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FRANCIS LEFEBURE RESPIRACION RITMICA Y CONCENTRACION MENTAL A nuestro Presidente de Tesis, Sr. Profesor FERRARI Allos Profesores EUGENIO y CLAUDIO OLIVIER. A JORGE BERNARD ‘que ha colaborado complacientemente con les experiencias. A ARTEMIO GALIP {que trajo de un templo de Zaratustra los ejercicios que estudiamos aqui. Ai Doctor OTOMAN Z. A. HANISH Fundador del Movimiento Mazdaznan. Al Doctor RODOLFO STEINER Fundador del Movimient Antroposéfico A ESTANISLAO STUCKGOLD. Con el nico propésito de servir, los Integrantes del Centro de Estudios URIEL de Montevideo han traducido del francés la presente obra, levando asi al aleance de todos sus hermanos de los paises de habla espatiola las luces del Doctor Francis Lefebure tal como lo desea este venerado Maestro. Dr. FRANCIS LEFEBURE LA RESPIRACION RITMICA Y LA CONCENTRACION MENTAL UNDECIMA EDICION EDITORIAL KIER, S.A. Av. Santa Fe 1260 1059 - Buenos Aires Titulo original en francés La respiration rythmique en la coneentration mentale Traduccién di ; Centro de Estudios URIEL de Montevideo Editorial Acuario, S.A. Buenos Aires 1962 y 1965 I Kier S.A. - Buenos Aires 1985-1990 Libro de edicién argentina ISBN: 950-17.0073.9 ‘Queda hecho el depésito que marca la ley 11.723 © 1990 by Editorial KIER, S.A., Buenos Aires Impreso en Argentina - Printed in Argentina 1969 - 1971 - 1973 - 1975 - 1978 - 1980 - 1982. Prélogo Centando y danzando, ‘Asi se adelenta Zaratustra. Nuraucur Hemos escrito esta obra en la esperanza de contribuit, por poco que sea, a la elaboracién de la nueva cultura que tra- ta de abrirse paso a través de las actuales vicisitudes, Que todos aquellos que tomen conocimiento de ella puedan pe. netrar en el sendero de la experimentacién personal, y ed. quitir la conviccién de su eficacia por la realizacién per. feverante de los ejercicios indicados, El ejemplo de lar fransformaciones que obtenga cada uno en si mismo pers nuevo pueblo que extraerd una energia constantemente ré- novada, por el poder del Aliento, del Ritmo y del Pensa? miento, y se haré digno de la misién que le aguarda, Los miétodos que vamos a exponer se fundan esencial- Tente en el lazo que une el Pensemiento al Cuerpo: por ine Parte utilizan al maximo, y més de lo acostumbrado, ie secién de este pensamiento sobre el cuerpo, lo que se denomina el dominio de si mismo, Por otra parte, utilizan lo més posible el Cuerpo para eb desarrollo y la cultura del Pensamiento, Estos métcdos completan, por lo tanto, los sistemas de ducacién fisica aplicados hasta ahora. No se oponen on {bsoluto a ellos, puesto que lo que nos viene del pesada debe conservarse esmeradamente como cimientos solre los cuales edificaremos una nueva civilizacién. Los métedos Que ‘tratamos aqui, armonizan lo que hasta ahora era Spuesto —por una parte-— a la educacién fisica, ¥ —por otra a Ja educacién del cardcter y de la inteligenicia, Observemos, por ejemplo, el trabajo de un nifio en una sscuela moderna 8 Dn. Francis Leresune Recibe instruccién: matemiticas, idiomas, etc., y du- ante ese tiempo su cuerpo descansa, inmévil, en la edad, precisamente en que el organismo tiene mayor necesidad de movimiesto para su desarrollo, Y menos mal si la posi- cién de trabajo no es defectuosa y no le acarrea deforma- Gién de la columna vertebral, insuficiencia respiratoria o miopia, Estos inconvenientes ‘son graves y a ellos puede atri buirse, en gran parte, el descenso actual de la actividad fisioldgica del francés medio, originada por aquellas largas horas de inmovilidad, precisamente en la edad en que es dosbordante 1a actividad fisica. Para atenuar estos defectos se introduce en los progra- mas una proporcién creciente de cultura fisica; sin duda que este esfuerzo es loable. Pero durante estos ejercicios de cultura fisica, la inteligencia trabaja muy poco, tanto mas ‘cuanto que los movimientos se efectiian a menudo automé- ticamente, una vez aprendidos. Entonces el Pensamiento vaga. Si se exagera en este sentido, se arriesga caer en el error opuesto, Podria originarse una deficiencia en la en- sefanza. Existe, ademas, el grave problema de la accién de los ejercicios fisicos sobre el cardcter, sobre el pensamiento. ¢Se ha estudiado la eventual influencia de cada gesto so bre este ultimo? En caso negativo gno estamos expuestos a ver desarrollar en los nifios asi educados, caracteristicas psicolégicas que nos sorprenderdn, que serén lo opuesto de Jo que desedbamos lograr? En Jos miétodos que presentamos, se ha buscado, ante todo, una armoniosa asociacién de la Inteligencia y el Ges- Cada movimiento debe ser ejecutado con un pensa- miento concreto. En esta obra sélo nos ocuparemos de los ejercicios de Respiracién Ritmica; su descripcién, los efectos que permi- ten obtener tanto fisiolégicos como psicoldgicos, (sobre todo estos uiltimos) cuando se asocian a ellas ciertos ejercicios mentales. Pero es necesario comprender que estos ejercicios La Resprnacin Ririca ¥ 1A CONCENTRACION MENTAL 9 son el fragmento de un vasto conjunto, fragmento que de demos ubicar prontamente antes de describirlo, En efecto, debemos averiguar los principios fundamen- tales que serviran de guia en la busqueda del gesto que responda a un pensamiento dado, y de la influencia de ca- da gesto sobre el cardcter. I El principio fundamental que nos guia es ta HOMO- Losi DE Lo Psiquico ¥ Lo Fisico. Tomamos el término de homologia en el mismo sentido que se le da en anatomia comparada; prolongamos su apli- cacién a la psicologia, —pues en amplia medida podemos considerar al ser psiquito como un organismo auténomo, como un todo homélogo de su propio organismo fisico: a ciertos érganos de uno de ellos ‘corresponden ciertos carac- teres del otro, a ciertas funciones de uno, una actividad del otro, Algunos ejemplos harn esto més evidente. Examinemos el caso del ojo. Nos ofrece la posibilidad de ver los objetos fisicos, A esta funcién corresponde una facultad psicolégica: cuando imaginamos un objeto, con- templamos una imagen visual, Se podria hablar de “ojo- psicolégico” que es el homélogo en el sentido atribuido a la palabra en anatomia comparada en el plano psicolégico. de lo que es el ojo en el plano fisico, Del mismo modo para el oido, para la laringe y los 6rganos de la palabra, cuyo homélogo en el plano psicolé- gico es la facultad de lenguaje interior que permite el razo- uamiento. Repetimos que sélo tratamos este estudio de la homo- Ingia psico-fisica para captar mejor més tarde la Respira- cién Ritmica, No nos extenderemos, pues, sobre este tema, y expondremos el segundo principio que sirve de hase para Ia estructuracién de los ejercicios. 10 Dn Francis Lerzsurs IL El segundo principio es el del TRABAJO sINGRONIZADO DE UNA FACULTAD PSICOLOGICA CON SU HOMOLOGA FISICA, Tlustraremos este principio con un ejemplo: eCual es en el organismo el homélogo de la facultad psicolégica denominada Voluntad? La Voluntad nos hace obrar. Fisicamente, actuamos principalmente por los miem- ‘bros, Podemos decir, en este sentido, que los miembros son et hom#blogo, en el cuerpo fisica, de lo que es la voluntad ‘a el psiquico, Cuando queremos desarrollar, dar forma a la voluntad, Jo hacemos por medio del ejercicio combinado de los miem- bros con una volicién. EI sujeto, por ejemplo, cierra el pufio progresivamente —con el pulgar sobre los otros dedos, lo que permite mejor contraer los muisculos— hasta el limite de sus fuerzas, y se repite, al mismo tiempo una decisién: “'yo quiero triun- far”, 0, “quiero dominarme”, Asi trabaja su voluntad al mismo tiempo que su mano, el érgano homélogo. Observe- mos que hacemos esto cuando estamos coléricos, o cuando hallamos bruscamente el obstaculo de una resistencia ines- perada; nuestros puiios se cierran cuando nuestra voluntad se pone en tensién. Que el ser inteligente ejecute con ple- na conciencia y conocimiento lo que aplicaba hasta enton- ces gracias a la naturaleza, aunque irregular e incompleta- mente, y esto sera precisamente lo propio del progreso. Tal homologia del gesto y el psiquismo va aim més le- jos. Muchos pensamientos son respondidos por un gesto que puede calificarse de su homélogo. Se trate, por otra parte, del verdadero sentido de la danza, que expresa sus ideas por medio de los movimientos, ‘Tomemos este simple ‘gesto: Comienzo: manos abiertas, palmas vueltas hacia el pe- cho tocéndolo ligeramente con los dedos, codos hacia ade- La Resprmactén Riraica x La CoNcENTRACION Mentan 11 Primer tiempo: los antebrazos ejecutan paralelamente un movimiento lento hacia adelante, con las palmas vueltas hacia arriba al finalizar el movimiento, Segundo tiempo: movimiento inverso; las manos vuel- ‘ven al punto de partida, Si se interroga a quienquiera que vea ese gesto, cuél es la idea que expresa, diré: “es la idea de «dadivas, de «generosidad>”, Hemos hecho a menudo la experiencia. Si ejecutamos, pues, este gesto, conservando viva en nosotros la idea de bondad, de generosidad, mientras repe- timos interiormente “yo doy”, hacemos trabajar en sincro- nismo nuestra psiquis y nuestro fisico, Este tiltimo ejercicio ha sido extraido de una serie de veintiocho movimientos, la Paneuritmia, del profesor Peter Deunov, en la que cada movimiento expresa un concepto moral 0 filoséfico; el movimiento que acabamos de des- cribir es el tercero de la serie. Estos movimientos se ejecu- tan en circulo, marchando, con miisica y cantos, Se concibe Ja profunda influencia que pueden tener sobre la educacién del carécter, El doctor Rodolfo Steiner ha creado también un siste- ma de gimnasia, la Euritmia, donde cada movimiento ex- Presa una idea, Su invencién es un conjunto terapéutico y pedagégico. Si lo sefialamos aqui, sin extendernos sobre este tema apasionante, es debido a que el sistema que le hha servido de fundamento es precisamente el de la homo- logia de lo fisico y lo psiquico. TT La neperici6n nrrsapa. Sélo por ella el gesto ejerce una influencia durable, persis. tente, sobre el cardcter. Quien por ejemplo, repita, cada mafiana durante meses y afios, el gesto que expresa la idea de dar, concentrando bien su pensamiento sobre el sentido del gesto, verd fortificarse eu generosidad natural. 12 Dr. Francis Leresune Es, por consiguiente, un método pedagégico maravilloso: porque el nifio se someteré con alegria todas las mafanas a esta gimnasia colectiva acompafiada de miisica y cantos, mientras que muy poca influencia habrian tenido sobre él cien eruditos discursos sobre la moral. ‘Ademés, por este camino puede comenzarse la educa- cién del cardcter desde la mas tierna edad. IV Si estudiamos la forma de educar el psiquismo por lo fisico, deberemos exponer los ejercicios fisicos que obran sobre el psiquismo por medio de acciones fisiolégicas de- terminadas, alcanzando ciertos érganos de la vida vegeta- tiva, como las glandulas endocrinas. Sélo daremos dos ejem- plos para ilustrar el tema, Giertos ejercicios del cuello pueden modificar la circula- cién en la glindula tiroides: flexién de la cabeza acom- pafiada de una espiracién que permita un masaje de la regién por el mentén. Si estos ejercicios se prolongan por un tiempo suficiente —cinco a diez minutos por dia— enér- gicamente y con la perseverancia necesaria —algunas sema- nas o algunos meses—, no tarda en manifestarse una acti- vacién de la glandula tiroides: conocemos algunos pacientes, hipotiroidianos leves, mejorados en pocas semanas por este procedimiento. Otro ejemplo es el de un ejercicio que permite aumentar la circulacién profunda. Consiste en poner en repentina tensién todos los misculos del cuerpo, lo més enérgicamen- te posible —en posicién extendida— y seguida répidamente de una brusca relajacién, Este ejercicio provoca un reflujo inmediato de la sangre periférica hacia las visceras, puesto que los misculos comprimen al contraerse los vasos y las venas, haciendo retirar la sangre del sistema muscular. Ademis, la puesta en tensién simulténea de los muisculos abdominales y tordxicos, provoca una hiperpresién intré tordxica y abdominal de esas cavidades, —sobre todo si la glotis esté cerrada— lo que impide el reflujo de la sangre La Resprnacton Rérattca ta ConcenTract6n Mentaz. 13 hacia las visceras. La sangre refluiré, por tanto, principal- mente hacia el cerebro, por este ejercicio. Si afiadimos a esto la excitacién, nerviosa general que resulta de estas contracciones, se comprenderé por qué tie- nen una av-ién particularmente estimulante sobre el encé- falo, Naturalmente que es menester repetirlas varias veces, sucesivamente, para que el aflujo de sangre suplementaria al cerebro sea sensible. Entonces emitiendo durante o inmediatamente después de la contraccidn un pensamiento cualquiera, se observard que es mas intenso y mas vibrante, lo que explica la mayor cantidad de sangre cerebral. Este ejercicio es excelente contra el surmenage intelectual y subsana Ja sensacién de torpeza o de “‘vacio” que sigue @ un trabajo intelectual demasiado intenso. ¢Por qué tiene un lugar tan p.>ponderante la Resp:- racién Ritmica, en esta auto-educacién? Porque combina todos los mecanismos precedentemente citados: accién fi- siolégica sobre la circulacién, sobse los cambio. quimicos, no sélo pulmonares, sino sobre toau de los tejidos; gran plasticidad del ritmo y de la eleccién del pensamiento, ho- mélogo con el acto respiratorio. Finalmente, la Respiracién, funcién caracteristica de la vida que nos mantiene unidos sin interrupcién al medio en que vivimos, es, al mismo tiempo la tinica funcién de nues- tra vida vegetativa sobre la cual puede accionar nuestra vor luntad en tan omplia medida, La funcién respiratoria establece la unién entre nuestra vida de relacién y nuestra vida vegetativa; tiene, pues, en el dominio del cuerpo el lugar principal, Por las modificaciones que aportan los modos respirato- rigs a los cambios quimicos de los tejidos y por el aumento de los cambios energétivos, el cerebro se encuentra en.con- Giciones excepcionalmente favorables para la elaboracién de los pensamientos durante la realizacién de los ejercicios. 14 Dn. Francis Lerzsuae Es por esto que hemos indicado algunos ejercicios mentales que, combinados con la Respiracién Ritmica, le permiten alcanzar su més grande poder an la educacién del cardcter y 1a inteligencia, Capitulo I E] descanso preparatorio 2Qué es, ante todo, la respiracién ritmica? {No es ritmica ‘oda respiracién? Cabe sefalar que edte Yittao'®/, en gene- ral, poco regular; los movimientos, las palabras, perturban su regularidad; y la afectan mucho més los pensamientos, como Jo han demostrado numerosos experimentadores mo- demos. La observacién de estos hechos nos leva a comprender Reposo fisieo y reposo mental El experimentador debe sentarse sobre una silla sin apo- yarse en el respaldo, o mejor ain extenderse sobre una superficie plana suficientemente resistente para estar bien aplanado. Ejercicio de relajacién muscular © ( Relajaré uno por uno todos sus miisculos; para esto podré adoptar la costumbre de seguir un circuito deterninads: pierna derecha, brazo derecho, miisculos de la cabeza, bre- 20 iaquierdo, pierna izquierda y misculos del tronco pase terminar, Debe repetir este ejercicio varias veces porque cada vez que su atencién se desvie algunos miisculos co- mienzan de nuevo a contrarse ligeramente, como los nifios que en la clase se portan mal cuando el profesor vuelve la Si 16 Dx. Faancts Leresune espalda. Adquiriré progresivamente este dominio muscular. Entonces observaré que la calma muscular y nerviosa lo- grada repercute en los pensamientos, cuyo curso se hace més tranquilo. ¢Cudles son los momentos més favorables? Por una parte, al despertar, cuando el tréfago del dia atin no ha tenido tiempo de actuar sobre nuestro experi- mentador, en el instante en que goza de la euforia que sigue al desvanecimiento del mundo de los suefios. Otra oportu- nidad es ab acostarse. Sacard provecho del sosiego que se produce en los individuos normalmente equilibrados, 0 que se insimia al menos, en los demés. Asi, de mafiana y de noche, durante los instantes que dedique a estos ejercicios, nuestro paciente, se esforzaré observar la entrada y salida del aliento en’ su pecho, tinico pensamiento que conservaré. Taq poe Usinne Fapftalo La respiracién completa Fun ent ob Después de haber practicado algunos dias el ejercicio N? 1, ‘el paciente emprenderé los ejercicios de respiracién comple. ta, Su fi lad es hacer penetrar el maximun de aire en los alvéolos pulmonares, permancciendo en el mayor des- canso fisico y psiquico posible. Esto parece contredictorio: se supone a menudo que pa- ra hacer penetrar grandes cantidades de aire en los pulmo- nes es menester hacer ruidosas respiraciones combinadas con movimientos de brazos. Pero entonces el sujeto lleva sobre toda su atencién hacia los miembros y descuida el funcionamiento de los miisculos respiratorios, En los ejercicios que seguirén, toda la atencién seré lle- vada hacia los miscules respiratorios, Hay que descomponer cada aspiracién en tres tiempos, pero observemos de inmediato que estos tiempos se suceden sin interrupcién, Es esencial que la respiracién permanez- ca tranquila y regular. La inspiracién y la espiracién se efectian siempre por la nariz. Asi se hace en todos los ejercicios de respiracién Hitmica, a fin de que la espiracién expulse el polvo que ha- ya podido ser detenido en la inspiracién por la mucosa nasal, recalenténdola. Inspirar por la boca favorec«: las rinitis al ser enfriada Ye mucosa nasel por la inspiracién, cuando no es calentada por la espiracién. Se puede realizar facilmente la experien- cia inspirando por la nariz y espirande por la boca algu- nos minutos en tiempo frio: el dolor nasal se hace répida- mente intolerable. 18 Dn, Faancts Leresune 4). Llenado de la parte inferior de la cavidad tordzica. Esto sélo es posible descendiendo el diafragma, operacién que empuja hacia adelante la pared abdominal. Cuando el movimiento es correctamente ejecutado se aprecia una on- dulacién de la pared abdominal, que parte del bajo vientre y_asciende hasta la cintura, Durante esos instantes las cos- tillas deben permanecer absolutamente. inméviles. 2) Llenado de la parte media del pulmén: Por la elevacién de las falsas costillas y las costillas me- dias; terminado este instante, el sujeto procederd al 3) Llenado de la parte superior del pulmén. Luego vaciard los pulmones en el orden inverso a como los ha Ienado: primero la cresta, Iuego la parte ‘media, lue- go la parte inferior, ahuecando el vientre al méximo por Ja contraccién de los miisculos de la pared abdominal, ePor qué se descompone asi la respiracién? A fin de que todes las regiones pulmonares sean cuidadosamente aireadas, El trabajo vigoriza un érgano mientras no esté enfermo y mientras ese trabajo no sea excesivo. Es por ello que se debe hacer trabajar todas las partes del pulmén, ante el temor de que un mal hdbito respiratorio apareje una disminucién de la vitelidad en la regién no utilizada y sea el punto de partida de una infeccién, Se puede objetar que el hombre tiene respiracién abdo- minal y la mujer, una respiracién de la parte superior. Con- testamos: mayor razén para que cada uno se esfuerce corregir las debilidades propias de su sexo para realizar el equilibrio, ‘La Resprmactén Rérmica ta ConcENTRACION MENTAL 19 A las personas con dificultades para ejecutar la suce- sign de tiempos de respiracién completa tal como la descri- bimos, les seré indispensable, ante todo, disociarlos, La respiracién abdominal Es particularmente importante. En efecto, el higado esté unido al diafragma. Asciende y desciende a cada inspira- cién. Si este movimiento se acentiia, sobre todo si en la espiracién el sujeto ahueca fuertemente la parte superior del abdomen, esto tiene el valor de un vérdadero masa} hepético, con todas las consecuencias que derivan de ell aumento de la circulacién en el higado, y por consiguiente de los procesos quimicos —secrecién de la bilis— que alli se elaboran. En tanto que los excitantes de la secrecién bi- liar producen un estimulo pasajero, el aumento de la cir- culacién en el higado ocasiona una regeneracién de sus ob Inlas y de su actividad, Lo mismo acontece con los rifiones, Recordemos que en la radioscopia se les ve, sobre todo el izquierdo, subir y descender, siguiendo los movimientos del diafragma, Se puede constatar este efecto de masaje renal por el aumento de la secrecién de orina durante los ejercicios de respira- cién ritmica que indicaremos més adelante, ‘A fin de constatarlo, se hace orinar al sujeto a las ocho de Ja mafiana y a las diez, durante varios dias, en las mis- mas condiciones de trabajo fisico, alimentacién, y, sobre todo, de bebidas. Se anota el promedio, Luego, durante va- Hios dias se hace practicar la respiracién ritmica al sujeta. tre ocho y diez horas, durante media hora més o menos. La cantidad de orina secretada, es por lo menos el doble y a veces llega al-quintuplo. Es mucho més Iimpida después de los ejercicios de respiracién ritmica completa, Conven- dria, ademés, reanudar estas experi isi 20 Da, Francis Leresune Cuando el diafragma se eleva y desciende al méximo, resulta de ello un masaje de los intestinos, especialmente del colon transversal y de ahi la utilidad de Ja respiracién diafragmatica en ciertos constipados. Finalmente, es probable que el mejoramiento de la circu- lacién en la cavidad abdominal, que resulta de la respiracién diafragmatica, repercuta sobre los érganos del bajo vientre, mejorando ciertos desdrdenes ovaricos y uterinos, como las menstruaciones dolorosas. La gran importancia que atribuimos a la respiracién diafragmitica en el funcionamiento de los sistemas diges- tivo, renal, y atin general, por lo menos con la mujer, nos ha hecho buscar un ejercicio capoz de desarrollar muy espe- cialmente esta forma respiratoria, En efecto, cuando expli- camos a pacientes, atin inteligentes e instruidos, lo que es la respiracién completa y ensayan su realizacién ante nos- otros, muchos, por ejemplo, ahuecan el abdomen en el mo- to en que elevan la cima del pulmén, realizando asi un movimiento de aire intrapulmonar, de aire ya viciado; pe- ro de ese modo no hacen penetrar aire puro suplementario, © por lo menos muy poco pese a las apariencias. Es, pues, importante en estos casos, para los enfermos, aprender desde el comienzo a disociar las etapas respira- torias, 1) Ejercicios de respiracién diafragmitica aislados: Este ejercicio es muy simple, Se hace espirar a fondo al fermo. Se mantiene la caja tordxica en la posicién obtenida por medio de un cinto que pase casi al nivel del apéndice xifoide. El enfermo se ve obligado a respirar vinicamente bajando el diafragma, Entonces debe ejercitarse en aumentar ese movimiento tanto como pueda, tanto en la inspiracién abombado su pared abdominal, como en la respiracién, ahue- cando esta pared. En casos de insuficiencia hepdtica hemos prescripto este tmico ejercicio por cinco minutos de mafiana Y de noche, obteniendo una mejoria del estado. ‘La Respmmactéw Ritsica ¥ La ConcenTaactOn Menrat 24 La experiencia prueba que una vez adquirido el habit, ¢! enfermo ive sin difcultades con solo la respiraciOn ab. lominal, a condicién, se sobreentiend. al le, de no hacer esfuer- 2) Ejercicios de respiracién costal media: Giertas personas presentan deficiencias de Ia parte media del térax: el perimetro toréxico al nivel del apéndice ifoides es demasiado estrecho, En estos casos, sobre todo, #Rnele rowmendar ol ejercicio siguiente (sin ol doctor La persona se hallard extendida sobre la es talones cerca de las nalgas, para relajar la peted abi, minal. Entonces colocard la extremidad de sus dedos lige. ramente separados bajo el reborde costal, en la regién do mayor curvatura. Luego, mientras aspire, separara hacia afuera ese reborde costal por un esfuerzo de traccién, De esto resulta un ensanche mecénico inmediato de la base del térax, visible, facilmente constatable con el centimetro, La repeticién perseverante de este ojercicio conduce a una modificacién definitiva de los cartilagos costales, que mane tiene permanentemente la dilatacién tordxica obtenida, Capitulo 1 La disminucién dei ritmo respiratorio Cuando describiamos la respiracién completa, se ha podi- do pensar: Qué va a producirse? Un fenémeno muy ca- nocido en la prueba de la hiperapnea: variacién del equi- librio dcido-basico, ante todo, aparejando de inmediato un desequilibrio del calcio sanguineo. Todo eso conduce a di- versos desdrdenes: picazin de las extremidades, vértigos y desvanecimientos, desérdenes «que pueden Iegar hasta la tetania en sujetos cuyo metabolismo célcico esté insufi- cientemente equilibrado, . | Agreguemios, ademas, que estas respiraciones, all mis- mo tiempo muy profundas y répidas, sin ejercicio fisico simulténeo, provocan tal variacién de presién en los vasos tordxicos y cerebrales que, en los sujetos sensibles, y desde los primeros movimientos, la visién se enturbia, y el sin- cope amaga mucho antes de que el equilibrio écido-bésico de la sangre haya tenido tiempo de modificarse. cEs posible obtener todas las ventajas de la respiracién completa sin los inconvenientes de la hiperapnea? Si, Y gcémo? Disminuyendo el ritmo respiratorio, y, sobre todo, moderando una o varias posiciones entre los tiempos respiratorios. El lector comenzaré shora a presentir toda la magni- tud de la cuestién. La respiracién ritmada permite, pues, conservar todas las ventajas de la respiracién completa: utilizacién de todo el pulmén por algunos instantes, todos los dias, masaje de los érganos abdominales y las otras ven tajas quo estudiaremos més adelante. Elimina el peligro del desequilibrio dcido-basico, La Resprmactén Rérmtica y ta CoNCENTRACION MENTAL 23 Pero aqui se abre un inmenso problema a la fisiologia moderna. {Cual sera el efecto de los diferentes ritmos po- sibles sobre la sangre? El terapeuta concce toda una gama de ritmos, sumamente variados, tan diferentes unos de otros como las notas de un teclado, Aumente o disminuya Ja duracién de la aspiracién, de la espiracién y del o de los tiempos de apnea, es la tenencia relativa de la sangre en C.0* y en O? lo que va a oscilar. Asi, a voluntad, durante el trascurso del ejercicio, el enfermo obtendré una sangre cuyo PH. tenderé a variar en el sentido deseado por el médico. Se pueden predecir todas las posibles repercusio- nes de estos ejercicios, por ejemplo, sobre la reserva alca- lina, y por consiguiente sobre el metabolismo célcico, En un capitulo especial, estudiaremos los principales ritinos usuales y sus consecuencias, en la medida en que estas cuestiones sean suficientemente ilustradas. Otro efecto de la disminucién del ritmo respiratorio es la desaparicién de los peligros debidos a la hiperpresién pulmonar, El signo que indica el estado més préximo al equilibrio de presién entre el aire exterior y el aire infra-pulmonar es que esta respiracién es ABSOLUTAMENTE stuenciosa. Este silencio de la respiracién y la regularidad de los ritmos, representan las mejores condiciones para evitar los desérdenes circulatorios debidos a la hiperapnea. No tenemos la pretensién de dar bases absolutas, en el inmenso campo que se ofrece a la investigacién. Como exploradores de una ciencia poco conocida, haremos la ten- tativa de colocar algunos jalones que puedan servir de puntos de apoyo para biisquedas ulteriores. Capitulo IV Respiracién ritmada sobre el corazén Volvamos a tomar nuestro paciente. Previamente ha ad- quirido ese suficiente habito de disponer regularmente, mafiana y noche, de algunos instantes de reposo fisico y mental, durante los cuales respira lenta y regularmente. Regularmente... jo casi! Si, y permitasenos insistir nuevamente en ello, el pun- to capital es la REGULARIDAD DEL RITMO. Por muchas razones. Por ahora sélo indicaremos una, Se ha escrito mucho sobre Ja fatiga, sobre los fenéme- nos quimicos y nerviosos que la acompaiian. No cbstan- te nos permitimos afiadir a esto una pequefia observacién que, esperamos, tendré la ventaja de ayudarnos a com- prender mejor el objeto de estos ejercicios. “Gros modo”, él cuerpo humano se divide en tres partes: cabeza, tronco y extremidades, ¢Observacién pro- pia de un jardin de infantes? Quizds, pero por los hechos mas simples se comprenden los mds complejos, Observamos que en el estado de vigilia trabajan las tres partes. Por el contrario, entel suefio, la cabeza des eansa: a actividad sensorial desaparece y la del cerebro disminuye. Los miembros descansan también: la actividad motriz esta casi o totalmente anulada, Sélo subsisten las actividades que tienen por asiento principal el wonco, y hasta més intensamente a veces que durante Ja vigilia: digestién, respiracién, circulacién y se- crecién renal. Se sabe que Ja digestién es més activa du- ante el suefio que durante la vigilia. La Respmacién Riratica ¥ La ConcenTRaciOn MenTar 25 Subrayemos que la fatiga es engendrada por dos acti- vidades dirigidas en sentido opuesto. La de la cabeza, actividad en el conjunto sensorial, pues se dirige desde el mundo exterior hacia nuestra persona- Tidad. La de los miembros, actividad muscular, dirigida desde nuestra personalidad hacia el mundo exterior, para modi- ficarlo. Estas dos opuestas actividades tienen, sin embargo, un rasgo comin: el de ser esencialmente arritmicas, ‘Ambas engendran la fatiga, Entre las dos, uniéndolas, se sitia la actividad del tronco, Las actividades que caracterizan a esta regién, evi- dentemente, no producen fatiga que el suefio deba reparar, puesto que la circulacién, la respiracién y la digestién contintian. Por lo que estas actividades son esencialmente ritmicas, De allf a la conclusién de que existe una estrecha unién entre arritmia y fatiga, no hay mas que un paso, Nos pa- rece facil franquearlo si consideramos los casos en que el ritmo descansa en, estado de vigilia: es, por ejemplo, una amisica digna de ese nombre, es decir cuando las leyes del ritmo y la armonia son respetadas, como es el caso de la mnsica clésica, o también el ejemplo muy conocido de que un trabajo ritmado fatiga menos que un trabajo arrit- mico, atin cuando esta regularidad del ritmo se obtenga al precio de un esfuerzo suplementario, como el canto, He aqui una razén por la cual interesa dar a la respi- racién un ritmo muy regular. Sobrevendré un profundo descanso, la relajacién muscular mejoraré durante el ejer- Cicio y la ola de pensamientos se calmara. Si el ejercicio se realiza inmediatamente antes de dormir, produciré un 26 Da. Francis Leresune suefio més profundo. La experiencia prueba, como lo ve- remos més adelante, que Iuego de algunas semanas de en- trenamiento los suefios desaparecen casi completamente atin hasta en los sujetos més inquietos. ‘Ahora que hemos captado una de las causas de Ja im- portancia de la regularidad del ritmo, la cuestién se plan- tea asi: gqué procedimiento permitiré obtenerlo con la mayor perfeccién posible? El enfermo puede contar, por ejemplo, con un metré- nome. Puede también, y es preferible, escuchar miisica y contar con los tiempos musicales, si tiene el sentido must- cal suficientemente desarrollado para ello, Pero cada uno de nosotros posee en si su metrénomo, él balancin que regula sus actividades orgénicas: el ritmo de las pulsaciones cardiacas, Desde tiempo inmemorial los orientales practican la respiracién ritmica baséndose en el ritmo de su ccrazén. Y¥ esto gcimo? Si el enfermo esta sentado, le es facil tomar- se el pulso con las mufiecas descansando sobre los muslos. El médico le ensefiaré cuidadosamente. Si esta accstado, ello no es més dificil: las manos descansan sobre el hueco epigdstrico, los codos se apoyan sobre la cama de uno y de otro lado del cuerpo. El leve peso de las mancs sobre el abdomen no molesta en nada los movimientos de respira- cién abdominal, ‘Ademés con un poco de hébito, algunos lograran con- tar directamente los latidos de su corazén, que sentiran, muy sueves, en su pecho, Esto no es tanto debido a un aumento de la fuerza de la contraccién cardiaca, como a ‘una mayor atencién a las sensaciones internas. Del mismo modo, e! tic tac del reloj pasa desapercibido durante el dia, pero de pronto tomamos conciencia de él cuando en a noche, en la soledad, el espiritu se calma, No es nece- sario estar afectado de cardiopatia, contrariamente a la opinién corriente, para percibir su propia contraccién car- diaca; basta para esto con una atencién sostenida; es el desarrollo de una especie de tacto interno. La Respmactén Riraica x LA ConcentaaciOn Menran 27, Se puede objetar a este hébito de contar las pulsacio- nes cardiaces para ritmar la respiracién, que el corazén no es siempre regular en todas las respiraciones, La’ respi- racién ritmica tendré por efecto, como lo prueba la ex- periencia, regularizar e] ritmo cardiaco, Ciertos sujetos experimentan una reaccién cardiaca particular cuando se toman ellos mismos el pulso: éste se acelera ligeramente 0 se hace un poco arritmico, Pero la experiencia prueba que este efecto es completamente momenténeo, y que luego de Jos primeros instantes no hay por qué tomarlo en cuenta en los ejercicios que siguen. Ademés, esta reaccién desapa- rece muy a menudo luego de algunos dias de entrena- miento, Parece debida a la emotividad y es vencida por la ejercitacién. Se puede objetar a este procedimiento que la rapidez de las pulsaciones no es la misma en la inspiracién que en la espiracién, y sobre todo en el apnea intermediario, y que seria més exacto contar con un metrénomo, A esto respon- deremos: en astronomia se distingue el dia sideral y el dia solar. No tienen absclutamente el mismo valor. En Psicolo- gia se distingue el tiempo psicolégico del tiempo peak treinta segundos, por ejemplo, un sujeto podré haber so- fiado y creer haber vivido varias horas, Por lo mismo debemos concebir un reMPo PstcoLécico. Se puede decir que dos fracciones de este tiempo son fisio- Iégicamente iguales cuando se cumplen las mismas reaccio- nes fisicas, quimicas, fisiolégicas. Entonces la unidad més simple y més exacta —aunque aproximada— de este tiempo fisiolégico es la pulsacién car- diaca, que proyecta cada vez aproximadamente la misma cantidad'de sangre hacia las células. En las mismas condi- iones, los fenémenos fisicos, quimicos, etc.... serdn los mismos, sea cual fuere la separacién entre las dos pulsa- clones, Ofreceremos, ante todo, un ejercicio por el cual el en- fermo aprender a contar sobre sus pulsaciones. Debe to- mar el més largo ritmo practicable sin esfuerzo, Porque si 28 Da. Francis Leresune el sujeto se esfuerza, entonces la sensacién de reposo, de bienestar que da la respiracién ritmica se altera en cierto modo y se malogra el objetivo primordial. En este ritmo, el més simple, la inspiracién es igual a la espiracién, Una pulsacién entre cada una de ellas facilita la inversién del movimiento. Al comienzo, daremos, por ejemplo: Inspiracién: 4 pulsaciones cardiaces ‘Apnes, pulmones Uenos: 1 pulsacién cardiaca Espiracién: 4 pulaaciones cardiacas ‘Apnea, pulmones vacios: 1 pulsaciéa —cardiaca Este ejercicio debe hacerse durante tres minutos por la majiana y por la noche y varias veces en el dia. Imporia no sobrepasar cada vez de 3 a 4 minutos. Porque la apnea no es suficiente, seguramente, para evitar todo desequilibrio del P-H. sanguineo*, Pero es muy facil y todos Jo lograrén. Se aumentaré progresivamente la duracién-del ritmo, por ejemplo, hasta: Inspiracién: 7 pulsaciones cardiacas ‘Apnea, pulmones Ilenos: 1 pulsacién cardiaca Espiraciém: 7 pulsaciones cardiacas ‘Apnea, pulmones vacios: 1 pulsacién cardiaca Cuando, gracias a este ejercicio, el enfermo haya apren- dido a regular su respiracién por medio de su corazén, podré emprender ejercicios mas dificiles. eae 151 EH, (da P,, potenlal, 7-H. hidrézeno) on ol grado de uelder 0 al linidad de una sctocion, BI P= 7 oe la nouiralidad, 2. PH de la sangre 06 por tate Agena alana Capitulo V Algunos ejerciclos preliminares Antes de exponer los ejercicios fundamentales, indicare- mos algunos pequefios ejercicios que familiarizaran al su- jeto con estas téenicas y le permitirén comprender mejor su utilidad. Es un hecho de observacién inmediata que una espi- racién muy lenta tiene un efecto calmante, relajante, sobre todo si ella ha sido precedida de una inspiracién répida. Por el contrario, una inspiracién lenta, seguida de una as- Piracién répida, agita ligeramente al sujeto. El primer ritmo nos vuelve somnolientos, el segundo nos despierta, ~Cémo explicar esto? Se trata realmente de un fend- meno reflejo. La fisiologia ha demostrado que durante el suefio la espiracién es relativamente més larga que durante la vi- gilia, Mediante un fenémeno comparable al “reflejo con- dicional”, reproducir este ritmo en estado de vigilia tiende @ provocar el su . Por otra parte, el doctor Fax, psiquiatra infantil, asis- tente del profesor Laicet-Lavastine, ha demostrado, por numerosas observaciones, que los deprimidos constituciona- les tenian una espiracién més lenta que la normal; y que, por el contrario, los excitados constitucionales tenian una inspiracién més larga que un nifio normal. ‘Someter en cada uno de esos casos al nifio enfermo al ritmo opuesto del que le impone su enfermedad, tal es la regla del tratamiento, Al excitado constitucional, por ejemplo, se le hard hacer 30 Dr. Francis Leresunn ejercicios de tres minutos de duracién, que pueden repe- tirse hasta doce veces en el dia. En estos ejercicios la inspi- racién seré corta y la espiracién larga. Con un poco de hibito el enfermo podré mantener el siguiente ritmo, muy particulermente recomendable: A) Ejercicio depresor: Inspiracién: 3 pulsaciones cardiacas ‘Apnes, pulmones Uenot: 1 pulsacién cardiaca Espi 12 pulsaciones cardiacas ‘Apnea, pulmones vacios: 1 pulsacién cardiaca Después de los primeros ejercicios, la calma de los fe- némenos de agitacién y ansiedad es momenténea; pero cuando los ejercicios son repetidos con perseverancia, la mejoria se hace durable y estable. B) Ejercicio tonificante: Al deprimido constitucional, le seré indicado el ritmo in- verso: Inepiracién; 12 pulsaciones cardiacas Primer Apnea: 1 pulsacién candice Espiracién: 3 pulsaciones cardiacas Segundo Apnea: 1 pulsacién cardiace C) Ejercicio estimulante: Finalmente, cuando nos hallamos en presencia de ciertos estados asténicos, para estimular el sistema nervioso se podra prescribir la ejecucién sucesiva de los dos ejercicios La Respmacién Riraica ¥ rs ConcENTRACION MENTAL 31 que acabamos de indicar: primero el depresor, durante 3 minutos, y luego, inmediatamente, durante 3 minutos, el tonificante. El contraste entre ambos hace més vivo el efecto estimulante del ultimo, Indicaremos ahora dos pequefios ejercicios que no son, propiamente hablando, de respiracién ritmica, pero que contribuirén a que el sujeto domine el juego de sus muscu Jos respiratorios, Estos ejercicios producen una accién defi- nida y poco durable sobre el equilibrio quimico de la sangre, I) Ejercicio de apnea prolongada después de la espi- racién, El sujeto, después de colocarse en una de las posiciones que hemos descrito precedentemente, espira completa y met6di- camente, primero descendiendo la cima de la caja toréxica, Iuego la’ parte media, en seguida shuecando el abdomen, como ya hemos visto. Cuando ya no puede espirar més, se presiona la nariz para que rio penetre més aire en los pulmenes. Entonces, debido a la elasticidad de su caja tord- xica, se produce una ligera depresién atmosférica en los pulmones. Esta depresién favorece el desprendimiento de los gases disueltos en la sangre, La prueba de esto surge del siguiente hecho: luego de algunos instantes de espera en la posicién indicada, el sujeto puede espirar de nuevo alguncs centimetros cibicos de aire, sin reanudar la ins- piracién, Luego, siempre sin retomar el aliento, puede recomen- zar tres veces seguidas. Este ejercicio es recomendable cuando el organismo se halle cargado de veneno volitil, Por ejemplo, después del abuso alcohdlico, apresura la eliminacién del téxico por via pulmonar, . Se le puede hacer aiin’més activo: Iuego de apretar la nariz, en lugar de dejar pasivamente que la caja toréxica 32 De. Francis Leresune trate de dilatarse, se puede esforzar la inspiracién volunta- ria, siempre sin dejar penetrar aire en los pulmones, De este modo es mayor la disminucién de la presién atmosfé- rica intrapulmonar. De ello resulta, ademas de los efectos . precedentemente descritos, un llamado de la sangre al pul- mén, Esta maniobra podria servir, por consiguiente, para descongestionar momenténeamente otros érganos, el higado por ejemplo, y atin el cerebro, si el enfermo, al comienzo de una congestién cerebral causada por el frio, etc., conser- vara suficiente deminio de si mismo para entregarse de inmediato a este ejercicio. I) Ejercicio de apnea prolongada después de la inspi- racién. Consiste en conservar el aire el mayor tiempo posible Iue- g0 de haber lenado completamente el pecho, Este ejercicio muy conccido, en particular por aquellos que practican Ja natacién bajo el agua. Pero haremos notar una vez més que las condiciones quimicas y circulatorias son comple- tamente diferentes cuando ‘se combina un esfuerzo muscu- lar con este ejercicio, Practicado en las condiciones que describimos, deter- mina una disminucién del ritmo del corazén, acompaiiado de una sensaciéa de calor en todo el cuerpo. Ill) Ejercicio de compresin y depresién alternados, det aire intrapulmonar. Este ejercicio puede servir en otorrinolaringologia. Reco demos que en ciertos casos de desdrdenes de la circulacién en el ofdo, que provocan, por ejemplo, ruidos subjetivos, se recomienda la insuflacién: introduciendo una sonda en la trompa de Eustaquio, se puede, con ayuda de una perilla de goma, producir alternativamente una depresién y una ‘sobrepresién en el oido medio. ‘La Resrmacién Riraica ¥ ta ConcENTRACION Menrat 33 Se obtendré un resultado anélogo ensayando movimien- tos de espiracién forzada, oprimiendo la nariz mientras se inspira. Las depresiones y compresiones alternadas se tras- miten al oido medio sila trompa de Eustaquio no esté obstruida, Una enferma curada por nosotros cuando asistiamos en Pau al doctor Mangez suministré una observacién particu- larmente interesante. Presentaba zumbidos de oidos desde cinco afios atrés, Todos los tratamientos habian fracasado. Cada vez. que practicaba el ejercicio descrito, los zumbidos desaparecian durante algunos instantes después, Hemos obtenido, por otra parte, més adelante, una curacién completa, agregando ejercicios de respiracién rit- mica y ejercicios de la, cabeza y el cuello destinados a aumentar la circulacién de la cabeza. Capitulo VI Ei ejerciclo funéamental El ejercicio que vamos a describir es basico en la respiracién ritmica. : Los ejercicios que hemos descrito hasta aqui s6lo deben practicarse unos minutos cada uno, Por el contrario, el que sigue puede ser practicado tanto tiempo como se desee. ¢Cémo ha sido establecido el ritmo que vamos a des- cribir? ¢Empiricamente? O a partir de antecedentes que escapan a nuestros modestos conocimientos? No interesa. E] hecho esté. El ejercicio que sigue puede ejecutarse hasta varias horas seguidas sin que jamés provoque fatiga, des- orden circulatorio, perturbacién nerviosa 0 desequilibrio del PH. sanguineo. Generaciones de investigadores han practicado perseverantemente este ejercicio, ejecuténdolo una c varias horas cada dia, durante afios, ;Tal es la pa- ciencia en Asial Afirman que con él han obtenido aumen- to de vitalidad y de resistencia a todas las enfermedades; que este ejercicio les ha mantenido jévenes en la vejez, y que prolonga la vida. Que despierta la inteligencia y el corazén, si se une al ejercicio fisico cierta disciplina mental, Toca a nosotros estimar con los elementos de la cien- cia occidental en qué medida estin justificadas dichas pre- tensiones, Pero es un deber de lealtad de la ciencia expe- imental hacia lo que quizés es empirismo, examinar estos hhechos con toda buena fe, La Respractén Rirattca y La CoNcENTRACION MENTAL 35 Ejercicic Reiteramos, es muy simple: una inspiracién igual a la es- piracién, y entre la inspiracién y Ja espiracién una reten- cién cuya duracién es igual a Ls srrap de la duracién de los otros tiempos. Por ejemplo, al comienzo, si el enfermo tiene la respi- racién muy breve, podré adoptar el ritmo siguiente: Inspiracién: 4 pulsaciones cardiacas Retencién: 2 pulsaciones cardiacas Espiracién: 4 pulsaciones cardiaces Luego se aumentaré progresivamente de tal suerte que las relaciones entre los tiempos respiratorios permanecen siempre iguales, segin la férmula: Inspirecién: X — pulsaciones cardiacas Retencién: X/2 pulsaciones cardiacas Espiracién: X — pulsaciones cardiacas Se sobreentiende que sucédense numerosas respiracio- nes sin interrupcidn, con este ritmo, Muchos sujetos poseen una capacidad natural pulmo- nar que les permite comenzar con el ritmo siguiente: Inspiracién: 6 pulsaciones cardiact Retencién: 4 pulsaciones cardiacas Espiracién: 8 pulsaciones cardiaces Hemos experimentado este ritmo sobre gran niimero de sujetos de todas las edadess jévenes con aparente buena 36 Da. Francis Leresune galud, adultos enfermos, ancianos, Tenemos la prueba de que tedo sujeto que se entrene un poco Jega facilmente al ‘ritmo de: Inspiracién: 12 pulsaciones candiaces Retencién: 6 pulsaciones cardiacas Espiraciém: 12 pulsaciones cardiaces ‘Michos lo consiguen al comienzo. Finalmente, quien trabaje formalmente, lega a estabi- lizarse en el ritmo de: 16 puleaciones cardiaces 8 pulsaciones cardiacas Espiracién; 16 pulsaciones cardiaces Es un ritmo que no conviene sobrepasar muy a me- nudo. Observaremos que los ritmos elegidos y estudiados por Jos orientales son generalmente miltiplos de cuatro, {Por qué? En una respiracién normal hay poco menos de cua~ tro pulsaciones cardiacas aproximadamente. Como ellos cuentan por él pulso, la respiracién ritmica més corta, Ia mds préxima de la respiracién normal, seré cuatro pulsa- ciones por respiracién, Tomar 8 6 16 como base de los ritmes mis lentos, es tomar, en cierto modo, la octava infe- rior. El organismo y el sistema nervioso habituados al ritmo de alrededor de 4 pulsaciones cardiacas por respiracién, se adap‘arén mejor a un miltiplo, ‘Podriamos hacer otra observacién respecto de este rit- mo: en la respiracién normal, la inspiracién no es igual a Ja espiracién; esta ultima se descompone en dos tiempos: primero répida, luego lenta, representando este sltimo 1/5 dal ciclo completo, La Respmacién Rétaica ¥ ta CoNCENTRACION MENTAL 37 El ritmo Inspiracién = X, Retencién = X/2, Espiraciéi = , Espiracién =X, conserva, pues, los tiempos respiratorios en la misma relacién que la respiracién corriente, Sdlo que el periodo de espiracién lento es reemplazado por un tiempo de reten- cién completo, de la misma duracién relativa, que precede a la espiracién rapida en lugar de seguirla, De modo que podemos considerar este ritmo como un perfeccionamiento del ritmo respiratorio normal, Es el mo que permite, por ast decir, indefinidamente la utiliza- cién de todos los alvéolos pulmonares. oie wtliza Este-ejercicio debe ejecutarse: 4°) Por la mafana, después de la cultura fisica comin, por ejemplo, 5 minutos al comienzo, sin interrupcién, y umentar progresivamente hasta Y4 de hora como minimo. ‘eremos mas adelante cémo hacer atrayente este ej ic aparentemente fastidioso, em ae Ss 2) Por la noche, inmediatame . la misma duracion, ne antes de dormir, con Control del pensamiento durante la respiracién Consideraremos esta cuestién sélo en la medida en que ella sea indispensable para una mejor ejecucién fisica de los jercicios. "Geist, en efecto, un conjunto de procedimientos que permite obrar sobre el psiquismo, eombinando a respira- cién ritmica con ciertos ejercicios mentales. Los estudiare- mos en la parte de esta obra dedicada a la utilizacién de la respiracién ritmica en psiquiatria. Una de las objeciones que puede hacerse al sistema que exponemos, es que los ejereicios que indicamos son extre- madamente fastidiosos: ya parece penoso a algunos hacer- los dos o tres minutos; jpero media hora o mas...! Abso- lutamente imposible, diran muchos, a la lectura de sus descripcianes. Observemos ante todo que cuando el sujeto comienza ponerlos en préctica, repara, Iuego de algunos dias de en- trenamiento, que estos ejercicios son agradables y recon: fortantes, mucho més que lo que supone escuchar descri- birlos, Lo que ciertamente es fastidioso es contar las propias pulsaciones cardiacas: 1, 2, 3, etc... ‘Algo més grave: después de algunos instantes, el su: jeto se expone a caer en un estado vecino a la somnolencia y ya no cuenta regularmente. Vendran pensamientos in- ‘controlados a interferir en la conciencia. Son todas causas que amenazan perturbar la regularidad del ritmo, Pero también el sujeto cuenta con la ventaja, cuando hha asimilado suficientemente la técnica del ejercicio, de poder modificarlo de la siguiente manera: ‘La Respracton Rératca ¥ ta CoNCENTRACION MENTAL 39 Reemplazaré cada cifra por una palabra, formando el conjunto una breve frase. Repetird interiormente una pa- labra a cada pulsacién, Deberd, pues, construir la frase de tal suerte que contenga tantas palabras como pulsaciones cardiacas en una respiracién del ritmo’ elegido, Pero zqué frase deberé adoptar el enfermo? ¢sobre qué pensamiento debe fijarse, apoyarse? Evidentemente, debe serle ante todo agradable, dejando la eleccién al enfermo y dandole sélo directivas, Es necesario, asimismo, elegir el pensamiento de tal suerte que despierte y vigorice lo que hay de més elevado el sujeto, Esto es tanto més importante cuanto que el cerebro, mejor oxigenado y recibiendo més sangre durante la res- piracién ritmica, produciré pensamientos més intensos y ‘més vibrantes, eCuéles son los pensamientos que mejor convienen en cada caso? Esto es lo que examinaremos en detalle en los capitulos dedicados a la psiquiatria, Digamos solamente que para la mejor ejecucién del ejercicio fisico, que el sujeto debe pensar en Ia frase mien- tras fija la atencién sobre su repeticién combinada con la respiracién, Cuando advierta que no puede permanecer fijo en este \inico pensamiento, debe hacer una corta pausa, Luego ele- giré una nueva frase, que habré preparado de antemano, y recomenzaré. Y asi, tan a menudo como pueda, En lugar de elegir una frase, algunos preferirn adop- tar una o muy pocas palabras, de tal suerte que el conjunto tenga el mismo mimero de silabas que el de pulsaciones en el tiempo respiratorio, y repetir una silaba por pulsacién. Lo esencial es que, sea cual fuere el procedimiento, la atencién quede bien concentrada en una idea durante el ejercicio. 40 Da, Francis Leresune Efectos del ritmo sobre el hombre normal T=X;R=X2; E=X Los efectos de este ejercicio son fisicos y psiquicos. — Estos efectos no pueden juzgarse después de un sinico ejercicio, sino que son necesarias algunas semanas de tra- bajo regular para apreciarlos, ; Sabemos que a la lectura de las lineas que siguen algunos se-asombrarén de la extensién de la accién de la respiracién ritmica. Es por ello que haremos algunas ob- servaciones sobre la funcién respiratoria para tratar de jus- tificar el aleance de este ejercicio. La primera observacién es de orden mis bien filosé- fico, Por medio de las funciones de nuestro organismo sélo estamos en relacién con el mundo exterior en forma inter- mitente: solamente en el estado de vigilia recibimos im- presiones exteriores por conducto de nuestros sentidos. Pero durante el suefio-no nos unen més que nuestros miembros ‘al ambiente. Por las funciones digestivas, s6lo entramos en relaciéa con el medio exterior tres 0 cuatro veces por dia. Pero los pulmones nos unen sin cesar al aire del cual extraemos la vida, Trabajan noche y dia. ¢¥ la circulacién de la sangre?, se dird, Si, ella trabaja sin cesar. Pero en Circuito cerrado, El corazén es el rey infatigable de nuestro pequefio mundo interior. Sélo la respiracidn nos pone sin pausa en unién con la naturaleza, Si es verdad que Ja vida es una lama, la respiracién, que le aporta el axigeno sin cesar, es su factor preponde- ante, mas que la digestién, que sélo aporta el carbono en forma intermitente, Es probablemente el haber compren- dido o presentido més 0, menos estos hechos lo que hizo La Respracién Rirmica ¥ LA CONCENTRACION Menrat 41 que muchos grandes pensadores —y entre ellos todos los fundadores de religiones— consideraran la respiracién co- mo el fenémeno caracteristico, primordial de la vida, Algunos, atin hasta el fundador de la antigua pero siempre viviente religién oroastriana, han hecho de la respiracién el sinénimo dé Ia vida, Filoséficamente es, pues, normal, en toda perturbacién de esta vida, en toda enfermedad, intervenir ante todo y sobre todo mediante la respiracién. Pero el lector ya se impacienta: no se curan las enfermedades con la filosofia. Sin embargo, la ausencia de principios generales signa la decadencia Ge nuestra cultura, Por ello, antes de marchar hacia nuevos horizontes, es menester preocuparse por esta- blecer los principios que desde ahora nos servirdn de punto de apoyo en todos los dominios, Segunda observacién: control de la respiracién por medio de la voluntad. Abordaremos ahora un argumento de un orden médico, por ser fisiolégico, antes de enfrentar argumentos que pro- curarén ser fisiolégicos y terapéuticos. De todas las funciones de nuestra vida vegetativa, sélo una obedece a nuestra voluntad; es la respiracién. En esto se hallaré muy objetable que la miccién y la defeca- cién sean actos voluntarios. No podemos actuar directamen:e sobre la secrecién renal ni sobre los procesos quimicos que curren en el interior de nuestro intestino. Ni siquiera po- demos actuar voluntariamente sobre los movimientos de nuestro estémago, Por el contrario, podemos modificar voluntariamente os movimientos de nuestra caja tordxica y actuar ast sobre la composicién quimica de la sangre, De esto so deduce que cuando queremos actuar sobre nuestra vida vegetativa por nuestra voluntad, ello sélv po- 42. Da. Francis Leresure dré ser por intermedio de nuestra respiracién. Puede de- cirse que es una gran fortuna que la principal funcién de la vida vegetativa sea al mismo tiempo aquella sobre la cual ha tomado posesién mds directamente nuestra voluntad, La funcién respiratoria establece, pues, la unién entre nuestra vida de relacién y nuestra vida vegetativa. Es un hecho que, en nuestro sentir, adquirir cada vez més im- portancia, tanto en fisiologia como en psicologia. En tales condiciones la cuestién que se plantea no es la de saber sobre qué acta tal o cual ritfho respiratorio, sino cudl es su accién sobre cada una de las funciones de la vida vegetative, Trataremos, pues, su accién sobre el sistema digestivo, el sistema urinario, el sistema nervioso, el equilibrio acido- basico de la sangre y, por consiguiente, el metabolismo célcico; igualmente, que sobre el equilibrio simpatico-para- simpatico, en la débil medida en que hemos podido realizar esta investigacién. Y también en cuanto a la tensién ar- terial. No obstante, trataremos en lo posible de clasificar estas acciones segin su orden de aparicién durante la préctica de los ejercicios. I €feeto sobre la relajacién muscular Resultado més frecuente, en primer término, es el aumen- to de la relajacién muscular durante el ejercicio. Esto se puede constatar fécilmente, Entre los enfermos més inap- tos para efectuar esta relajacién, después de algunos dias © semanas de este trabajo, si se levanta un miembro du- rante el ejercicio, vuelve a caer pesadamente; si se le mue- ve, permanece absolutamnte pasivo. ‘La Respinacton Rirmica ¥ is CoNCENTRACION MENTAL 43 De esta relajacién resulta una sensacién de descanso y de‘bienestar, Descanso muscular, evidentemente, pues los miisculos estén relajados. Asi se explica que este ejercicio permita reparar répidamente las fuerzas luego de un es- fuerzo muscular. Pero se sobreentiende que para lograr esta répida reparacién de la fatiga muscular, debe estarse entrenado en el ejercicio respiratorio en cuestién. Reposo no solamente muscular, sino también nervioso ¥ que no tarda en reflejarse sobre el psiquismo; el curso de los pensamientos disminuye y el espiritu se calma, Estu- diaremos el detalle de estos efectos y cSmo obtener efectos psiquicos en @l capitulo dedicado a Ja utilizacién de la respiracién ritmica como terapéutica en psiquiatria, 1 Efecto sobre el sueiio Uno de los efectos més importantes de este ejercicio es la accién sobre el suefio; no conocemos ningin paciente que no lo haya sefialado esponténeamente. Atm no pode- ‘mos tratar de explicarlo; solamente constatamos. Cuando el ejercicio de la noche es correctamente eje- cutado, un cuarto de hora 0 media hora por lo menos, e! suefio sobreviene muy a menudo répidamente, luego del ejercicio. A veces viene a interrumpirlo, con gran deses- peracién del experimentador leno de buena voluntad. El suefio que sigue es més profundo y reparador; Iuego de algunas semanas se advierte siempre una disminucién, a menudo una desaparicién total, de los suefios. Al despertar, el enfermo se siente descansado, y se comprende el interés de estos ejercicios en psiquiatria, donde muchos neuréticos se quejon de estar mas fatigados al despertar que al acos- tarse. zA qué atribuir esto? Més adelante veremos la cu- riosa accién de la respiracién ritmica sobre la circulacién. 44 Dn. Francis Lerenune Es probable que estos ejercicios, ejecutados sobre todo en posicién acostada, aumenten la circulacién en el cerebro, facilitando asi al mismo tiempo que una desintoxicacién del sistema nervioso central, un aporte mayor de oxigeno y carbono, Es posible que este aumento de la circulacién ce- rebral persista durante el periodo del suefio que sigue a la ejecucién de los ejercicios, Ciertos enfermos acusan una disminucién de la duracién del duefio, lo que se explica facilmente, puesto que tal suefio es mas profundo. TI “Accién en Ia circulacién La acciin de este ritmo sobre la circulacién es facilmente verificable: por una parte, accién sobre la circulacién pe- riférica, Se la constata, por ejemplo, cuando las extremida- des estin entorpecidas por e! frio, Luego de algunos mi- nutos de este ejercicio, la circulacién se restablece normal- mente en ese lugar. También se puede constatar en los arterio-escleréticos que presentan perturbaciones de la cir- culacién periférica. Se obtiene, igualmente, una mejoria en los casos de varices. Se advierte durante estos ejercicios que las personas més friolentas pueden permanecer inméviles, descubiertas, con frios imtensos, debajo de 0°. Mientras practiquen la res- piracién ritmica no tienen frio, a condicién de que el ritmo sea suficientemente lento (16-8-16, por lo menos) y que estén suficientemente entrenadas en estos ejercicios. gCémo explicar esta mejoria de la circulacién y el aumento simulténeo de las combustiones? Indudablemente que concurren a esto varios fenéme- nos. En particular, verosimilmente éste: durante una respi- ‘acién normal la tensién arterial varia, Esto es debido al Hamado de la sangre a los pulmones durante la inspiracién, al reflujo de esta masa sanguinea hacia el corazin y de alli bacia los vasos periféricos. La Respmacién Rrttca x ta Concenrraaci6n Menrat 45 En una respiracién ritmica, cuando el ritmo es 3, 4 6 hasta 10 veces més lento que-el ritmo habitual, este fené- meno es muy aumentado, Por una parte el pulmén se lle- naré’ mucho mas de sangre en la inspiracién, no sblo por- que todas sus partes se despliegan, sino también porque la lentitud del ritmo deja a la sangre tiempo para Ilenar com- pletamente todos los vasos sanguineos pulmonares. En la retencién, el pulmén permaneceré relativameite mmucho tiempo eno de sangre. En la espiracién, se vaciaré mucho mas a fondo de la sangre que contiene, dado que esta espiracién se hace en tres tiempos, siguiendo los prin- cipios de la respiracién completa. ‘Ademis, la circulacién es aumentada por el siguiente mecanismo: Durante el apnea (retencién) pulmones Ienos, la pre- sién que ejerce la masa pulmonar sobre el corazén es més débil que normalmente. En efecto, durante la respiracién comin las costillas y el diafragma nunca ejercen una trac- cién centrifuga tan grande y extensa sobre las pleuras, ‘traccién que se trasmite por el tejido pulmonar y los bron- quios hasta la fase interna de los pulmones. Por tanto, el corazén, sometido a una menor compresién, tendré mayor facilidad para Ienarse de sangre en el momento del didstole y para dilatarse pasivamente. Asi se explica que la respi- racién ritmica pueda coadyuvar titilmente en muchas car- diopatias: al facilitar la circulacién pulmonar y el lenado del corazén, descongestiona el pulmén y el higado, Y asi la “ola de sangre” que responde a cada respira- cién ser considerablemente més importante en cantidad y mis Ienta en su oscilacién que en la respiracién normal. Seré siempre mucho més regular. Asi se explica proba- blemente que el flujo sanguineo penetre mejor hasta las extremidades del cuerpo, La circulacién se verd igualmente aumentada por una ligera aceleracién cardiaca, variando el pulso de 68 a 71. Ademés, la tensién arterial aumenta de 13 4-8 a 15-9 en un sujeto normal que hemos estudiado. 46 Ds, Francis Leresune Las oscilaciones aumentan también: en un sujeto varfan de 5 % a 7, No obstante este resultado, no parece constante todcs los sujetos. Resumiendo tales efectos en la circu- lacién, podemos decir que ella es sencillamente més in- tensa, lo que no debe asombrar por tratarse de un ejer- cicio fisico, Este curioso ejercicio no implica ninguna sensacién de fatiga. Por el contrario, produce durante y después de su préctica una sensacién de descanso y de bienestar. Veremos ‘més adelante que la sangre se oxigena durante el mismo. Asi todos los tejidos reciben sangre més abundante, més rica, y los ritmos que le imprimen la pulsacién cardiaca y Ja respiracién son mas acentuados. Este ejercicio no provo- ca ninguna fatiga. Asi se explica su efecto vivificante sobre todo el organismo, Pero el érgano que més se beneficia es el cerebro. La respiracién ritmica es el iinico estado en que simul- taneamente el cerebro es invadido por sangre rica y se halla libre de toda solicitacién exterior, muscular y nerviosa, gra- cias a la relajacién muscular, por lo menos desde que el ejercicio se ha hecho suficientemente habitual como para ser automitico. LA ARSPIMACION RETMICA ES, PUES, EL ESTADO MAS PRO- PicIO AL TRABAJO DEL EspiniTU, Veremos cémo se utiliza especialmente con ese fin, IV Agcién en los cambios quimicos Comprenderemos mas facilmente la accién de la respi- racién en los cambios quimicos, si atendemos a los: dos siguientes casos extremos: 1" En los casos de asfizia por obstruccién de las vias res- piratorias superiores, la composicién del aire intra-pulmonar La Resprmactén RitMica ¥ La CoNCENTRACION MENTAL 47 es modificada: por una parte, el oxigeno disminuye y Iue- go desaparece; por otra parte, la tensién CO? aumenta y la sangre se enriquece en CO 2 En los casos de hiperventilacién, tal como se la prac- tica en la hiperapnea, se produce exactamente lo con- tral Tal hiperventilacién consiste en movimientos respirato- rios muy répidos y medianamente més profundos que en la respiracién comin, Menos que en la respiracién com- pleta. La rapide de estos movimientos tiene, evidente- mente, accién en ta composicién de aire alveolar, con re- lacién a lo que sucede en la respiracién normal. El CO? que se desprende de la sangre es rechazado muy répida- mente, mas répidamente que en casos comunes. De esto resulta que la relacién de la tensién intraal- veolar en O? al CO? es mayor que normalmente. El aire contiene relativamente menos CO?. Esto, agregado al hecho de que una mayor masa de san- gre es alcanzada por esta respiracién un poco més profunda que de costumbre, produce una répida variacién de la re- serva alcalina, Si ésta es insuficiente, resulta una variacién de PH sanguineo que puede producir una variacién del calcio sanguineo. Sefialaremos en esta oportunidad cudnto influye el ritmo respiratorio sobre todo el equilibrio quimi- co del organismo, Se conoce, en efecto, la notable estabi- lidad del calcio sanguineo en el hombre normal, y la hiper- apnea es uno de los procedimientos singulares de actuar sobre ella, Si el desequilibrio se acentia, aparecen hormigueos, picazones en los miembros. En los sujetos predispuestos. puede presentarse una crisis de tetania, ‘Nos excusamos de recordar aqui hechos muy conocidos, pero es precisamente su contraste lo que va a hacernos captar la importancia y forma de accién de la respiracién ritmica. 48 Da. Francis Leresune 3° La respiracién ritmica, en efecto, permite conciliar estos dos fenémenos de apariencia contradictoria, En la respiracién completa el pulmén resulta més aireado que en la prueba del hiperapnea, porque desplegandose en forma extremadamente lenta y a fondo, puede llenarse de aire en sus regiones més remotas, Pero, por otra parte, en razén de la lentitud misma del ritmo, en razén del tiempo de apnea, sobre todo, el CO? desprerdido permanece un largo instante en los alvéolos. Por tanto, la relacién CO*/O* permanece sensiblemente constante. Haremos notar, finalmente, que ciertos enfermos pue- den al comienzo de la cura, emprender procedimientos torpes, Aunque dotados de buena capacidad pulmonar que les permiten un ritmo més prolongado, adoptan un ritmo demasiado corto para su aliento, al practicar la respiracién completa que hemos descrito, En estas condiciones no tardan en aparecer las per- turbaciones causadas por la hiperventilacién pulmonar: el enfermo acusa picazén en la extremidad de los dedos. Es menester, se sobreentiende, que interrumpa inmedia- tamente un ejercicio tan mal levado. Pero estos accidentes nunca se producen que sigue la regla dada mas arriba; 1 enfermo Adoptar el ritmo més largo compatible con una respi- racién sin esfuerzo, Medicién de los cambios quimicos He aqui los resultados de mediciones de los cambios ga- seor0s efectuados sobre dos sujetos: Jer. Sujeto: Experiencia A: Ritmo normal, ‘Volumen de aire espirado en 10 minutos: 79 Its. 10 Volumen de CO? producido en 10 minutos: 2 Its. 519 ‘Volumen de O? consumido en 10 minuto: $ Its. 329 Cociente respiratorio: 0,76 Experiencia B: Ritms 168-16, ‘Volumen de aire espirado en 10 minutos: 62-1, 6 ‘Volumen de CO? producido en 10 minutos: 3 Its. 574 ‘Volumen de O? consumido en 10 minutos: 4 Its. 845 Cocionte respiratorio: 0,747 2do, Sujeto: Experiencia A: Ritmo normul, Volumen de aire espirado en 10 minutos: 92 Its, 7 Volumen de CO? produeido en 10 minutos; 2 Its. 390 Volumen de 0? consumido en 10 minuto: 2 Ite. 610 Cociente respiratorio: 0,94 50 ‘Dx. Francrs Leresune Experiencia B: Ritmo 16-8-16, ‘Volumen de aire espirado en 10 minutos: 46 Its. 3C0 Volumen de CO? producido en 10 minutos: 2 Its. 520 Volumen de 02 consumido en 10 minutos: 2 Its. 610 Cociente. respiratorio: 0,89 Se advierte un resultado muy curioso en cuanto se len ote dos experiencias concuerdan absolutamente: hay al mismo tiempo un aumento de los cambios y una isminucién de la ventilacién. cameos natural que haya un aumento de los cam- bios, puesto que el trabajo muscular es muy ligeramente superior a lo normal. ¥ que este aumento sea posible aun- que la cantidad de aire que pasa por el pulmén sea menor = mitad menor en el segundo caso—, esto es verosimilmente Ja consecuencia de que en la respiracién completa todas Jas partes del pulmén trabajan al mismo tiempo, La super- ficie en contacto con la misma cantidad de aire seré, pues, one Geno sano que trabaja sin exceso se fortifica; los resultados de arriba indican, pues, que este ejercicio esta indicado en Tos casos. de pretuberculosis pulmonar: no en- traf ninguna fatiga, al hacer trabajar esas partes del pul mén que, habitualmente no utilizadas, pueden ser el punto i a infeccién. . baa rons tise en el ejercicio muscular normal, el cociente respiratorio se eleva, desde el més ligero ejercicio, para subir hasta 1 6 mds con un ejercicio violento. Este hecho nos permite preguntarnos si, en el aumento de los cambios, no intervienen otras causas ademés del ge r20 muscular. None favor de esto cuenta el siguiente hecho, que estudia- remos mis adelante: cirtos ejercicios de respiracién ritmi- ca que no exigen més esfuerzo que el encarado —y hasta La Resprmactén RétMica ¥ La CONCENTRACION MenTaL 51 més bien menos permiten una elevacién del cociente res- piratorio hasta prozimidades de 1, Esto indica que el ritmo respiratorio influye por st mismo en los cambios, Pero es evidentemente muy dificil disociar lo que proviene del ritmo respiratorio de lo que proviene del esfuerzo muscular. La aceleracién de la circulacién es indudablemente una parte de este aumento de los cambios. Pero tal aceleracién es minima. Si subrayamos que el menor aumento de los cambios respiratorios debido a este trabajo muscular esté acompaitado por un aumento importante del cociente res- piratorio, hay motivo para preguntarse si la sangre no se oxigena mejor en el curso de la respiracién ritmica, La sangre que sale de los pulmones esté saturada en un 95 % aproximadamente de oxigeno. Si esta saturada a un 97 6 98, esto basta para explicar que los cambios aumenten sin que el cociente varie, mientras este aumento de los cambios no sea muy considerable. Y es el aumento de la circulacién periférica la causa de la resistencia al frio que procura la respiracién rit- mica V_ Accién en el metabolismo de las grasas Es menester atribuir al aumento de la circulacién durante el ejercicio, 1a mejoria de las obesidades obtenida por estos procedimientos, Es un hecho de observacién corriente que los obesos tie- nen la respiracién corta. Porque son obesos, dicen algunos. A decir verdad, es més bien, si se nos permite emplear esta expresién, un circulo vicioso. Debido a la respiracién corta, el pulmén no trabaja suficientemente y no Iena sus funciones lipopéxica y lipolitica. Luego su grasa les ha envuelto con un pesado carapacho que les ha impedido atin més la respiracién. 62 Dn. Francis Leresuns * Por cierto que la gimnasia clésica da excelentes resul- tados en estos casos, y siempre la recomendamos a nuestros pacientes, No obstante, en ciertos casos, ni la modificacién Ge la alimentacién ni la cultura fisica logran hacer adel- gazar al sujeto, ni los tratamientos endocrinos. Entonces ‘pensames que algunos de estos casos se reducen a un mal hibito respiratorio. ‘Cuando el enfermo trabaja, en estos casos, con balanci- nes o hace algiin ejercicio que reclame un esfuerzo muscu Jar, muy a meriudo desde un principio no abre completa~ mente su caja toréxica como en la respiracién completa que hemos descrito. Luego consume el oxigeno aportado por el suplemento de ventilacién pulmonar en un esfuerzo muscular, y las grasas permanecen intactas. No s6lo hemos visto a ciertos enfermos perder carnes Tnego de algunas semanas de ejercicio de respiracién ritmi- ca, sino que, mas atin, no conocemos entre los que la prac tican a ninguho a quien astorbe la grasa. Se podria objetar a esto si las personas norinales no se consumirén 0 adelgazaran exageradamente. No; sélo una falta de razonamiento permite suponerlo. En efecto, el aumento de la circulacién en un drgano aumenta el trabajo propio de ese érgano: secrecién de orina en el rifién y pensamiento més lucido en el cerebro. Esto es precisamente, se puede decir, el trabajo propio de Ta grass, o sea ser consumida cada vez que las combustio- nes deben ser aumentadas, cada vez que la respiracién rit- mica reabsorbe la grasa sin alcanzar los miisculos y las visceras y dejando subsistir las reservas indispensables. Estos efectos de la respiracién ritmica sobre la obesidad se‘explican por el aumento de la circulacién, que aporta fa la masa grasosa una sangre més abundante y mejor oxigenada, "Agreguenios qua una dosificacién de colesterol antes después de un ejercicio que habia durado tres cuartos de hora, ha mostrado una muy ligera disminucién: 1 gr 8+ antes, 1 gr 78 al final. ‘La Respimacién Rirmttca ¥ La Concentnact6n Mewar, 53 VI Accién en la resistencia a las variaciones de temperatura A) Resistencia al frio. Es natural que aumente mucho durante el ejercicio, puesto que la circulacién es més imtensa y el aumento de los cam- bios de oxigeno y carbono. Este resultado se obtiene sin ejercicio de gimnasia violenta y fatigosa. Ademés, los ejer- cicios de respiracién ritmica, una vez autorizados, compa- tibles con un trabajo intelectual, permiten una actividad normal del pensamiento en una atmésfera cuya tempera- tura habitualmente la dificulta, Recordemos que los ejer- cicios de respiracién ritmica pueden ser practicados dos o tres horas sin interrupcién,.o con interrupciones de uno o dos minutos cada cuarto de"hora. El interes practico se aprecia en la vida de cada uno. B) Resistencia al calor. Este ritmo respiratorio permite soportar sin incomodi grandes calores, Esto pucde parcinr contadicione con ia que hemos dicho anteriormente, 0 sea que la respiracién ritmica aumenta la resistencia ‘al frio. ‘Sin embargo, el hecho es ése. Todos los que lo han experimentado estan de acuerdo, La resistencia a las temperaturas elevadas es debida a una mayor evaporacién de vapor de agua al nivel de los pulmones. Esta evaporacién refrigera la masa san- guinea yes mucho mis intensa en el aire caliente que en ‘io; de ahi el efecto de ién térmic yer la respira ritmca, nn Smee Provocndo Ahora podemos captar cémo la respiracién ritmica pro- porciona una mayor resistencia a las diferencias de tempe- Fatura en los dos sentidos; en los tejidos, por ser las com. 54 Da. Francis Leresure bustiones més intensas debido al mayor aporte de sangre rica, la sangre se calentaré més, En los pulmones, es més enfriada y el equilibrio permanece igual, pero es mds es- table porque el niimero de calorias en juego es mds con- siderable. _. . ‘Volvemos a hallar respecto del equilibrio calérico lo que ya hemos visto a propésito del equilibrio quimico, principio fundamental de la accién fisiolégica de la res- piracién ritmica, cierto, sobre todo para el ritmo que consideramos aqui: El ritmo: 1 = X; R = X/2; E = X, aumenta todos los procesos biolégicos, conservindolos en el mismo equili- brio relativo. VIt_Accién en los sistemas digestivo y urinario Ya hemos tratado ein acién al estudiar Ia. respi ion liafray itica, y no volveremos sobre aque pues se So breemtende ua en toda respiracién itmica la respiracién es completa y, por tanto, para un tercio diafragmética. Recordemos, sin embargo, que el aumento de la circulacién general actuaré particularmente en forma definida sobre la diuresis, La orina es més abundante y mis clara des- pués de los ejercicios. VIM Accién en el sistema nervioso Esta accién proviene, de una parte, de la mejoria de la circulacién y los cambios quimicos en los centros nerviosos; por la otra, de la accién calmante de la regularidad del ritmo, Hay que sefialar que la disminucién del ritmo su- merge al sujeto en un caso anélogo a lo que se produce por La Resprmacion RitMica y La CONCENTRACION MENTAL 55 la seccién del vago, y hay motivo de preguntarse cuales son las consecuencias de esto sobre el equilibrio vago- simpético. IX Aceién en el pulmén Accién preventiva de lesiones pulmonares, puesto que tra- hajan todas las partes del pulmén, Esto evitaré la atrofia relativa de una cresta o de una base. En general, las lesio- nes aparecen en regiones que trabajan poco. La mayor vascularizacién del pulmén, cuyo mecanis- mo hemos explicado a propésito de la accién de la respi- racién ritmica en la circulacién, lo hace resistente a toda infeccién microbiana, Finalmente, estos métodos son particularmente reco- mendados en el asma y en el enfisema. No podemos ex- tendernos sobre esta cuestién, que exigiria por si sola un volumen, X Aecién en la electricidad pulmonar El potencial eléctrico del pulmén varia segin el tiempo respiratorio, como lo ha probado Tchjevoky: “Los pulmo- nes... adquieren en su superficie extema un potencial eléctrico de signo negative... La carga desaparece cuando Jos pulmones se vuelven a cerrar, para reaparecer a su expansién, Este fenémeno se ha develado con el galvané- metro... Ahora Iegamos a una conclusién de importancia muy particular para la fisiologia: les pulmones son la fuen- te de la energia cléctrica que introducen en el organismo bajo la forma de cargas eléctricas de sigrio negativo” (Citado en la Enciclopedia médico-quirirgica.) Sila carga aparece en la inspiracién, es verosimil que 56 Da. Francis Leresune cuanto mas amplia sea ésta, mds grande serd aquélla. ‘Aumenta la cantidad de electricidad introducida en el or- ganisno. Se ha demostrado que el nervio vago es recorrido por una corriente eléctrica sincronizada con la respiracién. Y asi el impulso eléctrico que nace del ritmo respiratorio se propaga, por lo menos, a los centros principales; verosi- milmente a todo el organismo, siendo conductor el conjunto del cuerpo humano. Se concibe, pues, que el aumento de intensidad y de amplitud de la oscilacién eléctrica sincro- nizada con la respiracién ritmica alcance todas las células. En qué sentido actia? Su anilisis corresponderd a inves- tigaciones ulteriores. Lo que desde ahora es posible afirmar, deduciéndolo de las leyes elementales de la fisica y de la Diologia, es que esta accidn.es mas intensa en la respiracién ritmica que en la respiracién normal, puesto que el ritmo es més regular. Jamas hemos observado casos en que la respiracién ritmice fuera nociva. Por el contrario, son numerosos los casos de mejoria que no es atribuible a una modificacién de los cambios y dificilmente a una mejoria de la circu- lacién. Quizds sea en estos fendmenos eléctricos donde hay que buscar la explicacién. En todos los casos este efecto parece ser favorable, Si recordamos que estas experiencias que prueban que la resistencia del organismo a las corrientes eléctricas pue- de, en cierta medida, variar a voluntad —por ejemplo, la resistencia en ohms es mayor en un individuo prevenido que va a ser sometido a la experiencia, sobre todo si est entrenado—, comprenderemos cémo es posible aumentar e! efecto de la respiracién ritmica en un érgano mas que otro, dirigiendo el pensamiento hacia este drgano durante el ejercicio*, inventigaclones sobre los eletos léctaicog, x on particalarslectro- de ln reapiracin ritmien y de la concontracion mental, se han mente, (Var a este respecto. mvestro.arteulo aparecido a le rovisia Eigiene y Madicing Becolar, B02, M451, pigs. 69 7 siguiania) Capitulo VII Algunos ritmos particulares Describiremos ahora otro ejercicio de respiracién ritmica, utilizado por el doctor Hanish en ‘Alemania parame ¥ experimentado en miles de sujetos. Lo hemos experimen- tado personalmente muy poco, porque, a nuestro parecer, Tepresenta un equilibrio no tan bueno de los tiempos respi. atorios como el ejercicio que hemos indicado como princi pal. El ritmo que sigue se halla més alejado del ritmo fisio- légico comin. Sin embargo, es probable que este ejercicio sea més conveniente en ciertos casos. Pensamos que el futuro per- mitiré precisar cudles, mediante un estudio detallado de la accién fisiolégica y quimica de cada uno. La diferencia con el ejercicio fundamental que hemos dado estriba en la existencia de un tempo de apnea suple- mentario entre la aspiracién y la inspiracién de la mismia duracién que el apnea (0 retencién) que hay entre la ins- piracién y la espiracién. Es, pues, un ritmo a cuatro tiem- Pos, en tanto que el ritmo que habiamos indicado prece- dentemente era a tres tiempos. ma doctor Hanish aconseja atenerse a las siguientes 7 pulsaciones cardiacas Primera retencién: 3 pulsaciones cardiaces 7 pulsaciones cardiacas Segunda retencién: 3 pulsaciones cardiacas (1) primeras ediciones do BI Arte de ta Respiracién det doctor regina exparen rida en las Comunidaden de Sabi x Estudion, babia advertio que al ritmo’ 7-71 convenia & ai ae ye THT convenia, a. uestre

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