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Julio Cortázar

¡Hola a todos! Soy Julio Cortázar, un escritor argentino nacido en 1914. ¿Saben qué? Me encanta
escribir historias que hacen que las personas piensen de manera diferente sobre el mundo que nos
rodea. Pero, ¿cómo lo hago? Bueno, eso es un poco complicado de explicar, pero imaginen que mis
historias son como pequeños rompecabezas. Cada palabra, cada frase, es una pieza que encaja
perfectamente en su lugar para crear una imagen única y fascinante.

Desde muy joven, me interesé por la literatura y comencé a escribir mis propias historias. Uno de
mis libros más famosos se llama "Rayuela". ¿Saben qué? Este libro es muy especial porque
¡pueden leerlo de muchas formas diferentes! Sí, así como lo oyen. Pueden empezar desde el
principio, o desde la mitad, o incluso saltar de un capítulo a otro como si estuvieran jugando a la
rayuela en la calle.

Otro libro mío que tal vez les gustaría es "Bestiario". Este libro es como una colección de cuentos
cortos, pero no son cuentos normales. ¡Son cuentos llenos de misterio, magia y cosas extrañas que
les harán pensar mucho!

Y si les gustan las historias de amor, entonces deberían leer "Final del juego". Ahí encontrarán
cuentos que tocan el corazón y hacen que uno se pregunte sobre la vida, el amor y la muerte.

Pero saben, no solo escribí libros. También escribí muchos cuentos y poemas que pueden leer en
revistas y antologías. Siempre me ha gustado experimentar con la forma y el lenguaje, así que mis
historias a menudo son un poco diferentes a lo que están acostumbrados a leer.

ESTE POEMA LO PUEDES LEER, O BUSCAR ALGÚN FRAGMENTO U OTRO QUE TE GUSTE MÁS.

Encargo

No me des tregua, no me perdones nunca,


Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo. Dalos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme las fauces.
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide; las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a gritar al fin mi verdadero nombre.

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