Está en la página 1de 23
REGIONES SOCIOCULTURALES. UNA PERSPECTIVA DESDE LOS EsTuDIOs REGIONALES EN CHIAPAS Karla Jeanette Chacén Reynosa Juan Pablo Zebadia Carbon: (Coordinadores) 2020 Regionesocioculturales: Ura perspeciva desde los estudios regio nales en Chiapas / Coords. Karla Jeanette Chacén Reynosa y Juen Pablo Tuxtla Gutiérrez, Chiapas: Universidad Auténoma de Chiapas: Programa para el Fortalecimiento de la Calidad Educative, BN: 978-607-561.052.8 1, Estudios regionales - Chiapas - Investigaciones. 1. Zebadia Carbonell, Juan Pablo, coord. Regiones sociocultural. Una perspectiva desde os estudio region Primera edn, 2020 Obs dictaminadabsj proceso de Par Cago Extarna Ditector dole Coleccién: Luis Adin Maza Diseso deforros de a colecién: José Rodallo Mendoza © Fotografie: Edgar Lara Morales Diseiio editorial: Ernesto de Jest Pérez Alvarer, Gustavo Adolfo Gonzélez Escare- lay Marco Vinii HereraCastaeda ISBN de a colecibn: 978-607 561-064 ISBN del volume 978-607561-052.8 Catelogaién dela fuente: Araimedes Lépes Rabo Esta obrafue edad graca al fnanciomiente del PROFEXCE. DR, 2020 Universidad Autsnoma de Chiapas QF Boulevard Baisario Domingues km 1081, sin ‘ndmero, Terén, 5 C.P. 29050, Tuxtla Gutiérez, Chiapas. 3 Miembro de la Cémar Nacional dea Industria itor! Mexicana connimero de ego deafiocisn: 3932 Se prohbelaeproducciba total o parcial de ett obra asicomo su tansrisin por euquer modi actual ofututo, sine consentimento carers por acrtode lostitularesdelos derechos La composicisn deinteroresye fo de cubierta ton propiedad de la Universidad AutGnoma de Chopes Impresoy hecho en ico Printed and made in Mexico en Chiapas. Introduccién.. REGIONES Y REGIONALIZACIONES Regiones como estados no mutados. LA REGION DE LA EXPERIENCIA VIVIDA Regién de la experiencia vivida... Jovenes desde la periferia: regién, cuerpo y violencia. Estudio regional de la religién contemporanea. 129 LA REGION COMO ESPACIO SIMBOLIZADO Y DE PODER lementos metodolégicos El Chiapanequismo: para un estudio regional del estado de Chiapas. Regién tseltal: formaci Las autoras y autores violencia. Lavoe, Entevisca Josefina Bi in. Recupetado de ups! sm-en-violencia Semiforo Delictvo Nacional (2017). Primer trimesre de 2017, Recuperado Seran Pav Are (994). TH bogs voredjene Un cadidewic. cioligico, Politica y sociedad, (16), 225-231. “Taracena, Arcuro, (20084), Propuesta de definicidn istérica para regibn. Et studios de bictaria maderna y contempordnea de México, (3 Recuperado en 03 de mayo de 2017, de heepslwwwscelo.orgmx! cielo php2scripesci_arttext8epid=S0185-262020080001000068In- gees8etlngepe Valenzuela, José (Noviembre, 2012). Diversidad eultral, exclusion social y juventud en América Latina. Trabajo presentando en Euroamericana ‘VILL campus de cooperacién cultural, Cuenca. Recuperado de hep: ‘www-campuseuroamericano.org/pdfles/ES_Diversidad_Culeural_ America_Latina_JM_Valenauela.pdf ‘Valenzuela, José (20128). Narcocultur, violencia y ciencas socioantropo- légicas Desacator, (38), 95-102. Recuperado de hurpillwwwscielo.og, tmaxhscielo phpscripe-sci_arttext&epid-S1405-92742012000100007 Valenzuela, José (2013). La mara es mi familia, En Valenzuela, José, Nateras ‘Waiselfisz, Julio (2015). Mapa da Violéncia 2015. Facultad Latinoamericana cde Ciencias Sociales (Flacso). Recuperado de hrepsl/wrwwmapadavio- 2 ‘Weiss, Eduardo (2003) “El cas versas perspectivas al tomo I de £1 campo de 1 invetigacién educatina 1993-2001. México: Consejo Mexicano de Investigacién Educativa (COMIE),pp. 35-56. 128 Estudio regional de la r contemporanea Luis Ernesto Cruz Ocafia INTRODUCCION lineas busco abordar la cultura y fa sociedad en tanto “co- reste eta as crapuestas y otras complementarias: 1) en cuanto a su naturaleza ‘académico-cientfcos" y contiene dentro de s{ otras nociones ~v.gr.“teligiSn’- y 2) en cuanto a Jas formas en que pueden ser empleadas para alcanza tereses s decir, como recutso estratégico o categoria popular impulsada, en este caso, por dete regional. Mientras la primera de dichas maneras se alinea a razones de cono- to, Sin emba taci6n entre que permiten que construcciones te6ricas se conviertan en categorlas populares y viceversa; aunque lo segundo es menos frecuente en razén de la sospecha instaurada por la academia hacia el activism, En este sentido, quiero tratar de responder a cuatro cuestione: qué e5 0 qué se concibe por cultura y sociedad, ademis de oSmo se piensa la teligién como parte de ella’; 2) zen qué medida estas nocio- (1291 nes ~cultura y sociedad— son construcciones teéricas 0, con el paso del incluidas como categorias de uso popular? Ligadas ala anterion 3) gqué usos se hacen o se pueden hacer de el movimientos rligiosos para adapar y/o fortalecer sus argumentos doc- trinales, y 4) “habitus” en didlogo con Bourdieu- generando pricticas particulares dasa un contexto regional expectfco? teoricista que otorga realidad a las abscracciones; otros observan que, ‘en tanto construcciones discursivas localizadas en un tiempo y espacio concretos, se tansforman ylo degradan en su uso, No estan exentos, por un lado, del proceso de deshistorizacién, descontextualizacin y desgaste vinculado con su declinacién y estigmatizacién 0, por otro, su sobrevae loracién y utilizacién actitica irreflexiva que genera apropiaciones de “discursos" vaciados de su sentido y contenido (Menénder, Se quiera o no, fas “teorlas populares" son una parcela significativa de la realidad, por lo que se requieze ir mis all de la discusién acerca desu veraciad o falsedad con el fin de observar los procesos de dispuca alrededor de su legit i n, 0 en su defecto desk cién y exclu indo asi, el propdsito de este articulo esenfocar los conceptos como construccién analitica y categorla popular para visualizar las maneras en que se implican mutuamente y, cn ocasi nes, se complementan para converttse en banderas de lucha cacién para promover “otras” creencias y précticas culturales-r cen formaciones regionales especifcas Para esto, abordo el témino cultura a manera de un armaz6n teb- 130 4 rico que, con el paso del tiempo, ha devenido en un recurso estratégico iado, en esce caso desde movimientos religiosos localizados, para 3s especifcos, Asimismo, desarrollo el término sociedad habitus que, a mi parecer, puede dar cuenta de fo que siones con anclaje regional en el que lo esencial es la lucha por ‘macién para instaurar La “culeura verdadera’, més que como abstra incluyendo asf la dimensin del poder que es. Por su parte, el lad, representa el sentido cotalizadora de la vida soc habia quedado al margen en sus antiguas defi habitus, como inteiorizacin de la exter prictico con el que las personas entran en dicha lucha de acuerdo con su cursos y posiciones dentro de un espacio social jrarquizado En este sentido, la religién més que un conjunto de doctrinas 0 “sistema de creencias” aceptado individualmente que, por extensé produce efectos sociales; es visualizada como una construccién soc contingente, un proceso socio-hi trnsecament telacionado e las condiciones sociales y materiales en que surge y cobra sentido. Ni én, ni sociedad, ni individuo pueden enfocarse asladamente. Ess mediante una aproximacién relacional y,cabria agregar, regional, que se 1, El desarrollo de los planteamientos que han tratado de esbozar una desde di- versa posiciones teéricas que, a su vez, han instaurado formas de aproximarse a Una discusin acerca de la manera en que los ‘conceptos pueden oftec sea enfocdndolos ‘en su uso como categorias po} 131 EE abordaje, desde dos ejemplos procedentes dela rel xiones y fronteras difusas existences tégicos ¢ interesados de la “culeur entos como proceso soc us como esquemas de percepcién, pensamiento y accién que generan pricticas socio-historica- mente determinadas CULTURA Y SOCIEDAD: NOCIONES ¥ {OI)vISIONES TEORICO-METODOLOGICAS En este apartado intento enumerar algunas nociones tedrcas laboradas sobre términos tan polémicos y no siempre claramente defini son cultura y sociedad. Términos que representan aspectos contrad ros para algunos y para los menos, elementos complementarios. Es que, antes de ofrecer algunas definiciones de ellos por scparado, ademés de aquellas que fos colocan como polos en tensién, quisiera poner un lizan como “realidades” que, a 1s como grifico centrado en la regidn de Tikopea, da muestra de la uni sociedad y cultura. Sefala, a manera de ejemplo, dos formas di observar a la primera que afectan la manera de visualizar la segunda. En sus palabras, {si} se interpreta la sociedad como un conjunto organizado de individuos «on un mado determinado de vida, e entiende por cultura este modo de ton ces a cultura es el contenido de dichas relaciones La cultura es coextensiva a la sociedad, pero es distinta de ella en 132 eRe Se tanto que la dota de contenido, Firth agregs, para afrmar la gue: cl concepto de sociedad destaca el compotente humano, el conjunto de individuos y las vinculaciones que mantienen en boraya el componente de recursos ma due el pueblo hereda, uss, cambia, umenta,transmite, cuyo contenido aunque parcialmente permite actuar como un regulador de la acci6n (197646). . La primera se cefiere a cuestiones més concre luosy sus vinculo o relaciones; mientras la segunda hace ms referencia a abstracciones y simbolos, a un conjunto de ideas nes que son perpetuadas, aunque también transformadas, por éstos. La sociedad es lo | y la culeuea el sentido de lo real. Aqui se observan al. No obstante, 1 tgemino cultura ha sido abordado de formas (di representan visiones distintas, sino también divisiones entre perspectivas antropolégicas. Para comenzar con su desart lo, esta palabra —cuya rate en una perspec del vocabul taba ligada ala fiosofiaplatnica y a pensamiento ecléctico de Cicerdn, Conllevaba una fuerte carga de dife- renciacién y rupcura entre ef mundo humano y el natural, por un lado, Y entre seres humanos, por otto; ademés de una forma de conexidn entre el mundo humane y el divino (Silva Santistevan, 2006:sip). Primero, se estable formacién y desarrollo intelectual. La humanidad se colocaba en un es- 133 trato mis clevado por poseer una caracteristica que no compart otros es vivienes: la razdn; caraceristica que ls legitimaba para actuar so- bre Ja naturaleza para protegerse, controlar, manipulacla y transfor- masla a su beneficio, aunque bajo la proteccién y con ayuda de los Segundo, se instaur6, por su caricter arstoctético, una jerarquizacién entre seres humanos “cults” y el resto sin formacin i no se convertéan en hombres libres por la leceura de los cl rallegé a ser ain hoy es uno de sus significados principales~ “un estado desarrllado de la met lo” y “los me- dios de estos proce ). Ast se gestaron relaciones des la realizacién completa, Como se puede not tencial humano, lo que vivos, el instrumento de para alcanzar el desarrollo individual-espiriual , eventualmen Jectivo. Idea que luego se convertieia en fundamento de otras nociones, convertidas en herramientas de exclusin, aunque cada ver més secu- latizadas, tales como civilizacion y progreso ~fines del siglo XVI desarrollo -mediados del XX~ (Escobar, 2007). ero a cultura, 2 pesar de haber surgido como nocién empleada para la diferenciaci6n de sectores poblacionales y con sentido procest al pasar del tiempo se que permitia acercarse y comprender realidades, pueblos y personas “otras” con cardcter més 0 menos unificado (Williams, 2004: ‘en ambos sentidos la cultura cevelaba el po- a humanidad de los demés seres centre semejantesy lac 134 to de las razones por las que ¢ hasta incereses politico-econdmicos que buscaban conocetlos para establecer relaciones mis efectivas de dominacién colonial. Dicho encuentto con- tribuy6 a establecer la divisi6n que impuls6 una dicotomia proyectada por los sociélogos clésicos “Tonnies, Durkheim, Weber, Simmel entre ddos modelos de interaccién humanas claramente yuxtapuestos y, en el fondo, en una tensién complementaria: comunidad (Gemeinschaft) y sociedad (Gesellchaft) (Nisbet, 2001:104ss), La primera, en términos de De Mat era el dominio de cu autonomizacién de las esferas funcionales” y Ia seculatizacién de los procesos humanos; miencras la segunda representaba los “context bitos seguros y familiares de interaccién y de las redes de prot cercana” donde impera, de cierta forma, un sentido rel ta vida (2005:6). Dualismo que no sélo vo-subjetivo, sino también entre un tipo de relacién basado en la di tincién ~relaciones contractuales~ y otto en la teciprocidad ~telaciones comunitarias— (Reygadas, 2008). ual de brecha entre dos dmbitos de relaciones humanas: uno manifestaba el cardcter indivi ‘otto el caricter col “honestas” que implican interacciones iién hobbesiana del hombre como lobo del hombre y la rousseaniana de una naturaleza p esencia bondadosa, En sum seguridad comunitaria (Bauman, 2003:27), Hasta este punto, la noci6n de cultura inclufa varios elementos im- portantes: era ideacional, una especie de topus uranus platénico del cual 135 por qué; pero fungia a manera de gufa para guia alos seres humanos de la naturalena, asociada acolectividades antes que a individuos y, paradéjcamen- trumento que unificaba grupos y los distinguta de otros. Aqui ya silo faltaba un paso para conectar culcura con la noci6n de co- ‘munidad, tal como harfa Redfeld (1944), Sin embargo, antes de legar a cllo,¢s importante mostrar otras de ls definiciones que de la cultura se han dado desde la antropologia y que, de diversas formas, han adoptado mencionadas, El proceso de conformacién de la anttopologia como ciencia so- cial Fines del siglo XIX y p clemento de referencia esencal y obligada, ya que dej6 de ser empleada como un factor de diferenciacién de los seres humanos con respecto a 4a naturaleza o jerarquizacién segiin niveles de formacién intelectual, y las caractert igiosas— en razin de una serie de rasgos compartidos y mis 0 ‘menos coherentes. Pas6 de “designar un proceso... a designar una con- figuracién o generalizacién del espiitu’ que conformaba ‘todo el modo de vida’ de un pueblo particular” (Williams, 2004:11). La cuestin es ién— para convertise en propiedad de una pobl: acién~? Pregu comunidad y cultura. En cuanto objeto de ~bjero a que es pensada a partir de la conexin entte y habitos que adquiere el ser humano como (Tylor, 1975:29). ;Cualles) sociedad 136 de sociedades més “refinadas”. Sus formas de rel ‘menos elaboradas. Segiin esta concepcién exnolégice, el estudio de la cultura es la manera de establecerleyes de pensamiento y accién universalizables de acuerdo con ef modelo ce 3; un modo de comprobar la (coli Diferencias entre culturas que, aunque daban muestra de estadios de evolucién d *s monoteistas (Weber, 2010). Otra nocién relevance coi tefactos y un sistema de costumbres (Malinowski, 1975); una orga aacién de valores convenconales, manifests en ato y artefacto, que estrategia para acceder a esos valores~ de cuatro poblaciones yucatecas ‘quelle sirven para sefialar que la culrura es una propiedad de pueblos més desorgani- las “sociedades” accuales en las que pa- rece haber mayor desorganizacién, incremento de lujs de intercambio y el proceso de ndivdualieaci igado a una apaenc desatculacn del sentido comunitario y una mayor seculaiza zacién es no) 137 lac analitca ya no ¢s o solo de unas pocas en estado més puro. La cultura, en fas definiciones anteriores, se revela como una reli- dad sui genetis, una entidad que no puede ser incluida en un concepto Esta visién de benigna” que otorga sen la comparten de formas c: ciones humanas pero, sobre todo, rompe los lazos de reciprocidad tanto los seres humanos como entre éstos y los dioses- subvirtiendo con aturalera” humana En esta linea de lidad, surgem nociones que ven la cultura como iduales, un todo integrado con su propia configuracién en un modelo instaurado (Benedict, 1932). Una entidad superorgénica ti para adaptarse al medio a través de la creacién de tecnologia (Stewar 1973). Sin embargo, aqut comienzan a divesificase los puntos de pata sefalar que no existe una cultura, sino una multiplicidad de 12s hechas por seres humanos, diferentes de ottas yubicadas en un lugat determinado, como indican Boas y el “relativismo cultural” 138 RRR En tanto estructura organizada de la significacin, aparecen pos ras que agregan el debate entre cémo se llevan a cabo las petmanenci Jas apropiaciones y las transformaciones. Es ast que para explicar el fe- némeno de cambio cultural y, en este caso religioso, se hace necesario hablar de un aiicleo duro, una esteuctura 0 mattiz de pensamiento y conjunto de reguladores de concej resistentes al cam- bio pero que no permanecer aparece asi como sistemas que lo componen (Lépez Austin, 2001). No existen cambios radicales, sino una especie de adapracin e inclusién de elementos exter nos que se adectian a una se que perm sentido a lo nuevo. Ejemplo de esto seria el propio de los pueblos indigenas y ain mestizos Como se puede notat, en todas las definiciones anteriores predo- a I idea de iceura mal ‘a como una propiedad unica en su especie que dlistingue 4 los seres humanos y est vinculada 2 *ageupaciones” més organizadas, con caricter comunitario y un sentido rel al de Ia vida, ademiés de que respond a un espacio y tiempo espectfics razén por la cual, unifica y, a la vez, divide, Es decir, establece fronteras para reconocer a los otros y ser reconocidas pot ellos a partir de rasgos “cornu- nes", configurindose en tanto culcura inclusiva y excluyente. Pot tiltimo, otras nociones de la cultura se enfocan en su cardcter ideacional y guia para la accién, pero se debaten entre lo simbélico, lo estructural y lo procesual. La concepcién simbélica la concibe como un sistema de significados, una serie de marcos o mapas de percepcién ¢ interpretacign ~"modelos de" y guias para la accién ~"modelos para’ (Geercz, 2003). Es un cados incorporados a ls formas simbélicas ~que patecen flor en el aire y anteceder a las condiciones sociales y materiales en que se insertan~ en razén del cual los indiv- tre sly comparten sus experiencias, oncepciones y 139 crcencias —incluidas las eligisas, pues para Geertz la religidn es un sis- tema cultural-, La culeura ~y por extensin la religidn~ es representada usando la meréfora del ex eneralmente no expli- ios, y receptor(es) regularmente homogeneizados~ que tiene que ser Jeido por el antropélogo -lector experto-, quien no trata de des sentido positvo sino interpretar hermenéuticamente para poder explici- tarla y, luego, desenerafiacla En contra de la definicién ancerior, la concepcidn estructural de la cultura, propuesta por Thompson (2005), buses it mis allé de la ante- rior al incluir las formas simbélicas en una relacién con los contextos y procesos histéricamente espectficas y estructurados socialmente en los cuales, y por medio de los cuales, aquellas se producen, se ny se reciben. Estas poseen huellas de las condiciones sociles donde se ges- tan, No estén decerminadas totalmente por dichos contextos y procesos, pero tampoco los anteceden per se. Relacionada con ésta, la concepcién procesual ode crea- cién cultural que est ligado a relaciones de produc un contexto hi dividuos. Es una seberry, 1989) La cultura, para estos iltimos autores, noes slo un entramado de signifcados a interpretar y desentrafia, sino un conjunto de re de poder que responden a con tencia que, de miltiples maneras, infuyen en las simbélico, En esta linea, habria que agregar, como indica Wi lo primordial es el estudio de fcticas sociales y las relaciones sociales que producen no silo ‘una 0 ‘una ideologia’ [carla agregar ‘una rligi') sino, mis signi- 140 y cambios reales (2004:27-28), Las posiciones anteriores, dan un salto més a talgia anti-secular e incluso, temor por un pasado que parece es “per- con aquellas comunidades eminentemente locales que se como entidades asladas, con mayor grado de homogeneidad, armonfa 4que se podrfan encontrar rastros de culeuras mas estables y compartdas, ades urbanizadas esas culeuras se encont puesto que en s lograra— més difuminadas y probleméticas. Con esto, no 0 perderia la antropologia su randn de ser en un mundo que se reconoce cada ver mis interconectado, donde las comunidades asladas no son més que un recuerdo? Lo local y lo global aparecerian como un dualism irreconeiliable. ia la nocién de “regién” como una perspectiva para enfocar las compleas intersecciones¢ interconexiones entre lo local y lo global; con Jo que se puede dar cuenta de que la antropologia que podria perder su razén de ser no es la antropologia en de antropologia moderna y colonial que estudia comunidades de n pensados como entes aslados, homogéneos y, sobre todo, inferior. En este sentido, sc6mo separar la cultura y la religién de cierto tipo de concepcién de comunidad arménica y liberada de relaciones de po- 141 der? el carécter de totaidad, unificacin y colectividad que se les ha colocado? ;Cémo no dar por sentado su existencia a manera dde un sistema total de significados y creencias que parece guiar por igual las acciones individual hha denominado sociedad y mente al sentido co sitar ala nocién de una compleja red de relaciones humanas tegionales en la que confluyen un entramado de relaciones de poder pero, a la ver, una serie de esfuerzos por crear situzciones di ctearla~ y ala sociedad no simplemente como conjunto de normas, como pricticas que responden a un proceso de 5 (estructuras estructuradas) y posiciones (esructu- ras estructurantes)constantemente negociadas (Alon: a jn, me parecen iaados por cirtas agrupaciones, en este caso religiosas, con el fin de promover Formas de comunidad atin en medio de un espacio social que tiene en la dstincién uno de sus principios fundamentales. levantes los int Il, DE LA CULTURA AL HABITUS: LA (DES)ARTICULACION DEL PODER ‘Tras haber realizado el recorrido a través de algunas nociones de cul- tura y sociedad ~asociada a el ast como las tensiones y contradicciones en las que estén insertas; procedo a mostrar cémo la cultura, tal como se ha consteuido, ha sido asimilada a manera de ca- 142 ir en busca de fines € 10, quiero poner en er lugar, d- iorizada” plancea- tegoria popular o recurso estratégico que perm incereses que trascienden los “académicos”. Asi debate la nocién de habitus de Bourdieu (1991) 0 como recurso que cobra importancia en la medida que entra en un espacio de disputas de cardcter regional por “convertir su propia visibn del mundo social, y los principio de divsin en que se encuentra en el nomos, el principio oficial de visién y 4). (Bourdieu, 200 Mi incerés es pasar dela de de la ancropologta hal ylo simbélica (ademds de la nocién de 5” unificador y motivador de ciertos dels sujetos ‘ones y (Coma de) posiciones sociales + manera las estructuraciones cognitivas que surgen de formaciones nes especifias. jn, al encontrarse ligada a 3" formas de vide basadas en la bisqueda del comunalismo que, segiin Zarate, se refiere al proyecto de cecomuna localidades (0 grupos de 143 ‘que proyecta un sentido de comunidad ideal, permeado tanto ales aja yproplas como por modelos de comporta- sen organizaciones ei (¢) comunitarias (2005364), En este sentido, tanto cultura y purificadas de diferenclas y conflictos a través de de igualdad como, por ejemplo, la etnicidad que no es mis que la naturalizacién de de la cultura como concepto problemitico que desde sus esbozos académicos ha pasado a formar parte del bagae, muchas veces a io, seconcibe como un recurso empleado para incluirseen un espacio social cruzado transversalmente por el poder y donde se desplicgan una ipan, ademis de los rasgos propos de la formacién regional en que dicho espacio socal se consolida 0 no significa que sea mera dino que pone en discusin el hecho dé que no es posible hablar de construcciones sin un cortelato real ldes que no se com plemencen con construcciones discursivas, Ex rucciones que, 144 con el paso del tiempo, se naturalizan y se hacen pasar por reales -la necesidad hecha virtud de Bourdieu y, a su vez, realidades sobre las que se montan construcciones discursivas que las transforman radicalmente. instrumental de lo iat mecanismos de reciprocidad y de igual ere tener en cuenta ambas partes, Re- ni esfuerz0s po entre person sumiendo: la ct tensiones en el que lo primordial no compartido dentro de una considerada epltima y verdadera, asf como cudl o cudles son excluidas, oprimidas o ignoradas. Hoy es més relevance centear la atencién en los debates entre di- versos grupos que titan de instaurar su culura como ley as agrupaciones les en este cas, religiosos-,habela que dorarse de que dliera cuenta de cémo las personas aceptan € incorporan “ dad” que generan, a Para disertar acerca de esta noci6n quisiera primero oftecer un bre- ve debate con los planteamientos de Giménez (2005), los cuales, segiin smi punco de vista, la reducen y le restan “representaciones socials” y la “culcurainceriovizada”. Segin Giménez y 45 otros autores enfrascados (literalmente) en la cultura, ésta se encuentra en la ratz misma de las précticas sociales. Cruza cada una de ellas en razén desu cardcter transversal Planteamiento que puede ser cierto, no tanto por la creencia de que la cultura, es decir, o simbélico e mente condicionado y, a su vez, constituya un factor influye profundamente fica de cada socledad parte del vocabulario popular y, sobre todo, es itil para intencar explicar tificar précticas y presentar como legitimas otras “diferentes", “originales” o “innovado- 1 porque, en este momento, la cultura forma Esta creencia en la utlidad del término cultura lleva 2 Giménen 2 planteatse el problema del an eriorizadas. Esto, con al fn de it mis alli de las visiones de la cultura que la enfocaban como totalidad superorgénica que se encontraba mis alld de os indivi- lufa de manera directa, Para esto, pone el énfasis en imo Ia cultura lega a “formar parte de”, esto es, 2 ser apropiada por las personas. Cabe indicar que esta situacién problem: acontece también al hablar de la religién en la medida que se conttapo- ién, enfocados en lo que ésta hace y cuyo fundamento se encuentra en la sociedad no en ella misma, contra los estudios fenomenoldgicos de la concentrados en lo «que la religion es y en la experiencia propia de lo sagrado, como se vera mis adelante (Cant6n Delgado, 2001). Sin embargo, retornando a lo planteado por Giméner, el proceso de internalizacién o apropiacién es visto desde un punto de vista for- ‘mal, puesto que no coloca el énfasis en los mecanismtos diferenciales de teriorizacién, sino en fa pura existencia de esa interiorizacién, Aunque habla de que ésta se lleva a cabo en contextos y socialmente estructurados, deja ue 146 recursos de los agentes ubicados dentro de un espacio social que los leva 4 generar procesos de interiorizaci6n diferenciados de acuerdo con ls hie chas de poder en que se hallan insertos,Siendo asl cultura interioriza- a de Giménez (correlato d el habitus segsin Bourdieu; es inecsubjetiva,cantra dela identidad socal, g -cién y fuente de legitimacién de la misma (2005:86). ‘La cultura es la organizacién social del sentido, con lo que parece queda los conflictos que se desorganizacion p: una consecuente di ada, “cada sistema in de los otros, en la ‘que se expresa Ia singularidad de su posicién en el interior de la clase y de la trayectoria” (Bourdieu, 2000:98). No existe un tinico proceso de ion de la totalidad que asiente significados comunes, pues idad es una configuracién ilusoria; sino que, en palabras de Bourdieu, se revelan 7 5, aunque medianamente estables, son constantemente negociadas en un espacio de luchas y disputas. igencias, las précticas mas improbables se ven excluidas" (Bourdieu, 199) da como lades de ivamente sancionados al estar ajustados ala égica de un campo socio-histéricamente determinado en el que cada agente se involucra en jentos se encuentran ajustados al reconocimiento scrtas en el cuerpo que permite que se lleven 0 no a cabo ciertasacciones en razén del sentido de la posicién de uno, siempre con respecto al lugar de los otros. La cuestidn no es ast esen- ino relacional. as que la cultura aparece a veces como una esencia que implanca un modo de ser y de vivir w otras como una total Posibilidad de creacién de novedad; el habitus se opone tanto a la nece- sidad mecénica como ala libertad reflexiva (Bourdieu, 1991). Revela un lento relacional, mientras que la cultura, en la mayor parte de ls definiciones analizadas, da muestra de un pensamiento esencial. Cultue ra, y en esta misma logica se agrega la religién, continua apareciendo més 148 como una estructura 0 fos con el cardeter comun poracién de una estruct coercitiva y opresora de bo Ia coercién absoluca En esta linea, el habieus ayuda a la comprensién de lec ot ligna” que secre (esencialmente) ‘cuenta del sistema de disposiciones més © menos tan ciertos sectores poblacionales con condiciones de exstencia seme- jantes que los ha llevado a generar précticas medianamente compartidas it leara como espacio de us como punto de enlace entre lo social y lo dor de “discursos’ que promueven “otras” formas de vvie y organizarse colectivamente, es de isiones del mundo, como pueden ser las religiosas Usos (“acriTicos") DESDE LOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS En este punto, quisiera abordar desde dos ejemplos procedentes de las conexiones y fronceras difusas entre nociones teéicas y propongo tener ciones tebrieas pueden llegar & convertcse en categorias populares que se presentan como banderas de lucha ylo estrategias de legtimacién de y adapracin a cieto orden socal tablecido. Lac ligado de su caricter de categorfa analitiea; de hecho es a partir de los espacios de irteflexin que deja a su alrededor, que pucde ser recuperada 149 de acuerdo con intereses muy particulares. Pr su carter aparentemen- te homogéneo, es re de conflictos, se convierte en una categorla anifescaciones culeurales visualizadas como dnicas, verdade- inales, pero basadas en crterios como su supuesta historicidad smeciater ultura ha sido una categorfa popular uilizada desde ientos religiosos contempordneos que da sustento a muchos de sus planteamientos pr ira como un todo cstandarte para adaprarse a la realidad tal como estaba dada ylo posicio- narse, esencialmente, en contra de el, Los movitmientos de los que me rvo a manera de ejemplo par lo anteriormente mencionado son el complejo movi \damentalmente urbane y frecuentado por na 0 Iglesia Autée- tona, impulsada desde sectores del catolicismo que, ligados en primera vinculacidn dela religin con la) culty igiosos que, aunque tienen sus manifestaciones mas localizables, como sucede en el caso chiapaneco, se encuentran difundidas en gran parte del contexto mexicano y latinoamericano con sus caracte Antes de continuar, oftezco una breve caract ‘movimientos y su proceso de apatici6n dentro del contexto, en este caso chiapaneco, aunque, desde una perspectiva region: nacionales y transnacionales. 150 ismética durante los afios sesenta que implicd la pentecostalizacién de las denominaciones histbricas,y la “tercera ola” del pentecostalismo ‘0 reforma neocarismética vivida, a partir del surgimiento de las iglesias independientes postdenominacionales, en los aios ochenta y noventa del (Cruz Ocafia, 2012:274). Con raices en los Unidos, iento se extiende, con una dindmica de desarrollo exponen cial al presentar una forma de rlig actuales, por toda América Latina con fuertes focos de como Guatemala, Colombia y Brasil (Cantén, 1998; suchas de fas cuales se vimero de personas que a 1s arquitecténicos y el cionale y, con das « eavés de un repe vlo, modos de ensefianza dindmica, estrategias pro a través de las teenologias de la infor: macign y la comunicacién, entre otras caractristicas. En el caso chiapaneco, esas iglesias comienzan su aparicién duran- telosafios noventa, década de una de las mayores muestras de pluralidad joa en el estado, estableciendo, eventualmente redes trasnacionales sea con agrupaciones de los Estados Unidos o Guatemala, mismas que dan cuenta de orientaciones diferentes ~en zonas con presencia indigena cs el segundo pats el que predomina para el establecimiento de dichas redes-. Aunque las agrupaciones neopentecostales locales Gobre todo en espacios més urbanos como Tuxtla Gutiérrez, San Cristébal de las Casas y Tapachula) han presentado un crecimiento considerable, atin no esexisten “mmega-iglesias’, a pesar de que Chiapas es reconocido como el estado menos catélico de acuerdo con los datos del Censo de Poblacién ads, de la existencla no de un neopentecostalismo como tal, sino un proceso neopentecostali- 151 zacién que esté generando tanto un crecimiento numético de las iglesias locales como una prolferacién de pequeiios grupos que comienzan a crecer (Cruz Ocaita, 20 {a pastoral indigena nto indlanista mani a. A diferencia d tada por iglesia autéctona surge como lo en gran parte de América 10 como poltica institucional adop- Estado mexicano en los afios 40%, el mo se refiee a de construccin de sentidos propios en constance administrado por los propios pueblos indigenas u originatios en colaboracién con personas ¢ insttuciones no indigenas con las que han establecido, sobre todo a partic de los afos 90's, cas en busca de intereses comunes (Cruz Ocafia, 201 como se buses promiover la ino como aquellos espacios en los que se pueden encontrar del Verbo" (Irareézabal, 1998) conocido como “evangelizacién inculturada’, repre- senta un esfuerzo de sectores indigenas y catblicos por encarnar el evan- Ituras, por continuar la postura de la Teologia de la Libera- ctén impalsada, en el caso de San Cristébal de las Casas, Chiapas, por ¢l obispo Samuel Ruiz Garcla desde los aios 70's colocéndose en favor del oprimido y del excluido del sistema imperante, Sin embargo, dela lucha impulsada desde 1994 por el Nacional (EZLN), se trata de ir mas all de Ia Teologta dela Liber al sefalar que los preceptos biblicos no son principios ahistricos y des- contextualizados, sino que pueden ser apropiados desde la culeuras, en 182 gracin, sino un dogo en el que su palabra y su cultura sean valoradas y tomadas en cuenta, Representan una lucha por la autonomia y la libre determina (Cruz Ocafia, 201 Luego de la breve presentacién de los movimientos r didos es importante seRalar que aunque el neopentecos adapeatse mds ala realidad tal como se encuentra, pretende transformar- Ja de acuerdo con sus “discursos’ de lo que es o debera sr la “cultura” y Ja “comunidad”, ademas de la manera adecuada de vivir a religiosd mientras que igena o Iglesia AutSctona es mis “radical cn su afin de posicionarse en contra del mundo tal como se encuent para ofrecer “otras” formas de vida, “ott” visién del mundo que conlleva te y lbgicas de pensamicnto y andlisis que responden a adel sentido es parte dela vida co sus preferencias, no sélo celigiosas pues éstas se encuentran inmersas en $53 Ja vida diaria, més como consumidores que como creyentes (Wagner, 2000), De esta forma, esta corricnte se ha popularizado a través de la Manifiestan un discurso de adaptacién a la “ de mercado contempordnea tal como se experimenta en un contexto de ya partir de esa adaptacién, pro- mmueven una transformacién, quizés mi de fas estruccuras sociales a través de clegidos por la divinidad para cumplit la mision de “estabece de Dios en la tienra’ Ast, sus propuestas no conllevan una critica hacia Jas insttuciones que se han formado, sino s6loa sus formas de proceder. Las estructutas y proyectos politicos, sociales y econémicos, tal como se hhan desarrollado histéricamente y que son predominantes en el contexto en que se insertan, son considerados medianamente adecuados, el pro- blema es que los sujetos que participan en ellos normalmente se desvian y los corrompen. ! problema no radica en el modo de valores ei ‘También promueven una amplia p 0s ecesist se evidencia en el hecho de continuar con la tradicién evangél rnombratse como hermanos y formas, en conjunto, la familia de Dios. Esta comunidad no tiene otro objetivo que formar redes de apoyo, sobre todo en su interior, con el fin de extenderse hacia la sociedad y, de esta forma, “conquistarla” a través de la “imposicién’ de sus valores en aras del extablecimiento del reino de Dios en la tierra, La comunidad no 154 a, donde los bienes y recursos de todos eran compartidos ~aunque «esto tiltimo no se da frecuentemente al existe una marca de jerarqutas Fo ctee gru- des que, en algunos casos, vuelven a generar una dindraica de comunidad al impulsar la apertura de grupos pequefos Por su parte, para la pastoral indigenao iglesia autdcrona la “cultue ima no ¢s la de mercado, sino una anterior que conserva ciertos grados de pureza y que responde a un pasado “originario” que ha sido sometido e ignorado a través de un proceso de i6n” por medio de la evangelizaciin desde el periodo colonial hasta la actualided; por Jo que lo primocdial es opcar por una “inculturacién® del Evangelio, es decir, el reconocimiento de que las “culturas” ancesteales son semillas del Verbo que poscen rasgos divinos que no fueron romados en cuenta De lo que se trata es de reapropiatse de las costumbres,tra- 1s, valores y creencias provenicntes de sus antecesores para, con esto, librarse de los resabios de una “cultura” ileglima que les ha sido impuesta, El “discurso” que ofiecen sobre la cultura, desde una pers- pectiva fuertemente antropolégica, no ¢s més que el econocimiento de una cosmovisin y de un nicleo duro que se ha perpetuado a pesar del tiempo (Lépez Austin, 2 Siendo asi, se pone el acento en la necesidad de mantener ylo res- taurarel sent ciones indigenas, en las que existe no slo una eu eraccién més intima y 155 dicecta entre seres humanos, sino adn entre éstos y la naturaleza (Arias {& Carrasco, 1996). En esta visién se da por sentado la existencia de cler- tos rasgos propiamente indigenas que, en su conjunto, conforman wna cultura claramente definida, arménica y presuntamente homogénea. El ctiterio de etnicidad, como naturalizacién de la historia e “historizactbn” de lo “originario”, es fundamental para dar fuerza a sus argumentos de putificacin y retorno a su pasado (Bauman, 2004), ‘A grandes rasgos, una semejanza entre ambos movimientos religio- sos, caracterizados por sus conficos internos y su amplia heterogenei- dad, es que tratan, a su modo, de mostrar el catdeter diferenciado de sus “culeuras” fren ala “cultura” que denominan “europea” u “occidental” hegeménica. En el caso del neopentecostalismo, Hunter (ct. en Wagner, 2000:163) sefala que “la cultura de la comunidad que rodea a la iglesia es diferente de la cultura europea de donde vino la denominacin..”s je justfcan sus transformaciones en aras de establecer tn tipo cde movimiento, supuestamente, menos insticucionalizado y rieualizado. Por su parte, ls pastorales indigenas buscan realizar un proceso de in- culturacién o encarnacién del Evangetio en las cultutas, donde la area primordial es desterrar todos los ropajes “occidentales” que impiden el desarrollo de la propia “identidad” (Gil, 1997); con lo que se esfuerzan por “descolonizar” su pensamienco y libarse de las indumencatias que no le son “propias”. Como se puede nocar, los discursos empleados son parecidos pero sus estracegias se contraponen, puesto que mientras tino observa el presente y se proyecte hacia un futuro distinto, el oto se de- tiene en el presente para dirigi su mirada hacia el pasado y retornar a lo que se habia perdido. La utilizacién que se hace del término “cultura” y “comunidad” en «estos movimientos muestra el esfuerzo por ofrecer “otras” (divisiones del mundo pero, a su ver, cae en el juego de naturalizar aquello que ha sido producto predominance de una construccién social. En ambos 156 planteamientos la “cultura” aparece como una totalidad coherentemente integrada y arménica, no como un espacio de tensién en el que se re- velan un juego de intereses y fines tanto individuales como colectvos. Por lo tanto, lo importance dentro de estos movimientos rel tanto hacer un anlisis de la culeura como abstraccién totalizadora que cenvuelve asus feligress, sino cémo éstos adoptan estos “discutsos” y se incluyen en un proceso de luchas con caracteristicas regionales por legi- timar sus ideales, “Cultura” se converte, antes que nada, en una manera de justificar pricticas diferentes, un recurso disponible, No es un objeto total, sino un “discurso” manipulado que equipa a quienes fo utlizan para entrar en un campo de luchas, en este caso, rligiosas. Un campo de luchas que tiene rasgos espectficos de intezelacién entre lo local y Jo global; en otras palabras, dicho campo se constituye en una tensién regional especfia, IV, (Di)VISIONES PARA EL ESTUDIO DE LA RELIGION: DE ESTRUC- TURA SIMBOLICA TOTAL A PROCESO SOCIO-HISTORICO REGIONAL Para concluis, quisiera establecer algunas de las posibilidades que podrfan oftecer paca los acercamientos culturales tanto la visin de la teligién como proceso socio-hist6rico regional, en contraposicién con tuna visién como estructura simbélica toa, y la nocién de habitus como esquemas de percepcidn, pensamiento y accién que generan pri cio-histéricamente determinadas que responden a un conjunto de situa- ciones y posiciones dentro de un espacio social claramente diferenciado. En suma, quiero proponer la visualizacién de la religién no como una entidad auténoma, sino como un fenémeno cruzado por relaciones de poder no silo en su interior, sino también con otras esferas con las que se hal as s0- inerinsecamente relacionadas, La religién es més que un sistema de 157 sy ccencias 0 teologia- es un conjunto complejo de discursos ¥ pricticas socio-rligiosasubicadas en tiempo y espaci Si se continua observando y adoptando la cultura como una especie de estructura superorgénica o simbélica que ese por encima de ls sees lo tinico que puede variar es su contenido, Es asi que Geertz (2003:85), propone su propia definicin de religiin ~dividida en cinco partes- que, en acuerdo a su definicién de cultura, la concibe a manera de: sistema de es y duradetos estados animicos y motivaciones en los homnbees 3) formulando concepciones de un onden general de existenciay 4) revi tiendo estas concepciones con una aureola de efetividad tal ‘stados antmicos y motivaciones parezcan de un re lecervigorosos, pene- ‘Con esto, Geertz busca colocarse no del lado de lo que la religion «5 sino de lo que la teligién haces pasando por: el por qué © cimo llegé a ser lo que es y cémo es que hace lo que hace. En ‘érminos, olvida las condiciones de posiilidad de que permiten a gidn ser y manifestarse de una forma especifica. Geertz (199477), en otro momento indi lo divino, ni siquiera un sino una concepcién de lo que busca comprender la en el mundo, ubjcéndose en un andlisis simbél rego, entender las su funcién social (Cantén, 2001). A fin de cuentas, parte de lo que lare- ligion es desde dentro -sesgo teol6gico-, pata, en un segundo momento, enfocarseen sus efectos tan 158 constituye asl en un fenémeno transhistérico y transcultural donde lo principales la concepcién en si misma y no cémo se establece, los efec- tos que produce y no cémo es producida. Aparece como una realidad 1 y, la ver, fundamental del mundo humano, sin considera las a5 en que se insert y, sabre todo, los procesos tauracién como poseedora de “Yerdades” pretendidamente inmutables (Asad, 1993) Desde una postura simbilica cl propésito no es “defini la sino encontrar” (Geertz, 1994:17), lo que hace pensaela como dada en s{ misma, aunque oculta como parte de una cultura mayor, y apoyo para ién, 1993). Con todo, la adap vida cuyo obj 6 profundamente, la realidad dada ~* cjemplos mostrados en el apartado anterior~. El poder rea religion pero, ica e incorpora pa construir “otros” modos de es “transforma”, superfici tal como se pudo observar en los ante, sino que representa una de las formas en que se dlisputa la imposicién de una determinada (diisién del mundo que se suele Hamar cul 159 La religin, en tanto producto y productora de poder, se torna pro- blemética y conflictiva, con lo que se puede observar como tna “arena de debate y declaracién de la diferencia [una de las diferentes maneras de querer ser diferentes)” (Beyer, 2006:20) o, més ain, como tin campo de Fuerzas; es decir, “un espacio social de lucha agentes que compiten por un determinado capi sas estrategias" (Belin, 2006:30), La cel proceso de lucha en el que no s6l una sociedad donde se ha convertido en una perspectiva opcional con respecto ala ciencia y la tecnologla que “permean y ctean las més pro- fandas fibras de la vida social” (Asad, 1993: iar con las continuas tensiones que existen en su interior en aras dela pluralidad cada ver més evident. Con esto, el campo re cursos empleados por ciertos sectores sociales para entrar en un espacio de luchas cada vez mas competitivo. En tanto recursos, dependen de las condiciones y situaciones sociales regionales en que emergen y, a la ver, de la capacidad de los agentes para desplegarlos a manera de estandar- tes que les dotan de ciertos argumentos para entrar en usta hicha que, aunque, simbélica, se extiende a otras esferas sociales, ‘econémicas. de salvacién que compiten entre si para ser reconocidas socialmente, y los sectores sociales que los consumen segtin el juego de la oferta y la demanda (Belén, 2006). Este vinculo entre instituciones en compe- 160 tencia y agentes en busca de opciones dentro de una formacién regional especlfica, requiere, para le tantemente sus esteatepias pro cada ver més atractivos para el consumo y, con ello, interesar y encontrar ddemanda en sectores més hererogéncos de a poblacién (Bastian, 2004), En este mercado religioso, no todos los productores y productos ni los pan sus partici {a adopcién de determinados discursos y prictices como en el acceso limitado a ciertos recursos (Bourdieu, 1985). Comptender la religion como proceso soc luchas por hacerse de reconocimiento dentro del campo (y la sociedad) y competencis entre instituciones que necesican readecuat sus estructarasy estrategias en razén de las expectativas y demandas de con- sumidores inmersos en una légica de mercado; conlleva la busqueda de conceptos que petmitan visualizar esa realidad no desde una perspectiva puramente estructural ni meramente individual. En este sentido, cultura ni la agencia ~como se ha denominado a la posbilidad, a veces pensada como infinita, de actuar por parte de los agentes~ represen- tienden a fas populares que respaldan ip La opcidn entonces es optar por un modo de pensar relacional como lo intenca la teoria dela préctica segiin la cual "la sociedad ylo la (habria que agregar la religidn} son entendidas como estructura- ciones provisorias constituidas a través de pricticas so ‘mente informadas} que operan en cot proceso de transacciones constantes” (Menéndez, 2002:135) Para hablar nar el termina “clase” que escablecia la existencia ‘objetiva” de grupos bien del iste es un espacio de distinc temente (Alons 1unque la nocién de espac

También podría gustarte