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Que Los Niños Gusten Mi Palabra - Lectio Divina para Niños y Catequistas - PDF Versión 1
Que Los Niños Gusten Mi Palabra - Lectio Divina para Niños y Catequistas - PDF Versión 1
GUSTEN MI PALABRA
LECTIO DIVINA
PARA NIÑOS Y CATEQUISTAS
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QUE LOS NIÑOS
GUSTEN MI PALABRA
LECTIO DIVINA
PARA NIÑOS Y CATEQUISTAS
Diseño de portada
y editor de contenido:
María Teresa de la Cruz Aguillón
Esta publicación
fue aprobada y publicada
el 23 de marzo del 2023
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PRESENTACIÓN
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lo que tiene que ver con temática como con el lengua-
je, que despierten su interés por acercarse a la Palabra
y sobre todo que ello redunde en provecho para los
procesos de su formación en la fe. Al mismo tiempo
pretendemos que los catequistas tengan un buen sub-
sidio que apoye su labor y que ellos mismos encuen-
tren motivaciones que incentiven su quehacer cate-
quístico, basado en el amor a la Sagrada Escritura.
Las ocho lecturas orantes para niños han sido ela-
boradas por varias personas amantes de la Biblia, a
partir de textos de los evangelios (el anuncio del án-
gel a la Virgen María, el servicio de María a Isabel,
el nacimiento del niño Jesús, dejen que los niños ven-
gan a mí…). En cambio, dos de las destinadas a cate-
quistas están tomadas de textos de las cartas paulinas.
También es importante notar que una lectio divina, la
tomada de Mt 20, 29-34 («¡Señor que se abran nues-
tros ojos!»), ha sido elaborada, en dos versiones, para
ambos destinatarios, los niños y sus catequistas.
Esperamos que este esfuerzo redunde en prove-
cho del trabajo catequético y motive a los pequeños a
gustar la Palabra de Dios.
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LECTIO DIVINA
PARA NIÑOS
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EL ANUNCIO DEL ÁNGEL GABRIEL
A MARÍA SANTÍSIMA
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siempre sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá
fin». 34 María preguntó al ángel: «¿Cómo será esto,
porque yo no tengo relaciones con ningún hombre?».
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El ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá
sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su som-
bra. Por eso el consagrado que nazca de ti será llama-
do Hijo de Dios. 36 Mira: tu parienta Isabel, tenida por
estéril, concibió un hijo y ya está en el sexto mes, 37 por-
que no hay nada imposible para Dios». 38 María res-
pondió: «Aquí está la servidora del Señor. Que se haga
en mí lo que tú dices». Entonces el ángel se alejó».
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el nacimiento y concepción de Jesús. El ángel obede-
ció inmediatamente a Dios y fue a la casa de María
en la pequeña aldea de Nazaret, donde vivía con sus
padres, Joaquín y Ana, según la tradición. El ángel
entrega el mensaje a una virgen, desposada con un
hombre llamado José; ellos estaban comprometidos,
pero todavía no vivían en matrimonio.
Vv. 28-30. El ángel saluda a la Virgen María
amablemente: «¡Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo!» El ángel Gabriel saluda a María, como
nosotros lo hacemos cada vez que rezamos la oración
del Ave María; el «alégrate» es un saludo que signifi-
ca, «estar bien», «gozar de buena salud». El saludo es
un eco de la invitación a la alegría que hacían los pro-
fetas al pueblo de Dios (cf. Is 12, 6; Sof 3, 14; Zac 2,
14; 9, 9). Es el anuncio de la alegría traída por Jesús
para todas las personas. Esta visita del ángel recuerda
que Dios habita en medio de su pueblo, en la Virgen
María. Ella es la morada divina.
Llena de gracia. La Virgen es una mujer privile-
giada, pues en ella se han dado cita todos los favores
divinos. Dios ha actuado en María de una forma única
e irrepetible. La gratuidad de Dios está en ella, que
es la plenitud de la gracia y del amor. No cabe duda
que la gracia es el lugar de encuentro entre Dios y el
hombre.
El Señor está contigo. Lo que le dice el ángel a
la Virgen es una expresión frecuente en el Antiguo
Testamento, pero, como saludo, solo se encuentra en
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Rut 2, 4 y Jue 6, 12. La frase expresa
frecuentemente la ayuda, la protec-
ción, la asistencia de Dios para cumplir
la misión encomendada. Los escogidos
por Dios han experimentado la impoten-
cia ante la misión y necesitan de la ayuda
de Dios, la solicitan y la reciben.
Ella se turba por las palabras del ángel, pues era
muy joven y la encomienda del Señor sobrepasaba
su pensar. Pero el ángel la tranquiliza: «¡No temas,
María, porque Dios te ha mirado favorablemente!».
Dios está con María y la ha elegido, así que no debe
tener miedo a lo que le está pidiendo.
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v. 34. La Virgen María pregunta al ángel cómo va
a tener a Jesús, el Hijo eterno de Dios, por eso pre-
gunta. Ella no duda, solo pregunta, porque lo que le
ha dicho el ángel es inimaginable.
vv. 35-37. El ángel le responde que todo será obra
del Espíritu Santo y del poder del Altísimo, es decir,
todo será obra de Dios, porque el niño será Hijo de
Dios. Esto no es fácil de entender, pues fue algo único
en la historia de la humanidad. Será un milagro, pues
Dios es el padre de Jesús y la Virgen María será la
madre.
El ángel también le dijo a María que su prima Isa-
bel, que era anciana y estéril, está esperando un bebé,
se llamará Juan. Porque Dios todo lo puede, para Él
no hay nada imposible, puede hacer que una persona
estéril tenga un hijo. Entonces también María puede
tener un hijo que sea Hijo de Dios.
v. 38. La Virgen María acepta dócilmente el plan
de Dios: «Aquí está la servidora del Señor. Que se
haga en mí lo que tú dices». Ella es completamente
humilde y obediente a lo que Dios le pide, así que se
abandona a la voluntad divina.
Meditación de texto
Los ángeles también traen mensajes de Dios a los
niños. Sólo hay que rezar para que escuchemos lo que
nos dice. La oración dispone el corazón para escuchar
la voz de Dios.
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El encuentro con Dios provoca alegría. Quien tie-
ne a Dios en su corazón, da alegría a su familia y a
sus amigos.
Todos estamos llamados a recibir la gracia de
Dios en cada sacramento, solo necesitamos preparar-
nos para ello. El Señor quiere estar en nuestra vida,
como estaba en la Virgen María. Él puede estar con
cada uno, en todo momento; también está dispuesto
a ayudar a nuestros familiares. Así que, no tengamos
miedo a nada, ni a nadie, pues si Dios está con noso-
tros, nadie está contra nosotros.
Jesús es nuestro Salvador, siempre hay que in-
vocarlo para que nos vaya salvando a cada instante.
Él es todopoderoso y nada ni nadie puede vencer a
Jesús. Por siempre nos acompaña y está con noso-
tros.
También es bueno que invoquemos la presencia
del Espíritu Santo, pues Él es nuestro consolador,
nuestro amigo, nuestro guía… Es el amor de Dios.
Nosotros le podemos decir a Dios, como la Vir-
gen María: Aquí estoy, que se haga en mí lo que tú
quieras.
Cada niño acepta a Jesús en su corazón, cuando
acoge la Palabra de Dios.
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La Anunciación a María (Lc 1, 26-38)
ÁNGEL ESPÍRITU
ANUNCIACIÓN HIJO
CASA JESÚS
CONCEBIR MARÍA
DIOS NACIMIENTO
ESCLAVA NAZARET
ESPERANZA
M A M Z A I A G U R A R M M H
T S Z N Y B C T A N H I O A D
H I G N G E I D U S J B U R T
Z E A H A R E N C O T E V I X
L A I E I R C S M I N C I A Z
Y U S P Q I E U C D H N L S S
J T S A A G W P Y L J O A H O
X E D C C T A B S R A C J J S
U Q I K Y D P U K E G V I Z Q
W O T N E I M I C A N H A V L
N S Q C N A Z A R E T I N E R
S U S E J I K Y D S G S K M R
T R U P O M W A T A Z Q G T Q
L N C G X L S T V Y R P E J E
E L R E H W I S U K V Z S N F
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2. Cada niño solito o en equipo realicen las si-
guientes actividades
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Oración con el texto
Le rezamos a nuestro ángel de la guarda:
Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me
desampares, ni de noche ni de día, hasta que me en-
tregues en los brazos de Jesús, José y María.
Rezamos un Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Se-
ñor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mu-
jeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecado-
res, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Pedimos al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fie-
les y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Contemplación
Niñito Jesús, mi encanto y mi anhelo,
Hazme niño bueno y llévame al cielo.
(tres veces).
Canto de despedida
Junto a ti, María, como un niño quiero estar;
tómame en tus brazos, guíame en mi caminar.
Quiero que me eduques, que me enseñes a orar.
Hazme transparente, lléname de paz.
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Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre.
Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre.
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SERVICIO DE MARÍA
A SU PRIMA
Lectio divina Lc 1, 39-45
Canto: Tu Palabra
me da vida
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o v. 42: ¡Bendita eres tú entre las mujeres y ben-
dito es el fruto de tu vientre!
o v. 43: ¿Cómo es que viene a mí la madre de mi
Señor?
o v. 45: ¡Dichosa tú que has creído, porque aho-
ra se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte
del Señor!
vv. 39-40: La Virgen María fue elegida por Dios
para ser la Madre de Jesús y madre de todos noso-
tros. Ella es rápida para el servicio a los que lo nece-
sitan, en este caso su prima Isabel que ya es anciana.
La Virgen se va a las montañas de Judá a visitar a su
prima. Quizá hizo unos cuatro días en el viaje, pues
se iban caminando. Ella llega a la casa de Zacarías,
el esposo de santa Isabel. María amablemente saluda
a todos.
v. 41: La Virgen María lleva alegría a aquel ho-
gar porque tiene la presencia del Espíritu Santo, pues
quien tiene el Espíritu tiene alegría. La Virgen canta
con Él y es alegre, su prima Isabel lo recibe y también
es colmada de alegría. Lo mismo el bebé Juan lo reci-
be y salta de gozo.
v. 42: La felicitación que santa Isabel hace a santa
María, «bendita tú entre las mujeres», es una alaban-
za; entre nosotros diríamos, es un hermoso piropo.
La prima fue impulsada por el Espíritu Santo para
reconocerla de esta forma. La Virgen es destinataria
de bendición y favor divino. María es la bendita por
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excelencia; máxime si se considera que el prestigio
de una mujer se medía por la relevancia de sus hijos,
ella es Excelsa porque es Madre de Dios. La comu-
nidad naciente también felicitó a la Madre del Señor:
«dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron» (Lc 11, 27), es la alabanza que brota de una
mujer del pueblo. A lo que Jesús responde: «Dichosos
los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en
práctica» (Lc 8, 21).
Además de felicitar, santa Isabel también recono-
ce la concepción de María de manera explícita: «ben-
dito el fruto de tu vientre». Jesús es el fruto precioso
que está en la Virgen. Él es el bendito de Dios, que
bajó al vientre de una mujer llamada María para en-
carnarse y ser el Emmanuel, el misterio de amor. De
hecho, así lo reconocen como el bendito entre todos,
es el bendito, el que viene en el nombre del Señor (cf.
Mc 11, 9; Mt 21, 9; Sal 118, 26).
v. 43: Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo,
reconoce la divinidad del Hijo que María lleva en sus
entrañas, por eso la llama «madre de mi Señor», es la
forma de recoqnocer que la Virgen es Madre de Dios.
Quizá desde antiguo, una parte de la comunidad cris-
tiana naciente, consideraba a la Virgen como Reina.
También se puede decir que María es el Arca de la
Alianza, pues ella lleva en su vientre al Bendito, al
Hijo del Altísimo.
v. 44: Desde muy pequeño san Juan Bautista re-
conoce a Jesús como su Señor, lo mismo que su ma-
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dre Isabel reconoce a la Virgen María como Madre
de su Señor. Esto provoca alegría en los personajes.
María es la primera dichosa y de ahí en adelante todos
los que aceptan a Jesús y su Palabra en su corazón. La
humildad y sencillez de ellos hace que reconozcan la
grandeza de Jesús y de María.
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24.26). Vivamos como santa Isabel bendiciendo a to-
das las personas que encontremos en nuestro camino.
Santa Isabel es un ejemplo de cómo hay que dejar
que el Espíritu Santo more en cada uno de nosotros.
Y como ella, los cristianos reconocemos a la Virgen
como Señora, Madre y otros títulos más que le damos
con diferentes advocaciones: Virgen María, Virgen de
Guadalupe, Virgen de san Juan de los Lagos, Virgen
de Juquila y muchos más.
Los niños humildes reconocen a Jesús como su
Dios y le rezan a la Virgen María como su Madre.
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Respondemos lo siguiente y hacemos el crucigra-
Cruci de María
ma de la visita de María a su prima Isabel.
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Oración con el texto
Contemplación
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Canto de despedida a la Virgen María
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EL NACIMIENTO
DEL NIÑO JESÚS
Lectio divina
Lc 2, 1-20
Ven Espíritu
Santo, ven a nues-
tra vida, a nues-
tros corazones, a nuestras conciencias. Mueve nuestra
inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que
el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el
Cristo. Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se
haga en nosotros. Amen.
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José, que era de la familia y del linaje de David, fue
de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David llama-
da Belén, en Judea, 5 a inscribirse, junto con María,
su esposa, que estaba embarazada. 6 Y ocurrió que,
mientras estaban allí, a ella le llegó el tiempo del
parto 7 y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió
en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había
lugar para ellos en la habitación.
8
Había en esa región unos pastores que pasaban
la noche en el campo cuidando sus rebaños y vigilan-
do por turnos. 9 Se les apareció un ángel del Señor,
y la gloria del Señor los envolvió en su luz. Ellos se
llenaron de temor, 10 pero el ángel les dijo: «¡No te-
man, porque les anuncio una buena noticia que será
una gran alegría para todo el pueblo! 11 Hoy, en la
ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es
el Mesías, el Señor. 12 Y esta será la señal para uste-
des: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en
pañales y acostado en un pesebre». 13 De pronto se
unió al ángel una multitud del ejército celestial que
alababa a Dios exclamando:
14
«Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz
a los hombres amados por él».
15
Cuando los ángeles regresaron al cielo, los
pastores se decían unos a otros: «¡Vayamos a Belén a
ver lo que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a
conocer!». 16 Fueron deprisa y encontraron a María,
a José y al niño recién nacido acostado en el pesebre.
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Cuando vieron esto, les contaron lo que les habían
dicho sobre el niño. 18 Y todos los que oyeron lo que
decían los pastores quedaron asombrados. 19 María,
por su parte, conservaba todas estas cosas y las me-
ditaba en su corazón. 20 Los pastores regresaron glo-
rificando y alabando a Dios por todo lo que habían
visto y oído, tal como se les había dicho».
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Junto con el ángel una multitud del ejército celes-
tial que alababa a Dios diciendo: ________________
__________________________________________
Los pastores se volvieron __________________
por todo lo que habían oído y visto, tal como se les
había dicho.
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1. 1) Lc2, 1-7: Narra el hecho del nacimiento de
Jesús, situando su contexto histórico y geográfico, y
poniendo en escena a José, a María y al niño, con sus
respectivas acciones.
2. 2) Lc 2, 8-14: La escena cambia de lugar y se
traslada al campo. Cuenta que hubo una aparición de
ángeles a los pastores, en la que tiene lugar el anuncio
y la interpretación de ese nacimiento.
3. 3) Lc 2, 15-20: La narrativa vuelve a Belén,
al lugar donde está el recién nacido. Los dos grupos
humanos se encuentran ante el niño Jesús, lo descu-
bren y expresan sus reacciones de asombro con ex-
presiones externas e internas que dan testimonio de la
comprensión del acontecimiento.
María y José:
Ellos eran pobres de todo, pero no de amor. Jesús
viene al mundo en este ambiente completamente ex-
cepcional. Allí lo que brilla es el amor de una madre.
La encarnación de Dios es la certeza de que nues-
tra carne será santa desde su raíz, que la crónica de
nuestros días en cualquiera de sus páginas se volverá
por este nacimiento en historia sagrada.
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A los pastores se les ofrecen noticias ya cono-
cidas por nosotros los lectores. Son cuatro datos: el
qué («ha nacido»), el cuándo («hoy»), el quién («Sal-
vador, Cristo, Señor»), el dónde («en la ciudad de
David»).
Son los primeros en expresar su alegría ante esta
manifestación de Dios. Cielo y tierra se han unido en
un mismo canto de alabanza, y los pastores represen-
tan a todos aquellos que, habiendo creído, han visto
la salvación.
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1, 47). En medio de todo puede verse un contraste y
una polémica sutil contra la ideología imperial.
• Jesús es definido como «Mesías Señor» (caso
único en el NT). Si el título «Cristo» está conectado
con el mesianismo y está en consonancia con la ciu-
dad de David y la promesa que Dios le hizo al rey de
Israel, el título «Señor» tiene un fuerte sentido tras-
cendente que supera la dimensión mesiánica para lle-
varnos hasta su divinidad.
• Lucas, une ambos títulos, de manera que uno
determina el otro: «Cristo» sugiere qué tipo de «Se-
ñor» es Jesús. Y «Señor», en cambio, revela la pro-
fundidad de su identidad mesiánica.
Se advierte una anticipación y una prefiguración
de la fe pascual de la Iglesia en aquel que ha sido re-
sucitado de entre los muertos.
El signo:
Podemos notar un fuerte contraste entre el niño
envuelto en pañales y recostado en un pesebre, por
una parte, y la gloria cantada por los ángeles.
El niño acostado en el pesebre evoca la profecía y
es símbolo del amor de Dios por su pueblo.
El signo para reconocer al niño está tanto en la
paradoja que se hace notar en las circunstancias del
nacimiento en Belén, como en la intervención divina
celestial que la confirma.
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El hecho de que el niño esté envuelto en fajas nos
remite a una costumbre de la época y pone el acento
en el cuidado y la delicadeza que se le prodigó al re-
cién nacido. Un texto de la profecía de Ezequiel so-
bre Jerusalén lo aclara: «Cuando naciste, el día de tu
nacimiento, no te cortaron el cordón, ni fuiste lavada
con agua para limpiarte, ni frotada con sal ni envuel-
ta en pañales» (Ez 16, 4).
El pesebre:
Habla Isaías en contra de Israel: «Un buey reco-
noce al propietario y un asno el pesebre de su Señor,
pero Israel no conoce, mi pueblo no comprende» (Is
1, 3). Se convierte así en símbolo de la acción provi-
dente de Dios que, en vez de una respuesta positiva,
suscita una fuerte contraposición, incluso rechazo.
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Actividad para reflexionar:
• Recorta las figuras del pesebre, coloréalas y co-
lócalas en una base de cartón y forma tu pesebre.
• Una vez terminado tu pesebre, observa en silen-
cio y escribe, ¿qué sensación o sentimiento te provo-
có hacerlo?, ¿a qué me invita lo que he escuchado y
reflexionado en este pasaje del nacimiento del niño
Jesús?
• Ubica en tu casa un lugar especial donde colo-
carás tu pesebre y comparte tu experiencia y enseñan-
za de lo que hoy reflexionaste sobre el nacimiento del
niño Jesús con tu familia.
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Haz que mi corazón sienta la grandeza de tu ge-
nerosidad, la profundidad de tu humildad, la maravi-
lla de tu bondad y de tu amor salvador. Amén.
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la, ser más respetuoso(a) con los demás... o lo que
consideres y te haya hecho reflexionar el escuchar
la historia del nacimiento de Jesús). Al término de la
actividad llevarás a casa el belén, puedes compartir
con tu familia.
El Tamborilero:
El camino que lleva a Belén, baja hasta el valle
que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver a su
rey, le traen regalos en su humilde zurrón, ropopo-
pom, ropopopom.
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Ha nacido en el portal de Belén el niño Dios.
Yo quisiera poner a tus pies algún presente que
te agrade, Señor, mas tú ya sabes que soy pobre tam-
bién, y no poseo más que un viejo tambor, ropopo-
pom, ropopopom, con mi tambor.
El camino que lleva a Belén.
Lo voy marcando con mi viejo tambor. Nada
mejor hay que te pueda ofrecer, su ronco acento es
un canto de amor, ropopopom, ropopopom. Cuando
Dios me vio tocando ante él me sonrió.
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DEJEN QUE LOS NIÑOS
VENGAN A MÍ
Lectio divina Mc 10, 13-16
ORACIÓN INICIAL:
Señor, acrecienta mi fe, mi esperanza y mi cari-
dad, para hacer una verdadera oración. Con espíritu
de niño me pongo en tu presencia, confiando en que
nada me impedirá experimentar tu cercanía, tu amor
e interés por mi salvación.
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«Le traían niños para que Jesús los tocara,
pero los discípulos los reprendían. 14 Al darse cuenta,
Jesús se indignó y les dijo: «Dejen que los niños ven-
gan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios
pertenece a los que son como ellos. 15 Les aseguro
que quien no recibe el Reino de Dios como un niño
no entrará en él». 16 Y, abrazándolos, los bendecía po-
niendo las manos sobre ellos».
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¿Qué es lo que hay en un niño cuyas
actitudes son indispensables para entrar
en el Reino?
Veamos algunas:
1. Un niño depende totalmente de una persona
mayor.
2. Para un niño no existen barreras de raza, con-
dición social, color, etc.
3. Un niño no guarda rencor por lo que le han
hecho.
4. Un niño siempre está como empezando de
cero, y en ocasiones es persistente.
5. Un niño no sabe decir mentiras.
Veamos un poco estas actitudes en Jesús mismo:
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Las palabras de perdón siempre estuvieron en labios
de Jesús. Hasta el último momento cuando en la cruz
pidió al Padre el perdón por las personas que lo esta-
ban crucificando.
4. Jesús era consciente que en relación con las
personas siempre se debía estar empezando de cero
en el sentido de acoger siempre, a pesar de todo lo
que éstas hubieran hecho. Y él mismo era persistente
cuando se trataba de hacer entender a sus oyentes que
por encima de la ley estaba el amor, y que lo más im-
portante no son las palabras sino los hechos.
5. Juan Arias, en su libro «El Dios en quien no
creo» afirmaba muy certeramente que Jesús «murió
joven por ser sincero». Él ya nos había dicho que solo
la verdad nos haría libres.
a) Contesta completan-
do los espacios en blanco de
cada una de las preguntas
propuestas.
b) Colorea la
imagen de Jesús y los
niños.
c) Comparte con tu
catequista y compañeros lo
aprendido por Jesús.
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MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el pasaje bíblico
leído?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos
a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes pre-
guntas:
Jesús muestra enfado y se indigna por el trato,
quizás no consciente, que los discípulos dan a quienes
pretendían acercarles a los niños, probablemente por-
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que querían dar tranquilidad al Maestro, pero Él, al
darse cuenta de su actitud aprovecha para darles una
enseñanza importante sobre el Reino. ¿En qué actitud
me acerco a recibir la bendición de Dios?
Para Jesús los niños tenían un buen puesto en su
corazón. Aunque la sociedad los tuviera en nada, para
Jesús los niños representaban mucho más que una ci-
fra que no se cuenta. ¿Me esfuerzo por seguir el ejem-
plo y enseñanza de Jesús?
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CONTEMPLACIÓN-ACCIÓN: ¿Cómo in-
teriorizo lo que he escuchado y leído? ¿A qué me
compromete?
Para favorecer la contemplación-acción y alimen-
tar nuestra fe, primeramente, cerramos los ojos y en
silencio. Imagina que Jesús te abraza, te bendice, te
impone sus manos, acércate a Él… siente su abrazo…
ahí en el silencio y abrazado por Jesús, repite varias
veces:
«Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de
Dios como niño, no entrará en él» (Marcos 10, 15).
Propuesta de compromiso:
Comparte con tu familia y amigos la enseñanza
que te dejó esté pasaje bíblico, y diles lo que Jesús les
dijo a sus discípulos: “Dejen que los niños vengan
a mí y no se lo impidan, porque el reino de Dios es
para los que son como ellos”.
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«AL ORAR,
NO HABLEN
DEMASIADO...»
Lectio divina Mt 6, 6-15
ORACIÓN INICIAL
Ven, Espíritu Santo, y convierte mis oídos, mi
corazón, y toda mi persona en tierra buena capaz de
acoger la Palabra, como una semilla y hacerla ger-
minar. Ven, Espíritu de Vida, desciende y derrámate
sobre mí, como una llovizna suave que se derrama,
penetra, refresca y fecunda un campo destinado a dar
fruto. Ven, y ayuda el leve pero continuo crecimiento
de mi ser, hacia la criatura nueva, hecha a imagen de
Jesucristo mi maestro y mi Señor. Amén
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43
hablan mucho. 8 No sean como ellos, pues el Padre
de ustedes sabe lo que necesitan antes de que se lo
pidan". 9 "Ustedes oren de este modo:
Padre nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre,
10
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
11
Danos hoy nuestro pan de cada día.
12
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden;
13
no nos pongas a prueba
y líbranos del mal".
14
"Pues si perdonan las faltas a los demás, tam-
bién el Padre celestial les perdonará a ustedes sus
faltas, 15 pero si no las perdonan, tampoco el Padre
perdonará las de ustedes"».
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blar y hablar y que por ello iban a ser escuchadas por
Dios y que de tanto repetir se les daría su petición.
Jesús les enseña a sus discípulos a orar de manera
sencilla y profunda, centrados más en los intereses de
Dios, del mundo y de la comunidad cristiana que en
los propios. En el Padre nuestro expresamos la cer-
canía de Dios, su amor paterno presente en nuestra
vida, nos reconocemos como hijos de un mismo Pa-
dre amoroso. En esta pequeña oración, reconocemos
su grandeza y poder para luego pedir por nuestras ne-
cesidades fundamentales y crecer en el Reino. El Pa-
dre nuestro contiene una síntesis de las enseñanzas de
Jesús y nos compromete a escuchar a Dios, es decir, a
entrar en su plan de salvación.
¿Cuándo rezas el Padre nuestro, solo la repites, o
le hablas desde tu corazón a Dios?
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Pero la oración no debe quedarse ahí en ese diálogo,
debe proyectarse hacia la vida, hacerla acción, hacer
presente entre nuestros hermanos la gracia del Señor.
Saludo:
Con esta pequeña frase nos ponemos en presen-
cia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle:
Peticiones:
Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son
los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las
cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
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tra oración que su nombre sea santificado o no. Pedi-
mos que sea santificado por nosotros que estamos en
Él, pero también por los otros a los que todavía no les
llega la gracia de Dios.
47
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riales como al pan del alma para satisfacer nuestras
necesidades espirituales.
5. Perdona nuestras ofensas como también no-
sotros perdonamos a los que nos ofenden.
Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios,
por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofende-
mos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos
un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no
perdone a los demás. Este perdón debe nacer del fon-
do del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del
Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte
que el pecado.
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B. Completa y colorea lo que a continuación se
pide en el siguiente dibujo del Padre nuestro.
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este mundo, iniciando en mi propia persona. Por eso
te doy gracias por esta oración, permite que sepa es-
cucharte, sentirte y seguirte…
- Para terminar puedes hacer una oración que bro-
te desde tu corazón.
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LA PARÁBOLA
DE LOS DOS HIJOS
ORACIÓN INICIAL
Señor, en el silencio de este día que nace, vengo
a pedirte paz, sabiduría y fuerza. Hoy quiero mirar el
mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, com-
prensivo, humilde, suave y bueno. Ver detrás de las
apariencias a tus hijos, como los ves Tú mismo, para
así, poder apreciar la bondad de cada uno. Cierra mis
oídos a toda murmuración, guarda mi lengua de toda
maledicencia, que sólo los pensamientos que bendi-
gan permanezcan en mí. Quiero ser tan bien inten-
cionado y justo que todos los que se acerquen a mí,
sientan tu presencia. Revísteme de tu bondad, Señor,
y haz que, durante este día, yo te refleje. Amén1.
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jar en la viña”. 29 Este le respondió: “¡No quiero!”,
pero después se arrepintió y fue. 30 Luego se acercó al
segundo hijo y le pidió lo mismo. Este le respondió:
“¡Sí voy, señor!”, pero no fue. 31 ¿Quién de los dos
hizo la voluntad del padre?». Le respondieron: «El
primero». Jesús les comentó: «Les aseguro que los
recaudadores de impuestos y las prostitutas llegan
antes que ustedes al Reino de Dios. 32 Porque Juan
vino a ustedes por el camino trazado por Dios según
su plan y no le creyeron, pero los recaudadores de
impuestos y las prostitutas sí le creyeron; y ustedes,
aun después de ver esto, no se arrepienten para creer
en él».
Jesús, aquel hombre libre, maestro por los cuatro
costados, comprendió su vida como una apasionan-
te aventura, dispuesto siempre a enseñar a pensar en
libertad, con inusitados y poderosos planteamientos,
encaró a las supremas autoridades con esta parábola,
por la negativa influencia que ejercieron en el pueblo
ante el anuncio del Reino.
Él, enseguida, les preguntó cuál de los dos hijos
cumplió la voluntad del padre. ¿Acaso no tienen las
parábolas algo de juego y de misterio? Ellos respon-
dieron que el primero, y así reconocieron que el “sí”
y el “no” del principio al ser desmentidos con los he-
chos perdieron toda significación.
Lo que cuentan son las obras y no los buenos de-
seos ni las apariencias, por muy bellas o espirituales
que aparezcan. Con Dios, representado por el padre
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52
de la parábola, revela Jesús que lo que vale es el cum-
plimiento de su voluntad.
Jesús, conocía que, bajo una respetuosa actitud
de los dirigentes hacia Dios, se escondía su absoluta
infidelidad hacia Él. Esto, lo dejó al descubierto al
afirmar: «Porque Juan vino a ustedes por el camino
trazado por Dios según su plan y no le creyeron, pero
los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le
creyeron; y ustedes, aun después de ver esto, no se
arrepienten para creer en él» (Mt 21, 32).
La predicación del Bautista suscitó diversas re-
acciones que dejaron ver las tendencias profundas.
Las normas sociales que declaraban a alguien pros-
crito fueron abolidas, quedando como única norma
vigente para el discípulo de Cristo la realización de la
voluntad del Padre.
53
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Podemos meditar en esta parábola que lo que
verdaderamente importa para salvarse no son las pa-
labras, sino las obras. Porque las palabras y las pro-
mesas que hacemos a Dios y a los demás cuentan en
la medida en que éstas van también respaldadas por
nuestras obras y comportamientos.
Imagen 1
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Imagen 2
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gún mis pensamientos, sino haciendo la voluntad del
Padre.
Te invito a que hagamos una oración personal
en silencio poniendo todas las necesidades que des-
cubriste en ti al escuchar y meditar esta historia…
posteriormente terminar con la oración comunitaria
rezando el Padrenuestro.
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tad de mi Padre que está en los cielos"» (Mt 7, 21).
¡Obras son amores y no buenas razones!
ORACIÓN FINAL
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57
Lectio divina Jn 15, 12-17
ORACIÓN INICIAL
Oh Espíritu de amor que estás entre nosotros que
estamos unidos para escuchar la palabra del Padre,
ayúdanos a entender lo que leemos hoy. Que lo que
encontremos en tu divina Palabra nos ayude a con-
vertirnos y hacer tu santa voluntad. Quita las distrac-
ciones para poder encontrarnos contigo. Abre nuestro
oído, limpia nuestros corazones para que a través de
nuestra vida seamos capaces de responderte. Amén.
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58
no les llamo servidores, porque un servidor no sabe
lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque
les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi
Padre”.
16
“Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo
quien los eligió a ustedes y los preparé para que va-
yan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como
el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi
Nombre. 17Amense los unos a los otros: esto es lo que
les mando”».
Algunas pistas de lectura.
La finalidad de estos discursos es indicar el modo
de vivir al estilo de Jesús. El tema principal y recu-
rrente es el del amor, es decir, el mandamiento de Je-
sús. El amor de Dios nos alcanza en Jesucristo, y es
este amor el que nos hace plenamente nosotros mis-
mos y nos pone en condiciones de dar fruto.
En tiempos de Jesús era normal que el esclavo
ofreciera su vida por la de su amo y el soldado por su
general, pero esto no era producto del amor. Ahora
con Jesús este criterio cambia. Este amor va más allá.
Debe ser como Jesús ama, ya que solo quien ama al
estilo de Jesús es su amigo. Si permanecemos en esa
esfera de amor hay salvación y por lo tanto alegría.
Nos encontramos en el espacio de amor total de
Jesús que envuelve a todos, aquí se introducen dos
aspectos complementarios: el tema de la amistad y la
elección del amigo.
59
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El hombre es elegido y elevado a la condición
de amigo, Jesús no necesita siervos, sino amigos que
compartan plenamente su acción de amor.
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60
1. A continuación, observa, selecciona y pinta
algunas acciones concretas que puedes realizar para
demostrar el amor hacia el prójimo.
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3. Encuentra en la sopa de letras los valores y
acciones que nos llevan a vivir el amor de Jesús y
al prójimo (respetar, aconsejar, compartir, ayudar,
enseñar, amabilidad, cuidar, orar, amar, aconsejar,
cumplir).
A M A B I L I D A D
C A C U I D A R Y A
U B O R A R M E U C
M C N J P E A S D O
P D S K Q N R P A N
L E E E R S V E R S
I F J M S E W T Z E
R G A N T Ñ X A A J
I H R O U A Y R B A
C O M P A R T I R R
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este amor de Jesús. Pidamos perdón por las ocasiones
que no hemos sabido ser amigos de Jesús y de los
demás…
Para terminar escribe tu oración de lo que quieres
ofrecer a Jesús.
Reflexionemos:
De acuerdo a lo reflexionado. ¿Menciona tres ac-
titudes que pueden matar el amor de nosotros hacia
Dios y hacia nuestros hermanos?
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63
4. Descubre la palabra que completa la siguiente
frase: «Seremos reconocidos como discípulos de Je-
sús por el …»
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64
• Compartir con los que no tienen.
• Ayudando a todos sin excluir a nadie.
• Consolando al que esta triste.
• Haciendo oración por mi prójimo que está enfermo.
• Cumpliendo mis obligaciones en casa.
• Respetando a las personas.
• Cumpliendo con mis deberes, etc.
ORACIÓN FINAL
Gracias, Jesús por amarnos y enseñarnos a amar a
los demás, haz que nazca en nuestros corazones el de-
seo de querer a todos como a nosotros mismos. Que
no vivamos tan pendientes de lo nuestro, que nos lle-
ve a olvidar a los demás. Ayúdanos a ser generosos,
solidarios, compañeros y hermanos de todos. Amén.
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65
¡SEÑOR,
QUE SE ABRAN NUESTROS OJOS!
29
«Cuando ellos salían de Jericó, mucha gente
siguió a Jesús. 30 En eso dos ciegos que estaban sen-
tados junto al camino, al enterarse de que Jesús pasa-
ba, se pusieron a gritar: "¡Hijo de David, ten compa-
sión de nosotros!". 31 La gente los reprendía para que
se callaran, pero ellos gritaban más todavía: "¡Señor,
Hijo de David, ten compasión de nosotros!". 32 Jesús
se detuvo, los llamó y les preguntó: "¿Qué desean
que haga por ustedes?". 33 Le respondieron: "¡Señor,
que se abran nuestros ojos!". 34 Jesús se compadeció
de ellos, les tocó los ojos y enseguida comenzaron a
ver, y lo siguieron».
(Material a preparar: una mascada para cada partici-
pante, papeletas con la frase: “Señor Hijo de David com-
padécete de nosotros”, papeletas con la frase: “Señor que
se abran nuestros ojos”)
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66
LECTURA
Se lee el texto dos o tres veces (puede ser por
parte del o de los participantes). Mientras se lee con
claridad y en voz alta los demás tienen puesta la mas-
cada, reviviendo la experiencia de los ciegos.
Después de haber leído (2 o 3 veces), se invita a
que los niños compartan en voz alta lo que se les que-
dó después de escuchar el texto, alguna frase, palabra,
expresión... y lo comparten en voz alta.
MEDITACIÓN
Se divide el grupo en dos partes. La mitad tiene
la primera papeleta en sus manos y va a pronunciar en
voz alta la frase, mientras la otra mitad intenta callar-
los, interrumpirlos, distraerlos, pero los de la papeleta
gritan mas fuerte la frase (2/3 minutos).
Después de un momento de silencio provocado por
el guía, se les habla a los niños sobre los distractores
que hay en nuestra vida, los ruidos y obstáculos que nos
impiden hablarle a Jesús, ponernos en relación con él.
Ellos mismos pueden compartir desde sus pro-
pias vidas.
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ORACIÓN
A todos se les reparte la segunda papeleta y se les
colocan una vez mas las mascadas en los ojos.
El guía o uno de los participantes personifica a
Jesús, quien con voz fuerte y clara hace la pregunta:
«¿Qué desean que haga por ustedes?»
Todos responden a una voz: «¡Señor, que se
abran nuestros ojos!»
Quien personificó a Jesús, uno a uno les va reti-
rando la mascada y les da un abrazo.
CONTEMPLACIÓN
El guía comparte una breve catequesis sobre los
peligros de caminar en oscuridad /tinieblas.
Puede hablar también de los obstáculos que tene-
mos para hablarle a Jesús.
Se presenta a Jesús como «Luz del mundo».
Se hace el canto: La luz de Jesús ha iluminado al
mundo; el Señor es mi luz y mi salvación.
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LECTIO DIVINA
PARA CATEQUISTAS
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70
EL CATEQUISTA
MISTAGOGO
Lectio divina
2 Tim 3, 14 – 4, 5
Introducción
14
«Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste
y crees con firmeza. Sabes de quiénes lo aprendiste 15y
71
71
que desde pequeño conoces las Sagradas Escrituras,
las que pueden darte la sabiduría que lleva a la sal-
vación por la fe en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura
es inspirada por Dios y útil para la enseñanza, la per-
suasión, la corrección y la educación en la rectitud,
17
a fin de que el hombre de Dios esté bien capacitado
y equipado para realizar toda obra buena.
4 1En presencia de Dios y de Jesucristo, quien
el día de la manifestación de su Reino juzgará a vi-
vos y muertos, te advierto encarecidamente: 2anuncia
la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende,
corrige y exhorta con toda paciencia y conforme a la
enseñanza.
3
Porque, en efecto, vendrá un momento en el que
los hombres no soportarán la sana enseñanza, sino
que, arrastrados por sus propios deseos desordena-
dos, se rodearán de maestros por el placer de oír no-
vedades 4y no solo apartarán los oídos de la verdad,
sino que también darán crédito a las leyendas.
5
Tú, en cambio, sé sobrio en todo, soporta los su-
frimientos, realiza tu tarea de evangelizador y lleva a
cabo por completo tu ministerio».
72
72
jando un espacio para la lectura personal en silencio.
Se requiere atención, respeto, disposición, obedien-
cia a fin de que la Palabra de Dios sea tal en nuestra
vida.
La perícopa está ubicada en un contexto de ex-
hortaciones a la fidelidad (cf. 3, 10-4, 8). Inicia con
el ejemplo de Pablo (cf. 3, 10-13) y concluye con la
indicación de cómo Pablo ha finalizado su misión (cf.
4, 6-8). En el centro se encuentran las exhortaciones
dadas a Timoteo sobre la importancia de la Sagrada
Escritura y el anuncio de la misma a tiempo y des-
tiempo (cf. 3,14-4,5).
14
En cambio. Se introduce un contraste con los
«malos hombres» del versículo anterior. Ellos iban a
avanzar de mal en peor, pero se le exhorta a Timoteo
a persistir en lo que ha aprendido.
Tú persevera en lo que aprendiste y crees con fir-
meza. El autor explica que el recurso principal para
poder resistir los días malos que se avecinan, es con-
tinuar siendo fiel a la Palabra de Dios. La Palabra
es la verdad que puede limitar el avance del error,
es la luz que hace desaparecer las tinieblas. Timoteo
podía poner en ella toda su confianza, pues con ella
él quedaba equipado para cada necesidad que tenga
que afrontar. De hecho, él no sólo había conocido la
Palabra desde su infancia, sino que también la había
«aceptado», creía en ella. Por lo tanto, aunque él vie-
ra cómo otros parecían prosperar con la enseñanza
del error, él no debía abandonar la verdad de las Es-
73
73
crituras para cambiarla por teorías y especulaciones
humanas. No basta sencillamente aprender la verdad;
hay que persistir en ella.
Sabes de quiénes lo aprendiste. Antes de que
Pablo centre su atención en lo que había aprendido,
quiere enfatizar «de quién» lo había aprendido. Las
maestras de Timoteo habían sido su abuela Loida y
su madre Eunice (2 Tit 1, 5), mujeres que, antes de su
conversión a la fe cristiana, habían instruido al pe-
queño Timoteo en las Sagradas Escrituras. Cuando
se conviertan al cristianismo, será Pablo quien ins-
truya a Timoteo en la fe cristiana. El autor también
enfatiza en la fuente de la instrucción, las Sagradas
Escrituras 3, 15. Esta fuente aseguraba al joven Ti-
moteo que la enseñanza recibida era segura. Muchos
cristianos de la primera generación cristiana fueron
instruidos en el primer Testamento y en el segundo
Testamento.
15
y que desde pequeño conoces las Sagradas Es-
crituras, las que pueden darte la sabiduría que lleva
a la salvación por la fe en Cristo Jesús. La influencia
espiritual que Timoteo había recibido durante su in-
fancia en su ambiente familiar, dejó en él una huella
permanente. Era normal que los niños judíos apren-
dieran las Escrituras como una parte fundamental de
su formación. La formación era teocéntrica, instruían
al niño con respecto a las palabras y hechos de Dios
registrados en las Escrituras (cf. Gén 18, 19; Ex 10,
2; 12, 26.27; 13, 14-16; Dt 4, 9.10; 6, 7-9; 11, 19.20;
74
74
32, 46; Is 38, 19). La
instrucción giraba
en torno al temor de
Dios y la observan-
cia de los manda-
mientos. De ahí,
la centralidad
que tenía la Es-
critura en su formación.
Si la persona escudriña la Sagrada Escritura, ésta
le da sabiduría y le lleva a la salvación. La instrucción
en la Palabra de Dios capacitaba al niño a llevar una
vida disciplinada y una recta obediencia a los man-
datos de Dios. Pero sobre todo lleva a la fe en Cristo
Jesús y, por su medio, se alcanza la salvación. Esta
acción salvadora, Jesucristo la alcanzó en la cruz,
pues por sus llagas hemos sido salvados (cf. Is 53, 5).
16
Toda la Escritura es inspirada por Dios. Toda
la Escritura incluye el Antiguo Testamento y lo que
se conocía, hasta ese momento, del Nuevo Testamen-
to. La palabra «inspirada» indica el origen divino de
la Escritura, por medio del Espíritu Santo. Así como
aquí la Escritura es inspirada, en 2Pe 1, 21 los autores
humanos, hagiógrafos, son inspirados por el Espíritu
Santo. El origen divino de las Escritura explica por
qué es provechosa en la vida humana.
El texto también describe la utilidad de la Palabra:
«útil para la enseñanza, la persuasión, la corrección
y la educación en la rectitud». Dicha utilidad de la Es-
75
75
critura se muestra con
varios sustantivos: en-
señanza, persuasión,
corrección, educación
en la rectitud.
• «Para la ense-
ñanza». La Palabra de
Dios debe ser siempre
el contenido de la enseñanza. La razón es porque en
ella encontramos la verdad revelada de Dios;
• «la persuasión». Sólo la Palabra puede pene-
trar de manera profunda en la persona (Heb 4, 12-13).
Ella descubre lo que está equivocado y que hay que
corregir.
• «la corrección». El sustantivo «corrección»
indica que la Escritura muestra lo que es recto, es de-
cir, lo que es correcto en el pensamiento y en la acción;
• «educación en la rectitud». El término «edu-
cación» en sí mismo implica al niño, proviene del
griego padeian. Así que la educación es como la que
da un padre a su hijo. La Palabra guía por el correcto
camino, lleva al bien, no solo refuta el mal.
17
a fin de que el hombre de Dios esté bien capaci-
tado y equipado para realizar toda obra buena. No-
temos que esta capacitación no sólo es teórica, sino
que ha de concluir necesariamente en la ortopraxis:
«a fin de que». Ahora se da el propósito glorioso de
usar toda escritura inspirada en su utilidad cuádruple:
76
76
• «el hombre de Dios». Se refiere a todo creyen-
te, considerado como perteneciente a Dios e investido
con la triple función: profeta, sacerdote y rey. Para
ejercer adecuadamente este triple oficio, el creyente
ha de ser equipado.
• «esté bien capacitado». Es decir, que sea ca-
bal, equilibrado, apto, competente, completo.
• «bien equipado». Lo que significa preparar,
disponer, cumplir, completar, es decir, está cabal el
cristiano.
• «para realizar toda buena obra». Solamente
una obra inspirada por Dios puede lograr este glorio-
so fin. La instrucción por medio de la Escritura asegu-
ra, a cada creyente, la plena preparación para cumplir
todas las demandas del evangelio. El verdadero cate-
quista es la Palabra de Dios…
Misión de Timoteo
En un contexto del juicio final y la segunda veni-
da de Cristo (cf. 4, 1.3-4), el autor de 2Tim hace dos
últimas recomendaciones a Timoteo (cf. 4, 2.5). Nos
centramos en estos versículos por estar en una orien-
tación al catequista mistagogo. La perícopa refleja un
contexto difícil en el que se ve sumergido Timoteo,
en el que se puede ver inmerso cualquier catequista.
Según la instrucción, Timoteo desempeña su servicio
evangelizador en medio de una profunda crisis, pues
77
77
con facilidad se opta por leyendas o por mythos y por
una vida libertina (cf. 3, 2-5).
Los versículos 2 y 5, con una cascada de impera-
tivos, expresan la urgencia y la necesidad del anun-
cio: anuncia, convence, reprende, corrige, exhorta
(2), sé sobrio, soporta los sufrimientos, realiza tu
tarea, cumple tu ministerio (5). Esta es una forma
maravillosa de ver expresada la vocación y la misión
fundamental de toda persona que ejerce un ministerio
–obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, catequis-
tas– dentro de la Iglesia; todos terminan siendo servi-
dores de la Palabra de Dios, catequistas mistagogos.
En un camino sinodal, los creyentes, en comunión
con los responsables de la Iglesia, ejercen su voca-
ción y misión.
2
anuncia la Palabra, insiste a tiempo y a destiem-
po, reprende, corrige y exhorta con toda paciencia y
conforme a la enseñanza. Este versículo se conecta
estrechamente con 3, 14-17. Se nos ha dado la razón
de por qué predicar la Palabra, es porque ella ha sido
inspirada y es totalmente útil para sus propósitos.
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78
bra, es decir, cuando haya buen tiempo y cuando no
lo haya se ha de anunciar el mensaje divino.
• «reprende». La Palabra también indica lo que
está mal, de forma suave, pero directa.
• «exhorta». Hay que motivar o animar para
que la persona anuncie la Palabra.
• «con toda». Se indica cómo se hace dicha mo-
tivación: con paciencia y conforme a la enseñanza.
• 5Tú, en cambio, sé sobrio en todo, soporta los
sufrimientos, realiza tu tarea de evangelizador y lleva
a cabo por completo tu ministerio. Misma forma de
introducir que el 3,14 «en cambio». Hace la diferen-
cia entre Timoteo y los otros maestros. Aquí se intro-
duce un contraste entre la actitud y las actividades de
los maestros y los oyentes de los versículos 3.4 y las
de Timoteo.
• «sé sobrio en todo». La motivación que
se le hace a Timoteo es contraria a la que viven
muchos de su entorno, quizá con borracheras, con
sensacionalismos, novedades, sabidurías huma-
nas… Él ha de continuar con la sobriedad que le da
la Palabra.
• «soporta los sufrimientos». En ocaciones, la
predicación del evangelio traía como consecuencia
muchas aflicciones, tal fue el caso que tuvo que pasar
Pablo (cf. 2Cor 6, 5); así que Timoteo tiene que estar
preparado, incluso para ello.
79
79
• «realiza tu tarea de evangelizador». Le com-
pete al evangelizador no abandonar la tarea que se le
ha encomendado, sino anunciar la buena nueva y ser
fiel hasta el final.
• «lleva a cabo por completo tu ministerio». El
ministerio de Timoteo era la predicación y el servicio
en la comunidad.
80
80
Iglesia. Esto quiere
decir, que no se trata
de ayudar a repetir
fórmulas o instruc-
ciones, sino hacer
gustar la fe a los ni-
ños, para que deseen
ser salvados por Je-
sucristo en cada momento de su vida.
En el cristianismo de nuestros días, cada vez
es más urgente volver a recuperar este énfasis en la
enseñanza de la Palabra, máxime cuando crecen el
número de catequistas mistagogos que tienen como
finalidad entretener a sus niños con anécdotas, mo-
nólogos graciosos, experiencias, y otras muchas co-
sas que difícilmente podríamos catalogar como «en-
señanza bíblica». Es real que la Palabra ayuda en la
orientación, educación del niño; más aún, lo prepara
para la vida y en la profundización de su fe; no pode-
mos dudar de la eficacia y capacitación que genera el
texto sagrado en la vida del cristiano.
La misión a la que invita el autor a Timoteo es
semejante a la que tiene el catequista. Ha de anunciar
la Palabra estando a la altura de la encomienda, en
todo momento, de manera directa, animando para que
el niño haga experiencia de Dios con mucha dulzura
y con toda la paciencia de la que se es capaz; acep-
tando todos los sacrificios que implique dicha misión,
sabiendo ser fiel hasta el final.
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81
A partir de lo que dice el texto se pueden hacer
los siguientes cuestionamientos:
• ¿Cómo se puede implementar la Sagrada Es-
critura en la catequesis como libro que da vida al que
lo lee?
• ¿Vale la pena emplear tiempo en formar a los
niños en la escucha de la Palabra de Dios?
• ¿Los niños encuentran gozo al leer la Palabra
de Dios en la catequesis, en la Santa Misa, en su casa?
• ¿Qué utilidad tiene la Sagrada Escritura en la
vida de los niños?
• ¿Se les puede ayudar a los niños a tener la Pa-
labra como un libro que les ayuda en su vida presente
y futura?
• ¿Se percibe la eficacia de la Palabra de Dios
en el comportamiento de los niños en su casa, escuela
y vida social?
• ¿Qué diferencia hay entre un niño que escu-
cha la Palabra de Dios y uno que no la escucha?
• ¿Qué tan interpelados se sienten los niños
para servir al pueblo de Dios, después de escuchar la
Palabra de Dios en la catequesis?
82
82
vés del texto leído,
meditado y contem-
plado. Hablémosle
de lo que nos ha di-
cho en su Palabra y
de las necesidades
que percibimos en
nuestros contextos
cotidianos.
• Oremos por la perseverancia de los catequis-
tas y por el trabajo catequístico en toda la Iglesia para
que siempre haya personas que amen este servicio y
den lo mejor de ellos para el bien de los niños.
• Pidamos a Dios para que todos lo que tienen
la función de ser catequistas mistagogos se tomen la
tarea en serio y vivan lo que enseñan para que su mi-
nisterio se vea reforzado por su testimonio en favor
de los niños.
• Roguemos al Señor por los niños para que
sientan hambre de Dios, desde muy pequeños, y pue-
dan ser saciados con las enseñanzas divinas por me-
dio de sus catequistas.
• Oremos al Señor para que la Sagrada Escri-
tura, que lleva a la verdadera sabiduría, a la salva-
ción del hombre y a la fe en Jesucristo, sean amadas y
puestas en el centro de toda catequesis.
• Te pedimos, Dios nuestro, que cada niño que
escucha tu Palabra sienta el deseo de vivirla y com-
83
83
partirla con otros niños, de manera particular para que
la reciban como alimento para su vida.
• Rogamos a Jesucristo por los niños que tienen
que sufrir injusticias, abusos, maltratos… para que
sean alentados por la Palabra de Dios, y su vida sea
animada cada día.
Canto: Id y enseñad
84
84
EL AMOR
ES COMPRENSIVO
Y SERVICIAL
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, Tú el enviado del Padre, que has
venido a mostrarnos el camino para llegar a Él, Tú
que eres camino, verdad y vida, derrama tu amor en
nosotros y enséñanos a amar y actuar como Tú, para
que tengamos de ti tu ayuda y bendición para vivir y
servirte con tus sentimientos y actitudes.
Derrama Señor tu gracia para profundizar tus
actitudes y disposiciones e imitar en todo momento.
Ven Señor, ven en nuestra ayuda y danos tu amor y tu
paz para actuar como Tú lo hiciste amando y sirvien-
do en todo momento. Amén.
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85
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Leamos el Texto bíblico 1 Cor 13, 4; Amoris Lae-
titia, nn. 93-94
4
«El amor es paciente y servicial. El amor no es
envidioso, ni orgulloso, ni arrogante».
El verso 4 corresponde a la segunda cualidad que
menciona 1 Cor 13, 4-7; el servicio. «El amor es pa-
ciente y servicial». Es un verdadero amor cuando de
veras mi amor beneficia y promueve en todos los ám-
bitos a los demás, es una invitación a que ¡Seamos
pacientes, bondadosos y serviciales!
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«amar» en hebreo: es «hacer el bien». Como decía
san Ignacio de Loyola: «el amor se debe poner más
en las obras que en las palabras». Así puede mostrar
toda su fecundidad, y nos permite experimentar la fe-
licidad de dar, la nobleza y la grandeza de donarse
sobreabundantemente, sin medir, sin reclamar pagos,
por el solo gusto de dar y de servir.
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87
egoísta, siempre busca recibir, siempre busca tener
cosas, tener ventajas.
El Papa Francisco afirmó que el amor, que nace del
encuentro con el Señor Jesús, es lo más importante del
mundo y puede cambiarlo, e indicó que nadie enseña
cómo amar «porque el amor no se enseña, ¡se vive!»2
El sumo pontífice señala que el amor que se hizo
carne, el amor que dio su vida por nosotros, es el ca-
mino para el cristiano. Todo nace de ahí, de un en-
cuentro fraterno, ¡el amor puede cambiar el mundo!,
pero primero nos cambia a nosotros mismos.
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Reflexionemos seriamente lo siguiente:
¿De qué manera podemos interpretar desde Amo-
ris Laetitia el sentido que tiene el verbo «amar»? ¿Qué
es lo que San Pablo quiere dar a entender en el texto
en cuanto al significado del amor? ¿Cómo entiendo el
amor según Amoris Laetitia desde mi servicio cómo
catequista?, y ¿de qué manera debe traducirse? ¿Será
el servicio un signo de amor? ¿Por qué?; ¿Cómo es
mi actitud de servicio como catequista? ¿es algo gra-
tuito, desinteresado y busca siempre el bien del otro?,
o ¿espero tenga retorno, reconocimientos y agradeci-
mientos? ¿Qué me hace falta para que en mi servicio
como catequista el amor se manifieste siempre como
un cambio para el otro?
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CONTEMPLACIÓN: ¿A qué me compromete
y cómo interiorizo el mensaje?
Reflexionemos:
¿En qué actitud de servicio estoy en este momen-
to? ¿Es como la que Jesús me ha enseñado? ¿Mi amor
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es solo un sentimiento o realmente hago el bien? ¿Qué
tanto camino con el Señor a mi lado?
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– Programa una visita a un enfermo ya sea de tu
familia o de alguna persona mayor.
ORACION FINAL
Señor ayúdanos a vivir tus enseñanzas con la ale-
gría de saber que ellas nos identifican contigo, que
por ellas actualizamos tu manera de ser y así estamos
realizando el proyecto del Padre.
Llena nuestro corazón de alegría, al servir desin-
teresadamente, a ser gratuitos en el bien que hacemos,
al mirar al otro con tus ojos y el amar a tu estilo y a tu
manera, buscando sólo el bien de los demás.
Danos la capacidad de amar y servir como lo hi-
ciste Tú. Amén.
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¡SEÑOR,
QUE SE ABRAN
NUESTROS OJOS!
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«Cuando ellos salían de Jericó, mucha gente
siguió a Jesús. 30 En eso dos ciegos que estaban senta-
dos junto al camino, al enterarse de que Jesús pasaba,
se pusieron a gritar: «¡Hijo de David, ten compasión
de nosotros!». 31 La gente los reprendía para que se
callaran, pero ellos gritaban más todavía: «¡Señor,
Hijo de David, ten compasión de nosotros!». 32 Jesús
se detuvo, los llamó y les preguntó: «¿Qué desean
que haga por ustedes?». 33 Le respondieron: «¡Señor,
que se abran nuestros ojos!». 34 Jesús se compadeció
de ellos, les tocó los ojos y enseguida comenzaron a
ver, y lo siguieron».
LECTURA
Quien guía, hace una oración, invocando al Es-
píritu Santo, que inspiró esta Palabra y quien nos ca-
pacita para interpretarla… Dos o tres integrantes del
grupo leen el texto en voz alta y clara. Si se tienen
versiones diferentes es mejor y se enriquece mas.
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Se deja un espacio de dos a tres minutos entre
cada lector.
Después de la lectura y los silencios, se comparte
de manera espontánea, en voz alta, la frase y/o ver-
sículo que nos haya impactado al momento de escu-
charlo o leerlo.
El guía propone como contenidos de reflexión:
a) La situación de los dos ciegos y su reacción
ante el silencio que se les impone.
b) La reacción de la gente ante sus gritos .
c) La actitud de Jesús, teniendo en cuenta los ver-
bos: «detenerse», «llamar», «preguntar» y «compa-
decerse».
d) La situación de los ciegos después de encon-
trarse con Jesús.
MEDITACIÓN
a) Se lee una vez mas el texto en voz alta.
b) Se comparte alguna relación del texto con mi
vida que surja desde la lectura.
c) Se da tiempo suficiente para que todos expre-
sen alguna experiencia personal que tenga relación
con el texto.
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ORACIÓN
¿Qué me hace decir el
texto?
Se puede proponer de
parte de quien guía la ex-
presión en voz alta y en
coro las frases: «¡Señor. Hijo de David, ten compa-
sión de nosotros!» o «¡Señor que se abran nuestros
ojos!».
También se puede elaborar una serie de peticio-
nes con estas respuestas
CONTEMPLACIÓN
Se descubre con mirada limpia los obstáculos que
detectamos en nuestros ambientes para encontrarnos
con Jesús.
Se pueden compartir algunos textos que presen-
ten la importancia de la luz (Jesús) o expresiones que
señalen las ventajas de tener luz.
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ANEXO
Figuras para colorear y recortar para cons-
truir el Belén.
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ÍNDICE
PRESENTACIÓN ............................................. 3
Anexo .................................................................. 97
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