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El Golfo-Caribe y sus puertos Tomo I, 1600-1850 Johanna von Grafenstein Gareis coordinadora aavorese WN 33291 0011 DEWEY Lc 972.9 VK32 o GOL. G65 El Golfo-Caribe y sus puertos / coord, Johanna von Grafenstein. ~ México = Instituto Mora, 2006. 2 v. ; il, mapas, planos, fotos ; 23 am. ~ (Historia internacional) Contenido: v. 1. 1600-1850 ~ v, 2. 185041930 Incluye bibliografias ¢ indice ISBN 970-684-133-4 (ed, completa) ISBN 970-684-1342 (v. 1) ISBN 970-684-135-0 (v. 2) del Golfo ~ Historia. 1, Grafenstein Gareis, Johanna von, 1952: . IL Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora (México, D.F), IIL Sex. 1, Pucrtos ~ Antillas ~ Historia ~ Alocuciones, cnsayos, conferencias. 2. Puertos ~ Caribe ~ Historia ~ Alocuciones, ensayos, conferencias. 3. Puertos ~ México ~ Estados Ilustraciones: portada, Abel Briquet, “Veracruz, El Muelle” (detalle) cn Vistas Mexicana, 5.1 sin impresor, «a. 1896, vol. 1068, imagen nim. 3007, weproduccidin auvorizada por Biblioteca Nacional de Antropologia e Historia, México. Guaita de forros, B, May y Ca., Plano pintoreva de La Habana co fs raneras de las cases (detalle), La Habana, inmpreso por B. May y Ca., 1853, s. p., ubicado. en David Rumsey Historical Map Collection, Obra publicada con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia Primera edicién, 2006 D.R. © Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora Plaza Valentin Gémer Farfas 12, San Juan Mixcoac, 03730, México, D. F. Gonozea nuestio catdlogo en ISBN 970:684133-4 obra completa, ISBN 970-684-134-2 tomo t Impreso en México Printed! in Mexico INDICE Intreduccién Johanna von Grafenstein Gareis éSituado o contrabando? La base econémica de Cartagena de Indias a fines del siglo de las luces Adolfo Meisel Roca Curazao: dentrepit neerlandés 0 puerto caribeno? Linda M. Rupert Puerta de las Antillas: la ciudad puerto de Bridgetown, Barbados, 1714-1834. Pedro L. V. Wetch Maracaibo y su puerto en la dinamica del poder local y regional, 1574-1821 Belin Vieequer-de Ferrer Apuntes para una historia de los puertos y ciudades portuarias de Cuba Lohawia J, Aruca Alonso Sociedades mirando al mar: cl factor portuario y la regionalizacién del oriente de Cuba vette Garcia Gonzalez 43 91 159 199, 29 Del puerto hacia dentro: la vida cotidiana en Nueva Orleans en la primera década del siglo xt Donajé Morales Pérez Las contradicciones del orden colonial en el puerto y presidio del Carmen, 1732-1766 Claudio Vadillo Lape: La imagen de la ciudad de Veracruz en doce planos de los siglos xv al XIX Matilide Souto Mantecin Del dominio a la represién social en el Caribe espanol, La persecucién de franceses en el puerto de Veracruz, 1792-1795 Dora Davila M. Esclavismo y comercio esclavista. Los puertos del Golfo-Caribe Juan M. de la Serna Barcos, bultos y pasajeros en los puertos del Golfo: los primeros afios del México independiente Laura Muiez Indice de imagenes Indice onomastico indice geografico Sobre los autores 341 377 411 439 469 515 INTRODUCCION Los dos tomos que, bajo el titulo El Golfi-Caribe y sus puertes, retinen respectivamente doce y trece trabajos buscan ser una contribucién a la historia del mundo portuario gran o circuncaribeio. Se tata de un esfuerzo colecti vo de un grupo de trabajo conformado por historiadores de México y del exterior que abordan la historia de una treintena de puertos de esta subregion del Adantico, enfocados en forma individual o en subconjuntos. Las diferen- tes contribuciones hacen énfasis en aspectos econdmicos, sociales y cultura- les de cada uno o se concentran en las vinculaciones entre ellos, trazando rutas, identificando grupos mercantiles, gente de mar, trabajadores y em- pleadas diversos, ocupados cn cl comercio intrarregional y las actividades portuarias. Los acercamientos son, pues, diversos, y tienen que ver en gran medi- da con la experiencia profesional y los intereses especificos de cada uno de los investigadores asociados al proyecto; su denominador comm esta en las actividades portuarias como elemento articulador del is. En la mayoria de los trabajos, éstas se encuentran en el primer plano, en otros, sobre todo en algunos que se ocupan de aspectos socioculturales, el referente del puerto est4 menos visible pero, como veremos mas adelante, determina las caracte- risticas econdmicas, politicas, sociales y culturales estudiadas. Este texto en dos tomos pretende unirse al todavia reducido nimero de libros cuyo objeto de estudio han sido las ciudades puerto de un espacio geografico-histérico dado.' Para el Atldntico como unidad de anilisis tene- ' Hemos localizado los siguientes para diferentes regiones del mundo; de las eiudades puerto de Asin se ocupan: Basti, Rise, 1985: Broeze, Brides, 1908: Fort, 1998: sur de Africa: Wiese. Seaport, ORL, y Hoyle, Fis, 1997; del Pacifica: Spoch, Peifc 19 ropa cecidental: The 8 Ei, Gouro-Carane v sus purrtos, 16001850 mos la obra coordinada por Peggy Liss y Franklin Knight, en la que estan contemplados los puertos de Jamaica, del Santo Domingo francés y de la isla de Guadalupe, ademas de sendos trabajos sobre Veracruz y La Habana. Se encuentran inchiidas igualmente las ciudades puerto de Buenos Aires, varias de Brasil y finalmente Filadelfia, cuyos nexos con La Habana estin en el centro de atencién. Varios puertos hispanos del Caribe han sido trabajados en un coloquio celebrado en 1998 en Le Pau, Francia, cuyo resultado ha si- do una publicacién colectiva. Abundante ¢s, en cambio, la historiografia sobre puertos individuales del Golfo-Garibe; sobre todo las radas mayores han atraido la atencidn de historiadores y cientificos sociales, Para Veracruz, Nueva Orleans, La Habana, San Juan de Puerto Rico y Cartagena se ha pro- ducido un gran mimero de trabajos que abordan aspectos muy diversos.” Algunos otros puertos han recibido atencién en estudios histéricos, como Santo Domingo, Port Royal y Kingston en Jamaica, Santiago de Cuba, Puerto Principe en Haiti, Saint Pierre y Fortde-France en Martinica y Point-\-Pitre en la isla de Guadalupe, entre otros.' Con respecto a los puertos de tierra firme, los trabajos incluidos en la presente obra aportan bibliogralla especiali- zada sobre varios de ellos, Aparte de las obras individuales y colectivas, exis- te un gran nuimero de articulos en revistas especializadas que watan algin aspecto especifico de uno 0 varios puertos del Golfo de México y mar Cari- be en determinado periodo histérico, Con respecto a la produccidn de instru- ‘Fpidation, 1997, asi como Lawton ¥ Lee, Aypelaton, 2002, y de puertos amtericanos: Viei, 1998, Para el sistema portuario espaol debemos mencionsr hus siguientes dos obras colectivas, producto de reuniones acsidémicas: Guimersi y Romer. Purtas, 1996; Delgado y Guimera, Prertu, 2000. Nowa ble es tambien iente cnsayo com un cnfoque metodokoztes, Guimerd, *Pucrtos”, 2002, 2 Knight y Liss, dati, 1985. * En cuanto a obras eoleetivas es irhportante mencionar las siguientes: para Veraeruz y La Ha bana. las hermosas ediciones de Aneuieno, Férume: Pucrio, 1992: Sanchez, Verwre, 2001; Guimers y Monge, Habwue, 2000; Garcia y Guerra, Habena, 2002: para Cartagena en el siglo XX: Calvo y Meisel, Cartage, 1998. Enite las obras individuals sobre los puertos mencionaclos sdestacan: para la ciudad pucrio de Cartagena: Comercio, 1989; Borda, Cartagena, 1996; Vi La Habana mencionemos solamente Roig, abana, Carpentier, Ciudad 1982: Le Riverend, Her aut, 1992: Pérez, Habana, 1997; para wna bibliogratia espeeialirada sobre Veraenuz, Nueva Orleans y de Puerio Rico, véanse los capiutlos dedicadas a estos poertos, Ln trabajo a destacar sobre Nueva Orleans y sus actividades poriisrias es Powell. Nw. 1912: para Veracruz querenios destacar ‘a importante obra de Carmen Bhizquer, quien, entre atros erwcru, tetas, 1988: Teruane, 1986; adems de sus colaboraciones en numerosos libres colectivas. "De man vy ineompleta y sélo indicativa mencionemos las siguientes obras de earécier hist6rico sobre algunos de los pucrios de la islas y ierra firme: Montoya. Buraguila, 1928; Menine rick, Shed 1964: Muiioz, Eitwio, 1966: Nichols, Tres, Mathurin, Biceutenates 17 ton, fv. 1975; Gutierer, Ports, 1991: Clarke, Kingvon, 19 1990; Contour, Fire 194: Mentouret. Fir, 2001 Heioria, 2000; Pawyson y Buisseret, Prt, 2000; Pérotin Dumont. Fil, 2001: Ruiz, Tabasco, 2001: Ospina, Drama, 2002, al, Cartagena, 2002; de ta abundance hi Ixinoowecaon 9 mentos de consulta de material de archivo, en este caso del Archivo General de la Nacién, México, es notable la base de datos publicada recientememe en, formato electrénico que retine informacidn de los ramos Aduanas maritimas y fronterizas y Movimiento maritimo, pasaportes y cartas de seguridad.’ EI presente libro parte de una concepcién regional determinada. Se trata de una visién amplia que incluye el arco de las Antillas mayores y me- nores, mas las costas continentales del Golfo de México y mar Garibe. Esta subregién del Atiintico’ ha desempeniado un papel primordial en el ex- pansionismo europeo y estadunidense a lo largo de cuatro siglos, y ha sido estudiada como zona geografica, econémica y cultural especifica. En cuan- to a sus caracteristicas geograficas, cs importante scialar que, desde cl punto de vista hidroldgico, se trata de una unidad que recibe corrientes de aguas superficiales en diferentes entradas, ubicadas al este del mar de las Antillas, pero cuyo tinico desagiie se localiza en el Golfo de México, a través del estre cho de la Florida.’ Por otra parte, la orografia y el clima de los contornos terrestres, insulares y continentales, han ofrecido las condiciones necesarias para el desarrollo de bosques, ricos en maderas preciosas y tintdreas, y el cultivo de frutos cropicales y subtropicales, cuya alta demanda, a partir de la segunda mitad del siglo xv11 y a lo largo de la centuria siguiente, propiciaron el temprano surgimiento de una agriculwura comercial dindmica con base en diferentes sistemas de trabajo coercitivas 0 semicoercitivas, que dependian de la importacién de mano de obra extrarregional y mds tarde (sobre todo en Ja primera mitad del siglo xx) regional. De igual manera, para algunas zonas del Gran Caribe, la ganaderia extensiva constituia la actividad pre- ponderante durante los siglos xvi1_y Xvi, como el sotavento veracruzano, vastas dreas del Santo Domingo espaiiol, de Puerto Rico y del oriente de Venczucla, imprimiéndoles caracteristicas comunes.* El propésito nucstro ha sido accrearnos a esta regién a través de sus ciudades puerto, que Ia definen tanto como su caricter de zona de produc: ° Trujillo, Rivera y Ruiz, Cubilige, 2003, La historia del Aukantico ha conocido un tratamiento multiocal en el libro eokectivo coordi sudo por Horst Pietsclimann en euyo estudio introductorio encontramos una serie de elementos de anslisis y rellexiones de gran importancia para nuestro abajo, Pieisehmarm., deni, 2002. ? Véase Gralenstein, Niecw, 199%, p. 36. Este aspecto ha sido desarrollado por Antonio Garcia de Leén en varios valmijos, reciente mente en sti fibro Mar de Devens (2002) en el que analiza magistralmente los diferentes puntos del Caribe, enlazados por un sistema mereandl que permité la creacién de rasgos comunes. El autor to ‘ma la musica para mostrar ki existencia de una mentalidad e identidad comtin en ef Gran Caribe. Se refiere a “una constelacion de puertos, un archipiéhgo de bodegas y murallas’, un mundo abierto a influencias esteriores, ce all, dice, su earécter barroco y moderna, 10 Ey, Gowo-Caninr ¥ sey ruEeios, 1600-1850 Gién tropical, de colonizacién europea c importacién de mano de obra de Africa y Asia, origen de sus sociedades multiémicas, de la cocxistencia y fusin de lenguas y culturas.” Podemos clasificar estos puertos segin sus caracteristicas gcogrificas; encontramos radas situadas en bahias de aguas profundas con entradas facilmente defendibles, pero amplias en el interior, como las de La Habana y Guantnamo, San Juan de Puerto Rico, Cartagena de Indias, Sénchez en la bahia de Samand en la Dominicana y el puerto de Willemstad en la bahia de Santa Anna en Gurazao. Otros puertos cuentan con bahias que tienen algunas, si bien no todas, las cualidades mencionadas, como Matanzas, Santiago de Cuba, El Cabo, y los multiples puertos en las Antillas menores de los que destacan las protegidas bahias de Castries en Santa Lucia y de Fort-de-France en Martinica, Por otra parte, Puerto Princi- pe, Miragéane y San Marcos se encuentran en el profundo y protegido golfo de la Gondve de la parte occidental de la isla de Haiti, al igual que Puerto Espafia, ubicado sobre el golfo de Paria 0 Maracaibo sobre las aguas que comunican el golfo de Venezuela con el lago de Maracaibo. De los puertos de rios, debemos mencionar Nueva Orleans, Villahermosa, Tuxpan, Tlaco- talpan, sin olvidar un ntimero grande de puertos fluviales menores cn las costas continentales, Entre los ubicados en la orilla de lagunas y lagos estén el Carmen y Chetumal; pero también hay un gran mimero de puertos des- protegidos como muchos del Golfo de Mexico, cuyo ejemplo mas dramatico es Veracruz, expuesto a los vientos del norte, con problemas de acumulacién de arena que, hasta las iltimas décadas del siglo Xrx, obstaculizaba el acerea- micnto de bareos de gran calado. En segundo lugar podemos distinguir entre diferentes “funciones” de los puertos grancaribentos. Algunos de ellos destacaban como puntos nodales del sistema defensive espafiol en América, Se caracterizan por sus imponen- tes fortificaciones y otras obras de ingenieria militar de los siglos xvi al Xvi, En algunos casos estas construcciones defensivas estan en funcién de su ubicacién cstratégica sobre rutas de acceso y salida del espacio maritimo Golfo-Caribe, paso obligado en la navegaci6n trasatkintica, San Juan de Puerto Rico cumplia esencialmente esta funcion, ya que hasta inicios del siglo xix la " La bibliografia sobre el Caribe como direa sociocultural es amplia y compleja. Richard Morse ¥y Sydney Minwz fueron los primeras en esiablecer eriterios de andlisis gencrales sobre este tema. Morse, “Caribbean”, 1966; Mintz, “Caribbean”, 1966. En las décadas siguientes surgié wna vasta produceién historiograliea que e:tudiaba la plantacion eselavista de Ins iskis desde el punto de vista econémico, social y cultural, Solo recientemente se ha incorporado el Golo de México como pare eonstitutiva del Caribe como regidn. Véanse los trabajos de Antonio Gereia de Leda, entre ellos Mar. 2002: véanse también Grafenstein, Niewa 1997, y Judrer, “Persistencias’, 2005, Ixrroouecion uu produccién de la propia isla no cra significativa. Gartagena de Indias ocupaba un lugar central en la ruta de los galcones, aunque también era el puerto mas importante para la extraccidn de las riquezas del propio virreinato de Nueva Granada, sobre todo de oro." La Habana del siglo xvi y parte del xvin debia su importancia a su papel como punto de reunién de las flotas de Nuc- va Espaiia y los galeones de tierra firme, si bien sus exportaciones de tabaco ala peninsula constituian también un renglén importante para el erario real. Veracruz, con el puerto de San Juan de Ultia, finalmente, era punto de re- unidn y salida de las riquezas en frutos y metales preciosos de Nueva Espaiia y de los reinos del norte de México." La mayorfa de los puertos de las islas francesas ¢ inglesas fungan en primer lugar como puntos de extraccién de los frutos tropicales producidos en gran escala en sus plantaciones." Prueba de ello es el impresionante mo- '" Véase la coniribucidn de Adolfo Meisel en el tomo I de este libro. "Sobre el comercio mankimo y las comunidades mercantiles en los puertos de la regién se han escrito textos notables, para Veracruz destacan los de Ortiz. de la Tabla, Gomera, 1978: Booker Merdunts, 1981: Blizquez y Souto, Mer, 2001: para La Habana podemos mencionar Ferndndez, Balanca, 2002, ¥ para Cartagena: Pombo, Conerdo, 1986; Restrepo, Adtiidad, 1987; Velasco, Caner i, 1989; Vidal, Cariagena, 2002; en la bibliografia adjunta se incluyeron algunos textos sobre ferias ¥y corporaciones comerciales, como Nunes. Real, 19/1; Tandréin, Real, 1976; Vila, “Ferias”, 1982 Stein, *Carbbean’, 1982 Otros sectores sociales de las cindades puerto han sido historiados, come los militares y sus vineulos con las elites locales, véase al respecto: Marchena, fnsitucun, 1982: Kue the, Cuba, 1984; Ortiz, “Defensa”, 2002. Las obras defensivas de diversos patertos es atro de los (emias extensamente investigados: vednsc las obras de Zapatero sobre kis fortficaciones de Puesto Cabello, Cartagena y Santa Maria: Maquina, 1985: tambien Calderon, Hitoia, 1981, y Rortifcacons, 1996; Segovia, Firtifuicanes, 1992; Mateo, Cartagena, 1988; para Veracruz podemos mencionar ade mds Montero, Uhia, 1999, ast como varios trabajos de la arquetiloga Judith Hernandes, entre otros: Hemdndez, “Atarazanas’, 1996, y Uta, en prensa. Otro texto relative a esta tenxitiea en las isas cs Buisseret, Forfcatins, 1971. La importancia de los puertos del Golfo-Caribe para las imperios comerciales de los siglos Xv1 al xvtit ha sido abordada en una vasta bibliografia sobre el comercio athintico tanco de Espafia como ce sus rivales curopeos. Aun un acercamienio minime a esta histori grafic, producto de gencraciones de historiadares espaiioles, franceses, ingleses y holandeses, entre otros, rebasaria los propésitos de esta introduceién. Sin embargo incluimos algunos textos baisicos en la bibliografia adjuma. Existe ademds una considerable produceiéin en forma de libros y articulos es pecializados sobre otros aspectos de caricier econdinico, social y cultural de las ciudades pastas de la regidin. También deierminedos acontecimientos, coyunturas © procesos histGricas han sido abor dados en una vasta bibliografia, de ka incluimos algunas ejemplos en el listado de obras al final de esta introduccién. "Eso no es el easo de las Antillas que controtahan los Paises Bajos. ya que se trataba de ters torios no aptos para los cultivas comerciales a gram escala, por fo que sus pucrtus eran en primer lugar puntos de importacién y reexportacién de productos europeos y ancricanos. Algunos de los puertos cn las islas neerlandesas e inglesas te guerra, Willemstad cra base naval para los Paises Byjos, a sla de Antigua ocupeba esta funcidn para el sistema ailintico inglés, en cambio, Francia no contaba con una base naval en el Caribe. Las escuadras tenfan que tripularse y equiparse en puertos franeeses antes ce emprender cualquier ac cidn bélica en el Attintica, En 1782, uunstancia influyd negativamente en el desarrollo de guerra naval que se estaba librando en el Caribe y en la que la flota comandada por el conde de 2 EL Goro. Garant y sus puntos, 1600-1850 vimiento maritimo de los puertos del Santo Domingo francés en el siglo xvi: de ellos salian anualmente cerca de 400 barcos rumbo a la metrépoli, cargados de aziicar, café, algodén, afl y cacao, y entraban otros tantos trans- portando esclavos y mercancias curopeas."* También Kingston contaba con un gran movimicnto maritimo, pero sin alcanzar las cifras de la isla vecina. En los anos sesenta del siglo xvitt, Francia ¢ Inglaterra abrieron en sus islas varios pucrtos al comercio con extranjeros, sobre todo para ascgurarse los mercados espaoles."* También Espana inicio la liberalizacién de su sistema comercial en sus islas de barlovento, a partir de 176. El cardcter y las funciones de los puertos tenian que ver, por otra parte, con su eventual papel de sedes administrativas de colonias 0 territorios en al- ain estatus de dependencia y, a partir del siglo xix, de capitales de los primeros paises independientes. Entre estos puertos-capitales!” y los llamados puertos secundarios se establecicron a menudo relaciones de subordinacién y de com- petencia. Los primeros por lo comtin acaparaban los grandes negocios, via exportaciones ¢ importaciones, Jo que no impidié que los segundos desarro- llaran vinculos comerciales y humanos intensos y provechosos para sus comu- nidades mercantiles con las islas © puertos cercanos de tierra firme. En varias de las contribuciones aqu{ reunidas esta problematica encuentra un wata- miento amplio, como es el caso de los dos ensayos sobre puertos cubanos. Otro eriteriv de clasificacién de los pucrtos circuncaribemios es el de la impronta de la potencia colonizadora en su organizacién espacial, arquitec- tura eivil y eclesidstica, uso del idioma oficial y de diferentes lenguas criollas, composicién étnica de la poblacién, idiosinerasias, creencias religiosas, tradi- ciones culinarias, formas de vestir, comportamientos sociales, etc., asi como. la fusién de todos estos elementos con las tradiciones de los sectores de inmigracién no europea, especialmente africana y asidtica. Ciertamente en estos dos tomos predomina cl mundo hispanocariberio, el que se logré, sin embargo, contrapuntear con los textos sobre Willemstad. Bridgetown, Pucr- to Espaita y Nueva Orleans,” los primeros dos puntos clave de los “siste- Grasse fue vencida cetea la islas de los Santos por el almirante Rodney. quien habia aguardado st lcgada en la cémoda bahia det pucrio de Castries en Santa Lucia. Villiers, “Slave”, 1991, ps 224 ' Véanse sobre este tema Armytage, Five, 1953, y Meyer et aly Histoire, 1991. 2 Véanse, entre otras obras sobre el ema, Fisher: Conmmercicl, 1985: Bernal, Gomera, 1987; Gar- cia, “Libre”, 1994, Un resumen ee las medidas tomadas hajo los reinadas de Carlay 111 y Carlos TV de Espaita se encuentra en Grafenstein, “Politicas", 2000, ° Se trata aqui sobre todo de una “realidad isle "El primero de los dos trabajos sobre Nueva Orleans se ubica en los afios mareados por el traspaso de la Luisiana a Francia y por su vents a Estados Unidos. Queda patente el predominio de jsles de LAmerique et de plusieurs pays de Terre Ferme (dei 4 5 = u Fi Gouro- Canine ¥ sts 1UERTOS, 16001850 mas” atlinticos neerlandés ¢ inglés, respectivamente, el tilkimo de filiacion francesa.™ Estamos conscientes de las lagunas que contiene esta obra colec- tiva, especialmente lamentamos no haber podido incluir trabajos sobre puer- ws del Caribe franedfono y de América Central. Estas ausenicias tienen una explicacién muy simple, s¢ deben antes que nada a fa falta de los contactos necesarios con investigadores locales, en el caso de Centroamérica, y a la in- terrupcién de canales de comunicacién con los colegas historiadores para la primera de las dos subregiones mencionadas. Sin embargo, como volvere~ mos a subrayar mds adelante, pensamos que los pucrtos abordados en estos dos tomos, con sus 25 trabajos individuales, constityen un conjunto repre- sentativo del mundo portuario grancaribefio. Gon respecto a la agrupacidn de las contribuciones de este libro, nos interesa apuntar lo siguiente: optamos por un poco rigido ordenamiento geogréfico y cronoldgico que nos parccié conveniente, ya que cualquier ubicacién bajo ciertos temas hubiera forzado los contenidos de varios de los trabajos, sobre todo de los que estudian a cierto puerto bajo diversos angu- los. Moviéndonos entonces sin las ataduras de subtitulos por las aguas de nuestro Gran o Circuncaribe, iniciamos el tomo 1 (1600-1850) con los puer- tos de islas y tierra firme de la parte suroriental del mismo, lo que José Ronzén ha Hamado el bajo Caribe" (las contribuciones se ocupan de Carta- gena, Willemstad, Bridgetown y Maracaibo) y, pasando por la isla de Cuba con dos capitulos, nos adentramos al Golfo de México con un primer traba- jo sobre Nueva Orleans, y otros tres cuyo objeto de estudio son puertos in dividuales del periodo virreinal mexicano y de los primeros afios del México independiente; cl volumen cierra con dos textos que se ocupan de un con- junto de puertos del Golfo durante el siglo vin y la tercera década del x1x, respectivamente. Jos rasgos culturales Granceses de st’ ciudad puerto, a pesar de su “pertenencia” a la monarquia espaftola enire 1763 y 1800, micntras que la influencia estadunidense se iba a hacer presente desde inicios del siglo Sts. "También (chemios que tomar en cuenta que varias islas y teritorius conitinentales del Golfo Caribe cambiaron a menudo de soberania, lo que fue causa de la sobreposicién y fusidn de tradicio: nes culturales de sus poblaciones. Aparte de Nueva Orleans, é¢ es el caso de Puerto Espatia, princi- pal rada de a isla de Trinidad, cuyas posibilidades de ampliacién y fortalecimiento preocupabas lt Corona espafiola en el tikimo tercio del siglo svi, sin que este interés se wadujera en acciones concretas. En consecuencia, el puerto y la isla fueron tomados por los ingleses en 179%, después de la hhuida del gobernador al interior, error por el que éste fue enjuiciado y condenacio a muerte. Véase Zaparcro, Guerra, 1964. ' En oposicidn al alto Caribe cuyos puestos -La Habana, Veracruz y Nueva Orleans~ el autor studi bajo fa perspoctiva de las poliicas sanitarias desarrolladas en la segunda mitad del siglo 1s. Vease Ronzin, Sanidad, 2004. Inrropuccios 15 En el tomo it -que abarea los afios 1850-1930, aunque algunas colabo- raciones arrancan desde antes~ nuestro ordenamicnto geogréfico inicia con las islas, pasa por la peninsula de Yucatdn para luego desembocar de nuevo en el Golfo, De esta manera, el tomo tt abre con tres capitulos dedicados a ciudades puerto de la isla de Puerto Rico. scguidos por uno sobre Puerto Espaiia y dos relativos a La Habana y Gibara respectivamente; las radas dle Ia costa oriental de la peninsula de Yucatan son objeto de estudio del siguien- te trabajo; seis textos mas dan una visién bastante completa de pucrtos mar ryores y secundarios del Golfo, desde Nueva Orleans hasta Ciudad del Car- men en Campeche. En cuanto a la cronologia adoptada, ésta es estrictamente ascendente, desde inicios del siglo xv1t, bien que los trabajos de Matilde Souto, Lohania ‘Aruca ¢ Ivette Garcla hacen mencién de épocas ain mis tempranas de la historia de los puertos circuncaribeiios. Hicimos un corte en 1850, que obvia- mente no responde a ningxin suceso politico, esta fecha poco precisa quiere ser solamente indicativa de cambios econémico-tecnolégicos que marcaron €1 desarrollo de los pucrtos de la regién en la segunda mitad del siglo, mien- tras que la primera mitad transcurre sin mayores transformaciones. Varios de los trabajos del tomo 11 terminan en los afios treinta del siglo Xx, década que haa significado un corte importante en los procesos econémicos, politicos y sociales, tanto en la historia mundial como en la regional latinoamericana y caribeiia. Mas alla de la divisién geogrifica y cronolégica que adoptamos en ¢s- tos dos tomos, es factible agrupar los texios segtin sus tematicas y metodologias de andlisis, las cuales trataremos de resaltar cn los parrafos subsecuentes. Antes, sin embargo, nos parece importante comentar algunas otras caracte- risticas formales de los 25 trabajos aqui reunidos. Varios de ellos se ocupan de la historia de uno 0 varios puertos en una perspectiva temporal amplia, ofreciendo un panorama general de aspectos econémicos y sociales: ése es el caso de los estudios sobre Curazao, Bridgetown, Maracaibo, Gibara, Tux: pan y del trabajo de Lohania Aruca sobre los puertos cubanos. Otros plan: tean una pregunta o un tema especifico para un periodo mis o menos pro- Jongado ~como el trabajo de Matilde Souto sobre la organizacién del espacio urbano de Veracruz a lo largo de dos siglos y medio: el de Silvia Alvarez Curbelo y Anibal Septilveda sobre San Juan de Puerto Rico y el de Ivette Garela acerca de los pucrtos del oriente de Cuba~ o bien para un lapso mas corto y bien delimitado, lo que es cierto para la mayoria de las colabora- ciones. 16 Er Gowo Carme y sus punioy, 16001850 EL SISTEMA PORTUARIO DEL GOLFO-CARIBE De la multiplicidad de temas tratados cn el conjunto de ensayos clegiremos para esta introducci6n los que nos parceen mas significativos, a sabiendas de que son posibles muchas lecturas. Nos parece factible agrupar las temdticas abordadas alrededor de dos ¢jes, ¢l primero estd dado por la insercién de los diferentes puertos en cl sistema portuario del Golfo-Caribe, es decir, tiene que ver con los vinculos intrarregionales, mas que con los nexos colonia metr6poli, mejor conocidos y trabajados en la historiografia; este primer ¢je articulador estd relacionado también con el papel de receptores de lo ajeno, lo nuevo, no sélo referido a los movimientos migratorios 0 al intercambio de mercancias, sino también al de las ideas, costumbres y representaciones que tradicionalmente tienen los puertos. Un asunto central, dentro del primer ¢je tematico, son los vinculos comerciales entre los puertos de la regién. Las primeras rutas y redes que se estaban formando en el temprano siglo xv1 estan documentadas en los traba- jos de Lohania Arruca ¢ Ivette Garcia sobre los puertos cubanos. Los asen- tamientos en las costas surorientales de la isla -Baracaoa, Bayamo y Santia- go de Cuba-, que constitufan una continuacién de la colonizacién de La Espafiola, tenfan como objetivo exportar carne y otras provisiones a Jamaica ya la llamada Tierra Firme, es decir, la costa norte de América del Sur. El intro de poblamienta y explotacién de la isla se desplazé hacia occidente a mediados del siglo, cuando se confirms la ruta de regreso de flotas y galeones por el canal de Bahamas, y La Habana inicié su preeminencia sobre los de- mds puertos. Las incursiones de piratas y corsarios y los resultantes despla: ramicntos de varias poblaciones de las costas de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico hacia el interior encuentran alguna mencidn en varios de los capitulos. Un panorama bastante amplio de los nexos mereantiles intracaribefios, legales ¢ ilegales, ofrecen Jos trabajos del tomo 1 para el siglo xvi. Desde 1664, Curazao ~capturada en 1634 y administrada durante las primeras tres décadas desde los Nuevos Paises Bajos en la desembocadura del rio Hudson- era sede de la Gompaiiia Neerlandesa de las Indias Occidentales. Durante la guerra de los Ochenta Afios (1568-1648) el protegido puerto de Willemstad, enla bahia de Santa Anna, constitufa una importante base naval, La isla se en- contraba fuera del cinturdn de los huracanes y estaba bien comunicada con la Tierra Firme espafiola. Estas ventajas suplian las carencias de recursos naturales propios -Unicamente sal y palo de Brasil se exportaban- y la falta Ixrropucciox "7 de agua fresca, Durante la guerra la isla fungia también como base para los ataques corsarios a barcos espaioles que garantizaban a la compania valio- sos cargamentos de pieles, harinas, hierro, vino, entre otras mercancias, Una vez reconocidas las posesiones neerlandesas en el Caribe por ¢l Tratado de Minster de 1648, pero prohibido cl comercio con puertes hispanos, empic- za a florecer el contrabando no sélo con los espaiioles, sino también con los colonos ingleses y franceses de la regién. En 1675, los Paises Bajos declara- ron a Willemstad puerto libre, convirtiéndose éste en dolor de cabeza para los Estados mercantilistas de la época. Con la guerra de Sucesién espanola (1702- 1713) surgié un nuevo equilibrio politico-econémico en Europa, perfilando- se Gran Bretaiia como poder dominante en el Atlintico norte. Pero, a pesar del declive de los Paises Bajos como potencia maritima, Curazao seguia pros- perando como centro comercial regional, en gran parte gracias al contraban- do con las colonias vecinas, A.su vez, Bridgetown, en la costa occidental de Barbados, fue un pun- to nodal para el comercio atlantico briténico, a pesar ser un puerto muy pequeiio. En el sistema de comunicaciones maritimas ocupé un lugar rele- vante por su ubicacién como puerto mas oriental de las Antillas. Pedro Welch afirma en su wabajo que Boston y Bridgetown eran los primeros puertos favorecidos con noticias de Inglaterra y fungian como centros de informa- cién sobre acontecimientos politicos, movimientos maritimes y comporta- mientos de mereados, Durante los aiios de guerra, que ocupaban gran parte de las tres primeras centurias de colonizacion europea en el Caribe, Bridge- town también cra la base para las escuadras inglesas que patrullaban la zona. ‘Tenia muy buenas condiciones para abastecer los barcos con provisiones di- versas. Por otra parte, desde los arios cuarenta del siglo xv1t hasta las primeras décadas del xvin, las entradas y salidas de barcos de Bridgetown superaban a las de las otras islas briténicas; cran los aftos del doom azucarero que cono- ci6 Barbados como primer centro de plantacién en la regién después de la expulsién de los neerlandeses del noreste de Brasil. En el siglo xvtrel puerto no resistié la competencia de los demas puertos ingleses en las Antillas, so- bre todo de Jamaica. La eleccion de Antigua como sede de las fuerzas nava- les lo afecté igualmente. Por otra parte, la produccién azucarera disminuyé relativamente en comparacién con la de las demés islas. El comercio directo que practicaban neerlandeses ¢ ingleses en las cos- tas de Venezuela y Nueva Granada incluia aun a los grandes puertos, En Cartagena, decfa un mercader bien establecido, pero arrestado por el delito de comercio ilicito, habria que detener a toda la ciudad si se queria combatir 18 Ex. Gouro- Canine ¥ sus PUEKTOS, 1600-1850 efectivamente el contrabando, A las costas venezolanas venian los comer Giantes extranjeros, sobre todo por el cacao, o lo intercambiaban en alta: mar por mercancias curopeas. La creacidn de la compaifa guipuzcoana en 1752 ¥ su control monopélico del comercio de este producto deberfa acabar con las sensibles pérdidas fiscales a causa de las précticas ilicitas. Elentorno maritimo-lacustre-fluvial de Maracaibo hacia de este puerto un punto nodal en el comercio del cacao, cuyos principales productoras eran las jurisdicciones de Ciicuta, San Cristébal, las zonas San Faustino y Salazar de las Palmas que pertenccian al virreinato de Nueva Granada, mis varias pro- vincias de la gobermmacién de Venezuela. A partir de los aios ochenta del siglo xvi, Maracaibo enfrentaba la competencia de otros productores de cacao, como la Guaira, Cumana, Guayaquil y Tabasco. Se establecieron cuotas de ex- portacidn de este producto a la regién de mayor consumo, que era Nueva Espa- fia. Los comerciantes marabinos protestaban por ver alectados sus intereses en la “carrera de Veracruz” de la que, decian, provenia toda la plata que circula- ba en la provincia, En los primeros aitos del siglo xnx, con el comercio neu- tral, Maracaibo se vineulé con nuevos mereados, sobre todo estadunidenses. De los pucrtos que formaban parte del sistema defensivo espaiiol, est trabajado con mayor detalle el de Cartagena de Indias. Adolfo Meisel se pregunta en su ensayo sobre la base econémica de este importante punto en cl sistema de comunicaciones del imperio espail. Sostiene que el sivuado es decir, las remesas anuales en plata transferidas desde las cajas del interior del virreinato de Nueva Granada a Cartagena fue la fuente mayor de ingre- sos fiscales del puerto y no el contrabando, como habjan afirmado algunos autores. En el capitulo se hace un andlisis pormenorizado de los ingresos del erario real, al mismo tiempo que se valora el impacto del situado en la eco- nomia en general de Cartagena. El aprovisionamiento de la numerosa po- blacién militar y los wabajos de manutencién de las fortificaciones genera- ban un gran mimero de empleos en la ciudad puerto y su hinterland, donde se producia una amplia gama de viveres que se consumian por la poblacién - tadina, civil y militar. El wrabajo recalca tambien el papel de Cartagena como puerto de salida de las riquezas del interior del virreinato, no asi de las costas que poco participaban en la produccién agricola, con excepcién de los ali- mentos destinados al puerto. De la trata, tema importante del comercio regional del Golfo-Caribe de los siglos xv7 al xtx, se ocupan varios de los capitulos de este libro, ‘Tanto Willemstad como Bridgetown eran centros de este tréfico. Entre 1658 y 1729, 72% de cerca de 100 000 esclayos transportados por la compaiifa neerlandesa Ismonucc1n 19 de Indias Occidentales fire desembarcado en Curazao, como refiere Linda Rupert. Barbados desempefiaba un papel central en las operaciones de la Royal African Company: era un gran consumidor de eselavos hasta la teree- ra década del siglo xvut, si bien posteriormente predominaba su funcién como reexportador de mano de obra africana, La evolucién del comercio esclavista dirigido a las posesiones espafiolas est trabajada en el ensayo de Juan Manuel de la Serna. El autor comenia la sucesién de licencias y asien- tos monopélicos que la corona concedié, a lo largo de tres siglos, @ indivi- duos y compaiifas de la propia Espafia y de las demas potencias curopeas. Sobre las movimientos mercantiles en el Golfo-Caribe durante el siglo XIX versan varios capitulos que se ocupan de puertos mexicanos, cubanos y puertorriqueiios en diferentes momentos de la centuria. Laura Mujioz reali- za una cuidadosa valoracién del comercio exterior mexicano que Mufa por los pucrios del Golfo a lo largo de la tercera década del siglo. Analiza infor- macién estadistica relativa al comercio de altura y de eabotaje para los puer= tos de Veracruz, Tuxpan, Tampico, Soto la Marina y Matamoros y, hacia el sur, Alvarado, Tlacotalpan, cl Garmen, Campeche y Sisal, Esta incluye datos sobre tipo, volumen y valor de mercancias de exportacién ¢ importacién; sobre entradas y salidas de embarcaciones, sus destinos y procedencia: igual mente se considera la aportacién al crario de las aduanas maritimas. Espe- cialmente valiosa es la informacién que ofrece sobre las rutas que se estaban estableciendo entre los puertos mexicanos, europeos y estadunidenses, con sus escalas en las diversas posesiones coloniales antillanas, Gon basc en fuentes diversas caracteriza también brevemente los recursos geogriificos de los puer- tos mencionados. De los puertos incluidos en el texto anterior, esté trabajado con mayor detalle el de Tuxpan. Filiberta Gémez Cruz se propone en su ensayo seguir la wayectoria del mismo a lo largo del siglo y explicar su transformacién, de una pequefia rada en la que se practicaba sobre todo el contrabando, a una ciudad puerto importante bajo el porfiriato. En la red de comunicaciones del Golfo, ‘Tuxpan cumplia la funcién de un puerto secundario al concentrar los productos regionales y canalizarlos a los puertos mayores, en este caso Vera cruz. Sin embargo, en varias coyunturas el puerto fue abierto al comercio de altura, lo que cada ver se tradujo en un crecimiento econdmico notable. La autora identifica y calibra el peso de los dilerentes productos exportados ¢ importados por ‘Tuxpan, analiza sus destinos, haciendo especial énfasis en las conexiones que se establecicron entre cl puerto y las regiones interiores que tenfan en él un importante centro de distribucién de mercancias 20 EL Gowo-Oyame ¥ sus purRt0s, 1600-1850 Tents he Homann Herederos, Ichnographia Urbis San Domingo (dctalle), 1740. Una funcién especial desempefié el pequefio puerto San Miguel en la isla de Cozumel en las décadas finales del siglo xix, Se trataba de un punto en “los confines de la nacién” que era importante mantener y dotar con una aduana maritima con el fin de garantizar la soberanfa de México sobre los litorales de la peninsula de Yucatén y las islas adyacentes. Esta se encontraba amenarada no sélo por la presencia de los ingleses en el sur y de las comuni- dades auténomas de los mayas en el centro, ino también por las pretensio- Terropuccion a ‘nes estadunidenses sobre varias de las islas de la costa norte, Gabriel Macias Jogra desentraiar el conflicto de intereses entre el Estado mexicano y los pobladores del puerto de Cozumel, cuando el primero recurre al estableci- miento de una aduana maritima que pone fin al comercio libre que habia rei- nado en la isla hasta entonces y cuando entrega sus terrenos baldios en concesidn a un solo individuo para la explotacién forestal, provocando con ello la emigracién de buena parte de los antiguos habitantes. Ambas medi- das estaban encaminadas a asegurar la supremacia nacional sobre esta fron- tera maritima del sureste del pais. Otro punto de friccién era la politica fiscal ercida por el Estado cn los puertos de la peninsula e islas adyacentes, sobre todo en rclacién con el comercio que practicaban los islefios y pescadores cubanos, los llamados viveros, que regularmente venian a aguas mexicanas. Gon el fin de evitar el contrabando, se obligé a los viveros cubanos a tocar primero el puerto de Progreso, que cra de altura mientras que la aduana de San Miguel sdlo era de cabotaje, y declarar alli las mercancias introducidas La originalidad de este trabajo consiste en mostrar, por medio de informa- cién de archivo desconocida hasta ahora, una nueva facta de los vinculos entre Guba y la peninsula de Yucatiin y, en segundo Ingar. Hamar la atencidn sobre el papel de este pequeiio puerto cozumeleo como “guardian” de los derechos mexicanos en esta zona de frontera, que se encontraha en el cruce del trafico comercial entre Centroamérica, Estados Unidos y Guba, En el contexto de las rutas y comunicaciones maritimas del Golfo- Caribe resalta el capitulo, desarrollado por Ana Rosa Sutree Argiiello, que estudia dos proyectos de comunicacién interocednica impulsados a media- dos del siglo xix en Nueva Orleans. Ambos planes surgicron en un momen: to en que este puerto se encontraba en declive y estaba amenazado con per- der su papel central en los flujos comerciales que iban de norte a sur y de oeste a este del subcontinente norteamericano, La construccién de lineas férreas que unian los centros productivos del centro y oeste de Estados Uni- dos con las costas del este colocaba a Nueva York en una posicidn cada vez mis estratégica en detrimento de Nueva Orleans. Los promotores de ambos Proyectos argumentaban que la unin de las costas del Pacifico con las del Adléntico, por medio de un ferrocarril que atravesara el isto de'Tehuantepec, podia devolver al pucrto surefio su antiguo papel de punto nodal en los intercambios comerciales. El capitulo analiza con precisién las circunstan- cias politicas y econémicas, locales, nacionales ¢ internacionales, en las que se desarrallaron ambos planes de los que el primero, promovido por la ‘Tehuantepec Railroad Company, contaba con cl apoyo de comerciantes y 2 Ex Goizo Casini ¥ sus PUEITOs, 1600-1850 empresarios de Nueva Orleans, mientras que el segundo (de la Tehuantepec Company) fire promovido exchisivamente por inversionistas de Nueva York, sin tener el apoyo local, a pesar de haberse establecido la sede de la compa- fifa en el puerto sureiio ESPACIOS FISICOS, SOCIALES Y GUUTURALES DE LAS CIUDADES PUERTO DEL GOLFO-GARIBE El segundo cje tematico del libro est4 dado por el estudio de la ciudad puerto en si, de aspectos que abarcan lo econémico, lo social y Io cultural y even- tualmente lo politico. Aqui estan en el centro de la atencién los espacios fisicos, sociales y culturalcs y sus cambios en periodos mis o menos exten- sos; el ntimero y la composicién de sus poblaciones; los intereses econémi- cos de diferentes sedores sociales, entre otros aspectos. La expresién social de las actividades maritimas encuentra un amplio tratamiento en los trabajos de estos dos tomos. Est por un lado toda la in- formacién sobre la composicién social y émica que da a las ciudades puerto del Golfo-Caribe un cardcter especifico. El alto porventaje de poblacidn ne- gra y mulata constituye, sin duda, un rasgo distintivo. Los datos reunidos en el conjunto de los capitulos. con base en censos, informs, escritos de viaje- ros, dan una idea bastante precisa del cardcter de las elites mercantiles, los incipientes sectores medios y las mayorfas populares, En cuanto a las prime- ras, predominan en los puertos hispanos los inmigrantes de diferentes regio- nes de Espaita, vascos en Maracaibo en los anos de 1752 a 1770, vizcainos y catalanes después; canarios en el puerto nortefio del oriente de Cuba, Gibara, para mencionar solamente algunos ejemplos. ‘También los demds trabajos sobre puertos mexicanos. cubanos y pueriorriqueiios contienen informa- cidn sobre la procedencia de sus elites mercantiles. Los capitulos sobre Mara- caibo y Gibara hacen énfasis en las redes familiares que lograron crear estos inmigrantes via lazos matrimoniales, que inchafan eventualmente a las oli: garquias criollas, y cl acaparamiento de puestos publics para acrecentar stt poder econdmico y politico” Este tiltimo tema lo encontramos desarrollado 2 A diferencia de las elites cerradas de los puertos espaiioles, se encontraban personas de dife- rente religiin, nacionalidad y etnicidad entre los accionistas de la Compaiiia Necrlandesa de las Indias Occidentales, que conttolaban ¢1 comercio de Curazao con Europa y las Tiece Colonias, Esta tlerancia es reconocida como una poderosa causa del éxito mercantil de Holanda en ‘Véase Child, Bref, 1668. InrRopUCCION 2B en el trabajo de Antonio Nieves sobre la elite comercial de Mayagiiez a lo lar- go del siglo xix. Con base en materiales del Archivo General de Puerto Rico y del Municipal de Mayagiiez, el autor documenta las inversiones que los comerciantes de este puerto hacian en la produccién agricola local, pero también cn cl comercio de importacién, sobre todo de maquinaria, y aun en empresas extranjeras. En el trabajo se documentan las inversiones del sector mereantil de Mayagiicz en cl ferrocarril de Nueva York y en la compaiiia francesa del canal de Panama. Por otra parte, via préstamos y el consecuente - endeudamiento de los propictarios de haciendas de caiia y café, la elite co- ‘mercial dominaba el sector produetivo y, en cuanto a su presencia politica local, se demuestra en cl ensayo que, entre 1847 y 1880, 71% de los escaios para tenientes alcaldes era ocupado por comerciantes, mientras que de los 278 escaiios para regidores, ésos lograron 185, es decir, 76 por cicnto. Los ensayos reunidos en el primer tomo del presente libro colectivo aportan también informacién relevante sobre los sectores mercantiles medios y la gente de mar que poblaba en forma intermitente los puertos. Linda Ru- pert, en su estudio sobre Willemstad. hace énfasis en los marineros negros, - esclavos y libres, que dominaban el comercio a pequefia escala, sobre todo el _ Hamado directo -es decir, no autorizado- con las islas vecinas y costas de Tie- _ ara Firme espafiola. El intenso tréfico regional de mercanefas y productos, cu- ‘yos principales agentes eran estos marineros, implicaba también la circulacién de noticias y la transmisin de elementos culturales en un sentido amplio. El tema de los servicios que demandaba la poblacién fluctuante de las _ciudades puerto también esté parcialmente cubierto en algunos de los capi- tulos. De la informacién recabada se puede concluir que predominaban las “Maujeres mulatas y negras, esclavas y libres, en los servicios de hospedaje y comida, entre otros. Y, last but not least, estén los empleados y funcionarios, asi como los trabajadores del puerto; entre los primeros habria que mencio- “har a los oficiales de la aduana, los factores, escribanos y abogados, mientras que los segundos eran esencialmente los estibadores y los trabajadores ocu- Pads en la reparacién y manutencién de barcos, muelles y obras de defen ‘sa. Muchos de estos tiktimos eran esclavos, independientemente de la pertenen- cia de determinado puerto a tal o cual metrépoli. También era significativa esclavitud doméstica. El trabajo de Juan Manuel de la Serna (“Esclavismo. _¥ comercio esclavista”) aporta informacién novedosa sobre cl uso de la mano obra esclava en Veracruz en el siglo xvin, llamando la atencién sobre su ‘empleo rotativo en las haciendas azucareras de Gérdoba y en la estiba o en Jas panaderias del puerio, donde se producfa el Ilamado pan de mar, es decir, 24 Et Gotro- Gare v 805 PUERTOS, 16001850 el bizcocho que consumfan las cripulaciones de los barcos, Para cubrir la demanda variable de mano de obra en Veracruz, refiere el autor a partir de documentacién det Archivo General de la Nacién, se recurrfa también a mereados internos, como Cuautla, Cuernavaca y Oaxaca, al mismo tiempo que Tabasco y Campeche se convirtieron hacia fines del siglo xvii en puntos de salida de esclavos. En lo anterior abordamos brevemente el papel de los puertos como receptores de inmigrantes de la regién y del exterior, que se integraban 0 eran integradas a las sociedades portuarias segiin sus recursos, color de la piel, relaciones y habiliclades personales. Varios capitulos abordan este tema. La confluencia de inmigrantes de la més variada procedencia en Nueva Or- leans estd retratada en cl trabajo de Donaji Morales. Franceses de la metrdpoli y de las islas, espatioles, alemanes y angloamericanos daban a esta ciudad el cardcter cosmopolita que, en mayor o menor grado, encontramos en todos los puertos de la regién. La revolucién francesa, las guerras napoleénicas y la revolucién haitiana causaron desplazamientos importantes de poblacién proveniente de Europa y de las islas. Los capitulos sobre Nueva Orleans, los puertos del oriente de Guba y Veracruz en los aftos noventa hacen referencia a este fendmeno. Dos colaboraciones se ocupan de tensiones y conflictos sociales en sociedades portuarias del siglo xvut. Claudio Vadillo estudia el presidio y puerto del Carmen, ubicado en la orilla occidental de la isla de Tris, en los confines de la peninsula de Yucatdn, Este pequefio asentamiento" se encon- traba en la entrada de la laguna de ‘Términos, hacia donde los vientos y las corrientes maritimas empujaban las embarcaciones que buscaban refugio venian a comerciar, mientras que, para salir de nuevo al Golfo, las fuerzas naturales las obligaban a tomar una ruta distinta, pasando por Puerto Real, en el extremo oriente de la isla. El autor centra su atencidn en ciertas pr culturales que micmbros de los diferentes sectores sociales y étnicos ponfan en marcha en .un acto de resistencia y desafio al rigido dominio militar, fiscal y religioso que ejercian el Estado y la Iglesia coloniales sobre los habitantes del puerto. Dichas practicas cran vistas como actos de transgresién al orden establecido y como tales s¢ encuentran registradas en la documentacién de la Real Hacienda y de la Inquisicidn, de la que C. Vadillo extrac varios casos 2) Todo el gobiemo de laguna de Términos, que inclula ef puerio y presidio del Carmen, may el territorio continental adyacente a la laguna, contaba en 1790 con 3 100 habitants, de ellos, 419% eran negros y mulaios; 36%, espaiioles y mestizos, y et 23% resiame, indios. Gerhard, Fromiera, 1991, ped. Ixmoouceiox 25 que analiza a la luz del mencionado concepto de las pritcticas culturales. Estas se encuentran determinadas por la condicién de puerto y presidio de la localidad. La escasez de géneros y alimentos que formaban parte de la dieta usual de la poblacién blanca era la causa de los delitos de contrabando y de la trasgresién del precepto cclesidstico de observar la vigilia en los dias de la cuaresma. Otros delitos cenunciados -es significative que los denun- ciantes eran un esclavo negro, Ignacio Valdés, en el caso de contrabando del comercio, y una mujer mestiza y otra indigena en los demas- eran la biga- mia practicada por un soldado, casado en Espaiia y vuclto a casar en la villa del Garmen: la hechiceria, a la que recurricron la espaiola Josepha de Herrera y su amante, el capitan de dragones Diego de Escobar, para evitar que el comisario de Inquisicién enviara a la primera a vivir a Campeche. Fl hechi- zo, preparado por la negra Lucia Polanco en forma de una infusién de chocola- te, rindié efecto, pero Escobar, no contento con conservar a la amante en la isla, trama el asesinato del gobernador con el fin de “vivir sin restricciones su pasion”. Enel caso del puerto de Veracruz, en los aitos noventa del siglo xvin, el peligro de “subversién” del orden establecido venia de afuera. Eran los ahos de la revolucién francesa y la revolucién de los esclavos en la colonia de Saint Domingue que causaron inquietud y motivaron una serie de medidas de control por parte de la corona espaiola y sus represemtantes en las pose- siones americanas. Especial vigilancia se ejercia en los puertos del virreinato, posibles puertas de entrada de las ideas subversivas. Dora Davila sostiene que en el virreinato prevalecia un ambiente de descontento social, de dete- rioro de la imagen del rey, de resquebrajamiento del orden establecide, de alli que las ideas de libertad ¢ igualdad, pregonadas por los franceses, podian encontrar “un facil asicero”, al mismo tiempo que esta fragilidad de la tructura colonial tenia como consecuencia medidas extremas, emprendidas por los funcionarios reales y eclesiales en contra de todo sospechoso de que- rer subvertir las leyes sociales vigentes. Los virreyes, el segundo conde de Revillagigedo y el marqués de Branciforte, atendicron varias reales érelenes que prescribfan el registro de todos los franceses residentes en Nueva Espa- fia, asi como el arresto y la confiscacién de los bienes de todos aquellos cuya conducta constituia una potencial amenaza a la autoridad de la corona. Para el puerto de Veracruz las medidas de control ejercidas consistian en la vigi- Tancia de las casas y de los puntos de reunién de los franceses (se registraron 33) -como las peluquerias y “botellerias”-, asi como en la elaboracion de una “ficha” de cada individuo que contenia los datos de su lugar de naci- 26. Et, Goiro Canine ¥ sts PUERIOS, 1600-1850 miento, lugar de proveniencia, edad, religién, profesién u oficio, posesién de una licencia para permanecer en el reino, y una especie de certificado de conducta, basado en la opinién publica que se tenia de la persona. Con los miiltiples aspectos de Ia vida cotidiana como centro de aten- cin, Donaji Morales se ocupa de la ciudad puerto de Nueva Orleans en las primeras décadas del siglo xrx. Fucron afios, como sostiene la autora, de cam- bios y adaptaciGn, ya que corresponden a la compra de Luisiana por Esta- dos Unidos. Se trataba de un momento histérico enmarcado entre la época finisecular dieciochesea, caracterizada por el primer crecimiento importante de Nueva Orleans, y los aftos treinta y cuarenta del x1x, que vieron al puerto convertirse en uno de los mas importantes de Estados Unidos. Basindose, entre otras fuentes, en los testimonios de viajeros y las opiniones de algunos funcionarios franceses y estadunidenses, D. Morales discute la “imagen” del puerto, la cual oscilaba entre la de una ciudad puerto libertina, inmunda, peligrosa, y la de una ciudad de promesas, que atraia emigraciones europeas ~francesas, irlandesas y alemanas- y del Caribe, especialmente en los afios de la revolucién de los esclavos de la colonia francesa Saint Domingue. La autora logra vividas descripciones de aspectos como la comida, la vida noc- cura, el carnaval y su festejo por diversos sectores de la sociedad, las activi dades econémicas dentro y en las afueras de la ciudad puerto, incluyendo e contrabando que tenfa como uno de sus centros a la isla de Barrataria en el delta del Mississippi, una especie de ouflet de Ia época, en manos de los piratas Lafitte, y lugar de excursiones de la poblacién citadina en busca de mercancias a buen precio. La sociedad mercantil y sus valores son el tema del ensayo sobre Ponce, puerto pujante del sur de la isla de Puerto Rico, que en el siglo xix hacia competencia a la capital de San Juan, Pedro San Miguel estudia la sociedad decimondnica de la ciudad costera desde el punto de vista de la nueva histo- ria cultural, Para ésta las ciudades puerto revisten especial interés como “an- tesalas de idcologias reformistas” y procesos de “modernizacién”. ‘Tomando como fuente la novela El negocio, de Zeno Gandia, y partiendo de la idea de que la literatura “representa” la realidad al igual que documentos histéricos mis convencionales, San Miguel analiza las relaciones entre sectores y gru- pos de la sociedad de Ponce, especialmente el impacto de las fuerzas mercan- tiles en ellas; se pregunta por su representacidn en la novela y por el trata- miento de las tensiones generadas en dicho proceso, A diferencia de la equiparacién del mercado y del comercio como factores “civilizatorios” y modernizantes, prevaleciente en el siglo xix, las fuerzas mercantiles son re- Ismonyecion 7 Deline atio | Portus Mexicans VERA ,CRUZ ee rece | Dit Mit ste Fr Permengue apigiraces Cans, Homann Herederos, Delinetio Portus Mexicani Vera Cruz (detalle), 1740. presentadas en la obra como un mundo negativo, “malsano” ¢ “impenetra- ble”. El mereado aparece como un “disolvente de las relaciones sociales y un destructor de la solidaridad entre los individuos”. Los conilictos sociales, causados por cl utilitarismo y el egoismo de la sociedad mercantil portena, estin plasmados en varios personajes y en sus relaciones entre si. El amor realizado allende los mares, lejos de la colonia cerrada y presa de la codicia y vileza de los negocios, resulta ser la tinica via de escape exitosa, dicha que 1 | 28 EL, Gouro Gann ¥ sus puntos, 1600 1850 aleanzan dos de las parejas protagénicas de la novela, De esia manera, nos muestra San Miguel, Zeno Gandia “opone [a las fuerzas mequinas y corrup- toras del comercio] la fuerza ce los afectos”. Un acercamiento novedoso al estudio de las sociedades multiétnicas de los pucrtos grancaribcios se encuentra en el trabajo de Gabriela Pulido sobre la representacién de los diferentes sectores sociales de La Habana en el teatro bufo, cuyos origenes se remontan a los inicios del siglo xx y que, des- pués de una década de exilio durante la guerra de los Diez Atos, conocié su mayor esplendor entre 1880 y 1930. La tramoya, apunta la autora, especial: mente en sus géneros populares, expresa lo tipico y lo propio de La Habana, lugar de confluencia de inmigrantes del interior de la isla, asi como del exte- rior, sobre todo de espafioles. Mediante la parodia y la alegoria son retrata- dos los tipos populares del negro, del gallego y de la mulata, Sus actuaciones y didlogos, como observa G. Pulido, permiten reconstruir las relaciones en- tre diversos sectores de la poblacién de la ciudad puerto, las calles, el muelle, el barrio y el interior de las casas. Las tensiones sociales ¢ interraciales -entre el comerciante gallego, los mozos y campesinos negros, la mulata del barrio, cada uno con sus atributos estereotipados~ plasmadas en el teatro bufo, por Io general se resuelven, después de una trama divertida y ruidosa, en una rumba. En el aspecto sociocultural de fines del siglo xix y principios del xx, los uabajos “Modernidad y movilizacién: politica y cultura en el puerto de Veracruz, 1880-1930" y “Las dos ‘Tampicos” tatan una época interesante. Andrew Wood describe la década posrevolucionaria en Veracruz como “un tiempo exuberante” cuando los ciudadanos ganaban el control del gobierno local, se afiliahan a sindicatos y experimentaban, en grados diversos, mejo- res oportunidades sociales. Ubica la movilizacién social en cl contexto de los esfuerzos continuos de modernizacién y sostiene que la creciente estabilidad politica y prosperidad cconémica posrevolucionarias creaban las condicio- nes necesarias para ¢| resurgimiento de importantes tradiciones culturales, centre ellas cl carnaval, que vuelve a celebrarse a partir de 1925. En cuanto a ‘Tampico, la atencién esta puesta en las dificiles relaciones entre la elite em- presarial ~asentada en los barrios elegantes de la ciudad y disponiendo con anticipacién, si se compara con el promedio nacional, de los adelantos tecno- légicos de la época- y las masas de obreros de los campos petroleros, mu- chos de los cuales constitufan una poblacién fluctuante o de reciente inmi- gracién que buscaba acomodo en las afueras de Ja ciudad y pugnaba por un minime de instalaciones de infraestructura habitacional, Ismonuccion 29 Procesos de transformacién de los espacios urbanos y portuarios son objeto de estudio de los ensayos sobre San Juan de Puerto Rico, Puerto Espaiia, ‘Tampico y Veracruz, y se abordan brevemente en los trabajos sobre puertos cubanos y sobre el de Willemstad. Sin que representen un caso tini- co, las tres fundaciones del puerto de Veracruz muestran claramente las difi- cultades de encontrar un emplazamiento adecuado para la puerta de entrada y salida de “este majestuoso y paderoso virreinato’, como lamaba Francisco de Seijas y Lobera a Nueva Espaiia.”” A partir de doce planos clegidos de la historia urbana de Veracruz, de autoria diversa, Matilde Souto desarrolla los cambios desde su azarosa existencia en la primera centuria, pasando por cierta precariedad en el siglo xvii, hasta su transformacién en una cuidad puerto con edificaciones dignas de su importancia econdmica en la segunda mitad del xvitt, cuando las reformas comerciales hicicron aparccer una flore- Giente elite mercantil que fincaba sus residencias en el puerto. El trabajo oftece imsgenes de Veracruz que ejemplifican su historia urbana de tres cen- turias y media -ya que el titimo plano comentado data de mediados del siglo x1x- mostrando la distribucién del espacio, las edificaciones puiblicas, civiles, eclesidsticas y militares, que son expresién de las funciones esenciales, del puerto, la defensa y el comercio, a lo largo del lapso estudiado. Los siguientes seis trabajos, todos incluidos en el tomo 11, se ocupan de las uansformaciones portuarias del ultimo tercio del xtx y primeras décadas del xx. El caso de San Juan de Puerto Rico (“Caiiones intitiles”) es abordado como cjemplo de la “constitucién de una modernidad periférica y fragmen- tada”, Con el colapso del imperio espafiol, sostienen los autores del capitulo -Silvia Alvarez Curbclo y Anibal Septilveda-, Puerto Rico tenia que “resignificarse como colonia productiva y seguir el modelo de Cuba”, Para ello cra indispensable la creacién de una infraestructura portuaria apta pa- ra el movimiento mercantil, tarea que trataron de cumplir varios ingenieros militares en los afios de 1835 a 1896. Varios eran los obstéculos que impe- dian un movimiento portuario dgil. Las murallas slo dejaban un acceso limitado a la ciudad y al puerto; no habia muclles ni lugares de almacenaje adecuados. Los primeros cambios se introdujeron en el barrio extramuros La Puntilla 6 La Marina con el ensanchamiento del muelle, la urbanizacién de esta parte de la ciudad y la construccién de obras de embellecimiento; en una etapa posterior se desarrollé la llamada punta Cataio, en la bahia mis- ma, como punto nodal del litoral norte y la capital; en sus muelles privados ® Scijas y Lobera, Gobiern, 1986, pp. 185186 y 234 30 ‘EL GoLro-Cariae ¥ 5s PUERNDS, 1600-1850 Jos empresarios azucareros empezaron a realizar sus transacciones mercanti- les, lejos de los recolectores de impuestos. También existian planes de cons- truir un ferrocarril que, sin embargo, no se levaron a la prictica antes de la tiltima década del siglo, cuando también se emprendié la anhelada demoli- cién de las murallas, Las actualizaciones de la infraestructura portuaria pla- neadas en los afios noventa por el ingeniero Melquiades Cueto buscaban hacer de San Juan uno de los primeros puertos comerciales de la region, pero en sus planes se interpuso la guerra hispanoamericana. La administra: Gién estadunidense siguié muchas de las recomendaciones de Cueto, sdlo que bajo otro signo, que era el de una nueva militarizacién del puerto, ahora como punto estratégico del expansionismo militar y comercial de Estados Unidos. Un aspecio relevante de las politicas modernizadoras de las que fueron objeto los puertos del Golfo- Garibe en la segunda mitad del siglo xx, son las legislaciones en materia de salud puiblica y combate de enfermedades conta- giosas. Rita Pemperton aporta y analiza informacién de primera mano sobre este tema para cl Caribe inglés, especialmente para Puerto Espaiia, Trinidad. La inmigracién masiva del campo a la ciudad capital, a raiz del declive de las plantaciones en cl interior de la isla, en los afios de la posemancipacién, tuvo como resultado un considerable aumento poblacional de Puerto Espaiia, sobre todo de sus sectores populares que buscaban acomodo en los barrios marginales, caracterizados por su nula 0 muy escasa infraestructurs sanita- ria. Otro factor de crecimiento de la ciudad fueron el aumento de las activi- dades mercantiles y la concomitante expansién del movimiento. maritimo del puerto. Ambas circunstancias -la Hegada de bareos de otros puertas de la regién con problemas de control de enfermedades contagiosas y el hacina- miento de grandes sectores de la poblacién que no tenfan acceso a servicios basicos- hicieron a Puerto Espaiia presa de dos desastrosas cpidemias, Ja primera de célera que asolé la isla entre 1850 y 1854 y cobré la vida de 20 000 personas, y la segunda de viruela, que se hizo presente como pandemia en los afios 1870-1872. El Estado inglés reaccioné con un alud de deeretos, leyes y nombramicntos de autoridades de sanidad y salud ptiblica con el objetivo de conuolar y prevenir brotes de ficbre amarilla, célera y viruela, Una estricta vigilancia en la entrada de barcos por medio de una compleja reglamentacién de cuarentena ~que desembocd en 1891 en la primera ley de cuarentena completa, la constraccién de canales de desagtie, de rastros, lavaderos y sanitarios pablicos, la implementacién de programas de vacuna- cién y limpieza on los barrios de vecindad y la reglamentacién de la impor- Terropucctos 31 tacién de animales y semillas tuvieron como efecto que no se repitiera otra gran epidemia: sin embargo, en opinién de Ia autora, el éxito de las politicas de sanidad estuvo limitado por la ausencia de programas que atacaran los graves problemas de pobreza y desempleo. A partir de un andlisis espacial, Glen D. Kuecker aborda la epidemia de ficbre amarilla de 1898 en Tampico. El autor sostiene que el brote de la enfermedad se puede explicar analizando la red de interacciones espaciales del puerto en el contexto local, regional ¢ internacional. Estas cstaban cam- biando con el proceso de modernizacién portuario del tiltimo tercio del siglo cuando Tampico quedé vinculado, via ferrocarrl, con ciudades del interior como San Luis Potosi y Monterrey y, a wavés de esta itima, con el sur de Estados Unidos, La remocién de los bancos de arena en la desembocadura del rio Pénuco permitid la legada de barcos de gran calado y contribuy6 a tun mayor enlace del puerto con otros del GolforCaribe, como Nueva Orleans, La Habana, Veracruz, centros endémicos de la ficbre amarilla, Las crecientes actividades portuarias atrajeron también mayores corrientes migratorias del interior, por lo general de personas no inmunes en contra de la enfermedad. El trabajo se ocupu tarubién de las medidas implementadas por las autorida- des locales para controlar la epidemia y prevenir nuevos brotes, las cuales culminaron en 1900 con una campaiia de erradicacién del mosquito trans- misor del virus de la fiebre amarilla. La segunda contribucién sobre Tampico, de Marcial Ocasio (“Las dos Tampico”), estadia cl proceso modernizador desde otro dngulo. Las mejoras realizadas durante cl porfiriato y el auge petrolero de la segunda década del siglo xx habian hecho de esta ciudad puerto un poderoso municipio en el que se asentaron companias y empresarios influyentes, beneficiarios de las obras de infraestructura creadas, mientras que los obreros petroleros se asen- taban en tierras ¢jidales situadas entre la ciudad y el Golfo. El trabajo desen- trafia las circunstancias politicas nacionales y locales que levaron a la sepa- racién de estos barrios nuevos de Tampico y a su creacién como municipio independiente en 1924 bajo el nombre de Villa Cee convertida en Ciu- dad Madero en 1930. Los dos trabajos sobre Veracruz en las uitimas décadas del siglo XIX y primeras del Xx se complementan en su tratamiento de las obras de sanea- miento y modemizacién del puerto, iniciadlas en 1882 y concluidas dos dé- cadas més tarde. Con base en la metodologia de! anilisis del discurso. Jos¢ Ronzén se ocupa, en el trabajo titulado “Discursos ¢ idearios de la moderni- dad urbana”, de dos documentos, la Memoria desorptiva (...), escrita por encar- 32 EL Gotre G.gune: ¥ sus PUEKTOS, 1600-1850 go del Ayuntamiento para la inauguracién de las mejoras materiales en 1902. y la Reweita [...] del sancamiento de la cudad de Veracrz, claborada por el ingenie- to Mateo Rojas Ziiftiga para la Asociacion de Ingenieros y Arquitectos de México. En ambos documentos, si bien dirigidos a ptiblicos distintos, el puerto es representado como “punta de lanza de los alcances tecnolégicos de la época”, que lo hacian seguro, higiénico, funcional y competitivo en cl am- bito internacional. Las mejoras materiales son ademds vistas como logros del gobierno porfirista, realizadas en beneficio de toda la poblacién. En el trabajo titulado “Modernidad y movilizacién”, de Andrew Word, las transformaciones urbanas y portuarias de Veracruz. de los anos mencio nados estén en el trasfondo del anilisis de la sociedad portefia. El lector encontrar los principales elementos de las obras de modernizacién, dirigi das a partir de 1895 por la Pearson and Son Company." pero también su tratamiento en cl discurso, como es el caso del Libro azul de 1923, el cual pre- senta la sociedad elegante, modema, profesionista y empresarial de Veracruz, en un esfuerzo por promover la economia del puerto, Relacionada con los temas y los enfoques metodoldgicos de los traba- jos que nos ocupan, esté la diversidad de fuentes a las que recurrieron los autores en sus investigaciones. Como ya se apunté, algunos se basan en un solo tipo de fuente (por ejemplo obras literarias, como en el caso del trabajo sobre el puerto de Ponce y su sector mercantil a partir de una novela de Zeno Gandia, o el de La Habana, que se acerca a sus grupos sociales a través del teatro bufo); otros privilegian ciertas fuentes pero las complementan con documentacidn variada (mencionemos los dos trabajos que tienen como base cl anilisis de-planos de las ciudades puerto de Veracruz y San Juan de Puerto Rico, 6 el que tiene como objeto de estudio la vida cotidiana de Nueva Orleans y que pone el acento en ka literatura de viajeros; otros ejemplos serian el trabajo sobre Cartagena de Indias, cuya fuente principal es de ca- ricter fiscal, y el de los puertos del Golfo de México en la tercera década del siglo XIX, que se basa en gran medida en estadistica comercial). En conjunto, como mucstran los registros al final de cada contribucién, las fuentes docu- mentales, hemerograficas y bibliogréficas de los dos tomos suman una apr ciable base de informacién especializada que en si constituye una aportacién al conocimiento histérico de una regién americana especifica, como es el Golfo-Caribe 0 Gran Garibe. Un comentario aparte merecen las fuentes ® Las obras comprendieron el de rompeolas: la edificacisn del malecd aallles, entre otros trabajos. fagado, le regulacion y ampliseién de la bala; la constraccion ‘de bodegas. muclles y almacenes: la raza y el empedrado de locorum & Pplectens lerras pertinentium ica, com: praecipuorum has am ) z aa bz 2 o4 ae 5 = ze us $H oe he 4 y ql A. fe Ch 5 iS & Mappa Geograph: aphi por tweuin Ichnoy MN 4 4 < x Zz a a lanl v v {jo} a cal z SDeominiet Loifiad go unter dn ches quod bea Pear Homann Herederos, Mappa geographica compledens, Iniae Orcidentai. 11. Por a Ex Goto Canine: ¥ sus purKtos, 16001850 iconogrificas que incluyen los dos tomos bajo estudio, Varios de los traba- jos incorporan en sui anilisis reproducciones de planos, grabados, fotogra- fias y mapas. En los casos en los que los autores no hagan explicitamente mencién de fuentes iconogrificas, agregamos materiales visuales que se obtu- vieron de una investigacién complementaria, realizada por Germain Andrade Muifioz. Queremos subrayar; antes de concluir este breve estudio introductorio, que estamos conscientes de que los 25 trabajos que conforman este libro estan lejos de ofrecer una visidn exhaustiva del complejo mundo de los puer- tos grancaribeiios, Sin embargo, a pesar de las necesarias limitaciones de la obra que son multiples y tienen que ver con contactos y tiempos académi- cos, con criterios editorials y compromisos institucionales~ y a sabiendas de que el tema todavia requeriré de investigaciones generales y especificas, pensamos que el libro constituye un paso hacia adelante en el estudio de este abigarrado universo portuario circuncaribeiio. Quiz trabajos como el que se presenta en esta ocasi6n permitcn delimitar cada vez. mds los temas, afinar los acercamientos metodolégicos y, eventualmente, llegar no a un conoc- miento enciclopédico de los pucrtos de! Golfo-Caribe, sino a una aprehen- si6n cada vez mas precisa y rica de esta region geohistérica. Finalmente, queremos manifestar nuestro agradecimiento a personas € instituciones que nos han apoyado en la coordinacién del grupo de trabajo; en el financiamiento de sus encuentros regulares en el Instituto Mora a lo largo de tres aiios; de las estancias de investigacién, en el caso de algunos integrantes, y de participaciones en congresos nacionales ¢ internacionales, donde otros presentaron avances de sus respectivas investigaciones, y final- mente en la preparacidn y cl financiamiento de la edicién de esta obra colec- tia. En sucesivas ctapas, los asistentes de investigacién Donaji Morales, Argelia Pacheco, Julio C, Rodriguez y la becaria Elsa Neri han contribuide en mucho a organizar los encuentros de los investigadores adseritos al pro- yecto, a mantener la comunicacién con ellos a lo largo del proceso de edi- cién y a la resolucién de dudas y correccidn de detalles multiples. Nuestras gracias también al personal del Instituto Mora, especialmente al licenciado Enrique Garcia, cuya ¢ficacia en la gestién administrativa del proyecto fue invaluable. Gracias al apoyo profesional brindado por las secretarias, por ¢l personal de la Biblioteca y, sobre todo, por cl equipo de correctores de estilo del Instituto, este libro salié a la luz, A Ia institucion coauspiciadora, el Gonse- jo Nacional de Giencia y Tecnologia (Conacy7), que nos brindé los recursos necesarios, agradecemos todo cl apoyo reeibido. En cuanto a soportes exter- Inreopuceion a5 nos, queremos expresar nuestro agradecimiento a Germén Andrade por su cexhaustiva investigacién iconogrifica; a Sergio Fernandez por la traducci6n al espaiiol de cinco de los trabajos incluidos; a Martine Chomel su gentileza por habernos permitido reproducir de su coleccién particular el Mappa eengraplhica de las Indias Occidentales (Homann Herederos, 1740). Los cuatro dictami- nadores andnimos del libro nos proporcionaron criticas y sugerencias valiosas que incorporamos en la versién final del manuscrito y por las que estamos profundamente agradecidas, Desde luego el contenido de esta introduceién y de los trabajos individuales ¢s enteramente responsabilidad nuestra y de Jos colaboradores, a los que dams las gracias por su compromiso constante, su creatividad y profesionalismo, cuyo resultado son las valiosas aportacio- nes al campo de estudio de la historia portuaria, reunidas en este libro. Johanna von Grafenstein Gareis Giudad de México, Mixcoac Junio de 2004 BIBLIOGRAFIA Antunano Maurer, Alejandro de, Féracruz, primer puerto del continente, México, al Fun- dacién Miguel Aleman A. C., 1996. Arcila Farias, Eduardo, Comercio entre México y Venetiela en los siglos x071y xrtit, México, Instituto Mexicano de Gomercio Exterior, 1975. 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