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ARTE Sumario ‘EMA CIRCULATORIO ....... Guillermo Harvey SIS PANORAMA _TEATRAL DE NUES- TRA CIUDAD . ano rto Garcia Fernandez LOS LIBROS RECIENTES ........ CINE aCe 1958 Y J. LEEZ THO! " Ragelio J. Parolo EN TORNO A UNA EXPOSIGf RETROSPECTIVA ... José Carlos Gallardo SUPISICHE Y LA PINTUR/EN EL SALON DE ROSARIO¥.......- Pedro Giaca: Rodolfo Vinacua Botina Edelberg Wy PRIMERA, DO- SUMENTAL@MOSARINA Y SU ALM LUIS MERVAR . Salomén Lotersztein GR. DEL TEATRO IN- 'TE DEL INTERIOR Jorge 0. Garramurio Graciela Lozano Soriano ASTICA - MUS. CINE - TEATRO .. oo gle est =SSOo= = ARO 1- Ne 5 5 ‘ NOVIEMBRE - DICIEMBRE 1958 Colaboran en este Wiimeco: BETINA EDELBERG: Poeta que reside en Buenos Aires. Ha publicado “Para la red’, “Ciudad a solas” (Faja de Honor de la S. A. D. E), “Leopoldo Lugones’” (prosa en cola- boracién con Jorge Luis Borges), “‘Crénica Menor”. Tiene en preparacién “'Simulacra’”, al que ppertenece el poema que publicamos. IRMA PEIRANO: “‘Arte Litoral N° 3” ALBERTO GARCIA FERNANDEZ: bro del Club del Libro, de Rosario. Mien ROGELIO J. PAROLO: “Arte Literal N° 3 GRACIELA LOZANO SORIANO: Poeta santafesina, Pertenece al Grupo Generacién. Ha participado en antologias orales. JOSE CARLOS GALLARDO: Arto Litoral Ne 2. RODOLFO VINACUA: Escritor rosarino. Publicé “Gente asi” (cuentos) 1948. Colabo- 16 en las revistas “ARCI”, “Espiga”, “Amé- ices", de Washington, y en “La Capital’ GUILLERMO HARVEY: Publicé en “Espi- ga”, “ARCI”, “The Ressian’’, “Pausa’’. “Sis tema circulatorio (poemas) ‘inédito. A este libro pertenece el poema aqui incluido, En Preparacin: “El hechicero” y “La vigilia y el amor’, JORGE 0. GARRAMUNO: Director gene- ral. del Centro Draméatico del Litoral. Co-Di- rigid con Pedro Asquini para este conjunto: "B| ‘soldado de chocolate” 'y “La gaviota”. Intervino como actor en: “El soldado de cho- colate”, “" libra de carne”, “Monserrat”, “NN. oficinista’” y “Volpone””. MARIO MAREGA: Pintor rosarino, Obtuvo el primer premio en el Salén de Arte Moder- no-Amigos del Arte 1955. Desde ese afio par- ticipa en salones oficiales de Santa Fe, Ro- sario, Cérdoba y Parané. Ha realizado mues- tras individuales en Rosario y Buenos Aires. Directores: GABRIEL LETIER PEDRO GIACAGLIA Corresponsal en Santa Fe: JORGE VAZQUEZ ROSS! Tienen a su cargo las secciones: Literaria: Gabriet Letier Plastica: Pedro Giacagl Gine y Teatro: Manuel y Satomén Loterss” tein Misica: Guillermo £, Searabino Hoja Suelta: Ricardo Supisiche llustracién de Mario Marega Y la sangre en procesién de humilde [empeiio proclama su aguijén da cita al vértigo Eleva su cansacio hasta el hastfo furioso y dulce transporta su vigor Ensefiorea su oscura alquimia de enumeracién a transparencia Confabulada recreacién de intimo [acuerdo complaciente y htimeda vibrando encadenada calida y caliente Mas furiosa si el lento coraz6n [extrafia su nacimiento en maquina flor y ultrajada seduccién selvatica Ave de nido sin boca a la aventura su volean riela por dentro Interior arboladura que un minimo ronronear retiene lanzando su retina sélo . ensimismado recorrer ff (sleet Na concavidad y enjambre caliente de sopor y Ianto y de deseo Cireulatario — % 2820 veve aprisionando esferas en el stibito girar ultranocturno. llusiré MARIO MAREGA GUILLERMO HARVEY 1 ) de Revistas Argentinas Panorana Tealial de Nuestia “Una familia decente” Entroncada con el movimiento naturalists francés del siglo XIX, Gabriela Zapolska escri- bié en 1912 “La sefiora Dulska’’, pieza con la cual Ia autora polaca nos brindé un tipico cua- dro de un hogar burgués. Desde la época en que fué concebida esta 2ouda critica social ha transcurrido casi medio siglo. Durante todo ese periodo, de bruscas trensiciones, el teatro y la burguesia mucho evolucionaron. Por eso, “La sefiora Dulska’’, interpretada por el Teatro Independiente del Magisterio, bajo el titulo de “Una familia de- cente”’, posee actualmente un interés mas in- formativo que artistico, Los que fueron males de la burguesia a principios de nuestro siglo, constituyen hoy rico material para el radiotea. tro. Sutilizado su egofsmo, complicada su co- bardia moral frente al avance del pulpo econé- mico- politico, el burgués presenta en nuestros nomia mas compleja y lamentable que la que aquellos escritores naturalistas nos Por eso, briela Za; ra, di esta vision ya superada de Ga- ka, noble en su funcién de auto- ser cfectiva en el presente. ‘al actusl hubiera radicado, en. fonces, en una habil recons 6 7 construccién de época @ contar con vastos re. Para ello se necesitab; 2 de Gabriela Zapolska cursos econémicos (la obra exige escenogra- fia, luces y vestuarios profusos) y artisticos (una direccién eficez) que el conjunto cuya la- bor comentamos no pose, Como en el caso del Teatro Libre “La Ca- Me, con “‘La dicha impia’’ y A.T.1., Agrupa- cién Teatral Independiente, con “Siempre”, debemos lamentar la inadecuada eleccién de la obra y el esfuerzo frustrado a que ese desacier- to inicial condujo, Graciela Fernandez en Hesia y Carmen Pe- mé en Juliaseliczowa, en logradas composicio- Res, fueron lo mejor del reparto. El resto se debatié entre 1a inexperiencia y la ausencia de direccién. Esperamos, pues, futuros trabajos del joven elemento que compone este teatro que pued® dar, asi, una dimensién menos pobre —y qui 24 mas justa— de su real valia Condujo este espectéculo Carlos &. Mathis del cual slo podemos destacar el haber elt do el proclive melodramatico de “La senor Dulska’ Ciudad LOS ULTIMOS ESTRENOS Non Gi ” Exhaustivamente analizada la personalidad de Don Juan en numerosos tratados y exé- gesis, un nuevo enfoque de la misma slo ha de tener vigencia cuando realmente cumpla con ese requisito: ser nuevo. Intrinsecamente nuevo en su visién, o en su ajuste y ensam- ble a una dindmica contemporénea. No creemos que en la versién de Guiller- mo Figueiredo, muy lejos del rotundo acierto de “La Zorra y las Uvas”, haya elementos que remocen el complejo y rico personaje, o. que Ie aditen una perspectiva distinta. Este Don Juan, sacado del plano de lo cam- biante de la aventura riesgosa y apasionada, y llevado a lo pedestre de lo prosaicamente co: tidiano; este Don Juan que desdefia el halo Ge leyenda que le envuelve y anhela la tran- quilidad de una vida sendentaria, “una mujer- cita y un hogar’, carece de profundidad e in- genio, caracteristicas que una debilisima i terpretacién acentuaron marcadamente. Magnifico el marco natural que prestaron os jardines de la Asociacién Bancaria de nues- tra ciudad (con el solo reparo del tronar de los tranvias, ¢cémo no se tuvo en cuenta lo con- gestionado del trénsito en la zona? Hay mo- mentos de 1a obra en que los parlamentos son practicamente inaudibles), este nuevo espec- téculo del Teatro Libre “La Calle’, si bien no puede calificarse de logro, es un paso haci adelante del conjunto que anteriormente nos brindara “La Dicha Impia’’, de Pablo Pelant, que, como recordarén, tuvo escasisima reper- Dijimos que una pobre interpretacién acen- tué el escaso brillo de la obra, En efecto, falté 2 David Ratner —que a la vez codirigié con Emilio Peyré— prestancia escénica y vibracién de Guillermo Figueiredo humane. Dice, ademés, los textos con muy 6s- casos matices. Siendo su papel muy importante en la economia de la pieza y teniendo en cuen- ta que soporta con su labor el mayor peso de la obra, resulta claro determinar en qué medi- da resté relieve e interés a la misma. ‘Mas sincero fué Emilio Peyré, aunque no deja de ser elaborada su composicién de Don Gonzalo de Ulloa, en la que se noté un excesivo atildamiento, Con muy mala diccién, como ca- racteristica principal, hizo Marisa Michel una Dofia Isabel muy poco convincente. Fue discre- ta, en cambio, [a labor de Elvy Olmedo que di vida a Doria Ana con encanto y gracia, Parrafo aparte merece la labor de José Luis Germén, francamente bueno en sus Lepo- rello, al que insuflé calor vital, agi envoltura escénica. Fue, a todas luces, Cuidado el vestuario, acertada la eleccién de la misica —que en oportunidades results insistente—, sintética ta escenografia, esta puesta del “Don Juan’ tuvo mas valor visual que dramético, por lo estupendo del lugar y la general sobriedad con que se utilizaron luces y sombras. Creemos que el Teatro “La Calle” debe orientar su labor hacia una tematica que esté realmente enraizada en nuestra realidad —nos atrevemos a afirmar que “La Dicha Impia’’ no lo esté—, representativa auténtica de nues- tro hombre y nuestro paisaje. O si se encaran obras de cardcter universal, como la que o- mentamos, —no lleva esto implicito que las anteriores no lo sean—, elegir aquéllas que dejen algiin sedimento a nuestra convulsiona- da sensibilidad de contemporéneos. &l chenal Perdido de Emma de Cailosio IRMA PEIRANO Desde "Madura soledad”” (1949) hasta “El arenal perdido”, recién editado por Losada, la voz de Emma de Cartosio muestra un creci- miento excepcional dentro de una invariable belleza. Pero el crecimiento, especialmente, se hace sentir de ta! modo que la autora misma, con repetida obstinacién, quiere volver desde tanta adultez 9 la perdida infancia. Por des- consuelo, acaso, de verse colmada; de haber dado total cabida al mundo, al hombre, a Dios. Sorprende en Emma de Cartosio lo poco comin de su femineidad ejercitada en una disciplina intelectual que desorganiza sensorialmente lo establecido para crear un orden personal y dis- tinto, con una severidad rectora a la que el escorzo de la sabiduria (saber - virtud) redondea con blanda armoniosidad. Esto confiere a los poemas de “EI arenal perdido’ una estética, una plasma apreciable a veces hasta ert efectos de corporeidad, escultéricos, podria decirse: ‘A veces te quedas a: nsec y la gracia inmévil, concentrada en si misma, como si Dios se demorase en mirar desde tu rostro a esta hija tuya’’. ('Madre’) Tres “‘leit-motiv’’ destaca este libro de poesia: Dios, criatura, retorno. Los tres liga- dos por un hilo también de tres cabos: teismo, amor, tiempo. Como puede inferirse, la liga- z6n es completa, casi implacable. De ahi la unidad asombrosa que va desde ‘’Casa nues- tra’ a “Pecado de compafia’’, entrando por rias, hasta salir al paisaje tenido de la Presen- “Sefior, pongo mi huérfana " Ty para Ti, Foete eats una e fadarenitoda loi quero see lusts cone eee Ro se hieratiza, no se congela en hermaetismes 4 en crecientes ia esencial, se gica de natura LOS LIBROS Subordina Io intelectual a un apasionante “sen- tir’ los seres y las cosas: “Si, abuelo, usted tenia que alzarme al cielo de las provincianas tardecitas y nes quedamos ella y yo miréndonos americano desde sus brazos extranjeros’. “Una vez vi una verja hecha por usted y nos quedamos ella y yo miré ndonos absortas’’. (“A usted, abuelo herrero’’) Aunque Emma de Cartosio utiliza exclusi- vamente el verso libre, y con mucha frecuencia hasta fuerza en extensién la posibilidad de al- gtin pie quebrado, su poesia pose lo funda- mentalmente necesario para que una’ musica- lidad constante, sin interrupcién, recorra las paginas de “El arenal perdido’. Consiste esa lad en que su autora logra eso que Mila y Fontanals definia diferenciando lo poé- tico de lo prosaico: una concepcién presidida por la idea de la belleza, un procedimiento que al aceptar los objetos del mundo fisico y moral tales como se presentan, no lo hace para descomponerlos ni analizarlos, sino para real- zar sus condiciones mds prominentes. Esq aceptacién crea superrealidades, y tam- bién el lenguaje sobrenada en la realidad tras~ mutandose todo en magia biselada, en parale~ smo ideal, en asonancias de honda gravedad conceptual: “Estamos aqui, aprendiendo la imagen de nosotros mismos Ten los espejos azules de la ternura, en los acusantes de Tlos recuerdos que amarillea Teomo una flor lspida 0 aniversario? entre el Tolvido y el suefio" Aprendizaje"). Mas “particular” que 1, Emma de Cartosio trasfunde en su “yo” la projimidad, @ veces hasta lo extremadamente personal: “Eres la vena vegetal que nos crece por dentro en los veranos, cuando el rio pregunta por ti a las orillas azules de la sangre" Otras veces, en comunidad fraternizante, con conmovedora pasién vital, con una firmeza de penetracién humana, con una entereza pia~ dosa sélo capaz de temblar ante el prestigio an tiguo de los reclamos: “Triste hermano mio —hombre © mujer— Jen overoll de alguien que fuimos y éde qué RECIENTES Dramas de Ugo Hetti Alberto GARCIA FERNANDEZ El Club del Libro surgié en 1951 como fruto de la inquietud de quienes tenian como objetivo la orientacién hacia la lectura inteli- gente, el sefialar entre el férrago de libros que sin_ningdn tino nos inunda constantemente sorprendiendo al desprevenido, la obra re mente importante y fecunda. Charlas, conferencias, periédica informacién bibliogréfica, y una magnifica biblioteca: culante jalonan una intensa actividad sin des- mayos a Is que en 1953 se adité una audicién radial Integrante de esta Institucién, Alberto Gercia Fernéndez, conferencista y escritor, es el autor del trabajo que transcribimos. Una de las mas notables caracteristicas del teatro de Betti es el contraste que ofrecen, © maquillaje cruzas el hollin persiguiendo Tuna respuesta diferente a la que descifran con amor tus antiguos huesos que reclaman su [derecho al pan y sed. ancestrales” (Pats. del. siempre"), Dijimos mas arriba “teismo, amor, tiempo” Razones de constante gravitacién las tres, dican con claro lineamiento la madurez filose- fice con que Emma de Cartosio llega a esta se- gunda entrega postica. Poeta excepcional, tentada a veces por lo entrafiablemente anecdético, trasmuta en amor de humanidad temas como los de “Elegia an- terior” para, finalmente, sumarse a lo defini- tivo de un paisaje también subjetivado (tiem- pe) y buscar cara a cara, como en. "Hoy", la Faz que aguijonea sin descanso su instinto’ de eternidad, Siempre un sentido direccional de- finiéndose en expansin metafisica, siempre la basqueda. del equilibrio para los ples cardinal- mente ubicados en su sobreestatura, temporal. Libro de largo paréntesis, obra sin prisa, fruto de profunda reflexivided, “El arenal’ per ido" “lograré. indiscutible petmanencla ena poesia; y no decimos en la poesia nuestra, pore ue al ‘hablar de poesia no hablamos de" un ferritorio. Decimos poesia y nos estamos refl, riendo @ cualquier latitud o idiomas, Baste ue en ellos puedan traducirse los Inequivocos sh nos de vida y- belleza contenidos en este mage nifico libro de Emma de Cartosion *? cl carécter decididamente amoral de sus situa~ ciones y conflictos y el sentido eminente- mente religioso de su significacién mds pro- funda, Esto no constituye una paradoja, puesto que religién y ética no son, ni mucho menos, intercambiables, aunque toda ética presupon- ga y derive de una religién, bien en estado puro o secularizado, Asi ocurre, por ejemplo en “Delito en la isla de las cabras”, en donde su protagonista Agata —la mujer ““dura”— no esté abrumada por ninguna suerte de impera- tivo ético 0 moral, ni siquiera por una vivencia personal de pecado, sino por una especie de pecaminosidad original, inherente 3 su propia condicién humana. Otro tanto ocurre en “Co- rrupcién en el palacio de justicia”, en donde no se discute ninguna accién concreta de los altos magistrados en entredicho, pero en los que, sin embargo, la culpa existe, oscura, latente, en cada uno de sus pensamientos 0, de sus'gestos, al margen y mas profunda que cualquier acto malvado que pudiera imputérse- les. Esta amoralidad y esta religiosidad del teatro de Betti tienen su origen y su explicacién: en presupuestos de clara indole metafisica. Todo lo especificamente humano esta sometido: en Betti al Mal sustantivo y al Destino infran= gible. En este plano especificamente humano no existe pues posibilidad de salvacién. Cada une de los seres bettianos tiene un peso especifico —el Mal— y un destino pro- Pio —la Caida— en su lugar y en su tiem- po previamente determinados. Por lo tanto, cada vez que la voluntad quiere intervenir al margen de estas dos categorias y desviar el curso fatal de los acontecimientos, se les im= pone a los personajes mente proporcionales a la desviacién sufrida. De ahi esa necesidad que todos ellos experi- mentan de aceptarse en su condicién pecami- rosa, y de llevar a un término consecuente y ltimo cada una de sus acciones truncas & inconclusas. En este mundo de la contingen cia no existe ni responsabilidad ni libertad, condiciones inexcusables de toda moralidad auténtica, Mutatis mutandis, la libertad y el Bien estén continuamente solicitados en la obra de Betti, slo que constituyen algo esen- cialmente extra-humano y extra-temporal, ex- cepto por lo que toca al anhelo y a la es- peranza. De este modo la antropologia de Betti esté siempre distendida entre estos dos polos: nostalgia de lo animal, de lo sub-huma- ro y aspiracién a lo sobrehumano, trascen- dente y divino. Algunos de los personajes co- mo la Agata de “‘Delito...”” suspira por eve Girse del peso insoportable de lo humano por (Cont. en pig. 9) gent 5 El estreno de un film inglés, salvadas les naturales excepciones destinadas a confirmar la mentada regia, suele ofrecer al espectador més © menos “iniciado”, una seguridad con res pecto a sus valores que tiene su fundamento en estimables razone En efecto, peliculas de ese origen, medio- eres como obra total, cuentan generalmente con algtin detalle que justifica verlas, Podré ser la fotografia, la interpretaciin, 0, en ulti- ma instancia una sobriedad, que més de una Vez se une a un especial cuidado del oficio, para conformar lo que podria definirse como el “modo de hacer el cine inglés”, A\ revisar las producciones presentadas du- ante este afio, encontramos que el grupo res- paldado por esa nacionalidad es el que acuso menos desniveles, si no se considera a la cine- matografia sueca, muy limitada en cantidad. Entre las obras draméticas, ademas del im- portante aporte realizado por J. Lee Thompson, 8 quien consideramos separadamente, se desta- can titulos como MI VIDA EMPIEZA EN LA MALASIA (prohibida en el Festival de Cannes de 1956 por encontrarla lesiva a los sentimien- tos de otro pais), que relata la marcha cruel de un grupo de mujeres prisioneras de los japone- ses durante la Ultima contienda. Jack Lee supo darle tension y fuerza emotiva con recursos cinematograficos bien calibrados y una inter- pretacién sobresaliente. A TRAVES DEL PUEN- TE, de Ken Annakin; APRENDICES DEL DE- LITO, de Basil Dearden; TIEMPO SIN PIEDAD, de Joseph Losey; EMBOSCADA EN LA NO- CHE, de Michael Powell y Emeric Pressburger; EL CASTILLO DE COLDTIZ, de Guy Hamiltcn y EL QUE SE FUE, de Roy Baker —objetiva hasta el punto de perder interés—, son entre otras, peliculas que sin sobresalir, representar esa seriedad que mencionébamos antes como caracteristica de las realizaciones inglesas, ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA, dirigida por Charles Crichton, es un ejemplo de senci- ilez dramatica obtenida con limpieza gracias, entre otras razones, a la calidad del libreto e crito por William Rose. Y este nombre nos per. nite pasar al terreno de la comedia punto fuerte del cine inglés— donde dos pelicules uin constituyeron otros tantos éxitos: UN YANQUI EN ESCOCIA, auc enté con la direccién de Alexander Macken drick (QUINTETO DE LA MUERTE), es une ge liciosa pintura de costumbres tehida de ur sts ve dejo melancélico, y O10 CON LAS MUIE 6 con su firma en el gu Cine Fuglés J. Lee RES, de Michael Truman, se ubica en el am- biente de “familia” por medio de situaciones ingeniosas, y una elogiable cohesién al plas- mar el clima, QUE MARAVILLA ES SER JOVEN, escrita por Ted Willis y dirigida por Cyril Frankel, in- cursiona en el campo estudiantil con gracia y frescura, y RISAS EN EL PARAISO, de Mario Zampi, trae una buena dosis de humor servido por intérpretes de jerarquia. PARIS DE MIS AMORES, de Robert Ha- mer (LOS OCHO SENTENQIADOS), no tuvo suerte, @ pesar del excelente trabajo de Alec Guinness, por culpa de un libreto demasiado débil. Las series del doctor Sparrow, con Dirk. Cogarde, producida por Betty Box (responsabie de malas imitaciones norteamericanas, como ESTE ES MI REINO) y dirigida por Ralph Tho- mas, no merece mucha atencién —salvados al- gunos aciertos de la primera (URGENTE DOC- TORI—, y carece del proverbial “sense of humour” inglés. Pero entre este material, bastante homogé neo comparado con la filmografia de otros pal ses, una figura acapard Ia atencién: J. Lee Thompson cuyos antecedentes son practice mente desconocidos entre nosotros. Y este des- Conocimiento se extiende también a sus obras, exceptuando ENCUENTRO CON LA MUERTE ("The Yellow Ballon’), que fué presentada en Buenos Aires en 1954, SOMBRAS EN SU VI- ROGELIO 1958 y ‘Ohompson DA (‘Woman in a dressing gown) de 1957, y MIENTRAS LLEGA LA NOCHE (“Yield to the Night”) de 1956, De 1954 es, asimismo, FOR BETTER, FOR WORSE, comedia retérica, con guién del propio Thompson, a Is que los criticos trataron muy duramente. A 1955 pertenecen ALLIGATOR NAMED: DAISY y AS LONG AS THEY SRE HAPPY, se- guin “Films and Filming’ tan mal realizada que cuesta creer en la presencia de un director, y de 1958 es LEE COLD IN ALEX. Es lamentable no poseer mas datos sobre la personalidad de este hombre de cine, no sola- mente por el interés que despertaron sus pe- liculas, sino también por el detalle curioso de que “Films and Filming” sefiale una imperi- cia absoluta en la construccién de AS LONG AS THEY'RE HAPPY, y un aio después, el mismo director nos dé una obra acabada — 2 nuestro juicio una de las mas importantes e trenadas este afio— como MIENTRAS LLEGA LA NOCHE. Si se tiene en cuenta que Thompson fué también productor de SOMBRAS EN SU VIDA, lo que permite suponer una total libertad de accién para elegir el libro, es preciso reconocer que su preocupecién artistica no descansa s6lo en las estructuras filmicas sino que busca dar @ sus obras verdadera densidad humana. En PAROLO 70 de R este film, Thompson se identifica plenamente con una temética que cala hondo y sin conce- siones en un problema de singular trascenden- cia como puede ser la tentacién de superar ol tedio cotidiano de un matrimonio vulgar con un amor que promete todo lo negado hasta entonces, Ya en otra oportunidad comentamos (Arte Litoral, N? 3) el renovado empuje que reci- bid el cine norteamericano de Ia television, y sefialamos también Io distinto del modo expre- sivo, no sélo en fo técnico sino particularmente en Ia eleccién de temas en los que predomina el interés por los conflictos vitales del hom- bre. Por eso no extrafie saber que SOMBRAS EN SU VIDA habia sido concebida originaria~ mente para la television, puesto que, si bien es inglesa, la tendencia de los programas tele- visados parece no ser muy distinta en los dit versos paises. EI libreto pertenece @ Ted Willis (“jQué maravilla es ser joven”), autor al mismo tiem- po del guién, y tiene el mérito de tratar un asunto por demés corriente con verdadera hon- dura y total desprendimiento de lo acostum- brado. y si bien acusa cierta cargazén en tor- no a la protagonista, el manejo de las situa ciones y particularmente la situacién dada al conflicto, reflejan una conviccién expresada sin temor que constituye uno de sus valores mas positivos. Thompson, por su parte, se adhiere sin re- servas al planteo argumental y hace un cine nervioso, cuidadosamente elaborado para lograr el clima propicio, y enlaza imagenes con un titmo donde los movimientos de cémara con los 4ngulos de toma y el montaje, unidos a una banda sonora Ilena de aciertos, integran un todo sdlido y arménico en lo formal, que llega a convertirse en una dimensién visual del asunto narrado, La primera secuencia es ad- mirable: luego de un plano general donde ya comienza a jugar el sonido en el repique de unas campanas —repique que volver a adqui- rir sentido por contraste en otra escena—, la camara se libera précticamente y se lanza a una deseripcién del lugar y a una presentacién de personajes que la amalgama de elementos con- Vierte en cine de extraordinaria pureza, Thompson anulé cualquier sugerencia tea- tral con un estilo narrative que elude los pla~ nos directos por medio de enfoques logrados a través de objetos y movimientos casi cons- tantes de la cémara, Esto puede parecer re~ vistas Argentinas |z buscado, pero Thompson no descansa en el Pre ciosismo formal sino que intenta transmitir —¥ To consigue— el desorden que sirve de marco 2 los protagonistas. Al mismo tiempo los ubl- ca en una escenografia que oben relieves ee i i ntre el objeti Stados al interpenerse entre | cbicte aevecte método —por asi llamarlo— pueda ser Eplificada de formula, porque entendemos que Fesponde a un concepto original y valioso sobre El empleo de la composicion fotografica, como parte activa del fenguaje filmico, Ademés, no Berun fin en si mismo, sino que sirve como Fecurso para penetrar los caracteres con fuerza Tntimista en las anotaciones psicolégicas, y el Conflicto de cada personaje cobra vigor precisa~ mente por ese deliberado tratamiento de lo técnico. La funcionalidad de los primeros planos es otra de las virtudes de SOMBRAS EN’ SU VI- DA; también la Iluvia sirve como relacién de unidad al rendir en su doble valor de motivo plastico y dramatico. La Ultima escena, con el Gelicado hallazgo de la toma en el espeio, es Una prueba de limpieza emotiva y confirma el dominio de Thompson de los elementos que maneja. La actuacién de Yvonne Mitchel y la peri- cia técnica con que Gylbert Taylor concreto a de la “cémara suelta”, puesta en prac- -2 por el director, son otros tantos aportes va- fioses a esta pelicula, de nivel poco comin. Y si bien SOMBRAS EN SU VIDA es un 2fo posterior a MIENTRAS LLEGA LA NO- CHE, creemos que ésta es superior como ‘obra total. Se basa en un libro de Joan Henry titulade, lo mismo que el film en inglés, “Yield to the night”, que fué traducido al castellano como “La ‘Ahorcada’’, y relata en Primers persona las impresiones de una con- denada_a muerte mientras espera, en una carcel, la ejecucién de la sentencia. El libro posee un clima tenso y alcanza un sereno patetismo que se impone desde las primeras paginas para llegar a un final so- brecogedor por su misma simplicidad, pero, al leerlo, cuesta imaginar que haya podido ser transformado en cine sin caer en la pesadez y sin desvirtuar el proceso interior que vive el Personaje. Sin embargo, un guién dificilmen {emi acertado y una direccién excepcional, ron superar estas dificultades para hacer de sta uno pelicule eemplar come aber, tacién de lo literario al lenguaje filmico, Fg ai SRE Soins robe “cater los encaroados de esa toes, y con ‘un al comprensién. de lo cinematooratien’ Ga riando leverperta el dorarolie eee tuacignes queaganarog asi un smayor. vigort on 8 su exposicién, Los didlogos fueron conserva- dos casi en su totalidad, y al releer la nove- la, es notable apreciar como se entrecruzan sus imagenes con las del film sin chocar en ningun momento. Toda la secuencia que compone el pré- logo confirma el estilo del director, centra- do aqui en tomas montadas nerviosamente para lograr el “crescendo” dramatico. El en- cuadre inclinado tiene un sentido funcional en el relato, y los planos obtenidos a través de objetos —tan caros a Thompson— asi como la fuerza sugerente del sonido, conforman un modo narrativo que predispone a las escenas posteriores, En esta primera parte se reunié todo lo que de “accién exterior” poseia el li- bro para dedicar el resto exclusivamente a la descripcién del proceso psicolégico que va madurando en la protagonista. Si alguna vez esa “‘accién exterior” vuelve a aparecer, es para recortar con més firmeza sus sentimien- tos, aportando matices que aumentan la con- sistencia humana del personaje. La linea temética del guién aparece con toda claridad en a construccién del film; pero hay, al mismo tiempo, sugerencias suti- les que pertenecen exclusivamente al direc- tor y establecen un plano donde lo ergumen- tal se ve reforzado por detalles de la imagen © actitudes de los personajes. La puerta de rejas, asegurada con una gruesa cadena, que se interpone entre la cémara y la actriz en una toma del prélogo, y el ademan con que ésta toma el cigarrillo de manos de la cela: dora para evitarle una reprimenda —dejando establecido con ésto que ya lleva tiempo en la carcel— son algunos de los numerosos aciertos de este tipo que jalonan el film. Pero lo més importante es como Thomp- son va revelando el cambio intimo de la pro- tagonista y la forma en que llega al espec- tador, la rutina cuidadosa de todos los dias, con su crispada inutilidad. El tiempo no acosa a la condenada a muerte, como algo que s© precipita sobre ella, sino como algo que de- mora demasiado en llegar. El dolor no es producido por el apremio sino por la angus- tia de la espera, una espera que llega 2 Te vivir esperanzas, esperanzas que morirén e? las palabras de la alcaidesa, en una escena magistral por su sobriedad. Cada personaie, cada pausa, fué calculada por Thompson, y S# ficcién se hace realidad que oprime sin em- plear para ello un solo efectismo, En la pin- tura del personaje central no busc6 2 com- pasién, pero la objetividad con que estén ex puestos los hechos, tanto en lo relativo 2 la asesina como a sus guardianas, termina por constituirse en uno de los alegatos més for midables que se haya realizado contra la pens ile, mierta.-Los paseosyparel. pation aris p—F2- tido casi expresionista— was de las celadoras, el y. desvestirse, el comer encendida, tografiado con un sent Jos pequefios problems chocolate, el Salty ; anche hara, la luz si Crerte, y_ los. suefios poblados de terror, se superponen sin piedad y sin pausa, | aproxi- Mando el momento en que la puerta del rin- Ton'se abriré para hacer imposible el deseo de Ver una ver mas “el cerezo con las ramas florecidas”. . « Thompson supo hallar para cada situa- cin el recurso oportuno, y lo mismo se vale del montaje sonore para unir el recuerdo con el presente, como utilize imagenes de medi- G2 expresivided para transmitir la reaccion de la protagonista ante las voces lejanas de quie- res le hablan, perdidos para lla en sombras cada vez mas confusas y més crueles. Ya toda esta magnifica arquitectura agregd una direccién de actores que tiene su mejor ex- ponente en la admirable labor de Diana Dors. Esta actriz revela un desconocido talento dra- mético y compone con singular profundidad 2 [a muchacha que va a mori y s6lo en’ sus Ultimos momentos comprende que hizo mal —aunque el miedo le impida arrepentirse—. El fotégrafo Gilbert Taylor, como lo hizo también en SOMBRAS EN SU VIDA, da a Thompson imagenes de rara belleza, apunta- Isdas por a cuidada escenografia de Robert Jones. También el fondo musical de Ray Martin, que utiliza la cancién de Noble “El solo pensar en ti”, tiene las condiciones nece- sarias pare cubrir eficazmente su dimensién. Ej final de la pelicula es otro acierto del director. Las carceleras Ilamaron siempre a la detenida por su apellido, cuando el momento de cumplirse le sentencia Ilega, lo hacen por su nombre de pila. Este detalle estaba en el libro y pasa un tanto inadvertido en la cinta, pero la escena siguiente, de pura creacién fil- mica, constituye una prueba cabal del ta- lento de Lee Thompson. La condenada a muerte sale por a puerta del rincén y su cara se va perdiendo entre las sombras, en un primer plano de descarnada elocuencia, La luz vuelve entonces a la pantalla para dejar ver un cigarrillo que, encendido por la mur jer que va a ser ejecutada, sigue viviendo, mientras ella se entrega para siempre @ la noche. Creemos que el aporte de J, Lee Thomp- son al cine inglés tiene un valor que no pue- de ignorarse, ni en su aspecto formal ni en su contenido, y por eso esperamos que su cine —imagen y verbo— no quiebre la fas- cinacién que desperté en nosotros. Que el tiempo conserve en su plenitud, in oe phate oe nso LIBROS RECIENTES (Viene de pag. 5) un regreso a la inocencia de la pura animali- dad, En cambio las palabras finales de Enio (protagonista de “El Jugador”) rompen el sor- tilegio de pecado y destino para reclamar el aibitrio trascendente y libérrimo de Dios: "Creer en Dios —dice— es saber que todas las leyes serdn pequefias, Y que tendremos bellisimas sorpresas. . .”” Las Ultimas obras draméticas de Betti —es- critas en el transcurso de los Ultimos 10 afos -— aprietan atin mas si es posible el rigor de esta antitesis: fatalismo y pecaminosidad cons titutivas del hombre y de su mundo, y liber- tad y bienaventuranza abiertas sobre una pers~ pectiva trascendencia, De las cuatro obras reuni- das en el libro que da oportunidad a nuestro comentario, es con toda seguridad “Aguas re- vueltas’” la mas valiosa y la més significativa. “Aguas revueltas” es una auténtica tragedia, de cardcter simbélico, en la que todo per- sonajes, problemas, situaciones) parecen flo- tar ante nosotros con la ambigiiedad y el tre- mendo relieve de un mal suefo, como una pesadilla en la que el mundo y la existencia parecieran abrir sus entrahas para mostrar nes el tragico y fundamental equivoco sobre. el que estén asentadas. La obra entera podria llevar como acapite la tremenda paradoja pau- lina: “No el bien que quiero, el mal que no quiero hago. . .’’. Toda perspectiva o valora~ cién ética naufraga en el piélago de aguas re~ ‘vueltas en las que bien y mal, cielo e infierno se mezclan y contienden, Y el hombre situa= do en el corazén mismo de esta lucha debe sin embargo —y esta es precisamente su con= dicién trigica— elegir. Y debe elegir aunque su eleccién resulte siempre absurda y las mas de las veces termine —como en el caso del protagonista de "Aguas revueltas"— en el mas patético y humillante de los fracasos.. Porque lo que importa en definitiva —vi ne a decirnos Betti— no es el resultado sino la misma lucha, esa lucha que tiene lugar en la oscilante, batida y revuelta frontera del ser que es la existencia del hombre, Y es preci~ samente en ella, en el corazén mismo de la desesperacién y del absurdo donde la razén y la esperanza deben renacer... Porque toda esta confusa y absurda agonia fronteriza no hace sino reclamar, postular, un centro, una patria paradisiaca que colme los anhelos de fe- licidad humana; una misericordia y una jus- tcla indeficientes eternas que logren desatar wudo de fatalidad y absurdidez que consti tuye la existencia y separar, una vez més, y esta vez para siempre, en el revuelto piélago Rey ISR Argun tines] = 9 En torneo a una Cxposicibn Retrospectiva Existe une pintura de retorno a la tierra; es decir, de sentirse hacia ella, desentrafién- dola en un contacto vivisimo, y regresar con Ja sabiduria de su tiempo. Sabido es que el artista ha de tomar ju- gos de su medio natural. Podré desarraigarse —y de ello tendré, quizés, necesidad—. pe- ro un dia volverd por sus mismos caminos contados, a requerir la savia que sdlo podra infundirle el peisaje primario que lo haya con- figurado, El fenémeno de las geografias, mas que por nadie, ha sido expresado por los pintores: ellos dan’ siempre una proyeccién, vertida o interpretada, del suelo que pisan. Quizds, el uso de elementos corpéreos, de medios expre- sivos de volumen fisico, le obliguen, més que al miisico © al poeta, @ un desarrollo tempe- ramental principalmente terrestre, La tierra y el pintor se encuentran en una constante correspondencia, Una vida de sub- suelos, carente de presentes de indicativo, se envena por los cuadros, los Ilena de fibra y jugo terrosos, como si se temiera que el cua- dro, debido 2 un intencionado aire de gra- cia, fuese 2 escapar a propiedades de grave- dad y leyes vivas que estén todavia aqui, en tazén de su condicién originaria, es decir, te- rrestre, En otro lugar (1) dejé dicho i que, si la ae Gambartes. Y cito inmediatamente 8 exposicion retrospectiva realizada en el Mu- seo de Bellas Artes “Rosa Galisteo de Rodri- guez, de Santa Fe (hasta donde me desplacé Trin ti sry cele 08 Yalor de hallazgo que ante un Guayasami conser- de Ilanura,’ una de- una impresién de ie- (1) "Democracia”, 27-1K-58, 10 JOSE CARLOS GALLARDO janas dunas amarillas. Hay en toda ella una fuerza de rastreo humano, una huella de lenta sangre elemental; recuerdo que mana de la propia tierra como si, al pretender reconstruir las figuras que entonces contemplara, ahora se me confundieran todas en una inmdvil vi- sién de paisaje, de llanura infinita y triste. Es un hecho en mi breve experiencia de observador, este uno y bis de la obra del ro- hombre y tierra son una superposicién de imagenes 0 una misma imagen desdoblada, si se prefiere. La calidad fisica del campo se continua, se reproduce, vive como un eco en la calidad vestida del hombre. En el mismo comentario 9 que remitia anteriormente, estimaba que la tierra, objeti- vamente, necesita de un intérprete que, a su Vez, sea, asimismo, objetivo de ella. En el caso presente, el pintor ha sido su elemento, Porque a través suyo, la tierra ha encontrado Yehiculo y memoria, flora, misterio, magia y fauna. Al espectador le importa poco que es- tos Ultimos respondan o no a una estructura tradicional, sino que la comunicacién estable- cida entre los elementos tietra-pintor, se Pro- pague también por él. El testimonio que Gam- bartes da de su medio circundante, no seria tal si no lo fuera también desde cada uno de los espectadores de su obra. Esta relacién —tierra-pintor— es directa Entre aquella primera y uno de sus cuadros, se cumple con infalibilidad la misma propie~ dad fisica de los vasos comunicantes: la obra esté Ilena de tierra, Es tierra y, como tal, el pintor nos la entrega, Diria todavia més: dil que Gambartes es una respuesta, acaso la voz Recesaria 0 el acento que la tierra, por S sola, jamas podria darnos. formuladas con anterioridad, a raiz de esta exposicin, me prohiben repr Deducciones ducirlas en este comentario, motivado, dicho sea de paso, por los mismos cuadros. No obstante, insisto en la palabra “‘testi- monio”: Gambartes es un testimonio de la ‘América del Litoral, Tan infinita y triste como la lanura, es su obra; bien entendido que la tristeza sentida en sus cuadros, coincide con una manera de ser quictud o eternidad en los seres. ¢Por qué no habré de ser la tristeza el colmo de toda alegria o Ia total alegria serena?... ¢Qué es el Litoral argentino? eCudles Serian sus médulos de expresién? 2Qué constantes habria que exigir a una ac- titud genuinamente litoralense?. . . Mirando sus “cromos al yeso”, me he planteado la misma pregunta que me hiciera ‘ante uno de los pintores que mas me apasio- nan: Solana. La inquietud es esta: éExiste tam- bién el indigenismo en la obra del pintor es- pahol?... Estimo que si, hecho que no esté ‘excluyendo en absoluto su universalidad. ¢Has- ta dénde, cuando, ciclo, limite, obra, el artista es indigenista?... ©, mejor dicho, ca partir de qué momento?... éDénde empieza el tes timonio?...

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