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En cuanto al territorio donde se suceden los hechos, no se puede saber qué país
o continente es pero, se logra concluir que se trata de una familia más bien
adinerada ya que vive en una mansión con figuras de mármol y una asistenta. Toda
la trama sucede dentro de esta casa. El narrador de este cuento es una persona
exterior que nos narra todo como si fuese una película, se trata de un narrador
espectador que relata en tercera persona. Hay dos temas básicos a tratar en
esta obra, el cariño y la muerte. Ambos son desarrollados de forma consumada.
Personajes
Este cuento corto solo posee dos personajes principales, estos son Jordan y
Alicia. Además de estos, surgen como personajes secundarios la criada, el médico
y el monstruo que alcanza a matar a Alicia, siendo el principal antagonista. A
continuación de describen estos personajes:
Tipo de narrador
Resumen
Almohadón de plumas inicia con una joven hermosa llamada Alice, que recién se
casó tres meses antes, en abril, con un hombre serio llamado Jordan. La nueva
pareja se había mudado a una casa casi desocupada, que tenía pocos valores para
brindar a su esposa internada en su hogar. Pasan los días, y con poco que hacer
en casa para tenerla ocupada, Alicia pasaría su tiempo esperando la venida de su
esposo cada noche. Pronto, no obstante, como se cambió al otoño, la joven se
enfermó con un caso leve de influenza y empezó a sentirse debilitada.
Con el paso de los días, sus síntomas no se reducían, sino que desmejoraban. Un
día, con la ayuda de su marido a su lado, Alice logró caminar en torno a su jardín,
pero desafortunadamente ese fue el último día que pudo estar afuera. Al día
siguiente estaba muy débil para salir de la cama. Los doctores fueron llevados;
inciertos de la causa de su estado deteriorado, le ordenaron descanso. Llegó el
próximo día, y los esfuerzos de Alicia por pararse de la cama ya se estaban
volviendo inútiles.
Las confusiones empezaron a abrumar sus
pensamientos, lo que hizo que el suceso fuera aún más
desagradable. Todo lo que le irritaba a Jordan era
que no podía hacer nada más que estar junto a su
cama suplicando a los doctores que protegieran la
vida de su esposa. Pero sin nada que hacer, los
médicos no pudieron revelar qué estaba mal con la
pobre Alice. Sin alguna cura para el padecimiento de
Alicia, la joven esposa falleció dos días después. La
sirvienta, disponiéndose a lavar las sábanas de Alicia,
observó dos pequeñas y sombrías manchas de sangre.