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PARRA
EL CONCEPTO DE DERECHOS
FUNDAMENTALES
INESPECÍFICOS EN EL
ÁMBITO LABORAL CHILENO
Y LA TUTELA JURÍDICA DE SU
EFICACIA HORIZONTAL
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL
CHILENO Y LA TUTELA JURÍDICA DE SU EFICACIA HORIZONTAL
© WALDO L. PARRA
2013 LegalPublishing Chile • Miraflores 383, piso 10, Santiago, Chile • Teléfono: 25105000 • www.legalpublishing.cl
Registro de Propiedad Intelectual Nº 234.818 • I.S.B.N. 978 - 956 - 346 - 421 - 4
1ª edición noviembre 2013 LegalPublishing Chile
Tiraje: 300 ejemplares
Impresores: CyC Impresores - San Francisco 1434, Santiago
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los derechos de autor. El fotocopiado o reproducción por cualquier otro medio o procedimiento, de la presente publicación, queda expresamente
prohibido. Usos infractores pueden constituir delito.
Esta obra está dedicada con especial aprecio a
don Francisco Walker Errázuriz, profesor, amigo y maestro de generaciones.
Santiago, octubre de 2013.
ÍNDICE
Página
PRÓLOGO.............................................................................................. IX
INTRODUCCIÓN ...................................................................................... 1
A) LAS VASTAS LLANURAS POR LAS QUE CABALGA EL HOMBRE
LIBRE ............................................................................................. 1
B) EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN DEL DERECHO ......................... 8
C) ¿QUÉ ENTENDEMOS POR DERECHOS FUNDAMENTALES “INESPECÍ-
FICOS”? ......................................................................................... 14
1. El grado de conflictividad de la dogmática jurídica en
materia de derechos fundamentales ....................................... 22
2. La importancia de la garantía de predecibilidad de las
decisiones judiciales en materia de derechos fundamen-
tales ........................................................................................ 25
3. El valor jurisdiccional de la certeza y seguridad jurídica
en materia de derechos fundamentales .................................. 29
D) OBJETIVOS PRIMORDIALES. RESPUESTAS PRINCIPALES ......................... 34
E) DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN: EL DERECHO
LABORAL COMO LABORATORIO DE TRABAJO....................................... 36
1. Que el trabajador es titular de derechos fundamentales
y en particular de aquéllos de carácter “inespecíficos” ......... 39
2. Que los derechos fundamentales de carácter “inespecí-
fico” en el ámbito laboral implican el reconocimiento
de su eficacia horizontal ........................................................ 41
II ÍNDICE
Página
CAPÍTULO I
RECONOCIMIENTO ANALÍTICO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
INESPECÍFICOS: REVISIÓN DE UNA CONCEPCIÓN BASADA EN UN MODELO
TEÓRICO-JURÍDICO [REGLAS + PRINCIPIOS]
A) INTRODUCCIÓN ............................................................................... 53
B) EL MODELO TEÓRICO-JURÍDICO [REGLAS + PRINCIPIOS]....................... 63
1. Introducción: Actitud de todo-o-nada .................................... 63
2. Modelo teórico-jurídico [reglas + principios] ....................... 67
2.1. El nivel de los principios ............................................... 67
2.2. El nivel de las reglas ..................................................... 68
2.3. El carácter doble de las normas de derecho fun-
damental ........................................................................ 69
3. La ponderación como método jurídico para el modelo
[regla + principios] ................................................................ 71
3.1. El concepto de ponderación .......................................... 71
3.2. La estructura de la ponderación .................................... 74
3.2.1. La ley de la ponderación ..................................... 74
3.2.2. La fórmula del peso............................................. 77
3.2.3. Las cargas de la argumentación .......................... 79
3.3. Los límites de la ponderación ....................................... 80
C) QUÉ ENTENDEMOS POR DERECHOS FUNDAMENTALES Y DERECHOS
FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS ....................................................... 81
1. El concepto de norma jurídica ............................................... 81
ÍNDICE III
Página
CAPÍTULO II
RECONOCIMIENTO EMPÍRICO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
INESPECÍFICOS: ANÁLISIS DE UN ORDENAMIENTO JURÍDICO BASADO EN UN
MODELO TEÓRICO-JURÍDICO [REGLAS + PRINCIPIOS]
A) INTRODUCCIÓN ............................................................................... 197
IV ÍNDICE
Página
Página
CAPÍTULO III
RECONOCIMIENTO NORMATIVO DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
INESPECÍFICOS: EXAMEN DE UNA TUTELA JURÍDICA DE LA
EFICACIA HORIZONTAL EN MATERIA LABORAL BASADA
EN UN MODELO TEÓRICO-JURÍDICO [REGLAS + PRINCIPIOS)
A) INTRODUCCIÓN ............................................................................... 333
B) LA RELACIÓN LABORAL ENTRE EMPLEADOR-TRABAJADOR ................... 336
1. El conflicto de poderes en las relaciones laborales ............... 336
2. Facultades del empleador ...................................................... 341
VI ÍNDICE
Página
Página
Página
CONCLUSIONES FINALES
A) INTRODUCCIÓN ............................................................................... 499
B) PRINCIPALES CONCLUSIONES DE NUESTRA INVESTIGACIÓN ................... 500
C) LOS DERECHOS FUNDAMENTALES SON REALES Y, A PARTIR DE
CONSIDERARLOS DESDE SU INTEGRIDAD, SUPEDITAN LAS RELACIO-
NES DE PODER ENTRE TODOS LOS INDIVIDUOS DE LA SOCIEDAD E
IMPREGNAN A TODO EL DERECHO DE UN SENTIDO UNIVERSALISTA
Y COSMOPOLITA .............................................................................. 532
BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................... 537
PRÓLOGO
“…Que las cosas comunes a todos los hombres son más importantes que
las cosas peculiares de cualquier hombre. Las cosas ordinarias tienen más
valor que las extraordinarias; aún mejor: son más extraordinarias. El
hombre es algo más imponente que los hombres; algo más sorprendente.
El sentido milagroso de lo humano en sí debe ser siempre algo más vivido
para nosotros que todas las maravillas del poder, de la inteligencia, del
arte o de la civilización. El vulgar hombre sobre sus dos piernas, como tal,
debería ser sentido como algo más emocionante que cualquier música, más
sorprendente que cualquier caricatura. Morir es más trágico que morir de
hambre. Tener nariz es más cómico aún que tener una nariz normanda”.
G. K. CHESTERTON, ORTODOXIA
1 Vide SCHWABE, 2003, y AGUILAR Y CONTRERAS, 2007. Anzures señala, como una de las
características esenciales, de los derechos fundamentales de los estados que surgen después de
la Segunda Guerra Mundial, el que “serán concebidos ya no sólo como límites o prerrogativas
frente al poder público sino también frente a los particulares” (ANZURES, 2010, p. 4). Es decir,
no se trata sólo de valorar los derechos fundamentales en su completitud, sino que, a partir de
esa valoración, de una aplicación en todos los ámbitos del ordenamiento jurídico. En efecto,
agrega este autor que, “si en un principio, los derechos fundamentales y las libertades públicas
consagrados en la Ley Fundamental de Bonn siguieron siendo concebidos como límites y ga-
rantías de los ciudadanos frente a las injerencias del poder del Estado, desde muy temprano, la
doctrina y los tribunales alemanes reconocerán que estos derechos también despliegan sus efectos
en las relaciones privadas, pues los códigos decimonónicos –que respondían a las necesidades
políticas en los Estados liberales del siglo XIX–, ya no sirven [servirán] para dar respuesta a
las exigencias de dignidad e igualdad que tras la Segunda Guerra Mundial forman parte del
estatus de toda persona de un modo multidireccional o pluridimensional” (Supra ANZURES).
2 WALDO L. PARRA
será aquel enunciado normativo que sea de¿nido como tal por el consti-
tuyente, y una norma de derecho fundamental, aquella que se exprese de
manera textual en dicho enunciado12; o bien, que su contenido lo señale
categóricamente13, aunque de manera distinta a la directamente estatuida
por el constituyente.
10. Sin embargo, si como señala este autor, “la constitución del mundo es
tal que nos permite tomar decisiones genuinamente libres y responsables”31,
cualesquiera que sean las causas que inÀuyan sobre su titular, y cualesquiera
que sean las consecuencias jurídicas de esas mismas propias decisiones,
entonces, los derechos fundamentales, de los que queremos hacernos car-
go, estarán necesariamente condicionados a nuestra particularísima forma
de diseñar, pensar y vivir nuestras vidas, y desde ahí les corresponderá un
importante cometido legitimador y sistematizador de las formas constitu-
tivas de nuestra sociedad y del ordenamiento jurídico a los que la mayoría
de los ciudadanos condicionan su existencia32 33.
13. Otros autores como Ermida, no obstante, han advertido que en este
estado de cosas, las relaciones laborales se han visto amenazadas con sufrir
cambios signi¿cativos, al punto de afectar, restringir y, si fuera posible,
eliminar sus logros más sentidos y característicos, tales como “la acción
sindical, la negociación colectiva y la huelga, consecuciones éstas que
en la doctrina neoliberal no son vistas como derechos fundamentales ni
como instrumentos de equidad, sino como prácticas monopólicas de los
vendedores de fuerza de trabajo, que obstaculizan el libre juego de la oferta
y la demanda de trabajo”43 44. En este punto, y tal como señala Luque, la
libertad económica está avalada por un poder discrecional de la empresa45.
14. Nosotros podemos agregar que un efecto virtuoso del actual sistema
ha sido la globalización de aquellos derechos considerados como más fun-
damentales. En efecto, más que un problema, la globalización del Derecho
y, en particular, de los derechos fundamentales, parece ser una consecuencia
lógica del mundo actual. El mismo Ermida señala como un resultado bené¿co
la aplicación directa de las normas constitucionales en las relaciones entre
particulares47, y utiliza el concepto de “ciudadanía”, advirtiendo que no se
agota en la sola de¿nición constitucional, sino que traspasa sus barreras ori-
ginales para adquirir el adjetivo de laboral o sindical48, y más generalmente,
el de ciudadanía de la empresa49. En correspondencia con lo dicho, Ferrajoli
propone que el paradigma constitucional debería extenderse en una triple
dirección: “hacia la garantía de todos los derechos”50, “frente a todos los
poderes”51 y a todos los niveles52 del paradigma constitucional heredado de
la tradición. Y este autor predica esta intención como una manera de entender
cuál es el rol del Derecho en este nuevo mundo que nos ha tocado vivir. En
donde pareciera que ya no basta la sola protección que el sistema jurídico
ejerce a favor de los individuos respecto del dominio público y, por otro
lado, tampoco es su¿ciente, pues los límites al poder deben ejercitarse más
allá de las fronteras de lo público, para profesar los derechos de la libertad
en los mismos arrabales de la sociedad privada.
46 Vide LUQUE, 1999, pp. 77-78, INTERNATIONAL COUNCIL ON HUMAN RIGHTS POLICY,
2002.
47 Vide GAMONAL, 2004.
48 Vide ERMIDA, 1998.
49
Vide PALOMEQUE, 1991; GAMONAL, 2004 y 2008; UGARTE, 2007, 2010 y 2011, y ERMIDA,
2006 y 2007.
50 FERRAJOLI, 2006, p. 115.
51 FERRAJOLI, 2006, p. 116.
52 Vide FERRAJOLI.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 11
53 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 241-256, y FERRAJOLI, 2006, pp. 115-116.
54 Vide FUKUYAMA, 1992, y PECES-BARBA, 2002.
55 Vide PEDRAJAS, 1992, p. 22.
56 Vide Supra PEDRAJAS.
12 WALDO L. PARRA
19. Ahora bien, en relación con otras entidades distintas del empleador
que contrata, puede suceder, igualmente, que se registre esta dinámica del
pez grande que se come al pez chico. Sin embargo, no debemos confundir
las malas prácticas con el legítimo ánimo emprendedor que se encuentra
radicado en las grandes ideas puestas en marcha, respecto del espíritu de
sobrevivencia, que suele arrastrar a las empresas, que no tienen la capacidad
para adecuarse, al abismo de sus propias nefastas y erradas decisiones. En
efecto, no podemos caer en la tentación de considerar que cada vez que a
una empresa le vaya mal, sea producto de las malvadas jugadas de otros.
Lo mismo sucede con los buenos y malos trabajadores en el caso de los
primeros, más temprano que tarde, suelen acceder a mejores estándares
remuneracionales y a mejores oportunidades dentro de la misma empresa
[aunque con la actual movilidad laboral, puede ser incluso motivo para acce-
der a un mejor puesto en otra compañía]; en el caso de los segundos, es muy
probable, sino cierto, que terminen abandonando la compañía, voluntaria o
exigidamente. De esta forma, incluso podemos encontrar una posición de
superioridad inmanente, que tiende a anular la libertad contractual de las
personas, no sólo en la relación empleador-trabajador, sino también en la
relación empresa-empresa, y con mayor razón en la correspondencia que
existe entre empresa-cliente o empresa-consumidor59.
20. Dentro de este contexto, para algunos autores pareciera que existiese
una suerte de deterioro de la autonomía privada en el Derecho moderno60,
lo cual es una verdad que no constituye sino una paradoja increíble. Se
trata de una contradicción, si ponemos las cosas en perspectiva. En efecto,
los defensores de la libertad nunca han ocultado su beneplácito en torno a
que existan cada vez mayores espacios para la independencia individual.
Por supuesto, a medida que se avanzaba, a pasos agigantados, en el incre-
mento de esa libertad, fueron apareciendo los primeros signos de su propio
menoscabo y deterioro. Los mismos adoradores de la libertad sin límites
fueron los primeros en intentar derrocarla, al imponer un sistema Àagelante
y nazareno, en donde el Estado poco y nada podía hacer, ya que sus cartas
de presentación lo situaban como el primer sospechoso de haber querido
eliminarla. Sin embargo, los enemigos de la libertad hace mucho tiempo
que ya no están dentro del Estado, sino afuera, en las calles y en los calle-
jones de una ciudad abierta, tanto a sus custodios como a sus detractores.
En correspondencia, debemos decir que esa merma o desgaste tiene que
considerarse a la luz de las consecuencias jurídicas y de las expectativas
que las personas han tenido de dicha autonomía.
21. Por lo tanto, para quien sustenta un poder determinado, dicha auto-
nomía de la voluntad parece haberse convertido en un derecho categórico
e incuestionable; pero, para quienes justiprecian dicho poder, la autonomía
aparece, en algunos casos, como un privilegio, y en todos de ellos, como
una carga. En esta época de cambios, el conÀicto de poder en la relaciones
laborales surge con mayor fuerza, no sólo por la tradicional, pero siempre
presente, inequívoca desigualdad que existe entre empleador y trabajador,
sino y por sobre todo, porque cada vez más, ya sea por factores internos o
externos, el trabajador está en condiciones de conocer no sólo sus deberes,
sino también sus derechos. De esta manera, en la medida que el trabajador
iguale el poder de la relación laboral, los exigirá con vehemencia y decisión.
Y Pérez Luño nos recuerda, al respecto, que frente a tales circunstancias,
debemos siempre exigir la garantía de la plena satisfacción de cada ser
humano como individuo, en plena consumación de su libertad, como ver-
dadera realización de nuestra dignidad humana61.
22. El tema central de esta obra está constituido por uno de los aspectos
principales de cualquier teoría general del derecho y, desde luego, una de
las cuestiones centrales de la labor que ahora se emprende: los derechos
fundamentales. Sin embargo, se trata de apreciar los derechos fundamentales
respecto de aquella particularísima relación que se ejerce entre empleador-
trabajador, dentro de la teoría jurídica que los denomina como derechos
fundamentales “inespecí¿cos”, es decir, como derechos fundamentales
propios del trabajador, pero no considerado como trabajador, sino como
ciudadano62. Y además, se trata de conocer el tratamiento que han tenido
acepción tutela judicial efectiva, tutela judicial o tutela jurídica (Vide BORDALÍ, 2011, p. 315,
y Capítulo III, letra C), p. 177).
16 WALDO L. PARRA
25. Tal como señala Luque, esta teoría se basa en la e¿cacia que los
derechos fundamentales obtienen de forma especial frente a los particu-
lares. Lo anterior traerá como consecuencia que el grado de validez que
se le otorgue a los derechos fundamentales entre privados deberá ser pro-
porcionalmente inversa a la utilidad que se le otorgue a la libertad empre-
sarial en esos mismos predicamentos64. En particular, esta investigación
doctoral se avocará principalmente a desarrollar estas ideas y ofrecer una
visión unívoca, estable, coherente y empíricamente fundada del concepto
de derechos fundamentales “inespecí¿cos”, mediante el estudio de un
modelo teórico jurídico [reglas + principios], que nos permita entender,
en términos generales, la forma en que está “construida” la norma jurídica
de derechos fundamentales en la teoría de los derechos, y en particular
aquellos de carácter “inespecí¿co”, que inÀuyen decididamente en las
relaciones entre privados, y en esa especialísima relación jurídica que
surge entre un empleador y un trabajador, sea que se encuentren en una
condición de subordinación o dependencias o no. Y que son constituidos
con anterioridad a su calidad de partes de dicho vínculo laboral, es decir,
se trata de derechos fundamentales que le pertenecen al trabajador en su
calidad de ciudadano, de hombre civilizado, y que suponen la existencia
de lo que se cali¿ca como “efecto horizontal” frente a terceros.
28. En este contexto, tendremos que reÀexionar algo más sobre los
riesgos o peligros que algunos autores plantean en lo que se denomina una
suerte de “uso indiscriminado de los valores y principios como elementos
81
Vide FAVOREU, 1998; DOMÍNGUEZ, 2001; GUZMÁN BRITO, 2001; FERRADA, 2004, y CEA
2004, 2005c.
82 Vide RAZ, 1975.
83 Vide ALEGRE, 2009.
84 Vide PANDO, 1998.
85 Vide Supra ALEGRE; CORREA, 2009; ATRIA, 2001, y RUIZ-TAGLE, 2009.
86 ALDUNATE, 2001.
87 Vide UGARTE, 2010.
88 Vide ALDUNATE, 2001.
89 Vide Supra ALEGRE.
90 Vide AMADO, 2004.
91 ALEGRE, 2009, p. 20.
92 Vide JANA, 2001.
93 Vide Supra ALEGRE.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 21
33. Vistas así las cosas, a partir de los grandes y agitados aconteci-
mientos ocurridos durante el siglo pasado, el reconocimiento universal de
los derechos fundamentales se tornó innegable e incuestionable. De esta
manera, desde la vereda del vecino civil, “el ingreso (…) de los derechos
fundamentales del trabajador a la fábrica es [fue] un hecho irreversible”96
97. Por supuesto, como señala Favoreu, pareciera que existieran más efectos
36. Es muy posible que exista, sin embargo, amplio consenso sobre
la necesidad de avanzar en una conceptualización consensuada sobre los
derechos fundamentales. Alexy nos trae a colación las palabras de Lerche
que señala “el valor que tiene todo per¿l formal, lineal, es decir, el valor
de la claridad constitucional”118, de Kloepfer, que nos aconseja ante lo
que denomina una “peligrosa subestimación de lo formal”119, y de La-
que Dworkin está probablemente acertado cuando dice que los juicios de
los jueces, en el sentido de que tienen el deber de aplicar ciertos estándares,
presuponen, al menos en el caso de jueces moralmente responsables, que
ellos aceptan valores y principios que integran una concepción normativa
o valorativa, cuya validez no está relacionada con el hecho de ser general-
mente aceptada en prácticas judiciales133.
149
Vide ALEXY, 1993, p. 31; ALEXY, 1999, p. 23; ALEXY, 2002, pp. 21, 22, 65, 148, 153,
315, 360 y 489.
150 ALEXY, 1999, p. 23.
151 Vide ALEXY, 2000.
152 ALEXY, 2002, p. 29.
153 Vide ALEXY, 1993, p. 29.
154 ALEXY, 1993, p. 30.
155
Vide ALEXY, 1999, pp. 27 y 28; ALEXY, 2002, pp. 161, 164, 167, 289, 339, 342, 369 y
548, ALEXY, 2002b, pp. 14, 23, 25, 32 y 49.
156 Vide NINO, 1993, p. 500.
157 NINO, 1993, p. 499.
158 Vide HERNÁNDEZ, 2006.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 31
50. Es preciso señalar que, en general, esta obra se trata de una investi-
gación de carácter jurídico, no ¿losó¿co, sociológico ni económico. Ade-
más, su estructura de análisis implicará abordar este estudio desde fuentes
primarias y secundarias doctrinales, legislativas y jurisprudenciales, aunque
el análisis jurisprudencial está limitado a dar un contexto cuando es nece-
sario. En efecto, el objetivo principal de la tesis es analizar jurídicamente
la aplicación conceptual de los derechos fundamentales, y a partir de éstos,
aquellos denominados “inespecí¿cos”, en materia laboral en Chile, y su
tutela jurisdiccional, mediante el estudio de un modelo [reglas + principios]
que permita considerar dicha concepción de los derechos fundamentales.
Y que, a partir de un enfoque dogmático, de carácter exploratorio, y la
derivación de las consecuencias jurídicas de dicho desarrollo teórico, sea
posible explicar y reconocer el catálogo de derechos fundamentales exis-
tente en nuestra Constitución Política, así como evidenciar los mecanismos
jurisdiccionales de control constitucional que garanticen tales derechos
fundamentales.
55. Atendida así las circunstancias, el Derecho Civil debió ceder espacio
su¿ciente frente al Derecho Laboral, y al principio de irrenunciabilidad de
los derechos laborales176, fruto, en esta materia, de su propia insu¿ciencia
e iniquidad, pero, más que todo, por la realidad absolutamente cambiante
de la sociedad a la que se ha visto enfrentado, y más que liberado de toda
responsabilidad, maniatado por las acciones y abusos de los mismos a
quienes entregó su con¿anza, para actuar a total complacencia por los pa-
sillos y costanillas del Derecho Privado. En este contexto, digamos, como
dice Caamaño, que “la relación laboral en que un empleador manda y un
trabajador obedece, otorga al primero, en tanto jefe, facultades o poderes
jurídicos para ordenar y dirigir la prestación contratada y, al segundo, en
tanto subordinado, el deber de cumplir dichas órdenes. Por lo mismo, se
trata de un poder privado para dirigir el trabajo; [pero, por lo mismo,] un
poder jurídico sobre la persona del trabajador sólo referido a la correcta
realización del trabajo, y no extensible a otros aspectos de la vida del traba-
jador, pues incluso respecto de la ejecución del trabajo no es ilimitada, ya
que debe detenerse allí donde empiezan los derechos que en tanto persona
detenta el trabajador”177. De esta manera, por su propia índole, mientras
se encuentre vigente la relación laboral, el lugar donde más se di¿culta la
vigencia absoluta de los derechos fundamentales de los trabajadores, es
cuando el empleador debe llevar a cabo sus atribuciones de control, donde,
cuan más cuan menos, es fácilmente predecible que termine menoscabando
uno o más de los derechos fundamentales de los trabajadores178.
57. Así las cosas, intentaremos abordar aquellas preguntas urgentes que
vayan surgiendo, delimitando el objeto de la investigación y concentrán-
donos en los siguientes tres tópicos o consideraciones básicas; a saber, los
siguientes:
63. Una vez estudiado un modelo teórico [reglas + principios], que nos
permitiera explicar la forma en que estaría “construida” una norma jurí-
dica de derecho fundamental, y en particular, aquella que considera a los
denominados derechos fundamentales “inespecí¿cos”, en la teoría de los
derechos, debemos, posteriormente, proceder a examinar si este modelo
teórico está contemplado en nuestra propia Constitución Política, y si es
así, veri¿car aquellas reglas y principios que han sido considerados en las
normas jurídicas de derechos fundamentales que se encuentran incluidas
en nuestra Carta Fundamental. En efecto, la existencia y reconocimiento de
los derechos fundamentales, y en particular aquellos denominados “ines-
pecí¿cos”, resultan indispensables para la convivencia de toda comunidad
jurídicamente establecida, y sus normas son básicas y fundamentales, ya
no sólo para la existencia de la sociedad en sí misma, como tal, sino que
lo son (básicas y fundamentales) para el desarrollo cotidiano y uniforme
de la comunidad, no únicamente en la relación vertical de cada individuo
con el Estado, sino en la relación horizontal que existe entre cada uno de
ellos entre sí, cualesquiera que sean las actividades que realicen, cual-
quiera que sea la relación jurídica que surja entre ellos, y cualesquiera
que sean las consecuencias jurídicamente relevantes que aparezcan de
dicha relación. Por lo tanto, para saber qué es lo que permite decir que
los derechos fundamentales deben ser garantizados respecto de todo y de
todos, tenemos que hacernos cargo de la necesidad imperiosa de entender
la requisitoria acerca que dichos derechos fundamentales “inespecí¿cos”
puedan ser reconocidos, esgrimidos y exigidos, en el ámbito privado, de
igual, o incluso mejor manera, que en el ámbito público, esto es, frente a
particulares, pero especí¿camente, en lo que a nuestro estudio respecta,
65. A su vez, tendremos que reÀexionar algo más sobre los riesgos o
peligros que algunos autores plantean en lo que se denomina una suerte de
“uso indiscriminado de los valores y principios como elementos de inter-
pretación constitucional”189. En efecto, como nos recuerda Alexy respecto
de la teoría de los valores, que en estricto rigor son esencialmente iguales a
los principios, salvo que el primero es un modelo axiológico y el segundo
es un modelo deontológico190, su apreciación puede ir desde un rechazo
radical hasta una aprobación enfática191. De acuerdo con lo anterior, para
74. De esta forma, para explicar esta tercera aseveración, será interesante
conocer y veri¿car cuál ha sido el criterio jurídico utilizado en los distintos
procedimientos jurisdiccionales existentes de control constitucional a la hora
de decidir sobre estas noveles materias, ya se trate del control que ejercen el
Tribunal Constitucional, ya sea de procedimientos convencionales o, bien,
en procedimientos especí¿cos de tutela de derechos fundamentales, creados
al efecto en el ámbito de los tribunales de justicia. Al respecto, algunos au-
tores advierten que existe una necesaria vinculación entre la existencia de
instituciones básicas de todo ordenamiento jurídico y, en de¿nitiva, de todo
Estado Democrático y de Derecho, y la presencia de mecanismos de control
que permitan resolver las colisiones que puedan producirse respecto de los
valores y principios que amparan dichas instituciones208, imponiendo no
sólo acciones negativas a favor de los ciudadanos, sino acciones positivas
del Estado a favor de sus ciudadanos, y estableciendo sanciones respecto
de la transgresión a la actividad o inactividad estatal. Procediendo, ¿nal-
mente, a establecer instrumentos concretos de tutela judicial a favor de las
personas que puedan estimar menoscabados sus derechos fundamentales,
introduciendo criterios o estándares mínimos de libertad garantizados a todo
individuo, en donde el Estado está absolutamente prohibido de traspasar
y menos de transgredir. Sólo de esta manera, admitiendo estos estándares
mínimos a cada persona, será posible reconocer la existencia de un Estado
Democrático y de Derecho209.
“De este modo, al ¿nal el hombre llega a darse cuenta, a través de hábitos
adquiridos y quizás heredados, de que es mejor para él obedecer a sus más
persistentes impulsos. La imperiosa palabra debe aparecer simplemente
implicar la conciencia de la existencia de una regla de conducta, sin que
importe dónde ésta haya podido generarse”.
CHARLES DARWIN, [El origen del hombre]
A) INTRODUCCIÓN
217 Se entiende que se trata de una teoría jurídica de los derechos, habida cuenta que existen
muchas áreas del conocimiento cientí¿co que pueden aplicar, al momento de analizar y explicar
la disciplina jurídica, a partir de sus propias metodologías y discernimientos.
218 Aldunate señala que “la necesidad de una aproximación dogmática al tema de los
derechos fundamentales es similar a aquél respecto de los cánones de belleza. En efecto, así
como solemos tener una noción de lo que consideramos bello, de igual manera encontramos
en los derechos fundamentales una “especie de ideal internacional de belleza jurídica” (RUIZ-
TAGLE, 2003) que suele imponerse. Dicha noción considera como vinculado al concepto de
derechos fundamentales su fundamento constitucional: que se trata de una garantía en sentido
54 WALDO L. PARRA
81. En efecto, para que una teoría jurídica sea estimada como integra-
tiva y pluridimensional, es necesario que lo sea, en tanto “teoría prima-
riamente analítica”226, esto es, como una ciencia que estudia la estructura
de los conceptos, su construcción jurídica, la inÀuencia de los derechos
fundamentales en el sistema jurídico y de la fundamentación de los dere-
chos fundamentales. Asimismo, debemos considerarla desde su dimensión
empírica, vale decir, en cuanto a su descripción del derecho legislado y
sustantivo y adjetivo, así como los conceptos de vinculación general, e¿cacia directa, conte-
nido esencial y tutela judicial. Y agrega este autor que persiste en nuestro país un proceso de
aceptación, de parte de la ¿losofía jurídica y la jurisprudencia constitucional, de tales ideas.
(Vide RUIZ-TAGLE, 2003).
220Se entiende que se trata de una teoría general de los derechos, en el entendido que los
objetivos que se pretenden abarcar son también de carácter general, así como la problemática,
sus alcances y posibles soluciones.
221 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 29.
222Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 35, 39 y 46. Señala Alexy que “de lo que se trata es de un
sistema ordenado lo más claramente posible de enunciados universales verdaderos o correctos
sobre los derechos fundamentales” (ALEXY, 1986/1993, p. 35).
223 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 33.
224 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 33, 34, 35, 36, 174, 266 y 540. A¿rma Alexy que “en la
[historia] de las teorías sobre la ciencia del derecho, las tres dimensiones suelen tener diferente
importancia. Un ejemplo bien claro al respecto es el paso de la jurisprudencia de conceptos, a
través de la jurisprudencia de intereses, a la jurisprudencia axiológica. Lo que en cada caso es
concebido como jurídico en sentido estricto y propiamente dicho depende de cómo se determine
la relación de las tres dimensiones” (ALEXY, 1986/1993, p. 33).
225 Vide ALEXY, pp. 29, 39, 46, 177 y 277.
226 ALEXY, 1986/1993, pp. 34, 39, 42, 43 y 44.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 55
que se trata es que la fundamentación jurídica es siempre respecto de cuestiones prácticas, esto
es, de lo que está mandado, prohibido y permitido. Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 39 y 529-554;
ALEXY, 1993, p. 20.
230 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 44.
231 Alexy realiza dos distinciones fundamentales que forman parte de la teoría de los de-
rechos: Primero, distingue entre un concepto fuerte y uno débil de los derechos. “Un concepto
fuerte de derecho –dice este autor– es un concepto de acuerdo al cual todos los rasgos que se
consideran importantes en conexión con los derechos, son elementos del concepto de dere-
cho” (ALEXY, 1993, p. 24). Sin embargo, este autor nos advierte que los conceptos fuertes de
derecho tienen la desventaja de transformar cuestiones sustanciales de la teoría del derecho en
problemas conceptuales (Vide Supra ALEXY). Por otro lado –agrega Alexy–, “las concepciones
débiles de los derechos tratan de evitar esto. De acuerdo con ellos, los derechos son relaciones
jurídicas. Quizá la relación-derecho más importante, dice Alexy, es la pretensión-derecho (…).
Los derechos-pretensión y las obligaciones relativas son dos aspectos de la misma cosa. Son,
dice Alexy, para decirlo en términos lógicos, relaciones conversas” (A LEXY, 1993, pp. 24-25).
“El contenido de los derechos-pretensión –dice este autor– puede ser de actos u omisiones.
En el primer caso tenemos un derecho positivo, y en el segundo, un derecho negativo” (Supra
ALEXY).
56 WALDO L. PARRA
“sería más una empresa abierta que un sistema acabado; más un conjunto de normas indife-
renciadas que ‘están’ en la sociedad, que un orden coactivo seguro que encarna las prescrip-
ciones del poder; más un llamamiento al razonamiento judicial en busca de la justicia del caso
concreto que un marco de referencia que limite o encauce dicho razonamiento. En palabras
del propio Dworkin, una propuesta acerca de que determinada norma forma parte del Derecho
será verdadera si ¿gura o se deduce ‘de los principios de justicia, equidad y debido proceso
que proporciona la mejor interpretación constructiva de la práctica legal de la comunidad’. Si
se permite decirlo así, el Derecho es para Dworkin lo que generalmente se llama Derecho más
cualquier otra cosa que tenga que ver con él” (PRIETO SANCHÍS, 1993, pp. 79-80).
243 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 81-82.
244 Vide ALEXY, 1993, p. 34.
58 WALDO L. PARRA
86. Aun así, no basta, dice Alexy, con que un proceso constitucional
termine, ¿nalmente, con la elaboración de un catálogo de derechos funda-
mentales [Alexy denomina a éste un sistema de derechos fundamentales
perfectamente institucionalizado256]; éstos tienen que ser interpretados e
implementados257. En efecto, si “parece que es posible que la teoría de los
derechos fundamentales consista en una lista de derechos fundamentales
abstractos que pueden ser tomados en consideración; tal teoría sería bas-
tante débil, quizá incluso una teoría pobre y, sin embargo, no dejaría de
tener algún valor”258. Sin embargo, “tal lista –advierte este autor– es sólo
un primer paso. El segundo paso es la determinación de los pesos relativos
conjunto. Para expresarlo brevemente podría decirse que la argumentación jurídica ha de estar
vinculada a las leyes y a los precedentes y tiene que observar el sistema de Derecho elaborado
por la dogmática jurídica” (ALEXY, 1999, pp. 24-25).
264 Vide ALEXY, 1999, p. 25.
265 ALEXY, 1993, p. 60. Señala Alexy que “un discurso racional práctico es un procedimiento
para probar y fundamentar enunciados normativos y valorativos por medio de argumentos. La
racionalidad del discurso se de¿ne por un conjunto de reglas del discurso. Estas reglas garantizan
el derecho de cada ser humano a participar en el discurso y el derecho de cada participante de
presentar y criticar cualquier argumento” (ALEXY, 1993, p. 34). Y agrega este autor que, de esta
forma, “el paradigma de una tal teoría [de la argumentación jurídica] es la teoría del discurso
racional” (ALEXY, 1993, p. 60).
266 ALEXY, 1986/1993, p. 529.
267 HART, 1997, p. 85.
268 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 506.
269 ALEXY, 1986/1993, p. 506.
62 WALDO L. PARRA
285ALEXY, 1993, p. 20. A través de una vía diferente, Martínez y Zúñiga, arriban a un
criterio similar. (Vide MARTÍNEZ y ZÚÑIGA, 2011), aunque basado en aspectos historicistas y
procedimentales, más que dogmáticos y sustanciales.
286 ALEXY, 1993, pp. 20-21; ALEXY, 1986/1993, pp. 95, 99, 166, 453, 487, 530; y Capítulo
I, letra C), 2.2., nota 267.
287ALEXY, 1986/1993, p. 116. Alexy menciona que para Von Hippel, las normas de derecho
fundamental son normas de principios que orientan la búsqueda de soluciones en casos de
conÀicto, en la ordenación de las relaciones vitales, vinculados a determinados intereses de
libertad, tales como la libertad de religión, de opinión, de profesión. de propiedad, etc. (Vide
ALEXY, 1986/1993, p. 116). Y agrega este autor que sólo mediante un análisis meticuloso
de cada caso en particular, y de una ponderación de los todos intereses que están en juego,
podremos llegar a una decisión justa respecto de la referencia general que constituyen tales
principios (Vide Supra ALEXY).
288 Supra ALEXY.
289 Supra ALEXY.
290 ALEXY, 1986/1993, p. 117.
291 Vide Supra ALEXY.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 65
habla del derecho a negarse a prestar servicio militar301]. Sin embargo, pa-
rece cierto que este tipo de formación iusfundamental no está, ¿nalmente,
siempre jurídicamente protegido. [Alexy dice que esto vale incluso para
restricciones inmanentes, esto es, “cláusulas restrictivas no escritas o a
través de restricciones del supuesto de hecho no escritas”302]. En último
caso, lo importante es saber si es posible establecer criterios, cualquiera que
éstos sean, que en el contexto de derechos fundamentales garantizados sin
reserva permitan tomar decisiones sin llevar a cabo una ponderación303.
307 Supra ALEXY. Dice Alexy que las teorías relativas producen una restricción a la garantía
de contenido esencial de los derechos fundamentales cuando es desproporcionada, vale decir,
cuando no se encuentra en una relación adecuada con el peso y la importancia del derecho
fundamental respectivo (ALEXY, 1986/1993, p. 125). “Con ello, la restricción de la competencia
del legislador para imponer restricciones se convierte esencialmente en una cuestión de ponde-
ración” (Supra ALEXY). Las teorías absolutas del contenido esencial, en cambio, no extienden
tanto la garantía de contenido esencial, “entonces, para el ámbito no abarcado por la garantía
de contenido esencial se plantea la cuestión de un criterio adicional” (Supra ALEXY), que sólo
puede ser el de la proporcionalidad (Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 125-126).
308 ALEXY, 1986/1993, p. 126.
309 Supra ALEXY.
310 ALEXY, 1986/1993, p. 130.
311 Supra ALEXY.
68 WALDO L. PARRA
312Supra ALEXY. En el nivel de los principios caben cosas muy diversas, pero más que
diverso, puede caer en el criterio de lo indeterminado (Vide ALEXY, 1986/1993, p. 133). “En el
amplio mundo de los principios, hay lugar para muchas cosas. Puede ser llamado un mundo del
deber ser ideal. Cuando hay que pasar del amplio mundo del deber ser ideal al estrecho mundo
del deber ser de¿nitivo o real, se producen colisiones o, para usar otras expresiones frecuentes,
tensiones, conÀictos y antinomias”. Es entonces inevitable sopesar principios contrapuestos, es
decir, hay que establecer relaciones de preferencia” (ALEXY, 1986/1993, p. 133).
313 ALEXY, 1986/1993, p. 133.
314 ALEXY, 1986/1993, p. 134.
315 Supra ALEXY.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 69
diferentes”316. Sin embargo, “entre los dos niveles no existe una relación
estricta de precedencia. Más bien, vale la regla de precedencia según la
cual el nivel de las reglas precede al de los principios, a menos que las
razones para determinaciones diferentes a las tomadas en el nivel de las
reglas sean tan fuertes que también desplacen al principio de la sujeción al
texto de la Constitución. La cuestión de la fuerza de las razones es objeto
de la argumentación iusfundamental”317.
99. Pero si utilizamos una norma que en principio tiene el carácter de una
regla [que es aplicable sin que deba ser ponderada327], pero que no lo tiene
cuando la cláusula restrictiva hace referencia a principios [que es aplicable
en la medida que haya ponderación328], la norma tiene los criterios de una
norma iusfundamental con carácter doble, esto es, se trata de una norma en
donde aquello que es estatuido directamente por una disposición iusfunda-
mental, “es completado con normas susceptibles de subsunción con ayuda
de cláusulas que hacen referencia a ponderaciones”329. La norma debería
entenderse, entonces, de esta manera: “Están prohibidas las intervenciones
del Estado en la libertad de la persona cuando no se realizan sobre la base
de una ley o no son necesarias para el cumplimiento de aquellos principios
opuestos que, debido a las circunstancias del caso, tienen precedencia frente
al principio de la libertad de la persona”330. Por lo tanto, tal como hemos
visto, “no basta concebir a las normas de derecho fundamental sólo como
reglas o sólo como principios”331. Un modelo que podemos considerar
adecuado es aquel que reproduce disposiciones iusfundamentales a las que
se adscriben tanto reglas como principios.
sopesar razones que juegan a favor y en contra de una especí¿ca solución, un método jurídico
contrapuesto a la subsunción para aplicar las normas jurídicas, una forma de fundamentar
decisiones en derecho y el resultado que estas decisiones contienen” (BERNAL, 2007, p. 569).
337 Según Bernal, existe una inconsistencia terminológica que produce un uso intercam-
formas básicas para aplicar [las] normas: la ponderación [Bernal dice que
‘la ponderación es la manera de aplicar los principios’338] y la subsunción339
[Bernal dice que ‘las reglas se aplican mediante la subsunción’340]”341. Y
agrega Alexy que si dos principios se encuentran en colisión, por ejemplo
“cuando según un principio algo está prohibido y, según otro principio,
está permitido”342, uno de los dos tiene que ceder ante el otro343, ya que
“en caso de duda, no hay otra manera de decidir racionalmente como no
sea a través de la ponderación entre la razón de la restricción y el derecho
fundamental que se quiere limitar”344. No obstante, “esto no signi¿ca decla-
rar inválido al principio desplazado ni que en el principio desplazado haya
que introducir una cláusula de excepción [como en el caso del conÀicto de
reglas]. Más bien lo que sucede es que, bajo ciertas circunstancias, uno de
los principios precede al otro. Bajo otras circunstancias, la cuestión de la
precedencia puede ser solucionada de manera inversa”345. Vistas así las cosas,
nadas por los principios y reglas opuestas, y las posibilidades reales se derivan de enunciados
fácticos” (ALEXY, 1986/1993, p. 90; y BERNAL, 2003, p. 226).
350 Dice Bernal que “para establecer esa “mayor medida posible” en que debe realizarse
un principio, es necesario confrontarlo con los principios opuestos o con los principios que
respaldan a las reglas opuestas (BERNAL, 1989, p. 6; BERNAL, 2003, p. 226). [Bernal habla que
“mediante los cuales se puede fundamentar una relación de precedencia condicionada entre
los principios en colisión, para así establecer cuál de ellos debe determinar la solución del caso
concreto” (BERNAL, 1989, p. 8)]. Esto se lleva a cabo en una colisión entre principios, esto es,
cuando en un caso concreto son relevantes dos o más disposiciones jurídicas, que fundamentan
prima facie dos normas incompatibles entre sí, y que pueden ser propuestas como soluciones
para el caso. Por lo tanto, “la ponderación es la forma de resolver esta incompatibilidad entre
normas prima facie” (Vide BERNAL, 1989, p. 7).
74 WALDO L. PARRA
autores consideran que estas dos nociones son sinónimas por entero, otros opinan que su coinci-
dencia sólo es parcial y, ¿nalmente, para un último grupo –dentro del cual se inscribe K. Hesse,
(…)– dichas nociones se contraponen” (BERNAL, 2007, pp. 569-570). Estamos de acuerdo con
Bernal en el sentido de que la ponderación “se identi¿ca con el principio de proporcionalidad
en sentido estricto” (BERNAL, 2007, p. 570, y BERNAL, 2007, p. 570, nota 134).
358 Vide BERNAL, 2007. Bernal dice que “la ponderación se ha convertido en un criterio
359 BERNAL, 1989, pp. 8-9. Según Bernal, “es pertinente observar que el primero y el segundo
paso de la ponderación son análogos. En ambos casos, la operación consiste en establecer un
grado de afectación o no satisfacción –del primer principio– y de importancia en la satisfacción
–del segundo principio–” (BERNAL, 1989, p. 9).
360 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 112.
361 Vide BERNAL, 2007, p. 42.
362 A¿rma Alexy que “para mostrar cómo la máxima de la necesidad se in¿ere del carácter
principios. Se trata de una decisión del Tribunal Constitucional alemán “en una decisión sobre
la celebración de un juicio oral contra un inculpado al que amenaza el peligro de un ataque de
apoplejía y de infarto (BverfGE, 51, 324). Las normas en colisión son, por un lado, el artículo
2.2 de la Ley Fundamental de Bonn, que reconoce al individuo un derecho fundamental a la
vida y a la integridad física y, por otro, el principio que impone al Estado el deber de garan-
tizar un e¿ciente funcionamiento de las instituciones del Derecho Penal. Si existiera sólo el
derecho fundamental, entonces la celebración de un juicio oral que pusiera en peligro la vida
y la salud de un inculpado habría que cali¿carla, sencillamente, de prohibida; si existiera sólo
el deber del Estado de cuidar de un e¿ciente funcionamiento de las instituciones jurídicas,
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 77
entonces habría que considerar el juicio oral, simplemente, como obligatorio o, cuando menos,
permitido” (RUIZ, 2007, p. 58).
370 ALEXY, 1986/1993, p. 115.
371 Supra ALEXY.
372 Supra ALEXY.
373 A¿rma Alexy que “de lo que se trata es de la ponderación de cuál de los intereses,
abstractamente del mismo rango, posee mayor peso en el caso concreto: ‘Si esta ponderación
da como resultado que los intereses del acusado que se oponen a la intervención tienen en
el caso concreto un peso mani¿estamente mayor que el de aquel interés a cuya preservación
está dirigida la medida estatal, entonces la intervención viola el principio de proporcionalidad
y, con ello, el derecho fundamental del acusado’” (ALEXY, 1986/1993, p. 90). Y agrega este
autor que “esto no signi¿ca declarar inválido al principio desplazado ni que en el principio
desplazado haya que introducir una cláusula de excepción. Más bien lo que sucede es que,
bajo ciertas circunstancias, uno de los principios precede al otro. Bajo otras circunstancias, la
cuestión de la precedencia puede ser solucionada de manera inversa. Esto es lo que se quiere
decir cuando se a¿rma que en los casos concretos los principios tienen diferente peso y que
prima el principio con mayor peso” (ALEXY, 1986/1993, p. 89).
374 Vide BERNAL, 1989, pp. 9-10.
375 Vide Supra BERNAL.
376 ALEXY, 1986/1993, p. 161.
78 WALDO L. PARRA
opuestos”377]. Dworkin a¿rma que los principios tienen una dimensión del
peso relativo o de importancia relativa respecto del mismo378; en cambio,
“las normas no tienen esta dimensión”379. De esta manera, “es posible
que nuestro principio no prevalezca, pero ello no signi¿ca que no sea un
principio de nuestro sistema jurídico, porque en el caso siguiente, cuando
tales consideraciones contrarias no existan o no tengan el mismo peso, el
principio puede ser decisivo”380. Al efecto, la variable del peso abstracto381
mos decir que son o que no son funcionalmente importantes” (DWORKIN, 1977/1989, p. 78). Y
agrega este autor que “en este sentido, una norma jurídica puede ser más importante que otra
porque tiene un papel más relevante en la regulación del comportamiento. Pero no podemos
decir que una norma sea más importante que otra dentro del sistema, de modo que cuando
dos de ellas entran en conÀicto, una de las dos sustituye a la otra en virtud de su mayor peso”
(Supra DWORKIN).
380 DWORKIN, 1977/1989, p. 77. Dworkin agrega que “cuando decimos que un determinado
principio es un principio de nuestro derecho, lo que eso quiere decir es que el principio es tal
que los funcionarios deben tenerlo en cuenta, si viene al caso, como criterio que les determine
a inclinarse en uno u otro sentido” (Supra DWORKIN).
381 Vide Supra BERNAL, pp. 11-15, 17 y 25. Nos dice Bernal que el peso abstracto es
una variable que siempre nos remite a consideraciones ideológicas y coloca al intérprete en
posición de decidir sobre aspectos materiales, relativos a la idea, por ejemplo, de Constitu-
ción, de Estado y de Justicia (Vide BERNAL, 1989, p. 23). Sin embargo, cuando los principios
enfrentados en la ponderación son de la misma índole, la importancia del peso abstracto se
relativiza (Vide Supra BERNAL). Por ejemplo, cuando se produce una colisión entre un mismo
derecho fundamental ejercido por dos titulares [Bernal coloca el ejemplo de “dos grupos po-
líticos contrarios que quieren manifestarse en la misma calle de una ciudad a la misma hora
y en el mismo día y es posible que la manifestación simultánea derive en peleas entre los
grupos (Vide Supra BERNAL)]. Muy por el contrario, los pesos abstractos adquieren importan-
cia cuando en esa colisión conÀuyen derechos o principios distintos, y es posible atribuirles
un peso abstracto mayor o menor, según el caso (Vide Supra BERNAL). Sin embargo, el peso
abstracto tiene límites dentro de los márgenes de la racionalidad, al alero de la subjetividad
del intérprete [Bernal habla de la “ideología del intérprete” (BERNAL, 1989, p. 25)]. (Vide
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 79
BERNAL, 1989, p. 24). De esta manera, puede ser que un juez más individualista otorgue la
libertad general de acción y a las libertades especí¿cas el peso abstracto más alto y a los
principios que tengan que ver con la colectividad un peso menor; mientras que un juez “que
actúe bajo el prurito de lograr la construcción, la integración y la defensa de la comunidad”,
hará lo contrario (BERNAL, 1989, p. 25).
382 Vide Supra ALEXY pp. 366, y 551.
383 BERNAL, 1989, p. 10.
384 Vide BERNAL, 1989, p. 10.
385 Vide BERNAL, 1989, p. 11.
386 Vide Supra BERNAL.
387 Vide Supra BERNAL.
388 BERNAL, 1989, pp. 14-15. Alexy parece defender dos posiciones. En la Teoría de los
106. De acuerdo con Bernal, “no existe un criterio objetivo para deter-
minar los factores determinantes del peso que tienen los principios en la ley
de ponderación, y que conforman la fórmula del peso, es decir: el grado de
afectación de los principios en el caso concreto389, su peso abstracto y la
seguridad de las premisas empíricas relativas a la afectación”390. Asimismo,
advierte Bernal, que “la contradicción entre las cargas de argumentación in
dubio pro libertate e in dubio pro legislatore también constituye un límite
a la racionalidad de la ponderación, que depara al intérprete un margen de
precedencia se concedería a estas últimas. Por lo tanto, el empate jugaría a favor de la libertad
y de la igualdad jurídica. De esta manera, si una medida afectara a la libertad o a la igualdad
jurídica y los principios que la respaldan no tuviesen un mayor peso que éstas, entonces, la
medida resultaría ser desproporcionada y, si se tratase de una ley, ésta debería ser declarada
inconstitucional. Posteriormente, en el epílogo a la Teoría de los derechos fundamentales,
Alexy se inclina porque en los casos de empate, la decisión que se enjuicia aparece como “no
desproporcionada” y, por tanto, debe ser declarada constitucional. Por lo tanto, los empates
jugarían a favor del acto que se enjuicia, que en el control de constitucionalidad es precisamente
la ley. De acuerdo con el Alexy del epílogo, los empates no jugarían a favor de la libertad y
la igualdad jurídica, sino a favor del legislador y del principio democrático en que se funda la
competencia del Parlamento, y ante un empate, la ley debería declararse constitucional, por
haberse producido dentro del margen de acción que la Constitución entrega al legislador (Vide
BERNAL, 1989, p. 16).
389 En este sentido, existen casos fáciles en lo concerniente a la graduación de las afectacio-
nes de los principios. Así, por ejemplo, Bernal señala que una revista satírica llame “tullido” a
un parapléjico constituye claramente una grave ofensa contra su derecho al honor, y contribuye
muy poco, si es lo hace de algún modo, a satisfacer la libertad de información. Por otro lado,
existen casos difíciles, “en los que las premisas que fundamentan la graduación, y no sólo las
fácticas sino también las analíticas y las normativas, son extremadamente inciertas” (BERNAL,
1989, pp. 18-19). Que son los casos en los que está en juego la libertad religiosa.
390 BERNAL, 1989, pp. 17-18. Según Bernal, “la afectación negativa y la satisfacción de los
principios será mayor, cuanta mayor e¿cacia, rapidez, probabilidad, alcance y duración ostente
la medida examinada (BERNAL, 1989, p. 26). Y Bernal entrega algunas pautas que limitan la
ponderación. Primero, debemos considerar “la di¿cultad para establecer la certeza de las premisas
empíricas desde todas esas perspectivas, esto, a su vez, porque los conocimientos empíricos
del intérprete también son limitados” (Supra BERNAL). Y segundo, “la complejidad que resulta
al combinar las variables” (Supra BERNAL). A partir de ello sólo puede concluirse que sobre
este aspecto el intérprete también dispone de un margen irreducible de subjetividad, en el que
puede hacer valer sus apreciaciones empíricas sobre las circunstancias en que se desarrolla la
ponderación” (BERNAL, 1989, pp. 26-27).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 81
391 BERNAL, 1989, p. 27. De acuerdo con la idea de Bernal, “un juez que quiera dar pre-
valencia al principio democrático operará siempre con el in dubio pro legislatore y, de este
modo, concederá al Parlamento la posibilidad de equilibrar los principios en conÀicto mediante
un empate entre sus pesos especí¿cos. Por el contrario, un juez liberal se servirá en todo caso
del in dubio pro libertate y declarará desproporcionadas a aquellas medidas que no consigan
favorecer al principio que constituye su ¿nalidad, en un grado mayor a aquél en que se afecta
la igualdad jurídica o la libertad jurídica. Esta igualdad y esta libertad, aducirá, son los pilares
del Estado de Derecho y su sacri¿cio sólo se justi¿ca cuando se obtienen bene¿cios mayores”
(BERNAL, 1989, p. 27). “Finalmente, es posible que el juez de¿enda soluciones matizadas que
combinen la aplicación de una u otra carga argumentativa o que sea el resultado de una pon-
deración entre ellas” (BERNAL, 1989, pp. 27-28).
392 Supra BERNAL.
393 Alexy advierte que Alf Ross de¿ne el concepto de norma sin distinguir entre los ele-
109. Ahora bien, señala Alexy que “las formas standard, de los enuncia-
dos deónticos son la última grada antes de la presentación de la estructura
lógica de las normas en un lenguaje formalizado”408. Y, agrega este autor
que no debemos olvidar que en muchas ocasiones podemos encontrar nor-
mas que pueden ser expresadas sin recurrir a enunciados, por ejemplo, “a
través de las señales luminosas de un semáforo”409 todo lo cual “pone de
mani¿esto que hay que distinguir entre enunciado normativo y norma”410.
Si esto es así, entonces, el modelo de normas que sugiere Alexy debe,
“por una parte, sea [ser] lo su¿cientemente fuerte como para constituir
la base de las ulteriores consideraciones [que incluye decisiones sobre el
objeto y el método, es decir, sobre el carácter de la jurisprudencia como
disciplina411], y por la otra, lo su¿cientemente débil como para ser con-
ciliable con el mayor número posible de decisiones en el indicado campo
de problemas (acerca del concepto de norma412]”413. Si la lógica deóntica
es la lógica de los conceptos y enunciados deónticos414, entonces el punto
de partida de dicho modelo, señala este autor, lo constituye la distinción
entre norma y enunciado normativo. Estos enunciados expresan normas,
puesto que incorporan expresiones mediante enunciados deónticos, tales
como prohibido y no pueden, o bien expresiones construidas mediante
enunciados indicativos, tomando en consideración el contexto en que se
encuentran, como el que (haga tal cosa), será penado con (tal otra cosa).
“Con esta formulación, (…) no se dice que algo es el caso sino que algo
debe ser el caso” [lo destacado es nuestro]415. Como contrapartida al
110. Tal como ya se ha dicho, pareciera que cada vez que hablamos de
derecho, hablamos de normas. Por lo menos eso es lo que sucede al revistar
la ciencia jurídica imperante418. Y al hablar de normas, estamos hablando
de derecho y obligación jurídica. Alexy señala que “una de las ventajas
de la perspectiva normativista es que incluye la posibilidad de abstraer
de posiciones y relaciones, lo que puede facilitar la simpli¿cación y tener
interés sistemático. [En cambio,] [l]La ventaja de la perspectiva orientada
hacia las posiciones y relaciones reside en su poder de diferenciación”419.
Se trata, pues, de “conceptos que están demasiado profundamente in-
corporados a la estructura de nuestras prácticas políticas, y no se puede
renunciar a ellos como a fumar o a usar sombrero”420 421. Si bien cuando
dados por Dworkin sí han sido objeto de renuncias, ya sea por el imperio de la moda o por el
imperio de la ley.
421 El profesor Squella advierte la di¿cultad del concepto de norma, al narrar un episodio
entre Hart y Kelsen, quienes se reunieron en un foro, en donde el primero a¿rmó “que a su
juicio el derecho era una clase o tipo de normas de conducta, o sea, dijo que cuando hablamos
de derecho de lo que hablamos es de un cierto conjunto de normas que rigen en un lugar y
tiempo dados, unas normas que tienen la particularidad de ser coercibles, esto es, que tienen la
posibilidad de ser aplicadas por la fuerza”. (SQUELLA, 2007, p. 37). Squella agrega que “como
Kelsen insistiera una y otra vez en de¿nir el derecho como norma, Hart le preguntó qué entendía
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 85
111. Si, tal como ya se dijo más arriba427 además, consideramos que,
desde la perspectiva de la dimensión normativa, “para ella es constitutiva
la cuestión de saber cuál es, en el caso concreto y sobre la base del derecho
positivo válido, la decisión correcta”428, “la respuesta a esta cuestión inclu-
ye las valoraciones de quien la formula”429 y, por ende, “en esta medida,
se puede hablar de un problema de complementación”430. Al problema de
complementación, en el caso que para la identi¿cación del material dotado
de autoridad se requieren valoraciones, se añade el problema de la funda-
mentación. A lo anterior, hay que agregar que existen otras disposiciones en
una constitución, en conexión con aquellas que expresan directamente una
norma de derecho fundamental. Esta “conexión” con otras disposiciones
él por norma. La pregunta de Hart era muy pertinente, porque si alguien dice que el derecho es
una realidad normativa, un cierto tipo o clase de norma, ese alguien está obligado a aclarar qué
quiere decir con la palabra “norma”, o sea, tiene que proporcionar una de¿nición o al menos
una idea de qué son las normas. Pues bien: fue tanto lo que Hart insistió con su pregunta que
Kelsen, exasperado, y en un tono de voz inusualmente alto en un octogenario, contestó al ¿n,
casi fuera de sí, “¡Una norma es una norma!”, cosa que asustó tanto a Hart que éste cayó hacia
atrás en su silla” (SQUELLA, 2007, pp. 37-38).
422 Vide Supra Capítulo I, letra C) 1. e Infra Capítulo I, letra C) 3.
423 Vide Supra Introducción, letra A), e Infra Capítulo I, letra C) 2.
424 ALEXY, 1986/1993, p. 69.
425 Vide Supra Introducción, letra A), e Infra Capítulo I, letra C) 2.
426 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 70.
427 Vide Supra Introducción, letra A), e Infra Capítulo I, letra C) 4.
428 ALEXY, 1986/1993, p. 32.
429 Supra ALEXY.
430 Supra ALEXY.
86 WALDO L. PARRA
gente a la cárcel o le hacemos pagar dinero o les hacemos hacer cosas que ellos no quieren
hacer bajo la coerción de la fuerza, y todo eso lo justi¿camos diciendo que tales personas han
infringido la ley o no han cumplido con sus obligaciones jurídicas o han interferido con los
derechos legales de otras personas” (DWORKIN, 1977/1989, p. 62).
438 DWORKIN, 1977/1989, p. 61.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 87
464 DWORKIN, 1977/1989, pp. 68-69. Dworkin coloca el ejemplo que “aunque la mayoría
de los ingleses vayan al cine el sábado por la noche, no han aceptado una norma que les exija
que lo hagan” (DWORKIN, 1977/1989, p. 69). Es decir, “es diferente decir que los ingleses
tienen por costumbre ir al cine una vez por semana y decir que los ingleses tiene por norma
que se debe ir al cine una vez por semana” (DWORKIN, 1977/1989, p. 81). Y agrega este autor
que “la segunda formulación da a entender que si un inglés no sigue la norma, se ve sujeto a
críticas o censuras, pero la primera no. La primera no excluye la posibilidad de una especie
de crítica –podemos decir que quien no va al cine descuida su educación–, pero con eso no
se sugiere que el sujeto en cuestión este haciendo algo malo, simplemente porque no sigue la
norma” (Supra DWORKIN).
465 Vide DWORKIN, 1977/1989, p. 69.
466 Vide KELSEN, 1960/1982, p. 58.
467 KELSEN, 1960/1982, p. 58.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 91
que lo sea. Tal persona debe tener autoridad para dictar la norma, porque
si no, no es norma, y una autoridad tal sólo puede provenir de otra norma
que es ya obligatoria para aquellos a quienes ella dirige. Tal es la diferencia
entre una ley válida y las órdenes de un pistolero”468 469. Kelsen dice que
la norma fundante básica es aquella que no es ella misma una norma im-
puesta por la costumbre, o por el acto de un órgano de derecho; no es una
norma impuesta, sino presupuesta; “es el punto de partida de un proceso:
el proceso de la producción del derecho positivo”470.
117. Con todo, y sin pretender profundizar en este debate, digamos que
la paradoja aquí se produce por cuanto la norma secundaria fundamental,
a la que Hart denomina “regla de reconocimiento”, es la única regla de un
sistema jurídico, no expresada, promulgada de conformidad con alguna
norma secundaria que estipula que las leyes así promulgadas serán obli-
gatorias, cuya validez o fuerza obligatoria depende de su aceptación. En
efecto, dice Dworkin, que “la demostración de que una norma determinada
es válida puede exigir que se remonte [a] una complicada cadena de vali-
dez, a partir de esa norma en particular, hasta llegar en última instancia a
468 Según Alexy, si nos encontramos ante un sistema jurídico que no contiene normas ge-
nerales ni para proteger la libertad ni los derechos de quienes forman parte de dicho sistema,
no existe ninguna duda que su oportunidad de validez será mínima y, por ende, tampoco de su
existencia permanente en el tiempo (Vide ALEXY, 1993, p. 49). La pregunta que se hace Alexy
es “si tal sistema puede incluirse dentro del concepto de sistema jurídico” (Supra ALEXY). Si
imaginamos que puedan existir personas regidas por un grupo de forajidos armados, en donde
los súbditos no tienen ningún derecho. Dentro de dicho grupo armado se permite cualquier
acción armada. Con excepción de esta permisión no hay ninguna otra regla general. Los fo-
rajidos dan a los sujetos órdenes concretas parcialmente contradictorias, siempre cambiantes
y parcialmente imposibles de satisfacer. Siempre que los súbditos obedecen lo hacen sólo por
miedo a la violencia. Este sistema, claramente, no es un sistema jurídico por razones conceptuales
(Vide Supra ALEXY). Y agrega este autor que un orden que podemos considerar sin sentido se
convertirá en predatorio cuando los forajidos se transforman en bandidos organizados. Esto
presupone, al menos, la prohibición de violencia y la jerarquización entre los bandidos.
469 Supra DWORKIN. Similarmente, podríamos considerar el clásico estudio psicológico sobre
la norma fundamental”471. Pues bien, esa regla última, esa norma básica
o fundamental encuentra su reconocimiento en esa cadena muy familiar
de argumentos decisivos que –¿nalmente– una comunidad acepta como
demostrativos de la validez de dicha regla, lo cual, aunque sin ser idénti-
co, es un razonamiento que amenaza con avecindarse rápidamente, en el
modelo de Austin, cruzando la misma barda que antes Hart levantó para
diferenciarse del destacado jurista británico.
de la costumbre equivale, de hecho, a la confesión de que hay por lo menos algunas reglas de
derecho que no son obligatorias porque sean válidas bajo normas establecidas por una regla
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 93
119. “Este aspecto de las cosas –dice Hart– arranca de algunos un grito
de desesperación: ¿cómo podemos mostrar que las provisiones fundamen-
tales de una constitución, que por supuesto son derecho, lo son realmente?
Otros contestan insistiendo en que en la base del sistema jurídico hay algo
que es ‘no derecho’, que es ‘pre-jurídico’, ‘metajurídico’ o es simplemente
un ‘hecho político’”476. Ya lo advierte el propio Dworkin, al señalar que
maestra, sino que lo son –como la regla maestra– porque la comunidad las acepta como válidas”
(DORKIN, 1977/1989, p. 98). De hecho, según Dworkin, Hart advierte “que una regla maestra
podría designar como derecho no sólo las normas promulgadas por determinadas instituciones
jurídicas, sino también las establecidas por la costumbre (DWORKIN, 1977/1989, p. 97). Sin em-
bargo, si la regla maestra es indiciaria de la transformación de la sociedad desde una comunidad
primitiva a un Estado de Derecho, el reconocimiento que “cualquier otra regla que la sociedad
acepte como jurídicamente obligatoria es jurídicamente obligatoria” no es prueba su¿ciente y,
por lo tanto, la denominada regla maestra pasaría a ser una no-regla de reconocimiento, esto
es, “la que establece que todo lo que se acepta como obligatorio es obligatorio” (DWORKIN,
1977/1989, p. 98). Sin embargo, señala Dworkin que el propio Hart se burla de esta idea y la
de¿ne como “una repetición vacía del mero hecho de que la sociedad en cuestión… observa
ciertos estándares de conducta como reglas obligatorias” (Supra DWORKIN).
475 Supra HART. Según Dworkin, “en la mayoría de las jurisdicciones norteamericanas,
“en un aspecto, sin embargo, los dos modelos [el de Hart y el de Austin]
son muy similares. Hart, como Austin, reconoce que las normas jurídicas
tienen límites inciertos [él dice que son de textura abierta477] y, también
como Austin, da cuenta de los casos difíciles diciendo que los jueces tienen
y ejercen la discreción para decidirlos mediante una legislación nueva”478,
aunque Hart agrega que cuando los jueces utilizan reglas de reconocimiento
no expresadas para identi¿car reglas particulares del sistema jurídico, “ma-
ni¿estan así su propia aceptación de ellas en cuanto reglas orientadoras”479.
Sin embargo, para Austin, toda norma es un mandato general y una persona
“tiene una obligación jurídica si se cuenta entre aquellos a quienes se dirige
alguna orden general del soberano y está en peligro de sufrir una sanción
a menos que obedezca dicha orden”480. Se trata de “un soberano, una per-
sona o un grupo determinado a quien habitualmente obedecen los demás,
pero que no está habituado a obedecer a nadie más”481. Agrega Kelsen que
“en este presupuesto [de una norma objetivamente válida] se encuentra el
último fundamento del orden jurídico, un fundamento sólo condicional
según su esencia, y, en ese sentido, hipotético”482. Incluso, el propio Hart
advierte que “esta es una complicación de la que hay que hacerse cargo
en cualquier intento de explicar qué signi¿ca la existencia de un sistema
de reglas de este tipo”483.
477 Vide HART, 1961/1998, p. 159; DWORKIN, 1977/1989, p. 87, y DWORKIN, 1977/1989,
p. 34.
478 DWORKIN, 1977/1989, p. 71.
479 HART 1961/1998, pp. 127-128.
480 DWORKIN, 1977/1989, p. 66.
481 Supra DWORKIN.
482 KELSEN, 1960/1982, p. 206.
483 HART, 1961/1998, p. 127.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 95
saria entre el derecho y la moral se presta también a una utilización ideológica en el siguiente
sentido. Según Alexy (1989b y 1990), esta conexión tiene un carácter de¿nicional en relación
con el sistema jurídico tomado como un todo, lo que quiere decir que un orden social sin sentido
(su único propósito es asegurar la explotación de los gobernantes –rulers–) no sería un orden
jurídico; se trataría, sin embargo, de un sistema jurídico –por muy injusto que fuera– si quienes
establecen las normas –los gobernantes– plantean una pretensión de corrección no sólo frente
a su grupo –como ocurriría en el caso de una banda de ladrones–, sino frente a todos. Y tiene
un carácter cuali¿cador (a qualifying character) en relación con las normas jurídicas y con las
decisiones jurídicas tomadas individualmente, lo que quiere decir que una norma o una decisión
que no cumpla ciertos criterios morales (por ejemplo –como antes hemos visto– una decisión
que aplica una norma irracional o injusta) es una norma jurídica, pero que padece un defecto
jurídico; o sea, no es jurídicamente perfecta” (ATIENZA, 2005, pp. 201-202).
96 WALDO L. PARRA
123. Ahora bien, Alexy señala, además, que “con la consideración de los
actos de aseveración y de imposición de normas, se abandona el nivel de la
semántica y se ingresa en de la pragmática”495, a través de lo que denomi-
na circunstancias de la expresión, y los enunciados que son denominados
como normas válidas serán llamados enunciados de validez normativa
y aseveraciones de validez normativa (o aseveraciones interpretativas),
por ejemplo, acerca de qué es lo que se encuentra permitido en el marco
del ordenamiento jurídico vigente, esto es, de la norma jurídica válida, y
a partir de aquéllos, podemos hablar de que sean verdaderas o falsas496.
Kelsen agrega que, “cuando describimos el sentido, o el signi¿cado, de
un acto que instituye una norma, decimos que, con el acto en cuestión,
cierto comportamiento humano es ordenado, mandado, prescrito, precep-
tuado, prohibido; o bien, admitido, permitido, autorizado”497, es decir,
utiliza expresiones o modalidades deónticas, a partir del uso lingüístico
del concepto de Derecho498. De esta forma, Kelsen recurre al enunciado
deóntico de “deber” para aunar todos los signi¿cados antes mencionados, y
expresar que la validez de una norma es cuando algo debe ser o no. Señala
Kelsen que con su validez, la norma adquiere una existencia especí¿ca y
diferente de los hechos que podemos considerar naturales y de los actos
o manifestaciones de voluntad del hombre, existan o no499. Por lo tanto,
Kelsen construye su concepto de Derecho a partir de fenómenos o crite-
rios sociales, si son lo “su¿cientemente signi¿cativos como para servir de
elementos de un concepto”500 de derecho.
mántico de norma509. Alexy dice que otro aspecto que podemos considerar
importante del concepto semántico de norma se encuentra en el hecho de
que no sólo es asimilable con teorías de la validez de la norma, sino que
también se constituye en presupuesto de ellas”510. En efecto, señala este autor
que pueden distinguirse diversas teorías de la validez: sociológica [hechos
sociales, tales como “la obediencia habitual, vinculada con un sentimiento
de obligatoriedad o la alternativa de la obediencia o la aplicación de una
sanción en caso de desobediencia”511] jurídica [hechos jurídicos tales como
“la imposición por parte de una autoridad autorizada por una norma de
grado superior”512], y ética [fundamentos morales tales como la existencia
de “una ley natural’’513. Pero agrega que “el concepto semántico de norma
no presupone ninguna de estas teorías ni tampoco las excluye; pero, cada
una de ellas, para poder decir que algo es válido tiene que contar con algo
de lo cual pueda predicarse esto y, para ello, lo más adecuado es la norma
en el sentido del concepto semántico de norma”514.
126. Según, Hart “una norma puede llegar a ser obligatoria para un
grupo de gente porque ese grupo, mediante sus prácticas, la acepta como
norma de su conducta”515. “Una práctica constituye la aceptación de una
norma sólo cuando quienes siguen la práctica consideran la norma como
obligatoria y la reconocen como razón o justi¿cación de su propio com-
portamiento, y como razón para criticar el comportamiento de otros que no
la obedecen”516. Es el caso de las comunidades primitivas, que no tienen
sino normas primarias, que son obligatorias en virtud de las prácticas de
aceptación por parte de dicha comunidad517. Asimismo, Kelsen nos señala
que “cuando el primitivo interpreta los fenómenos que percibe por medio
127. Por otro lado, agrega Hart, “una norma también puede llegar a ser
obligatoria de una manera muy diferente, a saber, al ser promulgada de
conformidad con alguna norma secundaria que estipule que las leyes así
promulgadas serán obligatorias”. A las normas que así han sido creadas,
Hart las denomina normas “válidas”521. De tales comunidades primitivas no
podríamos decir que surja un derecho, ya que existiría una confusión de nor-
mas. Sólo cuando una comunidad ha llegado a tener una norma secundaria
fundamental, nace la idea de derecho. La pregunta, entonces, que corres-
ponde hacerse es aquella que plantea Kelsen, de ¿por qué interpretamos el
sentido subjetivo de un acto en un sentido objetivo? Y tal como señala este
autor, si “los actos instauradores de derecho sólo tienen el sentido subjetivo
de algo debido”522, ¿por qué suponemos que sólo uno produce una norma
objetiva, esto es, una norma cuya validez es obligatoria? Y agrega Kelsen:
“O, en otros términos: ¿cuál es el fundamento de validez de la norma que
consideramos [como] sentido objetivo [y obligatorio] de ese acto? Esa es
la pregunta decisiva”523. Y el mismo Kelsen nos da la respuesta al señalar
que “cuando presuponemos una norma cuya consecuencia es que el acto
que deba ser entendido como acto constituyente sea considerado como un
acto productor de normas objetivamente válidas, y los hombres que lo pro-
128. Con todo, si para Austin las normas jurídicas podían ser creadas
válidamente en virtud de la signi¿cancia de la autoridad de su origen y para
Kelsen, en virtud del reconocimiento presupuesto que los individuos de una
comunidad determinada, le dan a ciertos actos, a los cuales consideran no
sólo en su sentido subjetivo, sino, además, en el sentido objetivo de una
norma individual, es decir, en cumplimiento de la norma constituyente, esto
es, de normas más generales que facultan a dictar normas generales que
estatuyen dichos actos de manera coactiva526; para Hart, dicha autoridad
se encuentra “en el conjunto de los estándares constitucionales que, como
dice Dworkin, sirve de telón de fondo a su actuación; estándares constitu-
cionales que han sido aceptados, en la forma de una regla fundamental de
reconocimiento, por la comunidad a la cual rigen. Son estos los antecedentes
que legitiman las decisiones del gobierno y les dan el matiz de obligación
del cual carecían las meras órdenes del soberano de Austin”527.
129. Así las cosas, es el caso de una norma de carácter objetivo, porque
es validada por todos los miembros de una comunidad jurídica determi-
nada, que presuponen que los hechos, actos o manifestaciones subjetivas,
en uno u otro determinado sentido, producen consecuencias jurídicamente
relevantes528. De esa forma, esa norma objetada será una norma fundante
de un ordenamiento jurídico determinado. Sin embargo, dicha norma no ha
sido instituida o incorporada a los ordenamientos jurídicos, sino presupues-
tada porque se interpreta al acto cuestionado como un acto constituyente,
y los actos ejecutados, sobre la base de dicho fundamento, como actos
jurídicos”529. Y Alexy agrega que, de esa manera, “se convierten en pro-
130. Los planteamientos expuestos hasta aquí nos han dado luces en torno
a los elementos subyacentes en la concepción de una norma jurídica, y de
su obligatoriedad, y esto nos permite en igual medida desarrollar criterios
formales o materiales para fundamentarlos. Alexy a¿rma que “el problema
de la fundamentación, aplicación y cumplimiento de los derechos humanos
es así también el problema de la fundamentación, aplicación y cumplimiento
de normas con determinadas estructuras y determinados contenidos”531. Y
Dworkin nos recuerda que “una teoría general del derecho comprenderá
temas que no entran en ninguna de esas categorías [Dworkin dice que una
teoría general del derecho debe ser a la vez conceptual y normativa532], y
un problema que cae dentro de una de ellas puede [a su vez,] caer también
dentro de otras”533. Ahora bien, tratando de recordar las palabras de Sir Karl
Popper534, pero sin pretender profundizar, en este momento, irrumpir en su
(50 Great Myths of Popular Psychology, Lilienfeld, Lynn, Ruscio & Beyerstein (2010)).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 103
131. De esta forma, “la ideología de la justicia es, por ello, una actitud
biológico-emocional con la que se de¿enden ciega e implacablemente
ciertos intereses. ‘It is so easy to believe in the illusions which excite the
emotions by stimulating the suprarenal glands’”, concluye Ross539. Tal
como advierte el propio Pérez Luño, “si desde las posturas realistas el
problema de la fundamentación de los derechos humanos es considerado
superÀuo, por estimarse resuelto, para los positivistas aparece como inútil
por irresoluble”540. En efecto, las posturas realistas dan por supuesto el
535 Dworkin señala que ciertos juristas que el denomina “nominalistas” nos instan tenta-
doramente a ignorar los mitos, que identi¿can con aquellos conceptos jurídicos, tales como
“derecho” y “obligación jurídica”, y que serían “mitos platónicos” (DWORKIN, 1977/1989, p. 64)
“inventados y mantenidos por los abogados como resultado de una funesta mezcla de motivos
conscientes y subconscientes” (DWORKIN, 1977/1989, p. 62), con el objeto de incitar al orden
a las masas (DWORKIN, 1977/1989, p. 64). Y agrega el destacado jurista norteamericano que
“la sugerencia tal vez no sea tan cínica como parece: quizá sea una forma encubierta de eludir
una apuesta dudosa” (Supra DWORKIN).
536 DWORKIN, 1977/1989, p. 65.
537 Supra DWORKIN.
538 PÉREZ LUÑO, 2005, p. 137.
539 Supra PÉREZ LUÑO.
540 PÉREZ LUÑO, 2005, p. 135. Dworkin alude a los que denomina “nominalistas” para des-
cribir a aquellos juristas que “nos instan a resolver estos problemas ignorándolos, simplemente”
(DWORKIN, 1977/1989, p. 62). Y agrega este autor que según los “nominalistas”, “los enigmas
que encontramos en tales conceptos son meros síntomas de que se trata de mitos. Son insolu-
bles porque son irreales, y que nos preocupemos por ellos no es más que una característica de
104 WALDO L. PARRA
nuestra esclavitud. Lo mejor que podríamos hacer sería echar juntos a la basura los enigmas y
los conceptos y perseguir nuestros importantes objetivos sociales sin ese exceso de equipaje”.
(DWORKIN, 1977/1989, pp. 62-63).
541 Vide PÉREZ LUÑO, 2005, p. 138.
542 PÉREZ LUÑO, 2005, p. 136. Sobre este tema, bien vale tener presente la histórica reunión
David Hume–, hasta ahora, he podido siempre observar que el autor sigue durante cierto tiempo
el modo de hablar ordinario, estableciendo la existencia de Dios o realizando observaciones
sobre los quehaceres humanos, y, de pronto, me encuentro con la sorpresa de que, en vez de
las cópulas habituales de las proposiciones: es y no es, no veo ninguna proposición que no esté
conectada con un debe o un no debe. Este cambio es imperceptible, pero resulta, sin embargo,
de la mayor importancia. En efecto, en cuanto que este debe o no debe expresa alguna nueva
a¿rmación o relación, es necesario que ésta sea observada y explicada y que al mismo tiempo
se dé razón de algo que parece absolutamente inconcebible, a saber: cómo es posible que esta
nueva relación se deduzca de otras diferentes. Tratado de la naturaleza humana, ed. cast. a
cargo de F. Duque, Editora Nacional, Madrid, 2a ed., 1981, vol. II, págs. 689-690” (PÉREZ LUÑO,
2005, pp. 184-185, nota 209). Sin embargo, Pérez Luño señala que no han faltado intentos,
“como el de Stephen E. Toulmin, por mostrar la peculiaridad de la argumentación ética a tra-
vés de la cual puede pasarse de fundamentos descriptivos a una conclusión ética, mediante la
inferencia valorativa. Todavía ha ido más lejos John Searle en su intento de mostrar cómo, en
determinados casos, es posible la derivación del deber ser a partir del ser, incluso respetando
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 107
135. De esta forma, “los valores que informan el contenido de los dere-
chos humanos no pueden concebirse como un sistema cerrado y estático de
principios absolutos situados en la esfera ideal anterior e independientemente
de la experiencia, como pretende el objetivismo; ni pueden reducirse tam-
poco al plano de los deseos o intereses de los individuos, como propugna el
subjetivismo”558. Si tal como dice Alexy, “más allá de su formulación más o
menos precisa, los derechos fundamentales tienen el carácter de principios y
de que los principios son mandatos de optimización”559, ¿cuál es el camino,
entonces, que nos permita conocer el origen último de la fundamentación
de una norma jurídica, en general, y de los derechos fundamentales, en
particular, si es que algo así existe, que no sean ni principios absolutos ni
valores subjetivos? La respuesta parece encontrarse en el hombre mismo.
Intentando insinuar alguna teoría, una suerte de no positivismo cognoscit-
vista. No positivismo, para, de esta forma, adherir a las posturas de Alexy
y Dworkin, en cuanto a considerar la presencia de los principios y valores
como esenciales en el entendimiento y fundamentación de los derechos
las reglas tradicionales de la lógica deductiva” (PÉREZ LUÑO, 2005, p. 185). Y agrega este autor
que “el conocimiento y la fundamentación de los derechos humanos a partir de la experiencia
de las necesidades no implica, sin embargo, confundir el plano de los hechos con el de los
valores negando esta importante distinción metódica, ni caer en un empirismo sensorial” (PÉREZ
LUÑO, 2005, pp. 185-186).
556 ALEXY, 1986/1993, p. 139.
557 Supra PÉREZ LUÑO.
558 Supra PÉREZ LUÑO.
559 ALEXY, 1986/1993b, p. 13.
108 WALDO L. PARRA
“Esto deja abierto[a] [la posibilidad cierta] que una gran parte del Dere-
cho como lo conocemos tiene forzosamente una estructura biológica que
responde a nuestras necesidades naturales”563.
de Joshua Green y Marc Hauser que proveen evidencia acerca del grado
como la construcción de decisiones morales está directamente vinculada a
las capacidades innatas. Dawkins agrega que la analogía entre la evolución
cultural y genética, que frecuentemente se ha señalado, algunas veces se
hace en el contexto de innecesarias connotaciones místicas. Muy por el
contrario, la analogía entre progreso cientí¿co y evolución genética por
selección natural ha sido iluminada especialmente por sir Karl Popper569.
140. De esta manera, “incluso quienes como [el propio] (Karl) Popper
acepta(n) en principio la imposibilidad lógica de derivar los valores de los
hechos, reconocen que los valores ‘a menudo tienen que ver con hechos o
están conectados con hechos’”570. “Sin que pueda tampoco soslayarse, agrega
este autor, en el cambio de rumbo de las actitudes de la ¿losofía analítica
y neopositivista, la inÀuencia ejercida por (...) Ludwig Wittgenstein quien,
(...) vinculó el lenguaje a las ‘formas de vida’; de ahí que las funciones del
lenguaje no quedan reducidas a la descripción, sino que existen tantas como
posibles usos de los términos en los distintos contextos vitales o ‘juegos
lingüísticos’ (language-games)”571. Compartimos con Dawkins “que la sen-
sación de que los miembros de su propia especie merece una moral especial
si lo comparamos con miembros de otras especies es antigua y profunda”572
[los seguidores del iusnaturalismo dirían que es “natural o innato” al ser hu-
mano573]. De esta forma, matar personas fuera de una guerra es considerado
el delito más grave de aquellos que comúnmente se comete.
141. Ahora bien, “supongamos –con Rawls– que cada persona, después
de cierta edad y dotada de la capacidad intelectual indispensable, desarrolla,
en condiciones sociales normales, un sentido de la justicia. Adquirimos una
habilidad para juzgar las cosas como justas e injustas y para apoyar estos jui-
cios en razones. Más aún, comúnmente tenemos un deseo de actuar conforme
a estos pronunciamientos y esperamos un deseo semejante por parte de los
demás”574. Y continúa este autor diciendo que “para verlo basta advertir el
143. Por lo tanto, los rasgos que estos genes producen pueden ser com-
prendidos, así como las funciones que tienen, de¿nidas a partir de los pro-
blemas que fueron resueltos577. Rawls nos advierte que “lo que se requiere
es una formulación de un conjunto de principios que, al ser conjugados
con nuestras creencias y conocimientos de las circunstancias, nos condu-
jesen a formular estos juicios junto con las razones en que se apoyan, si
quisiéramos aplicar tales principios de manera consciente e inteligente”578.
La condición humana de la que habla Rawls comienza a manifestarse de
formidad al Derecho Objetivo” (HÜBNER, 1994, p. 67), esto es, “como un conjunto de normas,
naturales o positivas” (Supra HÜBNER). Cea señala que derechos fundamentales “son aquellos
derechos, libertades, igualdades o inviolabilidades que, desde la concepción, Àuyen de la dignidad
humana y que son singularísimos del titular de esa dignidad. Tales tributos, facultades o derechos
públicos subjetivos son, y deben ser siempre, reconocidos y protegidos por el ordenamiento
jurídico, permitiendo al titular exigir su cumplimiento con los deberes correlativos” (CEA, 2002,
p. 221). Nogueira señala que podemos de¿nir a los derechos fundamentales como el “conjunto
de derechos y libertades jurídicas e institucionalmente reconocidos y garantizados por el derecho
positivo” (NOGUEIRA, 2003, p. 58). Por su parte, Ríos dice que “tanto en Europa como en los
países iberoamericanos, en la primera mitad del siglo pasado se concebía la Constitución como
un programa que al legislador correspondía desarrollar a ¿n de adquirir fuerza vinculante para
los tribunales” (RÍOS, 2002). Y agrega este autor que “la Constitución era una Biblia cuyo uso
quedaba reservado al Presidente y al Congreso, pero no a los tribunales” (Supra RÍOS).
582
Llorens, como otros autores, utiliza ambas expresiones, “derechos fundamentales”
y “derechos humanos” y advierte que “abordar una delimitación conceptual de los derechos
fundamentales o de los derechos humanos en general es una tarea compleja. Señala, además,
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 113
que así lo ha reconocido la doctrina, “que ha expresado la ambigüedad reinante en esta mate-
ria”. Y agrega que “intentar dicha clari¿cación conceptual en el ámbito especí¿co del derecho
comunitario resulta también enormemente complicado” (LLORENS, 1999, p. 90). Según Bernal,
las normas de derechos fundamentales deben ser “entendidas de acuerdo con el concepto semán-
tico de norma” (BERNAL, 2007, p. 83). De esta forma, podemos de¿nir las normas de derecho
fundamental como el conjunto de signi¿cados prescriptivos de las disposiciones de derecho
fundamental. Este conjunto de signi¿cados se expresa mediante proposiciones prescriptivas que
establecen que algo está iusfundamentalmente ordenado [mandado], prohibido o permitido, o
que atribuyen a un sujeto una competencia de derecho fundamental (Supra BERNAL).
583 ALEXY, 1986/1993, p. 63.
584 ALEXY, 1986/1993, p. 73.
585 Supra ALEXY. Bilbao Ubillos nos señala que “no hay más alternativa que abrirse paso
a través de la jungla del Derecho positivo e intentar ordenar ese material normativo (BILBAO
UBILLOS, 1997, p. 72). Y agrega este autor que “los derechos fundamentales nacen con la
Constitución y se acaban con la Constitución” (Supra BILBAO UBILLOS, nota 60). “Y eso quiere
decir que ‘allí donde no hay Constitución… no habrá derechos fundamentales’. Un derecho
subjetivo será ‘fundamental’ si está reconocido en la propia Constitución, y su e¿cacia deriva
directamente, por tanto, de ese reconocimiento al más alto nivel” (Supra BILBAO UBILLOS).
Asimismo, Cruz Villalón a¿rma que “la conexión de sentido de los derechos fundamentales
es la Constitución: los derechos fundamentales nacen con la Constitución y se acaban con la
Constitución”. (CRUZ VILLALÓN, 1989, p. 41). Y agrega este autor que “esto quiere decir: los
derechos fundamentales son una categoría dogmática del Derecho Constitucional. Allí donde
no hay Constitución (y habrá que ver si cualquier Constitución vale) no habrá derechos fun-
damentales. Habrá otras cosas, con seguridad más importantes, derechos humanos, dignidad
de la persona; habrá cosas parecidas, acaso igual de importantes, libertades públicas francesas,
derechos públicos subjetivos alemanes; habrá, en ¿n, cosas distintas, como fueros o privilegios.
Pero no habrá derechos fundamentales. Lo cual nos permite concluir: derechos fundamentales
son los derechos subjetivos anteriormente identi¿cados, en cuanto encuentran reconocimiento en
las Constituciones y en la medida en que de este reconocimiento se deriva alguna consecuencia
jurídica” (Supra CRUZ VILLALÓN). “Los problemas que suscitan los derechos fundamentales son
así aquellos que especí¿camente se encuentran relacionados con la Constitución, es decir, con
la norma de la que derivan toda su posible e¿cacia. Con lo que los problemas de los derechos
fundamentales son todos ellos problemas de la propia Constitución” (Supra CRUZ VILLALÓN).
114 WALDO L. PARRA
ha querido decir [el consenso dogmático] “tienen, por lo general, sólo valor
teórico para la praxis de la fundamentación iusfundamental”586. En el caso de
una norma de derecho fundamental indirectamente estatuida, será necesario
hacer una adscripción conforme a derecho, mediante una argumentación
iusfundamental correcta587, puesto que referenciarla a su calidad de norma
positiva como una norma de derecho fundamental directamente estatuida, es
una relación que se encuentra excluida por de¿nición588. De esta forma, para
poder identi¿car una norma adscripta no es idóneo que pueda ser cali¿cada
de norma jurídica válida, ni jurídica, ni social, ni éticamente hablando.
146. Considerando lo anterior, podemos legítimamente preguntarnos
qué es lo que hace que un enunciado normativo sea una disposición de
derecho fundamental y qué no y, por ende, qué normas [“sobre la base de
cuáles criterios”, dice Alexy589] son normas [“puede ser identi¿cada”, dice
Alexy590] de derecho fundamental o iusfundamentales, y cuáles no; ya sea
“independientemente de su pertenencia a un determinado orden jurídico o
Constitución”591, o ya se trate “de un determinado orden jurídico o de una
determinada Constitución”592. Coincidimos con este autor que la mejor
precisamente, la que lo hace desde unos determinados supuestos y con un determinado conte-
nido” (GARCÍA DE ENTERRÍA, 1985, p. 41). “Estos supuestos, de acuerdo con este autor, radican
en su origen popular o comunitario, en lo que claramente se expresa [en] la doctrina del pacto
social y su postulado básico de la autoorganización como fuente de legitimidad del poder y
del Derecho” (Supra GARCÍA DE ENTERRÍA). Y agrega este autor que “en la Constitución como
instrumento jurídico ha de expresarse, precisamente, el principio de la autodeterminación política
comunitaria, que es presupuesto del carácter originario y no derivado de la Constitución, así
como el principio de la limitación del poder. Ninguno de los dos, y por supuesto no el último,
son accesorios, sino esenciales” (Supra GARCÍA DE ENTERRÍA). “Sigue siendo, pues válido el
concepto del (…) artículo 16 de la Declaración de Derechos [del Hombre y del Ciudadano] de
1789” (Supra GARCÍA DE ENTERRÍA): “Toda sociedad en la cual no esté asegurada la garantía
de los derechos ni determinada la separación de poderes no tiene Constitución” (GARCÍA DE
ENTERRÍA, 1985, p. 41). Por su parte, Alexy a¿rma que “puede pensarse en la siguiente respuesta
simple: normas de derecho fundamental son aquellas que son expresadas a través de dispo-
siciones iusfundamentales, y disposiciones iusfundamentales son exclusivamente enunciados
contenidos en el texto de la Ley Fundamental” (ALEXY, 1986/1993, p. 62). Sin embargo, este
autor nos advierte que esta respuesta presenta dos problemas. El primero de ellos dice relación
con el hecho que no todos los enunciados de la Ley Fundamental expresan normas de derecho
fundamental. El segundo problema consiste en preguntarse “de si a las normas de derecho
fundamental de la Ley Fundamental realmente pertenecen sólo aquellas que son expresadas
directamente por enunciados de la Ley Fundamental” (ALEXY, 1986/1993, pp. 62-63).
593 Vide ALEXY, 2000.
594 ALEXY, 1986/1993, p. 65.
595 ALEXY, 1986/1993, p. 66.
596 ALEXY, 1986/1993, p. 67.
597 ALEXY, 1986/1993, p. 68.
116 WALDO L. PARRA
610 “Naturalmente, dice Alexy, con la cuali¿cación de las normas adscriptas como normas
de derecho fundamental se abre la puerta a una serie de problemas. A las normas directamente
estatuidas por las disposiciones de derecho fundamental están adscriptas [lo destacado es nues-
tro] normas muy diferentes”. (ALEXY, 1986/1993, p. 70). Alexy a¿rma que “la discusión sobre
[los] derechos fundamentales es, en gran parte, una polémica acerca de cuáles normas están
adscriptas a las normas de derecho fundamental directamente estatuidas. ¿Deben ser conside-
radas todas las aseveraciones de normas llevadas a cabo en esta polémica como aseveraciones
de normas de derecho fundamental, por ejemplo, también aquellas que son rechazadas por casi
todos y aquellas que poseen una fundamentación de¿ciente? (Supra ALEXY).
611 Supra ALEXY.
612 A este respecto, y en relación a la tutela jurídica de los derechos fundamentales, Díaz
señala que como las normas iusfundamentales adscritas no se encuentran directamente estatuidas
en el texto constitucional [Díaz da el ejemplo de la Corte de Apelaciones de Valdivia que sentenció
que “el acoso moral en el ámbito laboral constituye un atentado a los derechos fundamentales
a la integridad física y síquica” (DÍAZ, 2010, p. 366)], es posible llevar a cabo una relación de
precisión de esa norma constitucional, para que de esta forma “tales normas puedan resolver los
casos sometidos a la decisión judicial” (Supra DÍAZ). Y recordando a Rivera Santibáñez, Díaz
advierte que “las resoluciones emitidas en la jurisdicción constitucional adquieren una trascen-
dental importancia. A través de ellas se da concreción normativa a las cláusulas abstractas de la
Constitución, convirtiendo los derechos políticos y abstractos en derechos jurídicos y concretos;
asimismo se desarrollan las normas generales de la Ley Fundamental, en cuyo cometido se crea
Derecho extrayendo innumerables normas implícitas, no expresas, contenidas en la Constitución,
que sean idóneas para regular cualquier aspecto de la vida social y política. De ahí que en el
constitucionalismo contemporáneo se ha cambiado la concepción clásica sobre la función de la
Jurisdicción Constitucional, pues frente a la visión kelseniana del ‘legislador negativo’ hoy se la
concibe en la función ‘creadora del Derecho’” (DÍAZ, 2010, p. 367, nota 32). Así las cosas, esto
“permite determinar a qué derechos fundamentales se extiende la aplicación del procedimiento
de tutela regulado en el Código. Aquél sólo procede respecto de los derechos fundamentales
especí¿cos e inespecí¿cos referidos en las normas iusfundamentales, directamente estatuidas
en las disposiciones constitucionales citadas en el artículo 485. No obstante, el procedimiento
de tutela resulta aplicable, además, a los derechos fundamentales otorgados por normas ius-
fundamentales de precisión de las normas iusfundamentales directamente estatuidas en las
disposiciones constitucionales señaladas en el artículo 485. En consecuencia, y en síntesis, los
derechos fundamentales protegidos por el procedimiento de tutela son tanto los especí¿cos como
los inespecí¿cos contemplados en ambas clases de normas iusfundamentales” (Supra DÍAZ).
613 ALEXY, 2000, p. 27.
118 WALDO L. PARRA
614 Alexy es coincidente cuando advierte que no puede decirse que haya claridad su¿ciente
acerca de la estructura de las normas de derechos fundamentales, así como de todos los conceptos
y formas de argumentación relevantes para la fundamentación iusfundamental (Vide ALEXY,
1986/1993, p. 39). Y este autor agrega que si se echa una mirada a la caracterización teórico-
estructural de los derechos fundamentales y de sus normas utilizadas en la jurisprudencia y la
literatura jurídica, “lo que se obtiene es una imagen casi desconcertante” (ALEXY, 1986/1993,
p. 40). Y acerca del concepto de derecho subjetivo, este autor es contundente al a¿rmar que,
“no obstante su considerable duración y los muy intensos y amplios esfuerzos desplegados, la
discusión no ha conducido a un consenso (Vide ALEXY, 1986/1993, p. 173).
615“Si se echa una mirada –advierte Alexy– a la caracterización teórico-estructural de los
derechos fundamentales y de las normas de los derechos fundamentales que uno encuentra en
la jurisprudencia y en la literatura, lo que se obtiene es una imagen casi desconcertante. Ya una
constatación a primera vista tan simple como la que sostiene que los derechos fundamentales son,
por una parte, ‘derechos individuales’ y, por otra, ‘principios objetivos’, si se la considera más
de cerca, plantea problemas. ¿Qué se quiere decir con ‘objetivo’ y con ‘principio’? La apariencia
de no problematicidad ni siquiera surge cuando las disposiciones sobre derechos fundamentales
son clasi¿cadas no sólo como ‘derechos de defensa’ sino también como ‘derecho de participa-
ción’ o ‘autorizaciones de participación’. ‘Y ¿qué se quiere decir cuando, a veces, se habla del
poder del derecho?’ Di¿cultades especiales están vinculadas con las descripciones del aspecto
objetivo agrupadas alrededor del concepto de valor. Ejemplos al respecto son: ‘norma básica
valorativamente decisiva’, ‘decisión valorativa’, ‘decisión valorativa jurídico-objetiva’, ‘conte-
nido valorativo’, ‘valores constitucionales’ y ‘valor conformador de la comunidad’. Innúmera
es la cantidad de términos que no pertenecen a la familia valor, tales como ‘principios de orden
social’, ‘directrices’, ‘impulsos’, ‘principios estructurales’, ‘principios fundamentales’, ‘norma
rectora’, ‘norma-pauta’, ‘pautas’, ‘postulados’, ‘tareas’ y ‘deber de protección’”. La variedad
terminológica de la jurisprudencia es superada por la literatura. Así, para sólo mencionar un
ejemplo –cuya extensión es por cierto notable pero por lo demás, en modo alguno atípica– Sche-
uner [U. Scheuner, ‘Die Funktion der Grundrechte im Sozialstaat. Die Grundrechte als Richtlinie
und Rahmen der Staatstátigkeit’ en DÓV 1971, pp. 505 ss.] en un artículo utiliza con respecto
a los derechos fundamentales, entre otras, las siguientes 21 expresiones con connotaciones
teórico-estructurales: ‘garantías de libertad’, ‘principios de conformación social’, ‘elementos
de ordenación social’, ‘principios constitucionales’, ‘barrera’ (de la libertad de conformación
del legislador), ‘objetivo’, ‘misión’, ‘directriz obligatoria’, ‘principios y determinaciones en su
contenido institucional-funcional’, ‘máximas’, ‘determinaciones objetivas’, ‘marco’, ‘libertades
de los derechos fundamentales’, ‘objetivos de los derechos fundamentales’, ‘participación’, ‘de-
rechos sociales’, ‘determinación de los ¿nes del Estado’, ‘concepciones de ¿nes’, ‘vinculación
a ¿nes’, ‘mandatos legislativos’ y ‘directrices’” (ALEXY, 1986/1993, pp. 39-41).
616 Vide PÉREZ LUÑO, 2007; PECES-BARBA, 2004; BILBAO UBILLOS, 1997.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 119
150. Por eso es importante desarrollar una base dogmática del proceso
de positivización de los derechos fundamentales, de manera que se anticipe
como un punto necesario de referencia para el análisis de su dimensión
institucional620. Ahora bien, según Alexy, todo este tipo de de¿niciones
involucra decisiones sobre el objeto y el método, esto es, sobre el carácter
de esta disciplina621. “Así –dice este autor–, se habla de algo diferente y
hay que fundamentar la aseveración de manera diferente si uno entiende
por norma [de derecho fundamental] el ‘sentido (objetivo R.A.) de un
acto con el que se ordena [manda], prohíbe o permite y especialmente se
autoriza una conducta’ o una ‘expectativa de comportamiento contrafácti-
camente estabilizada’, un imperativo o un modelo de comportamiento que
Capítulo I, letra C) 2.1., nota 579; Capítulo II, letra B), 1.1., notas 1159 y 1184, y Capítulo
III, letra B) 3., nota 1736, letra C) 4.1.1.2., nota 2045, y letra C) 4.5., nota 2173. Según Alexy,
“todo derecho a un(a) acción negativa, es decir, a una omisión por parte del Estado” (ALEXY,
1986/1993, p. 427), corresponde al concepto de derecho de defensa. Alexy da el siguiente
ejemplo de un caso de normas que otorgan derechos de defensa: “Los derechos de defensa
son derechos a acciones negativas por parte de los destinatarios de derechos fundamentales”
(ALEXY, 1986/1993, p. 293). “Los derechos a acciones negativas son, pues, derechos a que no
se realicen intervenciones en determinados bienes protegidos” (ALEXY, 1986/1993, p. 294), es
decir, “al derecho a la no realización de una intervención corresponde el deber (lo destacado
es nuestro) de no intervenir” (Supra ALEXY).
630 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 235.
631 Vide ALEXY, 2000, p. 23.
632 ALEXY, 2000, p. 23.
633 DWORKIN, 1977/1989, p. 75.
634 Supra DWORKIN. Dworkin coloca como ejemplo las reglas de un deporte, en este caso, el
béisbol, y señala que “en el béisbol, una regla establece que si el batter o bateador no contesta
tres lanzamientos, queda fuera del juego” (DWORKIN, 1977/1989, p. 75). Y agrega este autor
122 WALDO L. PARRA
153. Según Alexy, del esquema propuesto surgen ámbitos diferentes, se-
gún sea la manera en que se coloque a los a, b y G. Por ejemplo, si se escoge
para a, el titular, a una persona natural; para b, el destinatario, al Estado; y
para G, el objeto, de la abstención de intervenir en la vida, libertad y propie-
dad, se obtiene un derecho de defensa dirigido al Estado. En cambio, si se
interpreta G como una acción positiva en forma de una prestación de ayuda
médica o de asistencia, aparece así un derecho de prestación635. En efecto,
de acuerdo con Alexy, “los derechos fundamentales “están destinados, ante
todo, a asegurar la esfera de la libertad del individuo frente a intervenciones
del poder público; se trata de derechos de defensa del ciudadano frente a(l)
Estado”636. Y agrega este autor, que estos derechos de defensa del ciudadano
frente al Estado pueden ser derechos a acciones negativas637 u omisiones
de parte del Estado. Su contrapartida, dice este autor, son los derechos a
acciones positivas del Estado, que deben ser incluidas en el estatus positi-
vo en sentido estricto638. De esta forma, los derechos a algo se diferencian
exclusivamente por lo que respecta a su objeto. Uno de éstos [a tiene frente
al Estado el derecho a que éste no lo mate639] tiene como objeto una acción
negativa (omisión): el otro [a tiene frente al Estado el derecho a que éste
que “no es coherente reconocer que esta es una enunciación correcta de una de las reglas del
béisbol y decidir que un bateador que no contesta tres lanzamientos no queda fuera del juego”
(Supra DWORKIN). Dworkin es enfático en decir que el positivismo considera al derecho “como
si fuera el béisbol” (DWORKIN, 1977/1989, p. 93).
635 Vide ALEXY, 2000, p. 22.
636 ALEXY, 1986/1993, p. 419; Vide ALEXY, 1986/1993, p. 188.
637 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 189-194. Señala Alexy que los derechos de defensa son
derechos a acciones negativas (Vide ALEXY, 1986/1993, p. 441). Que se trata de un derecho
frente al Estado a que éste omita intervenciones (Supra ALEXY). Y agrega este autor “que el
status negativo de Jellinek consiste exclusivamente en posiciones libres, es decir, en libertades
jurídicas no protegidas, (…) con respecto a su protección (del status negativo) a través de
derechos de no impedimento frente al Estado, es decir, con respecto a lo que comúnmente es
llamado “derecho de defensa” (ALEXY, 1986/1993, p. 252). Por otra parte, “si se parte de que al
status negativo sólo pertenecen libertades jurídicas no protegidas, el concepto de status negativo
puede fácilmente ser de¿nido en concordancia con el de status pasivo” (ALEXY, 1986/1993,
p. 253). “Así como el ámbito de libertad es el contenido del status negativo, así el ámbito de
obligaciones es el contenido del status pasivo” (Supra ALEXY).
638 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 188 y 419.
639 ALEXY, 1986/1993, p. 188.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 123
cional alemán, ejempli¿cados por Alexy, respecto de conÀictos de reglas. “La primera se re¿ere
a un conÀicto entre una norma jurídica del Estado Federal y una norma de un land (BverfGE,
1, 283 (292). Esta última prohibía la apertura de puestos de venta los miércoles desde las 13
horas, mientras que la norma federal lo permite hasta las 19 horas. Éste es un caso clásico de
conÀicto de reglas contradictorias: una permite lo que la otra prohíbe, de modo que si ambas
fueran válidas, la apertura los miércoles por la tarde estaría tanto permitida como prohibida.
Se trata de un conÀicto que sólo puede ser solucionado o bien introduciendo en una de las
reglas una cláusula de excepción que elimine el conÀicto o bien declarando inválida una de
las reglas” (RUIZ, 2007, p. 57). El otro ejemplo “es aquel que se da entre la prohibición de
abandonar una sala antes de que suene el timbre de salida y la orden de abandonarla en caso
de que se escuche la alarma de incendios. Si todavía no ha sonado el timbre de salida y se da
la alarma, estas reglas conducen a juicios concretos de deber ser contradictorios entre sí. El
conÀicto se puede solucionar introduciendo en la primera regla una cláusula de excepción para
el supuesto de que suene la alarma de incendios. Ahora bien, si una solución de este tipo no es
posible, por lo menos una de las reglas tiene que ser declarada inválida y, con ello, eliminada
del Ordenamiento jurídico” (RUIZ, 2007, pp. 57-58).
644 ALEXY, 1986/1993, p. 47.
645 ALEXY, 1986/1993, p. 186.
124 WALDO L. PARRA
son dos lados de una misma cosa” (Supra ALEXY). Este autor agrega que las normas de derecho
fundamental y los derechos fundamentales serían siempre dos caras de la misma moneda. Sin
embargo, esta vía no es recomendable si lo que interesa es una teoría referida al derecho po-
sitivo. Pues, a las formulaciones del catálogo de derechos fundamentales se adscriben normas
a las que no corresponde directamente ningún derecho subjetivo (ALEXY, 1986/1993, p. 48).
En efecto, “no a toda norma válida le corresponde siempre un derecho, pues hay normas que
sólo estatuyen obligaciones objetivas; pero siempre que exista un derecho, tiene que valer una
norma que lo conceda” (ALEXY, 2000, p. 23). De acuerdo con Alexy, “la clave para el análisis
de la correspondencia entre derecho y deber es que la relación triádica de los derechos es
lógicamente equivalente a una relación triádica del deber o del mandato” (ALEXY, 1986/1993,
p. 202). El que exista esta obligación no signi¿ca que a tenga frente a b un derecho a una
ayuda. Puede suceder que nadie o que algún tercero tenga derecho a ello (ALEXY, 1986/1993,
pp. 201-202 y 210).
648 Hay que tener presente que, según Bilbao Ubillos, la tesis respecto de “la a¿rmación
de que las relaciones reguladas por las normas de Derecho Privado son, por de¿nición, rela-
ciones entre iguales, resultado de un acuerdo de voluntades entre personas formalmente libres,
mientras que las relaciones en las que interviene el Estado se caracterizan por ser relaciones
de dominación y subordinación” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 241), no resulta convincente (Vide
Supra BILBAO UBILLOS). Este autor es de la opinión que las relaciones entre particulares siem-
pre se han enmarcado en una desigualdad de hecho. Así lo a¿rma, al decir que “la realidad
–dice Bilbao Ubillos–, el verdadero banco de pruebas en el que se ha de medir la validez de
cualquier propuesta teórica, ha desmentido siempre y sigue desmintiendo hoy la existencia de
una paridad jurídica en buena parte de las relaciones entabladas entre sujetos privados” (Su-
pra BILBAO UBILLOS). Y agrega: “La presunción de igualdad entre las partes implicadas en un
negocio jurídico privado no puede sostenerse. No son pocos los negocios jurídicos realizados
bajo el imperio de una fuerza desigual” (Supra BILBAO UBILLOS).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 125
colisiones de principios y en los conÀictos de reglas” (ALEXY, 1986/1993, p. 87) (Vide Infra
Capítulo I, letra C), 2.3.), y la [su] distinción entre reglas y principios tiene consecuencias de
largo alcance para la aplicación y justi¿cación de derechos (ALEXY, 1993, p. 27), así como “en
la forma cómo se soluciona el conÀicto” (ALEXY, 1986/1993, p. 87). En el caso de la aplicación
de derechos, Alexy entrega un ejemplo re¿riéndose a los derechos fundamentales. Si conside-
ra, dice este autor, los derechos fundamentales, otorgados por una regla, podemos llegar a la
situación insólita que dicha regla “no tiene [tenga] ningún valor, o casi ningún valor” (ALEXY,
1993, p. 28). “Es típico –dice este autor–, en las constituciones modernas que se otorgue pri-
mero un derecho fundamental y que después se añada una cláusula que autorice al parlamento,
o a la administración, a delimitar o restringir dicho derecho” (Supra ALEXY). “Esto crea –dice
Alexy– un problema bien conocido que puede resolverse si se usa la distinción entre reglas y
principios” (Supra ALEXY).
126 WALDO L. PARRA
157. A su vez, Peces-Barba nos recuerda que “la fundamentación [de los
derechos fundamentales] está en el nivel de la moral y el concepto especial-
mente en el jurídico. Ninguna de las dos construcciones se puede considerar
aisladamente, ni se agota en sí misma”662. Y el propio Kelsen nos entrega
algunas luces al respecto. En efecto, el afamado jurista austríaco señala
que si, en general, desde la perspectiva cientí¿ca, es posible rechazar la
admisión de principios absolutos, y dentro de estos, la de un valor moral
absoluto o de¿nitivo que sólo es posible de aceptar a partir de una norma
religiosa; y si, es posible admitir que, desde ese punto de vista, no cabe la
existencia de una moral unica, ya que eso sólo puede ser legítima en un
momento y tiempo determinados; y que, por lo tanto refute la idea de otras
igualmente válidas; entonces, si se niega que lo que es bueno, es bueno; y
lo que es malo, es malo. Y si, por otro lado, a contrario sensu, se acepta que
en una misma comunidad y en un mismo ordenamiento coexistan verdades
distintas. Por lo tanto, si se acepta que sólo hay valores morales relativos,
entonces, en este sentido relativo, todo derecho se constituye en moral,
puesto que todo derecho constituye un valor moral relativo663. Agrega Alexy
que “un derecho moral existe cuando la norma que lo concede [sea esta
‘normas de derecho fundamental directamente estatuidas por la Constitución
y normas de derecho fundamental a ellas adscriptas’664], vale moralmente.
Un norma, [a su vez] vale moralmente cuando puede ser justi¿cada frente
valores no signi¿ca –como múltiples veces ha sido mal entendido– que no haya valores y, en
especial, que no exista justicia alguna, sino que no hay valores absolutos, sino sólo relativos;
que no hay justicia absoluta, sino relativa [Pérez Luño nos recuerda a Kelsen, cuando dice
que ‘La justicia absoluta es un ideal irracional, o dicho en otras palabras, una ilusión, una de
las ilusiones eternas del hombre’” (PÉREZ LUÑO, 2005, p. 137)]; que los valores que consti-
tuimos mediante nuestros actos productores de normas, y que son fundamentos de nuestros
juicios axiológicos, no pueden darse con la pretensión de eliminar la posibilidad de valores
contrapuestos (KELSEN, 1960/1982, p. 80). Según Kelsen “en su opinión el relativismo ¿lo-
só¿co, ¿el a sus premisas empíricas y antimetafísicas, descarta la posibilidad de entender lo
absoluto por ser inaccesible a la experiencia humana” (PÉREZ LUÑO, 2005, p. 136). E “insiste
en separar claramente la realidad y el valor, al tiempo que funda los juicios de valor en las
fuerzas emotivas de la conciencia humana y ‘siente una inclinación solapada hacia el escep-
ticismo’” (Supra PÉREZ LUÑO).
664 ALEXY, 1986/1993, p. 70.
128 WALDO L. PARRA
158. Sin embargo, Kelsen advierte que “si, bajo el presupuesto de valores
puramente relativos, se formula la exigencia de que, en general, se distin-
ga al derecho de la moral y, en especial, al derecho de la justicia, ello no
quiere decir, por acaso, que el derecho nada tenga que ver con la moral o
con la justicia; no quiere decir que el concepto de Derecho no se subordine
al concepto del bien”667. “Puesto que el concepto del ‘bien’ no puede ser
determinado sino como ‘lo debido’, lo correspondiente a una norma; y si se
de¿ne al derecho como norma, ello implica que lo conforme a derecho es
bueno”668. Según Alexy, los principios sugieren bienes colectivos y derechos
individuales669 y “podría pensarse que todos los principios tienen un mismo
carácter prima facie y todas las reglas un mismo carácter de¿nitivo”670.
Y agrega que esto es coincidente con el modelo de Dworkin, cuando dice
que las reglas, cuando valen, son aplicables de una manera del todo-o-
nada, en tanto que los principios contienen una razón que apunta hacia una
dirección pero que no tiene necesariamente una determinada decisión671.
Efectivamente, Dworkin de¿ne un principio como un “estándar” que ha de
ser observado, “no porque favorezca o asegure una situación económica,
cuencias de largo alcance. Éstas cubren desde la de¿nición del concepto de sistema jurídico
hasta la teoría de la argumentación” (ALEXY, 1993, p. 37).
704 Vide COSMIDES y TOOBY, 2006.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 133
162. Ahora bien, para algunos como Peces-Barba, la libertad es “la clave
de bóveda de la fundamentación de los derechos [fundamentales], por el
engarce con la moralidad que tiene el concepto de libertad”705. Asimismo,
este autor agrega que “la libertad moral o de autonomía moral es una meta,
un ¿n, un ideal a alcanzar; quizá la utopía de la condición humana”706.
Efectivamente, Peces-Barba señala “que la libertad moral es aquella que
nos permite elegir entre distintas opciones y que, junto con otros rasgos,
como el lenguaje o la capacidad de abstraer y construir conceptos gene-
rales, nos distingue de los demás seres vivos”707. Para otros, en cambio,
como Kelsen, la moral es algo distinto y diferenciado del derecho, pues nos
advierte que “junto a las normas jurídicas hay también otras [normas] que
regulan708 [mandan, prohíben o permiten] el comportamiento [interno y
externo709] recíproco de los hombres”710. “Cabe abarcar esas otras normas
sociales711 bajo la denominación de “moral”, y la disciplina orientada a su
conocimiento y descripción puede ser designada como “ética”712. Según
Nino, “la teoría pura tiene como principio fundamental excluir de la inves-
tigación jurídica los juicios subjetivos de valor que, de hecho, generalmente
por inÀuencia del iusnaturalismo, perjudican el desarrollo de esa actividad
cientí¿ca. Kelsen presupone que las valoraciones no son susceptibles de
163. La tesis de Alexy, que es a la que adherimos, es que hay una relación
conceptual estrecha y vinculante entre derecho y moral que considera que
el positivismo jurídico714 falla como teoría general715. En efecto, “durante
los últimos decenios la teoría del derecho, la ius¿losofía y, en general, la
ciencia jurídica han sido testigos del desarrollo sostenido de dos tenden-
cias: la crítica al positivismo jurídico y el reconocimiento de los principios
como componente esencial en el derecho”716. A este respecto, Dworkin
hace una clara distinción entre lo que García denomina “concepción no
positivista del derecho”717 y el positivismo jurídico718. En efecto, el jurista
norteamericano, legítimamente, se pregunta qué sucede si suponemos que
se plantea ante un tribunal un caso insólito de derecho a la intimidad y
respecto del cual no existen leyes ni precedentes que el querellante pueda
invocar. “¿Qué papel –dice Dworkin– ha de desempeñar en la decisión del
tribunal el hecho de que la mayoría de las personas en la comunidad piensen
que ‘moralmente’, los individuos tienen derecho a esa especial forma de
intimidad?”719. Este autor nos advierte que cuando decimos que un cierto
y determinado principio forma parte de nuestro derecho, eso signi¿ca que
el principio es de tal envergadura que los funcionarios deben considerarlo
como criterio que pueda ser determinante al momento de decidir de una
u otra manera720.
164. Alexy señala que “se puede concebir a un sistema jurídico como
un sistema de normas pero, también, como un sistema de posiciones y
relaciones jurídicas”721. Y agrega este autor que un sistema de normas y
uno de posiciones y relaciones son dos caras de una misma moneda, en
tanto cuanto a las posiciones y relaciones jurídicas correspondan siempre
normas que las fundamenten722. En ambos casos, la distinción que pode-
mos hacer entre reglas y principios constituye, el marco estructural de toda
teoría normativo-material de derechos fundamentales, y, de esta forma, un
punto de inicio para poder dar respuesta a la pregunta acerca cuáles son
las posibilidades y los límites de la racionalidad, cuando nos adentramos
en el ámbito de los derechos fundamentales723. A este respecto, tal como
en el caso extremo [“entre un sistema de reglas y un sistema de forajidos-
bandidos”724] “el punto decisivo es (que) una pretensión de corrección está
[siempre] enraizada en la práctica del sistema de reglas”725. “La pretensión
de corrección es un elemento necesario del concepto de derecho. La co-
nexión entre derecho y moral se establece mediante ella. Ahora, dice este
autor, esto debe ser justi¿cado. Si la justi¿cación tiene éxito, entonces el
positivismo fracasa en lo que se re¿ere a sistemas jurídicos”726.
721 ALEXY, 1986/1993, p. 506. Bernal señala que “el último elemento del derecho funda-
mental en sentido lato es la posición de derecho fundamental o el derecho fundamental en
sentido estricto (BERNAL, 2007, p. 85). Y Borowski advierte que la expresión “derecho” está
ampliamente difundida, pero que sería más exacto el concepto de “posición jurídica”, “como
concepto genérico para tres tipos diferentes de posiciones jurídicas, a saber (1) derechos a
algo, (2) libertades y (3) competencias (BOROWSKI, 2000, 31, nota 5). Y agrega Bernal que
“las posiciones de derecho fundamental constituyen el correlato de las normas de esta misma
naturaleza” (BERNAL, 2007, p. 85).
722 Vide Supra ALEXY.
723 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 81-82.
724 ALEXY, 1993, p. 50. Supra capítulo I., C), 1.1.
725 Supra ALEXY.
726 ALEXY, 1993, pp. 50-51. La pregunta que se hace Alexy, en este caso, es “cuándo hay
una conexión conceptual necesaria, al menos de carácter cali¿cativo, entre derecho y la moral,
si se asume que el sistema jurídico también es un sistema de procedimientos y, si es visto desde
el punto de vista de un participante, e.g., desde el punto de vista del juez” (ALEXY, 1993, p. 51).
Y la respuesta a esa pregunta, Alexy la fundamenta en dos teorías: la teoría de la pretensión,
que sostiene que “que las normas jurídicas individuales y las decisiones judiciales, así como el
sistema jurídico en su totalidad, necesariamente tienen una pretensión de corrección” (Supra
ALEXY), y la teoría del discurso, que implica nuevamente una pretensión de corrección, pero
136 WALDO L. PARRA
basada en una pretensión de justi¿cabilidad (ALEXY, 1993, p. 55). Si esta tesis es verdadera, se
podría establecer una relación necesaria entre derecho y moral directamente válida para los siste-
mas jurídicos modernos, y probablemente justi¿cable para los sistemas jurídicos pre-modernos,
dentro del marco de una teoría normativa de la evolución jurídica” (Supra ALEXY).
727 BOROWSKI, 2000, p. 35.
728 Señala Dworkin que “la distinción lógica entre normas y principios aparece con más
claridad cuando consideramos aquellos principios que ni siquiera parecen normas” (DWORKIN,
1977/1989, p. 77). Así, en el caso Henningsen, el tribunal “se limita a enunciar 9…) que los
fabricantes de automóviles han de atenerse a estándares [lo destacado es nuestro] más elevados
que otros fabricantes, y que tienen menos derecho a con¿ar en el principio concurrente de la
libertad de contratación” (Supra DWORKIN). Y agrega este autor que esto quiere decir que, en
los contratos de compraventa de automóviles, “si una determinada cláusula parece injusta u
onerosa, los tribunales tienen menos razón para hacerla valer que si se tratara de una compra de
corbatas” (Supra DWORKIN). De esta forma, “poco a poco, nos advierte Calsamiglia, Dworkin
nos ha ido introduciendo en un mundo que di¿ere sustancialmente del derecho visto desde la
perspectiva positivista” (CALSAMIGLIA, 1990, p. 10). “El paso siguiente, dice este autor, será
considerar que el derecho no sólo está compuesto por normas sino también por directrices y
principios (…). Según Dworkin, las normas o se aplican o no se aplican. No cabe una tercera
vía mientras que en el caso de los principios la cuestión no es clara. Las normas establecen ellas
mismas sus condiciones de aplicación mientras que los principios dan razones para decidir en un
sentido determinado pero no establecen sus propias condiciones de aplicación. Otra diferencia
importante entre las normas y los principios es que las normas se pueden identi¿car mediante
un test de origen mientras que los principios no. Sabemos si una norma legislativa pertenece
a un ordenamiento determinado si se puede deducir su validez de la constitución mientras que
no se puede deducir la validez de un principio por su origen sino por su fuerza argumentativa,
es decir, por su peso especí¿co. Una tercera diferencia importante –agrega Calsamiglia– se
encuentra en el criterio de distinción entre una norma jurídica y una no jurídica: el tipo de
sanción especí¿co. No existen policías ni cárceles morales mientras que en las sanciones jurí-
dicas la coacción está organizada e institucionalizada. Pues bien, los principios no se pueden
distinguir por la forma de la sanción. Lo que les caracteriza es un contenido determinado, una
fuerza argumentativa” (CALSAMIGLIA, 1990, pp. 10-11).
729 Vide DWORKIN, 1977/1989, p. 75.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 137
facie” (ALEXY, 1986/1993, p. 99), [Alexy habla de “razones prima facie” (ALEXY, 1986/1993,
p. 101)], ya que “ordenan que algo debe ser realizado en la mayor medida posible, teniendo
en cuenta las posibilidades jurídicas y fácticas” (ALEXY, 1986/1993, p. 99). Y agrega que “del
hecho de que un principio valga para un caso no se in¿ere que lo que el principio exige para este
caso valga como resultado de¿nitivo” (Supra ALEXY). “Los principios –dice Alexy– presentan
razones que pueden ser desplazadas por otras razones opuestas. El principio no determina
138 WALDO L. PARRA
reales existentes [diferencia cualitativa]”736. Así las cosas, dice este autor,
los principios no contienen mandatos de¿nitivos sino sólo prima facie737.
A diferencia de las reglas que son “normas que sólo pueden ser cumplidas
o no”738 [diferencia de grado]739, es decir, “las reglas exigen que se haga
exactamente lo que en ellas se ordena, contienen una determinación en el
ámbito de las posibilidades jurídicas y fácticas”740, cualesquiera que sean
esas posibilidades jurídicas y reales existentes [diferencia cualitativa]. Y
todo con el objetivo de obtener una decisión jurídica correcta. “Por ello,
–dice Alexy– podría pensarse que todos los principios tienen un mismo
carácter prima facie y todas las reglas un mismo carácter de¿nitivo. [Alexy
habla del “diferente carácter prima facie de las reglas y principios”741 y
del diferente carácter prima facie de sus razones742]”743.
como ha de resolverse la relación entre una razón y su opuesta. Por ello, los principios carecen
de contenido de determinación con respecto a los principios contrapuestos y las posibilidades
fácticas” (Supra ALEXY).
736 Supra ALEXY. Vide ALEXY, 1986/1993, p. 99 y ALEXY 2004.
737 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 98.
738
Alexy señala que “como las reglas exigen que se haga exactamente lo que en ellas se
ordena, contienen una determinación (de¿nitiva) [Alexy habla que “las reglas, a menos que
se haya establecido una excepción, [son] razones de¿nitivas” (ALEXY, 1986/1993, p. 101)]
en el ámbito de las posibilidades jurídicas y fácticas. Esta determinación puede fracasar por
imposibilidades jurídicas y fácticas, lo que puede conducir a su invalidez; pero, si tal no es el
caso, vale entonces de¿nitivamente lo que la regla dice” (ALEXY, 1986/1993, p. 99). Hay que
advertir que cuando se introduce en las reglas una cláusula de excepción, “pierde su carácter
de¿nitivo para la decisión del (un) caso” (Supra ALEXY). “La introducción de una cláusula de
excepción puede llevarse a cabo sobre la base de un principio” (ALEXY, 1986/1993, pp. 99-
100). Sin embargo, “el carácter prima facie que adquieren (las reglas) a raíz de la pérdida de
su carácter estrictamente de¿nitivo es, sin embargo, básicamente distinto del de los principios”
(ALEXY, 1986/1993, p. 100).
739 ALEXY, 1986/1993, p. 87.
740 ALEXY, 1986/1993, p. 99.
741 ALEXY, 1986/1993, p. 98.
742 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 101.
743 ALEXY, 1986/1993, p. 99. Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 98-101. García señala que “es-
167. “Al hablar de reglas o normas –dice Dworkin– podemos decir que
son o que no son funcionalmente importantes”744, y en tal sentido “no pode-
mos decir que una norma sea más importante que otra dentro del sistema”745.
Lo que podemos decir es, dice Dworkin, si se da un conÀicto entre dos
normas, si una de ellas puede o no puede ser válida746. Por lo tanto, para
Dworkin la contraposición entre reglas y principios se desarrolla a partir de
dos características principales, que establecen una distinción lógica: 1) la
aplicación disyuntiva de las reglas747 y 2) la dimensión de peso [Dworkin
habla de la “dimensión del peso o importancia”748] de los principios749.
jurídicas y fácticas, a diferencia de las reglas, cuyo cumplimiento no puede someterse a gra-
dualización alguna: “sólo pueden ser cumplidas o no”. 2. La optimización. El cumplimiento
de los principios debe tener lugar, “en la mayor medida posible”, luego el principio exige la
optimización del grado de cumplimiento al concurrir con otras normas del sistema. 3. El deber
ser ideal. Esta optimización se regula a partir de un “deber ser ideal” (Ideales Sollen) al que
debe tender la aplicación del principio, que marca el horizonte de la “mayor medida posible”.
4. Cabe añadir el carácter prima facie. Los principios son mandatos de optimización, no man-
datos de¿nitivos. Esto signi¿ca que tienen una virtualidad prima facie dentro de unos límites
fácticos y jurídicos. Los principios, a diferencia de las reglas, no contienen determinaciones
(GARCÍA, 1998, pp. 186-187).
744 DWORKIN, 1977/1989, p. 78.
745 Supra DWORKIN.
746 Vide Supra DWORKIN.
747 De acuerdo a este criterio –dice Dworkin–, las reglas son aplicables de manera disyun-
tiva [Dworkin habla que “las normas son aplicables a la manera de disyuntivas” (DWORKIN,
1977/1989, p. 75)]. “Si los hechos que estipula una norma [regla] están dados, entonces o bien
la norma [regla] es válida, en cuyo caso la respuesta que da debe ser aceptada, o bien no lo es, y
entonces no aporta nada a la decisión” (Supra DWORKIN). Se trata, pues, de una aplicabilidad a
la “manera de todo o nada” (“all or nothing fashion”) [Dworkin dice que “la decisión respecto
de cuál [regla] es válida y cuál debe ser abandonada o reformada, debe tomarse apelando a
consideraciones que trascienden las normas mismas. Un sistema jurídico podría regular tales
conÀictos mediante otras normas, que pre¿eran la norma impuesta por la autoridad superior,
o la posterior, o la más especial o algo similar. Un sistema jurídico también puede preferir la
norma fundada en los principios más importantes” (DWORKIN, 1977/1989, p. 78)].
748 DWORKIN, 1977/1989, p. 77.
749 Vide GARCÍA, 1998, p. 163. Para Dworkin, “los principios no se aplicarían de manera
disyuntiva [Dworkin dice que “ni siquiera los que más se asemejan a normas establecen
consecuencias jurídicas que se sigan automáticamente cuando se satisfacen las condiciones
previstas” (DWORKIN, 1977/1989, p. 75)]. Si tiene lugar el supuesto de hecho contemplado
por el principio, no se produce la automática imputación de su consecuencia jurídica. Es
140 WALDO L. PARRA
Dworkin dice que “si se da un conÀicto entre dos normas, una de ellas no
puede ser válida. Y agrega este autor que, “cuando decimos que una norma
es obligatoria para un juez, eso no signi¿ca otra cosa sino que debe seguirla
si viene al caso, y que si no lo hace, habrá cometido por ello un error”750.
De esta forma, es la norma –advierte Dworkin–, quien impone el resulta-
do, sin importar lo que pase. Y cuando el resultado es distinto es porque
la norma ha sido modi¿cada o dejada de aplicar751. En cambio, cuando
los principios inter¿eren [Dworkin habla de una economía basada en la
libertad económica y, por ejemplo, de la protección a los consumidores de
automóviles frente al principio de libertad de contratación752], quien está
llamado a resolver el conÀicto debe considerar el peso relativo de cada
de los principios involucrados. En efecto, los principios, dice Dworkin,
“orientan una decisión en un sentido, aunque no en forma concluyente, y
sobreviven intactos aun cuando no prevalezcan”753. “Si un juez cree que
los principios que está obligado a reconocer apuntan en una dirección y
que los principios que apuntan en otra, si los hay no tienen el mismo peso,
entonces debe decidir de acuerdo con ello, así como debe seguir lo que él
cree que es una norma obligatoria”754. Por lo tanto, el juicio respecto de
si un principio o directriz es más importante que otro será causa o motivo
de controversia. No obstante, dice este autor, constituye parte esencial de
un principio el que tenga esta dimensión, que hace sentido preguntar cuál
posible que no rija bajo ciertas situaciones. El principio, añade Dworkin, “más bien enuncia
una razón que discurre en una sola dirección”. Ello no excluye la deliberación del aplicador.
“Las consecuencias jurídicas establecidas por un principio se producen no automáticamente,
precisamente cuando se dan los presupuestos de hecho del principio”. Un principio puede no
ser aplicado, aun siendo válido. Las excepciones a la aplicabilidad de un principio no serían
enumerables ni siquiera teóricamente. Esto explica el segundo rasgo diferenciador entre reglas
y principios, que se sitúa en los principios y representa una consecuencia del primero. Los
principios tienen una “dimensión de peso o importancia”. Esta dimensión genera en el opera-
dor jurídico la necesidad de ponderar el principio con otros concurrentes también relevantes”
(GARCÍA, 1998, p. 166-167).
750 DWORKIN, 1977/1989, pp. 88.
751 Vide DWORKIN, 1977/1989, p. 89.
752 DWORKIN, 1977/1989, pp. 77.
753 DWORKIN, 1977/1989, p. 89.
754 Supra DWORKIN.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 141
168. Al respecto, Alexy dice que “el ámbito de las posibilidades jurídicas
es determinado por los principios y [las] reglas opuestos”757. En efecto, es
común a las colisiones de principios y a los conÀictos de reglas el hecho
que dos normas, puedan ser utilizadas en forma independiente, una de otra,
y que por esta razón, conduzcan a resultados inicialmente incompatibles,
esto es, a dos juicios de deber ser jurídico inicialmente contradictorios758.
En el caso de las reglas, por ejemplo, “esta determinación puede fracasar por
imposibilidades jurídicas y fácticas, lo que puede conducir a su invalidez”759.
Al respecto, cuando se necesita un modelo que sea diferenciado, éste puede
resultar del hecho de introducir en las reglas cláusulas de excepción. Cuando
así sucede, entonces la regla pierde su carácter de¿nitivo para la decisión
del caso760. Los principios, en cambio, presentan razones que pueden ser
desplazadas por otras razones opuestas. De esta forma, el principio no deter-
mina cómo ha de resolverse la relación entre una razón y su opuesta. Pérez
Luño nos recuerda que “la razón sólo puede acceder a valores relativos.
No se puede emitir un juicio sobre algo que parece justo con la pretensión
de excluir el juicio de valor contrario”761. De ello se deriva “que en cada
situación en la que hay que elegir entre valores opuestos se parte de que,
en principio, todos son igualmente legítimos, porque ninguno de ellos es
más verdadero o está racionalmente más justi¿cado que el otro”762. Por
169. Desde esta perspectiva, Alexy señala que existe una coincidencia
entre reglas y principios, puesto tanto en una como en otra, se trata de dos
normas, que de aplicarse respecto de un mismo caso, “conducen a resultados
incompatibles”764, es decir, a “resultados recíprocamente contradictorios”765,
“a dos juicios de deber ser jurídico contradictorios”766. Agrega Dworkin que
“la forma de un estándar no siempre deja en claro si se trata de una norma
o de un principio”767. En efecto, “en muchos casos, la distinción es difícil
de hacer; tal vez no se haya establecido como debe operar el estándar, y
este problema puede ser en sí mismo motivo de controversia”768. Incluso,
“en ocasiones, una norma y un principio pueden desempeñar papeles muy
semejantes, y la diferencia entre ambos es casi exclusivamente cuestión
de forma”769. La diferencia, entonces, se encontraría en la forma cómo se
soluciona el conÀicto770. En efecto, en el caso de las reglas, el conÀicto
763
Vide Supra ALEXY. Según Dowrkin, “un principio como “nadie puede bene¿ciarse de su
propio delito” no pretende siquiera establecer las condiciones que hacen necesaria su aplicación.
Más bien enuncia una razón que discurre en una sola dirección, pero no exige una decisión en
particular. Si un hombre tiene algo o está a punto de recibirlo, como resultado directo de algo
ilegal que hizo para conseguirlo, esa es una razón que la ley tendrá en cuenta para decidir si
debe o no conservarlo” (DWORKIN, 1977/1989, p. 76). Y este autor agrega que “puede haber
otros principios o directrices que apunten en dirección contraria; por ejemplo, una directriz de
aseguramiento de derechos o un principio que limite la pena a lo estipulado por la legislación.
En tal caso, es posible que nuestro principio no prevalezca, pero ello no signi¿ca que no sea un
principio de nuestro sistema jurídico, porque en el caso siguiente, cuando tales consideraciones
contrarias no existan o no tengan el mismo peso, el principio puede ser decisivo” (DWORKIN,
1977/1989, pp. 76-77). “Cuando decimos que un determinado principio es un principio de
nuestro derecho, lo que eso quiere decir es que el principio es tal que los funcionarios deben
tenerlo en cuenta, si viene al caso, como criterio que les determine a inclinarse en uno u otro
sentido” (DWORKIN, 1977/1989, p. 77).
764 ALEXY, 1986/1993, p. 87.
765 ALEXY, 1986/1993, p. 96.
766 ALEXY, 1986/1993, p. 87.
767 DWORKIN, 1977/1989, p. 78.
768 Supra DWORKIN.
769 DWORKIN, 1977/1989, p. 79.
770 Vide Supra ALEXY.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 143
un fallo sobre incapacidad procesal que “se trata de la admisibilidad de la realización de una
audiencia oral en contra de un acusado que, debido a la tensión que tales actos traen consigo,
corre el peligro de sufrir un infarto” (ALEXY, 1986/1993, p. 90). La colisión se produce “cuando
se habla, por una parte, de la obligación de mantener el mayor grado posible de aplicación del
derecho penal y, por otra, de la obligación de afectar lo menos posible la vida y la integridad
física del acusado” (ALEXY, 1986/1993, p. 91). Alexy entrega un segundo ejemplo de una
colisión de principios sobre la base del fallo Lebach (Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 103, 109,
153, 157, 164, 537 y 552).
144 WALDO L. PARRA
171. A este respecto, Pérez Luño recuerda que “no existe ningún pre-
supuesto cientí¿co (racional o empírico) que permita fundar una decisión
sobre los valores”782. Asimismo, añade este autor, en palabras de Kelsen,
que, incluso, “las controversias sobre los valores entre personas de creen-
cias religiosas o ideologías políticas distintas revisten siempre la forma de
juicios de valor subjetivos y, por tanto, sólo relativos. De ahí, que si algo
muestra la historia del pensamiento humano es la falta de fundamento de la
pretensión de establecer racionalmente normas absolutamente correctas para
especí¿co, y gana a cambio la habilitación para elegir –según criterios que, en este esquema, no
vienen dados por los propios derechos fundamentales– la forma y criterios a través de los cuales
logrará la ‘optimización’ de unos derechos respecto de otros” (ALDUNATE, 2008, pp. 117-118).
804 ALEXY, 1986/1993, p. 419; Vide ALEXY, pp. 194-196 y 256-260. Según Bernal, los de-
rechos subjetivos “deben entenderse como derechos conferidos a sus titulares por las normas
jurídicas, es decir, por las normas que integran un determinado ordenamiento jurídico. De este
modo, si alguien aduce con razón que es titular de un derecho jurídico subjetivo es porque en
el ordenamiento jurídico tiene validez una norma jurídica que le con¿ere el derecho (BERNAL,
2010, p. 120). Y agrega este autor que “las posiciones de derecho fundamental son relaciones
jurídicas entre los individuos o entre los individuos y el Estado” (BERNAL, 2007, p. 85).
805 Supra ALEXY; Vide Supra Introducción, letra A), nota 235; Capítulo I, letra C) 2.1., y
sico hasta la protección frente a los peligros del uso pací¿co de la energía
atómica”814. En efecto, no sólo la vida y la salud, por ejemplo, son bienes
jurídicos posibles de proteger, sino todos aquellos que, desde la perspectiva
iusfundamental, son dignos de protección, como la libertad, la familia y la
propiedad815. El punto en cuestión es “si es posible encontrar una mejor
fundamentación para la adscripción de derechos subjetivos a protección
que para su no adscripción”816, es decir, si existen derechos subjetivos de
protección o sólo normas que prescriban al Estado la protección de los
individuos, sin conferirles un derecho subjetivo817. Dice Alexy que parece
ser que “sólo la subjetivización de los derechos a protección hace justicia
al ‘sentido originario y permanente de los derechos fundamentales’ como
derechos individuales”818.
175. Sin embargo, pareciera ser que los derechos fundamentales deben
ser algo más que derechos subjetivos de defensa del individuo frente a las
intervenciones del Estado819, sino que representan, al mismo tiempo, un orden
valorativo objetivo [Alexy habla de “un “contenido jurídico-objetivo”820 de
los derechos fundamentales o de un “orden objetivo de valores”821 822 que
para tratar igualmente a los iguales y desigualmente a los desiguales” (BOBBIO, 1977/1993,
p. 47), y que “representa la manera de aplicar la misma idea de la justicia” (Supra BOBBIO).
814 ALEXY, 1986/1993, pp. 435-436.
815 Vide Supra ALEXY.
816 ALEXY, 1986/1993, p. 438.
817 ALEXY, 1986/1993, p. 437.
818 ALEXY, 1986/1993, p. 440.
819 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 439.
820 Supra ALEXY.
821Supra ALEXY. Vide Capítulo I, letra A), nota 225, Capítulo II, letra B) 4.2., y Capítulo
III, letra C) 4.1.2., nota 2071, 4.2.1., nota 2115 y 5.2. Aldunate señala que existen críticas
en contra de la “consideración de los preceptos iusfundamentales como un orden objetivo
de valores” (ALDUNATE, 2008, p. 217) y que éstas “apuntan a que la extensión de este efecto,
en vez de operar a favor de la protección de los derechos constitucionales, termina siendo un
atentado al régimen de libertad y a su función clásica. Este último punto ya fue enfatizado
por Forsthoff en la década de los 50’ (…). Señala Forsthoff que esta consecuencia no ha sido
debidamente apreciada por un pensamiento libertario de los derechos fundamentales, y que un
cambio, en este sentido, de la interpretación de los derechos fundamentales y de sus efectos,
es incompatible con una concepción del derecho que aún cree en la posición de la ley como
reguladora de las conductas individuales” (ALDUNATE, 2008, p. 218).
822 Vide DE DOMINGO, 2003, p. 253.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 149
177. Siguiendo este análisis, podemos decir “que los derechos son ti-
pos especiales de normas”830. [Alexy dice “que entre derechos y normas
existe una conexión necesaria”831], que son tales “cuando la norma a que
corresponde es válida”832, y que “dadas determinadas condiciones, ordenan
[mandan], prohíben, permiten [según Hart, en su teoría imperativa del dere-
cho, Bentham habla de mandato, permiso, hábitos de obediencia, legalidad
e ilegalidad833] u otorgan un poder de manera de¿nitiva”834. Sin embargo,
no siempre una norma expresa un derecho [aunque Alexy dice que “siempre
que alguien posee un derecho (fundamental), existe una norma válida de
derecho (fundamental) que le otorga este derecho”835. Pero si hay un dere-
cho, entonces, correspondientemente existe una obligación relativa, y si la
hay, entonces hay un derecho]836. De esta forma, siempre es la norma la que
otorga un derecho, que es la que se aplica837. Y cuando podemos agregar
que “los derechos que se basan en reglas son derechos de¿nitivos”838. García
839 GARCÍA TORRES y JIMÉNEZ-BLANCO, 1986, pp. 49 y 51. Y señalan estos autores que “hay, en
efecto, un considerable margen de libertad, más extenso de lo que a primera vista pudiera pensarse,
en la interpretación de los enunciados contenidos en los (precitados) artículos de la Constitución
para entenderlos como portadores o no de un derecho subjetivo. Así, el ya citado artículo 16.3 CE,
inciso ¿nal, podría ser interpretado como un sencillo mandato al legislador, que éste concretará
como le venga en gana, por ejemplo, negando toda ‘relevancia’ al ordenamiento canónico, a ¿n
de liberar a la Iglesia de Cristo de toda mancha de ‘juridicismo’ y cooperar así en la más pura
proclamación del mensaje evangélico de salvación. Mas el artículo 16.3 podría ser interpretado
en otro sentido, a saber, como fundamentador del carácter jurídico-fundamental (y accionable en
amparo) de la pretensión de una persona jurídica-canónica a no ser considerada inexistente a los
efectos del ordenamiento civil” (GARCÍA TORRES y JIMÉNEZ-BLANCO, 1986, pp. 51-53).
840 ALEXY, 1986/1993, p. 177; Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 51 y 53.
841 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 177.
842 ALEXY, 1993, p. 26.
843 ALEXY, 1986/1993, p. 185.
844 ALEXY, 1986/1993, p. 183.
152 WALDO L. PARRA
(BERNAL, 2007, p. 81). Bernal pre¿ere hablar de derecho fundamental “en sentido lato”. (BERNAL,
2007, p. 82). Y este autor agrega que “de acuerdo con este concepto, todo derecho fundamen-
tal se estructura como una haz de posiciones y normas, vinculadas interpretativamente a una
disposición de derecho fundamental” (Supra BERNAL).
868 Supra ALEXY.
869 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 234. Vide Capítulo I, letra B, 2. De acuerdo con Guzmán
Brito, “la tradición del Derecho Privado [que este autor denomina] constitucionalizado co-
menzó bajo la forma de derechos subjetivos privados declarados y garantizados en la Consti-
tución. No, pues –agrega Guzmán Brito–, bajo la forma de un derecho objetivo privado que
se contuviera ahí” (GUZMÁN BRITO, 2001, p. 30). Y continúa este autor diciendo que “este
originario carácter se ha mantenido en general hasta nuestros días. Las constituciones, y la
chilena no es [la] excepción, formulan catálogos de estos poderes o facultades privadas, vale
decir, de derechos subjetivos privados, que se garantizan a las personas” (GUZMÁN BRITO,
2001, p. 31). De acuerdo con Guzmán Brito, este fenómeno “puede dárselo por iniciado con
el Reglamento Constitucional Provisorio, sancionado el 26 de octubre de 1812” (GUZMÁN
BRITO, 2001, p. 157).
870 PECES BARBA, 2004, p. 23.
871 BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 233-234. Vide GARCÍA DE ENTERRÍA, 2009.
156 WALDO L. PARRA
183. Concordamos con Bilbao Ubillos que esta tendencia sobre los dere-
chos públicos subjetivos “milita en las ¿las del positivismo jurídico”872 873
y que tiene en su máximo exponente a Jellinek874 875. Según Alexy, Jellinek
872G. JELLINEK, System der subjektiven óffentlichen Rechie, 2a edición, Tubinga 1905. pp. 86
y s.; cfr., además, del mismo autor, Allgemeine Staatslehre, 7a reimpresión de la 3a edición
(1914), Bad Homburg 1960, pp. 418 y ss. [En ALEXY, 1986/1993, p. 248]. Vide Infra Capítulo
I, letra C), 3.1., nota 858 y 859; Capítulo II, letra B) 1.1., notas 1136 y 1140.
873 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 235. Según Pérez Luño (2005), en opinión de Kelsen, ex-
tractado de su obra ¿Qué es justicia?, “el relativismo ¿losó¿co, ¿el a sus premisas empiristas
y antimetafísicas, descarta la posibilidad de entender lo absoluto por ser inaccesible a la
experiencia humana. Insiste en separar claramente la realidad y el valor, al tiempo que funda
los juicios de valor en las fuerzas emotivas de la conciencia humana y ‘siente una inclinación
solapada hacia el escepticismo’. Para Kelsen las controversias sobre los valores entre personas
de creencias religiosas o ideologías políticas distintas revisten siempre la forma de juicios de
valor subjetivos y, por tanto, sólo relativos. De ahí que si algo muestra la historia del pensa-
miento humano es la falta de fundamento de la pretensión de establecer racionalmente normas
absolutamente correctas para regular la conducta humana. La experiencia del pasado muestra
que la razón sólo puede acceder a valores relativos. No se puede emitir un juicio sobre algo
que parece justo con la pretensión de excluir el juicio de valor contrario. ‘La justicia absoluta
es un ideal irracional, o, dicho en otras palabras, una ilusión, una de las ilusiones eternas del
hombre’”. (PÉREZ LUÑO, 2005, pp. 136-137).
874 Guzmán Brito advierte que “decimos derechos subjetivos privados en relación con su
contenido privatístico. Porque no se escapa que, desde otro punto de vista, ha solido deno-
minársele derechos subjetivos públicos, como hizo Jellinek” (GUZMÁN BRITO, 2001, p. 31). Y
agrega este autor que “ambas caracterizaciones no son contradictorias empero, atendido que
el punto de vista empleado es diferente en una y otra” (Supra GUZMÁN BRITO). Aldunate es
critico de esta denominación, ya que la considera “un poco forzada respecto del propio dere-
cho privado” (ALDUNATE, 2008, p. 56), ya que “la cuestión misma de clasi¿car los derechos
fundamentales como derechos reales o personales carece de sentido” (Supra ALDUNATE). Y
agrega este autor que “mientras que el individuo puede en cualquier momento de su vida ad-
quirir derechos subjetivos privados, reales o personales, o desprenderse en la mayor parte de
los casos de ellos, sin que se vea afectada su calidad de persona ni su dignidad, los derechos
fundamentales corresponden a aquellos atributos que se le reconocen a cada individuo en el
ordenamiento jurídico, por el solo hecho de ser tal” (ALDUNATE, 2008, pp. 56-57). En efecto,
los derechos fundamentales “sólo pueden ser afectados o lesionados, pero no se concibe una
‘pérdida’ o ‘adquisición’ de derechos fundamentales” (ALDUNATE, 2008, p. 57).
875 Aldunate nos recuerda que “la denominación o cali¿cación de los derechos funda-
184. Así las cosas, una teoría analítica882 de los derechos fundamentales
subjetivos, como la que promueve Alexy, distingue tres tipos de posiciones
jurídicas que corresponden a tres tipos de “derechos”:
1) Derecho a algo [a tiene frente a b un derecho a G], esto es, una relación
triádica883 que, “sobre la base de las modalidades deónticas presentadas”884,
y considerando su carácter relacional, considera un titular del derecho (a)
[Alexy habla de portador885], un destinatario del derecho (b), y un objeto
del derecho (G): DabG886. En este caso, la correspondencia entre derecho
y deber se produce en la relación triádica de los derechos en equivalencia
con la relación triádica del deber o del mandato887. Sin embargo, el que
exista una obligación [no-relacional] [OG], no signi¿ca que necesariamen-
te exista un derecho a algo [DabG], es decir, una obligación relacional
[ObaG] (ALEXY, 1986/1993, p. 202), en donde ObaG es equivalente [=] a
DabG; una, desde la perspectiva de a, y otra, desde la perspectiva de b888.
“Puede suceder –asimismo– que nadie o que algún tercero tenga derecho
a ello”889.
complicada de derechos y deberes” (RAWLS, 2000, p. 193). Si esto es así, “la descripción
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 159
general de la libertad tiene, entonces, la siguiente forma: esta o aquella persona (o personas)
está libre (o no está libre) de esta o aquella restricción (o conjunto de restricciones) para hacer
(o no hacer) tal y cual cosa” (Supra RAWLS). Y este autor agrega que “las restricciones pueden
ir desde deberes y prohibiciones establecidas por el derecho hasta inÀuencias coercitivas que
surgen de la opinión pública y de presiones sociales (Supra RAWLS). “En estos casos (Rawls
habla de “restricciones constitucionales y jurídicas” [Supra RAWLS]) la libertad consiste en una
determinada estructura de instituciones, un sistema de reglas públicas que de¿nen derechos y
deberes. Colocadas en este ámbito, las personas se encuentran en libertad de hacer algo cuando
están libres de ciertas restricciones para hacerlo o no hacerlo y cuando su hacerlo o no, está
protegido frente a la interferencia de otras personas (Supra RAWLS).
894 Vide Supra ALEXY.
895 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 186-187.
896 ALEXY, 1986/1993, p. 214.
897 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 214.
898 ALEXY, 1986/1993, p. 213.
899 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 213-214 y RAWLS, 2000, pp. 192-196.
900 ALEXY, 1986/1993, p. 214.
901 Vide Supra ALEXY.
902 Supra ALEXY.
160 WALDO L. PARRA
viaje para ejempli¿car la diferencia entre los tipos de libertades: “El objeto
de la libertad es la alternativa de acción de viajar o no viajar. De los muy
diferentes obstáculos con los que puede verse enfrentada una persona a con
respecto a esta alternativa de acción”903. Mirado de esta forma, el viaje le
puede estar prohibido jurídicamente a a, pero también puede suceder que
no le sea posible viajar por falta de dinero. “En el primer caso existe una
no-libertad jurídica; en el segundo, una no-libertad económica. Pero, ambos
casos caen bajo el concepto de libertad negativa aquí presentado”904, aunque
el mismo Alexy señala que sólo la libertad jurídica debería considerarse
como libertad negativa905. Dice este autor que, “para que a pueda pasar de
su situación de no-libertad económica a una situación de libertad econó-
mica, tiene que obtener o adquirir algo”. (...) “En cambio, para la creación
de una situación de libertad jurídica, se requiere tan sólo una omisión del
Estado, es decir, una acción negativa”906.
y letra C) 3.1., nota 914; Infra Capítulo II, letra B) 5.; y Capítulo III, letra C) 3.2.1. y 4.1.1.2.,
nota 2033.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 163
como derechos públicos subjetivos de libertad que protegen una esfera individual determinada,
sino que sus alcances son mucho mayores que cualquier otra norma del ordenamiento como
parámetro de constitucionalidad” (FERRADA, 2005). De esta forma, “los derechos fundamentales
ya no se quedan en la norma constitucional misma y garantizando una posición jurídica con-
creta, sino además percolan todo el sistema jurídico, principalmente a través de los entresijos
axiológicos que proclaman las propias normas” (Supra FERRADA).
164 WALDO L. PARRA
193. Ahora bien, en relación con otras empresas, esto es, hacia el exte-
rior, “correlativamente (en esta dinámica, a una supremacía corresponde
otra de dependencia), se registran situaciones de sujeción, en las que las
partes contratantes no disponen realmente de la misma libertad para con-
mundos jurídicos (...) de donde surge todo, desde el Código Penal hasta la
ley sobre la fabricación de termómetros”964 965.
194. Ceteris paribus, cabe precisar ahora los términos, cuando nos
referimos a las profundos “cambios experimentados en la realidad socio-
política que pretende regular el Derecho Constitucional”966. Lo anterior
podría ser evidenciable como consecuencia del fenómeno, antes mencio-
nado, de la globalización y de los importantes cambios producidos a través
de los avances de la informática y las redes de telecomunicaciones967.
Se trata de “un fenómeno nuevo porque sólo en las dos últimas décadas
del siglo XX se ha constituido un sistema tecnológico de sistemas de
información, telecomunicaciones y transporte, que ha articulado todo
el planeta en una red de Àujos en las que conÀuyen las funciones y uni-
dades estratégicamente dominantes de todos los ámbitos de la actividad
humana”968.
971 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 250. Bilbao Ubillos a¿rma que “no puede negarse, en efecto,
196. Así las cosas, la garantía de los derechos fundamentales “puede en-
tenderse [o extenderse] además frente a toda otra persona, no ya sólo frente
al poder público”974. Igualmente, entonces, “las normas iusfundamentales
inÀuyen [no sólo en la relación ciudadano/Estado, sino] en la relación ciu-
dadano/ciudadano y, en este sentido, tienen [también] un efecto en terceros
o un efecto horizontal”975 976. De esta forma, cuando nos referimos a los
derechos fundamentales, por ejemplo, en materia laboral, reconocemos
en esta rama del Derecho, como un punto de referencia y orientación, al
introducir en su ámbito el concepto de derechos fundamentales para toda
I letra C) 3.2., nota 961, Infra 963 y 1017; Infra Capítulo II, letra B) 4., nota 1302, 4.2., nota
1396, y 5.3., nota 1482, y Capítulo III, letra B) 1., nota 1721, Capítulo III, letra C) 3.2.1., notas
1915 y 1919, Capítulo III, 4.1.1., nota 2010, 4.5., nota 2189 y 5., nota 2213.
976 Algunos autores, como Bilbao Ubillos, en cambio: “Detrás de estos supuestos de
de derechos fundamentales, lo hacemos, o es nuestra pretensión hacerlo, sólo con ¿nes pe-
dagógicos, de manera de resaltar debidamente las diferencias que existen con los derechos
172 WALDO L. PARRA
198. Por otro lado, según Sagardoy, “la progresiva importancia de los
derechos fundamentales en la relación de trabajo”988 (...) “se fundamenta
en tres causas: a) el reencuentro de los trabajadores con su propia indi-
vidualidad; b) el crecimiento de las nuevas tecnologías y c) el auge del
fundamentales “especí¿cos” que reconocemos en materia laboral. Sin embargo, más allá de
nuestra consideración, es evidente que este término ya es de uso frecuente en alguna doctrina
comparada y, al menos, en la doctrina administrativa. Por ejemplo, a ella hace mención, el
Dictamen Nº 2.856/0162, de la Dirección del Trabajo, que “Fija sentido del inciso primero,
del artículo 5º, del Código del Trabajo”, de fecha 30 de agosto de 2002, de la Dirección del
Trabajo, cuando habla “que la vigencia de los derechos fundamentales del trabajador se
mani¿esta en el reconocimiento de los derechos fundamentales denominados ‘inespecí¿cos
o de la personalidad’ en las relaciones laborales” (Dirección del Trabajo, 2002, p. 2), lo que
es reiterado por el Dictamen Nº 2.210/035, de fecha 5 de junio de 2009, de la Dirección del
Trabajo.
983 SAGARDOY, 2005, p. 13.
984 PALOMEQUE, 2006, p. 540.
985 Vide Capítulo I, letra B) 1.3.
986 Vide Supra ALEXY.
987 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 138.
988 SAGARDOY, 2005, p. 13.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 173
199. Así las cosas, Guzmán Brito nos advierte que “el fenómeno de la
‘constitucionalización del derecho privado’ supone las ideas de Constitu-
ción y de derecho privado. Pero, en él, la parte sustantiva es la del derecho
privado”997. Este autor señala que “supuesta la existencia de un derecho
privado, la constitucionalización de sus libertades nada nuevo agrega
2004, 2005c.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 175
201. Por otro lado, entre quienes aceptan el uso de los derechos fun-
damentales en el ámbito privado, dicen que a partir de la proclamación,
a mediados del siglo XX, de los pactos sobre Derechos Humanos, se
produjo una ampliación del elenco de derechos fundamentales a todos
los ámbitos del hombre, incluidos aquéllos relacionados con la relación
1028 PALOMEQUE, 1991, p. 31. Vide PALOMEQUE y ÁLVAREZ DE LA ROSA, 2001, pp. 147-
148.
1029 PALOMEQUE, 2006, p. 539.
1030 PALOMEQUE, 2006, p. 540.
1031 Supra PALOMEQUE.
1032 Supra PALOMEQUE. Con todo, digamos que, a diferencia de lo que sugiere Palomeque
(2006, pp. 539-551) (PALOMEQUE, 1991, p. 31) (Vide PALOMEQUE y ÁLVAREZ DE LA ROSA, 2001,
pp. 147-148, y PALOMEQUE y ÁLVAREZ DE LA ROSA, 2004, p. 148), un efecto en terceros o un
efecto horizontal de los derechos fundamentales impregna no sólo el ámbito laboral, sino todo
el derecho privado.
178 WALDO L. PARRA
ellos podrán estar sujetos1036. Por lo tanto, desde esta perspectiva, estaría-
mos hablando de lo que Alexy denomina un modelo puro de reglas1037.
Sin embargo, después de estudiar el modelo [reglas + principios]1038, no
reconocemos posibles alternativas aceptables y libres de ponderación. Alexy
señala que, desde un punto de vista teórico-estructural1039, “las restricciones
de derechos fundamentales son normas (reglas1040 o principios1041) [de
carácter constitucional1042] que restringen [Alexy habla que “aparece una
no-libertad de¿nitiva o un no-derecho de¿nitivo de igual contenido1043]
1051 ALEXY, 1993, p. 29. Aldunate critica la ponderación como una forma de solucionar
la colisión entre derechos fundamentales, puesto que no existirían criterios objetivos “que
permitan justi¿car la ponderación en un caso concreto, o los elementos utilizados para soste-
ner que (…) se ha logrado la máxima protección para cada uno de los derechos en colisión”
(ALDUNATE, 2008, p. 275).
1052 ALDUNATE, 2008, p. 273.
1053 RUIZ-TAGLE, 2001, p. 189. Según Pfeffer, existiría una jerarquía en el ámbito de los
derechos fundamentales. Primero habría que darle preferencia a aquellos derechos fundamen-
tales que no sean renunciables por su titular; segundo, a aquellos derechos fundantes, es decir,
que posibilitan la realización de otros que como derechos de carácter posterior, resultan menos
importantes que los primeros; tercero, a aquellos que cuentan con una prevalencia abstracta
de aquellos que tienen una prevalencia concreta de un derecho; cuarto, a aquellos que sean
susceptibles de limitarse o restringirse en menor cuantía o media que aquel otro con el que
se enfrenta o colisiona; quinto, a aquellos cuyo “índice de garantización” pueda conducir al
intérprete a preferir a aquellos que se encuentren más garantizados, a partir de la garantía
otorgada vía recurso de protección; sexto, a aquellos cuya pérdida o supresión impacte en el
ámbito institucional de modo más relevante; séptimo, a aquellos derechos “¿nes” en relación
a los derechos “medios” para lograr esos ¿nes y, por último, octavo, la preferencia que debe
darse a aquel derecho que tienda a la mayor dignidad humana” (PFEFFER, 1998, p. 226). Al-
dunate critica esta postura, ya que “no existen criterios objetivos que permitan establecer una
jerarquía entre derechos fundamentales (…) o los elementos utilizados para sostener que (…)
se ha logrado la máxima protección para cada uno de los derechos en colisión” (ALDUNATE,
2008, p. 275). Cea, por su parte, “como fórmula de solución para aquellas colisiones que
no se demuestren aparentes, sostiene que debe aceptarse la idea de jerarquía o gradación de
derechos, sobre la base de una distinción entre ciertos derechos que tendrían el carácter de
mas nucleares, con¿gurativos de la personalidad, y otros que denomina derechos corticales”
(ALDUNATE, 2008, pp. 271-272). Aldunate denomina a esta postura la “tesis numerológica”
(ALDUNATE, 2008, p. 275).
1054 Vide ALDUNATE, 2008, p. 274. Aldunate considera esta tercera opción como “una
206. Rawls advierte que “dada tal especi¿cación de las libertades bá-
sicas, se supone que en su mayor parte estará claro si una institución o
una ley restringe realmente una libertad básica o meramente la regula. Por
ejemplo, señala este autor, ciertas reglas de procedimiento son necesarias
para regular una discusión. Si no se aceptan procedimientos razonables
para adquirir y debatir, la libertad de expresión pierde su valor. Por otra
parte, una prohibición en contra de tener o sostener determinadas creencias
religiosas, morales o políticas, es una restricción a la libertad y debe juzgár-
sele como tal. Por tanto, como delegados ante un congreso constituyente, o
como miembros del legislativo, los participantes tienen que decidir cómo
habrán de ser especi¿cadas las diversas libertades de manera que produzcan
el mejor sistema total de libertad. Tendrán que advertir –dice Rawls– la
distinción entre regulación y restricción, aunque en muchos puntos tendrán
que sopesar entre dos libertades básicas, por ejemplo, entre la libertad de
expresión y el derecho a un juicio equitativo. El mejor sistema de liberta-
des depende de la totalidad de limitaciones a que se le sujete”1055. De esta
forma los derechos fundamentales pueden ser restringidos y, aún más, ser
restringibles, aunque, con todo, también su restricción y restringibilidad
son restringidas1056.
colisiones y, por ende, de restricciones y límites de los derechos fundamentales, cuando dicen
que “como regla general, [que] la colisión entre ellos [los derechos fundamentales] es sólo
aparente y resoluble” (CEA, 1999); o bien, más bien se trata de llevar a cabo una “adecuada
labor de delimitación de cada derecho” (MARTÍNEZ, 1997). Aunque, posteriormente, Martínez
advierte que “una vez que los derechos son consagrados constitucionalmente, las actuaciones
de los particulares pueden suponer no sólo infracciones directas del Derecho Civil o del Penal:
indirectamente también puede producirse una infracción constitucional” (MARTÍNEZ, 1998, p. 63).
Aldunate, por su parte, reconoce que “nuestra Constitución no soporta de manera adecuada la
teoría de los límites inmanentes como forma de solucionar eventuales colisiones de derechos;
ni se distinguen preceptos que permitan justi¿car una jerarquía o una ponderación de derechos
en caso de enfrentamiento entre derechos” (ALDUNATE, 2005, p. 77).
1057 ALEXY, 1986/1993, p. 286.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 183
cia con¿guradoras son las normas de las instituciones del derecho civil.
Garantías iusfundamentales, tales como las del matrimonio, la propiedad
y el derecho sucesorio, presuponen normas de derecho civil. Sin normas
del derecho de propiedad, no tendría sentido la garantía iusfundamental de
la propiedad”1078. Y este autor agrega que, por otra parte, “un legislador
que derogara las normas del matrimonio civil violaría no sólo una garantía
objetiva de la institución jurídica del matrimonio sino que también lesio-
naría el derecho subjetivo del individuo a contraer un matrimonio jurídi-
camente válido y poder practicarlo conforme a derecho”1079. Asimismo,
Alexy recuerda que, según Häberle, “todos los derechos fundamentales
son ‘susceptibles’ y requieren no sólo una restricción legal sino también
una ‘con¿guración legal’”1080.
D) CONCLUSIONES
1084
ALEXY, 1986/1993, p. 325. Alexy agrega un segundo problema que “resulta del hecho
de que las competencias jurídico-civiles pueden ser con¿guradas de diferente manera” (ALEXY,
1986/1993, p. 326).
1085 AGUIAR, 1993; MARTÍNEZ, 1998; PFEFFER, 1998; RUIZ-TAGLE, 2001; NOGUEIRA, 2002;
“De mi sé decirle que con ley o sin ella, esa señora que llaman la Cons-
titución, hay que violarla cuando las circunstancias son extremas. Y qué
importa que lo sea, cuando en un año la parvulita lo ha sido tantas veces
por su perfecta inutilidad”.
D. PORTALES,
Carta a don Antonio Gar¿as (6 de diciembre de 1834)
A) INTRODUCCIÓN
224. Tal como se dijo más arriba1159, nuestro trabajo intenta apreciar los
derechos fundamentales respecto de aquella particularísima relación que
se ejerce entre empleador-trabajador, dentro de la teoría jurídica que los
denomina como derechos fundamentales “inespecí¿cos”, es decir, como
derechos fundamentales propios del trabajador, que son constituidos con
anterioridad a su calidad de partes de dicho vínculo laboral, esto es, se trata
de derechos fundamentales que le pertenecen al trabajador en su calidad
de ciudadano, de hombre civilizado, y que suponen la existencia de lo que
se cali¿ca como “efecto horizontal” frente a terceros. Siguiendo en esto a
Luque, la denominada doctrina alemana del Drittwirkung, que es la que
la fundamenta, se basa en la importancia que los derechos fundamentales
obtienen de forma especial frente a los particulares. Lo anterior implica
que la fuerza vinculante que se le otorgue a los derechos fundamentales
entre privados deberá ser proporcionalmente inversa a la utilidad que se le
otorgue a la libertad empresarial en esos mismos predicamentos1160.
1159 Vide Introducción, B), C) y F); Capítulo II, letra B) 3, nota 1289, y Capítulo III, letra
227. De acuerdo con lo dicho, para saber qué es lo que permite decir,
en materia laboral, que los derechos fundamentales deben ser reconocidos
legislativamente, respecto de todos y de todo, nos avocaremos, primera-
mente, al estudio de aquellos planteamientos acerca del Estado Demo-
crático y Estado de Derecho, la supremacía constitucional en el ordena-
miento jurídico chileno, y el supuesto uso indiscriminado de los valores y
principios como elementos de interpretación constitucional; para, luego,
sobreponerlos con nuestras proposiciones acerca de un discurso racional
práctico, la distinción entre reglas y principios en nuestra Constitución, y
las exigencias necesarias que satisface un ordenamiento jurídico, en tanto
cuanto sistema basado en un modelo teórico-jurídico [reglas + principios].
Todo lo anterior resulta fundamental, de manera que dicho análisis jurídico
nos permita, legítimamente, asentir en favor de la denominada doctrina
alemana del Drittwirkung, y en especí¿co en lo relativo al esquema labo-
ral que actualmente se despliega en nuestro sistema socio-económico. En
segundo lugar, desde la perspectiva de la normativa constitucional vigente,
procederemos a revisar y concordar, mediante un examen comparativo,
aquellas reglas y principios, identi¿cados, en nuestra Carta Fundamental,
con los derechos fundamentales denominados “inespecí¿cos”, respecto de
particulares, distinguiendo aquellas normas de derechos fundamentales más
importantes en esta materia.
tículo 18) señala que “el domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en
él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo caso de Àagrante delito” (MARTÍ,
SÁNCHEZ y RECODER, 2005, p. 408, y CID, B.; MARTÍ, S.; GRECIET, E. y RECODER, T., 2007,
p. 348. Además, “se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales,
telegrá¿cas y telefónicas, salvo resolución judicial” (Supra MARTÍ, SÁNCHEZ y RECODER, y CID,
B.; MARTÍ, S.; GRECIET, E. y RECODER, T.).
1166 Artículo 2º, Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de fecha 16 de enero de 2003, del Mi-
nisterio del Trabajo y Previsión Social, que ¿ja el texto refundido, coordinado y sistematizado
del Código del Trabajo. El Código del Trabajo original estuvo contenido en la Ley Nº 18.620,
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 201
de fecha 6 de julio de 1987. Posteriormente, el Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 1994, del
Ministerio del Trabajo y Previsión Social, ¿jó, hasta esa fecha, el texto refundido, coordinado
y sistematizado del Código del Trabajo. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.
1167 Vide NOGUEIRA, 2006B.
1168 Vide CAAMAÑO, 2003, p. 30.
1169 Vide ZÚÑIGA, 2003. Este autor plantea que forma parte de este modelo de Estado De-
política, es también una garantía para las minorías acerca de las reglas preliminares y del juego
político-democrático” (Supra ZÚÑIGA).
1170
Vide FERRADA, 2004. Carbonell nos recuerda con la constitucionalización del Estado
social, se producen una serie de cambios en los paradigmas de los valores o principios que
fundamentan al Estado de Derecho (Vide CARBONELL, 2008, pp. 52-53). En todo caso, importa
en este momento subrayar que la constitucionalización del Estado social (social state) es una
tendencia ¿rme del constitucionalismo contemporáneo, que ha conllevado un cambio de para-
digma para el constitucionalismo y para la democracia, quizá el más importante en el desarrollo
del Estado constitucional en el siglo XX, con el objetivo de proteger de mejor manera valores
esenciales de las sociedades modernas; tales valores, bajo ese nuevo paradigma, adquieren
una protección inédita en otros tiempos al ser reconocidos como derechos fundamentales”
(CARBONELL, 2008, pp. 53-54).
1171 Vide Supra FERRADA y ALEXY, 1986/1993, pp. 189-194 y 194-196.
1172
Vide CEA, 2004, p. 302. Cea reconoce el paso de un Estado Formal de Derecho a
un Estado Material de Derecho, “basado en la Democracia Constitucional y que supone la
soberanía popular, la formulación del Derecho por intervención o representación de los gober-
nados, el predominio del consenso sobre la coerción en las decisiones politicas, la separación
de poderes independientes, limitados y controlados con responsabilidad de los gobernantes,
el reconocimiento de derechos y garantías individuales y sociales, la diversidad de grupos e
ideas y la posibilidad asegurada de alternancia pací¿ca en el acceso y ejercicio del Poder”
(CEA, 1983, p. 7).
1173 Vide ALDUNATE, 2008, pp. 63-66.
1174 Vide FERMANDOIS, 2001.
1175 Aldunate señala que “el Estado de Derecho tiene por objeto asegurar la libertad de los
individuos (y todos sus derechos), pero esta libertad se encuentra en una relación dialéctica con
la ley. Por una parte, en el sentido expresado por Kant, que lleva a la idea de la participación
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 203
ción Francesa intentó velar fuertemente por la seguridad jurídica, el principio de igualdad ante
la ley y la unidad del Derecho. Para ello se hizo preciso someter la aplicación del Derecho a
reglas que lo hicieran uniforme en el tiempo y el espacio, de modo tal que la decisión judicial
resultara predecible e igual en todos los casos y en todo el territorio. El instrumento que se
crea para cumplir tales ¿nes es el recurso de casación” (ATRIA, 2007, p. 524).
1184 CEA, 2004, p. 305.
1185 Vide NOGUEIRA, 2005.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 205
235. Sin embargo, tal como señala Prieto Sanchís, “la constituciona-
lización del ordenamiento no es una cualidad ‘todo o nada’, algo que se
tiene o no se tiene en absoluto, sino que se con¿gura como un proceso que
1197 PRIETO SANCHÍS, 2004, p. 49. Es importante señalar que algunos autores, como Ignatieff,
advierten sobre una cierta actitud del “todo o nada”, como cuando señala que “la Declaración
Universal de los Derechos Humanos se ha convertido en el texto sagrado de lo que Elie Wiesel
ha llamado ‘una religión laica de alcance planetario’” (IGNATIEFF, 2003, p. 75). Y agrega este
autor que “el Secretario General de la ONU, Ko¿ Annan, ha cali¿cado la Declaración Universal
como ‘el patrón por el que medimos el progreso humano’” (Supra IGNATIEFF).
1198 Según Ruiz-Tagle, en Chile existe, “ante todo, una tradición constitucional chilena
liberal y democrática que se remonta a casi dos siglos de existencia y que ha dado las mejo-
res explicaciones sobre los derechos constitucionales en nuestro país. Esta tradición jurídica
constitucional debemos revisarla y rescatarla en sus fundamentos, para dar una explicación
consistente del bloque constitucional dogmático que en la Constitución chilena vigente se
re¿ere a los derechos fundamentales” (RUIZ-TAGLE, 2001, p. 198). Desde un punto de vista
valorativo, “en una Constitución liberal predominan derechos constitucionales negativos con-
tra el Estado” (ALEXY, 1993, p. 25) y, en cambio, “en una Constitución socialista se pueden
encontrar muchos derechos positivos oponibles [exigibles] al Estado, es decir, los derechos
sociales” (Supra Alexy). Segundo, distingue entre dos tipos diferentes de normas, esto es,
entre reglas [normas que establecen derechos de¿nitivos] y principios [normas que establecen
derechos prima facie].
1199 Pérez Luño advierte que “el término ‘pueblo’ puede asumir dos tipos de signi¿cación
bien distinta: puede entenderse como una totalidad en singular según denotan los términos,
Volk, peuple, popolo o pueblo; o más bien un plural, tal como sugiere la voz inglesa the people”
(Pérez Luño, 1992). Y agrega este autor que “la distinción no carece de interés, ya que cuando
el término ‘pueblo’ se emplea en singular puede revestir importantes connotaciones ¿losó¿cas
y políticas en la formación de la nomenclatura ‘soberanía popular’” (Supra PÉREZ LUÑO).
1200 Vide SQUELLA, 2007, pp. 79-80.
1201 Vide Supra CEA, 2004, pp. 304-305.
208 WALDO L. PARRA
1202
Vide FERRADA, 2004. Aldunate señala que “sin una dogmática de los derechos funda-
mentales se podría llegar a frustrar el objetivo mismo del Estado Constitucional, en la medida
en que el texto de la Constitución pierde fuerza normativa y se transforma simplemente en el
punto de inicio de elucubraciones cualesquiera sobre el posible sentido normativo de la respectiva
protección iusfundamental” (Supra ALDUNATE). Finalmente, en este punto, Aldunate dice que
la dogmática jurídica como un “método jurídico” (ALDUNATE, 2008, p. 104) o “una ciencia del
método jurídico” (Supra ALDUNATE), esto es, “una determinada forma de aproximación al trabajo
con textos normativos” (Supra ALDUNATE), implica desarrollar una “función de control” (Supra
ALDUNATE) de parte de la dogmática jurídica “sobre los garantes de la racionalidad del sistema
jurídico –la judicatura–, para disciplinar su actuar de acuerdo a las demandas de racionalidad
que, a su vez, el sistema social plantea al Derecho” (Supra ALDUNATE).
1203 Es interesante poder considerar otras variables posibles al momento de plantear la
resolución de problemas jurídicos. Al respecto, creemos que algunas respuestas las podemos
encontrar en la teoría del altruismo recíproco de Robert Trivers y en el algoritmo de selección
natural de Darwin (Vide FISCHER, 1999, y FISHER, 2000/2001).
1204 CONTRERAS, 2009, p. 28.
1205 NOGUEIRA, 2005.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 209
1206 Vide AGUILAR y CONTRERAS, 2007. Alexy señala que los derechos fundamentales, “en la
medida en que tienen el carácter de derechos del particular frente al legislador, son posiciones
que, por de¿nición, fundamentan deberes del legislador y limitan sus competencias” (ALEXY,
1986/1993, p. 527).
1207 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 189-194. 226, 241, 251, 259, 275, 293, 419 y 441-454.
1208 Nogueira señala que “en el Estado Constitucional democrático los derechos cons-
titucionales operan como derechos de defensa frente al Estado, salvaguardando la libertad
individual, y al mismo tiempo, se hacen objetivos operando como elementos del ordenamiento
jurídico” (NOGUEIRA, 2005).
1209 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 189-194 y 441. Según Nash, “se puede a¿rmar que en el
texto constitucional de 1980 –reformado– sigue primando una (…) una consagración de los
derechos fundamentales como límites al Estado antes que obligaciones de actuación” (NASH,
2008, p. 63). “De allí –dice este autor–, que los derechos consagrados en la Constitución
de 1980 tengan un énfasis en las libertades (entendidas como protección frente al Estado y
suponiendo una omisión de su parte), sin que expresen un adecuado desarrollo en materia de
derechos de participación y derechos sociales, como es característico en el constitucionalismo
actual” (Supra NASH).
1210 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 235.
1211 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 194-196, 241, 252, 253, 259, 341, 418 y 419-435.
1212 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 194-196 y 419.
1213 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 235.
1214 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 194-195.
1215 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 195-196.
210 WALDO L. PARRA
de libertad del individuo frente al Estado1216. Y agrega este autor que, en tal
sentido, un titular de derechos fundamentales también es titular de derechos
de defensa del ciudadano frente al Estado, esto es, de derechos a acciones
negativas1217 (omisiones) por parte del Estado1218. La contrapartida a estos
derechos de defensa son los derechos a acciones positivas1219 (prestaciones)
del Estado. En el caso de los primeros, podemos considerarlos dentro del
status negativo en sentido amplio [Alexy se re¿ere a libertades jurídicas
no protegidas y a los derechos a acciones negativas del Estado (derechos
de defensa)1220], y en el caso de los segundos, dentro del status positivo en
sentido estricto [Alexy se re¿ere sólo a derechos a acciones positivas1221].
Ciertamente, cuando Alexy habla de derechos a acciones negativas (un no
hacer), lo vincula con el status negativo o status libertatis1222 por parte de
los destinatarios de derechos fundamentales1223 o dentro del sistema de
posiciones jurídicas fundamentales, de libertades jurídicas no protegidas1224
(en el primer caso), y cuando habla de derechos a acciones positivas (un
hacer1225), lo vincula con el status positivo o status civitatis1226 o dentro
1216 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 419; ALEXY, 1986/1993, pp. 210-227 y 331-381.
1217 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 189-194.
1218 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 419.
1219 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 194-196.
1220 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 259.
1221 Vide Supra ALEXY. Vide ALEXY, 1986/1993, p. 419.
1222
El status negativo o el status libertatis consiste en una esfera de libertad individual,
aquella clase de acciones de los súbditos, en lo que se re¿ere a la relación Estado/ciudadano,
que “no está en condiciones de provocar [...] un efecto jurídicamente relevante” (Vide ALEXY,
1986/1993, p. 251). Según Jellinek, el status negativo “está protegido porque el individuo
tiene un derecho a su reconocimiento y a las autoridades estatales les está prohibida toda
perturbación del mismo, es decir, toda imposición de una orden o de una coacción que no esté
legalmente fundamentada”; pero esta pretensión debe pertenecer “como cualquiera referida
a un determinado comportamiento estatal, al status positivo del individuo” (Vide ALEXY,
1986/1993, p. 252).
1223 ALEXY, 1986/1993, p. 293.
1224 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 219-224 y 253-258.
1225 ALEXY, 1986/1993, p. 188.
1226 Vide ALEXY, pp. 256-260, 194-196 y 419-420. El status positivo o status civitatis es
aquel que considera la posibilidad que tiene el individuo para exigir del poder estatal accio-
nes positivas (Alexy habla también de “pretensiones jurídicas individualizadas formalmente
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 211
reconocidas que surgen del status positivo” (Vide ALEXY, 1986/1993, p. 256) (Supra ALEXY),
y la asimila con “la capacidad jurídicamente protegida para exigir prestaciones positivas del
Estado” (Supra ALEXY).
1227 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 188.
1228 Vide Supra ALEXY.
1229 Vide Supra ALEXY, y ALEXY, 1986/1993, p. 419.
1230 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 175.
1231 ALEXY, 1986/1993, p. 177.
1232 Algunos autores desarrollan el concepto de juicio como proposición, y hablan de juicios
(subjetivo)” y “pretensión”. Sin embargo, el mismo Alexy nos advierte que tales conceptos
suelen utilizarse también para describir libertades y competencias. Por lo tanto, Alexy pre¿ere
usar la expresión “pretensión”. Dice Alexy que el concepto de derecho a algo, al igual que el de
pretensión, participan de la misma característica de vínculo relacional (Vide ALEXY, 1986/1993,
p. 187, nota 47), ya que “se dirige siempre contra algún otro y, en ambos casos, el objeto es
una acción o una omisión” (ALEXY, 1986/1993, p. 187, nota 47).
212 WALDO L. PARRA
una estructura compuesta por tres (3) miembros: el portador o titular del
derecho (a), el destinatario del derecho (b) y el objeto del derecho (G).
Se trata, entonces, según este autor, de una relación triádica que podemos
identi¿carla como D1234. En este caso, la relación triádica tendría que tener
la siguiente estructura de frase y el consiguiente esquema que la representa:
“a tiene frente a b un derecho a G” (DabG)1235. Esta postura di¿ere, de
alguna forma1236, de aquella postulada por los positivistas, que advierten
que la relación jurídica es una relación bipartita, esto es, un vínculo entre
dos sujetos, a partir de un supuesto normativo, y que coloca a uno frente
al otro, en la obligación de cumplir con una determinada prestación1237.
En este caso, la relación bipartita tendría que tener la siguiente estructura
de frase y el consiguiente esquema que la representa: “Dado a debe ser
P”1238.
parte del Estado (Vide ALEXY, 1986/1993, p. 427), y aquello corresponde a lo que el mismo
autor denomina derecho de defensa. “Los derechos de defensa son derechos a acciones nega-
tivas por parte de los destinatarios de derechos fundamentales” (ALEXY, 1986/1993, p. 293).
Los derechos a acciones negativas son, pues, derechos a que no se realicen intervenciones del
Estado en determinados bienes protegidos (Vide ALEXY, 1986/1993, p. 294), es decir, lo que
para su titular es un derecho a la no realización de una intervención estatal, corresponde el
deber de no intervención estatal (Supra ALEXY).
1245 Alexy también señala que los derechos del ciudadano frente al Estado a acciones ne-
gativas del Estado (derechos de defensa) pueden dividirse en un tercer grupo: derechos a que
el Estado no elimine determinadas posiciones jurídicas del titular del Derecho. Sin embargo,
consideramos que, en ese caso, estamos ante subacciones de los dos primeros grupos, ya que
estas posiciones jurídicas son el derecho a la no eliminación de normas jurídicas necesarias
para la realización del ejercicio efectivo del derecho de su titular, o para la no afectación del
derecho de propiedad de su titular; o bien, el derecho al no impedimento del ejercicio del de-
recho de su titular, o para la no afectación del derecho de propiedad de su titular (Vide ALEXY,
1986/1993, pp. 192-194).
1246 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 294.
214 WALDO L. PARRA
240. Bilbao Ubillos nos dice que estas acciones negativas únicamente
pueden ser oponibles al Estado1248, “puesto que son los poderes públicos
los únicos que están obligados a respetarlos”1249. Sin embargo, Rawls
advierte que “no sólo tiene que estar permitido que los individuos hagan
o no hagan, sino que el gobierno y las demás personas tienen que tener el
deber jurídico de no obstaculizar”1250. Lo anterior implica una clasi¿cación
de los derechos a acciones negativas en tres grupos:
nes. “En tanto derechos subjetivos, todos los derechos a prestaciones son relaciones trivalentes
entre un titular de derecho fundamental, el Estado y una acción positiva del Estado: Si un
titular de un derecho fundamental a tiene un derecho frente al Estado (e) a que éste realice la
acción positiva h, entonces, el Estado tiene frente a a el deber de realiza h. De esta manera, el
derecho a prestaciones es la contrapartida exacta del concepto de derecho de defensa” (ALEXY,
1986/1993, p. 427).
1270 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 419, y ALEXY, 1986/1993, pp. 256-260.
216 WALDO L. PARRA
al Estado para que éste realice prestaciones [Alexy habla del “derecho a
prestaciones”1271] a favor de los ciudadanos y se vincula con la concep-
ción de derecho a algo1272. En efecto, este derecho a prestaciones puede
consistir en una acción fáctica del Estado, que se materializa a través de
la realización de algo concreto [Alexy entrega el ejemplo del derecho de
un propietario de una escuela privada a recibir una subvención estatal1273],
cualquiera sea la modalidad jurídica que utilice.
244. Este autor señala que la diferencia entre acciones negativas [omisión]
[a tiene frente al Estado el derecho a que éste no lo mate1283] y acciones
positivas [un hacer] [a tiene frente al Estado el derecho a que éste proteja
su vida frente a intervenciones arbitrarias de terceros1284] del destinatario
es el criterio principal para la división de los derechos a algo según sus
objetos1285. Sin embargo, los derechos a acciones negativas comparten el
problema que no aparecen revestidos de la misma importancia que los de-
rechos a acciones positivas. Los derechos a acciones negativas le imponen
límites al Estado en la persecución de sus ¿nes, pero no dicen absoluta-
mente nada respecto de qué ¿nes se trata. En cambio –señala Alexy–, los
derechos a acciones positivas establecen que el Estado se preocupe de la
consecución de determinados objetivos, sin los cuales la acción positiva
no se concretiza como tal. Es decir, no basta con la sola acción (o en el
caso de las acciones negativas, de una omisión), es necesario que vaya
acompañada del logro de ciertos objetivos1286.
245. Existen autores como Alexy que señalan que si las normas jurí-
dicas de derechos fundamentales sólo surtieran efecto frente al Estado, el
sistema jurídico estaría incompleto en la respuesta que se les exige1287.
En efecto, si los derechos de los ciudadanos sólo pudieran someterse al
cumplimiento de una prestación ante los distintos poderes del Estado, por
muy fundamental que esto sea, se trataría, entonces, de una respuesta re-
duccionista y aminorada, ya que, tal como hemos visto, en la actualidad,
los ciudadanos se ven sometidos a otros poderes, tanto o más inÀuyentes,
acreditados y formidables que los que emanan del aparato estatal, y que
surgen de la actividad propia y esencialmente privada, y en virtud de los
cuales el propio Estado obtuvo, en sus inicios, su validez, y ha mantenido,
hasta ahora, su vigencia como tal.
del efecto de irradiación de los derechos fundamentales en todas las áreas del Derecho. La
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 223
una razón que indica una dirección, pero que no tiene como consecuencia
necesariamente una determinada decisión”1328. Procediendo, ¿nalmente, a
establecer, mediante instrumentos concretos de tutela judicial, a favor de las
personas, que puedan estimar menoscabados sus derechos fundamentales,
métodos jurisdiccionales e introduciendo criterios o estándares mínimos
de libertad garantizados a todo individuo, en donde el Estado está absolu-
tamente prohibido de traspasar y menos de transgredir.
253. Ya nos lo recuerda Nogueira, cuando dice que los derechos fun-
damentales otorgan a la persona no sólo la facultad de poder hacer valer
sus derechos frente a terceros, sino que le otorgan un status jurídico que
supeditan al ciudadano la existencia y vigencia de la estructura fundacional
de la sociedad, y condicionan a los derechos fundamentales como pilares
fundamentales de la estructura democrática de un Estado1329, fortalecien-
do y perfeccionando el orden institucional y el así llamado “principio
democrático”1330. Sólo de esta manera, admitiendo estos estándares mínimos
a cada persona, será posible reconocer, a partir de los derechos fundamenta-
les, la existencia y validez de un Estado Democrático y de Derecho1331, que
transmutan en garantía de estos mismos derechos fundamentales. Ahora bien,
respecto de la veracidad o no de las fundamentaciones iusfundamentales,
se trata de una tarea de la teoría de la argumentación jurídica1332.
1328 ALEXY, 1986/1993, p. 99. Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 95, 166, 453, 487 y 530.
1329 Vide NOGUEIRA, 2005.
1330 Vide NOGUEIRA, 2005.
1331 Vide Supra FERRADA.
1332 Vide ALEXY, 1997 y ALEXY, 1986/1993, pp. 529 y ss.
1333 Vide Alexy, 1986/1993, pp. 49, 60, 69, 87, 102, 170, 198, 223, 224, 232, 233 y 529.
1334
Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 530 y 533. Alexy dice que “expresión de esta sujeción
son, sobre todo, las reglas y formas de la interpretación semántica y de la interpretación ge-
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 225
puedan existir [Alexy dice que tan importante como el texto constitucional
es la interpretación que se hace de los mismos1335] y a la dogmática jurídica
[Alexy habla de teorías materiales de los derechos fundamentales, es decir,
teorías normativas generales de los derechos fundamentales, esto es, teorías
de un relativamente alto grado de abstracción1336]1337. Sin embargo, esto
debe llevar a una amplia aprobación, para que de esta manera se transformen
en una opinión que tenga el carácter de dominante en el espectro jurídico
especí¿co de que se trata. Y aún así, es posible, en cualquier momento,
producir cambios en sus argumentaciones1338.
nética” (Supra ALEXY, p. 533). Y agrega este autor que “en la interpretación genética hay que
incluir también la interpretación subjetivo-teleológica que apunta a los ¿nes que el legislador
constitucional vinculó con las disposiciones iusfundamentales” (Supra ALEXY).
1335 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 535.
1336 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 540. Por eso, dice Alexy, “no son teoría material de los
derechos fundamentales, por una parte, las puramente analíticas y las puramente empíricas
y, por otra, las teorías normativas que sólo valen para disposiciones iusfundamentales parti-
culares o sólo para determinados problemas iusfundamentales y, por lo tanto, no son teorías
generales”. (Supra ALEXY).
1337 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 530.
1338 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 540. Señala Alexy que por eso “las teorías materiales de
los derechos fundamentales son una base de la argumentación iusfundamental apoyada no
autoritativamente sino argumentativamente” (ALEXY, 1986/1993, p. 541). El punto en cues-
tión, en de¿nitiva, “es saber cómo puede estar constituida una teoría material de los derechos
fundamentales y qué es lo que puede proporcionar para el control racional de la argumentación
iusfundamental” (Supra ALEXY). Y agrega este autor que, “en tanto teoría general normativa
de los derechos fundamentales, una teoría material de los derechos fundamentales es sólo
posible bajo la forma de una teoría de los principios” (ALEXY, 1986/1993, p. 541) y a partir de
aquello como teoría de los valores o como teorías de los ¿nes de los derechos fundamentales
(Vide Supra ALEXY).
1339 ALEXY, 1986/1993, p. 549.
1340 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 548.
226 WALDO L. PARRA
3. La Supremacía constitucional
en el ordenamiento jurídico chileno
Derecho” (MARTÍNEZ, 2003, p. 718), y como tal, es un límite al poder por medio del Derecho,
“resulta que ella viene a ser una representación de todo aquello que denominamos Derecho,
pues es este el instrumento a través del cual se frena al poder” (MARTÍNEZ, 2003, p. 719).
1346 Vide CEA, 1984b, p. 417.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 227
1347 RÍOS, 2002. Dice Ríos que “la fuerza directamente vinculante de la Constitución
aparece por primera vez en la Ley Fundamental (Grungesetz) de la República Federal de
Alemania de 1949 en relación con los derechos esenciales (Die Grundrechte), del modo
siguiente: ‘Art. 1.3. Los derechos fundamentales que se de¿nen a continuación vinculante
al Poder Legislativo, al Poder Ejecutivo y a los Tribunales como derecho directamente
aplicable’” (Supra RÍOS).
1348 Vide FERMANDOIS, 2001, p. 289. Fermandois señala que, posteriormente, el gobierno
de la época comenzó a argumentar, en litigios ante el Tribunal Constitucional, en contrario
buscando relativizar el concepto de reserva legal hasta el punto de prácticamente eliminarlo
(Vide FERMANDOIS, 2001, p. 290), con el objeto de fomentar la potestad reglamentaria.
1349 Vide CEA, 1984, p. 9. Sin embargo, y tal como se dijo más arriba, el reconocimiento a
los derechos fundamentales de cualquier individuo no es sólo una veri¿cación de la supremacía
del texto constitucional, sino se constituye en el fundamento basal y de legitimidad del Estado
Democrático y de Derecho (Vide Capítulo I, letra B) 1).
1350 CEA, 1984, pp. 10-11. Martínez señala que “consecuencia del principio de supremacía
1364
De acuerdo con el artículo 93 Nº 6 de la Constitución Política de 1980, modi¿cado
por la Ley Nº 20.050, de fecha 26 de agosto de 2005, artículo 1º Nº 42: “Son atribuciones del
Tribunal Constitucional: Nº 6: Resolver, por la mayoría de sus miembros en ejercicio, la inapli-
cabilidad de un precepto legal cuya aplicación en cualquier gestión que se siga ante un tribunal
ordinario o especial, resulte contraria a la Constitución”. Y el Nº 7 del mismo artículo 93 agrega
la facultad de “resolver por la mayoría de los cuatro quintos de sus integrantes en ejercicio, la
inconstitucionalidad de un precepto legal declarado inaplicable en conformidad a lo dispuesto
en el numeral anterior” (Vide artículo 93, Nº 6, de la Constitución Política de 1980).
1365 BORDALÍ, 2001, p. 46.
1366 Supra BORDALÍ.
1367 UGARTE, 2007, p. 62.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 231
262. Digamos con todo que “esta doctrina aceptada hoy prácticamente
en forma universal [la aplicación directa de la Constitución] es, en primer
lugar, un resguardo de la supremacía constitucional, porque si no se respeta
en muchos casos el precepto [constitucional] pasaría a ser letra muerta, como
lo fueron las normas programáticas de la Constitución del 25, y además
la fuerza vinculante del Código Político constituye hoy un criterio que el
intérprete debe tener siempre presente”1373. Ésta, y no otra, fue, sin duda,
la estimación original de su a¿rmación como doctrina imperante.
advertir que, en la materia que nos convoca, esto es, en “la protección de
los derechos fundamentales de los trabajadores a través de la tutela laboral,
es una operación que no puede prescindir de la ley. Esto signi¿ca que la
tutela laboral no es una vía de aplicación directa e inmediata de la Consti-
tución o, en otras palabras, que los derechos fundamentales del trabajador
tienen una e¿cacia mediata (mediada por la ley) a través de esta garantía
jurisdiccional”1375. Silva agrega de forma categórica que “el principio de
del Trabajo, sino que habría que precisamente interpretar estas ultimas a la luz de las primeras”
(FERRADA, 2011, pp. 102-103). Y agrega este autor que “ello requeriría que los derechos del
trabajador se interpreten y apliquen en el marco de las relaciones jurídicas reguladas por el
propio Código, sujetando al juez a las disposiciones normativas vigentes, las que debieran ser
interpretadas [a] la luz de la Constitución” (FERRADA, 2011, p. 103). Y agrega este autor, en
palabras de Díez-Picazo, que “el pluralismo valorativo subyacente a no pocos conÀictos que
surgen en el terreno de los derechos fundamentales encuentra su mejor cauce posible en el
procedimiento legislativo democrático” (FERRADA, 2011, p. 103, nota 24). Aldunate, por su parte
señala que una aplicación directa de la Constitución sería incompatible “con una concepción del
derecho que aun cree en la posición de la ley como reguladora de las conductas individuales”
(ALDUNATE, 2008, p. 218). Lo contrario signi¿caría que “el límite entre los derechos funda-
mentales de uno y los derechos de otro no es ya más establecido por la ley, como resultado de
la deliberación pública y como acto de la representación popular, sino que como una decisión
para cada caso concreto, realizada por cada tribunal, en la discusión restringida al interior del
proceso, por lo común sin efecto general, y en todo caso sin participación de los representantes
del soberano (pueblo o nación)” (Supra ALDUNATE), abandonando la denominada reserva legal,
ya que quedaría supeditada a los derechos fundamentales, el carácter general y abstracto de
toda normativa legal, y la participación de la representación popular en su elaboración (Vide
Supra ALDUNATE).
1375 SILVA, 2011, p. 32. Señala este autor que, si bien “la Constitución se ha convertido en
265. Tal como señala Gamonal1383, “de un tiempo a esta parte, la doc-
trina laboral, la jurisprudencia y también el legislador han aceptado con
julio de 1987. Posteriormente, el Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 1994, del Ministerio del
Trabajo y Previsión Social, ¿jó, hasta esa fecha, el texto refundido, coordinado y sistematiza-
do del Código del Trabajo. A este respecto podemos señalar que las leyes modi¿catorias del
Código del Trabajo han sido las siguientes: Ley Nº 19.447, de fecha 8 de febrero de 1996; Ley
Nº 19.505, de fecha 25 de julio de 1997; Ley Nº 19.630, de fecha 4 de septiembre de 1999; Ley
Nº 19.631, de fecha 28 de septiembre de 1999; Ley Nº 19.670, de fecha 15 de abril de 2000;
Ley Nº 19.759, de fecha 5 de octubre de 2001; Ley Nº 19.889, de fecha 24 de septiembre de
2003; Ley Nº 19.945, de fecha 25 de mayo de 2004; Ley Nº 20.001, de fecha 6 de febrero de
2005; Ley Nº 20.005, de fecha 18 de marzo de 2005; Ley Nº 20.022, de fecha 30 de mayo de
2005; Ley Nº 20.023, de fecha 31 de mayo de 2005; Ley Nº 20.047, de fecha 2 de septiembre
de 2005; Ley Nº 20.069, de fecha 21 de noviembre de 2005; Ley Nº 20.087, de fecha 3 de
enero de 2006; Ley Nº 20.123, de fecha 16 de octubre de 2006; Ley Nº 20.137. de fecha 16 de
diciembre de 2006; Ley Nº 20.166, de fecha 12 de febrero de 2007; Ley Nº 20.167, de fecha
14 de febrero de 2007; Ley Nº 20.174, de fecha 5 de abril de 2007; Ley Nº 20.178, de fecha
25 de abril de 2007; Ley Nº 20.189, de fecha 12 de junio de 2007; Ley Nº 20.194, de fecha 7
de julio de 2007; Ley Nº 20.215, de fecha 14 de septiembre de 2007; Ley Nº 20.219, de fecha
3 de octubre de 2007; Ley Nº 20.227, de fecha 15 de noviembre de 2007; Ley Nº 20.252, de
fecha 15 de febrero de 2008; Ley Nº 20.260, de fecha 29 de marzo de 2008; Ley Nº 20.271, de
fecha 12 de julio de 2008; Ley Nº 20.279, de fecha 1 de julio de 2008; Ley Nº 20.281, de fecha
21 de julio de 2008; Ley Nº 20.287, de fecha 17 de septiembre de 2008; Ley Nº 20.308, de
fecha 27 de diciembre de 2008; Ley Nº 20.321, de fecha 5 de febrero de 2009; Ley Nº 20.336,
de fecha 3 de abril de 2009; Ley Nº 20.348, de fecha 19 de junio de 2009; Ley Nº 20.416, de
fecha 3 de febrero de 2010; Ley Nº 20.448, de fecha 13 de agosto de 2010; Ley Nº 20.482, de
fecha 4 de enero de 2011; Ley Nº 20.510, de fecha 28 de abril de 2011.
236 WALDO L. PARRA
te: “El ejercicio de las facultades que la ley le reconoce al empleador tiene
como límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores,
en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra
de éstos”1387.
1387
Vide artículo 5º del Código del Trabajo. Y agrega este dictamen que acorde a la im-
portancia otorgada a los derechos fundamentales, y en particular los aquellos denominados
“inespecí¿cos”, surge la necesidad que en todo reglamento interno de una empresa, se plasme
esta característica, para que así los controles que se lleven a cabo puedan efectuarse de forma
correcta, esto es, por medios idóneos y de acuerdo con la naturaleza de la relación laboral,
otorgando garantías del carácter impersonal de la medida, de manera que no se violente la
dignidad de los trabajadores (Vide Dirección del Trabajo, 2009, p. 32).
1388 CAAMAÑO, 2006, p. 12.
1389 BULNES, 1998, p. 138. Aldunate nos dice que en las discusiones de la CENC, el co-
en la sesión 38º: ‘Los preceptos de este Capítulo Preliminar obligan a todos los habitantes
de la República…’ (38º, 8), y en la indicación de Ovalle, en la sesión 50º, para sustituir el
artículo 5º, en debate, por el siguiente: ‘La voluntad del Estado sólo se expresa en la forma
prescrita por la Constitución y las leyes. Éstas obligan por igual a todos los habitantes de
la República. Sus gobernantes y autoridades deben actuar con las facultades y dentro de los
límites que ellas les señalen. Ninguna magistratura, ninguna persona ni reunión de personas
puede atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o dere-
chos que los que expresamente se les hayan conferido por la Constitución y las leyes. Todo
acto en contravención a este artículo es nulo y generará para sus autores las sanciones que
correspondan’ (50º, 3)”.
1391 Vide Supra BULNES.
1392 CEA, 2005, p. 68.
1393 GUZMÁN BRITO, 2001, p. 47.
238 WALDO L. PARRA
carácter positivo de la noción de efecto frente a terceros emana, además, aunque en parti-
cular para algunos derechos, de cuanto establece el artículo 20 inciso 1º CP en materia de
legitimización pasiva para el recurso de protección. Se dice ahí: ‘El que por causa de actos
u omisiones arbitrarios o ilegales sufra privación, perturbación o amenaza en el legítimo
ejercicio de los derechos y garantías establecidos en…’. De esta formulación resulta que es
su¿ciente la existencia de ‘actos u omisiones arbitrarios o ilegales’ que den causa a sufrir
‘privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio’ de ciertos derechos y garantías
de parte de alguien, para que proceda el recurso. Ahora bien –dice Guzmán Brito–, no se
establece ahí algún sujeto cuali¿cado como autor del acto u omisión arbitrario o ilegal cau-
sante de la privación, perturbación o amenaza. De lo que se sigue que puede ser cualquier
persona, natural o jurídica, pública o privada. Por ende, los derechos protegidos pueden ser
invocados en contra de cualesquiera de ellos. En lo cual consiste la Drittwirkung. Pero debe
insistirse que este argumento textual sólo vale precisamente para los derechos protegidos,
esto es, para aquellos expresamente mencionados en el artículo 20 inciso 1º CP. Para los
no protegidos, sigue en pie el argumento emanado de los artículos 6º inciso 2º y 1º inciso
4º CP. Y en cuanto a la sanción en caso de vulneración de estos últimos, siempre rige el
inciso 3º del artículo 6º CP: ‘La infracción de esta norma generará las responsabilidades
y sanciones que determine la ley’” (GUZMÁN BRITO, 2001, p. 49). Según Jana, “la práctica
jurisprudencial ha extendido aun más los alcances del recurso [de protección], al entender
protegidas por la garantía constitucional del derecho de propiedad toda forma de posición
subjetiva, incluidas algunas sin contenido patrimonial, como la calidad de estudiante o la de
asociado gremial” (JANA, 2001, p. 25).
1396 Vide artículo 19 Nº 26 de la Constitución Política de 1980.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 239
el posible efecto horizontal de los derechos fundamentales está dado por los artículos 1º i. IV,
6º i. II i III y el artículo 20. Una lectura preliminar de estas disposiciones indica que se trata
de una con¿guración propicia para a¿rmar el efecto horizontal de los derechos fundamentales.
Éste podría desplegarse claramente, al menos, en dos ámbitos:
a) En su versión original (la e¿cacia mediata de la doctrina alemana), el efecto de irradia-
ción podría alegarse a nivel de aplicación de los preceptos sobre nulidad de los actos civiles
que lesiones un derecho (artículo 1462 Código Civil), o de las disposiciones sobre delito y
cuasidelito civil, para ampliar el concepto de daño a casos de lesión de derechos fundamentales
(artículos 2314 y ss. Código Civil) y
b) En el Código del Trabajo, después de las reformas introducidas por el artículo único Nº 4
de la Ley Nº 19.759, puede considerarse que nuestro legislador asume que es posible una lesión
directa del derecho fundamental de un particular respecto de otros, al señalar, en el inciso I de
su artículo 5º: “El ejercicio de las facultades que la ley reconoce al empleador tiene como límite
el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran
afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos” (ALDUNATE, 2008, p. 221).
1400 Vide GUZMÁN BRITO, 2001, p. 47.
240 WALDO L. PARRA
269. Lo novedoso es que con ese mismo énfasis, y mirado desde la pers-
pectiva de la teoría del Drittwirkung, hoy, para la mayoría de los autores,
se entiende a la Constitución no sólo como una norma jurídica cuya fuerza
normativa implica una aplicación directa, sino como un derecho subjetivo
fundamental obligatorio respecto de todas las personas, sean públicas o
privadas1402. Sin embargo, dista mucho, como a¿rma Ugarte, para consi-
derar que, entre nosotros, el “debate [es] [sea] en todo caso, ino¿cioso”1403,
incluso para las restantes ramas del sistema jurídico o, como dice Jana, que
“en nuestro medio la e¿cacia horizontal directa de los derechos fundamen-
zontal de los derechos fundamentales es aceptado sin discusión –y habría que agregar, sin
mayor reÀexión– en nuestro país (ALDUNATE, 2008, p. 212). En efecto, agrega este autor que
“la posibilidad de derivar directamente, a partir de los derechos fundamentales, deberes de
actuación para otros particulares, lo que implica una limitación a sus libertades, o sea, un
efecto horizontal inmediato, es de carácter discutible” (ALDUNATE, 2008, p. 221). Y continúa
Aldunate diciendo que “frente a esta fácil (y cómoda) aceptación del efecto horizontal de
los derechos fundamentales se ha demostrado (…) cómo la idea de vinculación directa de
los particulares a los derechos fundamentales lleva a un resultado tan absurdo como es el
abandono de la ley como reguladora de la extensión de la libertad de uno en relación a la
libertad de otro; deja entregada al juez esta delimitación, sin parámetros normativos, y sin
carácter de generalidad (de tal modo que los derechos fundamentales signi¿can para un
individuo, en un caso, una cosa, y para otro, en la misma situación, otra), y, dependiendo
del enfoque, puede llegar a afectar la autonomía de la voluntad en el trá¿co privado” (AL-
DUNATE, 2008, p. 222). Y Aldunate se pregunta que “si en vez de asumir irreÀexivamente la
vinculación directa de particulares a los derechos fundamentales (efecto relativo inmediato)
no sería más bien necesario sopesar los argumentos que se levantan en contra de este efecto,
y desarrollar la posibilidad de una construcción dogmática que permita una comprensión de
los artículos 1º i. IV, 6º i. II y III y 20 compatible con un Estado Constitucional de Derecho”
(Supra ALDUNATE).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 241
275. Frente a estas inquietudes, Aldunate parece tener algunas otras res-
puestas. Dice este autor que bajo la epidermis de los derechos o libertades
en nuestro sistema laboral que podrían justi¿car una indemnización de daño moral por término
de contrato: cuando un despido injusti¿cado deriva en abusivo; cuando derechamente se pro-
duce el despido abusivo del artículo 168 inc. 3º, y cuando se con¿gura un despido indirecto”.
(GAMONAL, 2010, p. 72.).
1427 Vide JANA, 2001, pp. 25-26. GUZMÁN BRITO, 2001, p. 49, y BORDALÍ, 2001, p. 46.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 245
mos adicionar sus comentarios con los siguientes argumentos, que hacen más razonable dicha
postura. En efecto, si consideráramos que el ejercicio [y la limitación de la libertad] se debe
llevar a cabo sólo a través de la ley, habría que agregar lo señalado por Ovalle en la sesión 53º,
10, de la CENC [Comisión de Estudios para la Nueva Constitución], en donde, apoyando la
proposición de Evans (Vide ALDUNATE, 2008, pp. 320-321), “discrepa respecto de la redacción
[de la indicación], ya que si bien le parece que en la raíz de todo Estado de Derecho está la
norma que se encuentra en discusión, a su juicio, ‘…no es sólo la Constitución la que debe ser
obligatoria para todos los habitantes de la República, sino que también toda norma dictada
conforme a ella… la razón nace del propio concepto de ley, que debe ser general, abstracta
y obligatoria por igual para todos los que habitan el territorio nacional’” (ALDUNATE, 2008,
p. 321). Por lo tanto, la obligatoriedad a la ley surge a partir del mandato del constituyente,
que no es otro que el mandato del pueblo, al menos en la teoría constitucional. Y se trata de
un mandato especí¿co y exclusivo. Un ejemplo lo entrega Cea, cuando dice que un rasgo
sustantivo de la ley es que la Constitución le ha establecido una reserva de materias “que sólo
por ésta pueden ser reguladas, como asimismo, que para cumplir tal función el legislador debe
satisfacer ciertas exigencias de contenido, o sea, que los preceptos por él elaborados sean ge-
nerales, abstractos, permanentes, principales, innovadores, predeterminados y dirigidos al bien
común de la sociedad estatal” (CEA, 1984b, p. 417). Y Ríos agrega, además, que el propio texto
constitucional señala tal obligatoriedad, cuando dice que el Estado debe “someter su acción a
la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella” (Vide artículo 6º de la Constitución
Política de 1980). Y aunque la norma constitucional, cuando se re¿riere a los particulares,
sólo habla de “los preceptos de esta Constitución”, se entiende que comprende tanto a la Ley
Fundamental como a las normas dictadas conforme a ella. Leiva reitera estas ideas cuando nos
advierte que existen casos “en que por expresa disposición de la Constitución, el desarrollo de
los derechos fundamentales ha sido reservado a la ley” (LEIVA, 2008, p. 9).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 247
278. Por otra parte, no debemos olvidar que la Ley Nº 20.087 estable-
ció, excepcionalmente, un derecho fundamental no constitucional, sino
legal, como dice Ugarte, “en rigor, un solitario derecho que corresponde
al derecho a no ser objeto de represalias laborales –derecho a la indem-
nidad laboral–”1434 por parte del empleador o mediante el ejercicio de
actos administrativos o judiciales, por parte de organismos públicos, y que
vendría a ser un tipo de discriminación arbitraria. En rigor, se trataría de
un derecho fundamental que no se encuentra directamente contemplado
en nuestra Constitución, así como tampoco lo está el principio general de
la no discriminación1435. En ambos casos, lo que se pretende es evitar que
1431 Creo que algunas respuestas las podemos encontrar en el punto 5. de este estudio doc-
toral, sobre “El uso indiscriminado de los valores y principios como elementos de interpretación
constitucional”. Vide Supra Capítulo II, letra B), 4.2.
1432 SILVA, 2011, p. 47.
1433 SILVA, 2011, p. 45.
1434 Ugarte, 2007, p. 63. A este respecto, es bueno tener presente lo señalado por Ferrada
tre otros, a saber: 1) Marín Donoso, Mónica c/ Fisco de Chile, Rol Nº 20-10, en Juzgado de
Letras del Trabajo de Valparaíso, de fecha 15 de diciembre de 2010, en donde “se determina
que el despido de una funcionaria de la Dirección de Sanidad de la Armada, que ejercía la
representación informal de sus compañeros de labores ante autoridades administrativas y
judiciales, fue vulneratorio de la garantía de indemnidad”. Vide Marín Donoso, Mónica c/
Fisco de Chile, Rol Nº 20-10, en Juzgado de Letras del Trabajo de Valparaíso, de fecha 15
de diciembre de 2010, y 2) Tello Núñez, Luis G. c/ Comercial Montaje S.A., RIT Nº 3-2010,
en Juzgado de Letras del Trabajo de San Miguel, de fecha 17 de junio de 2010, en donde se
señala que “corresponde al empleador acreditar la veracidad de los hechos imputados cuando
se invoca la falta de probidad como causal de término de la relación laboral, no haciéndose
esto y sobre todo existiendo indicios de que el despido se produjo como represalia de las
denuncias hechas por el demandante ante la Inspección del Trabajo, corresponde declarar
la vulneración de la garantía fundamental de indemnidad del trabajador”. Vide Tello Núñez,
Luis G. c/ Comercial Montaje S.A., RIT Nº 3-2010, en Juzgado de Letras del Trabajo de San
Miguel, de fecha 17 de junio de 2010.
1437 Vide ALDUNATE, 2008, p. 319.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 249
1438 Vide Supra Introducción C) 2. Además, Supra Capítulo I, letra A); Capítulo I, letra
C) 1.1., nota 477 y letra C) 3.1., nota 914; Infra Capítulo II, letra B) 5., y Capítulo III, letra
C) 3.2.1. y 4.1.1.2., nota 2033.
1439 ALEXY, 1986/1993, p. 243.
1440 ALEXY, 1986/1993, p. 241.
1441 Supra ALEXY.
1442Vide ALDUNATE, 1999, 2001, 2003 y 2009; FERRADA, 2003, 2004 y 2009; HERNÁNDEZ,
2006; GARRIDO, 2009, y BORDALÍ, 2009.
1443 Vide SÁNCHEZ, 2004, p. 78.
1444 Vide ATRIA, 2009, p. 7, y ATRIA, 2004.
1445 GARRIDO, 2009, pp. 56-57.
250 WALDO L. PARRA
datos de optimización. Estas normas no determinan exactamente lo que debe hacerse, sino
que ordenan ‘que algo sea realizado en la mayor medida posible, dentro de las posibilidades
jurídicas y reales existentes’” (BERNAL, 2003, p. 225).
1451 MARTÍNEZ, 2003, p. 718.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 251
dice: “(...) estoy convencido que la Constitución en una democracia debe ser instrumento de
unión y no de división, de entendimiento y no de confrontación” (CEA, 1987, p. 35). Y agrega
este autor que “esa cualidad esencial la percibo problemática respecto de la Constitución de
1980, a menos que, en el corto espacio de la transición que resta, se aplique el mecanismo
Àexible que ella regula para reformarla” (Supra CEA).
1455 Vide ALDUNATE, 2001, p. 24. Según Aldunate, “otro aspecto que no puede dejar de
nal: Ley Nº 19.055, de 1 de abril de 1991; Ley Nº 19.097, de 12 de noviembre de 1991; Ley
Nº 19.174, de 1992; Ley Nº 19.295, de 1994; Ley Nº 19.448, de 1996; Ley Nº 19.519, de 1997;
Ley Nº 19.526, de 1997; Ley Nº 19.541, de 1997; Ley Nº 19.597, de 1999; Ley Nº 19.611, de
1999; Ley Nº 19.634, de 1999; Ley Nº 19.643, de 1999; Ley Nº 19.671, de 2000; Ley Nº 19.742,
de 2000; Ley Nº 19.876, de 2003, y Ley Nº 20.050, de 2005. Todas estas leyes han mejorado
indudablemente la Constitución Política de la República de Chile, y aun cuando se re¿eren
poco a aspectos sociales y laborales especí¿cos, evidentemente le dan a la Constitución un
carácter mucho más democrático que el que tenía primitivamente.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 253
la igualdad [las personas nacen (…) iguales”1469], y que esto lo hacen las
personas, vinculados al Principio de la dignidad humana y a su carácter
de titulares de derechos [“Las personas nacen libres e iguales en dignidad
y derechos”1470]. Gamonal nos dice que entre los principios generales que
son aplicables en el ámbito laboral se encuentra el principio de la dignidad
humana, que también denomina principio del valor humano, y que “implica
la humanización del trabajo, al considerar al trabajador como un ser humano
y no una mercancía o elemento de producción”1471. Debemos considerar, de
esta forma, estos principios como las bases esenciales de todos los demás
fundamentos del Derecho Laboral, tales como el Principio de protección1472,
y el Principio de Libertad1473. A este respecto, resulta curioso pensar que
hubiera sido mucho mejor si la Carta Fundamental hubiese hablado no sólo
que las personas nacen libres, sino que son libres, puesto que da a entender
que podría eventualmente perder su dignidad y sus derechos o al menos la
igualdad frente a ellos. Con todo, qué duda cabe, en el primer artículo de
la Constitución encontramos el mejor ejemplo para nuestro modelo [regla
+ principio]1474.
tales como el Principio de la buena fe, el Principio del rendimiento, el Principio de la razonabi-
lidad, el Principio de la irretroactividad debilitada, el Principio de la colaboración, el principio
de la justicia social, el Principio de equidad, el Principio de gratuidad de los procedimientos
judiciales y administrativos, el Principio de autotutela laboral, el Principio de la inalterabilidad
contractual lesiva o de intangibilidad contractual objetiva y el Principio de la intangibilidad o
irreductibilidad salarial (Vide GAMONAL, 2008/2011, pp. 129-132).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 255
1508
Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 138-172. Alexy advierte que “es fácil reconocer que los
principios y los valores están estrechamente vinculados entre sí en un doble sentido: por una
parte, de la misma manera que puede hallarse de una colisión de principios y de una ponde-
ración de principios, puede también hallarse en una colisión de valores y de una ponderación
de valores; por otra, el cumplimiento gradual de los principios tiene su equivalente en la rea-
lización gradual de los valores” (ALEXY, 1986/1993, p. 138) (Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 53
(nota 14), 147 y 541.
1509
Vide ALEXY, 1986/1993, p. 149. Alexy señala que “ejemplos de conceptos deonto-
lógicos son los mandato, prohibición, permisión y del derecho a algo. Común a todos estos
conceptos es que, (...) pueden los referidos a un concepto deóntico fundamental, al concepto
de mandato o de deber ser. En cuanto, los conceptos axiológicos están caracterizados por el
hecho de que el concepto fundamental no es el de mandato o deber ser, sino el de lo bueno”
(ALEXY, 1986/1993, p. 139).
1510 ALEXY, 1986/1993, p. 154.
1511 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 156; y ALDUNATE, 2008, pp. 117-118.
1512 Vide Supra ALEXY.
1513 Vide ALEXY, 1986/1993, pp. 167-169.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 259
289. Vistas así las cosas, pareciera que la invocación a los valores y
principios lo permitiera todo, sin justi¿cación alguna1514. Y Aldunate agrega
que “esto siempre implica una decisión respecto de a cuál derecho se le
da más importancia en caso de colisión, lo que condice a las denominadas
‘tesis prelacionistas’ o de jerarquía de los derechos constitucionales, o bien
al método de ponderación lo que (…) conduce siempre a un callejón sin
salida o, mejor: a un callejón cuya única salida es la entrega de la decisión
a una valoración judicial subjetiva sin criterios intersubjetivos que permitan
su control”1515. De esta manera, todo lo dicho no resulta una crítica menor,
si consideramos que esta teoría jurídica se basa, precisamente, en entender
a los derechos fundamentales como un “orden objetivo de valores”1516. Y
1514 Vide ALCALDE, 2008, 476-477. Ferrada señala que hacer justicia sobre la base de va-
lores o principios, sin sujeción a normas precisas o determinadas, aparece muy atractivo, pero
resulta algo extremadamente peligroso, ya que “implica una opción exclusiva por el criterio
del juez en la resolución de las controversias, sin otra sujeción que la argumentación razonada
–o ‘ponderada’, habrá que decir– de éste. Por otro, porque supone una disminución del valor
jurídico de la norma legal, expresión de la voluntad general de los ciudadanos y manifestación
de la soberanía popular. En otras palabras, la ley queda sometida a los criterios y principios
abstractos del texto constitucional, atribuyéndose al juez un poder absoluto de ‘ponderación’
de los principios-valores en juego” (FERRADA, 2011, p. 103).
1515 ALDUNATE, 2008, p. 118. Aldunate enfatiza su opinión cuando dice que “los individuos
gozan de una libertad general respecto del Estado, cuyo ejercicio éste puede regular, pero
precisamente, sólo a través de la ley” (ALDUNATE, 2008, p. 223).
1516 Señala este autor que para comprender la teoría del Drittwirkung es primordial hacer
una clara diferencia entre derechos públicos subjetivos y derechos fundamentales como derecho
objetivo (lo que podemos denominar un orden objetivo de valores), “porque la a¿rmación del
efecto relativo de los derechos fundamentales tiene consecuencias importantes, tanto en el orden
constitucional (en la distribución de competencias entre poder legislativo y judicial, como en
la con¿guración de los principios propios de cada una de las ramas del derecho y, en especial,
260 WALDO L. PARRA
respecto de principios tradicionales del derecho privado, a saber el anhelo por la certeza del
derecho en su función respecto de la seguridad jurídica, y la defensa de la autonomía de la
voluntad” (Supra ALDUNATE).
1517 Vide PEÑA, 2000, p. 665.
1518 DWORKIN, 1977/1989, p. 65.
1519 Supra DWORKIN.
1520 DWORKIN, 1977/1989, p. 73.
1521
Dworkin señala que “cuando decimos que una norma es obligatoria para un juez, eso
no signi¿ca otra cosa sino que debe seguirla si viene al caso, y que si no lo hace, habrá come-
tido por ello un error”. Sin embargo, en el caso de un principio, más allá de que en los hechos
sean obligatorios, “de nada sirve que en un caso como el de Henningsen el tribunal sólo está
‘moralmente’ obligado a tener en cuenta determinados principios o que está ‘institucionalmente’
obligado, o que lo está por ‘razón de su o¿cio’, o algo semejante. La cuestión seguirá siendo
porque ese tipo de obligación (de cualquier modo que la llamemos) es diferente de la obligación
que imponen las normas a los jueces” (DWORKIN, 1977/1989, p. 88).
1522 DWORKIN, 1977/1989, p. 89.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 261
291. Y nos advierte este autor que este sentido, que lo que él denomina
el sentido fuerte del término “discreción1525 [Dworkin también habla de la
“discreción judicial en el sentido fuerte”1526], “sí tiene que ver con el trata-
miento de los principios”1527. En efecto, en este punto, Dworkin construye
su concepto de principios y la distingue de la de directriz, apartando dicha
distinción, tanto de una interpretación que enuncie un objetivo social (esto
es, que el bene¿cio sea una felicidad altruista y no circunstanciado a uno
mismo), como de una tesis utilitarista (esto es, que el bene¿cio sea asegurar
la mayor felicidad para el mayor número)1528. Lo anterior, de manera de
“preguntarnos cómo afecta la existencia de derechos fundamentales básicos
al razonamiento jurídico”1529. Sin embargo, esa “discreción” al momento
de aplicar tales principios, “no equivale a libertad sin límites, y no excluye
la crítica”1530. En efecto, “la discreción de un funcionario [como lo puede
ser un juez] no signi¿ca que sea libre para decidir sin recurrir a normas de
sentido se le puede criticar, pero no por desobediencia, como en el caso del [un] soldado. Se
puede decir que cometió un error, pero no que privó a un participante de una decisión a la cual
tenía derecho, como en el caso de un árbitro deportivo o de un juez de competición” (Vide
DWORKIN, 1977/1989, p. 86).
262 WALDO L. PARRA
exactamente a un solo resultado1536. Sin embargo, por otro lado, esta crítica
nunca será adecuada o acertada, si se trata la ponderación, como lo es, de
un procedimiento racional1537. Y agrega Alexy: “un crítico de la teoría de
los principios podría sostener que la posibilidad arriba señalada de llegar a
resultados divergentes muestra que toda esta teoría, o al menos el concepto
de ponderación, es inútil”1538.
295. La ponderación se rige por ciertas reglas que admiten una utiliza-
ción racional, pero que de ninguna manera pueden reducir la inÀuencia de
la subjetividad del juez en la decisión y su fundamentación. La graduación
de la afectación de los principios, la determinación de su peso abstracto
y de la certeza de las premisas empíricas y la elección de la carga de la
argumentación apropiada para el caso, conforman el campo en el que se
mueve dicha subjetividad1556. Y a esto agreguemos lo que señala Nogueira
respecto del rol del Tribunal Constitucional. En efecto, nos dice este autor
que “el sistema de jurisdicción constitucional implementado por la refor-
ma constitucional de 2005 (…) constituye un perfeccionamiento y avance
signi¿cativo del Estado Constitucional democrático en nuestro país”1557.
Ciertamente, cuando apreciamos las modi¿caciones al sistema, podemos
darnos cuenta que la sentencia constitucional ha asumido un rol preponde-
rante, que contribuirá a que los agentes jurisdiccionales deban adecuarse a
un nuevo paradigma jurídico, desde una concepción sustentada en la teoría
positivista y formalista del Derecho y, por ende, de meros aplicadores de la
ley [Alcalde habla del “fanático del texto [que] oculta tal estado de cosas
con su intento de encontrar también los principios en el texto, “sin mirar
más allá de las cuatro esquinas del Código”1558] a verdaderos intérpretes
del Derecho, en donde se deben tener presente todas las fuentes y principios
que avalan y emanan de dicha sentencia constitucional1559.
297. Agrega Nogueira algo que para algunos puede ser una perogru-
llada, pero para otros, algo imposible de alcanzar, que es el hecho que a
la comunidad jurídica toda le corresponderá evaluar y controlar en forma
crítica, ¿nalmente, si la fundamentación de los jueces, y las razones y ar-
gumento empleados, tienen el mérito su¿ciente para erigirse en sentencias
constitucionales, propiamente tales y que, asimismo, puedan trascender
más allá del propio caso en el cual han recaído. “A la jurisdicción consti-
tucional debemos exigirle –dice Nogueira–, como intérprete supremo de
la Carta Fundamental, que ofrezca sus mejores argumentos al fundar las
sentencias”1567, y esa debe ser la razón de su preeminencia en el ordena-
miento jurídico de una comunidad jurídicamente determinada. Y haciendo
alusión [igual que Alcalde1568] al mismo destacado jurista estadounidense,
Nogueira se atreve a decir que “la comunidad jurídica debe evaluar a los
jueces con criterios intelectuales. Insistiremos que elaboren los mejores
argumentos que les sean posibles, y luego nos preguntaremos si sus argu-
mentos son lo su¿cientemente buenos. Por supuesto, no hay fórmula que
garantice que los jueces no serán inÀuidos por los malos argumentos…
Todo lo que podemos hacer ante esas malas decisiones es señalar cómo y
dónde los argumentos eran malos o las convicciones inaceptables”1569.
298. Tal como se dijo más arriba1570, uno de los aspectos más impor-
tantes de la teoría de los derechos fundamentales es la distinción [teórico-
y letra C) 3.1., nota 914; Infra Capítulo II, letra B) 5. y Capítulo III, letra C) 3.2.1. y 4.1.1.2.,
nota 2033.
1583 ALEXY, 1986/1993, p. 241.
270 WALDO L. PARRA
valor para todas las esferas del quehacer del hombre1584. Dworkin en este
punto es taxativo, dice Calsamiglia. Las valoraciones y los principios que
de¿ende colectivamente una sociedad tienden a ser dinámicos. Puede que
los conceptos sean los mismos, pero en su contenido sustancial pueden
variar con el paso del tiempo.
nota 1462, 5.3., y Capítulo III, letra C) 2., 3.2.1., 4.1.1.1. y 4.1.3.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 271
a partir de lo dispuesto en el inc. 2º del artículo 6º CPR, tanto la doctrina como la jurispruden-
cia dominantes (…) han defendido la fuerza vinculante de la Constitución, así como su plena
operatividad jurídica, señalando que la norma constitucional resulta directamente aplicable aún
a falta de una regulación por parte del legislador. En este sentido, se señala que la aplicación
directa de la Constitución es la consecuencia obvia de la supremacía constitucional: si la norma
constitucional es la norma superior dentro del sistema jurídico, entonces –señalan la doctrina
y jurisprudencia mayoritarias– debe ser aplicada a toda relación jurídica, aun a falta de una
ley que concrete los mandatos de la Constitución, por parte de todos los órganos del Estado
y, por ende, también por parte de los tribunales ordinarios para la resolución de conÀictos
ordinarios” (Supra LEIVA). Y agrega este autor que, asimismo, “en la Constitución chilena no
sólo existen una serie de normas que regulan de manera directa diversos órganos y establecen
competencias y procedimientos de manera independiente a los dictados del legislador, sino
que además establece algunos derechos que pueden ser invocados por los ciudadanos aun
cuando no se encuentren reglamentados por normas ulteriores. Así, por ejemplo, el artículo 21
CPR dispone que el recurso de amparo podrá ser interpuesto por todo individuo que se hallare
arrestado, detenido o preso con infracción de lo dispuesto ya sea en la Constitución ‘o’ en las
leyes” (LEIVA, 2008, pp. 8-9).
1589 Vide BARROSO, 2008, p. 20.
272 WALDO L. PARRA
304. Por todo esto, y siguiendo en esto a Alexy, podemos aseverar que
“este sistema puede llamarse un sistema de derechos fundamentales per-
fectamente institucionalizado”1592. En efecto, este autor nos advierte que
una estructura de estas características permite que cada norma del sistema
jurídico considere la utilización de derechos fundamentales. Y en aquellos
casos en que el juez deba decidir sobre asuntos de su competencia, tiene
que tomar en cuenta el impacto de los derechos fundamentales que puedan
1590 Vide NOGUEIRA, 2006, p. 98. Nogueira recuerda a Raúl Bocanegra cuando dice que “la
ser afectados por dicha resolución. Por eso, si un juez aplica, sencillamente,
una norma jurídica, deberá estar absolutamente seguro que su aplicación
será infalible, en cuanto a no transgredir ningún derecho fundamental1593.
Por último, digamos en este punto que la vinculabilidad constitucional
implica, a ¿n de cuentas, analizar si la norma que pretendemos utilizar
está o no conforme con la Constitución, para rechazarla en caso contrario,
o para considerarla derogada, si es anterior, o para reputarla nula, si es
posterior1594.
1593 Vide Supra ALEXY. Alexy a¿rma que “no hay duda de que las cosas son diferentes en
sistemas que no son sistemas de derechos fundamentales perfectamente institucionalizados,
por ejemplo, por carecer de derechos fundamentales en el nivel constitucional o porque no hay
un tribunal constitucional. Sin embargo, mi tesis es que, no obstante –siempre que se trate de
sistemas de tipo democrático constitucional occidentales–, los derechos fundamentales juegan
un papel importante en los sistemas jurídicos, por lo menos desde un punto de vista sustancial.
En esos sistemas jurídicos, el papel de los derechos fundamentales se debe a la práctica jurídica,
y dentro de la práctica jurídica éste se mani¿esta en el razonamiento práctico. Desde un punto
de vista crítico se podría decir que los derechos fundamentales deben ser promovidos por la
práctica jurídica e institucionalizados por la decisión política” (ALEXY, 1993, p. 31).
1594 Vide LEIVA, 2008, p. 29.
1595 Vide Infra Capítulo III, letra C) 4.1.2.
1596 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 304.
1597 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 304, nota 170.
1598 Supra BILBAO UBILLOS.
274 WALDO L. PARRA
con precisión”1599 y de antemano. Según este criterio, las dos tesis plan-
teadas, esto es, la e¿cacia inmediata y mediata, formarían parte de un solo
todo, de forma tal que “la diferencia entre ambas formas de e¿cacia… se
relativiza en gran medida sobre la base de la e¿cacia objetiva de principio
de los derechos fundamentales”1600.
963 y 1017; Vide Infra Capítulo II, letra B) 4., nota 1302, 4.2., nota 1396, y 5.3., nota 1482;
y Capítulo III, letra B) 1., nota 1721, Capítulo III, letra C) 3.2.1., nota 1915 y 1919, Capítulo
III, 4.1.1., nota 2010, 4.5., nota 2189 y 5., nota 2213.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 275
308. Así las cosas, este efecto horizontal conlleva, a su vez, la respon-
sabilidad que el juez deba realizar una interpretación de la ley acorde a la
norma constitucional, de modo que no exista contradicción entre la norma
legal y el sistema de valores que exista en la Constitución1610, cualquiera
sea la situación que se presente y cualquiera sea el sujeto recurrente o
recurrido. Esto entraña dos suposiciones básicas: Una, que el sistema ju-
rídico podrá inclinarse hacia la unidad del ordenamiento jurídico y, dos,
que implicará una manera de hacer efectivo el principio de supremacía
1604 Vide Supra Capítulo I, letra A), y Supra Capítulo III, letra C) 4.1.1. y 5.3.
1605 ALEXY, 1986/1993, p. 507.
1606 Supra ALEXY. Vide Capítulo I, letra C) 3.2., 4.1.1., 4.1.1.1., y Capítulo II, letra
B) 1.2.
1607 ALEXY, 1986/1993, p. 510.
1608 Vide LEIVA, 2008, p. 24.
1609 Vide LEIVA, 2008, p. 25. Señala Leiva que el efecto horizontal ha sido objeto de in-
numerables críticas, siendo las más importantes “aquellas críticas que, por una parte, ven en
el efecto horizontal de los derechos fundamentales una potencial disolución de las tradiciones
argumentativas y construcciones dogmáticas propias de los ordenamientos infraconstitucionales,
y, por la otra, ven un aumento desorbitado de las potestades de los jueces al poder prescindir
de dichas construcciones en los casos concretos y poder aplicar aquellos estándares normativos
ambiguos e indeterminados que suponen los derechos fundamentales” (LEIVA, 2008, p. 26).
1610 LEIVA, 2008, p. 32.
276 WALDO L. PARRA
1611
Vide artículo 6º, inciso primero, Constitución de 1980. Supra LEIVA. “En este sentido,
se sostiene que si efectivamente la Constitución es la norma superior del ordenamiento y repre-
senta el conjunto de valores que determinan a la comunidad, tanto la ley como cualquier otro
tipo de norma deben ser interpretadas en aquel sentido que mejor se adecue a los dictados de
la Constitución. En otras palabras, frente a diversas posibilidades de atribución de signi¿cado,
el juez debe preferir aquella que evite la contradicción entre la norma infraconstitucional y la
Constitución” (LEIVA, 2008, p. 32). “Al respecto, resulta interesante notar que la jurisprudencia
de nuestros tribunales ha reconocido como manifestación inequívoca de los postulados del
Estado Constitucional la interpretación de la ley conforme a la Constitución (Supra LEIVA).
1612 BERNAL, 1989, p. 5.
1613 Vide Capítulo I, letra C), 3.1.
1614 Dice Díez-Picazo que, “de manera más o menos consciente, se encuentra muy exten-
dida entre nosotros una concepción normativista del Derecho. Según ella, el Derecho es un
conjunto de normas. Son normas que poseen unas u otras características, pero son normas al
¿n y al cabo” (DÍEZ-PICAZO, 1973/2008, p. 6). Y agrega este autor que “los libros de Derecho
se abren, por lo general, con una referencia a la distinción entre Derecho objetivo y Derecho
subjetivo. En tanto que este último se de¿ne como poder o facultad, el primero se considera
invariablemente como [un] conjunto de normas” (DÍEZ-PICAZO, 1977/2008, p. 6, nota 1).
1615 Guzmán Brito, 2001, p. 33. Según Nash, “en cuanto a su estructura, se puede a¿rmar
que en el texto constitucional de 1980 –reformado– sigue primando una fundamentación ius-
naturalista” (NASH, 2008, p. 63).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 277
311. Por su parte, según Pérez Luño, John Finnis a¿rma que “el concepto
de naturaleza humana del que se derivan los aspectos básicos de la prospe-
ridad (Àourishing) expresados por las exigencias de la razón práctica (the
requirementes of practical reasonableness), que sirve de fundamento a los
derechos humanos, no es un concepto empírico, sino una noción metafísico-
teleológica”1621. Por ello, en una polémica abierta con las premisas de la
¿losofía analítica, John Finnis no considera a la razón práctica como la
última etapa del autoperfección, ni acepta que sus principios deriven de un
supuesto imperativo categórico de carácter kantiano, sino que los vincula
a su necesaria participación en el plan divino1622. Si partimos desde este
punto de vista, dice este autor, Finnis hace referencia al carácter absoluto,
inviolable y universal de las exigencias que aparecen mani¿estas en los
derechos fundamentales. Mientras que, por otro lado, Lachance será de
la concepción de que junto con la idea de su universalidad, los derechos
fundamentales consienten en su carácter imprescriptible, puesto que in-
cumbe desarrollos propios de la naturaleza humana, e indefectible, por su
ineludible e imperiosa necesidad hacia el bien1623. Finalmente, para otros
como Nogueira, la teoría iusnaturalista consiste en sostener la existencia de
un ordenamiento de carácter universal que emana de la naturaleza humana,
del cual surgen derechos naturales como facultades que son propias de todo
individuo de la especie humana “como reÀejo de un cierto orden normativo
natural”1624. Dado lo anterior, si en algo siempre han coincidido las distintas
concepciones del iusnaturalismo, es en a¿rmar la existencia de postulados
de juridicidad anteriores y justi¿cadores del derecho positivo1625. Se trata
de “la a¿rmación de que existen algunos derechos esenciales del hombre
en cuanto tal, en su cualidad o esencia absolutamente humana, no se pue-
de separar del reconocimiento previo y necesario de un derecho natural;
natural en cuanto distinto al positivo y, a su vez, preliminar y fundamental,
respecto a éste”1626.
312. De esta forma, como señala Pérez Luño, “estas premisas fueron
el fermento para el desarrollo, a través del iusnaturalismo medieval, de la
idea de unos postulados suprapositivos que orientan y limitan, es decir, que
actúan como criterio de legitimidad, de quien ejerce el poder”1627. Dice
Nogueira que “el modelo iusnaturalista aristotélico-tomista o teológico tiene
en Santo Tomás de Aquino su expresión de mayor lucidez”1628, como el
más importante de los ¿lósofos de la Edad Media1629. Posteriormente, con
la conquista de América, se produjo el enfrentamiento de la jurisprudencia
española del siglo XVI con el problema de si era justo el derecho de con-
quista1630. Así las cosas, “se produce una decisiva transposición al plano de
la subjetividad de los postulados de la ley natural, con¿gurándose una amplia
teoría de los derechos naturales. En esta labor jugaron un importante papel
los teólogos y juristas españoles”1631, como el padre Francisco de Vitoria y
el padre Bartolomé de Las Casas, quienes defendieron los derechos de los
habitantes de los nuevos territorios conquistados por la Corona de España,
y con su defensa sentaron las bases doctrinales para el reconocimiento de
la libertad y dignidad de todos los hombres. “Del debate surgió clara la
idea de un derecho natural objetivo válido indistintamente para todos los
el dictamen de la razón práctica de parte del soberano que gobierna una sociedad perfecta.
Pero es claro que siendo el mundo gobernado por la providencia divina, toda la comunidad
del universo está regida por la razón de Dios, y por consiguiente la misma razón que gobierna
todas las cosas tiene carácter de ley, siendo de Dios como de un soberano del Universo, y ya
que la razón deriva no concibe nada en el tiempo sino sólo en la eternidad, como se dice en
el Libro de los Proverbios (8.23), de ahí se sigue que hemos de llamar eterna dicha ley... Por
tanto, dado que todas las cosas gobernadas por la razón están sujetas a la regla y medida de la
ley eterna... es claro que todas las cosas participan de la ley eterna, en cuanto la llevan impresa
en sus inclinaciones a los propios actos y ¿nes. Y entre las demás criaturas, el hombre está
dirigido de un modo más excelente por la divina providencia, en cuanto el mismo cae bajo la
dirección de la providencia, y a la vez dirige las cosas para su propio bien y el de los demás.
De ahí que el hombre participa de la razón eterna, por la cual se inclina naturalmente el debido
orden de sus actos y de su ¿n. Y tal participación en la ley eterna en la criatura racional es lo
que llamamos ley natural... La ley natural no es otra cosa sino la participación de la ley eterna
en la criatura racional” (NOGUEIRA, 2003, pp. 12-13).
1630 Vide GUZMÁN BRITO, 2001, p. 139.
1631 Supra PÉREZ LUÑO.
280 WALDO L. PARRA
hombres, que, empero, fue per¿lado bajo la idea de unos derechos sub-
jetivos naturales de todos ellos”1632. “También contribuyeron a esta tarea
–a¿rma Pérez Luño– los juristas, y de modo especial [Fernando] Vásquez
de Menchaca, partiendo de una concepción utilitarista del poder político
y un marcado individualismo, que le condujo a propiciar decisivamente
la difusión del término iura naturalia, esto es, los derechos naturales que
poseen los individuos en base al Derecho natural”1633.
persona, en virtud de la cual se puede legítimamente tener o hacer ciertas cosas’, el cual se
convierte en una facultad sobre sí mismo o libertad y un poder sobre los otros o dominio, con-
fundiéndose con la facultad de exigir lo que es debido. Este derecho-facultad es un ‘derecho
natural’, que consiste en ciertos principios de la recta razón ‘que nos permiten conocer que una
acción es moralmente honesta o deshonesta, según su correspondencia o no con una naturaleza
razonable o sociable’” (NOGUEIRA, 2003, p. 25).
1635 Vide Supra PÉREZ LUÑO y ALDUNATE, 2008, p. 12.
1636 Supra GUZMÁN BRITO.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 281
la teoría de los entia moralia, en la que a¿rma el concepto de derecho, que implica obligación
e imputación. A su vez, Pufendorf considera que los deberes del hombre y del ciudadano son
obligaciones de todos los seres humanos a los dictámenes de la lex naturalis. Así, el derecho
natural expresa una ‘regla de razón destinada de conformidad con la ley natural divina, a dotar
de orden y sentido a la acción colectiva de los hombres’” (NOGUEIRA, 2003, p. 25).
1642 Vide Supra PÉREZ LUÑO.
282 WALDO L. PARRA
1643
Supra ALDUNATE. Según Aldunate, Pufendorf señala que “el hombre sólo alcanzaría
su plena libertad dentro de un orden estatal, cuya primera función es proteger los derechos de
la persona, gracias a la regulación, por la ley, de estos derechos y las correlativas obligaciones
de los individuos” (ALDUNATE, 2008, p. 12).
1644 PÉREZ LUÑO, 2007, pp. 31-32.
1645 NOGUEIRA, 2003, p. 24.
1646 PÉREZ LUÑO, 2007, p. 32.
1647 Vide NOGUEIRA, 2003, p. 26.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 283
317. Por otra parte, muchos son los autores que han manifestado su total
discrepancia con el iusnaturalismo, principalmente aquellos que adhieren
al positivismo jurídico, tales como Bobbio1654 y Raz1655. De acuerdo con
Pérez Luño, [Jeremy] Bentham, “en su famoso opúsculo Anarchical Fa-
llacies; being and examination of the Declaration of Rights issued during
the French Revolution, había puesto de relieve a la incongruencia jurídica
que entrañaba la exigencia de unos derechos anteriores al Estado. En su
opinión, donde no existen leyes positivistas [positivas] ni Estado, no hay
ningún derecho, y el a¿rmarlo entraña una peligrosa metáfora cuya falacia
[naturalista1656] se pone de mani¿esto ante la propia necesidad de recurrir a la
ley escrita para de¿nir esos sedicentes ‘derechos naturales del hombre’”1657.
“Para Bentham –dice Pérez Luño–, resultaba inexplicable que de un ór-
gano como la Asamblea Revolucionaria francesa, del que formaban parte
prestigiosos juristas, pudiera surgir un texto tan absurdo desde el punto de
vista del derecho como la Declaración de 1789. Las razones por las que
se desea que existan esos derechos no constituyen de por sí derechos, del
1654
Según Nogueira, la crítica de Bobbio se sustenta en aquello que de lo que carece el
iusnaturalismo. En efecto, “lo que le falta a la ley natural es precisamente lo que constituye
el elemento característico del derecho; es decir, la e¿cacia. El derecho natural es un derecho
desarmado. Nadie niega que pueda expresar una exigencia, una proposición al derecho futuro;
pero mientras no haya encontrado la fuerza para hacerse valer, no es derecho en el sentido co-
rriente de la palabra, es derecho en un sentido equívoco o incluso incorrecto” (NOGUEIRA, 2003,
p. 39). Y agrega Nogueira que la crítica de Bobbio respecto del iusnaturalismo se agudiza con
un segundo argumento, que es la inseguridad e incerteza jurídica. En efecto, el iusnaturalismo
“se basa en lo que se considera imprecisión y falta de seguridad acerca de lo que se entiende
por ‘naturaleza’ del hombre, existiendo una gran diversidad de pareceres sobre la materia
según la doctrina considerada. El derecho natural es aquel en que encontramos el máximo de
inseguridad e incerteza” (Supra NOGUEIRA).
1655 Según Nogueira, la crítica de Raz se fundamenta en el reconocimiento de dos grandes
falacias: “Una de ellas es la creencia falaz de que las disposiciones jurídicas son necesariamen-
te razones morales (o que están moralmente justi¿cadas o que hay siempre razones morales
para obedecer a cada una de ellas). Y la otra es la igualmente moral fundada creencia de que
un sistema jurídico puede existir solo sí la mayoría de la comunidad-sujeto cree en la validez
moral”. (NOGUEIRA, 2003, p. 39).
1656 Falacia naturalista [naturalistic fallacy] es “cuando de premisas y enunciados des-
mismo modo que el hambre no crea el pan. Por ello la expresión ‘derechos
naturales’ (Natural Rights) es un sinsentido: ‘nonsense upon stills’. Ahora
bien, se trata de un sinsentido retórico que produce graves resultados en
el plano jurídico y político. En efecto, quienes los de¿enden sostienen que
tales pretendidos derechos poseen valor jurídico, y que por ello el gobierno
debe respetarlos en su integridad. Con ello se desemboca en una situación
de anarquía jurídica y política, ya que en última instancia la teoría de los
derechos naturales “to excite and keep up a spirit of resistence [resistance]
to all laws a spirit of insurrection against all governments”1658. Lo ante-
rior sería demostrativo –como dice Guzmán Brito– que en la hipótesis de
una condición original, este supuesto “estado de naturaleza” es puramente
heurístico1659. Por lo pronto, la teoría planteada por Jellinek1660, más allá
de los tradicionales criterios historicistas y positivistas, en este aspecto,
sigue plenamente vigente1661.
318. Hay que llamar la atención, sin embargo, sobre las nuevas tenden-
cias en torno al pensamiento iusnaturalista, que, advertidas de evitar la
denominada falacia naturalista, se precaven de fundamentar sus conclu-
siones de esa manera. Pérez Luño recuerda “que, incluso en el seno de la
¿losofía moral analítica más reciente, se ha matizado la observación célebre
de David Hume, formulada expresamente por George Edward Moore, de
que cualquier intento de derivar conceptos normativos de datos descrip-
tivos incurre en una ‘falacia naturalista’”1662. “En todo sistema moral de
que haya tenido noticia –escribía David Hume–, hasta ahora, he podido
siempre observar que el autor sigue durante cierto tiempo el modo de hablar
ordinario, estableciendo la existencia de Dios o realizando observaciones
eran funcionales al poder estatal y al interés general: ‘Los intereses individuales se distinguen
en intereses constituidos prevalentemente por ¿nes individuales y en intereses constituidos
prevalentemente por ¿nes generales. El interés individual reconocido prevalentemente en el
interés general constituye el contenido del derecho público’, agregando que ‘cualquier derecho
público existe en el interés general, el cual es idéntico al derecho del Estado’” (NOGUEIRA,
2003, p. 41).
1661 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, p. 235, y BILBAO UBILLOS, 1997, p. 235, nota 4.
1662 PÉREZ LUÑO, 2005, pp. 184-185.
286 WALDO L. PARRA
319. Siguiendo a Pérez Luño, digamos que “G. E. Moore entiende que
[por ejemplo,] la noción de ‘bueno’, que es el concepto básico de la ética
al que se pueden reconducir todos los demás valores éticos, es inde¿ni-
ble. Quienes pretenden de¿nir lo ‘bueno’ a partir de la descripción de
las propiedades de las cosas buenas piensan que ‘cuando nombran estas
propiedades, están de¿niendo ‘bueno’ realmente, y que no son de hecho,
‘otras’ sino absoluta y enteramente iguales a la bondad. A esta postura
propongo que se la llame falacia naturalista’1664”. Alexy denomina a la
“deducción o ‘derivación’ de un contenido concreto a partir de principios
abstractos”1665, “una de las formas más oscuras de la fundamentación
jurídica”1666. Según Castillo, la falacia naturalista “consiste en el intento
de derivar conclusiones expresadas en un lenguaje evaluativo (el lenguaje
de los juicios de valor o de las normas) a partir de premisas expresadas en
un lenguaje descriptivo (el lenguaje de los juicios de hecho)”1667. Y sobre
todo, es conveniente tener presente ciertos movimientos pro-religiosos
como aquellos que en Estados Unidos ha intentado impedir la difusión de
la teoría de la evolución de las especies, reemplazándola por la denomina-
da teoría del “diseño inteligente”, o ciertos pseudocientí¿cos que utilizan
neologismos, como la autopoiesis propuesta por el sociólogo Niklas Lu-
hmann. Con todo, la explicación de García Huidobro, en cuanto a que “se
ha hecho habitual decir que el pensamiento iusnaturalista pretende inferir
proposiciones de “deber ser” (ought, Sollen) a partir de premisas que se
re¿eren al “ser” (is, Sein), es decir, que la asociación del iusnaturalismo
a la falacia naturalista sería imposible, no resulta del todo satisfactoria,
1.1. Generalidades
1668 Según Pérez Luño, en opinión de Kelsen, extractado de su obra ¿Qué es justicia?, “el
relativismo ¿losó¿co, ¿el a sus premisas empiristas y antimetafísicas, descarta la posibilidad de
entender lo absoluto por ser inaccesible a la experiencia humana. Insiste en separar claramente
la realidad y el valor, al tiempo que funda los juicios de valor en las fuerzas emotivas de la
conciencia humana y ‘siente una inclinación solapada hacia el escepticismo’. Para Kelsen las
controversias sobre los valores entre personas de creencias religiosas o ideologías políticas
distintas revisten siempre la forma de juicios de valor subjetivos y, por tanto, sólo relativos.
De ahí que si algo muestra la historia del pensamiento humano es la falta de fundamento
de la pretensión de establecer racionalmente normas absolutamente correctas para regular
la conducta humana. La experiencia del pasado muestra que la razón sólo puede acceder a
valores relativos. No se puede emitir un juicio sobre algo que parece justo con la pretensión
de excluir el juicio de valor contrario. ‘La justicia absoluta es un ideal irracional, o, dicho
en otras palabras, una ilusión, una de las ilusiones eternas del hombre’” (PÉREZ LUÑO, 2005,
pp. 136-137).
1669 Vide Supra CASTILLO.
1670 Vide PÉREZ LUÑO, 2005, p. 139, y DORADO, 2004.
1671 Vide NOGUEIRA, 2003, pp. 11-54.
288 WALDO L. PARRA
tales como: 1) Rol Nº 1732-10 (19-05-2010). Sala Primera. Relator: Sebastián López M.
Caratulado: Requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad de Jorge Cabezas
Villalobos y otros respecto del artículo décimo, letra h), de la Ley Nº 20.285, sobre Acceso a
la Información Pública, en los autos Rol Nº 945-2010 sobre reclamo de ilegalidad interpuesto
ante la Corte de Apelaciones de Santiago en contra del Consejo para la Transparencia; 2)
Rol Nº 1800-10 (16-08-2010). Sala Primera. Relator: Sebastián López M. Caratulado: Re-
querimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad presentado por Televisión Nacional
de Chile “TVN” respecto de los artículos 10 h) y 33 b) de la Ley Nº 20.285, en los autos
Rol Nº 945-2010 sobre reclamo de ilegalidad interpuesto ante la Corte de Apelaciones de
Santiago en contra del Consejo para la Transparencia; y 3) Rol Nº 1051-08 (12-03-2008).
Pleno. Relator: Jaime Silva M. Caratulado: Control de constitucionalidad del proyecto de
ley, aprobado por el Congreso Nacional, sobre acceso a la información pública, y 4) Rol
Nº 226-95 (02-10-1995). Pleno. Relator: Jaime Silva M. Caratulado: Requerimiento de Di-
putados respecto del artículo 1º, inciso tercero; artículo 9º, inciso primero; artículo 20, inciso
segundo, y artículo 43, inciso segundo, del proyecto de ley sobre “Libertad de expresión,
información y ejercicio del periodismo”. Por su parte, los Juzgados del Trabajo han fallado,
en procedimiento de tutela de derechos fundamentales, en esta materia, entre otros, en el
caso RIT T-49-2010, RUC 10-4-0019521-3, del Segundo Juzgado de Letras de Santiago, de
fecha 10 de junio de 2010.
1677 Vide Artículo 19 Nº 12, de la Constitución Política de 1980. A este respecto, en una
época en donde se rea¿rma el poder de las redes sociales, es cada vez más probable que la
presencia virtual de las personas produzca formas mucho más diversas que las físicas. De
esta manera, pareciera que la libertad de expresión y de reunión fueran consustanciales, y
de esta forma, el derecho a reunión se confunde cada vez más con el derecho de expresión.
Así es como Frota advierte que, a su vez, “la libertad de expresión e información (…) es
deducida de la libertad de manifestación de pensamiento” (FROTA, 2000, p. 276), “toda vez
290 WALDO L. PARRA
que libertad de pensamiento tendría escaso valor sin la correspondiente posibilidad de ex-
presarse y difundirse” (Supra FROTA).
1678 Vide artículo 19 Nº 12, de la Constitución Política de 1980. En el caso de reuniones
en lugares de uso publico, como en las plazas, calles, éstas se regirán por las disposiciones
generales de policía (Vide Supra Constitución Política de 1980). A este respecto es dable traer
a colación lo señalado por Garretón y Garretón, quienes advierten el reclamo de un dirigente
estudiantil ante la reglamentación del derecho de reunión, que “estuviese aún reglamentado
por normas de los períodos más represivos de la dictadura (Decreto Supremo del Ministerio
del Interior Nº 1.086, de 16 de septiembre de 1983), lo que a su juicio, apoyado por práctica-
mente todos los asistentes, constituye “una práctica abiertamente autoritaria y discriminatoria
de la movilización estudiantil”. Dicho decreto, modi¿cado días antes de la transmisión del
mando (Decreto Nº 1.498, de 10 de octubre de 1989), fue dictado en los días en que en el país
se desarrollaban las llamadas “protestas” contra la dictadura y con el ¿n obvio de reprimirlas,
sigue en pleno vigor, y a él se ajustan los permisos para las marchas de movimientos sociales.
Su utilización es vista como una legitimación de un texto que siempre fue repudiado durante
el autoritarismo” (GARRETÓN y GARRETÓN, 2010, p. 132).
1679 Vide Supra NOGUEIRA.
1680 Según Nogueira, “debe distinguirse entre una opinión y una información. En el caso
“en los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comuni-
cación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cuando existan razones fundadas de
alteración del orden público, con peligro para personas o bienes” (MARTÍ, SÁNCHEZ y RECODER,
2005, p. 425).
1683 MARTÍ, SÁNCHEZ y RECODER, 2005, p. 424.
1684 Artículo 160 del Código del Trabajo.
292 WALDO L. PARRA
2.1. Generalidades
tículo 18) señala que “el domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en
294 WALDO L. PARRA
326. En efecto, cada vez más, existen razones y excepciones que dejan
entrever la injerencia en la vida privada de las personas y la indiscreción
del público. La vida solitaria que caracterizaba el transcurrir de las personas
ha ido progresivamente desapareciendo, junto con el progreso económico.
En tales condiciones el reducto de lo privado se ha ido haciendo cada vez
vulnerable ante lo que podríamos llamar exposición exponencial de la vida
humana al escrutinio de los demás1697. En tal sentido, la invasión del es-
pacio privado aparece como una suerte de contaminación de las áreas más
pétreas del hombre, en donde ya no quedan prácticamente espacios vacíos.
Todo es infectado por el virus de la indiscreción y el entrometimiento. A
este respecto, creemos que es necesario decir lo siguiente. Es cierto que
vivimos en una época de mayor comunicación y conexión, pero eso no
signi¿ca que haya desaparecido el espacio privado. Justamente, hoy se
busca y se desea con mayor razón. Y quizá la paradoja resulte en que las
personas viven cada vez más aisladas, separadas una de otras, pero en una
suerte de comunicación hacia el espacio vacío.
327. Muchas veces uno se comunica con otra persona, habla con otro
e incluso, si así lo desea, puede mirarlo a los ojos, aunque esté a miles de
kilómetros a la distancia. Entramos en ese espacio privado del otro cuando
él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo caso de Àagrante delito” (MARTÍ,
SÁNCHEZ y RECODER, 2005, p. 408; CID, B.; MARTÍ, S.; GRECIET, E. y RECODER, T., 2007, p. 348.
Además, “se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, tele-
grá¿cas y telefónicas, salvo resolución judicial” (Supra MARTÍ, SÁNCHEZ y RECODER; CID, B.;
MARTÍ, S.; GRECIET, E. y RECODER, T.).
1696 Vide Supra MARTÍ, SÁNCHEZ y RECODER; CID, B.; MARTÍ, S.; GRECIET, E. y RECODER, T.
1697 Vide PÉREZ LUÑO, p. 251.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 295
1698 El Tribunal Constitucional se ha pronunciado en esta materia en casos tales como: Rol
329. Desde esta perspectiva, Nogueira señala que “la honra de la per-
sona se afecta así, tanto por el hecho de serle atribuida una fama que no le
corresponde, por estar basada en hechos falsos, como asimismo, por sus
actuaciones y comportamientos que implican una vulneración del orden
jurídico o de sus obligaciones éticas. La protección de la honra debe posi-
bilitar recomponer las cosas en su justo término y preservar la verdad de la
persona y sus actuaciones”1701. Siendo así, la honra u honor no puede estar
supeditada a la buena o mala fama que representa una persona respecto de
terceros, sino que debe asegurar y proteger la veracidad e integridad de la
persona que es tributaria de sus propios actos1702. Por lo tanto, si alguien
puede disminuir su fama o menoscabar su honor, es la propia persona, en
virtud de sus actos, pero no por afectación arbitraria, directa o indirecta,
de terceros1703. Desde el punto de vista del texto constitucional, y tal
como decimos en nuestro estudio1704, nuestra Carta Fundamental alude
expresamente a ciertos y determinados principios. En el caso en comen-
1699
Artículo 2º, Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales. Secretaría del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Junio de
2010.
1700
En el caso chileno, la pena de muerte fue abolida por Ley Nº 19.734, de fecha 5 de
junio de 2001. Sin embargo, el artículo 244 del Código de Justicia Militar aún la mantiene
vigente para los casos contemplados en dicho cuerpo legal.
1701 NOGUEIRA, 2004.
1702 Vide Supra NOGUEIRA. Al respecto, los tribunales han señalado que “constituye
1705 Vide artículo 19, Nº 4º, inciso 1º, de la Constitución Política de 1980.
1706 Vide artículo 19, Nº 5º, inciso 1º, de la Constitución Política de 1980.
1707 Vide Supra Constitución Política de 1980.
1708 PALOMEQUE y ÁLVAREZ, 1993/2005, p. 114. “De este modo –nos dice Palomeque y
Álvarez–, la prestación laboral no incluye el derecho a la comercialización de la imagen [por
ejemplo] del deportista profesional, por lo que la compensación económica pactada por dicho
uso con el empresario no forma parte del salario, tratándose más bien del pago resultante de
una estipulación de carácter mercantil complementaria del contrato de trabajo” (PALOMEQUE y
ÁLVAREZ, 1993/2005, p. 119).
1709 Al respecto, Vide Dictamen Nº 3.965, de fecha 5 de junio de 1969. GAMONAL, 2008,
p. 52. Gamonal advierte que la Dirección del Trabajo ha señalado que las medidas de control
que la ley autoriza deben cumplir ciertas y determinadas condiciones: a) “Las medidas de
revisión y control de las personas, de sus efectos privados o de sus casilleros, al importar un
límite a la privacidad de las personas, deben necesariamente incorporarse en el texto normativo
que la ley establece para el efecto, esto es, el Reglamento Interno de Higiene y Seguridad de
la empresa, dictado en conformidad a [la] ley” (Supra GAMONAL); b) “Las medidas de revisión
y control deben ser idóneas a los objetivos perseguidos como son el mantenimiento del orden,
la higiene y la seguridad de la persona y sus trabajadores, no debiendo importar actos ilegales
o arbitrarios por parte del empleador, según lo señala la Constitución en su artículo 20, como
298 WALDO L. PARRA
331. Sobre este asunto, la Dirección del Trabajo señala que una de las
facultades que tiene ese Servicio es el de cautelar la legalidad de los Re-
glamentos Internos de Orden, Higiene y Seguridad1711, de las empresas, de
acuerdo con los límites a que re¿eren los artículos 153 y 154 del Código
del Trabajo, especialmente en lo que dice relación con las prohibiciones y
obligaciones que en él se contemplen, de cara al respeto de los derechos
fundamentales de los trabajadores1712. Asimismo, la Dirección del Trabajo,
“frente a un conÀicto entre facultades del empleador y el respeto a la honra
y dignidad de los trabajadores, al incluir un registro de peso junto al registro
control de asistencia, estableció que: ‘El registro control de asistencia no
constituye un medio idóneo de revisión y control del personal, toda vez
que el objeto del registro se encuentra taxativamente señalado en la ley
y consiste en controlar la asistencia y determinar las horas trabajadas, no
332. Por otro lado, según la Dirección del Trabajo, “en un caso de
conÀicto entre facultades del empleador y el respeto al derecho a la in-
tegridad psíquica, a no ser discriminados arbitrariamente, a la libertad de
trabajo, al derecho a la protección de la honra de los trabajadores al poner
en uso el polígrafo en la selección de personal, se dispuso que: ‘El uso del
polígrafo aplicado a la selección de personal así como a los trabajadores
que actualmente se desempeñan en su empresa, para los ¿nes de prevenir
delitos, contrabando y trá¿co de drogas y estupefacientes, es contrario al
1713 Dirección del Trabajo, 2009, p. 33. Dos casos que han sido expuestos por la Dirección
del Trabajo son los siguientes: a) En el caso de “medidas de control de las personas que serán
objeto de la revisión pueden lícitamente implementarse a través de dos modalidades: en primer
lugar, hacer recaer la revisión sobre todo el personal de la empresa o sección, o en segundo
lugar, establecer un mecanismo de selección que garantice la aleatoriedad de la misma, a través
de un sistema de sorteo que la empresa debe explicitar en el Reglamento señalado” (Dirección
del Trabajo, 2009, p. 32). Y agrega el dictamen que “en lo que se re¿ere a los límites del poder
del empleador frente al control y revisión de sus trabajadores y/o de sus efectos personales,
se ha resuelto con anterioridad, que resulta lícito que el empleador plantee medidas de control
y revisión pero es necesario que tales medidas ‘se integren en sistemas que sean compatibles
con el respeto de la honra y dignidad de los trabajadores’ y, en función de este objetivo se
requiere que los sistemas de prevención ‘sean técnicos y despersonalizados’, y que, por ende,
se ‘apliquen mediante mecanismos automáticos y de sorteo’, que ‘eviten que su operación o
funcionamiento se produzca frente a presunciones de actos o conductas ilícitas concretas’”
(Dirección del Trabajo, 2009, p. 31); b) “Tratándose del control de ingesta de alcohol, se ha
dispuesto que puede resultar inconducente una selección por medio de sorteo, debiendo, en-
tonces, como única manera de garantizar la despersonalización de la revisión, optar por aplicar
el mencionado test a todos y cada uno de los trabajadores de la empresa” (Supra Dirección del
Trabajo), y c) “En lo relativo a la obligación de los trabajadores de someterse a control antidro-
gas, se hace presente que este Servicio ha señalado ‘que resulta lícito que el empleador plantee
medidas de control y revisión, pero es necesario que tales medidas se integren en sistemas que
sean compatibles con el respeto de la honra y dignidad de los trabajadores y en función de
este objetivo se requiere que los sistemas de prevención sean técnicos y despersonalizados y
que, por ende, se apliquen mediante mecanismos automáticos y de sorteo, que eviten que su
operación o funcionamiento se produzca frente a presunciones de actos o conductas ilícitas
concretas’” (Supra Dirección del Trabajo).
1714 Vide CEA, 2000.
1715 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 732-735 y 736-766.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 301
333. Al efecto, nuestro Código del Trabajo contiene normas que protegen
en contra de aquellos actos u omisiones de acoso psíquico en las relaciones
laborales1718. Algunos ejemplos de esto pueden ser: la alteración de las
condiciones laborales, que puede constituir una causa de acoso jerárquico,
ya que se le elimina o restringe su autonomía laboral [se le toma la hora
para ir y venir del servicio higiénico1719]; se le asignan tareas absurdas,
inferiores o superiores, e incluso humillantes, según sus competencias; se
le encargan trabajos en contra de su voluntad, que pueden ser expresa o
implícitamente riesgosos; se le coloca en un lugar aislado de los demás,
sucio o carente de los elementos básicos para trabajar [en la actualidad, la
1716 Dirección del Trabajo, 2009, p. 33. Vide GAMONAL, pp. 54-55.
1717 GAMONAL, 2008, p. 56. Y agrega este autor que “respecto de la letra a), [la Dirección
del Trabajó] indicó que la utilización de estos mecanismos de control audiovisual con la única
¿nalidad de vigilar y ¿scalizar la actividad del trabajador es ilícita por constituir una forma
de control ilimitada, que no reconoce fronteras y que se ejerce sin solución de continuidad y
en forma panorámica. Esta situación provoca en el trabajador, inexorablemente, un estado de
tensión o presión incompatible con la dignidad humana, con¿gurándose una forma intolerable
de hostigamiento y acoso por parte de su empleador, provocándoles una exasperante e irritante
presión, una suerte de temor reverencial frente a su empleador, haciendo inexistente toda es-
fera de libertad y dignidad” (Supra GAMONAL), y “respecto de la letra b) podría resultar lícita
la implementación de estos mecanismos de control audiovisual, cuando sea objetivamente
necesario por requerimientos o exigencias técnicas de los procesos productivos o por razones
de seguridad, ya que en estos supuestos su aplicación tiene como fundamento motivaciones
diferentes al control laboral, como es prevenir situaciones de riesgo consideradas preponde-
rantemente en atención a los bienes jurídicos protegidos” (GAMONAL, 2008, p. 57).
1718 Vide PALAVECINO, 2004.
1719 El Dictamen Nº 4.541/319, de fecha 22 de septiembre de 1998, señala que resulta
jurídicamente improcedente controlar el tiempo que los trabajadores destinan al uso de los
servicios higiénicos (Vide Boletín O¿cial Nº 118, noviembre de 1998, p. 84).
302 WALDO L. PARRA
3.1. Generalidades
2009, en esta materia señala al respecto que, “aun cuando la denuncia por acoso sexual pro-
venga de una alumna en práctica, se debe aplicar las normas procedimentales incorporadas
al Título IV, del Libro II del Código del Trabajo”. Por su parte, los Juzgados del Trabajo han
fallado en esta materia, entre otros, a saber: 1) Causa RIT T-6-2010, RUC 1040042495-6,
del Juzgado de Letras de Chillán, de fecha 29 de diciembre de 2010; 2) Tutela laboral por
acoso: vulneración de integridad psíquica por cambios de funciones y rebaja de remunera-
ciones. Indemnización por daño moral, en RIT T-1-2009, RUC 09-4-0024806-8, del Juzgado
de Letras del Trabajo de Puente Alto, de fecha 10 de marzo de 2010, y 3) Procedimiento de
tutela de derechos fundamentales, en causa caratulada Jara Miranda, Andrea I. c/ Redbus
Urbano S.A., RIT Nº 4-09, en Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, de fecha
16 de noviembre de 2009.
1741 Vide Ley Nº 20.005, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.
1742 Artículo 2º, Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de fecha 16 de enero de 2003, del Mi-
nisterio del Trabajo y Previsión Social, que ¿ja el texto refundido, coordinado y sistematizado
del Código del Trabajo.
306 WALDO L. PARRA
los acosadores no siempre incurren en conductas tipi¿cadas como delito ni violentan las
normas que rigen las relaciones de trabajo o las actividades académicas. En general la
ridiculización, el hostigamiento, la afectación de la autoestima o la exclusión de una per-
sona para hacerla sentir ajena a un grupo puede no constituir una conducta sancionable
conforme a la normativa administrativa, civil, laboral o penal, pero aun así se traduce en
situaciones que afectan la estabilidad emocional, la capacidad de trabajo, la integración
social o la dignidad de la víctima” (VALADÉS, 2010, p. 683). Y agrega este autor que “estas
formas de acoso constituyen una acción sistemática encaminada a devaluar, inhibir o
desprestigiar a una persona o a un grupo de personas para afectar su imagen, reducir sus
potencialidades o excluirla del contexto, y son susceptibles de producirse en los ámbitos
laboral, escolar, familiar, burocrático, social o gremial, para sólo mencionar algunos casos”
(Supra VALADÉS).
1745 Supra VALADÉS.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 307
1746 GAMONAL, 2008, p. 58. La Dirección del Trabajo agrega, respecto del uso del correo
electrónico que “podrá ser regulado en el reglamento interno de la empresa, o por contrato
individual o colectivo, en términos tales, por ejemplo, que todo correo enviado por los traba-
jadores se efectúe con copia a alguna gerencia o unidad directiva de la empresa, envío que de
esta forma perderá –en el instante– su condición de comunicación privada, regulación que sin
embargo no es practicable en el caso de la recepción de correspondencia electrónica y, por
tanto, en este aspecto, esta modalidad de comunicación conserva siempre su carácter privado,
como asimismo, permanecerá plenamente amparada por la referida y correspondiente garantía
constitucional. Con todo, en ningún caso el empleador podrá tener acceso a la correspondencia
electrónica privada enviada y recibida por los trabajadores” (Supra GAMONAL). Al respecto
debemos decir que parece razonable que este tipo de aspectos, entre otros, sea acordado [el
Código del Trabajo habla de “confeccionar un reglamento” o, bien, de “estipular las normas”,
y que en todo caso los trabajadores pueden impugnar por ilegales (artículo 153, Código del
Trabajo) entre empleador y trabajador. Lo anterior puesto que, si bien la tecnología actual
permite que el trabajador pueda mantener comunicaciones privadas, igualmente el empleador
puede tener la tecnología para violarlas.
1747 La Dirección del Trabajo se ha pronunciado en esta materia, a saber: 1) Dictamen
Nº 2.060/176, de fecha 22 de mayo de 2000; 2) Dictamen Nº 2.856/162, de fecha 30 de agosto
de 2002, y 3) Dictamen Nº 3.416/049, de fecha 28 de agosto de 2009.
1748 Aplicable en términos generales la Ley Nº 19.628, sobre Protección de la Vida Pri-
vada, señala en el artículo 1º inciso 2º que “toda persona puede efectuar el tratamiento de
datos personales, siempre que lo haga de manera concordante con esta ley y para ¿nalidades
permitidas por el ordenamiento jurídico. En todo caso deberá respetar el pleno ejercicio de
los derechos fundamentales de los titulares de los datos y de las facultades que esta ley les
reconoce” (artículo 1º, Ley Nº 19.628, 1999). Un debate similar podría darse en torno al uso
de información privilegiada. Luego de los desastres ¿nancieros conocidos como SubPrime,
en Estados Unidos, y de la ¿ltración de información, a través del sitio web WikiLeaks, queda
la duda de si alguien puede, fehacientemente, estar a favor de la prohibición del uso de la
información (Vide RIED, 2004). La creación de la Unidad de Análisis Financiero (UAF), “con
el objeto de prevenir e impedir la utilización del sistema ¿nanciero y de otros sectores de la
308 WALDO L. PARRA
4.1. Generalidades
1754 Supra Dirección del Trabajo. Agrega el Dictamen Nº 2.210/035, de fecha 5 de junio de
2009, que “de acuerdo a la doctrina vigente del Servicio, contenida en Dictamen Nº 1.133/36
de 21.03.2005, al precisar los alcances de las conductas de acoso sexual, sostiene que ‘no se
encuentran limitadas a acercamientos o contactos físicos, sino que incluye cualquier acción
del acosador sobre la víctima que pueda representar un requerimiento de carácter sexual
indebido, tal como lo pone expresamente de mani¿esto el concepto legal recién transcrito,
cuando señala que el acoso sexual puede producirse ‘por cualquier medio’, incluyendo en ese
sentido, propuestas verbales, correos electrónicos, cartas o misivas personales, etc., entendien-
do el legislador, al utilizar la expresión ‘amenacen o perjudiquen su situación laboral’, que se
con¿gura la conducta de acoso sexual no sólo cuando la persona afectada sufre un perjuicio o
daño laboral directo en su situación al interior de la empresa, sino que también cuando por la
creación de un ambiente hostil y ofensivo de trabajo, se pone en riesgo su situación laboral u
oportunidades en el empleo” (Dirección del Trabajo, 2009, p. 27).
1755 Vide Procedimiento de tutela de derechos fundamentales, en causa caratulada Jara
Miranda, Andrea I. c/ Redbus Urbano S.A., RIT Nº 4-09, en Primer Juzgado de Letras del
Trabajo de Santiago, de fecha 16 de noviembre de 2009. Vide Ley Nº 20.005, Biblioteca del
Congreso Nacional de Chile.
1756 Vide VERGARA DEL RÍO, 2007.
1757 A este respecto, el Primer Juzgado de Letras del Trabajo, en causa caratulada Inspección
Provincial del Trabajo de Santiago c/ TP Chile S.A., RIT Nº 38-2010, de fecha 26 de abril de
2010, ha señalado que “la empresa [de call center] ha vulnerado el derecho a la no discriminación
por religión de la trabajadora, por haber proferido insultos que hacían referencia a su credo,
ejerciendo respecto de ella un tratamiento diferente en cuanto a la hora y forma de descanso”
Vide causa caratulada Inspección Provincial del Trabajo de Santiago c/ TP Chile S.A., RIT
Nº 38-2010, en Primer Juzgado de Letras del Trabajo, de fecha 26 de abril de 2010.
310 WALDO L. PARRA
1758
En tal sentido, signi¿cativa resulta la interposición del recurso de protección en contra
de BancoEstado, ante la Corte de Apelaciones de Santiago, que fuera rechazada por el Honorable
Tribunal, y cuya sentencia fuera con¿rmada ante la Excma. Corte Suprema [Rol Nº 6366-2011],
“acordada contra el voto del Ministro señor [Haroldo] Brito, quien fue de parecer de revocar
y hacer lugar al recurso de protección de estos antecedentes, en virtud de los razonamientos
del voto de minoría. El disidente tuvo además presente que si bien es aceptado que esta acción
debe adoptar medidas cuando se la acoge y que, por otra parte, cuando el acto que la motivó
se encuentra concluido no es posible hacerlo, en la especie es imprescindible dejar establecido
que no puede imponerse a la recurrente la carga de quedar sujeta a actos de desconocimiento
de su derecho a usar la prenda de que se trata, o, dicho de otro modo, no es posible omitir la
protección requerida por tal circunstancia de hecho, porque es claro que no ha acudido a esta
sede reclamando únicamente respecto de la entidad bancaria en la que se produjo el incidente,
sino obviamente porque precisa de una medida de cautela de carácter general de la que han de
ser sujetos pasivos todos quienes habitan en la República” (Vide sentencia de la Excma. Corte
Suprema, pronunciada por la Tercera Sala, integrada por los Ministros Sr. Héctor Carreño S.,
Sr. Pedro Pierry A., Sra. Sonia Araneda B., Sr. Haroldo Brito C. y el Abogado Integrante Sr.
Rafael Gómez B. Santiago, de fecha 15 de septiembre de 2011).
1759 Vide NOGUEIRA, 2006B.
1760 NOGUEIRA, 2006B.
1761 Señala Badilla (2008) que “en cuanto a la aplicación del artículo 12 [de la Con-
vención Americana de Derechos Humanos], y las actuaciones del Estado de Chile, existen
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 311
dos registros de denuncias efectuadas ante la Comisión por violación al artículo 12: El caso
Cristián Daniel Sahli Vera y otros (iniciado en 1999) en el que se reclamaba por la violación
a la libertad de conciencia, por no poder ejercer el derecho a objeción de conciencia frente a
la obligación de realizar el servicio militar impuesta por el Estado de Chile (BADILLA, 2008,
pp. 357-358). Y agrega este autor que “la segunda ocasión en que Chile ha sido denunciado
ante la Comisión y posteriormente demandado ante la Corte por violación al artículo 12 de
la Convención es en el caso que se suscitó con ocasión de la prohibición de exhibir en el país
la película “La última tentación de Cristo”. Este es el primer y único caso que ha conocido
la Corte en relación a la libertad de religión, según datos estadísticos emitidos por el mismo
tribunal. Nogueira señala que “la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso
‘La última tentación de Cristo’, precisó que el artículo 12 de la Convención Americana de
Derechos Humanos permite que las personas ‘conserven, cambien, profesen y divulguen su
religión o sus creencias’”, agregando que tal derecho es un “cimiento de la sociedad demo-
crática”. Agregó que, “en su dimensión religiosa, constituye un elemento trascendental en
la protección de las convicciones de los creyentes y en su forma de vida” [sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, de fecha 5 de febrero de 2001, considerandos
79 y 80 (NOGUEIRA, 2006, nota 9)]”. (NOGUEIRA, 2006). Con todo, y para ser justos, debemos
decir que la demanda ante la Corte Interamericana fue “por la censura judicial impuesta a la
película La última tentación de Cristo. Se debe resaltar que este caso, además de ser el pri-
mer pronunciamiento de la Corte sobre libertad de expresión en el siglo XX [XXI], resalta la
importancia que tiene para [la] sociedad y el individuo la pluralidad de creencias y opiniones
que deben existir sobre un tema especí¿co. Toda persona puede escoger libremente las pelí-
culas que considere de su interés y no puede verse restringido en sus decisiones personales
porque sectores de la sociedad consideren que sus creencias puedan verse amenazadas con
determinada clase de películas” (ARCILA, 2011, p. 12).
1762 En esta misma materia se ha pronunciado la Corte de Apelaciones de Antofagasta, en
recurso de protección, causa Rol Nº 994-2005, sobre libertad de culto versus contaminación
acústica por ruidos, de fecha 26 de noviembre de 2005.
1763 Vide NOGUEIRA, 2006B.
312 WALDO L. PARRA
1764Supra NOGUEIRA. De acuerdo con Nogueira, “esta libertad de culto está con¿gurada en
el artículo 6º literales b, c, d y e de la Ley Nº 19.638 que establece normas sobre constitución
jurídica de las iglesias y organizaciones religiosas: El literal b) establece la facultad de las
personas para practicar en público o en privado, individual o colectivamente, actos de oración
o de culto, conmemorar las festividades, celebrar sus ritos, observar su día de descanso sema-
nal; recibir a su muerte una sepultura digna, sin discriminación por razones religiosas; no ser
obligado a practicar actos de culto o a recibir asistencia religiosa contraria a sus convicciones
personales y no ser perturbada en el ejercicio de estos derechos”. El literal c) establece la
facultad de recibir asistencia religiosa de su propia confesión dondequiera que se encuentre.
La forma y condiciones de acceso de pastores, sacerdotes y ministros del culto, para otorgar
asistencia religiosa en recintos hospitalarios, cárceles y lugares de detención y en estableci-
mientos de las Fuerzas Armadas o de Orden y Seguridad, se regula mediante reglamentos que
dictará el Presidente de la República, a través de los Ministerios de Salud, Justicia y Defensa
Nacional, respectivamente. El literal d) determina la facultad para recibir e impartir enseñanza
o información religiosa por cualquier medio, elegir para sí la educación religiosa y moral que
esté de acuerdo con sus propias convicciones. En el caso de menores no emancipados, serán
los padres, y en el caso de los incapaces bajo tuición, serán los guardadores los que determi-
nen la educación religiosa y moral de las personas puestas bajo su tutela” (NOGUEIRA, 2006B).
“Finalmente, el literal e) determina la facultad de reunirse y manifestarse públicamente con
¿nes religiosos y asociarse para desarrollar comunitariamente sus actividades religiosas, de
conformidad con el ordenamiento jurídico. La manifestación de todas las creencias ampara
las opiniones, como asimismo la difusión y propagación de ideas de carácter religioso, junto
con consagrar el pluralismo de opciones en la materia (Supra NOGUEIRA).
1765 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 707-729.
1766 Vide Capítulo II, letra A).
1767 Vide artículo 19, Nº 6, inciso 1º de la Constitución Política de 1980.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 313
5. El principio de no discriminación1772
5.1. Generalidades
otro, también tiene que ver directamente con lo social y con el trabajo. Se-
gún Plá, “el principio de la no discriminación lleva a excluir toda aquellas
diferenciaciones que colocan a un trabajador en una situación inferior o
más desfavorables que el conjunto. Y sin una razón válida ni legítima”1773.
De acuerdo con el artículo 19 Nº 16 de la Constitución Política de 1980,
se garantiza a todas las personas la libertad de trabajo y su protección, y
como contrapartida, en su inciso tercero se prohíbe cualquier discrimina-
ción, en esa materia, que no se base en la capacidad o idoneidad personal,
sin perjuicio de que la ley pueda exigir la nacionalidad chilena o límites
de edad para determinados casos”1774. Según el Dictamen Nº 3.704/134,
de 11 de agosto de 2004, el reconocimiento a la no discriminación “es una
expresión jurídica tangible y concreta de la dignidad de la persona humana
y en ‘una manifestación del contenido axiológico y una postura valorativa
concreta respecto de la dignidad inherente a toda persona’”1775. Y agrega
el señalado dictamen que “de esta manera el derecho a la no discrimina-
ción se constituye en un verdadero derecho subjetivo ‘en tanto ampara y
tutela los espacios de libertad de los ciudadanos garantizando un verdadero
‘status jurídico’ para los mismos, irrenunciable e irreductible’”1776. Por lo
tanto, visto desde esta perspectiva, la no discriminación es un principio
fundamental del Derecho Social y Laboral moderno, pero es, a la vez, uno
de los aspectos más importantes en el mundo contemporáneo1777.
de 2002.
1777 En este punto es importante hacer referencia al Proyecto de Ley (Boletín Nº 3.815-07)
1784
Vide artículo 19, Nº 16, de la Constitución Política de 1980. Por su parte, el artículo
5º del Código del Trabajo señala que “el ejercicio de las facultades que la ley le reconoce al
empleador tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores,
en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos”, lo cual
es expresivo de la plena vigencia de los derechos garantizados por la Constitución durante la
vigencia de la relación laboral, y establece que el respeto a estas garantías, entre las que se
encuentra evidentemente el derecho a la no discriminación, lo cual constituye una limitación
a las facultades que la ley reconoce al empleador (Vide CAAMAÑO, 2003, p. 31).
1785 CAAMAÑO, 2003, p. 31.
1786 Esta asociación, que de buenas a primeras resulta tan obvia, creemos que puede
resultar un error. Según el Dictamen Nº 2.210/035, de la Dirección del Trabajo, “la discri-
minación adquiere vida propia en tanto deja de ser entendida como un simple problema de
desigualdad. La con¿guración de determinados tipos discriminatorios suponen una valora-
ción jurídico-¿losó¿ca de determinadas situaciones que atentan contra la propia dignidad
humana (al descali¿carlo perjudicialmente por razones meramente personales e irrelevantes
al momento de evaluar la capacidad o idoneidad del trabajador); una reacción a ciertos
fenómenos sociales preexistentes y muy arraigados de marginación y exclusión social, sea
de individuos o de grupos en función de sus características singulares. Las situaciones de
discriminación obedecen [entonces] no ya a situaciones meramente irrazonables o arbitrarias
sino que por sobre todo odiosas e indignas, que suponen la identi¿cación del afectado ya no
como diferente sino como inferior y sometido. En de¿nitiva las situaciones de discrimina-
ción recogidas por la legislación interna y la internacional denotan una clara e inequívoca
toma de postura del orden social contra determinados y especí¿cos tratos desiguales entre
seres humanos” (Dirección del Trabajo, 2009, p. 11). Sin el tiempo ni la oportunidad para
dedicarnos a ella, buena parte de un nuevo estudio debe estar dirigido a la realidad actual de
la igualdad entre los individuos, que traspasa indudablemente la frontera de lo meramente
legal, para situarse en la esfera de lo biológico y evolutivo (Vide CRONIN, 1991; RIDLEY, 1993,
y BROCKMAN, 2003, entre otros).
1787 Vide artículo 19, Nº 2, de la Constitución Política de 1980.
1788 Vide artículo 19, Nº 20, de la Constitución Política de 1980.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 317
1796 Vide artículo 2º, inciso séptimo, del Código del Trabajo.
1797 Vide artículo 2º, inciso quinto, del Código del Trabajo.
1798 Vide artículo 2º, inciso octavo, del Código del Trabajo, y CAAMAÑO, 2003, pp. 34-35.
1799 Vide IRURETA, 2006, pp. 73-90.
1800 Vide Dirección del Trabajo, 2009, p. 10. De acuerdo con el Dictamen Nº 2.210/035, de
Efectivamente, los tribunales han declarado que “en todo despido hay cierta
discriminación propia de la decisión de excluir a uno o varios trabajadores
de acuerdo con la facultad de administración del empleador, sin perjuicio
de la necesidad y justi¿cación de tal medida”.1801 Al ¿nal, en este punto,
digamos con Díaz que el derecho a no ser discriminado no aparece incluido
en el artículo 485 del Código del Trabajo como un derecho fundamental,
por lo que, en principio, podríamos considerarlo fuera de la protección de
la tutela laboral. Sin embargo, a reglón seguido, en el inciso segundo, el
mismo artículo señala que “también se aplicará este procedimiento para
conocer de los actos discriminatorios a que se re¿ere el artículo 2º de este
Código, con excepción de los contemplados en su inciso sexto”1802.
sonal’ para el puesto de trabajo), pero de los que igualmente se derivan diferencias de trato en
razón de las situaciones disímiles en las que pueden encontrarse los sujetos pertenecientes a
un cierto colectivo en relación a otro, produciendo un resultado desventajoso para unos y para
otros no. En efecto, la aplicación de un mismo trato diferenciador (prima facie) lícito a todos
los sujetos por igual puede redundar en desigualdades atendidas las características especí¿cas
de ciertos grupos; así por ejemplo, el supeditar el dominio de un idioma o un determinado nivel
de enseñanza educacional como requisito para acceder a un cargo cuando dicha cuali¿cación
no resulte estrictamente necesaria para el mismo, afecta irremediablemente a los miembros
de todos aquellos grupos sociales que están en una condición desmejorada para formarse en
un idioma o que pertenezcan a una determinada nacionalidad o que no pudieron terminar sus
estudios” (Dirección del Trabajo, 2009, pp. 12-13).
1801 Vide demanda de tutela de derechos fundamentales con ocasión del despido y cobro de
prestaciones, en causa caratulada Rivera Castillo, Isabel c/ Vida Tres S.A. Ltda., RIT Nº 62-09,
en Juzgado de Letras del Trabajo, de fecha 19 de marzo de 2010.
1802 Vide artículo 485 del Código del Trabajo.
1803 Vide artículo 194, inciso cuarto, del Código del Trabajo.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 321
D) CONCLUSIONES
350. Por lo tanto, para saber qué es lo que permite decir, en materia labo-
ral, que los derechos fundamentales deben ser reconocidos legislativamente,
respecto de todos y de todo, utilizamos un modelo teórico [reglas + princi-
pios] que nos permitiera explicar la forma en que estaría “construida” una
norma jurídica de derecho fundamental y, en particular, aquella que considera
a los denominados derechos fundamentales “inespecí¿cos” en la teoría de
los derechos, para, posteriormente, de este modo, proceder a examinar si
esta construcción normativa aplicaba, de alguna manera, en nuestra propia
Constitución Política, y si era así, veri¿car, a título de ejemplo, aquellas
normas jurídicas de derechos fundamentales del texto constitucional que
pudieran cali¿car como derechos fundamentales de carácter “inespecí¿cos”.
Este segundo paso fue imprescindible, como una manera de conocer el actual
estado del reconocimiento empírico de la e¿cacia horizontal de los derechos
fundamentales en nuestro país y las condiciones necesarias para la existencia
de un ordenamiento jurídico basado en un modelo [reglas + principios].
Finalmente, hicimos una aproximación hacia aquellas reglas y principios
que han sido catalogados en nuestra Constitución Política, y que, a partir
de la ¿nalidad de nuestra investigación, se reconocieran e instituyeran, en
presencia de la denominada doctrina alemana del Drittwirkung, en nuestra
Carta Fundamental, mediante el examen de normas de derecho fundamental
directamente estatuidas por la Constitución, o bien a ellas adscriptas1806,
que pudieran evidenciarla, sin llevar a cabo, necesariamente, un análisis
detallado de este fenómeno en el texto constitucional, y si es así, veri¿car,
a título de ejemplo, aquellas normas jurídicas de derechos fundamentales
que pudieran cali¿car con el apelativo de “inespecí¿cos”.
resultan exigibles para el propio Estado, así como para los particulares1809.
De esta manera, el Sistema Democrático y de Derecho se convierte en ga-
rantía de los derechos fundamentales y éstos en el fundamento del mismo
sistema. Es en esta doble disposición en donde se encuentra la esencia
del Sistema Democrático, como correspondencia política, y la esencia del
Estado de Derecho, como sistema jurídico, en virtud de los cuales no sólo
es posible hacer valer los derechos fundamentales frente al Estado, sino
frente a todo aquel que se oponga a su existencia y ejercicio.
titución en los demás ámbitos del sistema jurídico, vale decir, de la posibi-
lidad de aplicación de las normas de derechos fundamentales en los otros
ámbitos del ordenamiento jurídico, que a partir de aquello se empararían, se
irían constitucionalizando o serían afectos a la irradiación de los principios
circunscritos a la Constitución, de tal manera que el sistema jurídico, en su
conjunto, se vincularía entre sí, en concomitancia con los postulados éticos
del mismo ordenamiento1815. 3. Y la existencia de una Constitución dotada
de fuerza vinculante, esto es, por el parámetro de control constitucional, en
cuanto que los jueces, en la labor que les es propia, esto es, conocer, juzgar
y hacer ejecutar lo juzgado, no pueden ya dejar de aplicar los preceptos
legales, sino de la manera en que así lo ha determinado la jurisprudencia
constitucional. De esta forma, es posible entender que esta condición se
cumple en Chile mediante la utilización de diversos medios de control
constitucional y por distintos órganos jurisdiccionales.
363. Y agrega Bordalí que “en un sentido similar Daniela Accatino señala
que ‘(…) me parece que en el caso de un juez que se encuentre frente a un
caso al que sea aplicable una norma legal que juzgue inconstitucional, sin
que ni las partes interpongan recurso de inaplicabilidad ni la Corte Supre-
ma se avoque de o¿cio a conocer esa cuestión, debería entenderse que ese
mismo juez tiene la facultad de inaplicar esa norma legal (si no consigue,
(…) interpretarla de modo que resulte coherente con la Constitución)’.
Lo que no es posible aceptar –si tomamos en serio el artículo 6º de la
Constitución y el modelo del Estado constitucional de derecho– es que el
juez, que debe ‘someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas
conforme a ellas’, se vea obligado a utilizar una norma legal inconstitu-
cional, si es que las partes no interponen un recurso de inaplicabilidad o
la Corte Suprema no la declara de o¿cio”1824. Por lo tanto, no basta con
que a los sujetos que son gobernados mediante el derecho se les diga a qué
atenerse cuando se les aplica una norma jurídica1825, sino que debe haber
una avenencia o conformidad entre lo que se hace y lo que se dice, entre
la norma que declara el derecho y el juez que la administra, en un sentido
más comprehensivo a la mera aplicación mecánica de la ley1826. Atria nos
advierte que esto es especialmente importante al momento de interpretar
una norma jurídica de derecho fundamental1827, ya que el valor normativo
de la certeza y seguridad jurídica, en esta materia, estará dado no por la
racionalización de aquellos datos evidentes y necesarios1828 que nos pue-
dan proporcionar las normas jurídicas en sí mismas, sino por la capacidad
deliberativa y argumentativa que emana de esa misma racionalización1829
de normas al momento de hacer uso de ellas. Finalmente, al veri¿car si esta
construcción normativa aplicaba, de alguna manera, en el texto de nuestra
propia Constitución Política, fortalecimos la concepción de un ordenamiento
jurídico basado en un modelo [reglas + principios].
A) INTRODUCCIÓN
365. Para llevar a cabo lo anterior, tuvimos primero que utilizar un modelo
teórico-jurídico [reglas + principios] que nos permitiera explicar la forma en
que estaría “construida” una norma jurídica de derecho fundamental y, en
particular, aquella que considera a los denominados derechos fundamentales
“inespecí¿cos”, cotejarla con la normativa de nuestro propio ordenamiento
legal, para, después, proceder a examinar si esta construcción normativa,
reconocida en el plano legislativo, se adecua, de alguna manera, a los cri-
terios judiciales de nuestro ordenamiento jurídico. Este segundo paso es
imprescindible, como una manera de conocer el actual estado del recono-
cimiento normativo de la e¿cacia horizontal de los derechos fundamentales
en nuestro país y las condiciones necesarias para la existencia de un poder
jurisdiccional basado en un modelo [reglas + principios], en concordancia
con la relación jurídica que surge entre empleador y trabajador.
367. De acuerdo con lo dicho, para saber qué es lo que permite decir,
en materia laboral, que los derechos fundamentales deben ser garantizados
respecto de todos y de todo, nos avocaremos, primeramente, al estudio de
aquellos planteamientos acerca del control constitucional de los derechos
fundamentales, la aplicación directa de la Constitución por los tribunales
de justicia, los argumentos respecto de la falta de necesidad de un proce-
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 335
1830 Caamaño dice que “la noción de ciudadanía en la empresa surge a partir del reconoci-
1836 Aguilar y Contreras señalan que “el empleador y/o la empresa en que se desempeña
el trabajador, o cualquiera sea el lugar en que éste lleva a cabo su prestación de servicios bajo
la dependencia o subordinación de su empleador, constituye un espacio en que pueden verse
seriamente afectados los derechos humanos del trabajador, en especial, su honor, intimidad,
vida privada y libertad de expresión, derechos que deberían tener plena vigencia al interior
de la empresa, por cuanto el hecho de que el trabajador se encuentre al interior de ella no trae
como consecuencia que éste pierda su carácter de individuo, y los derechos de que es titular
en dicha calidad” (AGUILAR y CONTRERAS, 2007).
1837 Vide CAAMAÑO, 2006, p. 2. Silva enseña que también debemos tener presente la compo-
sición del supuesto de hecho de la tutela laboral. En efecto, de acuerdo con la ley, es menester
tener en cuenta que la lesión de los derechos fundamentales del trabajador se produce a partir
del ejercicio injusti¿cado, arbitrario, desproporcionado, afectando al contenido esencial de
tales derechos, por parte del empleador, mediante el ejercicio de sus facultades de dirección
de la empresa (Vide artículo 485, Código del Trabajo). Por lo tanto, el supuesto de hecho se
basa en la conducta del empleador (SILVA, 2011, p. 37).
1838 Vide Dirección del Trabajo, 2009, p. 31. La Dirección del Trabajo a¿rma que “en lo que
se re¿ere a los límites del poder del empleador frente al control y revisión de sus trabajadores
y/o de sus efectos personales, se ha resuelto con anterioridad, que resulta lícito que el emplea-
dor plantee medidas de control y revisión pero es necesario que tales medidas ‘se integren en
sistemas que sean compatibles con el respeto de la honra y dignidad de los trabajadores’ y,
en función de este objetivo se requiere que los sistemas de prevención ‘sean técnicos y des-
personalizados’, y que, por ende, se ‘apliquen mediante mecanismos automáticos y de sorteo’,
338 WALDO L. PARRA
variables y complejas, la empresa es difícil de de¿nir según los regímenes, las ideologías, las
costumbres, la cultura y el grado de desarrollo económico y técnico de la sociedad contempo-
ránea”. (WALKER ERRÁZURIZ, 2003, p. 139). Y agrega este autor que, “la empresa constituye hoy
en día, cualquiera que su régimen jurídico, una comunidad de intereses en la cual convergen tres
estamentos: A) La dirección de la empresa que (…) tiene una mayor o menor dependencia de los
dueños del capital, según sea el caso; B) El personal, es decir, los trabajadores que constituyen
un todo orgánico, aun cuando, sin embargo, pueden representar intereses ligeramente diversos
entre sí y, ¿nalmente, C) La colectividad representada generalmente por el Estado, que directa
(en el caso de las empresas públicas y de las sociedades de economía mixta) o indirectamente
(en el caso de las empresas privadas) se encuentra presente en la empresa. Esta presencia de
la colectividad debe materializarse sobre bases jurídicas claramente estables y determinadas
para evitar cualquier arbitrariedad y di¿ere según sea la institucionalidad imperante en el país”
(WALKER ERRÁZURIZ, 2003, p. 144).
1841 UGARTE, 2008, p. 262.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 339
1842 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, p. 244. Al respecto, Aguilar y Contreras advierten que es la
vincial del Trabajo de San Felipe c/ Buses Ahumada Ltda. - Juzgado de Letras del Trabajo
de Valparaíso - Sala - RIT:11-09 - Procedimiento de tutela laboral - Denuncia administrati-
va - 8-sep-2009, que señaló que “constituye una vulneración del derecho a la vida privada,
consagrado en la Constitución Política de la República, el contar con dispositivos de vigi-
lancia que tengan por objeto principal ejercer un control continuo y permanente sobre los
trabajadores”; 2) Empresa de Desarrollo Pesquero de Chile S.A. c/ Inspección Provincial del
Trabajo de Punta Arenas - Corte de Apelaciones de Punta Arenas - Sala - Rol:29-09 - Prácti-
cas antisindicales - Recurso de Nulidad - 25-ago-2009, que señaló que “bene¿ciar y mejorar
las condiciones de salario a un grupo de trabajadores se encuentra comprendido dentro de
las facultades legales de administración del empleador, en consecuencia aplicarlos en favor
de trabajadores no sindicalizados no implica desestimular la a¿liación sindical”, y 3) Muñoz
Inarejo, Mauricio c/ Administradora de Establecimientos Sociales Unión El Golf Ltda. - Corte
de Apelaciones de Santiago - Sala - Rol: 903-10 - Tutela de Derechos Fundamentales - Re-
curso de Nulidad - 21-oct-2010, que señaló que “se valida la sentencia en que se condenó a
la empresa por vulneración del derecho fundamental a la no discriminación, en razón de la
sindicación del actor”.
1844 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, p. 243.
340 WALDO L. PARRA
1845 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 245. A este respecto, Aguilar y Contreras nos recuerdan que
otras áreas del derecho y a otros sujetos jurídicos afectados, llámese consumidor o prestador
de servicios, comprador o vendedor, trabajador o empresa. Esta mirada de las cosas ha sido
planteada por Barrios en su tesis de grado denominada “La e¿cacia horizontal de los derechos
fundamentales en la relación laboral. Los derechos fundamentales del empleador”. Sin embargo,
por sus características propias, si optamos por admitir esta teoría, no podríamos hacerlo en el
campo del Derecho Laboral, sino en uno distinto, o al menos, más amplio, como el Derecho
Comercial o Económico. El identi¿car supuestos derechos fundamentales del empleador, que
pueden ser afectados, o la falta de distinción de la ley para aplicar la teoría del Drittwirkung,
no son causa su¿ciente para entender incorporado un criterio de estas dimensiones en las
relaciones laborales entre empleador-trabajador. En efecto, es parte de la esencia de la teoría
del Drittwirkung el hecho que su e¿cacia horizontal limita las facultades de dirección del
empleador. Así lo dice el artículo 485 del Código del Trabajo cuando determina que se produce
una afectación a los derechos fundamentales de los trabajadores cuando el ejercicio de las
facultades del empleador limita el ejercicio pleno de tales derechos respecto del trabajador,
y lo hace de una manera injusti¿cada, arbitraria y desproporcionada o, bien, sin respeto de
su contenido esencial (Vide artículo 485, Código del Trabajo). Por lo tanto, “esta tipi¿cación
del ilícito exige por parte del juez analizar la conducta del empleador a la luz de las faculta-
des que la ley le reconoce. La insu¿ciente justi¿cación, la arbitrariedad o desproporción y la
afectación al contenido esencial de los derechos se enmarcan en el ejercicio de las facultades
legales del empleador” (SILVA, 2011, p. 37). Resulta, entonces, que si la tutela jurídica de la
e¿cacia horizontal de los derechos fundamentales denominados “inespecí¿cos”, está íntima-
mente vinculada a lo que hace o deja de hacer el empleador, mal podría ser éste partícipe, en
el ámbito laboral, de iguales calidades de garantía que el trabajador. Y aunque consideráramos
la posibilidad que el empleador, en el ámbito laboral, también pudiese ser protegido por la
tutela de derechos fundamentales, la jurisprudencia ha demostrado que, sin perjuicio del uso de
las acciones generales que establece la ley, en ese escenario, la realidad superaría a la norma
(Vide BARRIOS, 2003). En este aspecto, Silva señala, muy por el contrario, que “la garantía
constitucional de los derechos de las personas no habría penetrado a la empresa e¿cazmente
pese a su reconocimiento expreso [en la Constitución Política de 1980], sino para favorecer
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 341
especialmente al empleador, a través del recurso de protección. Los derechos del artículo 19
de la Constitución no estaban garantizados por igual para trabajadores y empleadores. Parecía
que el único bien de los trabajadores que conocía algún grado de reconocimiento jurisdiccional
era el patrimonial. Las demás dimensiones de su personalidad (honra, vida privada, integridad
psíquica, por ejemplo) prácticamente no gozaban de protección” (Vide SILVA, 2011, p. 33).
1847 A modo de ejemplo, podemos mencionar las siguientes causas: 1) Jara Miranda, Andrea
I. c/ Redbus Urbano S.A. - Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago - Sala - RIT:4-
09 - Tutela de derechos fundamentales - 16-noviembre-2009, que señaló que “aun cuando el
reglamento interno de la empleadora contemple la posibilidad de denuncia en caso de acoso
sexual, se requiere también que exista un procedimiento real y efectivo, estableciéndose la
forma en que éste debe ser presentado, la persona ante la cual deducirla y la sustanciación.
Por lo que al haber desvinculado a la denunciante, ha terminado la relación con infracción de
derechos fundamentales”; 2) Chacana Pérez, Luis A. c/ Guzmán Marín, Silvia - Juzgado de
Letras del Trabajo de Copiapó - Sala - RIT:4-09 - Tutela de Derechos Fundamentales - 20-
noviembre-2009, que señaló que “la prueba por indicios regulada por el artículo 493 del Código
del Trabajo implica que el trabajador aporte un principio de prueba razonable de que el acto
empresarial lesiona su derecho fundamental, tendiente a poner de mani¿esto el motivo oculto
de aquél, lo cual no consiste en la mera alegación de la vulneración constitucional, sino que
debe permitir deducir la posibilidad de que aquélla se haya producido”, y 3) Gómez Carvajal,
Carlos c/ Universidad de la República - Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago
- Sala - RIT:14-09 - Tutela de Derechos Fundamentales - 29-noviembre-2009, que señaló
que “la acción de tutela laboral procede únicamente cuando la situación de vulneración se da
dentro de las facultades legales del empleador, ya que si existe norma laboral que la prohíba,
el trabajador tiene vías legales para hacer cesar dicha situación”.
342 WALDO L. PARRA
dice que “la ilegalidad de la conducta del empleador es una condición necesaria para el éxito
de la tutela. Si el empleador hizo ejercicio de sus facultades legales, entonces no hubo lesión
de derechos” (SILVA, 2011, p. 38). En efecto, “para ilustrar con un ejemplo, tomemos el consi-
derando 4º de la sentencia de reemplazo que la Corte de Apelaciones de Valparaíso dictó en el
conocido caso Barkhann con Colegio Alemán de Valparaíso. En el fallo la Corte a¿rmó: ‘En
el juicio no se ha demostrado que el empleador haya vulnerado garantías constitucionales, tan
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 343
374. En primer lugar, hay que tener presente que el surgimiento de los
derechos fundamentales está en concordancia con la idea de que tales de-
rechos se asocian a cada individuo de la especie humana1857. Desde esta
perspectiva podríamos decir que, en principio, la protección iusfundamental
alcanzaría a todas las personas, sin excepción, sean estos entes públicos o
privados, sean ciudadanos sin rango o sean éstos trabajadores. Sin embargo,
concluiremos que esto no siempre es así. Veamos, primero, el caso de las
personas naturales.
sólo ha hecho uso de sus facultades…’ ¿Cómo pudo la Corte llegar a esta conclusión? ¿Cómo
supo que el empleador ‘tan sólo ha hecho uso de sus facultades’? Examinando la conducta a
la luz de la ley, el tribunal no puede saber si el empleador se ha ceñido a sus facultades, si no
contrasta antes su conducta con la ley que se las concede (SILVA, 2011, p. 42). Por lo tanto,
pareciera que, más que proteger supuestos derechos fundamentales del empleador, la tutela
laboral se erige como tal no sólo cuando ampara los derechos fundamentales de carácter
‘inespecí¿cos’, sino cuando, al contrastar las conductas de las partes en una relación laboral,
puede también concluir que el empleador ha actuado dentro de los márgenes que establece la
ley” (Vide BARRIOS, 2003).
1855 UGARTE, 2010, p. 15.
1856 Vide Dictamen Nº 287/14, de fecha 11 de enero de 1996, y Dictamen Nº 4.782, de
1859 Supra MARTÍNEZ. Y agrega Martínez que, sin embargo, “si bien algunas constitucio-
nes, como la nuestra, hacen e¿caces los derechos fundamentales respecto de particulares, lo
cierto es que hay algunos factores que ponen en duda la necesidad de tal cualidad” (MARTÍNEZ,
1998, p. 63).
1860 Esto es, según el encabezado del artículo 19 de la Constitución Política de 1980, en
relación con el artículo 1º inciso primero, primera parte. Vide ALDUNATE, 2003b, p. 189, y
2008, p. 148.
1861 Supra ALDUNATE. Aldunate agrega que “la identi¿cación de la calidad de titular de
derechos fundamentales con la de toda persona natural, en nuestra Constitución, no es, sin
embargo, una a¿rmación de validez general” (ALDUNATE, 2003, p. 189). En efecto, dice este
autor que, “por una parte, la encontramos sustentada en todas aquellas disposiciones del ar-
tículo 19 de las que se deriva un ámbito personal de validez universal: en primer lugar, todas
aquellas disposiciones cuya sintaxis permite vincularlas al enunciado de este artículo: 19 Nº 1
i. I; Nº 2 i. I primeras tres oraciones; Nº 3 I. I, Nº 4 i. I, Nº 5, Nº 6 i. I, Nº 7, Nº 8 i. I primera
frase, Nº 9, Nº 10, Nº 12, Nº 12 i. I, Nº 14, Nº 15 i. I, Nº 16 i. I, Nº 17, Nº 18 i. I, Nº 19 i. I,
Nº 20 i. I, Nº 21 i. I, Nº 22 i. I; Nº 23 i. I, Nº 23. i. I, Nº 25 i. I, Nº 26; en segundo lugar, todos
aquellos derechos enunciados de manera general bajo la redacción “toda persona”: 19 Nº 3 i.
II, Nº 7 literal a), Nº 12 i. III (natural o jurídica), Nº 16 i. II o “nadie” Nº 3 i. IV, Nº 7 literal b)
i. I, literal d) i. I, Nº 15 i. III, Nº 24 i. III” (Supra ALDUNATE). Y agrega este autor que “frente
a estos enunciados, encontramos casos en que esta titularidad extendida está restringida por la
propia Constitución; así, según artículo 19 Nº 3 i. II segunda oración, debe entenderse que el
ámbito normativo del derecho de defensa de los integrantes de las fuerzas ahí mencionadas, en
lo administrativo y disciplinario, queda de¿nido por las respectivas normas estatutarias (que,
en su caso, podrán incluir las correspondientes disposiciones reglamentarias)” (ALDUNATE,
2003, p. 190).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 345
primero, parte segunda, esto es, “tratándose de los integrantes de las Fuerzas Armadas y de
Orden y Seguridad Pública, este derecho [a defensa jurídica en la forma que la ley señale] se
regirá, en lo concerniente a lo administrativo y disciplinario, por las normas pertinentes de sus
respectivos estatutos” (artículo 19 Nº 3, Constitución Política de 1980. (Biblioteca del Congreso
Nacional de Chile, 2011). Y agrega este autor que este tipo de restricciones al reconocimiento
de titularidad es excepcional. Es por ello que, en ausencia de disposición constitucional habi-
litante, debería analizarse la posible inconstitucionalidad que afecta a disposiciones como la
del artículo 18 de la Ley Nº 18.603” (ALDUNATE, 2008, p. 149).
1872 Un tema igualmente relevante es el planteado por Aldunate respecto de la denominada
1874 Supra ALDUNATE. De esta manera, dice Aldunate, “puede sostenerse que el reconoci-
miento de la titularidad de derechos fundamentales a las personas jurídicas tiene un carácter
excepcional, y requiere de una justi¿cación particular. Ésta debe ser estructurada a partir de una
distinción fundamental, entre personas jurídicas de derecho privado, y personas jurídicas de
derecho público. (…)” (ALDUNATE, 2003, pp. 195-196). “Así –dice este autor–, puede sostenerse
que las personas jurídicas de derecho privado son proyecciones del actuar de los individuo,
bajo formas complejas puestas a disposición por el ordenamiento jurídico pero, y en todo caso,
como instrumentos para el desarrollo de sus propios ¿nes. En cambio, las personas jurídicas
de derecho público y, en especial, aquellas que forman parte del Estado en un sentido amplio
(Fisco, organismos que gozan de autonomía) existen para el ejercicio del poder público y son
precisamente las destinatarias de las normas de protección de los derechos fundamentales; son
estas entidades las que deben respetar estos derechos (artículo 5º i. II CPR), resultando difícil
aceptar que, al mismo tiempo, adquieran la calidad de titulares de los mismos” (ALDUNATE,
2003, p. 196). Nuevamente en este punto nos distanciamos de este autor y concordamos con
que “a partir del enunciado inicial del artículo 19 (“La Constitución asegura a todas las per-
sonas”), del de legitimación activa genérica del artículo 20 (“El que…”) y de la regla de no
distinción traspasada del derecho civil (allí donde el legislador no ha distinguido, no es lícito
al intérprete distinguir), se ha hecho casi un lugar común [para “la práctica de los tribunales”
(Supra ALDUNATE) la a¿rmación de que los derechos contenidos en el artículo 19 deben ser
reconocidos, dentro de sus posibilidades, al menos dentro del contexto del recurso de protec-
ción, a las personas jurídicas en general; ocasionalmente, en extensión de la titularidad de los
derechos constitucionales reconocidos a las personas morales” (Supra ALDUNATE).
1875 IRURETA, 2006, p. 35.
1876 Vide IRURETA, 2006, p. 35.
1877 IRURETA, 2006, p. 35.
348 WALDO L. PARRA
1878
Supra IRURETA. Este autor señala que la Constitución de 1980, a diferencia de la Cons-
titución alemana, “carece de una norma que asegure el ejercicio de derechos fundamentales
por parte de las personas jurídicas” (IRURETA, 2006, p. 35, nota 91).
1879 Con todo, Borrajo nos recuerda que “el Derecho del Trabajo como legislación especial
fue, en principio, privativo de los obreros, es decir, de los trabajadores manuales de la industria;
los trabajadores de servicios gozaban, por su parte, de un régimen en cierto modo privilegiado,
al someterse a las prescripciones del Derecho de la función pública (funcionarios), o, si eran
particulares, a los preceptos, socialmente más avanzados, de la dependencia mercantil (…) y
del servicio doméstico (…)” (BORRAJO, 1999, pp. 37-38). Y Walker Linares nos da testimonio
de lo ocurría en Chile, a principios del siglo XX: “la condición de (…) [asalariados agrícolas]
es la de los inquilinos de las grandes propiedades rurales, que forman la base de la fortuna de
las viejas familias del país; el régimen de trabajo semifeudal del inquilino es de¿ciente, si se
lo considera con criterio de justicia social; tiene malas habitaciones, trabaja una jornada de-
masiado larga, pasa en invierno muchísimos días sin percibir jornal, su salario es ín¿mo (…),
haciéndose casi imposible mejorar de situación y llegar al mínimo de bienestar a que todo ser
humano tiene derecho; únese a todo esto la falta de cultura del trabajador y su alcoholismo, y
vemos que el cuadro real de la vida del inquilino chileno nada tiene de halagador” (WALKER
LINARES, 1941, p. 48).
1880 Vide BORRAJO, 199, p. 36.
1881 Vide Supra BORRAJO. A este respecto debemos considerar que algunas de las insti-
tuciones que se han creado durante este último tiempo, en la Administración Pública tienen
estatutos mixtos, en donde se hacen valer normas del Estatuto Administrativo y del Código
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 349
del Trabajo. Por ejemplo, lo señalado en el artículo 66 de la Ley Nº 19.640, que establece la
Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público, en cuanto a quienes se desempeñen como
¿scales o funcionarios, se regularán por las normas de esa ley y por las de los reglamentos
que de conformidad con ella se dicten. Supletoriamente, le serán aplicables las normas del
Estatuto Administrativo, Ley Nº 18.834; las del Código del Trabajo, y las de la Ley Nº 19.345,
que dispuso la aplicación de la Ley Nº 16.744, sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades
Profesionales a los trabajadores del sector público.
1882 ALDUNATE, 2003b, p. 190.
1883 Vide ALDUNATE, 2003b, p. 190.
1884 ALDUNATE, 2003b, p. 190.
1885 Vide ALDUNATE, 2003b, p. 190.
1886 Aunque las relaciones entre el Estado y el personal de los ministerios, intendencias,
Administrativo, aprobado por la Ley Nº 18.834, y las relaciones del Estado con los funciona-
rios municipales se rigen por el Estatuto Administrativo, aprobado por la Ley Nº 18.883, y las
relaciones laborales de los profesionales de la educación se regulan por las normas de la Ley
Nº 19.070, el artículo 1º acepta la aplicación, en forma supletoria, del Código del Trabajo y sus
leyes complementarias, “en los aspectos o materias no regulados en sus respectivos estatutos,
siempre que ellas no fueren contrarias a estos últimos” (Vide artículo 1º, Código del Trabajo,
versión Dirección del Trabajo). En efecto, en el caso de los profesionales de la educación que
se desempeñan en el sector municipal, la norma señala expresamente que éstos se regirán por
las normas de este Estatuto de la profesión docente y, supletoriamente, por las del Código del
Trabajo y sus leyes complementarias (Vide artículo 71, D.F.L. Nº 1, de fecha 22 de enero de
1997, del Ministerio de Educación, que Fija texto Refundido, Coordinado y Sistematizado de
la Ley Nº 19.070 que aprobó el Estatuto de los Profesionales de la Educación, y de las leyes
que la complementan y modi¿can).
1887
ALDUNATE, 2003b, p. 197. Según Aldunate, la jurisprudencia ha hecho extensivo el
reconocimiento de derechos fundamentales también a las personas jurídicas de derecho público
(ALDUNATE, 2003B, p. 196).
1888 Vide ALDUNATE, 2003b, pp. 197-198.
1889 Vide artículo 19 Nº 12, inciso quinto, artículo 19 Nº 21, inciso segundo, y artículo 19
Nº 21, inciso séptimo, de la Constitución Política de 1980. Vide ALDUNATE, 2003b, pp. 197-
198.
1890 Vide ALDUNATE, 2003, p. 198. Una excepción al respecto lo constituyen las entidades
a las que se les reconoce personalidad jurídica de derecho público para el cumplimiento de
¿nes que son proyección del desarrollo individual o que, al menos, aparecen como opuestos al
desarrollo del poder estatal, en el sentido de generar espacios de autonomía. El mejor ejemplo
lo constituye el reconocimiento de la personalidad jurídica de derecho público a las Iglesias
Católica y Ortodoxa (ALDUNATE, 2003, p. 198). Podría incluirse aquí también, dice Aldunate, la
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 351
que podría denominarse falsa personalidad de derecho público, que la Ley Nº 19.638 reconoce,
en su artículo 10 i. ¿nal, a las entidades religiosas que cumplan con los procedimientos previstos
por dicha ley, y que de derecho público sólo tiene el nombre de la personalidad jurídica. En el
pasado pudo reconocerse este carácter al Colegio de Abogados (Supra ALDUNATE).
1891 ALDUNATE, 2003b, p. 198.
1892 Vide BORRAJO, 1999, p. 34.
1893 Vide BORRAJO, 1999, pp. 34-35.
1894 Vide Supra Capítulo III, letra B) 3.1.
1895 BORRAJO, 1999, p. 35.
352 WALDO L. PARRA
384. Este tipo de clasi¿caciones, tales como señalar que los obreros se
diferencian de los empleados porque los primeros realizan labores manuales
en el sector industrial en tanto que los segundos llevan a cabo un trabajo
intelectual y propiamente en el sector servicios, no tiene ningún asidero
en algún criterio técnico-jurídico de clasi¿cación1908. “De ahí –dice este
autor–, que la doctrina se oriente hoy día hacia una de estas dos solucio-
expresamente, cuando dice que “el ejercicio de las facultades que la ley le reconoce a la usuaria
tiene como límite el respeto a las garantías constitucionales de los trabajadores, en especial
cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos” (Vide artículo 183
del Código del Trabajo).
1929 Díaz advierte que es de la esencia de la garantía de derechos del trabajador, que estos
sean vulnerados por el empleador en el uso de sus facultades de dirección (Vide DÍAZ, 2010,
p. 367). En efecto, la existencia de la relación empleador-trabajador implica el desarrollo de un
vínculo entre una parte que detenta un poder y otra parte que carece del mismo. Esta situación
de poder considera un sinnúmero de acciones o facultades que el empleador utiliza para el
cumplimiento de sus objetivos. Díaz señala que dichas facultades se pueden clasi¿car en dos
grandes ámbitos: el poder de dirección y el poder disciplinario (Vide DÍAZ, 2010, p. 371). Y
agrega Díaz que “el poder de dirección consiste en organizar el conjunto de medios personales,
materiales e inmateriales para el logro de los ¿nes económicos, sociales, culturales o bené¿cos
estatuidos para la empresa” (DÍAZ, 2010, p. 371). Por otro lado, la potestad disciplinaria consiste
en mantener el orden de los trabajadores al interior de la organización. Esta potestad consiste
en “la corrección de las conductas contrarias a la disciplina laboral”, mediante la adopción
de medidas o la aplicación de sanciones en caso que algún trabajador incurra en falta” (DÍAZ,
2010, pp. 372-373). A este respecto, tanto la legislación, la doctrina como la jurisprudencia
están contestes en que la empresa mandante tiene facultades de empleador respecto de los
trabajadores de la empresa mandataria (Vide DÍAZ, 2010, pp. 375-376).
1930 Vide artículo 485 del Código del Trabajo.
358 WALDO L. PARRA
390. Vistas así las cosas, la teoría del Drittwirkung de los derechos
fundamentales está íntimamente vinculada a la problemática de esta di-
cotomía entre lo público y lo privado y, de esta forma, no resulta baladí
que se coloque especial atención en este “desdibujamiento de la línea
divisoria que separa ambas esferas”1934. Con todo, esta disyuntiva parece
la cabeza de playa de una discusión mayor en torno a una concepción
tradicional de los derechos fundamentales que debe modi¿carse para
subsistir1935. Y no se trata de un problema fácil, no tanto para quienes son
sus partidarios, sino justamente para quienes rechazan la posibilidad que
los derechos fundamentales puedan ejercer preponderancia en el ámbito
privado y mantienen ¿rmes su más absoluto convencimiento de que el
estatuto público o privado del presunto transgresor permite resolver la
problemática en torno a la existencia y validez del derecho fundamental
que pueda ser alegado1936.
1937
Pérez Luño nos recuerda que “el fenómeno de la informática ha supuesto una auténtica
revolución en el ámbito de los métodos tradicionales para la organización, registro y utilización
de informaciones. La dimensión cuantitativa de las informaciones que pueden ser almacenadas
y transmitidas es de tal magnitud que ha dado lugar a un auténtico cambio cualitativo, que
obliga a considerar el problema de las relaciones entre intimidad e información bajo un nuevo
prisma” (PÉREZ LUÑO, 2005, p. 343).
1938 Vide CASTELLS, 2000, p. 5.
1939 Vide Supra CASTELLS.
1940 CASTELLS, 2000, p. 5.
1941 Vide CASTELLS, 2000, p. 5. Tal como señala Julios-Campuzano, “puede que globalización
no sea una palabra particularmente atractiva o elegante. Pero absolutamente nadie que quiera
entender nuestras perspectivas… puede ignorarla” (JULIOS-CAMPUZANO, 2003, p. 17). Y agrega
que “desde hace ya algo más de una década, la globalización se ha consolidado como uno de
los referentes característicos de nuestra era. En los medios de comunicación, en los análisis
macroeconómicos, en el discurso político, en el lenguaje cotidiano, en las charlas entre amigos
y en los debates académicos, el término ‘globalización’ ha ido ganando adeptos hasta conver-
tirse en un vocablo de uso común, una palabra de moda, un término versátil y proteico con el
que se alude a un complejo entramado de fenómenos, de muy diverso signo, cuya expansión
permite intuir el inicio de una nueva era” (Supra JULIOS-CAMPUZANO). Y, por su parte, Fariñas
se pregunta “si el proceso de globalización literalmente signi¿ca convertir algo en ‘global’,
tendríamos que cuestionarnos, en primer lugar, qué es lo que se globaliza o transnacionaliza,
qué elementos inicialmente locales y particulares pasan a convertirse ahora en globales y afectan
por tanto a todo el planeta o, dicho en otros términos, qué condiciones se deben cumplir para
poder hablar de una red de ‘globalización’ de los intercambios; y, en segundo lugar, estaríamos
en condiciones de afrontar un análisis radical y crítico de dicho proceso, tomando como punto
de partida los elementos marginados o excluidos del proceso de globalización, es decir: ¿qué
es lo que no se globaliza y por qué?” (FARIÑAS, 2004, p. 11).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 361
1942 Vide Supra CASTELLS. Castells señala que “junto a la globalización económica en sentido
395. Así las cosas, advierte Ferrajoli que debe existir una garantía de
los derechos fundamentales, ya que dicho respaldo se alzaría como la otra
cara de un constitucionalismo, que intenta asegura el máximo grado de
e¿ciencia de tales derechos constitucionales1955. Y agrega Ferrajoli que,
1960 Vide VALADÉS, 2010, p. 682. Valadés señala que “a manera de ejemplo, en diferentes
países y en distintos momentos se han planteado ante los tribunales casos como los siguientes:
sujetar la contratación de trabajadores a su renuncia expresa al derecho de sindicación; exclusión
de la prestación de servicios (alojamiento, alimentación, educación, deporte y esparcimiento)
o de la participación en actividades (religiosas, políticas, sociales), por razones de raza, sexo,
apariencia u otros motivos que entrañan discriminación; obligar a las mujeres a mantenerse
célibes o infecundas, como condición para conservar un empleo; disponer de la imagen y
limitar la libertad de trabajo de personas que se dedican a actividades artísticas y deportivas”
(Supra VALADÉS).
1961 BERNAL, 2007, p. 90.
1962 Supra BERNAL. Así las cosas, “los conÀictos entre la ley y los derechos son conÀictos
entre normas jurídicas, o más especí¿camente, conÀictos entre las normas de derecho funda-
mental y las normas establecidas por las disposiciones legales. Un conÀicto de esta índole se
presenta cuando una norma de derecho fundamental y una norma legal no pueden ser cumplidas
simultáneamente, porque el deber jurídico que prescribe una de ellas, es incompatible con el
366 WALDO L. PARRA
deber jurídico prescrito por la otra. Por esta razón, si se obedece una de las normas, se vulnera
necesariamente la norma contraria” (BERNAL, 2007, p. 92).
1963
BERNAL, 2007, p. 91. Y agrega este autor que, siendo esto así, “la vulneración de un
derecho fundamental es un caso especí¿co de inconstitucionalidad de la ley” (BERNAL, 2007,
p. 90, nota 23).
1964 BERNAL, 2007, p. 90.
1965 BERNAL, 2007, p. 93.
1966 BERNAL, 2007, pp. 135-136.
1967 Vide PEÑA, 1996, p. 667, nota 10.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 367
cuando dice que, respecto de los conÀictos normativos por incompatibilidad o contradicción
[“de los cuales la inconstitucionalidad es una especie” (Vide BERNAL, 2007, p. 90, nota 23)],
para el Kelsen de la etapa clásica, “la ley es inconstitucional por razones materiales, cuando
su contenido ‘contradice el contenido de los principios o directivas establecidos por la Cons-
titución, es decir cuando traspasa los límites impuestos’” (BERNAL, 2007, p. 90, nota 23). De
esta forma, era factible que “dos normas jurídicas eran susceptibles de entrar en contradicción
y que cuando esta situación se presentaba, una de las dos normas en conÀicto no podía ser
considerada como una norma jurídica: ‘De dos normas contradictorias entre sí, que pretenden
simultáneamente ser válidas, sin que una sea capaz de derogar a la otra, sólo una puede ser
reconocida como norma jurídica’” (BERNAL, 2007, p. 91, nota 23). “Posteriormente, en la pri-
mera edición de la Teoría pura del Derecho, Kelsen señaló que la inconstitucionalidad de la
ley no es de ningún modo una “contradicción lógica entre la ley y la Constitución”, sino “una
condición ¿jada por la Constitución para la iniciación de un procedimiento que tiende, ya sea
a la supresión de la ley –hasta entonces válida y por consiguiente constitucional–, ya sea a
sancionar a un determinado órgano” (Supra BERNAL). “En la segunda edición de la Teoría pura
del Derecho, Kelsen defendió en cambio la tesis fuerte, según la cual el concepto de ‘contra-
dicción lógica’ no es aplicable a los conÀictos normativos, porque las normas no pueden ser
catalogadas ni como falsas ni como verdaderas. Sin embargo, de acuerdo con el Kelsen de esta
época, el concepto de ‘contradicción’ sí es aplicable a estos conÀictos de manera indirecta”
(Supra BERNAL). Finalmente, en su fase escéptica, Kelsen sostuvo que “(E)ntre la verdad de
un enunciado y la validez de una norma no existe ningún tipo de paralelismo o analogía […].
Si existiera una analogía o un paralelismo […] el principio de exclusión de las contradicciones
que encuentra aplicación cuando dos enunciados están en conÀicto, debería aplicarse también,
o por lo menos por analogía, cuando dos normas están en conÀicto. De esta manera, así como
de dos enunciados en conÀicto sólo uno puede ser verdadero, y por tanto el otro debe ser falso,
de dos normas en conÀicto debería valer sólo una y la otra debería ser inválida; pero este no
es el caso” (BERNAL, 2007, pp. 91-92, nota 23).
368 WALDO L. PARRA
se anula una ley federal, partiendo de la observación elemental que hace el juez Marshall de
que cuando una ley se encuentra en contradicción con la Constitución, la alternativa es muy
simple: o se aplica la ley, en cuyo caso se inaplica la Constitución, o se aplica la Constitución,
lo que obliga a inaplicar la ley; él opta por esta segunda solución, naturalmente, que juzga the
very essence of judicial duty, sobre la base de lo que ya antes Hamilton, en The Federalist,
había llamado, y va a quedar en adelante establecido como un principio capital del Derecho
público norteamericano, la obligación más fuerte, la vinculación más fuerte del juez a la
Constitución (higher, superior obligation)” (GARCÍA DE ENTERRÍA, 1985, pp. 126-127). Vide
BARROSO, 2008.
1976 Supra PEÑA. Vide RÍOS, 2002.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 369
más abajo1982, al primer fallo dictado dentro del Nuevo Proceso Laboral
sobre tutela de derechos fundamentales.
radica en que la garantía a la seguridad personal “no asegura a un individuo que no será privado
de libertad, sino que, de perderla, será ‘bien’ privado de ella. En este esquema el recurso de
hábeas corpus tiene un objeto acotado: examinar las condiciones en las que una persona ha
sido privada de libertad (arrestado, preso o detenido según la nomenclatura constitucional)”
(ALDUNATE, 2008, pp. 361-362).
1987 PEÑA, 1996, p. 676, Nota 28.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 371
agrega este autor, que “la línea evolutiva en el Derecho Comparado indica
que recién, y luego de trabajosos desarrollos jurisprudenciales, se transita
hacia la tercera etapa. En los casos alemán y español, por ejemplo, la Ley
Fundamental y la Carta del 78, respectivamente, no admiten que un parti-
cular pueda solicitar tutela [de sus derechos fundamentales] invocando nada
más la Constitución como fuente y esgrimiendo como causa el acto de otro
particular. En esos sistemas se requiere que el motivo de la pretensión sea
imputable a algún órgano público”1988. Por eso concordamos con Peña en
que este tercer mecanismo que señala se trata de “una versión procesal de
la Drittwirkung”1989 y no la versión principal de la doctrina alemana1990.
405. Así las cosas, los inconvenientes y problemas que pueda tener un
juez, por ejemplo, para comprender los contenidos esenciales, los argu-
mentos necesarios y, en de¿nitiva, para acceder a los conocimientos que
desarrolla la dogmática jurídica respecto de los derechos fundamentales,
será determinante al momento de utilizar o no una norma jurídica de
derecho fundamental controvertida1995. Si una comunidad jurídicamente
establecida se construye sobre la base de normas que le son comunes a
todos los hombres, su mejor comprensión será decisiva de una aplicación
más justa, imparcial y equitativa de las mismas1996. Atria nos advierte que
esto es especialmente importante al momento de interpretar una norma ju-
rídica de derecho fundamental1997, ya que el valor normativo de la certeza
y seguridad jurídica, en esta materia, estará dado no por la racionalización
de aquellos datos evidentes y necesarios1998 que nos puedan proporcionar
las normas jurídicas en sí mismas, sino por la capacidad deliberativa y
argumentativa que emana de esa misma racionalización1999 de normas al
momento de hacer uso de ellas.
y respeto debido a la parte más débil (en algunos casos las minorías), o
un deterioro grave de las condiciones de sustentabilidad de la convivencia
social”2013. Porque, ¿nalmente, la autonomía e imparcialidad de un sistema
jurídico se basa en la garantía de imparcialidad de la voluntad y del juicio,
convirtiéndose, de esta manera, la moral en contenido y en continente de una
“racionalidad procedimental” de sus propias instituciones2014.
408. De esta manera, compartimos con Peña que la tutela judicial efec-
tiva podemos considerarla desde dos puntos de vista. Primero, desde la
perspectiva de la garantía que tiene todo individuo a recibir una prestación
jurídica, es decir, como el derecho a obtener, de parte de los tribunales de
justicia, una resolución judicial, jurídicamente fundada, y que recaiga sobre
el asunto que ha sido puesto en conocimiento del poder jurisdiccional, en
el ejercicio de sus facultades legales o, bien, segundo, desde la perspectiva
de las posibilidades de acceso a los tribunales de justicia, esto es, como el
legítimo derecho a obtener una respuesta fundada en virtud de sus preten-
siones subjetivas y mediante un procedimiento justo y equitativo2015. Y esta
tutela judicial, en un sentido estricto, implica: la garantía de acceso a la
jurisdicción o a un proceso jurisdiccional, en el que se ventile la pretensión,
y, por ende, el derecho a una resolución judicial razonablemente fundada,
en derecho, justa y efectiva2016.
409. Ahora bien, en un sentido amplio, esta misma tutela judicial no sólo
es comprensiva del derecho a la pretensión jurisdiccional, sino también de
todas aquellas garantías procesales constitucionalizadas que se consideran
dentro del denominado debido proceso2017. Y agrega Peña que “para hacer
posibles los derechos fundamentales –así como todo derecho derivado–,
tanto los instrumentos internacionales como la Constitución reconocen un
derecho fundamental a la justicia, el cual tradicionalmente implica como
contenido esencial la tutela judicial de los derechos”2018. En el caso de
Chile, “tanto desde el punto de vista orgánico como desde el punto de vista
procedimental, el nuestro es un sistema básicamente jurisdiccional”2019. De
esta manera, en nuestro sistema jurídico, la tutela jurisdiccional se expresa
como un derecho legítimo a la jurisdicción2020, vale decir, como aquella
facultad que tienen los ciudadanos a exigir al Estado el cumplimiento de los
presupuestos jurídicos y fácticos necesarios para el ejercicio del cometido
jurisdiccional ante la inminencia de una litis pendencia2021.
tener presente lo señalado por Bordalí, en cuanto a que “el derecho a la tutela judicial debe
entenderse reconocido en el artículo 19 Nº 3 inciso 1º CPR. De este modo, la primera aclaración
que creo necesario realizar es distinguir con meridiana claridad los tipos de derechos procesales
que regula el artículo 19 Nº 3 CPR. Al respecto sostendré que este precepto reconoce: a) El
derecho a la tutela judicial (art. 19 Nº 3 inc. 1º CPR). b) El derecho de defensa jurídica (art.
376 WALDO L. PARRA
emanadas de los Tribunales Superiores de Justicia en los que el tema del respeto de los de-
rechos fundamentales del trabajador es tomado en consideración, tal es el caso, por ejemplo,
de la sentencia de la Corte Suprema, de fecha 24 de julio de 2003 (publicada en el Manual de
Consultas Laborales de diciembre de 2003, pp. 85 s.), que reconoce el derecho de un trabajador
a obtener una indemnización por el daño moral derivado de un despido injusti¿cado que im-
plicó la vulneración de su honor, dignidad e integridad psíquica. Tratándose de jurisprudencia
anterior, cabe destacar un fallo de la Corte de Apelaciones de La Serena, con¿rmado por la
Corte Suprema, de fecha 6 de abril de 1996, y una sentencia de la Corte de Apelaciones de
Santiago, de fecha 18 de noviembre de 1992” (CAAMAÑO, 2006, p. 4, nota 9). Al respecto, Nash
nos dice que “desafortunadamente, esto [la aplicación de un modelo reglas + principios] no se
ha reÀejado adecuadamente ni en la doctrina ni en la jurisprudencia nacional. En particular,
las decisiones sobre conÀictos entre derechos fundamentales siguen operando como si éstos
estuvieran expresados en el texto constitucional sólo como reglas y no como principios” (NASH,
2008, p. 112).
2028 Según Nash, “sobre esta materia ha habido una tendencia a aceptar la tesis del profesor
José Luis Cea, sobre una jerarquía de los derechos establecidos en la Constitución a partir del
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 377
412. Así las cosas, adicionalmente, en esta tercera parte de nuestro estu-
dio doctoral, será necesario realizar una aproximación mayor2033 respecto
de la denominada “aplicación directa de la Constitución por los tribunales
de justicia”2034 Esto se reÀeja, no sólo en el texto constitucional2035, sino
también en la doctrina y en la jurisprudencia aplicables. Su origen se
encuentra en la ya mencionada doctrina de la “judicial review”, expuesta
número en que se recogen en el catálogo del artículo 19” (Supra NASH) (Vide CEA, 2004b, p. 66).
Y agrega este autor que “la tesis numerológica ha sido seguida por alguna jurisprudencia de
los tribunales de justicia chileno. En el caso del recurso de protección interpuesto para impedir
la publicación y circulación del libro Inmunidad diplomática escrito por Francisco Martorell
(…), la Corte de Apelaciones de Santiago hizo prevalecer el derecho a la honra por sobre el
derecho a la libre expresión en el orden numérico de los derechos humanos enumerados en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos” (Corte de Apelaciones de Santiago, 31
de mayo de 1993, Rol Nº 983-93) (NASH, 2008, pp. 112-113).
2029 Vide PEÑA, 1996, p. 686.
2030 Supra PEÑA.
2031 Vide CAAMAÑO, 2006, p. 4.
2032 Supra CAAMAÑO.
2033 Vide Supra Capítulo II, letra B) 3.
2034 BULNES, 1998.
2035 Artículo 6º inciso 2º de la Constitución Política de 1980.
378 WALDO L. PARRA
418. Así, tal como señala Sagardoy, “la llamada e¿cacia vertical con¿gura
[inicialmente] la estructura clásica del Estado soberano con unos súbditos-
ciudadanos. De ahí que sea indiscutible que los derechos fundamentales
vinculan, ante todo y sobre todo, a los poderes públicos”2047. Es decir,
contrariamente a lo que señala Bilbao Ubillos2048, más allá de una de las
resisten a admitir la relevancia de los derechos fundamentales en la esfera del Derecho Privado,
descartando cualquier tipo de vía para su inÀuencia en las relaciones en las que no interviene
un poder político” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 278). “Consideran, en general, que esa extensión,
contra natura, del ámbito tradicional de la aplicación de los derechos constitucionales es inne-
cesaria” (Supra BILBAO UBILLOS) (Vide BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 278-283).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 381
421. Advierte Bilbao Ubillos que “la concepción de los derechos públicos
subjetivos (…) no es sino la transposición a la esfera del Derecho Público
de la noción de derecho subjetivo acuñada en el Derecho Privado”2057 2058.
“De ahí –dice Bilbao Ubillos– que hablemos hoy de la posible ‘e¿cacia
frente a terceros’ (‘Drittwirkung’) de los derechos fundamentales”2059. De
acuerdo con Starck, “la cuestión de si los derechos fundamentales ejercen
su inÀuencia en las relaciones jurídicas entre los particulares se trata en
Alemania bajo el nombre de ‘Drittwirkung der Grundrecht’ (e¿cacia hacia
terceros de los derechos fundamentales)”2060. De esta forma, el problema
del Drittwirkung de los derechos fundamentales tuvo su surgimiento en
Alemania como consecuencia de los importantes cambios que trajo apa-
rejada la Constitución de 1949, y que dio partida a una nueva etapa en
el constitucionalismo de toda Europa2061. La jurisprudencia y la doctrina
constitucional y civil de Alemania consideran el “Drittwirkung de derechos
422. Así las cosas, ya nos advierten García Torres y Jiménez-Blanco que
“existen normas sobre derechos fundamentales que no sólo dicen relación
a una esfera de libertad que proteger frente al Estado, sino que también
garantizan a cada ciudadano un status socialis en sus relaciones jurídicas
con los demás y, en especial, con los formidables Sozialmächte, los grupos
y organizaciones cuyo descomunal poderío en la moderna sociedad amenaza
al individuo aislado e impotente y frente a los que el Estado debe intervenir
justamente para defender el inerme ciudadano”2063. Es decir, frente a la
problemática ciudadano/ciudadano, en el “trá¿co jurídico privado”2064 se
exige anteponer a la Constitución como ley fundamental para la resolución
de conÀictos que tiene que ver con los derechos fundamentales de toda
persona.
ma de los derechos fundamentales sería ¿jar los límites al poder, de modo que cada individuo
tenga la posibilidad de responder hábilmente a los abusos que puedan afectar a su ámbito de
libertad (Vide BILBAO UBILLOS, 1997, p. 326.).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 385
imponer un nivel mínimo, en cuanto a la vigencia social de los derechos fundamentales (Vide
BILBAO UBILLOS, 1997, p. 292).
2075 Vide Supra DE DOMINGO.
2076 Bilbao Ubillos nos recuerda que quienes rechazan el Drittwirkung de los derechos
fundamentales, lo asocian a una acción perturbadora, que produciría una denominada “in-
Àación protectora”, que rompería el equilibrio y el espíritu propio del modelo de defensa de
las libertades individuales, interpuesto por la normas de Derecho Civil (Vide Bilbao Ubillos,
1997, p. 383).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 387
429. Así las cosas, es posible a¿rmar, como advierte Bilbao Ubillos,
“que el reconocimiento de la e¿cacia inmediata entre particulares de los
derechos fundamentales (es) [sería] una especie de cláusula de cierre del
sistema de protección de los derechos fundamentales”2080. De esta forma,
esta tutela, que derivaría en forma directa del texto constitucional “colmaría
las lagunas de la regulación legal, cubriendo supuestos no contemplados
especí¿camente (…) y supliría también las limitaciones de los instrumentos
de control propios del Derecho Privado”2081. Guzmán Brito lo señala expre-
samente, cuando dice que “la vinculación universal de los preceptos sobre
garantías se ve reforzada por el efecto directo de la Constitución [Bulnes
habla del ‘principio llamado de la fuerza normativa de la Constitución’ –o
‘fuerza vinculante o aplicación directa de ésta’–2082]. Consiste éste en que
esa vinculación tiene lugar sin la intermediación de las leyes, de modo que
el juez o el administrador deben obedecerla y aplicarla aunque no haya
normas inferiores que desarrollen esos preceptos, lo cual rige también para
2083
GUZMÁN BRITO, 2001, p. 50. Por su parte, Gamonal nos dice que “en nuestro Derecho
constitucional, se ha aceptado casi sin cuestionamiento la e¿cacia inmediata a través de la tesis
de la vinculación directa de la Constitución” (GAMONAL, 2008, pp. 76-77). Y Ugarte señala
que “en Chile, la e¿cacia horizontal ha sido plenamente recepcionada y en su versión más
radical: la e¿cacia directa o inmediata”. Reconocida, en efecto, bajo la denominación local
de “principio de vinculación directa de la Constitución” (UGARTE, 2010, p. 14). Por otra parte,
y de acuerdo con Guzmán Brito, es necesario recordar que muchas veces “suele confundirse
el efecto universal y el efecto directo de la Constitución, porque en realidad se hallan muy
ligados; pero son diferentes. La norma constitucional podría obligar directamente, sin leyes
intermediadoras y desarrolladoras, pero no a todos, como cuando sólo vinculara (directamente)
a los poderes públicos; o bien, obligar nada más que indirectamente, vale decir, por interme-
diarios de la ley, pero a todos: a los poderes públicos y a los particulares” (GUZMÁN BRITO,
2001, p. 50). [Bulnes dice que “en Chile antes de la Constitución de 1980 nuestra doctrina fue
vacilante en esta materia, pues en numerosos casos consideró a la norma constitucional como
meramente programática mientras no se dictara la ley complementaria. Ejemplo de ellos son
diversas instituciones de la Constitución de 1925 que no pudieron tener aplicación por falta
de ley que las regulara, como fueron los Tribunales Administrativos, la indemnización por el
error judicial y las Asambleas Provinciales, lo que impidió en muchos casos que importantes
derechos quedaran en la indefensión” (BULNES, 1998, p. 138)].
2084 SILVA, 2011, p. 47.
2085 Supra SILVA.
2086 Supra SILVA.
2087 Según Bilbao Ubillos, “la ley ¿jará las pautas para una correcta articulación entre el
derecho de que se trate y los bienes o derechos con los que puede entrar en conÀicto, otorgan-
do preferencia, en su caso, a alguno de ellos” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 289). Bilbao Ubillos
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 389
denomina a esta mediación del legislador, como una “ponderación” o “acomodo entre derechos
que se proyectan sobre un mismo ámbito vital… o que se hallan, por su mismo objeto, en
tensión…, el legislador… no hace, en rigor, sino articular expresamente, en la unidad de sus
disposiciones, una delimitación normativa de los derechos que está latente en todo el entramado
constitucional” (Supra BILBAO UBILLOS). Y agrega este autor que “no cabe duda de que la ley
es el instrumento más apropiado para esta función, el que ofrece más garantías, desde el punto
de vista de la seguridad jurídica” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 291). La forma de concretar la
iniciativa legal, en materia de los derechos fundamentales de los particulares, se reÀeja, por
ejemplo en la dictación de leyes antidiscriminatorias, que pueden conllevar limitaciones a la
libertad individual (Vide BILBAO UBILLOS, 1997, p. 292).
2088 SILVA, 2001, p. 45. Dice Silva que “si la e¿cacia normativa de los preceptos cons-
titucionales mencionados en el artículos 485 del Código del Trabajo está condicionada a la
ley, resulta entonces que al menos en este especí¿co mecanismo de protección la supremacía
constitucional no signi¿ca que la Constitución es norma directamente aplicable” (SILVA,
2011, p. 45). Y agrega este autor que “si el efecto horizontal de los derechos fundamentales
no signi¿ca la e¿cacia inmediata de la Constitución, ¿qué signi¿ca entonces? En otras pala-
bras, si la supremacía constitucional entendida como derecho inmediatamente aplicable es
irrelevante en la protección de los derechos fundamentales a través de la tutela laboral, ¿en
qué sentido la supremacía de la Constitución sí es relevante?” (SILVA, 2011, p. 45). “Estamos
convencidos de que la supremacía de la Constitución incide en el juicio de tutela, pero no a
través de la aplicación directa de las normas constitucionales, sino como estándar de interpre-
tación de las normas legales. Aunque no podemos asegurarlo, es bien probable que muchas
de las sentencias de tutela favorables a los trabajadores no habrían sido lo que fueron en su
decisión y en su fundamentación, si la ley aplicable al caso no hubiera debido interpretarse
en función de los derechos fundamentales que tiene por objeto proteger. En este sentido, la
supremacía constitucional sí cumple una función” (SILVA, 2011, pp. 45-46). Así lo reconoce
Gamonal cuando entiende que el principio de vinculación directa de la Constitución (e¿cacia
horizontal de los derechos fundamentales) signi¿ca en la mayoría de los casos un deber para
el juez de interpretar la legislación laboral “a la luz de los derechos fundamentales (e¿cacia
mediata)” (Supra SILVA).
2089 Vide SILVA, 2011, p. 46.
390 WALDO L. PARRA
Según Bilbao Ubillos, se trata de una “una solución intermedia que trata
de sortear los escollos de orden dogmático que han venido di¿cultando el
reconocimiento general de la ‘Drittwirkung’ en su versión pura o fuerte”2095.
De acuerdo con Bilbao Ubillos, dicha solución intermedia está supeditada
a la operatividad de los derechos fundamentales, en el dominio de las rela-
ciones particulares, a la mediación que pueda llevar a cabo un órgano del
Estado, que sí se encuentre vinculado directamente a tales derechos2096, lo
que se traduce en la participación del legislador o del juez cuando le co-
rresponda interpretar la norma aplicable al caso en particular2097. Es decir,
el criterio se transmuta para “imputar la violación del derecho al juzgador
de derecho privado”2098, “mezclando la relación jurídico-material con la
relación jurídico-procesal”2099.
Infra Capítulo II, letra B) 2., 4.2. y 5.3., e Infra Capítulo III, letra C) 3.2.1. y 3.2.2.1.).
2108 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 299.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 393
437. Con todo, para Bilbao Ubillos, “la intervención del legislador no
tiene (…) un carácter constitutivo, sino meramente declarativo. En no po-
cos casos, el derecho fundamental se podrá invocar directamente [Bilbao
Ubillos habla de ‘principio de aplicabilidad directa’2118], en ausencia de
una regulación legal, y podrá obtenerse la oportuna satisfacción”2119, aun
cuando la norma escrita no lo haya considerado expresamente. En efecto,
“es evidente que el legislador puede establecer la vinculación del trá¿co
jurídico-privada a preceptos constitucionales (‘mittelbare Drittwirkung’),
siempre con el límite del respeto al contenido esencial de otros derechos.
Pero cabe la posibilidad de una e¿cacia inmediata (de según nivel), en
ausencia de desarrollo legislativo, ‘cuando las conductas privadas son
(sean) susceptibles de afectar en masa a ciudadanos, como sucede con los
derechos laborales o con la actuación administrativa sujeta a normas de
Derecho Privado’”2120.
438. Cualesquiera que sean las carencias u omisiones del legislador, los
ciudadanos podrán alegar e¿cazmente el respeto de sus derechos constitu-
cionales tanto frente a la Administración como frente a otros individuos”2121.
Es claro, pues, que “la norma constitucional podrá ser válidamente invo-
cada por los particulares, sea entre ellos o sea ante sus jueces”2122. Para
este autor, es evidente que “el derecho fundamental se de¿ne justamente
por la indisponibilidad de su contenido por el legislador, ‘pues no es de su
disponibilidad la existencia misma de los derechos garantizados ex Cons-
titutione, aunque pueda modular de distinta manera las condiciones de su
ejercicio’”2123. No parece compatible con esa caracterización la a¿rmación
441. Sin embargo, en uno y otro caso, los autores son contundentes en
advertir que “ni el juez ordinario, ni el Tribunal Constitucional tendrían
competencia (aun en ausencia de una regulación legal especí¿ca) para
aplicar directamente la Constitución a las relaciones entre particulares,
modelando por su cuenta tales relaciones. El desarrollo de la Constitución,
entendido como opción entre distintas alternativas de política legislativa
compatibles todas ellas con el marco constitucional corresponde de modo
exhaustivo al legislador. En ausencia de ley, el juez sólo podría limitar-
se a la concreción de las cláusulas generales del Derecho Privado”2134,
ya que de otro modo “el juez se convertiría en el ‘señor’ del derecho
fundamental”2135. Dicho lo anterior, será necesario ahora exponer de la
mejor forma posible de qué se trata la teoría de la e¿cacia horizontal de los
derechos fundamentales “inespecí¿cos” y las distintas posturas doctrinas
que fundamentan su existencia en los distintos ordenamientos jurídicos
en los que tiene vigencia.
2136 Vide SCHWABE, 2003, y AGUILAR y CONTRERAS, 2007. Anzures señala, como una
de las características esenciales de los derechos fundamentales de los estados que surgen
después de la Segunda Guerra Mundial, el que “serán concebidos ya no sólo como límites o
prerrogativas frente al poder público sino también frente a los particulares” (ANZURES, 2010,
p. 4). Es decir, no se trata sólo de valorar los derechos fundamentales en su completitud,
sino que, a partir de esa valoración, una aplicación en todos los ámbitos del ordenamiento
jurídico. En efecto, agrega este autor que, “si en un principio, los derechos fundamentales y
las libertades públicas consagrados en la Ley Fundamental de Bonn siguieron siendo conce-
bidos como límites y garantías de los ciudadanos frente a las injerencias del poder del Estado,
desde muy temprano, la doctrina y los tribunales alemanes reconocerán que estos derechos
también despliegan sus efectos en las relaciones privadas, pues los códigos decimonónicos
–que respondían a las necesidades políticas en los Estados liberales del siglo XIX–, ya no
sirven para dar respuesta a las exigencias de dignidad e igualdad que tras la Segunda Guerra
Mundial forman parte del estatus de toda persona de un modo multidireccional o pluridi-
mensional (Supra ANZURES).
2137 Vide MÜNCH, 1997, p. 50.
2138 MÜNCH, 1997, p. 50.
2139 VALDÉS DAL-RÉ, 2003, p. 500.
398 WALDO L. PARRA
2140
Supra VALDÉS DAL-RÉ. Incluso autores como Valadés señalan que durante las últimas
décadas del siglo XX se produjo “un paulatino desmantelamiento del tamaño del Estado” (VA-
LADÉS, 2010, p. 681). Y agrega este autor que, “de manera paralela a ese ‘empequeñecimiento’
del Estado, se produce su correlato: el fortalecimiento del Estado intangible, entendido como un
conjunto informal integrado por entes de derecho privado que ejercen funciones de naturaleza
pública (VALADÉS, 2010, pp. 681-682).
2141 Supra VALDÉS DAL-RÉ.
2142 Vide Supra VALDÉS DAL-RÉ.
2143 VALDÉS DAL-RÉ, 2003, p. 501.
2144 Supra VALDÉS DAL-RÉ.
2145 Vide Supra VALDÉS DAL-RÉ.
2146 Vide LUQUE, 1999 pp. 76-77.
2147 Vide LUQUE, 1999, p. 77-78, e International Council on Human Rights Policy, 2002.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 399
2148 Vide Supra Capítulo I, letra A), y Supra Capítulo II, letra B) 5.3.
2149 ALEXY, 1986/1993, p. 507.
2150 Supra ALEXY. Vide Capítulo I, letra C) 3.2., 4.1.1., 4.1.1.1., y Capítulo II, letra B) 1.2.
Ya lo advierten García Torres y Jiménez Blanco, cuando, al transcribir parte de la sentencia
Lüth, señalan que la Ley Fundamental de la República Federal Alemana había instituido un
orden objetivo de valores y, con ello, había expresado un fortalecimiento principal de los de-
rechos fundamentales, que tiene su centro en el libre desarrollo de la personalidad humana y
su dignidad en el interior de la comunidad social, que debe regir como decisión constitucional
básica en todos los ámbitos del derecho. “De esta forma, inÀuye evidentemente también sobre el
derecho civil; [de tal forma] ninguna disposición jurídico-civil debe estar en contradicción con
él y todas ellas deben interpretarse conforme a su espíritu” (GARCÍA TORRES y JIMÉNEZ-BLANCO,
1986, p. 29). Y agregan estos autores que “una contienda entre particulares sobre los derechos
y deberes derivados de tales normas de derecho civil inÀuidas por los derechos fundamentales
sigue siendo material y procesalmente una contienda jurídico-civil: se interpreta y aplica De-
recho Civil, aun cuando su interpretación ha de seguir al Derecho Público, a la Constitución”.
(GARCÍA TORRES y JIMÉNEZ-BLANCO, 1986, pp. 29-30).
2151 ALEXY, 1986/1993, p. 510.
2152 ALEXY, 1986/1993, p. 507.
2153 ALEXY, 1986/1993, p. 519.
2154 Supra ALEXY.
2155 ALEXY, 1986/1993, p. 523.
400 WALDO L. PARRA
450. Sin embargo, tal como advierte este autor, “la autonomía pri-
vada, la idea central en la construcción del Derecho Civil clásico, tiene
[al menos en este caso] un rol devaluado en el Derecho del Trabajo,
que la somete a una regulación de orden público organizada en torno al
canónico principio de irrenunciabilidad de derechos laborales (artículo
5º del Código del Trabajo). A esto habría que agregar otros ámbitos del
Derecho Privado, como la limitación a la propiedad privada, la constitu-
ción de servidumbres y gravámenes, las cláusulas abusivas en los con-
tratos de servicios básicos, la responsabilidad civil extracontractual en
la administración de bienes públicos por parte de empresas privadas, los
contratos de servicios de salud y educación privados, los usos abusivos
en el manejo de información privada mediante sistemas informáticos,
entre otros, en el que los derechos fundamentales también han adquirido
injerencia; así como en otras ramas de ese mismo derecho, tales como
en el Derecho del Consumidor, en el derecho a la libre competencia, en
el derecho ambiental, en el derecho eléctrico, en el derecho de aguas, en
el derecho minero y en el derecho económico, en general [sin perjuicio
de compartir con Ugarte también la falta de “resguardo de los derechos
sin contenido económico”2178.
muestra clara de lo amargo que resulta este nuevo trago para nuestra comunidad, el princi-
pal medio de prensa conservador editorializaba impugnando lo que de¿nía como la “muy
controvertida teoría de la aplicación directa de la Constitución”, la que traicionaba el ideal
de nuestro derecho republicano: “para estos ideales, el derecho estaba fundamentalmente
en la ley, en ella estaba la voluntad soberana” (UGARTE, 2010, p. 11). En efecto, algunas de
las críticas que la e¿cacia horizontal de los derechos fundamentales ha recibido van diri-
gidas a: 1) Que “la noción originaria e histórica de los derechos humanos los con¿gura, en
forma exclusiva, en contra del Estado y no de particulares (GAMONAL, 2008, p. 68); 2) Que
la relación entre privados “son reguladas democrática y objetivamente por el legislador. A
diferencia de la relación Estado/ciudadano, donde el legislador, por razones obvias, no es
imparcial (Supra GAMONAL); 3) Que la horizontalidad aparecería como un límite excesivo
a la autonomía de la voluntad, “afectando la tradición argumentativa del derecho privado”
(Supra GAMONAL), y 4) Las potestades del juez podrían ampliarse más allá de lo razonable,
“y caer, de esta forma, en una abierta discrecionalidad judicial, afectándose gravemente
la seguridad jurídica” (Supra GAMONAL). El mismo Gamonal intenta dar respuesta a estas
críticas, diciendo: 1) En cuanto al carácter histórico de los derechos fundamentales, tanto
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, como la Declaración de los
Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (Vide GAMONAL, 2008, pp. 68-69), “no parecen
concebir los derechos esenciales sólo contra el Estado, sino más bien contra cualquiera que
pueda vulnerarlos” (GAMONAL, 2008, p. 69). A este respecto, Contreras habla que los derechos
fundamentales “debiesen ser entendidos mínimamente como una esfera de protección frente
a las intervenciones o agresiones de cualquier agente. Es decir, los derechos fundamenta-
les protegen al individuo de toda intromisión, sin importar su origen” (CONTRERAS, 2009,
p. 19). Además, aunque fuera cierto [lo relativo al origen histórico de los derechos funda-
mentales], “las instituciones jurídicas evolucionan con el tiempo y no pareciera razonable
permanecer anclado a una noción histórica o a las ideas de los siglos XVIII y XIX, donde,
por ejemplo, los negros o las mujeres quedaban excluidos del ámbito de cobertura de los
derechos fundamentales” (Supra GAMONAL); 2) En cuanto a que la relación entre privados,
haciendo referencia a Jorge López Santa María, Gamonal advierte que “salta a la vista que
la identidad de lo contractual con lo justo es una falacia. Únicamente en circunstancias de
real igualdad entre los contratantes, podría tal idea tener alguna verosimilitud” (GAMONAL,
2008, pp. 73-74). Y este autor continúa diciendo que “demasiado a menudo el contrato ha
sido instrumento para establecer cláusulas draconianas injustas” (GAMONAL, 2008, p. 74),
por lo que la sola aplicación de la ley parece no bastar; 3) Respecto del supuesto peligro a la
autonomía privada, “en un enfoque general y actual de la autonomía privada, cabe recordar
que este ‘dogma’ ha sido ampliamente criticado y que su construcción doctrinal es tardía
(de ¿nales del siglo XIX) en relación al Código Civil francés de 1804” (Supra GAMONAL).
En efecto, “se cuestiona que el Código de 1804 consagrara realmente a la autonomía de la
voluntad como auténtica fuente del derecho, ya que el mismo Código estatuía sus límites: la
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 405
ley, el orden público y las buenas costumbres” (Supra GAMONAL), y 4) En cuanto al aumento
de la discrecionalidad de parte del juez y la pérdida de la seguridad jurídica, cabe comentar,
para efectos del Derecho Laboral, que la potestad de mando del empleador con¿gura de
suyo una textura abierta e indeterminada en su favor, que debe ser ponderada por el juez y,
en ese contexto, claramente la horizontalidad de derechos constituye una guía insustituible
para la judicatura (GAMONAL, 2008, pp. 75-76).
2182 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 514.
2183 Supra ALEXY.
2184 Supra ALEXY.
2185 Supra ALEXY.
2186 G. DURIG, “Das Eigentum als Menschenrecht”, en ZGesSIW 109 (1953), pp. 339 y
ss.; del mismo autor, “Grundrechte und Zivilrechtsprechung” en Fschr. f H. Nawiasky, edita-
do por Th. Maunz, Munich 1956, pp. 157 y ss.; del mismo autor, en Maunz/Durig, Komm z.
GG, artículo 1º, observación al margen 127 ss., artículo 2º, observación al margen 56 ss.; del
mismo autor, “Zum `Luth-Urteir´ des Bundesverfassungsgerichts vom 15.1.1958” en DÖV
1958, pp. 194 y ss. [ALEXY, 1986/1993, p. 511, nota 30].
2187 BVerfGE 7, 198 (203 ss.); 52, 131 (166). [ALEXY, 1986/1993, p. 512, nota 31].
2188 ALEXY, 1986/1993, p. 512. Vide Supra Capítulo I, letra C) 3.2.; Capítulo II, letra B)
454. Por otro lado, los principales representantes de la teoría del efecto
inmediato en terceros son Nipperdey2193 y la Cámara Primera del Tribunal
Federal del Trabajo2194, que “sostiene que ‘los derechos fundamentales
en el sentido clásico, estricto, en tanto derechos subjetivos públicos se
dirigen sólo contra el Estado’”2195, y que su inÀuencia (irradiación) “en
el derecho privado habría de resultar de “su propiedad como derecho
constitucional objetivo, vinculante”2196 y, por ende, este autor advierte
que “los derechos fundamentales habrían de tener un efecto absoluto”2197.
La diferencia entre una y otra teoría radica en el hecho de que “los prin-
cipios objetivos no habrían de afectar la relación ciudadano/ciudadano
inÀuyendo en la interpretación de las normas de Derecho Privado sino
en el sentido de que de ellos “Àuyen directamente también derechos pri-
vados subjetivos del individuo”2198. Según Nipperdey, “el efecto jurídico
–nos recuerda Alexy– es más bien un efecto directamente normativo que
modi¿ca las normas de Derecho Privado existentes, sin que importe que
se trate de derecho vinculante o dispositivo, de cláusulas generales o de
determinadas normas jurídicas, o crea otras nuevas, sean éstas prohibi-
“si un particular que lesiona un derecho que otro particular tiene frente a él y que está exigido
por razones iusfundamentales, lesiona un derecho fundamental del otro. Por ejemplo, ¿lesionó
la Editorial Springer en el caso Blinkfuer el derecho fundamental de la libertad de prensa del
editor de ‘Blinkfuer’?” (ALEXY, 1986/1993, p. 524). “La respuesta –dice Alexy– depende de
una decisión terminológica. Para evitar ‘múltiples malosentendidos y simpli¿caciones que
pueden estar vinculados con la concepción de la lesión de un derecho fundamental por un
particular’” (Supra ALEXY), “se puede decir que fue lesionado un derecho privado iusfun-
damentalmente necesario” (Supra ALEXY), pero, para mantener la “coherencia dogmática”
(Supra ALEXY) “se puede decir también que el derecho lesionado, por ser exigido iusfun-
damentalmente, pertenece al haz variado que constituye el derecho fundamental como un
todo y que, como siempre que una parte del haz es lesionada se lesiona también “el derecho
fundamental” (Supra ALEXY).
408 WALDO L. PARRA
“teoría del efecto mediato en terceros”2205]. “El hecho de que las normas
iusfundamentales, en tanto principios objetivos (orden objetivo de los
valores2206), valgan para todos los ámbitos del Derecho implica que el
Estado está obligado a tenerlas en cuenta tanto en la legislación civil como
en la jurisprudencia civil”2207, lo cual está evidenciado en el fallo Lüth
[BVertGE 7, 198 (206)2208]: “Por mandato constitucional, el juez debe
examinar si las prescripciones materiales de Derecho Civil que tiene que
aplicar están inÀuenciadas iusfundamentalmente en la manera descrita;
si tal es el caso, entonces, en la interpretación y aplicación de estas pres-
cripciones, tiene que tener en cuenta la modi¿cación del Derecho Privado
que de aquí resulta’’. 2) El de los derechos frente al Estado [“relevantes
para su inÀuencia en terceros”2209] [Alexy la denomina “teoría del efecto
en terceros a través de la mediación del Estado”2210]. A partir de tales
derechos, “en la interpretación y aplicación de las normas de Derecho
Civil”2211 que realiza un juez, debe “tener en cuenta el orden valorati-
vo iusfundamental”2212, ya que puede lesionar derechos fundamentales
bajo la forma de derechos subjetivos2213 “si viola este deber”2214. Así,
en el fallo Lüth se dice: “Si (el juez civil, R. A.) no respeta estas pautas
y su fallo se basa en no haber tenido en cuenta esta inÀuencia jurídico-
constitucional en las normas de Derecho Civil, viola no sólo el derecho
constitucional objetivo al desconocer el contenido de la norma de de-
recho fundamental (como norma objetiva), sino que más bien, en tanto
titular del poder público, lesiona con su fallo el derecho fundamental a
cuyo respeto, también por parte del Poder Judicial, el ciudadano tiene un
derecho constitucional”2215 2216. 3) Y el de las relaciones jurídicas entre
sujetos del derecho privado [Alexy habla de “un derecho del ciudadano
frente a otro ciudadano”2217]2218.
2215 ALEXY, 1986/1993, p. 517. Alexy advierte que “esta construcción sólo es aplicable
cuando se trata de mandatos y prohibiciones pero no cuando un titular de derecho funda-
mental se dirige en contra de permisiones explicitas o implícitas dirigidas a otros titulares
de derechos fundamentales” (ALEXY, 1986/1993, p. 518). “El fallo Blinkfüer lo pone
claramente de mani¿esto (BVerfGE 25. 256 [Supra ALEXY]). La Editorial Springer había
convocado a los comerciantes de diarios y revistas a un boicot de la revista ‘Blinkfuer’ y
vinculado este llamado con la amenaza de sanciones comerciales en caso de no llevarse
a cabo el boicot. La Corte Federal de Justicia rechazo la demanda de indemnización de
daños presentada por el editor de ‘Blinkfuer’. A raíz del recurso de inconstitucionalidad
presentado, el Tribunal Constitucional Federal revoco el fallo de la Corte de Justicia Fe-
deral por violación del derecho fundamental del editor de ‘Blinkfuer’, que se in¿ere del
artículo 5º párrafo 1 LF. El rechazo de la demanda de indemnización de daños por parte de
la Corte de Justicia Federal implicaba que ella consideraba que el llamado a boicot estaba
permitido” (Supra ALEXY).
2216 Alexy advierte, a su vez, que esta construcción tiene ventajas: “Por una parte, el
tribunal civil tiene que tomar en cuenta los principios iusfundamentales que apoyan las
posiciones que respectivamente hacen valer las partes; por otra, tiene que aplicar el derecho
privado vigente en la medida en que ello no sea incompatible en cada interpretación con
los principios iusfundamentales” (ALEXY, 1986/1993, p. 519). “La segunda ventaja –dice
Alexy– consiste en que la construcción referida a la jurisprudencia judicial no desplaza a
segundo plano la construcción referida a los derechos de defensa y protección sino que la
fundamenta. Cada vez que un tribunal civil lesiona un derecho del ciudadano basado en
la jurisprudencia judicial, es decir, no toma en cuenta en la debida medida un principio
iusfundamental que apoya la posición que ha hecho valer, lesiona –según la constelación
del caso– también un derecho de defensa o un derecho de protección” (ALEXY, 1986/1993,
p. 520).
2217 ALEXY, 1986/1993, p. 520.
2218 ALEXY, 1986/1993, p.516.
2219 ALEXY, 1986/1993, p. 520.
2220 Vide ALEXY, 1986/1993, p. 522.
410 WALDO L. PARRA
458. Existe una tendencia, apoyada por Böckenförde, que considera a los
derechos fundamentales “como principios supremos del ordenamiento jurí-
se proyecta sobre todas las normas del ordenamiento, “por la vía de los
derechos fundamentales”2237 y afecta a todos los poderes del Estado”2238
y “en que los particulares son considerados destinatarios de los derechos
fundamentales”2239. De tal manera que “hasta donde alcanza el efecto de
irradiación de estos derechos, ‘tal efecto ofrece de suyo el fundamento para
derechos o deberes entre particulares, amplía o limita su autonomía; si lo
hace directa o indirectamente, nada supone’”2240. “Más aún, ‘la peculiaridad
de este efecto de irradiación estriba en que no constituye un nuevo ámbito
objetivo del Derecho constitucional; permite que cada ámbito del Derecho
–civil, penal, administrativo, social– permanezca como tal, pero se impone
en ellos acuñándolos e inÀuyéndolos; estos ámbitos del Derecho quedan
en cierto modo conformados constitucionalmente. De ellos surge una –a
iusfundamentales en todos los ámbitos del derecho (…) tiene efectos de gran alcance para
el carácter del sistema jurídico. Tres poseen especial importancia. El primero consiste en
la limitación de los contenidos posibles del derecho ordinario. Ciertamente, la Constitu-
ción, en tanto Constitución mixta material-procedimental, no determina en modo alguno
todo el contenido del derecho ordinario pero excluye algunos contenidos como iusfunda-
mentalmente imposibles y exige otros como iusfundamentalmente necesarios” (ALEXY,
1986/1993, pp. 524-525). “Con esto, el sistema jurídico, debido a la vigencia de las normas
iusfundamentales, tiene el carácter de un sistema jurídico materialmente determinado por
la Constitución” (ALEXY, 1986/1993, p. 525). Y agrega este autor que “el segundo efecto
resulta del tipo de la determinación material. La determinación material sería un asunto nada
problemático si siempre estuviera ya determinado qué es lo debido en virtud de las normas
iusfundamentales. Sin embargo, tal no es el caso. La razón es no sólo la apertura semántica
y estructural de las disposiciones iusfundamentales sino también, esencialmente, el carácter
de principios de las normas iusfundamentales. Ello implica la necesidad de ponderaciones”
(Supra Alexy). El tercer efecto se re¿ere al tipo de la apertura. La vigencia de las normas
iusfundamentales signi¿ca que el sistema jurídico es un sistema abierto frente a la moral.
Esto se aprecia de manera sumamente clara en los conceptos básicos iusfundamentales
materiales, los de dignidad, libertad e igualdad” (Supra ALEXY). “La precisión de estos
principios y la ponderación entre ellos conduce a los problemas de la justicia” (ALEXY,
1986/1993, pp. 525-526). “Por lo tanto, la irradiación en todos los ámbitos del sistema
jurídico de los derechos fundamentales, en tanto derecho positivo, incluye una irradiación
de la idea de la justicia en todos los ámbitos del Derecho, exigida por el propio derecho
positivo” (ALEXY, 1986/1993, p. 526).
2239 Supra ALDUNATE.
2240 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 304, nota 169.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 413
461. Señala Bilbao Ubillos que a partir del modelo de un Estado liberal
surge una nueva teoría, aquella que vincula la e¿cacia de los derechos fun-
damentales “a la esfera de las relaciones jurídicas entre particulares”2243.
Brito a¿rma que “desde la segunda mitad del siglo XVIII la idea de constitución empezó a
ser confundida con uno de sus especí¿cos tipos materiales, aquél obediente al modelo liberal
democrático representativo, al punto de designárselo como ‘constitucionalismo’ por metátesis
de especie a género”, [.] (GUZMÁN BRITO, 2001, p. 129). “Según [Carl] Schmitt, al fundamento
del estado liberal de derecho pertenece sólo a un grupo de derechos, es decir, el de los ‘derechos
individuales de libertad’. Por tanto, ‘derechos fundamentales, es decir, derechos fundamentales
en sentido estricto’ serían sólo los derechos que presentan una determinada estructura, la del
derecho individual de libertad” (ALEXY, 1986/1993, pp. 63-64). [Sin embargo,] desde un punto
de vista cientí¿co, el concepto de constitución es formal y universal, y no hay que identi¿carlo
con ningún modelo especí¿co o histórico, de guisa de quedar el observador en condiciones de
descubrirlo concretado lo mismo en la más primitiva tribu de salvajes, en el más despótico de
los regímenes o en la más liberal de las civilizaciones (Supra GUZMÁN BRITO).
414 WALDO L. PARRA
“El Estado (…) surge (…) para salvaguardar la libertad individual frente
a lo que se percibe como su principal amenaza. Y esto se traduce en la
idea de que el Derecho vincula positivamente al poder público [que sólo
puede hacer aquello que las normas jurídicas expresamente le permiten]
y negativamente a los ciudadanos [que, como regla general, pueden hacer
todo aquello que las normas no prohíben]. La ley es el fundamento de
la actuación en el primer caso, y el límite externo de esa actuación en el
segundo”2244.
frecuentes, a proporción del daño que causan en la sociedad. Así, pues, más fuertes deben
ser los motivos que retraigan los hombres de los delitos, a medida que son contrarios al bien
público, y a medida de los estímulos que los inducen a cometerlos. Debe por esto haber
una proporción entre los delitos y las penas. Es imposible prevenir todos los desórdenes
en el combate universal de las pasiones humanas. Crecen éstas en razón compuesta de la
población y de la trabazón de los intereses particulares, de tal suerte que no pueden dirigir-
se geométricamente a la pública utilidad. Es necesario en la aritmética política sustituir el
cálculo de la probabilidad a la exactitud matemática” (BONESANA, C. (Marqués de Beccaria),
1764/1993, p. 68).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 415
desde la perspectiva de la descripción de un fenómeno jurídico como los que aquí se han
planteado, sino más bien de lo que este autor denomina el “abandono” (Vide p. 28), “bagateli-
zación” (Vide ALDUNATE, 2001, p. 31) o “vulgarización” de la Carta Fundamental (Vide Supra
ALDUNATE, pp. 31, 33, 34). (*)
(*) Debido al uso frecuente de este último término en el artículo de este autor, éste bien
podría haberse denominado la “vulgarización de la Constitución”. Vide ALEGRE, 2009, y CO-
RREA, 2009.
2266 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, p. 256; MÜNCH, 1997, p. 32, y GUZMÁN BRITO, 2001,
pp. 51-60.
418 WALDO L. PARRA
2267 Por un lado tenemos lo que Bilbao Ubillos denomina “el fenómeno del poder
privado” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 241) (Vide BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 241-256) y, por
otra, “la tendencia hacia la privatización” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 255) que “signi¿cará
que cada vez mas servicios que tradicionalmente han estado en manos del Estado dejen
de ser ‘públicos’. La incidencia de este fenómeno no es desdeñable, porque una lectura
tradicional de los derechos fundamentales, como derechos oponibles únicamente frente a
los poderes públicos, dejaría a muchos de estos actores privados ‘fuera del diálogo’ de los
citados derechos” (BILBAO UBILLOS, 1997. p. 255). “En el reino Unido (…) [por ejemplo]
no sólo hemos sido testigos de la privatización de servicios esenciales como el agua, el gas
y la electricidad, sino que incluso la Administración ha puesto en marcha un proceso de
desregulación que ha afectado, por ejemplo, a los servicios de inmigración (que, en cierta
medida, están ahora bajo la responsabilidad de las compañías aéreas), a la Bolsa e incluso
a los establecimientos penitenciarios (la primera cárcel privada se inauguró en Inglaterra en
1992)” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 255, nota 50). “En 1987, el Gobierno británico alquiló un
barco a la empresa ‘Sealink’ que acababa de ser privatizada. El buque fue anclado en Hartwich
y se utilizó para acoger a tamiles y a otros peticionarios de asilo. Las operaciones a bordo
fueron supervisadas por una empresa privada de seguridad. ¿Deberíamos considerar que los
abusos y malos tratos imputados a los guardias privados caen fuera de la esfera de los dere-
chos fundamentales sólo por el hecho de que los presuntos responsables no eran ‘verdaderos
policías’? (Supra BILBAO UBILLOS). La privatización de los servicios públicos, por ejemplo
telecomunicaciones o universidades, reducirá el ámbito de aplicación del Derecho Público
y, simultáneamente, ampliará el ámbito de aplicación del Derecho Privado” (MÜNCH, 1997,
p. 32) (Vide VERGARA BLANCO, 2004, pp. 63-70). Bilbao Ubillos advierte que “la e¿cacia de
estos derechos (fundamentales) ya no giraría en torno a la división público-privada, pero
este criterio debe ser reemplazado por otro que sirva para ¿jar los límites de la vigencia de
los mismos en las relaciones jurídico-privadas” (BILBAO UBILLOS, 1997, p. 256). “En lugar
de centrarse en la determinación de la condición pública o privada del eventual transgresor
del derecho, a los efectos de desencadenar o no la intervención judicial, habría que prestar
atención a la naturaleza de la propia lesión” (Supra BILBAO UBILLOS).
2268 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 256. Vide Supra BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 241-256.
2269 Vide VERGARA, 2004, p. 65.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 419
2286
Según Starck, este sistema de valores, en cuanto decisión fundamental de la Consti-
tución, debe tener vigencia en todos los ámbitos del Derecho (Supra STARCK).
2287 GARCÍA TORRES y JIMÉNEZ-BLANCO, 1986, pp. 26-27.
2288 ALEXY, 1986/1993, pp. 517-518.
2289 GARCÍA TORRES y JIMÉNEZ-BLANCO, 1986, p. 27.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 423
476. Según Bilbao Ubillos, Forsthoff ha sido uno de los autores más
críticos del Drittwirkung der Grundrechte, considerando que “para que los
derechos fundamentales puedan cumplir una función social no es necesario
477. Por otro lado, Alexy advierte que “cabe dudar de la posibilidad de
una Constitución que responda al modelo puramente material”2299 en donde
“la Constitución contiene exclusivamente normas materiales a partir de las
cuales, a través de operaciones metódicas, cualquiera que sea su con¿gu-
ración, puede obtenerse el contenido de cada norma jurídica del sistema
jurídico”2300. Una Constitución tal sería lo que Forsthoff ha llamado “un
huevo de mundos jurídico (...) de donde surge todo, desde el Código Penal
hasta la ley sobre la fabricación de termómetros”2301. Y agrega Alexy que
“si bajo ella (la Constitución) existe una legislación, su tarea se limita a
declarar aquello que, de todas maneras, es debido en virtud de la Constitu-
ción. Lo que en el modelo puramente procedimental debe ser solucionado
a través de una decisión dentro del marco de la Constitución, en el modelo
479. Dice Dürig que “prescindiendo del Tribunal Federal del Trabajo
y de algunas veces en la bibliografía especializada, hasta ahora nadie ha
abogado por una e¿cacia social inmediata de los derechos fundamentales.
Sólo se reconoce la vinculación mediata frente a terceros en el sentido de
que los derechos fundamentales actúen como elementos de un ordena-
miento jurídico, sobre la interpretación del Derecho común a través de las
‘cláusulas generales’ y éstas inÀuyan, a su vez, en la interpretación de los
derechos fundamentales”2310. Por otra parte, “Dürig llega a admitir incluso
la posibilidad de una e¿cacia inmediata (de segundo nivel) (supletoria)
en los casos, poco frecuentes, en que no exista un punto de conexión o
irrupción. En caso de [que exista una] ‘aguna de protección de valores’
(ni norma legal ni cláusula general), el valor que se expresa en el derecho
fundamental (…) se protegería directamente frente a una eventual violación
cometida por terceros”2311. La pregunta que deberíamos hacer es: ¿qué
se entiende por protección directa? ¿Se trata de una mediación civil? ¿Y
qué sucede si también se produce nuevamente una “laguna de protección
de valores”? ¿Se trata acaso de que cada individuo “tome el toro por las
astas”? Nuevamente parece que la respuesta está en el mecanismo de la
ponderación.
480. Dice Alexy que “el concepto de libertad es uno de los conceptos
prácticos más fundamentales”2312 [Alexy agrega: “y, a la vez, menos
claros”2313]. “Casi todo aquello que desde algún punto de vista es con-
siderado como bueno o deseable es vinculado con [él] (la libertad)”2314.
De esta forma, “toda libertad iusfundamental es una libertad que, por lo
menos, existe en relación con el Estado”2315. La relación del Estado está
485. Sin embargo, aunque “un tercero puede(a) (por ejemplo) amena-
zar muy intensamente la existencia de un matrimonio; (…) no justi¿ca,
(…) (la) conexión con la permisión jurídica de su comportamiento, una
participación del Estado”2344 y, por ende una imputación por las afectacio-
nes que un particular pueda, eventualmente, producir sobre los derechos
fundamentales de otro. “Más bien, lo correcto es que el Estado –por haber
privado al afectado negativamente por acciones de sus conciudadanos, en
imposición estatal del deber de tolerancia. Supongamos que un no fumador haya impedido
violentamente fumar a un fumador y, con ello, haya satisfecho un tipo penal. Por ello, será
condenado a una pena de prisión. Sin duda, con esta sanción, el Estado interviene en el derecho
fundamental de libertad de la persona, que actúa aquí frente a la sanción estatal como derecho
de defensa. Sin embargo, de esto no se in¿ere que, con ello, el Estado haya intervenido, al
mismo tiempo, en el derecho fundamental, bajo la forma de un derecho de defensa, del no
fumador a su integridad física, aun cuando, en general, se considere que el fumar afecta la
integridad física” (ALEXY, 1986/1993, p. 445). Alexy advierte que “el Estado puede hacer que,
en determinadas situaciones, al no fumador sólo le quede la alternativa de aceptar el fumar o
de cometer un delito. Pero qué sea lo que se acepte, sigue siendo una acción privada” (ALEXY,
1986/1993, pp. 445-446). “Sin embargo, esto no signi¿ca que el no fumador no pueda ser
lesionado por el Estado en su derecho fundamental a la integridad física. Pero una lesión no
puede ser vista en el hecho de que el Estado en tanto ‘participante’ en el fumar, intervenga
en el derecho fundamental a la integridad física como derecho de defensa, sino sólo en que el
Estado regula las relaciones entre fumadores y no fumadores de forma tal que lesiona el derecho
fundamental del no fumador a su integridad física bajo la forma de un derecho a protección”
(ALEXY, 1986/1993, p. 446).
2344 ALEXY, 1986/1993, p. 444.
432 WALDO L. PARRA
sin conferir derecho alguno a estos en sus relaciones privadas”2355 2356. Así
las cosas, de acuerdo con Bilbao Ubillos, “en la cultura jurídica norteame-
ricana se ha mantenido ¿el a lo largo del tiempo la idea liberal de que la
Constitución sólo establece límites a la acción de los poderes públicos y
[que] los derechos constitucionales no vinculan a los particulares. Esa es
también la convicción más extendida en otros países anglosajones, como
Canadá. La Carta canadiense de d[D]erechos y l[L]ibertades [Fundamen-
tales] de 1982 –dice este autor– está expresamente destinada a proteger
a la persona contra los poderes del Estado”2357. Según Valdés Dal-Ré, lo
anterior es corroborado por la sentencia Dolphin Delivery Ltd vs. Tetail,
Wholesale and Departament of Store Union (1986, 2 SCR 573), que “dejó
dicho que la Carta de Derechos de 1982 se aplica exclusivamente a actos
estatales”2358.
489. Gardbaum, por su parte, que es citado por Habermas como uno de los
que ha desarrollado la discusión en Estados Unidos2359, “en torno al llamado
efecto horizontal [Drittwirkung] de los derechos fundamentales”2360, nos
2355
De acuerdo con Bulnes, “para los norteamericano la Constitución fue siempre no solo
una norma más, sino la primera de las normas” (BULNES, 1998, p. 137). Y agrega este autor que
“se forjó así la doctrina de la supremacía normativa de la Constitución que se instrumentalizó
en Norteamérica para darle fuerza por el principio de la ‘judicial review’, que reconoce a los
Tribunales el poder de declarar nulas las leyes que contradigan la Constitución” (Supra BULNES).
“Como bien lo ha expresado la doctrina, el resguardo o control de la Ley Suprema siguió en
Europa un camino distinto al de Norteamérica” (Supra BULNES). “En los Estados Unidos, la
Constitución es sagrada y en Europa lo es la ley” (Supra BULNES). Más aún, siguiendo en esto
a García de Enterría (1985), “la mitología de la Corte s[S]uprema americana es inacabable
y sería muy fácil acumular referencias. ¿Cómo explicar la sorprendente aceptación general
de una institución cuya posición central está basada enteramente en una competencia, la de
judicial review, que no ha sido atribuida expresamente por la Constitución, sino propiamente
‘usurpada’, o al menos autoatribuida?” (p. 127).
2356 Supra VALDÉS DAL-RÉ.
2357 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 278.
2358 VALDÉS DAL-RÉ, 2003, p. 516.
2359 HABERMAS, 2010, p. 10.
2360 A este respecto, también es viable mencionar a Hunt, quien, si bien debe su análisis
favorecer la e¿cacia del “efecto horizontal” de los derechos fundamentales (GARDBAUM, 2003,
pp. 6-7). (Vide HUNT, 1998; HUNT, 1999; BAMFORTH, 1999; LEIGH, 1999; PHILLIPSON, 1999, y
CORRIN, 2009).
2361 GARDBAUM, 2003, p. 3.
2362 VALDÉS DAL-RÉ, 2003, p. 516.
2363 VALDÉS DAL-RÉ, 2003, p. 517.
2364 Supra GARDBAUM.
2365 VALDÉS DAL-RÉ, 2003, p. 517.
436 WALDO L. PARRA
tenido lugar, bien que sin rumbo claro, una cierta moderación de la rigurosa
aplicación de la teoría liberal de los derechos de libertad”2366.
493 efectivamente acepta la prueba indiciaria, pero ella está referida a las hipótesis del inciso
primero del artículo 485, ocurriendo que, en la especie, la actora ha sostenido que ha sido
discriminada en razón de la edad y tal caso se encuentra contemplado en el inciso segundo
de esta última disposición, la que hace aplicable sólo el procedimiento a seguir a los actos de
discriminación laboral del artículo 2º del Código del Trabajo. Consecuentemente, la senten-
ciadora ha efectuado una aplicación errónea de la norma al conformarse con prueba indiciaria”
(MARZI, 2009, p. 136). Y agrega este autor que “el que la Corte haga una interpretación en que
concluya que el derecho a no ser discriminado no está tomado como derecho fundamental por
un tema de remisiones legales y que, por lo tanto, no se rige por la prueba indiciaria, expone
hasta qué punto los derechos fundamentales no gozan de mejor salud en los Tribunales de
Alzada” (Supra MARZI).
2380 BORDALÍ, 2007, p. 523.
2381 Vide artículo 76 de la Constitución Política, y Vide Supra MARSHALL.
2382 CEA, 1984, p. 11.
2383 FERRADA, 2004. Bordalí rea¿rma esta idea cuando señala que “cada Tribunal de la
República puede considerarse inmediata y directamente vinculado a la Constitución en virtud
de un interpretación en tal sentido del artículo 6º CPR” (BORDARÍA, 2007, pp. 523-524).
440 WALDO L. PARRA
2386 Según Bordalí, “la Corte Suprema está facultada para tutelar el derecho fundamental
a un debido proceso penal por medio del recurso de nulidad procesal penal (artículo 373 a)
CPP). Mediante esa competencia la Corte Suprema podría interpretar el referido derecho
fundamental, rivalizando con interpretaciones que previa o posteriormente haya realizado el
Tribunal Constitucional” (BORDALÍ, 2007, p. 523). A esto hay que agregar que el recurso de
casación en el fondo es procedente no sólo por infracción de ley, sino también por infracción
de la norma constitucional” (Supra BORDALÍ).
2387 A modo de ejemplo, podemos mencionar las siguientes causas, a saber: 1) Acosta Mén-
dez, Luis O. c/ Depetris DeÀorian Hnos. Ltda. - Corte Suprema - Cuarta Sala - Rol Nº 116-11
- Nulidad del despido - Tutela Laboral - 30-jun-2011, que señaló que “no corresponde aplicar
la sanción de nulidad del despido a aquel empleador que no ha retenido la parte de la remune-
ración de los trabajadores, destinada a sus cotizaciones previsionales”; 2) Monje Fernández,
Jorge y otros - Corte Suprema - Sala - Rol Nº 650-09 - Amparo económico - 20-may-2009,
que señaló que “mediante un análisis del instituto previsto en la Ley Nº 18.971, se considera
que el mismo no constituye un instrumento idóneo para salvaguardar la garantía constitucional
de desarrollar una actividad económica lícita”; 3) Mansilla, Gatica c/ Subsecretario de Pesca
- Corte Suprema - Sala - Rol Nº 3428-09 - Amparo económico - 31-jul-2009, que señaló que
“el sentido y alcance del amparo económico previsto en la Ley Nº 18.971 es el de amparar
la garantía constitucional de ‘la libertad económica’ frente al Estado empresario, cuando éste
interviene en el campo económico no acatando las limitaciones contempladas en el artículo
19 Nº 21 inciso 2º de la Carta Fundamental”, y 4) Cortés Contreras, Mario del C. c/ Alcalde
de la Municipalidad de Ñuñoa - Corte Suprema - Sala - Rol Nº 3974-09 - Recurso de amparo
económico - 31-jul-2009, que se preguntó si “¿El amparo económico es un medio idóneo para
la protección del derecho a desarrollar una actividad económica lícita?”
2388 Aunque concordamos con Martínez que “de hecho hoy en día gran parte de los re-
cursos de protección que conocen las Cortes de Apelaciones, dicen relación con presuntas
vulneraciones de derechos fundamentales por particulares y no por el Estado” (MARTÍNEZ,
1998, pp. 62-63).
2389 A modo de ejemplo, podemos mencionar las siguientes causas: 1) Dirección Nacional
del Trabajo c/ Empresa Abu-Gosch y Compañía Ltda. - Corte de Apelaciones de Punta Arenas
- Sala - Rol Nº 42-09 - Prácticas antisindicales - Recurso de nulidad - 7-ago-2009, que señaló
que “incurre en práctica antisindical el empleador que ha permitido que los trabajadores que
no están incorporados al Sindicato, no se encuentren en la necesidad de hacerlo para recibir
los bene¿cios de los que sí lo están, sin la carga de pagar cotizaciones correspondientes”;
2) Crespo c/ Sociedad Educacional Francesa de Osorno S.A. - Corte de Apelaciones de Valdi-
via - Sala - Rol Nº 69-10 - Procedimiento de tutela laboral - Recurso de nulidad - 1-ene-2010,
que señaló que “la cesantía no es considerada un atentado grave a las garantías fundamentales,
sino más bien una consecuencia inevitable del despido”, y 3) Bravo Gajardo, Lina c/ Impresora
Printer S.A. - Corte de Apelaciones de Santiago - Sala - Rol Nº 2256-08 - Indemnización por
daño moral - 29-ene-2009, que señaló que “la Corte de Apelaciones de Santiago rechazó la
excepción de incompetencia interpuesta contra la demanda de indemnización por daño moral
en jurisdicción laboral y rechazó la demanda deducida por la trabajadora agraviada”.
2390 Vide ROMERO, 2003.
442 WALDO L. PARRA
abajo2391. Una de las razones para no hacerlo es de forma, porque tal como
advierte Peña, en el Derecho Comparado la jurisdicción constitucional está
a cargo de órganos especí¿cos, usualmente un tribunal constitucional que
conoce de las acciones de amparo. En cambio, en nuestro ordenamiento
jurídico, buena parte de esa jurisdicción recae en la Corte Suprema y las
Cortes de Apelaciones que son las que, como hemos dicho, conocen, entre
otros, del recurso de protección [Peña señala que se trata de “una versión
radicalizada del amparo constitucional europeo y latinoamericano”2392].
Sin embargo, agreguemos con Nogueira que “la reforma constitucional de
2005 en materia de jurisdicción constitucional modi¿ca[ó] drásticamente el
sistema vigente en Chile hasta dicha reforma, generando por primera vez
en Chile, un control concentrado de constitucionalidad tanto preventivo
como represivo de preceptos legales centrado en el Tribunal Constitucional,
eliminando el doble parámetro de control existente en la materia hasta 2005,
uno en manos del Tribunal Constitucional y otro en manos de la Corte Su-
prema de Justicia”2393. Por lo tanto, es evidente que el análisis del criterio
debería sentirse vinculada por las interpretaciones realizadas por el Tribunal Constitucional
sobre la Constitución y los derechos fundamentales, ya sea por su eventual autoritas, pero
muy especialmente partiendo de la especial posición del Tribunal Constitucional en el sistema
jurídico chileno” (BORDALÍ, 2007, p. 536). Y agrega este autor que “esto quiere decir que la
Corte Suprema, conociendo de las apelaciones de los recursos de protección, hábeas corpus y
amparo económico, así como en las casaciones en el fondo en las nulidades de Derecho Público
y en los recursos de nulidad procesal penal, debe atender a las interpretaciones que sobre la
parte orgánica de la Constitución y, más frecuentemente, sobre los derechos fundamentales,
haya dado el Tribunal Constitucional” (Supra BORDALÍ). Sin embargo, agrega este autor que
“en la experiencia chilena los dos órdenes jurisdiccionales han dado decisiones contradictorias
en materia de derechos fundamentales y no hay instrumento alguno que permita coordinar
esas decisiones. A los ¿nes de una mayor certeza y seguridad jurídicas, lo más aconsejable
parece ser la creación ante el Tribunal Constitucional de un recurso para la uni¿cación de la
doctrina constitucional, similar al que en el orden de la judicatura ordinaria existe en países
como España. Sin embargo, ello supone modi¿car nuevamente la Constitución Política para
entregarle esta nueva función al Tribunal Constitucional (Supra BORDALÍ).
2393 NOGUEIRA, 2006, p. 121. En efecto, según Ríos, “la Constitución de 1925 –siguiendo
496. La otra razón es de fondo, y dice relación con que “nuestra Consti-
tución ha hecho justiciables una serie de derechos y libertades, vía recursos
de amparo o de protección”2395 2396. Y siguiendo en esto a Martínez, digamos
sividad del control concentrado preventivo de constitucionalidad de la ley –esto es, antes que
concluya su proceso de gestación– pareció completarse el ciclo de un sistema de control –siempre
concentrado, pero compartido– con el carácter preventivo, abstracto y de efecto invalidatorio
general en el caso del Tribunal Constitucional; y con carácter represivo o ‘a posteriori’, concreto
y de efecto particular, en el caso de la Corte Suprema” (Supra RÍOS). El mismo Ríos agrega
que “numerosos estudios procesales, de derecho sustantivo y estadístico, han demostrado que
se trata[ba] [el recurso de inaplicabilidad, en manos de la Corte Suprema] de un recurso poco
e¿caz, fuera del alcance del común de la gente, lento y paralizante” (Supra RÍOS).
2394 Vide NOGUEIRA, 2006, p. 121. Con todo, Bordalí advierte que aunque se ha intentado
concentrar la Justicia Constitucional chilena en manos del Tribunal Constitucional, “en materia
de tutela e interpretación de los derechos fundamentales, esa competencia es difusa, pues se
encuentra entregada tanto al Tribunal Constitucional como a la judicatura ordinaria” (BORDALÍ,
2007, 536).
2395 MARTÍNEZ, 1998, p. 63.
2396 A modo de ejemplo, podemos mencionar las siguientes causas, a saber: 1) CMPC
Maderas S.A. c/ Gallardo Pardo, Manuel y otros - Corte de Apelaciones de Concepción - Sala
- Rol Nº 546-09 - Recurso de protección - 11-ene-2010, que señaló que “la Empresa presenta
un Recurso de Protección en contra del sindicato de trabajadores de una de sus empresas con-
tratistas, en virtud de que éstos bloqueaban el acceso a su planta de tratamiento, a lo cual habría
una vulneración al derecho de propiedad y de libertad económica, por parte de los trabajadores
en huelga”; 2) Asociación de Funcionarios Municipales de la Municipalidad de Sierra Gorda
c/ Ilustre Municipalidad de Sierra Gorda - Corte de Apelaciones de Antofagasta - Sala - Rol
Nº 768-09 - Propiedad - Recurso de protección 13-ene-2010, que señaló que “la alteración
arbitraria de los estipendios de los funcionarios públicos, aunque se trate de cotizaciones previ-
sionales extraordinarias reguladas por ley, los faculta a recurrir de protección para proteger su
derecho de propiedad”, y 3) Asociación de Funcionarios Municipales de la Municipalidad de
Cabo de Hornos c/ Ilustre Municipalidad de Cabo de Hornos - Corte de Apelaciones de Punta
444 WALDO L. PARRA
que “como estos [derechos y libertades] proceden no sólo contra actos del
Estado, sino también [en contra] de particulares, muchas situaciones que
en teoría deberían ser resueltas conforme al Derecho Privado o al Derecho
Penal [porque no trasuntan o se vinculan con derechos fundamentales], se
transforman en asuntos constitucionales”2397. Dice Martínez que esto es
particularmente percibido en el derecho de propiedad, contemplado en el
artículo 19 Nº 24 de nuestra Constitución2398. Como se sabe, este precepto
reconoce el derecho de propiedad sobre toda clase de bienes corporales
e incorporales. La jurisprudencia ha interpretado de manera amplia dicho
precepto, reconociéndose hoy en día la propiedad sobre [meros] derechos,
cuestión altamente discutida en la doctrina civilista chilena”2399. Y agrega
este autor que la experiencia indica que muchos de los recursos de protec-
ción interpuestos están relacionados con asuntos que poco y nada tienen
que ver con los derechos fundamentales, y que, en consecuencia, podrían
perfectamente resolverse sin necesidad de acudir al Derecho Constitucional.
Si hoy esto es así, es porque se trata de una vía mucho más expedita que
cualquiera otra acción ordinaria2400.
497. Volviendo al tema que nos convoca, Ferrada dice que el Tribu-
nal Constitucional chileno “tiene amplias atribuciones para controlar la
constitucionalidad de hechos, actos y normas que pugnen con la Carta
Fundamental, ya sea en forma preventiva o represiva”2401 2402. Y siguiendo
en esto a Nogueira, con certeza “puede sostenerse que la sentencia del
Tribunal Constitucional produce cosa juzgada, en la medida que no existe
posibilidad de revisar dicha sentencia en el plano de nuestro ordenamiento
Arenas - Sala - Rol Nº 91-09 - Propiedad - Recurso de Protección - 14-ene-2010, que señaló
que “las actuaciones administrativas cuentan con una presunción de legalidad, en virtud de la
cual no es lícito contravenirlas de plano”.
2397 MARTÍNEZ, 1998, p. 63.
2398 Vide artículo 19, Nº 24, de la Constitución Política de 1980, y MARTÍNEZ, 1998,
p. 63.
2399 Supra MARTÍNEZ. Vide PEÑA, 1996, pp. 669-676.
2400 Vide MARTÍNEZ, 1998, pp. 63-64 y FERRADA, BORDALÍ y CAZOR, 2003.
2401 FERRADA, 2004.
2402 Vide artículo 93 de la Constitución Política de 1980.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 445
2411
Nash nos dice que “el primer caso dice relación con una persona enferma de VIH/
SIDA que recurre, a través de la acción de protección contemplada en el artículo 20 de la
Constitución chilena, debido a que la institución de salud donde se atendía regularmente
dejó de proporcionarle medicamentos y atención médica que le habían sido prescritas por
un médico. La institución argumentó que esta decisión obedecía a un problema con el
servicio de seguridad social que cubría las prestaciones del paciente, ya que éste no era un
a¿liado del servicio de salud pública (del cual dependía la institución que estaba realizando
las prestaciones), sino que era un a¿liado de un servicio de salud privado (correspondiente
a las Fuerzas Armadas de donde era jubilado el recurrente)”. La Corte de Apelaciones de
Valparaíso señaló que “sin perjuicio que la persona fuera bene¿ciaria de un servicio de segu-
ridad social público especial (pero que carecía de un programa para atender a personas con
VIH), el Estado estaba obligado ‘a cumplir con garantizar y proteger efectiva y realmente
el derecho a la vida’ y, por tanto, debía acoger el recurso interpuesto cali¿cando el acto
estatal como arbitrario e ilegal”. Y agrega este autor que “conociendo de una apelación a
este recurso, la Corte Suprema con¿rmó el fallo de la Corte de Apelaciones” (NASH, 2008,
pp. 119-120). En un segundo caso, se “trata de un grupo de personas infectadas por el VIH a
las que los servicios de salud estatales señalaron no estar en condiciones de entregar en forma
gratuita el tratamiento indispensable para sobrevivir. Los recurrentes fundaron su alegato
en la obligación que tiene el Estado –según la normativa nacional vigente a la época– de
tratar enfermedades sexuales. (…). Conociendo de un recurso de apelación en contra de esta
sentencia, la Corte Suprema revocó la decisión de la Corte de Apelaciones. Estableció que
en este caso debían tenerse en cuenta los costos del tratamiento involucrados y los fondos
necesarios para acceder a la petición de los recurrentes (…). En de¿nitiva, la resolución de
la Corte se centra en la legalidad del acto administrativo y en la no arbitrariedad del sistema
de atención preferente ya que, a juicio del máximo tribunal, este sistema es idóneo para
atender enfermedades de transmisión sexual ‘con los recursos físicos y humanos’ de que
dispone el servicio público de salud. [Sin embargo,] no hay ningún análisis sobre el derecho
a la vida” (NASH, 2008, p. 120). Finalmente, Nash nos entrega un tercer caso, “dictado por la
Corte de Apelaciones de Santiago, con¿rmado por la Corte Suprema. En este caso también
se planteaba la necesidad de obtener la entrega de medicamentos para el tratamiento del
VIH. En la resolución del caso los tribunales superiores de justicia estuvieron contestes en
rechazar el recurso. Sostienen como argumento que el derecho a la vida consagrado en la
Constitución sólo protege a la persona en caso de ‘conductas que pongan en peligro la vida
humana’. Esto no ocurriría en la especie, ya que ‘lamentablemente’ la amenaza a la vida
en estos casos proviene de la enfermedad de que padecen estas personas y no de un acto de
la autoridad sanitaria (considerando 14º). Finalmente, señala la Corte que, en atención al
evidente alto costo que tendría para el Estado hacerse cargo plenamente de estas cuestiones,
era de cargo de los recurrentes acreditar que la política estatal no era la adecuada” (NASH,
2008, pp. 121-122).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 447
numerales 1º, 2º, 3º y 4º del artículo 38 ter de la Ley Nº 18.933, de Isapres, actualmente
contenido en el artículo 199 del D.F.L. Nº 1; encontrándose derogados a partir del 6 de
agosto de 2010; 2) Isapre Cruz Blanca S.A. - Tribunal Constitucional, Rol Nº 1.557, Re-
querimiento de inconstitucionalidad sobre recurso de protección, de fecha 14 de abril de
2011; 3) León Tchimino Díaz - Tribunal Constitucional, Rol Nº 1.785, acción de inaplica-
bilidad por inconstitucionalidad respecto del artículo 38 ter de la Ley Nº 18.933, de fecha
14 de abril de 2011; 4) Transporte del Cobre S.A. - Tribunal Constitucional, Rol Nº 1.356,
acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad del inciso tercero del artículo 474 del
Código del Trabajo, de fecha 27 de agosto de 2009, por el cual el alto tribunal se pregunta
si es inconstitucional el inciso tercero del artículo 474 del Código del Trabajo, al requerir
una consignación previa para impugnar judicialmente sanciones administrativas laborales,
infringiendo los numerales 3º y 26º del artículo 19 de la Carta Fundamental, que tutelan la
igual protección de la ley en el ejercicio de los derechos y el derecho a la seguridad jurí-
dica; 5) Corte de Apelaciones de Iquique - Tribunal Constitucional - Sala - Rol Nº 1324,
Inaplicabilidad de preceptos del Estatuto Administrativo de Ley Nº 18.834, de fecha 12
de febrero de 2009, y 6) Banco de Crédito e Inversiones S.A. - Tribunal Constitucional
- Sala - Rol Nº 1252, Inaplicabilidad por inconstitucionalidad del artículo 12, inciso ¿nal,
del Código del Trabajo, de fecha 28 de abril de 2009. Lo anterior, sin perjuicio de otros
fallos como los siguientes: 1) Rol Nº 591/2006; 2) Rol Nº 608/2006; 3) Rol Nº 609/2006;
4) Rol Nº 610/2006; 5) Rol Nº 611/2006; 6) Rol Nº 612/2006; 7) Rol Nº 634/2006; 8) Rol
Nº 986/2007, y 9) Rol Nº 739/2007.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 449
2416 Vide Sentencia Tribunal Constitucional, de 18.04.08, Rol Nº 740-2008. AGUILAR, 2008.
Respecto del fallo del Tribunal Constitucional, Carreño es de la opinión que la sentencia del tri-
bunal establece el precedente de “reconocer al que está por nacer como sujeto titular del derecho
a la vida desde el momento mismo de su concepción y la necesidad de protegerlo de potenciales
amenazas” (CARREÑO, 2010, p. 417). Y agrega este autor que “reconocido y ¿jado el alcance del
derecho a la vida de aquel que está por nacer, aun por vía jurisprudencial, ya no cabe la regresión,
pues ésta constituiría en sí misma una violación al derecho base que se encuentra en la cúspide
de la humanidad, con el consiguiente desmoronamiento del andamiaje jurídico sobre el que
reposa toda la dogmática de los derechos humanos” (Supra CARREÑO). Creemos que la solución
de precedencia que plantea este autor va en la dirección opuesta a lo señalado en este estudio, en
su oportunidad (Vide Supra Introducción, letra E) 3., y Capítulo III, letra B) 3.1., nota 1739).
2417 Sin duda, en esta materia, es menester hacer presente la opinión que Aldunate tiene
sobre la forma argumentativa de proceder por parte del Tribunal Constitucional. En efecto,
la conclusión de este autor –aunque debemos hacer hincapié que su opinión es anterior a los
cambios de la Ley Nº 20.050– es que “la fuente de legitimidad de un Tribunal Constitucional
sólo está dada por su posibilidad de establecer una cadena argumentativa sólida entre sus de-
cisiones y el texto constitucional en el cual pretende justi¿carlas. En los ejemplos expuestos se
observan casos de evidente pérdida de esta legitimidad racional, en una escala que, de mayor a
menor gravedad, va desde la simple ausencia de argumentación, pasando por una argumentación
vacía, o absurda, a una muy débil, hasta llegar a la introducción de elementos retóricos sin base
racional alguna –como la mística sabiduría del constituyente–, para reforzar un determinado
resultado interpretativo querido, o buscado” (ALDUNATE, 2001, pp. 20-21).
2418 Dirección del Trabajo, 2009, p. 31.
2419 Vide AGUILAR, 2008, p. 609.
2420 Vide Supra AGUILAR.
2421 AGUILAR, 2008, p. 609.
450 WALDO L. PARRA
502. En cuanto a los juzgados de letras del trabajo, primero que todo
es importante señalar que, si bien, el gran aporte de la tutela de derechos
fundamentales es que incorporó un procedimiento judicial que efectivizó,
en la práctica, la garantía iusfundamental, a nivel del Derecho Laboral y,
por ende, a nivel de las relaciones entre terceros, especí¿camente en esa
particularísima relación entre empleador-trabajador, existen críticas en
cuanto a la relevancia de su accionar, tanto desde el punto de vista de la
forma [el número dentro de ingresos de causas], cuanto desde el punto de
vista del fondo [la calidad argumentativa de las sentencias].
en la Defensoría Laboral “crea un desincentivo importante para los defensores, pues se trata de
un trabajo que requiere mayor dedicación y que tiene posibilidades ciertas de no lograr ningún
resultado concreto en caso que la autoridad no vise la demanda” (Supra MARZI).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 451
505. Vistas así las cosas, veamos dos ejemplos de nuestro ordenamiento
jurídico, de aplicación de tutela judicial efectiva en materia de derechos
fundamentales “inespecí¿cos”, el primero, en términos generales y el se-
gundo, en el ámbito laboral chileno. A saber, los siguientes:
507. Del análisis que realiza Aldunate (2007), podemos rescatar, para
nuestro propio estudio, los siguientes aspectos: Primero, que el tribunal
realiza una interpretación amplia del concepto de “afectación”2433 2434.
En efecto, “la causa que motiva la declaración de inconstitucionalidad no
es el precepto (diríamos, de derecho objetivo) correspondiente al derecho
fundamental (subjetivo) alegado, sino una disposición distinta, como lo es
el artículo 8º CPR en lo referente al principio de publicidad. El Tribunal
constata en su considerando 17 la contradicción entre el numeral 4º letra d)
del auto acordado y el artículo 8º de la Constitución, y en el considerando
2432 “El día 31 de agosto el Tribunal Constitucional dictó, con un interesante trasfondo
uno de los antecedentes, que no he tenido la oportunidad de conocer), a la fecha del pronuncia-
miento del Tribunal la investigación, sobre la que incidía el precepto que se suponía afectando
al derecho fundamental a un justo y racional procedimiento, se encontraba cerrada; la acción
devenía en intrascendente para salir al paso de la afectación de un derecho fundamental. El
Tribunal no dispone –no tiene facultades para ello–, ni se ve cómo podría producirse la nu-
lidad de lo ya obrado en el respectivo procedimiento. De este modo, el pronunciamiento del
Tribunal no toma como relevante la posibilidad de lesión concreta que la norma impugnada
puede producir al derecho afectado, sino que le basta la consideración, in abstracto, de su
inconstitucionalidad” (Supra ALDUNATE).
2434 Vide ALDUNATE, 2007, p. 237.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 453
2435 ALDUNATE, 2007, p. 238. En este punto cabrían los comentarios de Ferrada, respecto
de su propio análisis, cuando advierte que “el punto de partida de este conÀicto (…) debe
hacerse a partir del derecho fundamental mismo invocado” (FERRADA, 2008, p. 269). Y agrega
este autor que “en mi opinión, todo este razonamiento es completamente erróneo y revela un
problema en el conocimiento de las categorías fundamentales del Derecho Constitucional”
(Supra FERRADA).
2436 Vide Supra ALDUNATE. “La cuestión no es trivial –señala Aldunate–, tomando en cuenta
la profusión de términos que utiliza nuestra Constitución en este campo (derechos de las per-
sonas, derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana, derechos humanos, derechos
constitucionales, libertades, derechos de los particulares, derechos fundamentales, garantías)
y el hecho de que en la doctrina existen al menos tres, sino más posibilidades de entender los
derechos fundamentales. Dentro de estas alternativas, aquella que es propia del Derecho Com-
parado y que implica la denominación positiva de los respectivos derechos constitucionales
como ‘Derechos Fundamentales’ (Ley Fundamental de Bonn, I; Constitución de España Título
I, Constitución de Brasil Título II, Constitución de Colombia Título II capítulo I, etc.) no se da
en nuestra Constitución, que los llama ‘Derechos Constitucionales’ (Cap. III). Ante esto, no
resultaba obvio el sentido que debía atribuirse a esta expresión, y podía haberse esperado una
reÀexión [mayor] del Tribunal al respecto” (ALDUNATE, 2007, pp. 236-237).
454 WALDO L. PARRA
509. Y tercero, para Aldunate, por otro lado, “la forma en la que el
Tribunal enfrenta el tema conceptual, en lo relativo a [los] derechos
fundamentales”2439 “se torna especialmente delicada”2440. Lo anterior, dice
este autor, si se considera lo señalado en el artículo 5º, inciso segundo de la
Constitución Política de 1980, y se coteja con la diferencia terminológica
del artículo 19; de tal forma que sería deseable un alcance mayor que el
de derechos constitucionales, que incluyera, por ejemplo, a los derechos
contenidos en el Pacto de San José de Costa Rica, y otros2441. “El Tribunal
pudo –y estimo que debió, dado su carácter de principal fundamento de las
peticiones de la actora– haberse pronunciado sobre el punto (…)”2442.
2437
Vide Supra ALDUNATE. “Y esto –dice Aldunate–, porque la sentencia discurre en reitera-
das oportunidades sobre el alegato de la lesión del ‘derecho’ a un justo y racional procedimiento
que hace valer la parte requirente. Sin embargo, si se lee con atención el artículo 19 Nº 3 i. V
de la Carta, se observa que no existe tal derecho, sino que un deber dirigido al legislador. De
lo anterior se desprende, entonces, que al Tribunal no le ha parecido relevante distinguir entre
‘derechos’ y otros preceptos que, ubicados en el artículo 19 de la Constitución, no establezcan
derechos sino deberes de actuación estatal” (ALDUNATE, 2007, p. 237).
2438 ALDUNATE, 2007, pp. 237-238.
2439 Supra ALDUNATE.
2440 Supra ALDUNATE.
2441 Vide ALDUNATE, 2007, p. 238.
2442 ALDUNATE, 2007, p. 238.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 455
515. En efecto, en el caso de este fallo [Ferrada advierte que sin ser
un documento trascendente de la pluma jurídica de nuestros tribunales],
518. “Para unos y para otros, pues, como resultado de teorizar una análoga
y determinada situación de¿ciente, la Constitución vendría a concretarse
damentales de los trabajadores a través de la tutela laboral es una operación que no puede
prescindir de la ley. Esto signi¿ca que la tutela laboral no es una vía de aplicación directa e
inmediata de la Constitución o, en otras palabras, que los derechos fundamentales del traba-
jador tienen una e¿cacia mediata (mediada por la ley) a través de esta garantía jurisdiccional”
(Supra SILVA).
2477 Vide CAAMAÑO, 2006, p. 3.
462 WALDO L. PARRA
524. Pero este es un proceso que lleva varios años. Así, el Dictamen
Nº 4.842/300, de fecha 15 de septiembre de 1993, ya resolvía “que resul-
ta lícito que el empleador plantee medidas de control y revisión, pero es
necesario que tales medidas se integren en sistemas que sean compatibles
con el respeto de la honra y dignidad de los trabajadores y en función de
este objetivo se requiere que los sistemas de prevención sean técnicos
y despersonalizados y que, por ende, se apliquen mediante mecanismos
automáticos y de sorteo, que eviten que su operación o funcionamiento se
produzca frente a presunciones de actos o conductas ilícitas concretas”2482.
De esta forma se fue construyendo una jurisprudencia administrativa a
favor de la función que los derechos fundamentales tienen en el mundo
laboral y se establecieron los estándares y criterios que encauzan y orientan
la implementación de medidas de control, cuyo reconocimiento empírico
se encuentra en el artículo 154 inciso ¿nal del Código del Trabajo2483.
Sin embargo, es a partir de “la nueva concepción del Derecho del Trabajo
p. 3, nota 7.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 463
526. Así sucede, por ejemplo, cuando, por un lado, asumimos la obliga-
ción de mantener el mayor grado posible de aplicación respecto del Derecho
Penal y, por otro, tenemos la igual obligación de afectar lo menos posible
la vida y la integridad física del imputado. Si sólo existiera la aplicación
efectiva del Derecho Penal, la audiencia oral estaría ordenada o, al menos,
permitida, pero si sólo existiera la protección de la vida y de la integridad
física del afectado, esta misma audiencia oral estaría prohibida. Vistas así
las cosas, ambos principios conducen a soluciones diametralmente opuestas,
2009, p. 30.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 465
tenido esencial de un derecho fundamental como un “límite a los límites” (Supra Dirección
del Trabajo, 2009).
2498 Vide Dictamen Nº 2.856/162, de 30 de agosto de 2002, Vide CAAMAÑO, 2006,
p. 19.
466 WALDO L. PARRA
reciente normativa legal sobre la materia”2505, “en el entendido que ello habrá
de uniformar la actuación del [de ese] Servicio en tales materias”2506.
540. Las principales directrices de este dictamen son los siguientes: Pri-
mero, constata que el ordenamiento jurídico no proporciona una de¿nición
de los derechos fundamentales, “el que se concentra en su reconocimiento y
desarrollo”2512. Y luego de entregar una de¿nición, agrega que los derechos
fundamentales son, por una parte, verdaderos derechos subjetivos, ya que
protegen espacios de libertad de los ciudadanos, otorgando una suerte de
status jurídico que resulta ser irrenunciable. Y entiende que siendo esto así,
los derechos fundamentales son oponibles no sólo a los poderes públicos
sino también a los poderes privados, “desarrollando así una e¿cacia hori-
zontal o pluridireccional”2513.
tuaciones que ocurren antes, durante y después de la relación laboral. Walker Errázuriz señala
que “en cuanto [a] la discriminación que se produce antes de la relación laboral, ella puede
ocurrir a raíz de los procedimientos de reclutamiento de personal, como por ejemplo los avisos
de contratación que se publican en los medios informativos (que indican determinados requisi-
tos discriminatorios)” (WALKER ERRÁZURIZ, 2004, p. 11). La Dirección del Trabajo ha emitido
interesantes dictámenes sobre la materia y determinado y precisado facultades ¿scalizadoras
eventualmente sancionadoras. Veamos dos ejemplos: a) Dictamen Nº 0850/29, de fecha 28
de febrero de 2005, de la Dirección del Trabajo, cuya materia es sobre “Oferta de Trabajo.
Principio no discriminación. Infracción. Sanción”, y su resolución dictada se resume en que
“La Dirección del Trabajo se encuentra facultada para ¿scalizar y, eventualmente, sancionar a
cualquier empleador que formule, directamente o a través de terceros y por cualquier medio,
una oferta de trabajo que contenga una condición discriminatoria de aquellas señaladas en el
artículo 2º, inciso 3º, del Código del Trabajo” (Dictamen Nº 0850/29, p. 1). (Supra Dictamen
Nº 0850/29).
2530 Dictamen Nº 2.210/035, p. 10.
2531 La Dirección del Trabajo se ha pronunciado en esta materia, entre otros, a saber:
D) CONCLUSIONES
546. Vistas así las cosas, la teoría del Drittwirkung de los derechos
fundamentales está íntimamente vinculada a la problemática de una di-
cotomía entre lo público y lo privado, y de esta forma, no resulta baladí
que se coloque especial atención en este “desdibujamiento de la línea
divisoria que separa ambas esferas”2535. Por lo tanto, los derechos funda-
mentales “inespecí¿cos” se satisfacen no sólo en su reconocimiento en el
ámbito privado, que les es propio, no sólo en el respeto que de ellos se
espera por parte del empleador en su relación con los trabajadores de una
empresa, sino en la garantía efectiva que otorgan los órganos del Estado,
en general, y el poder jurisdiccional, en particular, mediante la certeza o
seguridad jurídica que sus decisiones, cuando hablamos de derechos fun-
damentales, edi¿can a partir de ellos, lo que se elevará, al ¿nal del día,
como el respaldo más concreto y efectivo que permitirá asegurar el grado
más alto de realización al que puedan aspirar los derechos fundamentales
así reconocidos2536.
547. “En un sistema de este tipo –dice Alexy– cada aplicación de re-
glas envuelve –de hecho o potencialmente– derechos fundamentales”2537.
Y agrega este autor “que los argumentos que interpretan los derechos
fundamentales de una determinada constitución son argumentos jurídicos,
entonces cabe tener presente que existe una necesaria relación entre los
derechos fundamentales con todos los poderes del Estado y la argumentación
2548Vide QUINTANA, 1993; SIERRA y VARAS, 1993; NINO, 1993; ATRIA, 2004 y 2009, y
ACCATINO, 2009.
2549 Vide ATRIA, 2009, p. 9.
2550 Vide QUINTANA, 1991, p. 150.
2551 Vide Supra QUINTANA.
2552 CAAMAÑO, 2007, p. 171.
476 WALDO L. PARRA
2553 En tal sentido, más allá del cumplimiento de la legislación laboral o de seguridad
social, existe un esfuerzo de las empresas por impulsar políticas de Responsabilidad Social
Empresarial (RSE) para mejorar o imponer una buena imagen pública e identi¿carse con los
valores de personajes públicos, tales como celebridades o deportistas (por ejemplo, la em-
presa AUDI entregó un modelo Q3 a todos los jugadores del Club Deportivo Barcelona, de
España), que muchas veces se confunde con la publicidad de marcas y productos (Vide www.
greatplacetowork.com).
2554 BERNAL, 2007, p. 90.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 477
“para ‘un observador imparcial, con un velo de ignorancia, considerando sólo la evolución
de la cultura jurídica en el mundo moderno, y que hiciera una aproximación exclusivamente
racional al tema, resultaría sin duda evidente que estos derechos regulan tanto las relaciones
de los particulares con el poder como también las relaciones de los particulares entre si’. Sin
embargo, lo que aparece claro a un nivel intuitivo no lo es tal teniendo a la vista la evolución
histórica de estos derechos”. Y agrega este autor que “la extensión de los derechos fundamen-
tales entre personas privadas ha sido uno de los aspectos más debatidos de la teoría general de
los mismos en el último tiempo” (CONTRERAS, 2009, p. 19).
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 479
2567 Por ejemplo, es importante señalar que los artículos 485 y 489 del Código del Tra-
bajo protegen ciertos y determinados derechos fundamentales. A lo que hay que adicionarle
lo que señala el artículo 2º del mismo cuerpo legal respecto de la dignidad de la persona y la
no discriminación.
2568 SILVA, 2011, p. 34.
2569 Vide ATRIA, 2009, p. 8.
480 WALDO L. PARRA
2640 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 240. Vide BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 237-240.
2641 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 237.
2642 BILBAO UBILLOS, 1997, pp. 256-257.
2643 GUZMÁN BRITO, 2001, p. 29.
2644 BILBAO UBILLOS, 1997, p. 251, nota 44.
2645 Vide BILBAO UBILLOS, 1997, p. 256; MÜNCH, 1997, p. 32, y GUZMÁN BRITO, 2001,
pp. 51-60.
2646 GARCÍA TORRES y JIMÉNEZ-BLANCO, 1986, p. 22.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 491
579. Dice Dürig que hasta ahora nadie ha abogado por una e¿cacia social
inmediata de los derechos fundamentales. Sólo se reconoce la vinculación
mediata frente a terceros en el sentido de que los derechos fundamentales
actúen como elementos de un ordenamiento jurídico, sobre la interpretación
del Derecho común a través de las “cláusulas generales” y éstas inÀuyan, a su
586. Es evidente que el análisis del criterio jurídico del Tribunal Cons-
titucional resulta fundamental para conocer el modo de aplicar y argumen-
tar favorablemente los derechos fundamentales. No obstante, y tal como
hemos dicho, la reforma instaló al Tribunal Constitucional como supremo
intérprete de la Constitución, lo que no signi¿ca, en caso alguno, eso sí,
que sea el único exégeta en materia de interpretación constitucional de
preceptos legales, sino el último. Y sus fallos deberán ser seguidos de buena
fe por todos los operadores jurídicos, ya que favorece la igualdad ante la
ley, otorga seguridad y previsibilidad jurídica y universaliza los criterios
para resolver conÀictos jurídicos en el futuro2672. Al respecto se advierte
que algunas decisiones adoptadas por los tribunales superiores de Chile
evidencian las diferentes interpretaciones que se tienen sobre el alcance
de las obligaciones del Estado en materia de derechos fundamentales y,
por ende, de la con¿guración de la concepción de derechos fundamentales
adoptada por los entes jurisdiccionales. Con todo, debemos decir que el
Tribunal Constitucional ha realizado una labor que se ha ido desarrollando
progresivamente con el tiempo y que, aunque sin ser explícito en el uso de
un modelo [reglas + principios], muchas de sus sentencias, antes y después
de la reforma de la Ley Nº 20.050, han contribuido al reconocimiento de
la e¿cacia horizontal de los derechos fundamentales.
¿nal del Código del Trabajo2677. Sin embargo, es a partir de “la nueva
concepción del Derecho del Trabajo surgida a partir de la aceptación de la
e¿cacia horizontal, vale decir, entre particulares, de los derechos funda-
mentales [lo que] ha permitido que se reconozcan esas libertades al interior
de la empresa”2678.
2677 Vide artículo 154, inciso ¿nal, de la Constitución Política de 1980, y CAAMAÑO, 2006,
p. 3, nota 7.
2678 CAAMAÑO, 2007, p. 172.
2679 ALEXY, 1993, p. 30.
2680 AGUIAR y CONTRERAS, 2007.
2681 Supra AGUIAR y CONTRERAS.
498 WALDO L. PARRA
“Todas las almas de los hombres son inmortales, pero las almas de los
justos son inmortales y divinas”.
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SÓCRATES
A) INTRODUCCIÓN
595. A lo anterior, hay que agregar que, desde el punto de vista del mo-
delo [reglas + principios], se trata de derechos fundamentales manifestados
mediante el expediente de normas de derecho fundamental, directamente
estatuidas por la Constitución o bien a ellas adscriptas2684, constituidas unas
como reglas y otras como principios, es decir, por derechos de¿nitivos y
por derechos prima facie, esto es, como “derechos basados en principios”.
En efecto, si por un lado existe un derecho fundamental cuando la norma
que le corresponde es válida jurídicamente2685, también existirá cuando
estimamos su validez moral, de acuerdo con los valores y principios que
permitan optimizar las posibilidades jurídicas. Es lo que se denomina de-
rechos de¿nitivos y derechos prima facie2686. Esto es, derechos que están
basados en principios. Todo lo cual otorga el fundamento para lo que se
denomina el carácter doble de las disposiciones iusfundamentales, en tanto
600. 1.1.1. Para elaborar este planteamiento, primero tuvimos que analizar
el fenómeno de los derechos fundamentales en su carácter de tal, mediante
el examen de la teoría de los derechos. En el caso de nuestra investigación,
reconocemos, por una parte, un ordenamiento jurídico como un sistema de
normas, pero también como un sistema de posiciones y relaciones jurídicas,
a los que siempre se asocian normas que las fundamentan. Tal como se dijo
en este estudio, los derechos del individuo, en general, y del trabajador, en
particular, les corresponden, entre otros, derechos de protección, no sólo
frente al Estado, sino frente a otros ciudadanos y respecto de determinados
contenidos de orden civil. Esto es indiciario de que las normas iusfunda-
mentales, cualquiera que sea la manera en que se expresen, tienen estricta
relación con el ámbito privado y, por ende, tienen un efecto en terceros o
efecto horizontal.
601. De esta forma, tanto el problema de cómo [de qué manera] las
normas iusfundamentales inÀuyen [o ejercen esta inÀuencia] en la relación
ciudadano/ciudadano [problema de construcción] así como el de en qué
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 503
603. Así, parece sugerente avenirse con la idea de que los derechos
fundamentales deben ser algo más que derechos subjetivos de defensa del
individuo frente a las intervenciones del Estado2693 o sólo frente a interven-
ciones de terceros, sino que representan, al mismo tiempo, un orden valora-
tivo objetivo2694 2695 que, como parte de la decisión jurídico-constitucional,
es válido para todas las áreas del Derecho y, por lo mismo, para todos los
sectores de la legislación, la administración y la justicia2696.
pp. 227-229.
2703 Vide BERNAL, 2007.
506 WALDO L. PARRA
solo resultado posible para cada caso en que se aplique. Y, por lo tanto,
dichos cuestionamientos sólo podrían ser válidos si se lograra establecer
la irracionalidad de sus argumentaciones.
610. Al efecto, existe una amenaza latente del poder estatal sobre el
ejercicio de los derechos fundamentales. Pero se trata de una amenaza que
ya no resulta intimidante ni provocativa, ya que se trata de un fenómeno
particular que forma parte de uno general. Se trata, entonces, de la amenaza
que el más fuerte hace recaer sobre la libertad del más débil. Así las cosas,
la garantía de los derechos fundamentales puede extenderse no ya sólo frente
al poder público, sino ante cualquier persona. Igualmente, los derechos
fundamentales no sólo inÀuyen en la relación ciudadano/Estado, sino en la
relación ciudadano/ciudadano y, en este sentido, tienen también un efecto
en terceros o un efecto horizontal. De esta forma, cuando nos referimos a
los derechos fundamentales, por ejemplo, en materia laboral, reconocemos
en esta rama del Derecho, como un punto de referencia y orientación, al
introducir en su ámbito el concepto de derechos fundamentales de carácter
“inespecí¿cos” una nueva manifestación jurídica.
625. 1.3.1. De esta manera, y de acuerdo con esta postura, los derechos
fundamentales serían anteriores y superiores al Estado, pero asimismo el
Estado estaría obligado a reconocer dichos derechos fundamentales a partir
de lo que históricamente amenace al hombre, tanto en su relación consigo
mismo (derechos humanos) como con los demás (derechos civiles). Lo
anterior, debido a que, en la medida que se evidencien distintas situacio-
nes de peligro, distintas serán los derechos que estarían expuestos a dicha
amenaza, así como distintos serían los medios que deberían confrontarse
para dar solución a esa exposición.
627. 1.3.3. Así las cosas, nos aventuramos a señalar que el concepto de
derechos públicos subjetivos encuentra sus raíces en el positivismo jurídico,
lo cual no echa por tierra toda intención, de algunos autores, de referenciar
el origen de los derechos subjetivos al iusnaturalismo y a la hipótesis de un
estado natural que suponían los pensadores de la vieja escuela del derecho
natural, en el que los hombres, iguales los unos a los otros, vivirían en plena
libertad, pero no en sociedad y, por ende, sin gobierno ni leyes.
629. 1.3.5. Las razones por las que se desea que existan esos derechos
no constituyen de por sí derechos, del mismo modo que el hambre no crea
el pan. Lo anterior sería, en de¿nitiva, demostrativo –como dice Guzmán
Brito– que en la hipótesis de una condición original este supuesto estado
de naturaleza es puramente heurístico.
645. 2.2. Vistas así las cosas, el reconocimiento empírico de los dere-
chos fundamentales denominados “inespecí¿cos” en materia laboral debe
647. 2.2.2. En cuanto a los riesgos o peligros que algunos autores plan-
tean en lo que se denomina una suerte de uso indiscriminado de los valores
y principios al momento de llevar a cabo una interpretación jurídica. Lo
anterior no resulta una crítica menor, si consideramos que la teoría del Dri-
ttwirkung se basa, precisamente, en entender a los derechos fundamentales
como un “orden objetivo de valores”. Y es a partir de este sistema de valores
que se reúne todo el conocimiento del mundo en torno al desarrollo libre
de todo ser humano, lo cual permite observar directrices para los distintos
650. 2.2.4. Por otra parte, algunos autores nos advierten de la denominada
constitucionalización del Derecho Privado que implica un íntimo relacio-
namiento entre la Ley Fundamental y el Derecho Privado. Existen autores
que resienten una aplicación de los derechos fundamentales en el ámbito
652. Si bien, hace 200 años la ley era el pilar fundamental del ordena-
miento jurídico, parece evidente que hoy el eje es la Carta Fundamental.
Parafraseando a Zagreblesky, Ugarte enfatiza que la ley, si en algún mo-
mento de su vida fue una dimensión única en el universo del Derecho,
cuando accede al ingreso a su mundo, de la Constitución, se transforma,
ella misma, en medida de todas sus cosas. No obstante, el mismo Favoreu
enseña que el verdadero obstáculo para agraciarse de los favores de este
proceso de constitucionalización “es aquel que resulta de la ignorancia en
la cual se encuentran los que practican el Derecho –magistrados y aboga-
dos– en cuanto a la existencia de un increíble arsenal o tranque de recursos
constitucionales por invocar y aplicar”2733. De todas formas, para Ugarte
se trata de una verdadera marcha triunfal sin parangón y sin retorno, de
un verdadero desembarco de la Constitución en todos los rincones del
derecho.
653. Para otros, como Bilbao Ubillos, además de considerar a los de-
rechos fundamentales como “derechos subjetivos de defensa, oponibles
frente al Estado, operan como normas objetivas de principio que incorpo-
ran valores cuya protección no puede supeditarse a la naturaleza pública
o privada de una concreta relación2734. Y este autor agrega que, por esta
razón, los derechos fundamentales “estarían dotados, por eso mismo, de
una especial fuerza expansiva”2735. “Este ‘efecto de irradiación’, que su-
pera la tradicional incomunicación entre el Derecho Público y el Privado,
se proyecta sobre todas las normas del ordenamiento, ‘por la vía de los
derechos fundamentales’2736 y afecta a todos los poderes del Estado”2737
y “en que los particulares son considerados destinatarios de los derechos
fundamentales”2738. De tal manera que “hasta donde alcanza el efecto de
irradiación de estos derechos, ‘tal efecto ofrece de suyo el fundamento para
derechos o deberes entre particulares, amplía o limita su autonomía; si lo
hace directa o indirectamente, nada supone’”2739.
2006 y 2007.
EL CONCEPTO DE DERECHOS FUNDAMENTALES INESPECÍFICOS EN EL ÁMBITO LABORAL CHILENO 525
655. 2.3. Por su parte, parece evidente que el llamado efecto directo
de la Constitución, de la fuerza vinculante o de la aplicación directa de
la Constitución2743, que son expresiones que evidencian la denominada
Supremacía Constitucional, es un elemento fundamental a considerar para
comprender la ausencia de mecanismos uni¿cadores e, incluso, la existencia
de una progresiva oposición, en nuestro país, al momento de llevar a cabo
una tutela judicial efectiva de derechos fundamentales2744. Lo anterior no
es sino, en de¿nitiva, una de las posibles causas de la falta de certeza y de
predictibilidad que pueden afectar al Derecho en su conjunto todo lo cual,
¿nalmente, perjudica a los propios individuos que están sujetos a cumplir
y utilizar sus disposiciones.
664. De igual modo, otros autores aconsejan prudencia ante los pasos
de la nueva impronta de la e¿cacia horizontal de los derechos fundamen-
tales, ya que su sola transposición en el ordenamiento jurídico chileno,
más que otra cosa, produciría confusión de conceptos básicos acerca de la
teoría constitucional, lo que conlleva al ¿nal del día a desnaturalizar las
nociones más elementales del derecho constitucional y entrega a los jueces
una herramienta de aplicación desmesurada y peligrosa respecto de una
doctrina foránea, como sería la teoría del Drittwirkung. Sin embargo, lo
que parece relevante es que, justamente, es en el Derecho Laboral donde
este debate, altamente amenazante y desproporcionado, se difumina y
parece desaparecer.
667. 2.3.5. Lo hasta aquí dicho parece acentuarse con las expresiones del
profesor Cea, quien aborda el tema desde la perspectiva de la conciencia
que deben tener los jueces, al momento de fallar, asumiendo con valentía
y, a la vez, con imaginación, estas obligaciones respecto del control de la
supremacía constitucional, actuando siempre con la mayor lucidez al mo-
mento de distinguir entre la declaración de inaplicabilidad, de un lado, y el
rechazo en sus sentencias del empleo de preceptos legales inconstitucionales
invocados por las partes. Y en esta misma línea, para algunos autores, no
resulta agotador insistir en la postura que deben mantener los jueces, no
sólo desde la disposición de inquietud intelectual, sino, sobre todo, desde
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