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Urbanistica de las grandes ciudades del mundo antiguo A. Garcia y Bellido Estudio preliminar de Manuel Bendala Vv Ciudades de Mesopotamia & Set Nilo pasamos ahora a la Mesopotamia hemos de hallar aqui el primer cexlo de una ciudad monumental. Me refiero, claro est, a Babylonia. Su seme Gudad llegé a ser un lugar comin en la literatura antigua. Todavia en = de la Era, estando en el apogeo Roma y Alejandria, pudo decir Pausanias 2 que «fue la ciudad mayor que el sol iluminé nunca sobre la tierra» 55. 3). Herddotos hizo de ella una descripcién demasiado entusidstica pero exezerada. Las excavaciones han podido rectificarla. Conviene, sin embar- que comencemos leyendo la descripcién del logégrafo griego, que visité la hacia mediados del siglo va. de J. C. “Babplonia —dice Herédotos— se extiende sobre una amplia llanura y tiene ceadrada, con los lados de 120 stadios de longitud' de tal modo que el coral de la ciudad es de 480 stadios’. Una extensin urbana tal y una dis- can bella no tiene par en ninguna otra de las ciudades conocidas. En todo Sor corre una canal honda y ancha lena de agua. Alzase luego una mura~ & 50 codos reales de grosor’ y 200 de altura‘. En lo alto de la muralla hay 2c un solo piso, unas frente a otras, dejando entre si espacio suficiente para peed: pasar un carro de cuatro caballos. Ticne cien puertas en su circuito, = bronce, con jambas y dinteles del mismo metal... La ciudad esté dividida partes por un rfo llamado Euphrates, ancho, profundo y rapido, que viene “Aeseniz y desemboca en el mar Erythreo®. Esté llena de casas de tres y cuatro (Shipes oixéav tpiopdpov xai tetpapdpoy) y las calles que la cruzan, las que discurren a lo largo del rio como aquellas otras que las cortan, son “raz d30b¢ iGéac). Al final de cada una de las calles transversales se abren vntde¢) de tal modo que son del mismo ntimero que las calles meno- “Aetpm). Son también de bronce y caen sobre la misma orilla del rio. El muro sec es como la coraza de la ciudad. Por dentro hay otro muro que también la sero es més estrecho, aunque no por ello mucho mds débil. En cambio, en eno de los dos grandes barrios en que se divide la ciudad hay dos alctzares. ‘eso de los cuales se Ievanta el Palacio Real, rodeado por una alta y recia mu- _ Ex cl otto se alza, aun en nuestros das, el recinto sagrado de Zeus Belo con secras de bronce. Este templo es cuadrado y cada lado mide dos stadios®. En del templo se yergue una torre maciza que tiene un stadio’ de altura y otro 107 Urbanistica de las grandes ciudades del mundo antiguo de espesor. Sobre ésta se alza una segunda, después otra tercera y, asi sucesivamen- te, hasta llegar al ntimeto de ocho torres. Alrededor de ellas sube una escalera exterior y en la mitad se abre un rellano con asientos donde pueden descansar los que ascienden. En Ja tiltima torre hay un gran templo» (Heréd. I 178-181). Las excavaciones iniciadas en 1899 por Koldewey han aclarado sustancialmen- te esta visién herodética rectificando las cantidades, a todas luces exageradas, que nos transmitié el logégrafo. Siendo Babylonia una ciudad de viejisima historia conviene advertir antes que lo que aparecié en mejor estado fue su etapa diltima, la correspondiente al reinado de Nebukadnezar (605-562 a. de C. J.), nuestro Nabucodonosor. Es decir, la Babylonia mds monumental y famosa, de comienzos del siglo vi a. de J. C., la que hubo de ver un siglo después Herddotos', El recin- Figura 11. Plano de Babilonia. * Babylonia cayé en poder de los persas, con Gyro, en el afio 539. Su iiltimo rey fie Bel-sar- usu, ef Baltasar del libro de Daniel. 108 Ciudades de Mesopotamia to externo de la Babylonia postrera mide en realidad 16,5 km. de longitud?. Den- tro de este recinto maximo estaba la ciudad propiamente dicha, menor y rectan- gular, cefida por otro recinto murado y dividida por el rio en dos. Es ésta la que realmente interesa y la que nos es mejor conocida (figura 11). El paso de una a otra parte se hacia por medio de un puente de cinco pilas (Kamina. I. 1) de ladri- Ilo, con tajamar opuesto a la corriente. Tales pilas servian de apoyo a una calzada de un ancho de 22 m", Las margenes del rfo estaban protegidas por un muelle 0 dique que defendia la ciudad de inundaciones, servicio al que ayudaban los nu- merosos canales. EL barrio que pudiéramos llamar sagrado estaba en el centro de la parte orien- tal, en la orilla izquierda del rio, frente al puente. Era el llamado F’Sagila, con su gran templo de Marduk y la célebre Torre de Babel, un zigurat grandioso que es él que describe Herddotos. No nos incumbe hablar aqui de estos edificios pero conviene tratar someramente de la torre por lo que tiene de edificio proyectado en altura, al modo de los rascacielos modernos. Las excavaciones han sido en esta parte sumamente afortunadas, De ellas resulta que tenta siete pisos (figura 12), no Figura 12. Zigurat de Babilonia; reconstruccién seguin R. Koldewey (Paribeni, 1937: 276, fig. 249). > Conviene recordar que los Muros Aurelianos de Roma de fines del siglo II! de nuestra Era miden 19 km. de longitud, encerrando una superficie de unos 1.386 ha. Sin embargo, una compa- racién sin distingos serfa errénea. Me limito al dato de referencia [ver nota 17 y pigs. 134 y 152). © Los machones son aiin visibles por haber quedado en seco tras el cambio de curso del Buphra- tes. Reparese en el hecho de que Bagdad no ha tenido hasta have poco sino un puente de barcas. 109 Urbanistica de las grandes ciudades del mundo antiguo ocho, como dijo el logégrafo gricgo. El primero, el de la base, media de lado 91,55 m. en lugar de los 178 m. que nos transmitié Herddotos. Su alto total hubo de ser pues de unos 92 m. ya que sabemos por la tabletas de E’Sagila (que en ello coin- ciden con Herédotos) que su altura era la misma que su anchura”’, En el gran patio donde se alzé la legendaria torre se desenterraron ciertos edificios que debie- ron de ser unos, viviendas de alto clero con muchas cémaras pequefias alrededor de un patio, semejando a los tipicos caravanserrallos orientales, otros residencias 0 albergues para los peregrinos. Las enormes murallas de Babylonia (figuras 13 y 14) eran en verdad inexpug- nables. Su doble recinto encajonaba a quien traspasase el primer anillo cayendo de hecho en una verdadera trampa. A este respecto conviene advertir que Babylo- “nia fue tomada por sorpresa, sin lucha, Es cierto que las murallas eran de arcilla, adobes y ladrillo, pero también lo es que su disposicidn las hacfa sumamence fuer- tes. Por encima de ellas corrfa un camino de ronda que permitfa moverse en él a hombres, animales y carros y ello con holgura. Reforzébanlas los infinitos cubos que, en intervalos regulares de unos 18 m., protegian los lienzos. Sin embargo, los 104 metros de altura que atribuye Herddotos a los cubos o torres es muy exage- rada. En realidad no debieron de pasar de unos 30, siendo su grosor de unos 8 m., segiin los datos obtenidos por la excavacién. Tampoco cs aceptable el centenar de puertas de que habla el logégrafo. El area interior de la ciudad rectangular tenia s6lo ocho grandes puertas, una por cada deidad del pantheén babylénico, a més importante de las cuales fue la de Ischtar afortunadamente recuperada casi integra (Kamina ID) y hoy gala del Musco de Berlin (l4mina II). Era la puerta norte, la que flanqueaba el Palacio Real y daba entrada a la amplia Via de las Procesiones. Su decoracién de ladrillos policromos, vidriados, con figuras de monstruos, leones y toros, su gran altura, su amplicud, le dan en verdad un aspecto majestuoso. La parte mejor conservada del Palacio Real es la reproducida en la figura 14. La ciudad, empero (figura 11), guardaba menos regularidad, aunque habia grandes avenidas que imprimfan alguna uniformidad general a la planta urbana dividiéndola en una serie de grandes cuarteles si no iguales sf, hasta cierto punto, equivalentes. Estas calles recibian nombre de las deidades superiores del pancheén babylénico y corrian paralelas a los lados del gran cuadrilatero trapecial de la ciu- dad antigua por lo que se intersecaban en Angulos ligeramente agudos y obtusos. Mas regularidad se observa en la ciudad nueva, la de la orilla derecha del Euphra- tes. El resto de las calles, las secundarias menores, serfan més angostas. En con- junto la planimetria conocida de Babylonia no da pruebas de una tendencia clara hacia un esquema rigurosamente orthogénico. Faltan en todo caso tanto las aceras "Las exageraciones del historiador griego se explican en este caso porque cuando él vio la ciudad, la torre estaba ya abandonada a su suerte y en parte destruida de intento por Xerjes en el 479. Alejandro quiso utiizarla, pero su muerte corté el intento. Los drabes la explotaron luego como cantera de ladrillos. No obstante ello, cuando los excavadores la descombraron hallaron intactas sus partes inferiores con la triple escalinata cuya inclinacién dio el alto del primer cuerpo. Por ello todas las reconstrucciones coinciden en esta parte aunque diserepen a veces en el resto. 110 Ciudades de Mesopotamia 213. Planta del Palacio Real de Babilonia y Puerta de Ishtar (a fa derecha. Cf. kéms. lly segin R. Koldewey. Figura 14. Reconstruccién ideal del conjunto de Ja figura superior, seguin R. Koldewey. La Puerta de Ishlar cae aqui a la izquierda. como el servicio de alcantarillado y no se han hallado tampoco indicios de plazas al modo de éyopa; o de forum. La calle principal, la Via de las Procesiones, que atravesaba la ciudad desde la Puerta de Ischtar al Norte, en direccién S., mostraba en ciertos trechos de la parte reconocida anomalias de trazado y de curso. Sin embargo, la idea de una ordenacién geométrica, siquiera fuera ésta aproximada, es evidente y explica que Herddotos alabase la regularidad del plan de Babylonia dado que en Grecia y cn su tiempo la planta de trazado orthogénico (llamada hoy chippodamica») cra virtualmente atin poco conocida aunque hubiese aparecido ya aisladamente en algunas colonias y se estuviese aplicando en gran escala en Mile- tos, precisamente en los afios en que Herédotos escribia sus libros. 111 Urbanistica de las grandes ciudades del mundo antiguo Del caserfo que compusiese el niicleo urbano no conocemos nada sustancial. Sus casas serfan, en general, de una sola planta, algunas de dos y hasta de tres y cuatro si hemos de creer 2 Herddotos. Peto éstas, en todo caso, serfan pocas y siempre de barro 0 adobes a juzgar por las conocidas de otros lugares mesopoti- micos y por las atin en uso. Es el tinico material de construccién que da la tierra. No tendrfan vanos al exterior pero si patios umbrosos en su interior y terrazas planas en sus azoteas. La parte mejor conservada del palacio meridional, empero, muéstranos (figuras 13 y 14) un conjunto de habitaciones agrupadas alrededor de patios espaciosos. Datan de los siglos vir-vt a. de J. C. La planta es siempre rigu- rosamente rectangular. Este barrio real se divide en grupos de viviendas por medio de calles rectas, aunque no se cortasen en escuadra. Fueron famosos los jardines colgantes de Babylonia hasta el punto de figurar en [a antologia griega de maravillas como la «séptima». De ellos se cree haber des- cubierto su situacién, y hasta su estructura, en una béveda de sillares —caso ins6- lito en las construcciones babylénicas— cerca de la Puerta de Ischtar. Serfan, pues, terrazas artificiales cubiertas de vetegacién. Terminemos para completar esta breve visién de la ciudad més famosa del Oriente antiguo, con esta especie de catélogo monumental y religioso escrito sobre una tableta coctanea de la ciudad de Nebukad- nezar: «Tiene Babylonia 53 templos consagrados a los dioses mayores, 55 capillas a Marduk, 300 a las deidades de la tierra; 600 a las celestes; 180 altares dedicados a Ischtar, 180 a Nergal y Adad, més 12 aras consagradas a otros dioses». No cabe decir mucho mas sobre el aspecto urbano del resto de las ciudades importantes de Mesopotamia, de las que nos han Ilegado, a mas de su fama his- t6rica, sus imponentes fortificaciones y sus enormes palacios, pero nada o casi nada de su caserio. Es esto lo que acaece con Assur (figuras 15 y 16), capical del impe- tio Assyrio™ y con Dur-Sharrukin, 0 «Mlutos de Sargén» (lamina 1.2), hoy Khor- sabad, cuyo grandioso palacio fue edificado por Sargén Il (721-705 a. de J. C.). La tierra y el adobe eran el material corriente, como atin hoy, lo que explica que hayan desaparecido sus restos casi por entero. Unase a ello la continuidad de la poblacién hasta nuestros dias en algunos casos, y el hecho de que toda nueva construccién se hacia sobre la ruina de la anterior. Por otra parte la técnica arqueo- logica no estaba en el siglo xix lo suficientemente desarrollada para percibir en estas ruinas de barro seco lo que antes fue pared de tierra o de adobes. Ademas, se iba buscando tabletas esctitas y piezas de museo, no reparando en medios. El francés Fresnel y el inglés Rawlinson pretendieron en 1852 volar con dinamita el zigurat de Borsippa. Hoy se excava con otros fines y se emplean otros métodos, por lo que aquellas lagunas de nuestros conocimientos se irén llenando, Como una simple curiosidad y como un lejano antecedente de otros casos simi- lates europeos mucho més cercanos a nosotros, queremos destacar la planta circular Assur ocupé un vasco cuadsikitero de 1.800 por 1.700 m. equivalentes a unas 300 ha. de las cuales 10 ocupabanlas el Palacio Real, edificado sobre una terrara artificial de adobes y betiin de un alto de 15 m. le que significa un volumen de casi un mill6n de m?. La muralla era de ladrillo pero su zécalo © basamento de pied y se alzaba a 20 m. del suelo. 112 Cindades de Mesopotamia Figura 16. Assur en época neoassyra, Vista desde la orila oriental del Tigris. Reconstruc- cidn, segun W. Andrae (Ascalone, 2005: 300). 113 Urbanistica de las grandes ciudades del mundo antiguo de la ciudad hittita de Sendichirli (figura 17), rareza urbana que se nos presenta ahora en contraposicién a la ciudad de planta rectangular 0 cuadrada, aunque con menos fortuna que ellas. Sendschirli es ciudad de larga historia que va desde el se- gundo milenio hasta el siglo vit anterior a Cristo. De su caserio nada conocemos, pero es de suponer se desparramé por el circulo comprendide dentro de su doble recinto de murallas, entre éstas y el Palacio Real que, con su forma oval, ocupaba el centro del amplio ruedo al que se entraba por tres puertas. Caso similar debié de ser el recinto fortificado que se representa en un relieve assyrio de Nimrud (figura 19), de tiempos de Assurnasirapli IT (884-859), probablemente un castillo de planta cit- cular y tortes cuadradas. Otro ejemplo pudiera ser el de la ciudad de Arslan ‘Tasch, con el palacio de Tiglatphileser III (hacia el afio 950), en su centro, como en Sends- chirli. Remoneéndose atin algo més atrés cabe recordar todavia la ciudad palestina de Sichem, de fines del Bronce Medio, En el mundo griego puede citarse la ciudad de Mantineia, de perimetro oval. En Europa los casos mas curiosos de ciudades de planta circular son modernos. Asi el de Madkigal de las Altas Torres, en la provincia de Avila (figura 18), repoblada en el siglo x1, los de Bergues en Bélgica, Bram en Francia y el dodecagonal de Nikosia, en Chipre, obra de los venecianos en 1567. Figura 17. Planta en circulo de la ciudad de Zincirll. En el centro ef Palacio Real, amu- rallado. El recinto externo, circular, es doble (Naumann, 1971: 232, fig. 298). 114 Ciudades de Mesopotamia Figura 18. Plano de la ciudad medieval de Madrigal de las Altas Torres, en la provincia de Avila, Figura 19. Relieve asirio del palacio noroeste de Assurnasipal Il en Nimrud (883-859 a. C.). Museo Britdnico, Londres (n.° inv. WA 124548) (Ascalone, 2005: 259). 115 oI ‘PEDNID @] Bp SAUOIDEAEOKS Sey VERSANW O} OWOD /2) JEN] OWSIL [FZ “TZ EINBLY nddiy 9p overd jo wos eunse e7aygeL “Og NBs onBiruv opunus pop soprpnia spun soy ap varssquvgicy Ciudades de Mesopotamia Que entre los mesopotamios como entre los egipcios estaban muy desarrolla- das las mateméticas, singularmente la geometria, es cosa bien sabida y era de es- perar que una ampliacién de ella, la topografia, tan necesaria en la construccién de ciudades como en la delimitacién de parcelas, lo estuviera también. Ejemplo curioso que comprueba lo dicho es la tableta (figuras 20 y 21) con el plano de Nippur que coincide casi por entero con lo que las excavaciones nos han dado a conocer ditectamente. 0. E. Raun, Herodotus description of Babylon, Copenhague, 1942; R. Zehnpfund, Babylonien und seinen wichtigsten Ruinenstitten, Leiptig, 1910 (Der Alte Orient XI 3-4); R. Koldewey, Das wie- dererscbende Babylon, 4.* ed., Leipzig, 1925; B. Unger, Babylon, Berlin, 1931; M. Rutter, Babylone, Patis, 1946 (col. Que sais-je’); F. Wezel, Die Stademauer von Babylon, Mitt. der Deutschen Orient- _gesellochafi 48, 1930; R. Koldewey, Das ksehtar-Tor in Babylon, wt supra, 32, 1918; Fr. V- Schell y M. Diculafoy, Exagil ou le Temple de Bél-Marduk d Babylone, Pasis, 1913; Fricz y W. Andrac, Der Babylonische Turm, Leiptig, 1932; Wetzel y Weissbach, Das Hauptheiligeum des Marduk in Babylon, Mitt. der Deutschen Orientgesellichaft 59, 1938: Th. A. Busink, De toren van Babel, Leiden, 1938; ‘A, Parrot, Ziggurats et Tour de Babel Pasis, 1949: idem, La Tour de Babel, Neuchétel-Paris, 19535, O. Reuther, Die Innenstadt von Babylon, Mit. der Deutschen Orientgeellchaft 47, 1926; G. Loud, Khorsabad Ill, Chicago, 1936-1938; C. Preusser, Die Wobmbiuser von Assun Mitt. der Deutschen Orienugesellchaft 64, 1954; R. Koldewey y O. Puchstein, Ausgrabungen in Sendichirli, Ibidem 14, 1911, 237 383 H. Frankfort, «Town Planning in Ancient Mesopotamian, en The Town Planning Review, julio, 1950, 99 ss. 117

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