adonde diariamente acudí con fervor, taciturno testigo fuiste día con día cual madre abnegada que entrega su amor.
Me alojé en tus aulas durante varios años
compañera fiel de alegrías y tristezas, me enseñaste a escalar de mi vida peldaños me llevo de ti, experiencias diversas.
Has sido mi segundo hogar en todo este tiempo
mis maestros, mis segundos padres que recordaré, con sus conocimientos y sobre todo su ejemplo son riqueza invaluable que no olvidaré.
Gracias a mis padres por su amor inefable
por darme la vida y gratos momentos, siempre he sido para ellos un ser importante alejando de mí crueles sufrimientos.
Compañeros alumnos yo les recomiendo
que no vean al estudio como una obligación, vivan la hermosa experiencia, se los aseguro de sabiduría y vivencias que da la educación.
A mi México querido, un profundo agradecimiento
por la oportunidad que nos brindas para prepararnos, todos te ofrecemos un perenne reconocimiento porque te yergues como un padre abriendo tus manos.
No te digo adiós, sino hasta siempre…
Quizá más adelante nos volvamos a ver, en otro momento esté aquí yo presente con mis hijos ansiosos de quererte conocer. *Miguel Ángel Pérez Rojas es profesor mexicano de bachillerato.