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EL BOSQUE ENCANTADO

Había una vez un león, que reinaba sobre el Bosque Encantado. Él era un
león egoísta, poco empático y siempre se creía superior a los demás
animales. Pasaba sus días descansando bajo la sombra de los árboles más
altos, mientras los demás trabajaban duro para sobrevivir.

Un día, la hormiga llamada Zumbido se acercó al león. A pesar de su


pequeño tamaño, Zumbido tenía un corazón grande y una mente astuta.
Le dijo a Rugido: “León, deberías ser más considerado con los demás. No
todos tienen la fuerza y el poder que tú tienes”.

El león se río y respondió: “¿Por qué debería preocuparme por los demás?
Soy el rey de este bosque, y todos deben servirme”.

Pero Zumbido no se rindió. Decidió darle una lección al león. Reunió a la


mariposa buena y a la mariposa mala. Juntas, idearon un plan.

Mariposa buena se acercó a Rugido y le dijo: “León, si quieres ser


verdaderamente poderoso, debes aprender a cuidar de los demás. La
verdadera grandeza no está en la fuerza, sino en la compasión”.

Rugido frunció el ceño, pero algo en las palabras de mariposa b lo hizo


reflexionar. Mientras tanto, Sombras Oscuras susurró pensamientos
negativos en su oído, tratando de mantenerlo en su actitud egoísta.

Zumbido organizó una prueba para el León. Le pidió que ayudara a la


hormiga a recolectar comida para el invierno. Rugido gruñó, pero aceptó
el desafío. Durante días, trabajó junto a Zumbido, llevando hojas y frutas
al hormiguero.
Poco a poco, Rugido comenzó a ver el mundo desde una perspectiva
diferente. Observó cómo la hormiga trabajaba incansablemente, cómo las
mariposas ayudaban a polinizar las flores y cómo el tigre compartía su
presa con otros animales.

Finalmente, El león se acercó a Zumbido y dijo: “Tienes razón. La


verdadera grandeza no está en la fuerza, sino en la compasión y la
empatía. Quiero cambiar”.

Zumbido sonrió y le dijo: “Entonces, león, sé un amigo para los demás.


Ayuda cuando puedas y comparte tus dones”.

León siguió el consejo de Zumbido. Se volvió más amable, más


considerado y más empático. Con el tiempo, se hizo amigo de todos en el
Bosque Encantado. Incluso la mariposa mala se hizo su amiga.

Así, el león egoísta aprendió una valiosa lección de la pequeña hormiga. Y


en el Bosque Encantado, la amistad floreció entre criaturas grandes y
pequeñas, recordándonos que todos somos parte de un mismo mundo
mágico donde somos iguales.

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