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UN ENEMIGO PARA LA NACION 30 Ello me conduce a un problema mayor que Subyace esta propuesta: ¢a qué nos referimos cuando hablamogs te violencia politica? Este trabajo no pretende ofrecer na «° plicacién global sobre la violencia de los afios setenta, ex, quiera sea su origen, ni busca definir el fendmeno. Por fuera de toda asuncién moral o valoracién sobre sy legiti. midad o ilegitimidad, aqui se presupone que la violencia suele ser consustancial a la vida politica, aunque de formas y maneras diversas e histricamente cambiantes que deben ser explicadas de manera especifica. Para los problemas que aqui se plantean, me interesa observar la violencia como representacién y nocién de época (0, mas bien, sélo un espectro espectfico y acotado de esas representaciones y nociones); es decir, cémo se produjo, cémo circulé y con qué cargas de significado ciertos actores se refirieron a ella; ™ Sobre esta tiltima perspectiva de interpretacién del perfodo vs Svampa (2007). ® El apasionante debate filos6fico-politico sobre la violencia reco or ejemplo, de Georges Sorel (2005 [1908]) y Walter Benjamin (198 (1921) a Jacques Derrida (1997), pasando por la clasica intervension Hannah Arendt (2005 (1969), Sin embargo, a la hora de pensat fens faueretos, los problemas que se plantean son otros. Para distintas 8! es conceptuales sobre el concepto de violencia y sus Bui (1994) y Braud (2004); para un ejemplo interesante de st t Ports (osecamente viabl i iolencia fisica, Porta (1995), able, aunque reducido a violen o Arvst veanse A et ma 30 de ase Delt Escaneado con CamScanner INTRODUCCION 3 samente en nombre de la violencia como jetivos y reduccionismos especfficos, que accién represiva y sus consensos. Por es de una lectura anacré- porque fue preci problema, con adj crecié, imparable, la esa razon, no hay aqui intencion nica que suponga la violencia como una anomalfa o una de- generacién de época; se trata, en cambio, de ver esa “nor- malidad” -que tampoco es “normal”, en tanto nada lo es histéricamente y todo debe ser explicado- desenvolviéndose como parte del proceso politico. Sin embargo, esta opcién no supone un refugio en la asepsia desentendida de lo na- tivo. Si por un lado aspira a superar ciertos a priori mora- les, por el otro tiene como supuesto el desaffo de entender algunos procesos histéricos para que la comprensién y la reflexion alienten formas de funcionamiento societal que puedan gestionar la conflictividad politica y los proyectos de cambio social sin que ni unos ni otros sean arrollados en su propia existencia.?3 Se me ha dicho que algunas de las evidencias empfricas expuestas en este trabajo y sus interpretaciones derivadas podrian acercarme a algunas de las tesis sostenidas por quienes defienden lo actuado por las Fuerzas Armadas du- rante la dictadura militar o sienten cierta empatfa compren- siva con ello. Por ejemplo, la demostracién del continuo re- lativo en la escalada represiva legal y piblica entre el Estado peronista y el Estado militar; la comprobacién del consenso y la “solidaridad” de amplios sectores politicos civiles con las Fuerzas Armadas, a las que convocaron y consideraron. nica salida contra la violencia “subversiva”; la responsabili- dad polftica de las organizaciones de la guerrilla al contri- buir de manera imparable a la espiral de violencia. En este libro se llegan a algunas de esas interpretaciones, pero a par- ee a Esta tiltima definicién probablemente cuadra en el horizonte genera- cional de revisién de la izqui i e izquierda posterior a 1983 (Ach: me asumo ideol6gica y profesionalmente. (hehe, 20)0) 0 eval Escaneado con CamScanner ~ UN RNEMIGO PARA LA NACION tan y buses ‘ jqurosas que respetan y buscan |, i trucciones rig i . tir de cons! factual, rechazan su manipulacion y esis, i dad historica van evidencia hasta qué punto tas Necesiq servicio de dejar emocratica” postautoritaria y | 32 1 Vey. Si " i a ee a ee intelectual ~con la que me identifico hig quierda he estos aspectos del pasado; algunos, para no y, pone bilidad dela militancia armada; otros, Porque ne, e ean tir el rol jugado por el peronismo; otros, por. ae “eencillo construir el “efrculo maldito” sélo ep, ei aod ‘Armadas y @ la alevosfa oe de sus actos, porque en definitiva siempre habfan sido el enemigo facil. Otras coincidencias reflejan hasta qué punto la cons. truccién alfonsinista del pasado dictatorial permitio velar la gran. responsabilidad de casi todo el arco politico en el incre. zando por el propio radicalismo, mento represivo, empé: 7 Desde luego, con ello también se velaba la responsabilidad de amplios sectores de la poblaci6n que prestaron Consenso, Como triste constatacién puede decirse que el terrorismo de Estado de las Fuerzas Armadas, con su brutal masacre y destruccién del tejido social entre 1976 y 1983, ofrecié los elementos para que la operacién politica postautoritaria de ocultar parte del proceso histérico que condujo al autorita- rismo militar fuera tan factible y efectiva. En cualquier caso, reconocer que algunos de los argu- mentos esgrimidos por los sectores simpatizantes del terro- tismo de Estado o de una “memoria completa” tienen ele- mentos de veracidad histérica (por ejemplo, los crfmenes cometidos por la guerrilla o la convocatoria civil a las Fuer- ae tarea represiva) no implica justificar el autora en esa Ss we ni ubica a este libro ni a mf como st en ereda, sino exactamente en la contraria. Ni a linea de este libro tiene como obj tivo justificar el Bolpe de Estado, la dictaduray el terporiersc ae meade. ol mucho menos equiparar histé, ye tern pee, de Estado, ni cia arrolladora del Estado dietary en oamente la violen- © dictatorial y del Estado represivo Escaneado con CamScanner INTRODUCCION 33 armada de los grupos insur- presiva del pero- El hecho de proponer un ciclo importantes continuidades anzan a sectores jolencia lo antecedié con la vi ar la escalada re| tampoco igual ladictadura militar As largo plazo, conii ponsabilidades que alc: ; difica un Apice la responsabilidad cri- de las Fuerzas Armadas que, como instituci6n y desde ometieron brutales crimenes de lesa hu- manidad de manera planificada y racionalizada, con unos métodos y una sistematicidad que no pueden ser subsumi- dos en las polfticas represivas previas 0 en Jas decisiones Cl- viles aqui analizadas. Si este libro pudiera ser usado para justificar alguna de esas acciones 0 las reivindicaciones ac- tuales de los sectores comprometidos con el terrorismo de Estado, hubiera preferido no escribirlo. A pesar de estos riesgos, que me han sefialado estudiantes y colegas, prefiero mostrar y explicar ciertas cuestiones delicadas tal cual las entiendo como historiadora, sin por ello, y bajo ningin con- cepto, justificarlas. Mi propésito es comprender un proceso histérico cuyas complejidades no pueden quedar ocultas por las necesidades politicas posdictatoriales del presente y del pasado. Creo que sdlo si comprendemos ese proceso en i te rl ae noo ac s6lo si reconocemos las arcialidade: — soe de la izquierda politi i a ee pelts ane P ace intelectual y de amplios sectores como mocleded cpandecnreenne eget comin. Sélo en una ee ee a un futuro memoria pueden tener efectos re Sa a heacey ls paradores. que | gentes, ni nismo con represivo de m histéricas y con res| politicos civiles, no mo minal el aparato estatal, c Escaneado con CamScanner Primera edicién, 2012 ——————————— ina go para la naci6n : orden interno, violencia sién”, 1973-1976 . - 1a ed. - Buenos Aires : Fondo ltura Econémica, 2012. 2 p.; 21x14 cm. - (Historia) Franco, Mari: ISBN 974-950-557-909-9 . Historia Politica Argentina. L Titulo CDD 320.922 — Escaneado con CamScanner

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