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"PACO YUNQUE"

César Abraham Vallejo Mendoza

El cuento empieza cuando Paco Yunque, el niño provinciano, y su madre


llegaron a la puerta del colegio. Después que su madre lo dejó, Paco
avanzó lentamente hacia al centro del patio de la escuela, con su libro,
su cuaderno y su lápiz. El niño esta temeroso y asustado, al ver tantos
niños reunidos. Varios niños pequeños se aproximaron a él y Yunque
sintió mucho miedo. Entonces, se pegó a la pared y se puso colorado
de vergüenza. Los niños gritaban, saltaban, corrían y reían desatando
harta bulla. Paco estaba atolondrado porque en el campo de su pueblo
jamás había escuchado tantas voces de personas a la vez. Después un
niño rubio y gordo le hablaba y otro niño pequeño también le decía cosas y
otros niños se le acercaron a él y le hacían muchas preguntas. Él seguía atolondrado porque no podía
escuchar nada de lo que le decían. En este instante sonó la campana llamando a clase.

Los hermanos Zúñiga le llevaron de la mano a la sala de primer año. Paco Yunque al ingresar al salón se
puso muy pálido. Cundo los Zúñiga lo soltaron, lo dejaron solo. En ese momento entró el profesor y todos
los alumnos se pusieron de pie saludando al profesor. Paco se había quedado parado en medio del salón de
clase y estaba mas atolondrado que nunca. Quería llorar, el profesor lo llevó a una carpeta delantera y lo
sentó junto a Paco Fariña. De inmediato regreso a su pupitre y les dijo a sus alumnos que se sentaran. Su
compañero de carpeta le dijo que él también se llamaba Paco Fariña.

Humberto Grieve llego apresurado a la puerta del aula de la clase y cuando el profesor le preguntó sobre
su tardanza; él muy suelto de huesos le respondió que se había levantado tarde. El profesor le perdonó su
llegada de tardanza a clase y le ordeno que se sentara. Los ojos de Humberto se pasearon por todo el salón
tratando de buscar a Paco Yunque y cuando dio con él, se le acercó y le exigió que fuera con él a su carpeta.
Paco Fariña le dijo que “no” el profesor le había puesto sentado con él. Humberto se molesto con Fariña,
diciéndole que no se metiera y se llevó a Yunque por un Brazo a su carpeta. Fariña, elevando su voz, dijo
“que Humberto se había llevado a Yunque a su carpeta” Grieve que se creía su dueño, dijo “Si, señor. Porque
Paco Yunque es mi muchacho, el profesor se mostró débil de carácter con el malcriado de Grieve para
ordenarle que hiciera regresar a su carpeta a Paco. Humberto le dio la contra varias veces. Entonces, el
profesor, montado en cólera, impuso su autoridad, haciendo regresar a Paco Yunque a la carpeta de Fariña.
Grieve al no salir con su gusto, termino llorando y pataleando en su carpeta.

Después, Antonio Geldres, el hijo del albañil, llegó corriendo a la puerta del aula y el profesor le llamó la
atención por su tardanza. El niño Antonio dijo: "Señor profesor, llegué tarde porque fui a comprar pan para
el desayuno, también porque mi mamá está enferma mi papá se fue a trabajar". Entonces, el profesor le
pidió injustamente que se parara ahí y le castigó una hora reclusión; pero Fariña y todos los alumnos
hicieron recordar al profesor que Grieve también había llegado tarde. Fariña le dijo a Yunque “Grieve ha
llegado tarde y no le castiga porque tiene mucha plata”. Desde su carpeta Grieve amenazó a Yunque
enseñándole los puños porque se dejó llevar a la carpeta de Fariña. Yunque estaba muy asustado porque
Humberto le pegaría por no quedarse con él en su carpeta. Le tenía mucho miedo a Grieve y por eso quiso
regresar donde él, pero Fariña trató de impedírselo diciendo “no vayas y nos seas sonso”. Cuando Fariña
miró a Grieve; éste le enseñó los puños amenazándole con golpear. Entonces, Fariña sin perder tiempo le
acusó al profesor de que Grieve le había enseñado los puños. El profesor en vez de llamarle la atención al
violento Grieve no lo hizo. Sólo pidió silencio.

El profesor iba a hablar sobre los peces a sus alumnos y también iba a realizar un ejercicio escrito en una
hoja de los cuadernos y después los iba a calificar con el fin de determinar al mejor trabajo sobre los peces
y al alumno ganador del primer año que será inscrito en el Cuaderno de Honor del Colegio. El profesor pidió
a sus alumnos que pusieran mucha atención a la clase sobre los peces. El profesor cogió la tiza y escribió
en la pizarra dando la espalda a sus alumnos. En ese preciso instante, Humberto aprovecho para jalarle los
pelos a Paco Yunque sin que el profesor se diera cuenta. Yunque se puso a llorar. Fariña dijo: “Señor profesor,
Grieve le ha jalado de los pelos a Yunque”. El profesor asumiendo una actitud indiferente, le dijo al agredido:
“¡silencio! ¡cállese, Paco Yunque! ¡silencio!” y siguió escribiendo en la pizarra como si no hubiera pasado
nada. Después preguntó a Grieve: ¿qué sucede con el pez si se le saca del agua? Grieve respondió: “va a
vivir en mi salón”. Sus compañeros de aula se rieron nuevamente por lo que había contestado. Luego
dirigiéndose a Paco Yunque le hizo una pregunta: “¿Qué pasa con el pez si se le saca del agua?” Yunque
contestó “los peces mueren fuera del agua porque les falta el aire”. El profesor volvió a escribir en la pizarra.
En ese momento Grieve aprovechó sin que el profesor se diera cuenta y le metió un puñete en la boca de
Fariña. Éste inmediatamente dijo en voz alta: “profesor acaba de golpearme, Humberto Grieve”. Y todos los
alumnos dijeron que si lo había agredido a Fariña. Ante la gran bulla de protesta de los alumnos ante la
agresión de Grieve, el profeso pidió silencio, dando un fuerte puñete en el pupitre. El salón de clase quedó
sumido en completo silencio y el profesor estaba fastidiado y con mucha cólera por culpa de Grieve. El
profesor interrogo a Fariña: “¿Qué desorden era ese?”. Fariña habló:
“Profesor, Humberto Grieve me ha golpeado en la boca, sin que yo le
haga nada”. Cuando el profesor preguntó a Grieve, si era cierto lo que
decía Fariña. Él negó cínicamente que no le había hecho nada. Fariña
dijo muy molesto que todos los alumnos habían visto la agresión y
también Paco Yunque. El niño Yunque no acusó a Grieve porque le tenía
miedo. Cuando volvió a preguntar a Grieve si había golpeado a Fariña.
Éste volvió a negar que lo había golpeado. Como el profesor no hizo
nada, Fariña dijo a media voz: No le castigan porque su papá es rico".
Al escuchar esto, el profesor defendió al Grieve diciendo: "Humberto
Grieve es un buen alumno. No miente nunca. No molesta a nadie. Por
eso no le castigo. Aquí todos son iguales, los hijos de ticos y los hijos de los pobres. Como usted vuelva a
decir lo que está diciendo del padre de Grieve, lo pondré dos horas de reclusión".

Padre Yunque y Paco Fariña se quedaron callados. Luego, el profesor fue a la pizarra y siguió escribiendo.
Yunque le manifestó a Fariña que no le acusó a Grieve porque le pegaría. Mientras el profesor escribía en
la pizarra, Grieve se puso a hacer dibujos en su cuaderno. Yunque pensaba en su mamá, en la dueña de la
casa y en Humberto Grieve. Y se preguntaba para sus adentros: "Le pegaría al regresar a casa? Cuando el
niño Yunque preguntó a Fariña "¿A ti también te pega Grieve?". "Él respondió:

• ¡Qué me va a pegar a mí! Le pego un puñetazo en su hocico y le saco sangre". Yunque le escuchaba
atentamente y estaba asustado lo que decía Fariña. Paco Yunque se le dio por observar al profesor y
descubrió que el profesor tenía un pescuezo colorado y su nariz parecía moco de pavo. De pronto, el
profesor dejó de escribir y dijo: "Bueno! Ahí está el ejercicio escrito. Ahora, todos saquen sus cuadernos y
copien lo que hay en la pizarra. Hay que copiarlo completamente igual". Los alumnos sacaron sus cuadernos
y se pusieron a copiar el ejercicio sobre los peces que estaba escrito en la pizarra. Todos escribían, menos
Humberto Grieve que se puso a dibujar en su cuaderno. Le llenó de dibujos de peces, de muñecos y de
cuadritos. Después de transcurrir un buen tiempo, preguntó a sus alumnos, si ya habían terminado de copiar.
Los alumnos respondieron que sí. El profesor dijo que pongan al pie sus nombres bien claros., y en ese
momento, sonó la campana del recreo. ¡Los niños gritaron diciendo! ¡recreo, recreo! y salieron corriendo al
patio de la escuela. Paco Yunque después de copiar el ejercicio salió al patio con su libro, su cuaderno y su
lápiz. Cuando se encontró en el patio, Humberto Grieve le obligó a Yunque que jugara con él. Le dio un
poderoso empujón al medio y le hizo caer su libro, su cuaderno y su lápiz. Él estaba colorado, avergonzado
y quería llorar por la manera cómo lo trataba Grieve delante de sus compañeros. De pronto, Fariña, los dos
hermanos Zúñiga y otros niños rodearon a Paco Yunque y Grieve. Un niño flaco y pálido recogió su libro, su
cuaderno, pero el malvado Grieve se lo quitó con brusquedad y le dijo: “! ¡¡Déjalos!! ¡¡Tú no te metas!!Paco
Yunque es mi muchacho!". De inmediato, regresó a su salón llevando las cosas de Yunque y se las guardó
en su carpeta. Después regresó nuevamente al patio para seguir jugando con Paco Yunque. Humberto cogió
del cuello a Yunque y le hizo doblar con violencia la cintura y ponerse a cuatro manos.

Le dijo que se pusiera quieto y que no se moviera. Entonces, Grieve se retiró a una buena distancia y desde
allí corrió y dio un gran salto sobre Paco Yunque, apoyando sus manos sobre sus espaldas y dándole una
fuerte patada en las nalgas. Repitió como veinte saltos y veinte patadas. Como resultado de las agresiones
recibidas, Yunque terminó llorando. Entonces, Fariña se puso delante de Grieve y defendió a Yunque,
impidiendo que siguiera saltando sobre su compañero de carpeta. Grieve le amenazó con meterle un
puñetazo, pero el valiente Fariña no se asustó y le dijo que era un abusivo y malo con Yunque. !"Sáltalo y
verás lo que te pasa!", le amenazó con mucha cólera a Grieve.

Después de una gran tensión entre ellos. Grieve, le dio un empujón a Fariña y lo tumbó al suelo. Un alumno
más grande del segundo año vino y defendió a Fariña y le dio una gran punta pie a Grieve. Y vino otro alumno
del tercer año, más grande todos, defendió a Grieve y le dio una gran trompada al niño del segundo año.

Después se desató una gran pelea entre varios niños. En ese preciso instante, sonó la campana diciendo
que había terminado el recreo y todos los alumnos regresaron a sus aulas de clase. Cuando el profesor
ingresó al aula, donde había mucha bulla, todos se callaron. El profesor se acercó a su pupitre y se sentó.
Empezó a llamar por lista para que entregasen sus cuartillas con los ejercicios escritos sobre los peces. A
medida que él recibía las hojas de los cuadernos, las iba leyendo y escribía las notas en unos cuadernos.
Humberto antes había arrancado la hoja del cuaderno, donde estaba el ejercicio de Paco Yunque y coloca
en ella su firma. Después se aproximó a la carpeta de Yunque y le entregó su libro, su cuaderno y su lápiz.
Cuando el profesor llamó a Grieve; éste se acercó y presentó el ejercicio sobre los peces de Paco Yunque,
como si fuera suyo. Y cuando llamó a Paco Yunque; éste se puso a buscar en su cuaderno la hoja que había
desarrollado sobre los peces y no la encontró. El profesor a notó en unos libros "Paco Yunque no presentó".
Después fueron entregando los demás alumnos sus ejercicios. Cuando el profesor acabó de revisarlos
todos, ingresó al aula el señor director del colegio. El señor profesor entregó al director del colegio el mejor
ejercicio semanal sobre los peces que pertenecía a Humberto Grieve. El director lo abrazó y felicitó a Grieve
y después dirigiéndose a los demás alumnos, le dijo: "Todos ustedes deben hacer lo mismo que Humberto
Grieve. Deben ser buenos alumnos como él. Deben estudiar y ser aplicados como él. Deben ser serios,
formales y buenos niños como él. Y si lo hacen, recibirá cada uno un premio al fin de año y sus nombres
serán inscritos en el Cuadro de Honor del colegio, como el de Humberto Grieve. A ver si la próxima semana,
hay otro alumno que dé una buena clase y haga un buen ejercicio, como el que ha hecho hoy Humberto
Grieve". Después el señor director se despidió del profesor, hizo una venía a los alumnos que se pararon
para despedirlo y salió del aula de clase. El profesor ordenó a Grieve que se vaya a su asiento. Éste al
regresar a su carpeta y al pasar muy orgulloso por el lado Paco Fariña, le sacó la lengua. El maestro se
puso a escribir en unos libros. Yunque estaba sumido en un profundo silencio y en la tristeza grande,
mientras que su compañero Paco Fariña le decía muy angustiado: "Mira al señor, que está poniendo tu
nombre en su libro, porque no has presentado tu ejercicio. Te va a dejar recluso y no vas a ir a tu casa".
Paco Yunque estaba sumido en un silencio eterno y se encontraba con la cabeza agachada, llorando.

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