Está en la página 1de 1

Callejón del diamante

en tiempos de la colonia, en una de las viejas casonas del lugar vivía una
atractiva joven criolla de hermosura desconcertante casada con un caballero español
rico y distinguido. El quería mucho a su esposa y cuando habían sido novios le
obsequió una sortija con un diamante negro que según era mágico, ya que tenía el
don de intensificar el amor del marido y de descubrir la infidelidad de la mujer.
La muchacha había jurado a su prometido, al recibir la joya, jamás separarse de
ella.El esposo tuvo un socio al que quiso como a un hermano, invitándolo siempre a
su casa, para que convivieran los tres como una familia. Pero entre la dama y el
atribulado amigo nació un sentimiento amoroso, que aumentaba con las diarias
visitas, y aprovechando las ausencias del desafortunado cónyuge, consumaron la
pasión.Cierto día, ella aprovechó un viaje de su marido para ir a casa del amante
y, por razones que se ignoran (quiza la superstición), ella se quitó el anillo y lo
colocó en el buró, cerca de la cama. Tal vez el apresuramiento y la zozobra, cuando
salió de ahí, la alhaja fué olvidada en aquel mueble.Cuando regresó el español,
guiado por una fuerza extraña, lo primero que hizo fué visitar al amigo, a quién
encontró en la alcoba durmiendo la siesta. Al entrar en la habitación lo primero
que vió fué el diamante negro de su esposa en el anillo. Lo tomó, salió rapidamente
de ahí y se dirigió abatido a su hogar. La esposa salió a recibirlo como si nada
hubiera pasado; él, al besarle la mano, confirmó la ausencia del anillo y reafirmó
sus sospechas. Enloquecido, desenvainó su puñal y lo clavó en el pecho de la mujer…
arrojó sobre el cadáver de la esposa el anillo de diamante negro y desapareció para
siempre

También podría gustarte