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QUE LOS NIÑOS

GUSTEN MI PALABRA

LECTIO DIVINA
PARA NIÑOS Y CATEQUISTAS

Comisión Episcopal de Pastoral Profética

Dimensión Episcopal de Animación


Bíblica de la Pastoral

1
1
QUE LOS NIÑOS
GUSTEN MI PALABRA

LECTIO DIVINA
PARA NIÑOS Y CATEQUISTAS

+ Adolfo M. Castaño Fonseca


Obispo de Azcapotzalco
Responsable Episcopal
de la Dimensión Bíblica de la Pastoral

María del Socorro Becerra Molina, hmsp


Secretaria de la Dimensión Bíblica de la Pastoral

Diseño de portada
y editor de contenido:
María Teresa de la Cruz Aguillón
Esta publicación
fue aprobada y publicada
el 23 de marzo del 2023

22
PRESENTACIÓN

Con mucha alegría, la Dimensión para la Anima-


ción Bíblica de la Pastoral ofrece nuevamente una se-
rie de propuestas para llevar a cabo la lectura orante
con la Sagrada Escritura. Sin embargo, este trabajo
tiene ahora una novedad especial y una característi-
ca distintiva, en razón de los destinatarios específi-
cos para quienes han sido pensadas. Se trata de ocho
propuestas destinadas a niños y tres más a sus cate-
quistas. Aquí radica sobre todo la originalidad de esta
presentación.
La finalidad de este ejercicio es doble: la Anima-
ción Bíblica de la Pastoral desea ayudar a acercar a
los niños y a quienes los acompañan en su formación
en la fe, a beber la fuente viva de la Palabra divina;
al mismo tiempo esta tarea logra ser una contribución
que abona a la transversalidad de la Pastoral misma,
en este caso concreto colabora directamente con la
Dimensión de Catequesis.
Se ha procurado que las propuestas de lectio divi-
na para niños sean lo más asequibles a ellos, tanto en

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lo que tiene que ver con temática como con el lengua-
je, que despierten su interés por acercarse a la Palabra
y sobre todo que ello redunde en provecho para los
procesos de su formación en la fe. Al mismo tiempo
pretendemos que los catequistas tengan un buen sub-
sidio que apoye su labor y que ellos mismos encuen-
tren motivaciones que incentiven su quehacer cate-
quístico, basado en el amor a la Sagrada Escritura.
Las ocho lecturas orantes para niños han sido ela-
boradas por varias personas amantes de la Biblia, a
partir de textos de los evangelios (el anuncio del án-
gel a la Virgen María, el servicio de María a Isabel,
el nacimiento del niño Jesús, dejen que los niños ven-
gan a mí…). En cambio, dos de las destinadas a cate-
quistas están tomadas de textos de las cartas paulinas.
También es importante notar que una lectio divina, la
tomada de Mt 20, 29-34 («¡Señor que se abran nues-
tros ojos!»), ha sido elaborada, en dos versiones, para
ambos destinatarios, los niños y sus catequistas.
Esperamos que este esfuerzo redunde en prove-
cho del trabajo catequético y motive a los pequeños a
gustar la Palabra de Dios.

+Adolfo Miguel Castaño Fonseca


Responsable de la ABP

Hna. María del Socorro Becerra Molina, hmsp


Secretaria Ejecutiva de ABP

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LECTIO DIVINA
PARA NIÑOS

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6
6
EL ANUNCIO DEL ÁNGEL GABRIEL
A MARÍA SANTÍSIMA

Lectio divina Lc 1, 26-38

Canto: Hay ángeles volando en este lugar…

Lectura del texto


26
«En el sexto mes, Dios envió al ángel Gabriel a
una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una vir-
gen comprometida para casarse con un hombre lla-
mado José, de la descendencia de David. El nombre
de la virgen era María. 28 El ángel entró a donde ella
estaba y le dijo: "¡Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo!". 29 Ella se sorprendió al oír estas pa-
labras y reflexionaba qué significaría aquel
saludo. 30 El ángel le dijo: «¡No
temas, María, porque Dios te
ha mirado favorablemente!
31
Concebirás y darás a luz
un hijo al que le pondrás el
nombre de “Jesús”. 32 Éste será
grande, será llamado Hijo del Altí-
simo, y el Señor Dios le dará el trono
de David su padre; 33 reinará para

77
siempre sobre la casa de Jacob y su Reino no tendrá
fin». 34 María preguntó al ángel: «¿Cómo será esto,
porque yo no tengo relaciones con ningún hombre?».
35
El ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá
sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su som-
bra. Por eso el consagrado que nazca de ti será llama-
do Hijo de Dios. 36 Mira: tu parienta Isabel, tenida por
estéril, concibió un hijo y ya está en el sexto mes, 37 por-
que no hay nada imposible para Dios». 38 María res-
pondió: «Aquí está la servidora del Señor. Que se haga
en mí lo que tú dices». Entonces el ángel se alejó».

Hablamos a la Virgen como el ángel:


v. 31: «¡Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo!».
Vv. 31-32: «Concebirás y darás a luz un hijo al
que le pondrás el nombre de “Jesús”. Éste será gran-
de, será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le
dará el trono de David su padre».
Vv. 31: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el
consagrado que nazca de ti será llamado Hijo de Dios».
Todos decimos lo que respondió la Virgen al ángel:
V. 38: «Aquí está la servidora del Señor. Que se
haga en mí lo que tú dices».
Vv. 26-27. Nuestro buen Dios escogió al ángel
Gabriel para anunciar un acontecimiento importante,

8
8
el nacimiento y concepción de Jesús. El ángel obede-
ció inmediatamente a Dios y fue a la casa de María
en la pequeña aldea de Nazaret, donde vivía con sus
padres, Joaquín y Ana, según la tradición. El ángel
entrega el mensaje a una virgen, desposada con un
hombre llamado José; ellos estaban comprometidos,
pero todavía no vivían en matrimonio.
Vv. 28-30. El ángel saluda a la Virgen María
amablemente: «¡Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo!» El ángel Gabriel saluda a María, como
nosotros lo hacemos cada vez que rezamos la oración
del Ave María; el «alégrate» es un saludo que signifi-
ca, «estar bien», «gozar de buena salud». El saludo es
un eco de la invitación a la alegría que hacían los pro-
fetas al pueblo de Dios (cf. Is 12, 6; Sof 3, 14; Zac 2,
14; 9, 9). Es el anuncio de la alegría traída por Jesús
para todas las personas. Esta visita del ángel recuerda
que Dios habita en medio de su pueblo, en la Virgen
María. Ella es la morada divina.
Llena de gracia. La Virgen es una mujer privile-
giada, pues en ella se han dado cita todos los favores
divinos. Dios ha actuado en María de una forma única
e irrepetible. La gratuidad de Dios está en ella, que
es la plenitud de la gracia y del amor. No cabe duda
que la gracia es el lugar de encuentro entre Dios y el
hombre.
El Señor está contigo. Lo que le dice el ángel a
la Virgen es una expresión frecuente en el Antiguo
Testamento, pero, como saludo, solo se encuentra en

99
Rut 2, 4 y Jue 6, 12. La frase expresa
frecuentemente la ayuda, la protec-
ción, la asistencia de Dios para cumplir
la misión encomendada. Los escogidos
por Dios han experimentado la impoten-
cia ante la misión y necesitan de la ayuda
de Dios, la solicitan y la reciben.
Ella se turba por las palabras del ángel, pues era
muy joven y la encomienda del Señor sobrepasaba
su pensar. Pero el ángel la tranquiliza: «¡No temas,
María, porque Dios te ha mirado favorablemente!».
Dios está con María y la ha elegido, así que no debe
tener miedo a lo que le está pidiendo.

Vv. 31-33. El mensaje del ángel es muy claro:


Tú tendrás un hijo, Jesús. El nombre que le dan
al niño, Jesús, es porque tiene la misión de salvar a
Israel de sus pecados.
Él será grande, Hijo del Altísimo. La grandeza de
Jesús es absoluta, Él es grande en sí y por sí mismo.
No hay en la historia ningún hombre con la impor-
tancia que tuvo Jesús. El Hijo de Dios vino del cielo
a convivir con nosotros los hombres aquí en la tierra
para que nosotros vayamos a Dios.
Dios le dará un trono para que reine por siempre.
El reino de Jesús es muy diferente a los reinos del
mundo. Su reino es de justicia, de paz, de amor, de
verdad…

10
10
v. 34. La Virgen María pregunta al ángel cómo va
a tener a Jesús, el Hijo eterno de Dios, por eso pre-
gunta. Ella no duda, solo pregunta, porque lo que le
ha dicho el ángel es inimaginable.
vv. 35-37. El ángel le responde que todo será obra
del Espíritu Santo y del poder del Altísimo, es decir,
todo será obra de Dios, porque el niño será Hijo de
Dios. Esto no es fácil de entender, pues fue algo único
en la historia de la humanidad. Será un milagro, pues
Dios es el padre de Jesús y la Virgen María será la
madre.
El ángel también le dijo a María que su prima Isa-
bel, que era anciana y estéril, está esperando un bebé,
se llamará Juan. Porque Dios todo lo puede, para Él
no hay nada imposible, puede hacer que una persona
estéril tenga un hijo. Entonces también María puede
tener un hijo que sea Hijo de Dios.
v. 38. La Virgen María acepta dócilmente el plan
de Dios: «Aquí está la servidora del Señor. Que se
haga en mí lo que tú dices». Ella es completamente
humilde y obediente a lo que Dios le pide, así que se
abandona a la voluntad divina.

Meditación de texto
Los ángeles también traen mensajes de Dios a los
niños. Sólo hay que rezar para que escuchemos lo que
nos dice. La oración dispone el corazón para escuchar
la voz de Dios.

11
11
El encuentro con Dios provoca alegría. Quien tie-
ne a Dios en su corazón, da alegría a su familia y a
sus amigos.
Todos estamos llamados a recibir la gracia de
Dios en cada sacramento, solo necesitamos preparar-
nos para ello. El Señor quiere estar en nuestra vida,
como estaba en la Virgen María. Él puede estar con
cada uno, en todo momento; también está dispuesto
a ayudar a nuestros familiares. Así que, no tengamos
miedo a nada, ni a nadie, pues si Dios está con noso-
tros, nadie está contra nosotros.
Jesús es nuestro Salvador, siempre hay que in-
vocarlo para que nos vaya salvando a cada instante.
Él es todopoderoso y nada ni nadie puede vencer a
Jesús. Por siempre nos acompaña y está con noso-
tros.
También es bueno que invoquemos la presencia
del Espíritu Santo, pues Él es nuestro consolador,
nuestro amigo, nuestro guía… Es el amor de Dios.
Nosotros le podemos decir a Dios, como la Vir-
gen María: Aquí estoy, que se haga en mí lo que tú
quieras.
Cada niño acepta a Jesús en su corazón, cuando
acoge la Palabra de Dios.

1. En la siguiente sopa de letras encuentra las pa-


labras:

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12
La Anunciación a María (Lc 1, 26-38)

ÁNGEL ESPÍRITU
ANUNCIACIÓN HIJO
CASA JESÚS
CONCEBIR MARÍA
DIOS NACIMIENTO
ESCLAVA NAZARET
ESPERANZA

M A M Z A I A G U R A R M M H
T S Z N Y B C T A N H I O A D
H I G N G E I D U S J B U R T
Z E A H A R E N C O T E V I X
L A I E I R C S M I N C I A Z
Y U S P Q I E U C D H N L S S
J T S A A G W P Y L J O A H O
X E D C C T A B S R A C J J S
U Q I K Y D P U K E G V I Z Q
W O T N E I M I C A N H A V L
N S Q C N A Z A R E T I N E R
S U S E J I K Y D S G S K M R
T R U P O M W A T A Z Q G T Q
L N C G X L S T V Y R P E J E
E L R E H W I S U K V Z S N F

13
13
2. Cada niño solito o en equipo realicen las si-
guientes actividades

El ángel le anunció a María


Leemos San Lucas 1, 26-38

1414
Oración con el texto
Le rezamos a nuestro ángel de la guarda:
Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me
desampares, ni de noche ni de día, hasta que me en-
tregues en los brazos de Jesús, José y María.
Rezamos un Ave María:
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Se-
ñor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mu-
jeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa
María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecado-
res, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Pedimos al Espíritu Santo:
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fie-
les y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Contemplación
Niñito Jesús, mi encanto y mi anhelo,
Hazme niño bueno y llévame al cielo.
(tres veces).

Canto de despedida
Junto a ti, María, como un niño quiero estar;
tómame en tus brazos, guíame en mi caminar.
Quiero que me eduques, que me enseñes a orar.
Hazme transparente, lléname de paz.

15
15
Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre.

Gracias, madre mía, por llevarnos a Jesús.


Haznos más humildes, tan sencillos como tú.
Gracias, madre mía, por abrir tu corazón,
porque nos congregas y nos das tu amor.

Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre
Madre, madre.

María del Socorro Becerra Molina, hmsp


Secretaria de la Dimensión Bíblica de la Pastoral

1616
SERVICIO DE MARÍA
A SU PRIMA
Lectio divina Lc 1, 39-45

Canto: Tu Palabra
me da vida

Lectura del texto


39
«En esos días, María partió y se fue rápida-
mente a la región montañosa, a una ciudad de Judá,
40
entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41
Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó
de alegría en su seno, Isabel quedó llena del Espíritu
Santo 42 y, exclamando con voz fuerte, dijo: "¡Bendita
eres tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre! 43 ¿Cómo es que viene a mí la madre de mi
Señor? 44 Porque apenas oí la voz de tu saludo, el
niño saltó de alegría en mi vientre. 45 ¡Dichosa tú que
has creído, porque ahora se cumplirá todo lo que te
fue anunciado de parte del Señor!"».
(Que los niños digan en voz alta el versículo que les
gustó o repitan los siguientes versículos:)

o v. 39: María partió y se fue rápidamente a la


región montañosa, a una ciudad de Judá

17
17
o v. 42: ¡Bendita eres tú entre las mujeres y ben-
dito es el fruto de tu vientre!
o v. 43: ¿Cómo es que viene a mí la madre de mi
Señor?
o v. 45: ¡Dichosa tú que has creído, porque aho-
ra se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte
del Señor!
vv. 39-40: La Virgen María fue elegida por Dios
para ser la Madre de Jesús y madre de todos noso-
tros. Ella es rápida para el servicio a los que lo nece-
sitan, en este caso su prima Isabel que ya es anciana.
La Virgen se va a las montañas de Judá a visitar a su
prima. Quizá hizo unos cuatro días en el viaje, pues
se iban caminando. Ella llega a la casa de Zacarías,
el esposo de santa Isabel. María amablemente saluda
a todos.
v. 41: La Virgen María lleva alegría a aquel ho-
gar porque tiene la presencia del Espíritu Santo, pues
quien tiene el Espíritu tiene alegría. La Virgen canta
con Él y es alegre, su prima Isabel lo recibe y también
es colmada de alegría. Lo mismo el bebé Juan lo reci-
be y salta de gozo.
v. 42: La felicitación que santa Isabel hace a santa
María, «bendita tú entre las mujeres», es una alaban-
za; entre nosotros diríamos, es un hermoso piropo.
La prima fue impulsada por el Espíritu Santo para
reconocerla de esta forma. La Virgen es destinataria
de bendición y favor divino. María es la bendita por

18
18
excelencia; máxime si se considera que el prestigio
de una mujer se medía por la relevancia de sus hijos,
ella es Excelsa porque es Madre de Dios. La comu-
nidad naciente también felicitó a la Madre del Señor:
«dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te
criaron» (Lc 11, 27), es la alabanza que brota de una
mujer del pueblo. A lo que Jesús responde: «Dichosos
los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en
práctica» (Lc 8, 21).
Además de felicitar, santa Isabel también recono-
ce la concepción de María de manera explícita: «ben-
dito el fruto de tu vientre». Jesús es el fruto precioso
que está en la Virgen. Él es el bendito de Dios, que
bajó al vientre de una mujer llamada María para en-
carnarse y ser el Emmanuel, el misterio de amor. De
hecho, así lo reconocen como el bendito entre todos,
es el bendito, el que viene en el nombre del Señor (cf.
Mc 11, 9; Mt 21, 9; Sal 118, 26).
v. 43: Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo,
reconoce la divinidad del Hijo que María lleva en sus
entrañas, por eso la llama «madre de mi Señor», es la
forma de recoqnocer que la Virgen es Madre de Dios.
Quizá desde antiguo, una parte de la comunidad cris-
tiana naciente, consideraba a la Virgen como Reina.
También se puede decir que María es el Arca de la
Alianza, pues ella lleva en su vientre al Bendito, al
Hijo del Altísimo.
v. 44: Desde muy pequeño san Juan Bautista re-
conoce a Jesús como su Señor, lo mismo que su ma-

19
19
dre Isabel reconoce a la Virgen María como Madre
de su Señor. Esto provoca alegría en los personajes.
María es la primera dichosa y de ahí en adelante todos
los que aceptan a Jesús y su Palabra en su corazón. La
humildad y sencillez de ellos hace que reconozcan la
grandeza de Jesús y de María.

Meditación del texto


La Virgen María estuvo tres meses en la casa de
santa Isabel para ayudarla. Nosotros hemos de apren-
der de la Virgen María a ser serviciales con todos los
que nos necesitan: nuestros papás, nuestros herma-
nos, nuestros abuelitos, nuestros compañeros. Haga-
mos el propósito de ayudar a los que nos pidan que
les apoyemos. Seamos como la Virgen muy amables
y siempre saludemos a todas las personas que encon-
tremos en el camino.
La alegría es un don del Espíritu. Los que desea-
mos ser felices debemos pedir al Espíritu Santo que
nos de ese don. De manera especial, los niños son
felices porque el Espíritu Santo está en su corazón.
Así que siempre andemos muy contentos por todo y
no nos enojemos.
La Palabra de Dios nos dice que siempre bendi-
gamos a las personas, incluso a las que nos maldicen.
Hasta tenemos una oración en la Biblia para bendecir:
«Que el Señor te bendiga y te proteja… que el Se-
ñor te muestre su rostro y te conceda la paz» (Nm 6,

20
20
24.26). Vivamos como santa Isabel bendiciendo a to-
das las personas que encontremos en nuestro camino.
Santa Isabel es un ejemplo de cómo hay que dejar
que el Espíritu Santo more en cada uno de nosotros.
Y como ella, los cristianos reconocemos a la Virgen
como Señora, Madre y otros títulos más que le damos
con diferentes advocaciones: Virgen María, Virgen de
Guadalupe, Virgen de san Juan de los Lagos, Virgen
de Juquila y muchos más.
Los niños humildes reconocen a Jesús como su
Dios y le rezan a la Virgen María como su Madre.

Nos disponemos a ayudar a María a llegar a la casa


de su prima.
La visita de María a su prima Isabel
Colorea el camino que hace María para llegar a la casa de su
prima Isabel

«María partió a una ciudad ubicada en los cerros


de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a
Isabel. Al oír Isabel su saludo, exclamó:

21
21
Respondemos lo siguiente y hacemos el crucigra-

Cruci de María
ma de la visita de María a su prima Isabel.

Completemos el crucigrama leyendo el Evangelio de San Lu-


cas 1, 39-56. En la columna remarcada se leerá el nombre.

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Oración con el texto

Cerramos nuestros ojos

1. Le pedimos a la Virgen María por nuestros pa-


pás… (si son pocos) cada niño diga el nombre de sus
papás y pida lo que guste.
2. Le suplicamos al Niño Jesús, que nos haga ni-
ños buenos y nos lleve al cielo.
3. Le rogamos a santa Isabel que nos enseñe a
abrir nuestro corazón al Espíritu Santo para que sea-
mos felices.
4. Le pedimos a la Virgen María que nos ayude a
ser niños serviciales y generosos en nuestra casa.
5. Le pedimos a la Virgen María que sea nuestra
Madre, que nos cuide siempre y nos proteja con su manto.

Contemplación

Dios te salve, María,


llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

23
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Canto de despedida a la Virgen María

Madre, eres ternura,


eres una flor,
blanca y preciosa,
llena de amor.
Sí, Señora, ven a mí,
ven, ven a mí,
cúbreme con tu manto
lleno de amor (dos veces).

María del Socorro Becerra Molina, hmsp


Secretaria de la Dimensión Bíblica de la Pastoral

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24
EL NACIMIENTO
DEL NIÑO JESÚS
Lectio divina
Lc 2, 1-20

Ven Espíritu
Santo, ven a nues-
tra vida, a nues-
tros corazones, a nuestras conciencias. Mueve nuestra
inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que
el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el
Cristo. Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se
haga en nosotros. Amen.

LECTURA DEL TEXTO: ¿Qué dice el texto?


(Se puede hacer una proclamación del texto. Enseguida
cada participante lo puede volver a leer en silencio y comple-
tar los espacios en blanco, contestando la palabra y/o frase
que falta en el ejercicio que se proponen después del texto).
1
«En aquella época, el emperador Augusto pu-
blicó un decreto ordenando 2 que se hiciera un censo
del mundo entero. Este primer censo se realizó cuan-
do Quirino era gobernador de Siria. 3 Entonces todos
fueron a inscribirse, cada uno a su ciudad de origen.

25
25
4
José, que era de la familia y del linaje de David, fue
de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David llama-
da Belén, en Judea, 5 a inscribirse, junto con María,
su esposa, que estaba embarazada. 6 Y ocurrió que,
mientras estaban allí, a ella le llegó el tiempo del
parto 7 y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió
en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había
lugar para ellos en la habitación.
8
Había en esa región unos pastores que pasaban
la noche en el campo cuidando sus rebaños y vigilan-
do por turnos. 9 Se les apareció un ángel del Señor,
y la gloria del Señor los envolvió en su luz. Ellos se
llenaron de temor, 10 pero el ángel les dijo: «¡No te-
man, porque les anuncio una buena noticia que será
una gran alegría para todo el pueblo! 11 Hoy, en la
ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es
el Mesías, el Señor. 12 Y esta será la señal para uste-
des: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en
pañales y acostado en un pesebre». 13 De pronto se
unió al ángel una multitud del ejército celestial que
alababa a Dios exclamando:
14
«Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz
a los hombres amados por él».
15
Cuando los ángeles regresaron al cielo, los
pastores se decían unos a otros: «¡Vayamos a Belén a
ver lo que ha sucedido, y que el Señor nos ha dado a
conocer!». 16 Fueron deprisa y encontraron a María,
a José y al niño recién nacido acostado en el pesebre.

26
26
17
Cuando vieron esto, les contaron lo que les habían
dicho sobre el niño. 18 Y todos los que oyeron lo que
decían los pastores quedaron asombrados. 19 María,
por su parte, conservaba todas estas cosas y las me-
ditaba en su corazón. 20 Los pastores regresaron glo-
rificando y alabando a Dios por todo lo que habían
visto y oído, tal como se les había dicho».

Menciona los personajes que intervienen en este


pasaje de Lc 2, 1-20: _________________________
__________________________________________
__________________________________________
__________________________________________
María y José fueron a la ciudad de ___________
al registro del censo.
______________ es la ciudad donde se encontra-
ba María cuando llegó el momento de dar a luz.
María estaba _________ dio a luz a su
_________________
El ______________se les presentó a los pastores,
la gloria del Señor les envolvió en su luz y se lle-
naron de temor, el ángel les dijo ___________, pues
les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el
pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David un
__________________ que es el Cristo Señor.
La señal del ángel dada a los pastores fue encon-
trarán un _______ envuelto en pañales y acostado en
un _______________________

27
27
Junto con el ángel una multitud del ejército celes-
tial que alababa a Dios diciendo: ________________
__________________________________________
Los pastores se volvieron __________________
por todo lo que habían oído y visto, tal como se les
había dicho.

Algunas pistas para comprender el texto:


El evangelista Lucas es el único que cuenta los
detalles del nacimiento de Jesús. Su descripción es
increíble:
• Se trata de un acontecimiento nocturno que
nos dice que el Señor habita como un corazón nuevo
la noche del mundo.
• Es un evento escondido que contrasta con la
fastuosidad de un imperio.
• Se da en una circunstancia pobre en la que bri-
lla con toda intensidad, es el amor de una madre y la
gloria de Dios.
En medio de todo, el centro es Jesús, a quien
descubrimos y lo acogemos con todo el significado
y valor que tienen su persona y su venida al mundo.
El episodio de Lc 2, 1-20 tiene tres momentos
narrativos. Los podemos distinguir por los cambios
tanto de lugar como de personajes:

28
28
1. 1) Lc2, 1-7: Narra el hecho del nacimiento de
Jesús, situando su contexto histórico y geográfico, y
poniendo en escena a José, a María y al niño, con sus
respectivas acciones.
2. 2) Lc 2, 8-14: La escena cambia de lugar y se
traslada al campo. Cuenta que hubo una aparición de
ángeles a los pastores, en la que tiene lugar el anuncio
y la interpretación de ese nacimiento.
3. 3) Lc 2, 15-20: La narrativa vuelve a Belén,
al lugar donde está el recién nacido. Los dos grupos
humanos se encuentran ante el niño Jesús, lo descu-
bren y expresan sus reacciones de asombro con ex-
presiones externas e internas que dan testimonio de la
comprensión del acontecimiento.
María y José:
Ellos eran pobres de todo, pero no de amor. Jesús
viene al mundo en este ambiente completamente ex-
cepcional. Allí lo que brilla es el amor de una madre.
La encarnación de Dios es la certeza de que nues-
tra carne será santa desde su raíz, que la crónica de
nuestros días en cualquiera de sus páginas se volverá
por este nacimiento en historia sagrada.

Los pastores de Belén:


Como bien sabemos, los pastores representan a
la gente humilde, pobre y despreciada, incluso como
símbolo de los pecadores que Jesús vino a salvar.

29
29
A los pastores se les ofrecen noticias ya cono-
cidas por nosotros los lectores. Son cuatro datos: el
qué («ha nacido»), el cuándo («hoy»), el quién («Sal-
vador, Cristo, Señor»), el dónde («en la ciudad de
David»).
Son los primeros en expresar su alegría ante esta
manifestación de Dios. Cielo y tierra se han unido en
un mismo canto de alabanza, y los pastores represen-
tan a todos aquellos que, habiendo creído, han visto
la salvación.

El anuncio del ángel:


La aparición del ángel del Señor sigue el modelo
de las anunciaciones y apunta a una manifestación: (1)
aparece el enviado, (2) luego hace una invitación a no
tener miedo, (3) después hace la proclamación de la
salvación que se revela y (4) finalmente da un signo.
El punto central es la proclamación del nacimien-
to de Jesús, explicando quién es Él e invitando a po-
nerse contentos.
Elementos cargados de sentido:
• El «hoy» tiene un valor que va más allá de lo
cronológico: el tiempo parece detenerse y hace entrar
en la historia el mundo definitivo de Dios.
• Los títulos del recién nacido indican su noble-
za y su papel en medio de su pueblo: es aquel que trae
la salvación («Salvador» había sido llamado Dios en

30
30
1, 47). En medio de todo puede verse un contraste y
una polémica sutil contra la ideología imperial.
• Jesús es definido como «Mesías Señor» (caso
único en el NT). Si el título «Cristo» está conectado
con el mesianismo y está en consonancia con la ciu-
dad de David y la promesa que Dios le hizo al rey de
Israel, el título «Señor» tiene un fuerte sentido tras-
cendente que supera la dimensión mesiánica para lle-
varnos hasta su divinidad.
• Lucas, une ambos títulos, de manera que uno
determina el otro: «Cristo» sugiere qué tipo de «Se-
ñor» es Jesús. Y «Señor», en cambio, revela la pro-
fundidad de su identidad mesiánica.
Se advierte una anticipación y una prefiguración
de la fe pascual de la Iglesia en aquel que ha sido re-
sucitado de entre los muertos.

El signo:
Podemos notar un fuerte contraste entre el niño
envuelto en pañales y recostado en un pesebre, por
una parte, y la gloria cantada por los ángeles.
El niño acostado en el pesebre evoca la profecía y
es símbolo del amor de Dios por su pueblo.
El signo para reconocer al niño está tanto en la
paradoja que se hace notar en las circunstancias del
nacimiento en Belén, como en la intervención divina
celestial que la confirma.

31
31
El hecho de que el niño esté envuelto en fajas nos
remite a una costumbre de la época y pone el acento
en el cuidado y la delicadeza que se le prodigó al re-
cién nacido. Un texto de la profecía de Ezequiel so-
bre Jerusalén lo aclara: «Cuando naciste, el día de tu
nacimiento, no te cortaron el cordón, ni fuiste lavada
con agua para limpiarte, ni frotada con sal ni envuel-
ta en pañales» (Ez 16, 4).

El pesebre:
Habla Isaías en contra de Israel: «Un buey reco-
noce al propietario y un asno el pesebre de su Señor,
pero Israel no conoce, mi pueblo no comprende» (Is
1, 3). Se convierte así en símbolo de la acción provi-
dente de Dios que, en vez de una respuesta positiva,
suscita una fuerte contraposición, incluso rechazo.

MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el texto que he


leído? Meditemos cada uno de los momentos de este
episodio que tiene su cumbre en:
1. El hecho del nacimiento y la manera como
María recibe al recién nacido, quien se convierte en
signo para reconocer al Mesías.
2. Es la voz del cielo, el anuncio solemne de los
ángeles que proclaman la identidad de Jesús (v.11).
3. El encuentro entre los pastores y el niño en-
vuelto en fajas y acostado en el pesebre lleva a la aco-
gida, la alegría y el testimonio.

3232
Actividad para reflexionar:
• Recorta las figuras del pesebre, coloréalas y co-
lócalas en una base de cartón y forma tu pesebre.
• Una vez terminado tu pesebre, observa en silen-
cio y escribe, ¿qué sensación o sentimiento te provo-
có hacerlo?, ¿a qué me invita lo que he escuchado y
reflexionado en este pasaje del nacimiento del niño
Jesús?
• Ubica en tu casa un lugar especial donde colo-
carás tu pesebre y comparte tu experiencia y enseñan-
za de lo que hoy reflexionaste sobre el nacimiento del
niño Jesús con tu familia.

ORACIÓN: ¿Qué le contesto al Señor de acuer-


do a lo que he escuchado y observado? En posición
de rodillas y adoración ante el pesebre, repite esta
oración:
Niño del pesebre, pequeño Niño Dios, hermano
de los hombres. El alma se me llena de ternura y el
corazón de dicha, cuando te veo así, pequeño, pobre
y humilde, débil e indefenso, recostado en las pajas
del pesebre. Enséñame Jesús a apreciar lo que vale tu
dulce encarnación. Ayúdame a comprender el profun-
do sentidode tu presencia entre nosotros.

Anexo 1: Figuras para recortar y armar el Belén.

33
33
Haz que mi corazón sienta la grandeza de tu ge-
nerosidad, la profundidad de tu humildad, la maravi-
lla de tu bondad y de tu amor salvador. Amén.

CONTEMPLACIÓN – ACCIÓN: ¿Cómo inte-


riorizo lo que he escuchado y a qué me compromete?
De manera individual cada uno en silencio con-
templará durante 5 minutos el belén que cada uno
construyó para ofrecerlo como regalo al niño Jesús.
Reflexionemos: ¿Ante el nacimiento de Jesús doy
gracias a Dios y lo alabo del mismo modo que lo ha-
cen los ángeles? ¿Mi corazón tiene un lugar prepara-
do para este Jesús que nace?

COMPROMISO PERSONAL: Al término de


este momento escribe en tu libreta de notas un com-
promiso de acuerdo a la sensación o sentimiento que
haya provocado lo reflexionado del nacimiento de Je-
sús y si gustas puedes compartirlo con alguno de tus
compañeros y/o catequista.
El compromiso puede ser de acuerdo a lo re-
flexionado algo que quieras cambiar o dejar de hacer
para ser mejor persona y que sea del agrado del niño
Jesús (puede ser, por ejemplo: orar frente al Belén
en familia en navidad, portarme mejor, dejar de co-
mer comida chatarra, asombrarme sobre algo que me
guste, poner más empeño en mis tareas de la escue-

34
34
la, ser más respetuoso(a) con los demás... o lo que
consideres y te haya hecho reflexionar el escuchar
la historia del nacimiento de Jesús). Al término de la
actividad llevarás a casa el belén, puedes compartir
con tu familia.

ORACIÓN FINAL: Canto: Vamos pastores va-


mos y/o El tamborilero

Vamos pastores vamos:


Vamos pastores, vamos, vamos a Belén, a ver en
ese niño la gloria del Edén, a ver en ese niño la gloria
del Edén sí, sí, la gloria del edén si del Edén.
Ese precioso niño, yo muero por él, sus ojitos me
encantan, su boquita también. El padre le acaricia, la
madre mira en él: y los dos extasiados contemplan a
aquel ser, contemplan aquel ser.
Vamos pastores, vamos, vamos a Belén, a ver en
ese niño la gloria del Edén, a ver en ese niño la gloria
del Edén sí, sí, la gloria del edén si del Edén.

El Tamborilero:
El camino que lleva a Belén, baja hasta el valle
que la nieve cubrió. Los pastorcillos quieren ver a su
rey, le traen regalos en su humilde zurrón, ropopo-
pom, ropopopom.

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35
Ha nacido en el portal de Belén el niño Dios.
Yo quisiera poner a tus pies algún presente que
te agrade, Señor, mas tú ya sabes que soy pobre tam-
bién, y no poseo más que un viejo tambor, ropopo-
pom, ropopopom, con mi tambor.
El camino que lleva a Belén.
Lo voy marcando con mi viejo tambor. Nada
mejor hay que te pueda ofrecer, su ronco acento es
un canto de amor, ropopopom, ropopopom. Cuando
Dios me vio tocando ante él me sonrió.

Se finaliza este momento de oración con un Pa-


drenuestro y una Ave María.
Anexo 1. Figuras para recortar y colorear
para construir el Belén.

Mtra. Hilda Alicia Garza Sagastegui.


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36
DEJEN QUE LOS NIÑOS
VENGAN A MÍ
Lectio divina Mc 10, 13-16

ORACIÓN INICIAL:
Señor, acrecienta mi fe, mi esperanza y mi cari-
dad, para hacer una verdadera oración. Con espíritu
de niño me pongo en tu presencia, confiando en que
nada me impedirá experimentar tu cercanía, tu amor
e interés por mi salvación.

LECTURA: ¿Qué dice el texto?


Leer el pasaje bíblico de Mc 10, 13-16. Releer
nuevamente, en silencio.

13
«Le traían niños para que Jesús los tocara,
pero los discípulos los reprendían. 14 Al darse cuenta,
Jesús se indignó y les dijo: «Dejen que los niños ven-
gan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios
pertenece a los que son como ellos. 15 Les aseguro
que quien no recibe el Reino de Dios como un niño
no entrará en él». 16 Y, abrazándolos, los bendecía po-
niendo las manos sobre ellos».

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37
¿Qué es lo que hay en un niño cuyas
actitudes son indispensables para entrar
en el Reino?

Veamos algunas:
1. Un niño depende totalmente de una persona
mayor.
2. Para un niño no existen barreras de raza, con-
dición social, color, etc.
3. Un niño no guarda rencor por lo que le han
hecho.
4. Un niño siempre está como empezando de
cero, y en ocasiones es persistente.
5. Un niño no sabe decir mentiras.
Veamos un poco estas actitudes en Jesús mismo:

1. Jesús dependió totalmente de su Padre. Era una


sola cosa con Él, y según el mismo decía, no hacía
nada que no le fuera mandado por el Padre.
2. En su actividad misionera Jesús nunca miró
raza, color, condición social para ayudar y salvar. Por
el contrario, las personas más desprotegidas y vulne-
rables eran sus predilectas.
3.

38
38
Las palabras de perdón siempre estuvieron en labios
de Jesús. Hasta el último momento cuando en la cruz
pidió al Padre el perdón por las personas que lo esta-
ban crucificando.
4. Jesús era consciente que en relación con las
personas siempre se debía estar empezando de cero
en el sentido de acoger siempre, a pesar de todo lo
que éstas hubieran hecho. Y él mismo era persistente
cuando se trataba de hacer entender a sus oyentes que
por encima de la ley estaba el amor, y que lo más im-
portante no son las palabras sino los hechos.
5. Juan Arias, en su libro «El Dios en quien no
creo» afirmaba muy certeramente que Jesús «murió
joven por ser sincero». Él ya nos había dicho que solo
la verdad nos haría libres.

Para comprender el pasaje bíblico


leído, realiza lo siguiente:

a) Contesta completan-
do los espacios en blanco de
cada una de las preguntas
propuestas.
b) Colorea la
imagen de Jesús y los
niños.
c) Comparte con tu
catequista y compañeros lo
aprendido por Jesús.

39
39
MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el pasaje bíblico
leído?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos
a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes pre-
guntas:
Jesús muestra enfado y se indigna por el trato,
quizás no consciente, que los discípulos dan a quienes
pretendían acercarles a los niños, probablemente por-

40
40
que querían dar tranquilidad al Maestro, pero Él, al
darse cuenta de su actitud aprovecha para darles una
enseñanza importante sobre el Reino. ¿En qué actitud
me acerco a recibir la bendición de Dios?
Para Jesús los niños tenían un buen puesto en su
corazón. Aunque la sociedad los tuviera en nada, para
Jesús los niños representaban mucho más que una ci-
fra que no se cuenta. ¿Me esfuerzo por seguir el ejem-
plo y enseñanza de Jesús?

ORACIÓN: ¿Qué le contesto al Señor?


(De rodillas en posición de oración decimos:)

Señor Jesús, concédeme un corazón humilde


que, como un principio de vida aprenda
a guardar silencio y te sepa escuchar.
Llevando siempre tus enseñanzas a la vida.
Que no pierda el amor, la alegría y el entusiasmo
con el que vive un niño, al optar e involucrarme
en hacer presente la Buena Nueva del Reino.

María, Madre Santísima,


como el niño que se aferra a la mano de su madre,
permíteme tomar tu mano y condúceme en la fe.
Enséname a ser un verdadero discípulo y,
que aprenda a acoger la Soberanía de Dios
y encarnarla, siendo reflejo y presencia
de los valores del Reino, en el interés, el servicio
y el amor por mis hermanos.
Amén.

41
41
CONTEMPLACIÓN-ACCIÓN: ¿Cómo in-
teriorizo lo que he escuchado y leído? ¿A qué me
compromete?
Para favorecer la contemplación-acción y alimen-
tar nuestra fe, primeramente, cerramos los ojos y en
silencio. Imagina que Jesús te abraza, te bendice, te
impone sus manos, acércate a Él… siente su abrazo…
ahí en el silencio y abrazado por Jesús, repite varias
veces:
«Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de
Dios como niño, no entrará en él» (Marcos 10, 15).
Propuesta de compromiso:
Comparte con tu familia y amigos la enseñanza
que te dejó esté pasaje bíblico, y diles lo que Jesús les
dijo a sus discípulos: “Dejen que los niños vengan
a mí y no se lo impidan, porque el reino de Dios es
para los que son como ellos”.

ORACIÓN FINAL: Escuchemos el canto: De-


jad que los niños se acerquen.
https://www.youtube.com/watch?v=ENgrB_f_yoY

Terminamos con un Padrenuestro y Ave María.

Mtra. Hilda Alicia Garza Sagastegui.


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«AL ORAR,
NO HABLEN
DEMASIADO...»
Lectio divina Mt 6, 6-15

ORACIÓN INICIAL
Ven, Espíritu Santo, y convierte mis oídos, mi
corazón, y toda mi persona en tierra buena capaz de
acoger la Palabra, como una semilla y hacerla ger-
minar. Ven, Espíritu de Vida, desciende y derrámate
sobre mí, como una llovizna suave que se derrama,
penetra, refresca y fecunda un campo destinado a dar
fruto. Ven, y ayuda el leve pero continuo crecimiento
de mi ser, hacia la criatura nueva, hecha a imagen de
Jesucristo mi maestro y mi Señor. Amén

LECTURA: ¿Qué dice el texto?


6
«"En cambio, cuando tú ores, entra en tu ha-
bitación y, cerrando la puerta, ora a tu Padre que
está en lo secreto, y tu Padre, que ve lo secreto, te re-
compensará". 7 "Al orar, no hablen demasiado, como
los paganos, que piensan que Dios escucha a los que

43
43
hablan mucho. 8 No sean como ellos, pues el Padre
de ustedes sabe lo que necesitan antes de que se lo
pidan". 9 "Ustedes oren de este modo:
Padre nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre,
10
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
11
Danos hoy nuestro pan de cada día.
12
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden;
13
no nos pongas a prueba
y líbranos del mal".
14
"Pues si perdonan las faltas a los demás, tam-
bién el Padre celestial les perdonará a ustedes sus
faltas, 15 pero si no las perdonan, tampoco el Padre
perdonará las de ustedes"».

Algunas pistas de lectura


Mateo muestra el contraste entre la oración de los
fariseos y los paganos, que hablan mucho, a la de los
discípulos que deben hacerla de manera confiada en
Dios. En aquel tiempo las personas acostumbraban a
orar de pie y repetían una y otra vez las mismas frases
o tenían la idea que entre más se hablara, mejor serían
escuchados.
Jesús hace una crítica a esas personas que pensa-
ban que la oración era recitar fórmulas mágicas, ha-

44
44
blar y hablar y que por ello iban a ser escuchadas por
Dios y que de tanto repetir se les daría su petición.
Jesús les enseña a sus discípulos a orar de manera
sencilla y profunda, centrados más en los intereses de
Dios, del mundo y de la comunidad cristiana que en
los propios. En el Padre nuestro expresamos la cer-
canía de Dios, su amor paterno presente en nuestra
vida, nos reconocemos como hijos de un mismo Pa-
dre amoroso. En esta pequeña oración, reconocemos
su grandeza y poder para luego pedir por nuestras ne-
cesidades fundamentales y crecer en el Reino. El Pa-
dre nuestro contiene una síntesis de las enseñanzas de
Jesús y nos compromete a escuchar a Dios, es decir, a
entrar en su plan de salvación.
¿Cuándo rezas el Padre nuestro, solo la repites, o
le hablas desde tu corazón a Dios?

MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el texto?


La oración que elevemos a Dios tiene que ser sen-
cilla, hecha con el corazón confiado y humilde. La
oración es un diálogo íntimo, es entrar en relación con
Dios, no es solo lo que dices, sino cómo lo dices y para
qué lo dices. Nuestra oración no debe quedar solo en
sonidos que salen de la boca, deben brotar del cora-
zón, reconocerse necesitado de la ayuda divina, aceptar
nuestra fragilidad, admitir que hay alguien más que nos
acompaña, que está con nosotros, que nos sostiene y
no nos abandona. La oración bien hecha nos lleva ante
todo a un deseo de querer hacer la voluntad de Dios.

45
45
Pero la oración no debe quedarse ahí en ese diálogo,
debe proyectarse hacia la vida, hacerla acción, hacer
presente entre nuestros hermanos la gracia del Señor.

A. Reflexionemos cada frase de la oración del Pa-


dre nuestro, empieza con un saludo y siete peticiones.

Saludo:
Con esta pequeña frase nos ponemos en presen-
cia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle:

* Padre Nuestro que estás en el cielo


Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como
hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de
comportarnos como hijos de Dios, tratar de parecer-
nos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios
está en los corazones que confían y creen en Él.

Peticiones:
Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son
los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las
cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.

1. Santificado sea tu nombre


Que Dios sea alabado, santificado en cada nación,
en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nues-

46
46
tra oración que su nombre sea santificado o no. Pedi-
mos que sea santificado por nosotros que estamos en
Él, pero también por los otros a los que todavía no les
llega la gracia de Dios.

2. Venga a nosotros tu reino


Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a ha-
cerlo presente en nuestra vida de todos los días, a te-
ner a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así
hacer crecer su Reino de amor; y también nos refe-
rimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la
venida final del Reino de Dios.

3. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo


La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para no-
sotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar
con Él. Que en la tierra el error sea desterrado, que
reine la verdad, que el vicio sea destruido y que flo-
rezcan las virtudes.

4. Danos hoy nuestro pan de cada día


Al decir «danos» nos estamos dirigiendo a nues-
tro Padre con toda la confianza con la que se dirige un
hijo a un padre.
Al decir «nuestro pan» nos referimos tanto al pan
de comida para satisfacer nuestras necesidades mate-

47
47
riales como al pan del alma para satisfacer nuestras
necesidades espirituales.
5. Perdona nuestras ofensas como también no-
sotros perdonamos a los que nos ofenden.
Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios,
por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofende-
mos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos
un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no
perdone a los demás. Este perdón debe nacer del fon-
do del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del
Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte
que el pecado.

6. No nos dejes caer en tentación


El pecado es el fruto de consentir la tentación, de
decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio
para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el
camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal.
El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación.
Hay que orar mucho para no caer en tentación.

7. Y líbranos del mal


La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias
del demonio. Pedimos por los males presentes, pasa-
dos y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para
la venida de Cristo.

AMÉN: Así sea.

48
48
B. Completa y colorea lo que a continuación se
pide en el siguiente dibujo del Padre nuestro.

ORACIÓN: ¿Qué le digo al Señor?


Señor ¡Venga tu Reino! Ésta es la aspiración de
mi vida, que tu Reino se establezca y se realice en

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49
este mundo, iniciando en mi propia persona. Por eso
te doy gracias por esta oración, permite que sepa es-
cucharte, sentirte y seguirte…
- Para terminar puedes hacer una oración que bro-
te desde tu corazón.

CONTEMPLACIÓN ACCIÓN ¿Cómo inte-


riorizo lo que he escuchado y meditado? ¿A qué me
compromete lo que he reflexionado?
Escojamos alguna invocación del Padre nuestro
según nuestra necesidad y repitámosla a lo largo de
nuestro día a manera de oración y tratemos de vivir
conforme a ella.

ORACIÓN FINAL: Canto Padrenuestro


Escuchemos con atención el canto, si gustas pue-
des cantarlo.
https://youtu.be/rotLBQU1j70
Mtra. Hilda Alicia Garza Sagastegui
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50
LA PARÁBOLA
DE LOS DOS HIJOS

Lectio divina Mt 21, 28-32

ORACIÓN INICIAL
Señor, en el silencio de este día que nace, vengo
a pedirte paz, sabiduría y fuerza. Hoy quiero mirar el
mundo con ojos llenos de amor, ser paciente, com-
prensivo, humilde, suave y bueno. Ver detrás de las
apariencias a tus hijos, como los ves Tú mismo, para
así, poder apreciar la bondad de cada uno. Cierra mis
oídos a toda murmuración, guarda mi lengua de toda
maledicencia, que sólo los pensamientos que bendi-
gan permanezcan en mí. Quiero ser tan bien inten-
cionado y justo que todos los que se acerquen a mí,
sientan tu presencia. Revísteme de tu bondad, Señor,
y haz que, durante este día, yo te refleje. Amén1.

LECTURA: ¿Qué dice el texto?


«¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos.
28

Se acercó al primero y le pidió: “Hijo, ve hoy a traba-

1. Oración del Pbro. Ignacio Larrañaga, conocida como la “Oración


de la mañana”.

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51
jar en la viña”. 29 Este le respondió: “¡No quiero!”,
pero después se arrepintió y fue. 30 Luego se acercó al
segundo hijo y le pidió lo mismo. Este le respondió:
“¡Sí voy, señor!”, pero no fue. 31 ¿Quién de los dos
hizo la voluntad del padre?». Le respondieron: «El
primero». Jesús les comentó: «Les aseguro que los
recaudadores de impuestos y las prostitutas llegan
antes que ustedes al Reino de Dios. 32 Porque Juan
vino a ustedes por el camino trazado por Dios según
su plan y no le creyeron, pero los recaudadores de
impuestos y las prostitutas sí le creyeron; y ustedes,
aun después de ver esto, no se arrepienten para creer
en él».
Jesús, aquel hombre libre, maestro por los cuatro
costados, comprendió su vida como una apasionan-
te aventura, dispuesto siempre a enseñar a pensar en
libertad, con inusitados y poderosos planteamientos,
encaró a las supremas autoridades con esta parábola,
por la negativa influencia que ejercieron en el pueblo
ante el anuncio del Reino.
Él, enseguida, les preguntó cuál de los dos hijos
cumplió la voluntad del padre. ¿Acaso no tienen las
parábolas algo de juego y de misterio? Ellos respon-
dieron que el primero, y así reconocieron que el “sí”
y el “no” del principio al ser desmentidos con los he-
chos perdieron toda significación.
Lo que cuentan son las obras y no los buenos de-
seos ni las apariencias, por muy bellas o espirituales
que aparezcan. Con Dios, representado por el padre

52
52
de la parábola, revela Jesús que lo que vale es el cum-
plimiento de su voluntad.
Jesús, conocía que, bajo una respetuosa actitud
de los dirigentes hacia Dios, se escondía su absoluta
infidelidad hacia Él. Esto, lo dejó al descubierto al
afirmar: «Porque Juan vino a ustedes por el camino
trazado por Dios según su plan y no le creyeron, pero
los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le
creyeron; y ustedes, aun después de ver esto, no se
arrepienten para creer en él» (Mt 21, 32).
La predicación del Bautista suscitó diversas re-
acciones que dejaron ver las tendencias profundas.
Las normas sociales que declaraban a alguien pros-
crito fueron abolidas, quedando como única norma
vigente para el discípulo de Cristo la realización de la
voluntad del Padre.

MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el texto?


Vuelve a leer la historia de la parábola de los dos
hijos. Puedes reconstruir la historia guiándote con la
imagen de la historieta propuesta (imagen 1), y con-
testar reflexionando las preguntas que a continuación
se mencionan, para terminar, coloreando (imagen 2).

¿Cuál de los dos hizo lo que quería del padre?


¿Cuántas veces te has comportado como alguno
de estos dos hijos?

53
53
Podemos meditar en esta parábola que lo que
verdaderamente importa para salvarse no son las pa-
labras, sino las obras. Porque las palabras y las pro-
mesas que hacemos a Dios y a los demás cuentan en
la medida en que éstas van también respaldadas por
nuestras obras y comportamientos.

Imagen 1

54
54
Imagen 2

ORACIÓN: ¿Qué le respondo al Señor?

Es el momento de dialogar con Dios, de acuerdo


a lo que me ha llamado mas la atención y me invita
a modificar actitudes en mi vida para actuar no se-

55
55
gún mis pensamientos, sino haciendo la voluntad del
Padre.
Te invito a que hagamos una oración personal
en silencio poniendo todas las necesidades que des-
cubriste en ti al escuchar y meditar esta historia…
posteriormente terminar con la oración comunitaria
rezando el Padrenuestro.

CONTEMPLACIÓN - ACCIÓN: ¿Cómo inte-


riorizo lo que he escuchado? ¿A qué compromiso me
invita?
Leamos y reflexionemos: La hermana pequeña de
santo Tomás de Aquino le preguntó: «¿Tomás, ¿qué
tengo yo que hacer para ser santa?»–. Ella espera-
ba una respuesta muy profunda y complicada, pero
el santo le respondió: «Hermanita, para ser santa
basta querer». ¡Sí!, querer. Pero querer con todas las
fuerzas y con toda la voluntad. Es decir, que no es
suficiente con un «quisiera». La persona que «quiere»
puede hacer maravillas; pero el que se queda con el
«quisiera» es sólo un soñador o un idealista incohe-
rente. Éste es el caso del segundo hijo: él «hubiese
querido» obedecer, pero nunca lo hizo. Aquí el refrán
popular vuelve a tener la razón: «del dicho al hecho
hay mucho trecho».
«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará
en el Reino de los Cielos, sino el que haga la volun-

56
56
tad de mi Padre que está en los cielos"» (Mt 7, 21).
¡Obras son amores y no buenas razones!

ORACIÓN FINAL

Oh Señor y Maestro de mi vida,


no me des un espíritu de distracción,
de indiscreción, de lujuria y de palabras vanas.
Concédeme más bien un espíritu de castidad,
de humildad, de paciencia y de amor.
Sí, Señor y Rey,
concédeme percibir mis propias ofensas
y no juzgar a mis hermanos.
Porque bendito eres por los siglos de los siglos.
Amén2.

Mtra. Hilda Alicia Garza Sagastegui.


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2. Oración de San Efrén, el Sirio.

57
57
Lectio divina Jn 15, 12-17

ORACIÓN INICIAL
Oh Espíritu de amor que estás entre nosotros que
estamos unidos para escuchar la palabra del Padre,
ayúdanos a entender lo que leemos hoy. Que lo que
encontremos en tu divina Palabra nos ayude a con-
vertirnos y hacer tu santa voluntad. Quita las distrac-
ciones para poder encontrarnos contigo. Abre nuestro
oído, limpia nuestros corazones para que a través de
nuestra vida seamos capaces de responderte. Amén.

LECTURA: ¿Qué dice el texto?


(Proclamación del texto Jn 15, 12-17. Posteriormente
releer en silencio de manera individual).
12
«“Este es mi mandamiento: que se amen unos
a otros como yo los he amado. 13No hay amor más
grande que dar la vida por sus amigos, 14y son us-
tedes mis amigos, si cumplen lo que les mando. 15Ya

58
58
no les llamo servidores, porque un servidor no sabe
lo que hace su patrón. Los llamo amigos, porque
les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi
Padre”.
16
“Ustedes no me eligieron a mí; he sido yo
quien los eligió a ustedes y los preparé para que va-
yan y den fruto, y ese fruto permanezca. Así es como
el Padre les concederá todo lo que le pidan en mi
Nombre. 17Amense los unos a los otros: esto es lo que
les mando”».
Algunas pistas de lectura.
La finalidad de estos discursos es indicar el modo
de vivir al estilo de Jesús. El tema principal y recu-
rrente es el del amor, es decir, el mandamiento de Je-
sús. El amor de Dios nos alcanza en Jesucristo, y es
este amor el que nos hace plenamente nosotros mis-
mos y nos pone en condiciones de dar fruto.
En tiempos de Jesús era normal que el esclavo
ofreciera su vida por la de su amo y el soldado por su
general, pero esto no era producto del amor. Ahora
con Jesús este criterio cambia. Este amor va más allá.
Debe ser como Jesús ama, ya que solo quien ama al
estilo de Jesús es su amigo. Si permanecemos en esa
esfera de amor hay salvación y por lo tanto alegría.
Nos encontramos en el espacio de amor total de
Jesús que envuelve a todos, aquí se introducen dos
aspectos complementarios: el tema de la amistad y la
elección del amigo.

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59
El hombre es elegido y elevado a la condición
de amigo, Jesús no necesita siervos, sino amigos que
compartan plenamente su acción de amor.

MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el texto?


Este amor de Dios ha sido dado a los discípulos
por medio de Jesucristo, ha descendido sobre ellos,
les ha sido dado gratuitamente. Permaneciendo en
este amor, es decir, realizando la voluntad de Jesús
entre nuestros hermanos es como permanecemos en
Él. ¿Cuál es esta voluntad? «que se amen los unos a
los otros» (v.17). Nuestra respuesta al amor que Él
nos ha dado, es amar a nuestros semejantes a su modo
y estilo. Es comprometernos con los demás de la mis-
ma forma que Jesús lo hace. Entonces el amor frater-
no consiste en cumplir la voluntad de Dios, amándolo
de una forma auténtica.
Jesús nos amó y ama como el Padre, pero ahora
espera de nosotros que ese amor lo manifestemos con
nuestros semejantes. Jesús nos ama incondicional-
mente a pesar de nuestras faltas y de nuestros errores.
Son muchos los momentos en que podemos de-
mostrar el amor hacia el prójimo: ayudamos, obe-
decemos a nuestros padres, cumplimos nuestros
deberes, respetamos los derechos de los demás, no
discriminamos, hablamos sin ofender, somos solida-
rios con nuestro prójimo, etc. Cada vez que cumpli-
mos el mandamiento de amor, somos más humanos y
hacemos que el mundo sea cada día mejor.

60
60
1. A continuación, observa, selecciona y pinta
algunas acciones concretas que puedes realizar para
demostrar el amor hacia el prójimo.

2. Colorea las opciones con las que Jesús nos de-


muestra su amor.

61
61
3. Encuentra en la sopa de letras los valores y
acciones que nos llevan a vivir el amor de Jesús y
al prójimo (respetar, aconsejar, compartir, ayudar,
enseñar, amabilidad, cuidar, orar, amar, aconsejar,
cumplir).

A M A B I L I D A D

C A C U I D A R Y A

U B O R A R M E U C
M C N J P E A S D O

P D S K Q N R P A N

L E E E R S V E R S

I F J M S E W T Z E

R G A N T Ñ X A A J

I H R O U A Y R B A

C O M P A R T I R R

ORACIÓN: ¿Qué le contesto al Señor?


Pidamos la gracia necesaria para poder compartir
este amor entre los desdichados, los que menos tie-
nen, los que están alejados, los que han sido heridos
por acciones de personas que no han sabido compartir

62
62
este amor de Jesús. Pidamos perdón por las ocasiones
que no hemos sabido ser amigos de Jesús y de los
demás…
Para terminar escribe tu oración de lo que quieres
ofrecer a Jesús.

CONTEMPLACIÓN-ACCIÓN: ¿Cómo inte-


riorizo lo que he meditado? ¿A qué me compromete
lo que he escuchado y reflexionado?
Jesús nos enseña que la única regla de vida es el
amor. Recordemos las ocasiones que hemos amado
al estilo de Jesús, y recordemos lo que hemos expe-
rimentado.
Cada vez que vivimos en el amor de Jesús, somos
más humanos y hacemos que el mundo sea cada día
mejor.
Amarnos los unos a los otros, como Jesús nos ha
amado, no es una carga, ni una tarea imposible, sino
una invitación a la plenitud del amor y vida que Jesús
vivió. Pidamos la gracia de comprender mejor cómo
amaba Jesús, para que nuestro amor pueda ser mode-
lo del suyo.

Reflexionemos:
De acuerdo a lo reflexionado. ¿Menciona tres ac-
titudes que pueden matar el amor de nosotros hacia
Dios y hacia nuestros hermanos?

63
63
4. Descubre la palabra que completa la siguiente
frase: «Seremos reconocidos como discípulos de Je-
sús por el …»

Propuestas de compromisos acciones personales


y/o comunitarios, que podemos hacer. Te invito a se-
leccionar una y proponte llevarla a cabo y comparte
en la siguiente semana con tu catequista y compañe-
ros del grupo.

64
64
• Compartir con los que no tienen.
• Ayudando a todos sin excluir a nadie.
• Consolando al que esta triste.
• Haciendo oración por mi prójimo que está enfermo.
• Cumpliendo mis obligaciones en casa.
• Respetando a las personas.
• Cumpliendo con mis deberes, etc.

ORACIÓN FINAL
Gracias, Jesús por amarnos y enseñarnos a amar a
los demás, haz que nazca en nuestros corazones el de-
seo de querer a todos como a nosotros mismos. Que
no vivamos tan pendientes de lo nuestro, que nos lle-
ve a olvidar a los demás. Ayúdanos a ser generosos,
solidarios, compañeros y hermanos de todos. Amén.

Mtra. Hilda Alicia Garza Sagastegui.


Dimensión de animación Bíblica de la Vida Pastoral
Diócesis de Tabasco

65
65
¡SEÑOR,
QUE SE ABRAN NUESTROS OJOS!

Lectio divina Mt 20, 29-34

29
«Cuando ellos salían de Jericó, mucha gente
siguió a Jesús. 30 En eso dos ciegos que estaban sen-
tados junto al camino, al enterarse de que Jesús pasa-
ba, se pusieron a gritar: "¡Hijo de David, ten compa-
sión de nosotros!". 31 La gente los reprendía para que
se callaran, pero ellos gritaban más todavía: "¡Señor,
Hijo de David, ten compasión de nosotros!". 32 Jesús
se detuvo, los llamó y les preguntó: "¿Qué desean
que haga por ustedes?". 33 Le respondieron: "¡Señor,
que se abran nuestros ojos!". 34 Jesús se compadeció
de ellos, les tocó los ojos y enseguida comenzaron a
ver, y lo siguieron».
(Material a preparar: una mascada para cada partici-
pante, papeletas con la frase: “Señor Hijo de David com-
padécete de nosotros”, papeletas con la frase: “Señor que
se abran nuestros ojos”)

66
66
LECTURA
Se lee el texto dos o tres veces (puede ser por
parte del o de los participantes). Mientras se lee con
claridad y en voz alta los demás tienen puesta la mas-
cada, reviviendo la experiencia de los ciegos.
Después de haber leído (2 o 3 veces), se invita a
que los niños compartan en voz alta lo que se les que-
dó después de escuchar el texto, alguna frase, palabra,
expresión... y lo comparten en voz alta.

MEDITACIÓN
Se divide el grupo en dos partes. La mitad tiene
la primera papeleta en sus manos y va a pronunciar en
voz alta la frase, mientras la otra mitad intenta callar-
los, interrumpirlos, distraerlos, pero los de la papeleta
gritan mas fuerte la frase (2/3 minutos).
Después de un momento de silencio provocado por
el guía, se les habla a los niños sobre los distractores
que hay en nuestra vida, los ruidos y obstáculos que nos
impiden hablarle a Jesús, ponernos en relación con él.
Ellos mismos pueden compartir desde sus pro-
pias vidas.

67
67
ORACIÓN
A todos se les reparte la segunda papeleta y se les
colocan una vez mas las mascadas en los ojos.
El guía o uno de los participantes personifica a
Jesús, quien con voz fuerte y clara hace la pregunta:
«¿Qué desean que haga por ustedes?»
Todos responden a una voz: «¡Señor, que se
abran nuestros ojos!»
Quien personificó a Jesús, uno a uno les va reti-
rando la mascada y les da un abrazo.

CONTEMPLACIÓN
El guía comparte una breve catequesis sobre los
peligros de caminar en oscuridad /tinieblas.
Puede hablar también de los obstáculos que tene-
mos para hablarle a Jesús.
Se presenta a Jesús como «Luz del mundo».
Se hace el canto: La luz de Jesús ha iluminado al
mundo; el Señor es mi luz y mi salvación.

Pbro. Cirilo Olvera Pérez


Diócesis de León

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68
LECTIO DIVINA
PARA CATEQUISTAS

69
69
70
70
EL CATEQUISTA
MISTAGOGO

Lectio divina
2 Tim 3, 14 – 4, 5

Introducción

El texto ilustra cómo Pablo es un catequista mis-


tagogo de Timoteo (cf. 1, 6–2, 13; 3, 10; 4, 5-8), lo
mismo que su abuela Loida y su madre Eunice (cf.
1, 15; 3, 14-17). Ellos, –Pablo, Loida y Eunice– lo
iniciaron en los misterios divinos y se los explicaron.
Fueron unos verdaderos catequistas para el joven Ti-
moteo. Así que este pasaje es un testimonio de que
la lectura de la Sagrada Escritura es de suma utilidad
para la vida cristiana, principalmente para la forma-
ción del espíritu y para la enseñanza de la fe, no cabe
duda que ilustra al catequista mistagogo. Es contun-
dente el fruto de la Palabra de Dios, pues logra: la
perfección interior, la fe, el amor y la esperanza.

Canto de entrada: Tu palabra me da vida

14
«Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste
y crees con firmeza. Sabes de quiénes lo aprendiste 15y

71
71
que desde pequeño conoces las Sagradas Escrituras,
las que pueden darte la sabiduría que lleva a la sal-
vación por la fe en Cristo Jesús. 16Toda la Escritura
es inspirada por Dios y útil para la enseñanza, la per-
suasión, la corrección y la educación en la rectitud,
17
a fin de que el hombre de Dios esté bien capacitado
y equipado para realizar toda obra buena.
4 1En presencia de Dios y de Jesucristo, quien
el día de la manifestación de su Reino juzgará a vi-
vos y muertos, te advierto encarecidamente: 2anuncia
la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende,
corrige y exhorta con toda paciencia y conforme a la
enseñanza.
3
Porque, en efecto, vendrá un momento en el que
los hombres no soportarán la sana enseñanza, sino
que, arrastrados por sus propios deseos desordena-
dos, se rodearán de maestros por el placer de oír no-
vedades 4y no solo apartarán los oídos de la verdad,
sino que también darán crédito a las leyendas.
5
Tú, en cambio, sé sobrio en todo, soporta los su-
frimientos, realiza tu tarea de evangelizador y lleva a
cabo por completo tu ministerio».

1. COMPRENSIÓN DEL TEXTO SAGRADO

Leer el texto varias veces para familiarizarse con


él y saber qué es lo que nos dice el Señor. Se puede
leer en voz alta o en comunidad, pero siempre de-

72
72
jando un espacio para la lectura personal en silencio.
Se requiere atención, respeto, disposición, obedien-
cia a fin de que la Palabra de Dios sea tal en nuestra
vida.
La perícopa está ubicada en un contexto de ex-
hortaciones a la fidelidad (cf. 3, 10-4, 8). Inicia con
el ejemplo de Pablo (cf. 3, 10-13) y concluye con la
indicación de cómo Pablo ha finalizado su misión (cf.
4, 6-8). En el centro se encuentran las exhortaciones
dadas a Timoteo sobre la importancia de la Sagrada
Escritura y el anuncio de la misma a tiempo y des-
tiempo (cf. 3,14-4,5).
14
En cambio. Se introduce un contraste con los
«malos hombres» del versículo anterior. Ellos iban a
avanzar de mal en peor, pero se le exhorta a Timoteo
a persistir en lo que ha aprendido.
Tú persevera en lo que aprendiste y crees con fir-
meza. El autor explica que el recurso principal para
poder resistir los días malos que se avecinan, es con-
tinuar siendo fiel a la Palabra de Dios. La Palabra
es la verdad que puede limitar el avance del error,
es la luz que hace desaparecer las tinieblas. Timoteo
podía poner en ella toda su confianza, pues con ella
él quedaba equipado para cada necesidad que tenga
que afrontar. De hecho, él no sólo había conocido la
Palabra desde su infancia, sino que también la había
«aceptado», creía en ella. Por lo tanto, aunque él vie-
ra cómo otros parecían prosperar con la enseñanza
del error, él no debía abandonar la verdad de las Es-

73
73
crituras para cambiarla por teorías y especulaciones
humanas. No basta sencillamente aprender la verdad;
hay que persistir en ella.
Sabes de quiénes lo aprendiste. Antes de que
Pablo centre su atención en lo que había aprendido,
quiere enfatizar «de quién» lo había aprendido. Las
maestras de Timoteo habían sido su abuela Loida y
su madre Eunice (2 Tit 1, 5), mujeres que, antes de su
conversión a la fe cristiana, habían instruido al pe-
queño Timoteo en las Sagradas Escrituras. Cuando
se conviertan al cristianismo, será Pablo quien ins-
truya a Timoteo en la fe cristiana. El autor también
enfatiza en la fuente de la instrucción, las Sagradas
Escrituras 3, 15. Esta fuente aseguraba al joven Ti-
moteo que la enseñanza recibida era segura. Muchos
cristianos de la primera generación cristiana fueron
instruidos en el primer Testamento y en el segundo
Testamento.
15
y que desde pequeño conoces las Sagradas Es-
crituras, las que pueden darte la sabiduría que lleva
a la salvación por la fe en Cristo Jesús. La influencia
espiritual que Timoteo había recibido durante su in-
fancia en su ambiente familiar, dejó en él una huella
permanente. Era normal que los niños judíos apren-
dieran las Escrituras como una parte fundamental de
su formación. La formación era teocéntrica, instruían
al niño con respecto a las palabras y hechos de Dios
registrados en las Escrituras (cf. Gén 18, 19; Ex 10,
2; 12, 26.27; 13, 14-16; Dt 4, 9.10; 6, 7-9; 11, 19.20;

74
74
32, 46; Is 38, 19). La
instrucción giraba
en torno al temor de
Dios y la observan-
cia de los manda-
mientos. De ahí,
la centralidad
que tenía la Es-
critura en su formación.
Si la persona escudriña la Sagrada Escritura, ésta
le da sabiduría y le lleva a la salvación. La instrucción
en la Palabra de Dios capacitaba al niño a llevar una
vida disciplinada y una recta obediencia a los man-
datos de Dios. Pero sobre todo lleva a la fe en Cristo
Jesús y, por su medio, se alcanza la salvación. Esta
acción salvadora, Jesucristo la alcanzó en la cruz,
pues por sus llagas hemos sido salvados (cf. Is 53, 5).
16
Toda la Escritura es inspirada por Dios. Toda
la Escritura incluye el Antiguo Testamento y lo que
se conocía, hasta ese momento, del Nuevo Testamen-
to. La palabra «inspirada» indica el origen divino de
la Escritura, por medio del Espíritu Santo. Así como
aquí la Escritura es inspirada, en 2Pe 1, 21 los autores
humanos, hagiógrafos, son inspirados por el Espíritu
Santo. El origen divino de las Escritura explica por
qué es provechosa en la vida humana.
El texto también describe la utilidad de la Palabra:
«útil para la enseñanza, la persuasión, la corrección
y la educación en la rectitud». Dicha utilidad de la Es-

75
75
critura se muestra con
varios sustantivos: en-
señanza, persuasión,
corrección, educación
en la rectitud.
• «Para la ense-
ñanza». La Palabra de
Dios debe ser siempre
el contenido de la enseñanza. La razón es porque en
ella encontramos la verdad revelada de Dios;
• «la persuasión». Sólo la Palabra puede pene-
trar de manera profunda en la persona (Heb 4, 12-13).
Ella descubre lo que está equivocado y que hay que
corregir.
• «la corrección». El sustantivo «corrección»
indica que la Escritura muestra lo que es recto, es de-
cir, lo que es correcto en el pensamiento y en la acción;
• «educación en la rectitud». El término «edu-
cación» en sí mismo implica al niño, proviene del
griego padeian. Así que la educación es como la que
da un padre a su hijo. La Palabra guía por el correcto
camino, lleva al bien, no solo refuta el mal.
17
a fin de que el hombre de Dios esté bien capaci-
tado y equipado para realizar toda obra buena. No-
temos que esta capacitación no sólo es teórica, sino
que ha de concluir necesariamente en la ortopraxis:
«a fin de que». Ahora se da el propósito glorioso de
usar toda escritura inspirada en su utilidad cuádruple:

76
76
• «el hombre de Dios». Se refiere a todo creyen-
te, considerado como perteneciente a Dios e investido
con la triple función: profeta, sacerdote y rey. Para
ejercer adecuadamente este triple oficio, el creyente
ha de ser equipado.
• «esté bien capacitado». Es decir, que sea ca-
bal, equilibrado, apto, competente, completo.
• «bien equipado». Lo que significa preparar,
disponer, cumplir, completar, es decir, está cabal el
cristiano.
• «para realizar toda buena obra». Solamente
una obra inspirada por Dios puede lograr este glorio-
so fin. La instrucción por medio de la Escritura asegu-
ra, a cada creyente, la plena preparación para cumplir
todas las demandas del evangelio. El verdadero cate-
quista es la Palabra de Dios…

Misión de Timoteo
En un contexto del juicio final y la segunda veni-
da de Cristo (cf. 4, 1.3-4), el autor de 2Tim hace dos
últimas recomendaciones a Timoteo (cf. 4, 2.5). Nos
centramos en estos versículos por estar en una orien-
tación al catequista mistagogo. La perícopa refleja un
contexto difícil en el que se ve sumergido Timoteo,
en el que se puede ver inmerso cualquier catequista.
Según la instrucción, Timoteo desempeña su servicio
evangelizador en medio de una profunda crisis, pues

77
77
con facilidad se opta por leyendas o por mythos y por
una vida libertina (cf. 3, 2-5).
Los versículos 2 y 5, con una cascada de impera-
tivos, expresan la urgencia y la necesidad del anun-
cio: anuncia, convence, reprende, corrige, exhorta
(2), sé sobrio, soporta los sufrimientos, realiza tu
tarea, cumple tu ministerio (5). Esta es una forma
maravillosa de ver expresada la vocación y la misión
fundamental de toda persona que ejerce un ministerio
–obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, catequis-
tas– dentro de la Iglesia; todos terminan siendo servi-
dores de la Palabra de Dios, catequistas mistagogos.
En un camino sinodal, los creyentes, en comunión
con los responsables de la Iglesia, ejercen su voca-
ción y misión.
2
anuncia la Palabra, insiste a tiempo y a destiem-
po, reprende, corrige y exhorta con toda paciencia y
conforme a la enseñanza. Este versículo se conecta
estrechamente con 3, 14-17. Se nos ha dado la razón
de por qué predicar la Palabra, es porque ella ha sido
inspirada y es totalmente útil para sus propósitos.

• «anuncia la Palabra». Timoteo ha de proclamar


el Evangelio por encima de todas las demás acciones.
• «insiste». El vocablo griego significa estar lis-
to, presente en su lugar, estar en pie, a su altura, tomar
una posición, perseverar o mantenerse en ello.
• «a tiempo y a destiempo». Esto quiere decir
que todo el tiempo es oportuno para predicar la Pala-

78
78
bra, es decir, cuando haya buen tiempo y cuando no
lo haya se ha de anunciar el mensaje divino.
• «reprende». La Palabra también indica lo que
está mal, de forma suave, pero directa.
• «exhorta». Hay que motivar o animar para
que la persona anuncie la Palabra.
• «con toda». Se indica cómo se hace dicha mo-
tivación: con paciencia y conforme a la enseñanza.
• 5Tú, en cambio, sé sobrio en todo, soporta los
sufrimientos, realiza tu tarea de evangelizador y lleva
a cabo por completo tu ministerio. Misma forma de
introducir que el 3,14 «en cambio». Hace la diferen-
cia entre Timoteo y los otros maestros. Aquí se intro-
duce un contraste entre la actitud y las actividades de
los maestros y los oyentes de los versículos 3.4 y las
de Timoteo.
• «sé sobrio en todo». La motivación que
se le hace a Timoteo es contraria a la que viven
muchos de su entorno, quizá con borracheras, con
sensacionalismos, novedades, sabidurías huma-
nas… Él ha de continuar con la sobriedad que le da
la Palabra.
• «soporta los sufrimientos». En ocaciones, la
predicación del evangelio traía como consecuencia
muchas aflicciones, tal fue el caso que tuvo que pasar
Pablo (cf. 2Cor 6, 5); así que Timoteo tiene que estar
preparado, incluso para ello.

79
79
• «realiza tu tarea de evangelizador». Le com-
pete al evangelizador no abandonar la tarea que se le
ha encomendado, sino anunciar la buena nueva y ser
fiel hasta el final.
• «lleva a cabo por completo tu ministerio». El
ministerio de Timoteo era la predicación y el servicio
en la comunidad.

2. MEDITACIÓN DEL TEXTO SAGRADO

Ahora viene el momento de reflexionar sobre lo


que nos dice el texto. Se trata de dejar que la Palabra
de Dios llegue a lo más profundo de nuestro ser. Para
ello hay que «rumiar» el sentido del texto, hasta sen-
tirnos parte de él. Además, hay que confrontarlo con
nuestra realidad.
Enseñar la verdad a los niños es un reto para cada
etapa de la historia. Nos toca ahora mostrar la solidez
de la doctrina cristiana.
Los implicados en tal enseñanza son los cate-
quistas, los padres de los niños, el entorno familiar y
eclesial. Timoteo había sido instruido desde la infan-
cia, esto quiere decir que mientras más pequeños los
niños sean educados en la fe, más fortalecidos para
la vida.
Enseñar el santo temor de Dios a los niños es
una tarea que hay que emprender con urgencia en la

80
80
Iglesia. Esto quiere
decir, que no se trata
de ayudar a repetir
fórmulas o instruc-
ciones, sino hacer
gustar la fe a los ni-
ños, para que deseen
ser salvados por Je-
sucristo en cada momento de su vida.
En el cristianismo de nuestros días, cada vez
es más urgente volver a recuperar este énfasis en la
enseñanza de la Palabra, máxime cuando crecen el
número de catequistas mistagogos que tienen como
finalidad entretener a sus niños con anécdotas, mo-
nólogos graciosos, experiencias, y otras muchas co-
sas que difícilmente podríamos catalogar como «en-
señanza bíblica». Es real que la Palabra ayuda en la
orientación, educación del niño; más aún, lo prepara
para la vida y en la profundización de su fe; no pode-
mos dudar de la eficacia y capacitación que genera el
texto sagrado en la vida del cristiano.
La misión a la que invita el autor a Timoteo es
semejante a la que tiene el catequista. Ha de anunciar
la Palabra estando a la altura de la encomienda, en
todo momento, de manera directa, animando para que
el niño haga experiencia de Dios con mucha dulzura
y con toda la paciencia de la que se es capaz; acep-
tando todos los sacrificios que implique dicha misión,
sabiendo ser fiel hasta el final.

81
81
A partir de lo que dice el texto se pueden hacer
los siguientes cuestionamientos:
• ¿Cómo se puede implementar la Sagrada Es-
critura en la catequesis como libro que da vida al que
lo lee?
• ¿Vale la pena emplear tiempo en formar a los
niños en la escucha de la Palabra de Dios?
• ¿Los niños encuentran gozo al leer la Palabra
de Dios en la catequesis, en la Santa Misa, en su casa?
• ¿Qué utilidad tiene la Sagrada Escritura en la
vida de los niños?
• ¿Se les puede ayudar a los niños a tener la Pa-
labra como un libro que les ayuda en su vida presente
y futura?
• ¿Se percibe la eficacia de la Palabra de Dios
en el comportamiento de los niños en su casa, escuela
y vida social?
• ¿Qué diferencia hay entre un niño que escu-
cha la Palabra de Dios y uno que no la escucha?
• ¿Qué tan interpelados se sienten los niños
para servir al pueblo de Dios, después de escuchar la
Palabra de Dios en la catequesis?

3. ORACION CON EL TEXTO SAGRADO

Después de haber escuchado y aceptado la Pa-


labra de Dios, dialoguemos ahora con Dios, a tra-

82
82
vés del texto leído,
meditado y contem-
plado. Hablémosle
de lo que nos ha di-
cho en su Palabra y
de las necesidades
que percibimos en
nuestros contextos
cotidianos.
• Oremos por la perseverancia de los catequis-
tas y por el trabajo catequístico en toda la Iglesia para
que siempre haya personas que amen este servicio y
den lo mejor de ellos para el bien de los niños.
• Pidamos a Dios para que todos lo que tienen
la función de ser catequistas mistagogos se tomen la
tarea en serio y vivan lo que enseñan para que su mi-
nisterio se vea reforzado por su testimonio en favor
de los niños.
• Roguemos al Señor por los niños para que
sientan hambre de Dios, desde muy pequeños, y pue-
dan ser saciados con las enseñanzas divinas por me-
dio de sus catequistas.
• Oremos al Señor para que la Sagrada Escri-
tura, que lleva a la verdadera sabiduría, a la salva-
ción del hombre y a la fe en Jesucristo, sean amadas y
puestas en el centro de toda catequesis.
• Te pedimos, Dios nuestro, que cada niño que
escucha tu Palabra sienta el deseo de vivirla y com-

83
83
partirla con otros niños, de manera particular para que
la reciban como alimento para su vida.
• Rogamos a Jesucristo por los niños que tienen
que sufrir injusticias, abusos, maltratos… para que
sean alentados por la Palabra de Dios, y su vida sea
animada cada día.

4. CONTEMPLACIÓN CON EL TEXTO


SAGRADO

La lectio divina culmina en la contemplación: su-


mergirse en Dios. Se trata de disfrutar de la paz que
se encuentra en Dios, contemplándolo en su Palabra,
para salir al encuentro de los hermanos llenos de luz.
De esta manera la realidad en la que nos encontramos
es iluminada desde Dios.
Nos quedamos contemplando al Dios que busca
a su pueblo, que elige a hombres y mujeres para que
sean sus mediadores, sus servidores, sus representan-
tes, sus amigos, sus hijos queridos…

Canto: Id y enseñad

María del Socorro Becerra Molina, hmsp


Secretaria de la Dimensión Bíblica de la Pastoral

84
84
EL AMOR
ES COMPRENSIVO
Y SERVICIAL

Lectio divina 1Co 13, 4; Amoris Laetitia, nn. 93-94

ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, Tú el enviado del Padre, que has
venido a mostrarnos el camino para llegar a Él, Tú
que eres camino, verdad y vida, derrama tu amor en
nosotros y enséñanos a amar y actuar como Tú, para
que tengamos de ti tu ayuda y bendición para vivir y
servirte con tus sentimientos y actitudes.
Derrama Señor tu gracia para profundizar tus
actitudes y disposiciones e imitar en todo momento.
Ven Señor, ven en nuestra ayuda y danos tu amor y tu
paz para actuar como Tú lo hiciste amando y sirvien-
do en todo momento. Amén.

85
85
LECTURA: ¿Qué dice el texto?
Leamos el Texto bíblico 1 Cor 13, 4; Amoris Lae-
titia, nn. 93-94
4
«El amor es paciente y servicial. El amor no es
envidioso, ni orgulloso, ni arrogante».
El verso 4 corresponde a la segunda cualidad que
menciona 1 Cor 13, 4-7; el servicio. «El amor es pa-
ciente y servicial». Es un verdadero amor cuando de
veras mi amor beneficia y promueve en todos los ám-
bitos a los demás, es una invitación a que ¡Seamos
pacientes, bondadosos y serviciales!

Amoris Laetitia, nn. 93-94


Actitud de servicio
93. Sigue la palabra jrestéuetai, que es única en
toda la Biblia, derivada de jrestós (persona buena, que
muestra su bondad en sus obras). Pero, por el lugar en
que está, en estricto paralelismo con el verbo preceden-
te, es un complemento suyo. Así, Pablo quiere aclarar
que la «paciencia» nombrada en primer lugar no es una
postura totalmente pasiva, sino que está acompañada
por una actividad, por una reacción dinámica y creativa
ante los demás. Indica que el amor beneficia y promue-
ve a los demás. Por eso se traduce como «servicial».
94. En todo el texto se ve que Pablo quiere in-
sistir en que el amor no es sólo un sentimiento, sino
que se debe entender en el sentido que tiene el verbo

86
86
«amar» en hebreo: es «hacer el bien». Como decía
san Ignacio de Loyola: «el amor se debe poner más
en las obras que en las palabras». Así puede mostrar
toda su fecundidad, y nos permite experimentar la fe-
licidad de dar, la nobleza y la grandeza de donarse
sobreabundantemente, sin medir, sin reclamar pagos,
por el solo gusto de dar y de servir.

Pistas para iluminar a partir del texto1


El papa Francisco menciona que el amor cristiano
es altruista o servicial. En el amor es más importante
el dar que el recibir, el que ama es capaz de dar. Es un
amor que «está más en las obras que en las palabras»,
está «más en el dar que en el recibir». Las palabras de
la primera Carta de San Juan (cf 1 Jn 4, 1.19), nos re-
cuerda lo que el apóstol insiste: «si nos amamos unos
a otros, Dios permanece en nosotros y su amor es
perfecto en nosotros». La experiencia de la fe, según
el papa Francisco, está en base a dos criterios para
entender el verdadero amor servicial:

* Primer criterio: amar con las obras, no con las


palabras. ¡Las palabras se las lleva el viento!
* Segundo criterio de concreción: en el amor es
más importante el dar que el recibir. El que ama da,
da…siempre. Da cosas, da vida, da a sí mismo, a Dios
y a los demás. Sin embargo, quien no ama, quien es
1. S.S. Francisco. Misa matutina de la Capilla de la Domus Sanctae
Marthae. Miércoles 8 de enero 2013.

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egoísta, siempre busca recibir, siempre busca tener
cosas, tener ventajas.
El Papa Francisco afirmó que el amor, que nace del
encuentro con el Señor Jesús, es lo más importante del
mundo y puede cambiarlo, e indicó que nadie enseña
cómo amar «porque el amor no se enseña, ¡se vive!»2
El sumo pontífice señala que el amor que se hizo
carne, el amor que dio su vida por nosotros, es el ca-
mino para el cristiano. Todo nace de ahí, de un en-
cuentro fraterno, ¡el amor puede cambiar el mundo!,
pero primero nos cambia a nosotros mismos.

MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el texto?

Nos detenemos un momento y precisemos el


sentido de la expresión de la actitud de servicio para
aplicarla a la existencia concreta de mi servicio como
catequista.
Vemos que en Jesús ha aparecido una nueva no-
ción de servicio, Él siendo Dios se hizo siervo, vino
a servir no para dar lo que le sobraba o para ganar
adeptos. No vino a ser servido, sino a servir, dando al
hombre lo que necesita, lo que realiza integralmente,
su libertad y dignidad. Se hizo hombre como él, para
hacerlo hijo de Dios como Él. Según Jesús, servir es,
dar al otro lo que más le sirve.
2. S.S. Francisco. Mensaje difundido por la Oficina de Prensa del
Vaticano. 9 de junio de 2021.

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Reflexionemos seriamente lo siguiente:
¿De qué manera podemos interpretar desde Amo-
ris Laetitia el sentido que tiene el verbo «amar»? ¿Qué
es lo que San Pablo quiere dar a entender en el texto
en cuanto al significado del amor? ¿Cómo entiendo el
amor según Amoris Laetitia desde mi servicio cómo
catequista?, y ¿de qué manera debe traducirse? ¿Será
el servicio un signo de amor? ¿Por qué?; ¿Cómo es
mi actitud de servicio como catequista? ¿es algo gra-
tuito, desinteresado y busca siempre el bien del otro?,
o ¿espero tenga retorno, reconocimientos y agradeci-
mientos? ¿Qué me hace falta para que en mi servicio
como catequista el amor se manifieste siempre como
un cambio para el otro?

ORACIÓN: ¿Qué le contesto a Dios de acuerdo


a lo escuchado y meditado?

Hagamos un momento de silencio… y dejemos


que resuene en nuestro interior esta frase: «de la mis-
ma manera que el Hijo del hombre no ha venido para
ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de
la libertad de todos» (Mt 21, 28) … pidamos al Señor
Jesús que nos conduzca para servir a su imagen y se-
mejanza a los demás.
Terminamos haciendo una oración personal y/o co-
munitaria por escrito, agradeciendo, pidiendo perdón,
implorando… de acuerdo a lo que hoy el Señor a través
de su Palabra te ha inspirado en tu vida y servicio.

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CONTEMPLACIÓN: ¿A qué me compromete
y cómo interiorizo el mensaje?

En silencio contemplemos a Jesús… y hagamos


eco lo que hemos escuchado.
Reflexionemos lo siguiente y acojamos lo que en
estos momentos me hace falta para retomar y hacerlo
vida.
Servir es sembrar buenas semillas, es atender a
cualquiera que nos necesite, sin importar si pueden
o no devolvernos el servicio, es sembrar siempre sin
descanso, aunque sólo sean otros los que recojan y
saboreen las cosechas, es mucho más que dar lo que
tienes en tus manos, es dar desde nuestro corazón lo
que tal vez a nosotros nunca nos dieron, es brindar
afecto, comprensión, bondad, cordialidad, apoyo mo-
ral, amor por sí mismo y a veces, ayuda material, es
repartir alegría, es infundir fe, dignidad, admiración,
respeto, gratitud, sinceridad, honestidad, libertad, op-
timismo, confianza y esperanza, es en verdad esa ac-
titud y disposición de querer dar más de lo que hemos
recibido en la vida y de la vida.
«Servir es ser como el árbol de sándalo, que perfuma
el hacha cuando le hiere» (José Luis Prieto).

Reflexionemos:
¿En qué actitud de servicio estoy en este momen-
to? ¿Es como la que Jesús me ha enseñado? ¿Mi amor

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es solo un sentimiento o realmente hago el bien? ¿Qué
tanto camino con el Señor a mi lado?

ACCION: ¿Cómo actualizo el mensaje que he-


mos meditado?

Actualicemos el mensaje reflexionado y como


propuesta leamos y analicemos el listado que se pro-
pone y podemos tomar una o dos propuestas para rea-
lizar un proyecto de un mes para llevarlas a cabo en
mi servicio como catequista, grupo o comunidad, una
vez realizadas comparte tu experiencia y resultados
en tu grupo de catequistas.
– Selecciona una actitud que en este momento
te hace falta reforzar y demuestra de forma incondi-
cional el amor que sientes por cada uno de los miem-
bros de tu familia, trabajo y grupos a los que prestas
servicio como catequista.
– Pasa tiempo en familia y realicen juntos al
menos una actividad al día donde se practique el ser-
vicio a los demás.
– Programa cada semana una actividad con tu
grupo de catequesis que les motive: salir a dar un pa-
seo, disfrutar un juego bíblico de acuerdo al tema pro-
gramado, ver y comentar alguna película o experien-
cia. Se trata de hacer algo de lo común donde pongas
en práctica y se vida el amor de Dios.

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– Programa una visita a un enfermo ya sea de tu
familia o de alguna persona mayor.

ORACION FINAL
Señor ayúdanos a vivir tus enseñanzas con la ale-
gría de saber que ellas nos identifican contigo, que
por ellas actualizamos tu manera de ser y así estamos
realizando el proyecto del Padre.
Llena nuestro corazón de alegría, al servir desin-
teresadamente, a ser gratuitos en el bien que hacemos,
al mirar al otro con tus ojos y el amar a tu estilo y a tu
manera, buscando sólo el bien de los demás.
Danos la capacidad de amar y servir como lo hi-
ciste Tú. Amén.

Para terminar, se sugiere el canto: Yo soy ese


catequista (letra y acordes) canto dedicado a todos
nuestros catequistas https://www.youtube.com/
watch?v=jmhZZHsjN4U

Mtra. Hilda Alicia Garza Sagastegui


Dimensión de Animación Bíblica de la Vida
Pastoral - Diócesis de Tabasco

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¡SEÑOR,
QUE SE ABRAN
NUESTROS OJOS!

Lectio divina Mt 20, 29-34

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«Cuando ellos salían de Jericó, mucha gente
siguió a Jesús. 30 En eso dos ciegos que estaban senta-
dos junto al camino, al enterarse de que Jesús pasaba,
se pusieron a gritar: «¡Hijo de David, ten compasión
de nosotros!». 31 La gente los reprendía para que se
callaran, pero ellos gritaban más todavía: «¡Señor,
Hijo de David, ten compasión de nosotros!». 32 Jesús
se detuvo, los llamó y les preguntó: «¿Qué desean
que haga por ustedes?». 33 Le respondieron: «¡Señor,
que se abran nuestros ojos!». 34 Jesús se compadeció
de ellos, les tocó los ojos y enseguida comenzaron a
ver, y lo siguieron».

LECTURA
Quien guía, hace una oración, invocando al Es-
píritu Santo, que inspiró esta Palabra y quien nos ca-
pacita para interpretarla… Dos o tres integrantes del
grupo leen el texto en voz alta y clara. Si se tienen
versiones diferentes es mejor y se enriquece mas.

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Se deja un espacio de dos a tres minutos entre
cada lector.
Después de la lectura y los silencios, se comparte
de manera espontánea, en voz alta, la frase y/o ver-
sículo que nos haya impactado al momento de escu-
charlo o leerlo.
El guía propone como contenidos de reflexión:
a) La situación de los dos ciegos y su reacción
ante el silencio que se les impone.
b) La reacción de la gente ante sus gritos .
c) La actitud de Jesús, teniendo en cuenta los ver-
bos: «detenerse», «llamar», «preguntar» y «compa-
decerse».
d) La situación de los ciegos después de encon-
trarse con Jesús.

MEDITACIÓN
a) Se lee una vez mas el texto en voz alta.
b) Se comparte alguna relación del texto con mi
vida que surja desde la lectura.
c) Se da tiempo suficiente para que todos expre-
sen alguna experiencia personal que tenga relación
con el texto.

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ORACIÓN
¿Qué me hace decir el
texto?
Se puede proponer de
parte de quien guía la ex-
presión en voz alta y en
coro las frases: «¡Señor. Hijo de David, ten compa-
sión de nosotros!» o «¡Señor que se abran nuestros
ojos!».
También se puede elaborar una serie de peticio-
nes con estas respuestas

CONTEMPLACIÓN
Se descubre con mirada limpia los obstáculos que
detectamos en nuestros ambientes para encontrarnos
con Jesús.
Se pueden compartir algunos textos que presen-
ten la importancia de la luz (Jesús) o expresiones que
señalen las ventajas de tener luz.

Pbro. Cirilo Olvera Pérez


Diócesis de León

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ANEXO
Figuras para colorear y recortar para cons-
truir el Belén.

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ÍNDICE
PRESENTACIÓN ............................................. 3

Lectio para niños

El anuncio del ángel a la Virgen María Lc 1, 26-38 7


Servicio de María a su prima Lc 1, 39-45 ........... 17
El nacimiento del niño Jesús Lc 2, 1-20............... 25
Dejen que los niños vengan a mí Mc 10, 13-16 37
Al orar, no hablen demasiado Mt 6, 6-15 ............ 43
La parábola de los dos hijos Mt 21, 28-32 .......... 51
Ámense los unos a los otros como yo los he ama-
do Jn 15, 12-17 .................................................... 58
¡Señor que se abran nuestros ojos! Mt 20, 29-34
(para niños) .......................................................... 66

Lectio para catequistas

Catequista mistagogo 2Tim 3, 14–4, 5 ................ 71


Al amor es comprensivo y servicial 1Cor 13, 4;
Amoris Leatitia, nn. 93-94 ................................... 85
¡Señor que se abran nuestros ojos! Mt 20, 29-34
(para catequistas) ................................................. 93

Anexo .................................................................. 97

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