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DU`A TRIGESIMONOVENO - EL RUEGO DE LA CLEMENCIA DIVINA

1. ¡Allahúmma!, ¡Bendice a Muhámmad y a su Descendencia!, y quebranta mi pasión por


todo lo vedado [por Ti], y aparta mi afán de toda ocasión de maldad, e inhíbeme de dañar a todo
creyente y toda creyente, musulmán y musulmana. ¡Allahúmma!, cualquiera sea el siervo [tuyo]
que me haya dañado con lo que Tú prohibiste, y me hubiese agraviado con lo que Tú vetaste, y
hubiera terminado muerto por iniquidades en contra de mí, o bien yo las hubiese sufrido de su
parte estando él vivo, ¡perdónale pues aquello en lo que incurrió conmigo, y dispénsale de lo que
se cargó por mí [por hacerme el mal], y no lo sometas por lo que en mí cometió, ni lo pongas en
evidencia por lo que realizó de mí!

2. Y has de lo que yo perdono al disculparlos, y ofrendo al hacerles caridad, la mejor de las


daciones de los donantes, y el más elevado de los dones de los oferentes. Y recompénsame por
mi clemencia con ellos con Tu Clemencia, y por mi súplica por ellos con Tu Misericordia, para que
cada uno de nosotros sea regocijado por Tu Gracia, y que se salve cada uno de nosotros por tu
Benevolencia.

3. ¡Allahúmma!, cualquiera sea de Tus siervos que le alcance de mi parte algún malogro, o
le afecte de mi lado un daño, o lo acometa por mí, o a causa de mí, una iniquidad, y haya yo
desatendido su derecho, o le haya inferido un perjuicio en su contra: ¡Bendice a Muhámmad y a
su Descendencia!, y satisfácelo Tú por mí de Tu Magnificencia, y restituye su derecho de lo Tuyo.
Y luego presérvame de lo que determine en su favor Tu veredicto, y líbrame de lo que sentencie
Tu justicia. Porque mis fuerzas no tienen en poco Tu represalia, y mi capacidad no resiste Tu
enojo. Pues si Tú me retribuyes con lo justo [que merezco] me aniquilarías [con Tu castigo], y si
no me sumerges en Tu Misericordia me eliminas.

4. ¡Allahúmma!, yo sin duda te pido que me concedas, Dios mío, aquello que a Ti no te
mengua obsequiarlo, y te solicito que sobrelleves lo que a Ti no te agobia soportar: Te pido me
dispenses, Dios mío, mi alma, la que Tú no creaste en absoluto para ampararte con ella de algún
mal, o para dirigirte a través de ella hacia un beneficio, sino que Tú la estableciste como
confirmación de Tu Poder de ello [de crearla y recrearla], y como alegato con ella contra sus
semejantes [como argumento de la Realidad divina gracias a su formación].

5. Y te solicito que sobrelleves de mis faltas lo que ya me abruma soportar, requiero Tu


ayuda para lo que ya su peso me extenúa: ¡Bendice a Muhámmad y a su Descendencia!, ofrenda
mi alma a pesar de su iniquidad...mi alma [es decir, regálame un alma plenificada]. Y encomienda
a Tu Misericordia que soporte mi fardo [faltas], pues ¡cuánto tu Misericordia hubo cubierto a los
malvados, y cuánto hubo abarcado tu Disculpa a los inicuos!

6. ¡Bendice pues a Muhámmad y a su Descendencia!, y haz de mí un ejemplo de quien has


redimido con tu Eximición del precipicio de los pecadores, y lo libraste con tu Asistencia del
atolladero de los malhechores, quedando librado por tu Clemencia de las ataduras de tu Enojo, y
emancipando por Tu obra de las amarras de tu Justicia [perdonado de tu Castigo]. Pues si Tú, mi
Dios, haces esto [justicia conmigo], lo harías con quien no niega ser acreedor de tu Castigo, ni se
exime a sí mismo de merecer tu Represalia. Harías esto, Dios mío, con quien su temor de Ti es
mayor a su anhelo de Ti, y con quien su desesperanza de salvarse es más segura que su ansia
de salvación. No es que su desesperanza sea decepción, o que su anhelo sea ilusión, sino que
es por lo escaso de sus bondades entre sus maldades, y por lo endeble de sus justificaciones
entre todas sus máculas.

7. Pero en cuanto a Ti, Dios mío, eres digno de que no se descuiden de Ti los veraces, y
que no desesperen de Ti los malhechores, porque eres el Señor grandioso que no niega a nadie
su Gracia, ni reclama estrictamente su derecho de nadie. ¡Exaltada sea tu Mención por encima de
los que son mencionados, y Tus Nombres se eximen de los calificados [por ellos que no seas Tú],
y Tus mercedes se propagan a todas Tus criaturas! ¡A Ti es, pues, por ello la Alabanza, Señor de
los seres!

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