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1 PRIMERA PARTE: Sti, CREO (ES CIENCIA LA TEOLOG MR. P. CHENU op a4 EM. R. P. CHENU 0. # jES CIENCIA LA TEOLOGLE:! <= se A. 3459 epov99/ is oo9se22 Le rxctetorepis «YO Sk-¥O CREO. on Tilo de ta obra origina: 1A THEOLOGIE EST-ELLE UNE SCIENCE? Versién expaola a ANGEL CALDAS, Pheo, (© PDITORIAL CASAL 1 YALL: ANDORRA, 1969 [RESERVADOS TODOS Los DERECHOS PROLOGO Algunos tal verse sorprendan al ver que esta cocci, dest- nada a presetar al gran public el contenido de la fe crstiana ‘en sus principales objetos y en su historia, viene encaberada por tun volumen que, de buenas a primeras. plantea el siguiente problema: 42s clencia la Teooyia? Problema técnica cierta: ‘mente, problema inc de excuela, y de hecho discutio por fos telogos en sus debates profesionles, Pero a nosotros, sim- ples ereyenes, nos flla competencin y gusto para meternos ea ‘tas controversias de espeialistas, y més bies, tememos que la ‘mirada de nuestra fe se vex empafada por a influeneiaindiscret de semejante curiosdad racional. A la poste, el introduce ast, ‘en muestta devlidad reverente y entusasta, objetos y métodos ‘que largo, llamada centifca, bea claborado partido de Palabra de Dios, ;n0 equivadsa a contaminar esta misma Pa Jabra en su revelacin? La simplicidad del Evangelio es la seal misma de su dvina tascendenca. ‘Aqut ratica precsamente el problema, ef cual, incluso hoy cn dia, no es simplemente asunto de escuela de iniciado: es el apetito de los fees el que lo plantea, en una espontaneidad vital, ‘que represents, por encima de toda Bisqueda tSnica, ona si de buena sal. De echo, en la coyuntura actual no existe indi lo més estinable del equi espirivual det pueblo exstiano . et comets ts rotoala? ‘otro, In publicacin y el éxito de Initiation théologique (Paris, 1953-1954, 4 vols). El movimiento iblico, el movimiento litér- ‘ico, el movimiento misional, las aspraciones ecuménicas y el reaacimiento pastoral, som resurpimientos cristianos de primera ‘magnited; hubiera podido suceder que, ligados a su objeto y arstrados por su fervor, se hubieran cerrado sobre s mismos. sto hubiera representado el dsequiibrio, sino de ls individvos, al menos de la comunidad eclesal. Es admirable ver cfmo esta ‘euriosidad orginica de la. fe que los te6logos tienen ef apradable Alber de sacar, se desarrolla en el seo de estos resurgimientos, sin merma. alguna para ellos. A este alto saber la colesciin «Yo sé-Yocreo quetria, modestamene, dar satisfacion. Tncluso el Hamado gran pablico va'a a eaza de los tslogos para somsacar sus opiniones. acerca de los grandes temas de sctualidad, Sus parecetes se cotizan, se uilizan apasionadamen- te, indiseretamente. No es solamente el asunto de los socerdotes- obreros el que los consiuye en vedettes de ParisMatch 0 de France Sor. Es tambi el drama del norte de Aftica. Y si dichos teéogos eluden opciones concretas, el pblce, que rechaza esta oxma de clricalsmo intlctval, exige de ells una intervenci6n ‘mis activa o bien los coloea nite ls con teologia, en una intlgencia interna de la Pa- Jabra de Dios, que constitu el homenaje mas bello que un ser Inumano pueda rendir a este Dios que le habla Puede haber, en la letura del Evangelio, un cierto simplismo ue, bajo su encanto, oculta una restricién inconsiente y torpe de Ta verdad humana eacerrada en el dilogo que Dios precisa- ‘mente mantene con la humanidad desde Abraham, el padre de los ereyenes,y sobre todo en Cristo, el Hijo de Dios encarado. La encarnacin de eta Palaba sigue su ruta en mi expcitu;éste, bujo In luz de la fe se dspone a hablar In Palabra de Dios. El Jmpocto que ésta produce en mi, aun siendo na gracia infnita- ‘mente gratuita, no queda por esto amortiguado: penetra al coa- ‘rari todas las bras de mi intligencia, y me estimula para cons- ‘uit en mi, segin las estructuras racionles de esta intcligencia, Jos elementos de esta Palabra. Ciertamente, semejante trabajo tends sus leyes propias, que no se reductin a Io que el lengaje conientecalifca de cienca: es nuestro inteto ol airmatlo aqu: pro ya empezamos por comprobar Ia seriadad relgiosa de se smejante lbor en sus diferentes grados. En uno de estos grados nos encontramos con la evestion te nica de una, Teologia-Cencia, cuestién includ en el plantea- rmiento general del problema de esta inteligenca de la fe. Pero sobrepasaremos expresamente aqui, de acuerdo con la itencin de esta colecién, el sector espcitic de una teologia en la que Jos profesonales organizan sisteméticamente sus proposiciones y laboran sus conelsiones. De hecho, este tibajo tenia se sta dentro de una elaboraciéa més extensa en ln gus, desde la Ie tura de la Escitura asta el comportamiento de mi actividad, os moltpls recursos del esprtu estin puestos en acc. para ‘una mejor intcligenia del contenido de Ia reveacién bajo a hz 4e J fe. Asi, pues, Santo Tomis, después de los Padres, daba a Ja Palabra reoforia—tteralmente edoctrina sagradas—su sen- tido completo, sia perjuicio de su func formalmente cena Dentro de este euilibrio y de acuerdo con esta amplitud de mires, quersiamos contestar a ln pregunta formlada, dando ast, en buena Kigica, un alimento a los crstianos de nuestro tiempo, eseosos, dentro de su fe consent, de hace colo. ' en el sentido expresado ris arriba. Por otra rate, una observacin elemental comprucha. a ire= ‘duciilidad de los caminos y de los matios propios de esos dos ‘conoeimientos. La ereencia, que tiene por objeto el misterio —el nisterio de Dios crewdor, mis a, el misterio de un Dios que se revela—, es un conocimiento deinido y eualieado por una rla- idm al Ser trasendente, cuya aproximaciéa y penetracién som sagradas,JE1 acto religioso tene una contextura totalmente di “ seinen 14 react? tinta de la del acto de ciensia, incluso del acto de conocimiento metafisico-{Dimana de mi mismo ser, también como un acto de iteligencia, pero con un compromise, con un engagement, para ‘sar una expresién moderna, que me aprehende y me empuiia €n el origen mismo de mi vida y de mi destino, Impica un don mis © menos conseatido, en el que se mczcla un temorreveren- ial ante in grandeza de este Se, el sentimiento de que mi fel ‘iad se puede obtener Gnicamenie ea El, y la conviccién de que El es el nico absoluto sobre el que se funda cualquier valor, Ea ‘una palabra: al tevés dela cencia, la creencia —y, dentro de la ereencia, Ia fe crstiana —supone Una intecoridad que se opone tanto a este objetivsmo como a este racioalismo que constitu: ¥en, tal como hemos dicho, las condiciones criticas de Ia inves: tigacin de a naturaeza, Entonces, ;e6mo podemos pensar que dentro de esa creen- ia, dentro de este conocimiento sagrado y dentro de esta reve- Jacion de Dios, puada exis una cienia? Oposicién a una ciencia teolégica De hecho, esta incompatibiidad afecta intimamente al cris. ‘iano en la medida misma de lz simplicidad de su fe. Por natu faleza, se resiste introduc, tanto en su adbesiGn como en su confianza, procedimientos de investigacién que pertenccen a a esfera de la razén. De acuerdo con Ia consign evangtlca, se complaco en mirar, como miraria un nfo, ante su Padre det Ciclo. Cuando se eacontré con Cristo y ante la afrmacisn des concertane de su divnidad encaraads, tal vez e haya exigido sus credencales; pero una ver ha consentido en su amor, ya no dis cute mas; simplemente lo esigues. Se deft ensefiar. Se entrega al ‘estimonio del Espirit pes, no poons consideran la teologla, ques ¢s conoci micoto organizado, estructurado, como una inoportuna conce- si6n aa esta curiosidad del espirta que constiuye la tentacin, ‘aqui muy fuera de siti, de la razbn, Tal ver encuentre argumen- tos dentro del mistri, conveniencias y armenias en este encuco ‘uo divino; pero comprometeia mi fe en la medida en que me ashirose a estas razones; ya no seia pura, en su adhesi6n ingenta de amor. Grave impertinencia éta, en et fondo, y en todos los sentidos de la palabra Por otra parte, los teblogos, estos creyentes convertidos en profesores, han maifestado Ia gravedad de esta impertinenca Entre la simpicidad del Evangelio y la complicacin de una sma de teologa, entre Ix contemplacion piadosa del misirio y cate arsenal de razones en pro y en contr entre et insondable Imisterio de las conclusiones indetnidamente lejanas de estos silogismos, enre Ia fratemidad de la fe y este lenguaje de espe- cialsas en el que Ia disputa hace tizas aquello mismo en que ccomulgames, ;qué podemos encontrar de comin? Esta «ciencias e Ia fe solo puode ser beterelta, molesta, y tal vez pelisrosa Los te6logos, a tienen su sitio y que no se salgan de abi Esta manera de razonar ha sido muy usada. Periéicamente, bajo esta forma expeditiva, 0 bien so capa de una oposiciéa ‘complaciente entre «misticos» y eespeculativos>, vuelve a reapa- recer. Los masstos de espiitu, sin legar ya a este exces, dis- tinguen, dentro de la fe ms fil, caminos distintos. San Buena ventura sefialaba dos cateporias de samios: los que, como los Serafines,diolvian su vida en ef amor, entre ellos sa padre San Francisco, y los que, a semejanza de los Querubines, se ente- ‘aban al efercicio del conocimiento. Tal era su amigo, el domi- nico Tomuis de Aquino, Mas atin: los mismos teblogns, de los que estamos bablendo, no acaban de ponerse de acverdo, Muchos de elo, de econocido prestisio, han negado a atribuir la teologa Ia culidad do cioneia, 0 si fo hacen, no es mis que con relfcaciones que re= ducen su aleanc, EL problem, como seve, inluye un escalonamiento de cues- tiones que va desde los elementos eseacals iniscatibes, hasta las opciones, completamente libres en by Iplesia, aunque dignas de um sélida convieién. No extrafemns, pues, que en el si- ‘uieate andlsis, los matces sean la condiciéa misma de sus cortdumbres. Tedlogos sin saberlo Hacer teologla es algo que uno practca sin darse cuenta, St, {y usted el primero, a pesar de estar bien pertrechado de una pura ‘fe evanglca, Acaba usted de tomar part en una asamblea cuca ristica: el altar del sactfcio estaba vuelto de cara al puchlo. Esta jnnovacin litggica, fundada por otra parte en la tradicién, le Ina sorpreadido. Pero pronto ha comprendido el sentido de esta sctitud, © incluso la palabra , evela en usted una intell- sencia del misterio grado que indica algo més que un simple resupic de su fervor. A través de esa iateligenca de I fe, usted hace teologa Acaba usted de ler el Cantar de lor Cantares, ete libro sximirabie sobre los desposoris de Dios con la humanidad, El realismo de las deseripciones no lo ha estorbado, Usted fn com= prendido perfctamente que, en el libro sagrado, el atrbuirimd- ‘nes muy terrenas a la realidad do las eostumbres divinas es algo completamente normal. Usted ha interpretado este pi 4e acuerdo con las leyes del géneto liteario que, en el caso de a pardbole, utiliza la comparacién, no convirtiendo en alegoria cada uno de sus detalles, sino empleando ls aplicaciones gen ricas de la melifora. Con esta lctura criti de In Palabra de Dios, usted ha hecho teolgia. Fn la Tectura de las obras de Santa Teresa, usted eocuenta silemis de motivos de fervor contemplativ, un determinado concepto de It unin con Dios, de la estructaracién de las vrta- des y de Tos progress de la gracia, Y micatras usted se entu- sinsma con estos eonceptosteresianos, Ia Tectura de la Préetca de la perfec, dl P. Rodriguez, casce para wsted de stracciéa Yy de eficicia. Clertamente, existe una diferencia entre ests dos ‘espritualidedess, Ams tienen mucha solera nla Iglesia. Por ‘esto usted se ha abstenida de poner en duda su oxtodoxia, per experimental y doctrinalments, usted se inclim. por Santa Teresa 5, coma es costumbre decit, por su escuela. Usted ha hecho teologa Usted est envolado en un grupo dle Accién Cat6lica, y st sotitud est influereiads por una determinada acttud respecto a 1 visi cristana de In salvacién del mundo, ¥ esto, 90 sola- mente movido por su celo apostlicn, sino por una percepeién caracterstica de las condiciones dela gracia en Cristo: usted ha redescuborto ef misteio de lx Enearmeia; la humanidad de Gist, dentro de Ie unidad de su ser divino, le afecta de un ‘modo especial «To argo de su meditacién y s8 complace en ai- rmentar su fe con la idea del cuerpo misico de Crist. De esta manera, incluso desconociendo las controverias antiguas sobre Ja Encarnacin, ignorando que los Padres antioquenos profesa- ‘ban especial afecto por la humanidad de Cristo, mientas los de Alejndsia contemplaban con mayor placer el Verbo en su uni- dad, usted ha seguido, inconicinte pero profundamente, una corrente de teologia que ha gozado siempre en la Iglesia de futentcdad, y que tone Ix virtud de equilibrar, por vias distin- tas, los datos complejas del misterio de la Eneatnocién, ‘Usted quiere enfrentarse con ef problema del cristiano on el 16 85 conven 14 reococta? ‘mundo, Llevado por el afin de dar testimonio en favor de ta justia y del amor fratemo, se encuentra con el fenémeno social de ln apropiacién de los bienes materiales por pate de los indi- vidvos, fenémeno de un derecho completamente natural, pero ‘pronto amenazado por exces0s oaiosos, y mas atin, puesto en tela de jucio,en sus formas concretas, por las estractaras de una ‘nueva sociedad en la que la distribucién de bienes, si quiere efe- twarse con justicia y con amor, debe hacerse a través de las inlervenciones de Jos poxetes establecidos, profesionales © poli- ticos. Esta situacion le ha conducido a reflexionar sobre la razin de ser de Ia propiedad privada, sea que Ia considere como un medio para cada persona de poscer su espucio vital esondmiva, sea que usted yea en ella el procedimiento menos inctieaz pera realizar, de une forma conereta y a través de su distibucién, el destino colectivo de las riquezas destinadas al bien comin de Ja humanidad. Al enfrentase con este grave problema, used haré teologia, ¢ incluso escoperd entre dos tologias de la pro Piedad. Los descubrimientos petrolferos del Sahara mantenen en vilo toda una campafa de Prensa; el piblco, en medio de las sombrias perspectivas de la economia francesa, se yuskea sobre ta oportunidad; en una maiiana se suscriten cerca de cinco mil nillones; una compafia efectia un aumento de capital de catoree nil millones, etc. Fl Esiado, con su economia precara, estudio Ja positilidad de vender sus paricipaciones a los partculares, ‘edesnacionalizar> las sociedades explotadoras. Un diputado ets. siano, jdeberf yotar, en contra de los socialists, una ley que ccatrega el contiol de semejantes riquezas unos potentes grupos financieros? ; Acaso la teologia moral carove de luz y de impe- rativo frente’ un problema de una economia que sale de los caves de Ia casuistica elésia, elaborada para resolver asunios se poquefio artesano y aquilatar usuras de bunquerucho? s rnontewa » Tal ver esté usted comprometido en log problemas de orga- izaci6n del trabajo, preocupado por la emazcipacién econbmice ¥ pollica de los pueblos subdesarollados, destrzado por la ambigdedad de los nacionalismos, Entonces, solidaio, quiéralo © no, de los no cristianos en las necesidades y en ls esperamzas del mundo, reconocert entre los ateos la presencia de justos des- cubrimientos de nuevos valores terrenos,y se encontrar’ perple> sobre Tos contactor que se puedan consentir y sobre las inttu- ciones en las que se pueda colaborar, muy conscente de I ine- (belisima expresion e San Juan Damasceno, siglo vn), n0 puede entrar evidente- ‘mente en una defnicién de «género préximo> y «diferencia espe Gicas. Sus decisiones completamente libres, en la economia de Ja salvacion —encarnacién de su Hijo, creunstancia del enuncio cevangsico, pasiia y muerte de Cristo, resurrccién, venida del 2 2s cumeci 14 TeOLOGN? Espirta, fundaci6n de una Iglesia, ete, © incluso eepisodios» ‘otables como la Asuncién corpsrea de Maria, no pueden estar Ssometidos a una demostracion cuya validez se’apoya sobre los vinculos necesarios exstentes en la naturaleza y las propiedades de las cosas. Los anilisis, las distincionesy divisiones por medio de las cuales se elaboran nuestros conceptos, no merman su uni- dad suprema; y solamente con profundas modificaciones le pode- ‘mos atribuir nuestros caneepios. En el fondo de todas estas ope- raciones, estos dos componente del esirty cientiico que son el austo de lo racional y ia bisqueda de la evidencia, se estrelan ante las epifanias,internas 0 externas, de Dios. De hecho, para quien observa los razonamientos de la. teo- Jogfa. seve claro que evitan un rigor que estaria, en esta ocasin, fuera de lugar; sc estructuran a base de semejanzas, sin dejar de recordar tos coeficientes de desemejanza y de indeterminaci, Hi sido siempre un ensuefio el querer reduc Ia belleza de las formas y de las armonias a simples ecuaciones; Paton mismo, con set un matemtico, recurs. los mitos para hablar del Bien y 4e su emanacidn creadora. Dejemos Ia ciencia a sus objetos,y la fea Dios. Por otra parte, no es solamente el aparato dela ciencia el que entraria en juego de esta forma, sino incluso su contenido mismo, (que penetraria subrepticiamente en el tereno de la fe. Se pon iia en tela de juici, por ejemplo, una nocién del hombre fara ‘nalizar el funcionamiento de la gracia, o una teoia de la intei- ‘encia, bajo pretexto de deseribir el mecanismo de la fe. 0 una Visiin del mundo y de sv evolucién, para defnir la ereacién. Enionces, incongruentemente entraria en la revelacin de Dios tun enefcente de relatvided terrena, distinto segdn que mi filo- sofia me brindara tal 0 cual concepto de causaldad, tal o cual Picologia de te libertad, tal o cual teoria sobre Ia unin del ‘alma y del cuerpo tal 0 cual defnicién de felicidad o un detet- EE sminado imperativo sobre la sociedad. De hecho, la teologia 36 hha extendido en asistemass teol6picos que diversifican, no su ‘ortodoxi, sino sus Factores flos6ficos; por otra part, estin a0or des entre sen que, como tales sistemas, no se distinguen por le ‘ortodoxia o por Ia cualidad religioa de su fe, sino precsamente yor st valor cientifico, Aceptémosios como libres controversias fntre profesionales, pero ao como luz sobrenstural en marcha hacia Ja -visiGn beaten. Por otra parte, la experiencia pone en evidencia su relatvidad con relacién al dogma, partendo de los supuestosflosticos que los inspiraron. La abtracciGn ast Tica esté engaraada con el sistema de Santo’ Tomés, mientras ‘que San Buenaventura esti completamente inspirado en la psi- cologia plthnica de Agustin. Y recientemente hemos visio cémo in politica de Maurras y més tarde la sociologa de In Democra- , ya que el milagro, o una sofia cualquiera dde Dios, no es la razén interna de mi aseatimiento, sino el mise {ecio en si mismo, dentro dela Palabra de Dios, FE aveeso ala fe, su progreso y su plentud, toman un cardc- {er de ciniiaciém, de penetracion mistea que un simple adoc- ‘winamiento no puede satisfacer. De hecho, no se transite como ‘una cienca, de la misma manera que se ensefia un teorema de geometria 0 una formula de eletrénica. Lo que nos tae la Igle- sia de Crisio es un emensajes. Sabemos perfeiamente que un catecismo sin eatequesis, para emplear el sugestivo juego de pala- ‘bras hoy en bogs, triciona las leyes de transmisién de la fe Digamos que, a mis de ser éta una mala pedagogis, es también tuna mala teologi, % 1s cencta 1A tRoLoG? Vale la pena tomar en serio ests objeciones: estin sacadas, fn eeeto, del meollo mismo det problema, de la naturaleza de Ja fe y de ln naturaleza de la cieeia. Sirven para dar su form lacia téenica-y todo su sentido a la repugnania insintiva que hemos sefilado mas atiba, con expresiones mis o menos fetes, Y que experimenta desde el simple fiel hasta el mismo tedlogo, 4Cimo puede Is teolopia, que es intligencia de ta fe, ser al ‘mismo tiempo una eiencia? Teologia y fe En cualquier hipStesis—y en el hecho de apoyarse sobre ‘sta afirmacion estriba la fuerza de las abjeciones—Ia ciencia teologica solo puede macer y constuirse dentro de la fe. Es Posible una teologia sin fe? Algunos intentaron imaginar wn tal saber. Lo que nosotros vemos ahi es tan slo una lamentable inftracin, on In metodologia tcoligica, del racionalismo que, en el sigo xvi, en el tiempo det «progreso de las lues», exalts como tipo tnico de conocimiento el conccimiento racional, seein Jas estructras de In investigacion cientien (en el sentido mo- demo). A esta infiltracon se atid ademés cierto concept de la fe misma, reducido a una simple modalidad sobrenataral de Ja crecncia comin, Desde entoaces tos mismos teblogos han re- accionado contra est defnicién untvoea de lt iteigencia, y han rehabiitado, incluso en su tereno, los valores de la crecacia {el testimonio como eaminos aptos para aleanzar ciertas reali ‘ages humanas. En todo caso, rechtzamos tna semejante con- {aminacion del saber teol6gco por la mentalidad cients, Inde- pendientemente de las cualidades que se le quieran atribui, la teologia puede tener sentido y contenido solameate dentro y bajo Ja luz dela fe. Primeramente, y de un modo elemental, este objeto diving sélo existe para el hombre dentro de una revelacién, dentro de tun descubrimiento, donde Dios se dice a si mismo; elo que Dios slo conoce de si mismo, y que nos ha comunicado por revela ciéns, precisa Santo Tomés (Suma Teoldgica, 1. parte, cu. 1, at 6). Fs és un dato que incluso no puedo imaginarme fuera de este magisteio divino, determinado y ejrsido dentro de sit Tplesia. Recibir estos objetos de fe, hacer, por asi deciclo, su in- Yentari, sel primer acto del tedlogo. Estos «articulos de fos {ino son, por ventura, los prncipios de su saber? Adentrindonos mAs en la fe, veo que me es neceseria para Jevantar mi inteigencia al nivel de este objeto que, por naturae Jeza, le resulta impenetrable: solamente a este nivel —comunida fon el pensamiento de Dios —urta teologia (theo-Igia) es n0 s6lo normal, sino ineluso posible. En el conocimiento de Dios, ‘como en todos los eonovimientos, el objeto conocido no est en nosotros como una materia introducida tal eual es, como una Piedra en un organismo; conocer es convertese en otro. Realismo de uma homogeneidad (los medievales decian continuits, cont- ‘muatio, tradueiendo el lenguaje y la inspiracion del gran Dior sio) In cual result ser agut, evidentemente, el efecto. de una sracia gratuita, El teOlogo piensa y actia en el interior de esta, divina homogencidad, ‘Una vez sentados Ios datos de la revelcién, un no ereyente, Sometigndolos a anilsis, a defnisiones, a deducciones, glegatia a hacer teologia? Si, por ejemplo, partiendo del hecho verdadero ‘de la humanidad de Cristo, demuestra en él i existencia de una sienein humana al lado de su ciencia divina, :su razonamiento tendré algin valor? Mateialmente i, pero en ia ordenacién de Jas proposiciones, en los términos medios de esta dialétca, la Juz interior que produce la inteligencia reat del hecho analizado, ‘o citealar. A esto equivaldia también una letura meramcat critiea de los textos de la Escritura, Palabra de Dios: sin Ia fe, To nico que se hace es escarbar su cortez (San Gregorio). Ea- tonces el trabajo del te6logo no sSlo carece de In delicadeza es- Piritual necesara, del espirtu de fe, como se dice, con una expres sim por cierto bastante discutble: sino que le falta una cuaidad, cesta «cualidad> esencial que produce en el espistu la comunion ‘objetiva de un co-nocimiento, sogin In aiteracién verbal eon la ‘que Claudel define el conocimiento, *. El que pierde laf, pierde la teologia. Eo realidad, la teologia es una participacién en el con ‘miento de Dios a través de si mismo, equedam impressio divie tne Scientia» (Santo Tomis, Swna Teoléeica, 1 parte, cu. 1, art. 3, rep. 2), Por consiguiente, si es una ciencis, no lo seré por una evacuackin o por una reduccion de la fe, como si, poe ‘8 poco, el ereyente, a base de intligenca, dominara el misterio. Fst bien que, en su afin, mi inteligencia creyente se ame de ‘téenicas de penetracion que organice sus curiosidades, que des- aurolle lo que, por analogia, podsismos llamar un espiritu cien- tifeo; pero esta labor deberé realizarse siempre bajo el impulso permanente de luz infuse dela fe. LG, Rama, Inoduction @ Téude de ta shologi, Pal, 1926, isis Tt sologia y Teodicea Antes de observar las condiciones y Ja extensién de este im- ppuko, podemos ya desde ahora, con esta sola defnicién nomi- ral, precisar fo que es la teologia con relacion a Jo que, desde Lisbniz y mis allé de su sistema, se viene Hamando una teodicea [La semejanza de estas palabras exige una sclaacién. Existe en principio, y ha existdo de hecho, una bisqueda, ua descubri miento y un copocimionto de Dies, al margen de la fe cristians, coon las sola fuermas de la razén. Los fil6sofos paganos no s6lo than esborado este camino, sino que, algunos de ellos, como Pla- téa y Plotino, han elaborado una verdad magnifica con una lnradiaciin innegable de vida contemplativa. El Banquete, la VE Eneada, serin siempre unas obras maestas de diléctica e {incluso de conscimiento rligioso de Dios. Ex estos muesteos de Ja antighodad, como entre muchos flsofos modernos, sin hablar de los sabios de la India, encontramos no s6lo unas vis de acce- 0 a a divinidad, unas «prochas> de la existencia de Dios, st que tambien una alte filbsofia cuya sabidura ha sido siempre tenida ea mucha estima por los erstianos, Por otra parte, ln Tlesia ha doclarado que, fuera de la revelacién que Dios ha po dido acer de si mismo, se puede Hogar con ceria a su cono- cimiento por medio de las cosas creadas, a través de la razoa hhumana, Desde la creacién del mundo, ea efecto, las invisibes perfecciones de Dios se reflsjan ea los seres que hn creado, de ‘un modo asequible la intelgencia humana (Conciio del Vati- ‘ano, sesién TI, cap. 2). En realidad, este conocimiento eonti- ‘ni siendo, para la mayoria, un coaocimiento dif, lento, fri- ail y plagado de errres (itd. La historia dt espirtu bumano, cn los grandes hombres como en los mis insgnificantes, pone de relieve este poder y este fracaso Este poder y este fracaso maniestan claramente los caminos 1 los rasgos de este conocimiento racional de Dios, tanto en su percepeién mas sencilla como en su elaboracién metafisica (ceo diceas), El espirita trabaja partiendo de la realidad césmica y humana; investiga las eausas de esta realidad para comprender- Jas mejor, , mis allé de estas causas, que son objets de varias, ciencias, busca la causa de las causas, causa suprema que cons tituye Ia razén misma de existir de todo ser, Cualesquiera que sean los problemas epistemolipicas, psicoligicos y_religiosos planteados por una dialetica en la que el trinsito a lo trascen- dente implica el uso de la analogia (analogia ents), se trata siem= pre de una basqueda ascendente, cuya iniciativa esti en manos dal hombre y que él pone al servicio de su conocimiento del mune do, de si mismo y de su destino. Esto equivale a decir que Dios 8 aqui, por dos razones, el objeto de wn conocimiento no grax tuito: en primer lugar, pargue este coaocimiento no procede de su iniiativa personal, y luego porque se Ia utiliza para fines Imeramente terrenos de explicacion, En defintiva, se trata de ‘una investigacin cientiica de Ia naturaleza, la cual, a pesar de ‘akanzar a Dios —el «Dios de los sabios y de los filésofos» (Pas- cal) —, pertensce a una «fisicas, en el sentido pleno de la pala- fora, como Io hacia notar ya Sin Agustin, Si, como sucede, en cesta ascension metafisica se utilizan os resortes subjetivos de un teonocimiento religios, el eariquecimiento espiritual podra Neear 4 ser admirable; esto no obstante ef exquema y la eualidad obje- tiva de esta eontinda perteneciendo, incluso en 1 éxtisis de un Plotino, al orden de la inviativay de la dialéeicn bumanas. ‘La teologia, al contrario, proved de Dios, en el sentido mis ‘esti; digamos en sentido mis personal de la palabra. Es ‘61 quien intenta entrar en relacién con el hombre, en relacién de persona a persona, y, pot consiguinte, con su vida intima propia, Esta roligién (religi, re-ligacién, vinculo), en cuanto 5 un camino que va a Dios, lo ¢s en un sentido diametralmente ‘puesto al de la teodicea antes mencionada: Dios se revela en fa teologia de un modo gratuito, y solamente dentro de esa , a través de las controversias susitadas por esta denominaciéa, en Ja que el adjtivo tiene trazas de absorber el substantivo, una filosofia, o Tas filosofias, dentro de las cuales Ia influencia de la fe se ojerce, seguramente no tanto sobre tal o cual conclusién ‘acorde con el dogma cristiano, como sobre un cima general en el ‘que la investigacion filosica del hombre o del mundo, mis 0 ‘menos conscietemente, se ha hecho permeable a la lux de una reyelacién de Dios, Situcién racional delicada, que podria des- ‘embocar, y a menudo lo ha hecho, en unos productos hibridos, ‘en los que la fe y la razén se destruyen mutuamente en unas con- cesiones facies; pero situacién eficazmente verdadera, en prin- cipio y de hecho, como la confirma la historia, mientras, en este encuentro de razin y fe, los resortes de la primera conserven st autonomia alli mismo donde esté presente la luz de Ia segunda. ‘Sea lo que fuere (cf. infra), se trata en definitiva de una flo- sofia) En ella, la razin es formalmente la regia de la inves- tigacion y el motivo de los asentimientos, de acuerdo con la condicién misma de los objetos estudiados; étos, en efecto, som Jas realidades de la naturaleza y no las presuntas palabras de Dios. Cuanto més una filosofia crstiana es filosofia, como com- Asim tara Slonli, do in. reli, chic. racioal del sch telsosn yl résimen mental que almenia ivedaccble a at ondcionanienospaicolopee,soolopcosY hasta meta pete, tanto mis la teologa, que es inteligencia de tafe deatro de Ia Palabra de Dios, seré teologia. Como hace un instante-para la <2 teodicea, no se trata aqui de una sutleza escolistica, sino de una Yerdad de los objetos y de Jos métodos; cuanto mis numerosas ¥y confisdas sean las relaciones entre las disciplinas del esprit. Cuanto mis necesarias sean, més deben afincarse y desarrollarse dentro de la autonoméa de su luz propia, en beneficio de su uni- ad trascendente y de nuestra propia unidad espiritual caprreto LA INTELIGENCIA DE LA FE Qtenlan rainar amore indent ver Poraue nos arebats cl amor de in verdad ve busca Sa iN encabernndo wu De Trina Didcticamente, ta fe se expresa en nosotros por una serie de proposiciones que consttuyen lo que se Mama un son enunciados autéaticos, bajo forme humana, de la Palabra de Dios. Pero Ia fe no se reduce ciera ‘mente a una simple grabacién conceptual y verbal de unas ver Gades aceptadas pasivamente con una docilidad ciegs. Dentro ¥ a través de estos enunciados, estamos abocados a la realidad ‘~Subsiancial de Dios, comunicada a través de su palabra y de si ‘aracia, con el cual entramos en comunién: partcipacién viva en €l conocimiento que Dios tiene de sf mismo en su Verbo: la raiz de esta participacién esté en la complacencia amorosa que siente Dios al introducimos en su intimidad vital. «La fe—dice San Pablo—es la substancia de los biencs que esperamos, la prueba de Ins realidades aim invisibless (Carta a los Hebreos, XI), «La 1, Gomataon ce rn t, dnn y La feo a te fangin deen cnc gus taperamon>, porque cen pease So ie SoA Ades nvbles: eat cs a, conviston cngedrada coal spaeaeae exeyenie (putin) raat lel primer sea evans) des ben Spas fe-—diee Scheeben—se_ presenta como un comercio directo, ‘una nim intima con la Palabra de Dios, y por lo tanto, con st vida interior, Y como que esta Palabra interna no existia solax mente en el momento de su manifestacin, sino que subsist, en ‘cuanto palabra eterna de Dios, en un presente eterno, eleva nuestro espiritu hasta Ja participacién de su Verdad y de su Vida, y en esta posesion a hace repos Esta comunicacidn, dentro del misterio y Ia luz de la fc adquiere una densidad humana inavdita, desde el momento en que se centra, de un modo mas preciso, sobre la iniciativa des: concertante que Dios ha tomado, de realizar ese didlogo segon tun plan—una eeconomias, dicen los Padres griegos—, cuyo je fo constiuye una encarnacién: para realizar esta comunion, cen efecto, Dios mo nos ha hecho subir a su vera en un paraiso supraceleste, sino que es #1 quien desciende baja forma humana Mis concretamente: ol Padre, para realizar nuestra adopeidn divina, envia @ su propio y tinico Hijo, en el que encootraremos, como al akance de la mano, una vida diving completamente hhumanada, La comuniGn se realiza, valga la expresin, de hor ‘bre a hombre. A través del Hijo, Dios hombre macido de moje, tenemos acceso al Padre, Es procisameate dentro de esta econo ‘mia que mi fe encuentra su objeto, que ¢s Dios mismo, Verdad primera. Y ella también da a luz, en mi, a la teologa Por Jo tanto, es a través de dos caminos, perfctamente ho- ‘mogéneos, por otra parte, que se realiza esta encarmaciéa de Ta fps la prueba de las reldadcs invisible, porgue os sla subs tancin do los biener que esprons! Ex er: e deo" ae i fete fimtamene con fa poss et marcha desu apurato fecivo que cance Inicalente conta" povsin four, so gue detaeinn ladon ce spin Vera comentario de Sera Tost, eee Mga. 1." Samm ano do lor macros el Kenacimiento de Ia telo- a Gn Alemania ello Xa, em 60 Doyo m8 16 tes camera 14 mowooa? Dios: encarnacién de la Palabra de Dios dentro de las palabras Imumanas de la Escritura, y Enearnacién del Hijo de Dios en ‘una naturaleza humana, en un dislogo consubstancil con Ja humanidad, Maravillosa coherencia, que Jos te6logos y los hom- tres espiriuales de la Edad Media contemplaban con fruicién, Yy que, después de la crisis protetante, se nos ha vuelto menos sugestiva, ‘i Jas cosas son tal y como Tas hemos descrio, y en la me- dida en que lo sean dentro de nuestro espirity, dentro de nuestro corazéins, como dice la Escritur, la fe se convierte, en mi, en un poder cuyos recursos vitals estén encerrados en una especie de apetto biobgico que camina hacia su plenitud, digamos hacia Ja Visibn beatiica de su Dios, de la que ex su principio terreno. ‘Todas las leyes internas del conocimiento actuarin de acuerdo com ese encuentro del objeto y del sujeto —aqul, de Dios-objeto Y del hombre-sujeto—, que los flbsofos seialan en esta elevada ‘operacin del esplritu quo es un acto de conocer. Fecundidad det objeto, primeramente, Dentro de una reve- lacia en ta que lt luz de Ia fe me sitia al nivel de semejante trascendencia, iniiado en su misterio'y en su misericordia ens carnada, 1 Dios viviente, Verdad subsistente, no esté en mi ‘como un simple objeto mental: se entrega a mien una comunién, cada vez més intima, como un don del Espiritu que el amor avepta. Si yo soy «fies, si mi fe consiente a esta confhdencia y a este mensaje, entonces él me nutre con su presencia: se produce tuna dilatacin del misterio, que me ha sido dado en alimento, juntamente con una inteligencia de Dios, de su actuscion sobre ‘1 mundo, sobre la humanidad y sobre mi mismo en el seno de cesta misma humanidad, TI paallmo entre el Varbo hecho carne y al verbo de ta ‘bitin gue consituyo su. proparacion Ys) creunsanc i un toar cmt Este apetito dl sujeto, por otra parte ha sido despertado por semejante alimento, en las supremas curiosidades de mi espiitu En efecto, la basqueda de ls causas, y, entre ellas, de Ia Causa suprema, {m0 consituye, acaso, el acto mas signiicativo y més profundo de la inteligencia? Mi acto de fe provoca una bisqueda insaciable y ardiente para discern y aleanzar esta Causa, para tener de eli, si me atrevo a decirlo, una cienca, In ciencia de Dios en sf mismo y en su economia. Mi fe se constituye, toda clla, en presa de esta tensin hacia una perspestiva de la cual las energies divinas aplicadas a engendrar adoptivamente a los hom- bres en la vida interior de Dios, serén totalizadas dentro de esta divinidad que permanece incomprensible. La es entonces, verdae * Tal es, en efecto, Ja Verdad « en su sentido pleno y segin toda su expresin: teologia es intligenc e Dios, sea que se trate de la penetracién completamente sim- ple de una mirada o de una plenitud de Ia fe que se ha hecho adulta con Ia posesién consciente de su objeto, o bien de un ‘conocimiento organizado y téenico a semejanza de una ciencia humana, 0, por fin, de una transmisién pastoral del mensaje cevangélico, No es renunciar al sentido fuerte de la teologia ‘como cienca, el que queramos situatlo deatro del sentido gené- rico, uno y vario a la vez, que los antiguos dan a la palabra teologia, insstiendo sobre su caricter mistico més que sobre st. Aparato téenico, particularmente en Dionisio y sus numerosos iscipulos de Oriente y de Oxcidente. Las diferenciaciones de ‘estos modos especiicos del conocimiento divino no rompen su continuidad, objetiva y metodoligica. Santo Tomés de Aquino « por excelencia, en el sentido especifico de la palabra, un ted Jogo; pero incluso el cura d'Ars posee una teologia y esta vieje- ita (vetwa, decia Santo Tomas), que desgrana el rosatio sobre las palabras de Dios, tiene también Ia suya. Agustin es te6logo ‘no solo cuando escribe su profundo De Trinitate, sino también ‘cuando comenta a su pueblo el Evangelio de San Juan, En esta fecundidad de In fe, por consiguiente, se desarrolla luna actividad del espirta segin los varios recursos de su natu taleza, ya que la luz divina de la fe esté como encarnada en este 1, «Bs preciso considers — dice Dioasio —que Jos teslogos mani- festin Su stbor de dos mancras: intraduitle y mimic por na Pare, clara, mas accesible por ot El primer modo ex snbicay xupone un Inicclon: lotro er floxifen y oper por via de demos de eta ‘manera To inexpresable se enaza’con'To expresable. Este pore ontene en st mismo fa virtud de sun aserton? agucl aca Syn tvs de" uns niaciones que. no. ease coloea ie alms eo. Dio ‘enve Tx (eaduccin Se Mie.'G. Canslae con algunas variate). 1, Seno Tons, Sunoma Theolorcg, — 14 RITELICENCHA OF LA FE a cexpiritu, Esta ecopitaciéns, como dice Santo Tomés después de ‘San Agustin’, sea por una fermentacién fervorosa, sea por una. presim sobre los resortes maltiples de mi inteleto, o mejor atin por ambas cosas a la ver, se desarrolla, por consiguiente, dentro el asentimiento dado a la Palabra de Dios, en una tensién hacia Ia inteligencia de lo que uno cree, El asentimiento no se cierra sobre una obediencia objetiva, sino que despierta una curiosidad, fn Ta que Ia naturaleza y la gracia, naturaleza de mi inteligencia yy gracia de la fe, estin en accién, Es un infantlismo el d Yo eteo todo lo que enseia'mi pirroco, si lo que me ensefa no Jo aprehendo, no slo a la luz personal de mi fe, sino en una ceuriosidad que, segin el nivel de cultura que pose, aplica a su censeianza oficaimente valedera, una investigacién.carividente ‘para construir, en mi pensamiento y en mi conducta, lo que él ‘me ba transmitido, Santo Tomés compara esta proliferacién interior de los ar- ticulos de fe en teologia a la de los primeros principios en los ‘conocimientos terrenos, o sea de aquellos cuyo contenido es ala ‘vez el més elemental en materia de instinto espritual y el més rico en certeza y en fecundiad, como son Jos principios de iden- tidad, de razén sufciente y de fnalidad. Es que en los procesos teoldgicos y en sus diversos grados, incluso en sus conclusiones, Ja luz de la fe envuelve, penetra y mueve datos que mi iateli- gencia ha construido, no obstante, ella misma, en st invesign- cidn doctrinal oen su conducta activa Wh, @ 2 an 1: Credere et Gum aueitonecobtare "pine, ct iusre “comenarsta de Sivr0 Tosis, expres con aor, ons Jengaje técnica, ta cootinuidadpscaligica'yepsesno: Topics de fa fe'y de ly teologin: ». Tendremos ocasién, rt, 6d. Urbano, 1934, pig, M. Swe Tous habia dicho: Fides et ‘jas habitus theolone>” Com: tm hb. de Trae. qu. 3, 4. a 8 1! "Conca Sl Vaticano, sién Ml cap 1 reLICCU Ow LA Pe * de volver a leer este texto, pero sefialemos desde ahora que se atribuye esta empresa a la raza bumana bajo el inlujo de la Taz de In fe, El proceso de este trabajo esti levado a cabo, no por ‘una tuz aadida a mi espiritu, sino por mi mismo esprit, pe- netrado, es cierto, de la luz infusa, pero de acuerdo con sus re- cargos y con sus estructuras. {Que esto es una sefal de salud y de equilibrio? St, incluso ‘cuando esta euforin teologal y teol6gica de Ia fe desemboca a ‘veces, bajo el implso de a gracia, en una especic de embriaguez, muy explicable por cierto por la presencia arrebatadora del Objeto divino, cuando Ia comunién con tan altas realidades ‘rovoca ea el sujeto un inevitable desequilibrio. El teblogo se pierde en el mar inmenso de Ja substancia divina (Sam Juan Damaseeno)*, porque cuanto mis comulga con esta Vida, tanto mis se da cuenta de que lo separa una irreducible desemejanza {que Ia hace inasequible. «Del creador a la eriatura no puede haber una semejanza tal que al mismo tiempo no se pueda obser- vvat una mayor desemejanza> (Concilio de Letrén, 1215)"; de ahi estas distensiones. Sobria ebvieas: Ia vieja expresin de Jos fi6sofos platénicos se realiza aqui al pie de la letra y en toda verdad, humana y divina, Hoy, en que Dios se ha echo hom- bre y_ que nosotros hemos sido hijos de Dios en Ja fraternidad terrena de su Hijo, la embriaguez de Jos misticos paganos se con- verte en sabidusia, Un viejo maestro de teologia del siglo x11, Ricardo de San Vietor, en su tratado De Trinitate, capaz de parangonarse con el De Trinitate de San Agustin, ¢5 un. buen testigo de esta em- briaguez que varias veces 1 mismo manifesta. ingenuamente, 1 Ch mie aria, pig. 17 2. afer crentorem eCteatram non potest tanta simlitude not, squininfe on major St sumitado noua

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