). Pese aque son
1«os[os estudios en poblacién con discapacidad, se re-
yottaquela asa con ASI es dos a tres veces mayor queen
niosfadolescentes sin discapacidad (Sullivan y Knutson,
2000).L0s NA discapacitados son atin més invisibiliza~
dhs que otros NNA respecto de sus experiencias abusivas,
yasea por sus dificultades en la comunicacién, por los
Capitulo 34, Abusosexalen aniezy adolescencia | 353
contextos de cuidado (muchas veces institucionalizados),
por la dependencia que tienen respecto de un otro en los
uidados fisicos intimos (Glaser, 2015)y por la tendencia
social de cosificar yescasamente subjetivar su existencia.
‘Como ejemplo de dicha cosificacidn, esta la madre de
una adolescente con retardo mental, quien consulta en
salud mental derivada desde ginecologia. Ella insiste en
pedir una solucién para evitar el embarazo de su hija,
“ahora que yaestdé mas grande, hay que esteilizarla”, dice.
‘Semanifiesta preocupada por las conductas mas sensua-
Jes de la hija. Mientras habla, toma el seno de la hija, lo
refriega y dice: “gve que ya tiene pechugas?”.
FACTORES PREDISPONENTES, DE RIESGO
Y MANTENEDORES DE ABUSO SEXUAL
Si bien el AST es un fenémeno multicausal, que conjuga
factores culturales y de creencias (como el machismo, los
tabties sobre la sexualidad, la socializacién diferenciada de
hombres y mujeres, ec.) con caracteristicas individuales,
vinculares, con estresores ambientales y crisis; cabe sefialar
que ante todo el ASI es responsabilidad del perpetrador.
Los otros, testigos o terceros (como nombra Ravazzola y
Barudy, respectivamente) actian como mantenedores 0
promotores del cambio del ASL
Finkelhor (1984) sefiala cuatro precondiciones para la
‘ocurrencia del ASI, estas son: motivacin para abusar a
nifios/adolescentes (distorsiones cognitivas: es por amor,
pata cuidarlo, es mejor que le ensefie yo, a ella le gusta),
ausencia de inhibidores internos (alcohol y estrés), au-
sencia de inhibidores externos (por ejemplo, faltade una
estructura familiar contenedora y apego seguro, interaccién.
violenta o abusiva entre los miembros, antecedentes de
violencia transgeneracional, exposicién a promiscuidad,
convivencias sucesivas y cambiantes de padres sustitutos,
factotes situacionales, como alejamiento temporal de la
‘madre del hogar por parto o enfermedad, publicidad con
prepiberes en actitudes seductoras y con estereotipos
deexcitacién) y vulnerabilidad de la victima, quien nose
‘opone al ASI (edad -menor a 12 afios-, género femenino,
discapacidad, aislamiento social, falta de disponibilidad
materna o percepcién de una vida infeliz) (Finkelhor y
Baron, 1986; Finkelhory cols., 1990), vinculos inseguros
en contexto de prematurez o separacién temprana, re-
chazo del nuevo conviviente, hospitalizaciones repetidas
e institucionalizacién, abuso previo y socializacién rigida/
autoritaria que reduce la capacidad de discernimiento de
los NNA, volviéndolos sumisos, obedientes, escasamente
mentalizadores de sus sentimientos y estados mentales,
con desconocimiento del propio cuerpo y la sexvalidad,
inseguros del amor y del cuidado.
Los factores mantenedores del ASI son variados y se
encuentran en el plano individual como también del entomo.354 1
CARACTERISTICAS DE QUIENES ESTAN
INVOLUCRADOS EN EL ASI
Caracteristicas de quien abusa sexualmente
Enttre el 85% y el 95% de los casos el perpetrador es de
sexo masculino (Glaser, 2015), heterosexual, de cualquier
raza, religién, nacionalidad, clase social, ocupacién 0
profesién. No hay nada en su modo externo de conducta
que lo distinga de otros hombres no agresores sexuales.
En los casos de abuso sexual extrafamiliar pueden elegir
ocupaciones relacionadas con trato directo con NNA.
En tanto, quienes abusan en el contexto intrafamiliar,
a diferencia de otros delincuentes sexuales, aparecen
como hombres integrados en una unidad social estable
(Perrone y Nannini, 1997); generalmente agreden amas
de un NNA, pudiendo abusar simulténeamente a dos 0
més hermanos. Pueden ocultar la naturaleza sexual dela
actividad caracterizandola como no sexual o estimulando
al NNA a considerar la relacién como mutua.
Encuantoa su funcionamiento psicolégico, presentan
déficit en la capacidad de establecer relaciones interperso-
nales satisfactorias, déficit en el control de impulsos, bajo
nivel de autoestima, antecedentes biograficos de haber sido
expuestos a negligencia, maltrato fisico, discontinuidad
en los cuidados, pero no necesariamente a abuso sexual
(Glaser, 2015), consumo de alcohol y drogas, distorsiones
cognitivas ligadas al sexo (Echebertia y Guerricaechevarria,
2000). Tiende a negar los hechos. Pese a las creencias
y mitos respecto a una psicopatologia evidente en los
agresores intrafamiliares, en la mayoria de los casos ellos,
han alcanzado completamente el desarrollo sexual, asi
como la capacidad de discernimiento, responsabilidad e
introyeccién dea ley. Sus actos sexuales son conscientes,
voluntarios con un juicio de realidad conservado.
Respecto de las caracteristicas del abusador sexual,
algunos autores han esbozado clasificaciones, ya sea
en cuanto al estilo de la conducta abusiva (Sgroi) 0 a los
niveles de diferenciacién yoica (Barudy usando el modelo
de Bowen) 0 a los alcances de individuacién integrada
(Stierlin). Sin embargo, noes posible referirse aun grupo
homogéneo de agresores sexuales.
Perrone y Nannini (1997) distinguen dos categorias:
aquel abusador con una sexualidad reprimida, pero
selectiva y otro con una sexualidad normal o intensa,
pero indiscriminada. En el primer caso, quien abusa es
reservado, poco viril, replegado socialmente, ptidico y
moralista. En la relacién con su pareja aparece sumiso,
inspira ternura y simpatia, lo que caracteriza también
Ja relacién simetrizada con la NNA, como de abnega-
cidn. En algunos casos presenta pedofilia, desviacién
sexual de elegir a un nifio/a como objeto de satisfaccién
sexual. En el segundo caso, quien abusa ocupa una po-
sicién agresiva y violenta (fisica, psicol6gica y verbal),
PSICOPATOLOGIA INFANTILY DEL ADOLESCENTE | PARTE. SALUD MENTAL
haciendo alarde de su fuerza y hostilidad. En los casos
con psicopatologfa evidente, esta es del tipo psicopético.
egocéntrico, Expone sin pudor su sexualidad y la del NN,
(filmaci6n, fotografia, explotacién sexual). Los tipos
descritos anteriormente pueden cortesponder a lo que
Sgroi (1984) distingue entre abusador pedéfilo regresivg
y pedéfilo obsesivo. El regresivo abusa en un contexta
de crisis, con importantes montos de angustia, impo-
tencia, como resultado del deterioro en sus relaciones
afectivas y sexuales adultas, busca en la relaciénconel
lanifia/o salvar una pseudoidentidad, abusando intrafa-
miliarmente. En tanto, el abusador pedofilico obsesivo
presenta una compulsién crénica y repetitiva a satisfacer
su sexualidad con menores, siendo estos objetos favoritos
ycasi exclusivos de su interés sexual (Barudy, 1998). En
su mayorfa abusan extrafamiliarmente y no presentan
remordimiento ni vergiienza. La tendencia de negary
minimizar los hechos, puede hacer aparentar como re-
gresivoaunabusador en verdad obsesivo. Laclasificaciin
anterior es descrita también como agresores primatios
y agresores secundarios o situacionales (Echeberia y
Guerricaechevarria, 1999)
Cabe sefialar que quien abusa sexualmente de niffos
no necesariamente es un pedéfilo exclusivo, pudiendo
sentirse atraido sexualmente tanto por nifios como por
adultos (Glaser, 2015).
Aunque la prevalencia es menor, existe una tasa de
mujeres que abusan sexualmente. Ya sea en conjuntocon
elperpetrador masculino (Saradjian, 1996) odirectamente
através de acercamientos sexuales conducidos como parte
delos cuidados maternos, higiénicos y/o formativos; que
generan malestar y transgresién en los hijos, ademés
de confusién, dado lo impensable que se hace el abuso
sexual materno y/o femenino, La autora Estela Welldon
advierte sobreel riesgo de mantener una mirada idealizala
respecto dela maternidad, que obstaculiza visibilizarlas
formas femeninas de transgtesién sexual y, por ende,
desprotege a las victimas y deja sin ayuda a las mujeres
que transgreden fisicamente a sus hijos y los engolfan
emocionalmente (Welldon, 1993).
Eladolescente que abusa
Aproximadamente, el 20% de delitos sexuales son co
metidos por jévenes menores de 18 afios, en relacién |
fratria. Estas relaciones incestuosas entre hermanos so"
frecuentes, pero menos estudiadas (Glaser, 2015; 0'Brie
1991; De Jong, 1989), siendo minimizadas por el mundi
adulto, sefialando su caracter de exploracién, juego,
‘Tanto asi, que a pesar de que en el 58% de los casos,
los cuidadores descubrieron la situacién abusiva, el
continué (O’Brien, 1991; De Jong, 1989). Los ASI perpe-
trados por adolescentes pueden implicar abusos sexualesgraves (Glaser, 2015), con consecuencias de embarazo 0
aviralizacién de videos con interaccién sexual -de otros
odirectamente con la victima-. Las secuelas emocionales,
nas victimas tienen caracteristicas similares a las de
jos ASI perpetrados por adultos de confianza, es decir, la