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| | { | LA COMUNIDAD JUDIA NORTEAMERICANA UNA PERSPECTIVA DESDE JAPON Micnarn J. Somoprica Michael J. Schudrich es rabino de la comunidad judia del Japén y vive en Tokio. Tomado de Sh’ma, 17/340, octubre 30, 1987. Soy un judio de Nueva York, Mi mujer es judia de Nueva York. En 1983 nos fuimos al Oriente y hemos pasado los iiltimos cuatro afios recogiendo experiencias y fascinados por la vida en Tokio y en el Iejano Oriente. Por el hecho de que haya crecido y pasado la ma- yor parte de mi vida en Nueva York se colorea mi impresién de la comunidad judfa americana en mayor medida en mis tltimos cuatro afios de Oriente. Viviendo en el extranjero y especialmente en un pais tan “extranjero”, mis impresiones de mi propia comunidad judia an evolucionado, Hay tres cosas que me Jlaman la atencién respecto de la comu- nidad judfa americana, La primera es el nivel de la creatividad judia. Estoy admirado del enorme crecimiento de la erudicién judia en Estados Unidos a pesar de que se continiia lamentando Ia gloria y erudicién perdidas de generaciones anteriores, especialmente en com- paracién con nuestra propia generacién. La cantidad de libros judios que se publican actualmente testimonia la dedicacién de nuestra ge- neracién al estudio y ansias por cl judafsmo, Aunque es evidente que fisicamente es hoy mas facil publicar un libro que cien 0 quinientos afios atrés, no se puede negar que hay gente que escribe sobre temas judios. No todo es un agregado a la erudicién judfa, pero por cierto una significativa cantidad de publicaciones recientes ha contribuido al conocimiento judio, Atin libros que no son muy difundidos toda- via, reflejan la enorme oleada de interés y también devocién por el judafsmo. Cémedos —Quizd demasiado comodos— El segundo elemento es la comodidad que los judios sienten en América. Sienten hoy que deben pertenecer a América, que América es su hogar. Estoy actualmente viviendo en un pais que nunca serd mi hogar. Puedo disfrutar del vivir aqui y tengo un buen pasar en el que dispongo de libertad para observar el judaismo como lo desee, sin embargo no puedo considerar al Japén como mi hogar. El franco orgullo que los judios americanos exhiben de tantas maneras, es algo que debe ser sefialado, Las peticiones que una minoria tan pequefia (aunque legitimamente) propone a una mayoria diferente, refleja el 50 MAy'SHAVOT ado con que Jos judios fueron aceptados como parte importante e integral de la vida americana. Quizi de no haber vivido en el ex- tranjero jamd4s me hubiera dado cuenta de ésto. Pero hoy me mara- villo realmente de c6mo los judios americanos empezaron a tener la capacidad de articular las necesidades y preocupaciones judfas sin disculparse. Esto nunca pudo suceder en Japén 0, en ese aspecto, en casi _ningvin otro pais. El tiltimo aspecto concerniente a los judios americanos es lo que parece ser una earencia de liderazgo moral. Esto me preocupa espe- cialmente desde que son davka los rabinos quienes deberlamos ejer- cer influencia sobre la vida judia mas de lo que lo hacemos. Hubo gritos de agravio Iuego de una recepcién de Bar-Mitzvi en QE2 Pero gqué hay respecto de la familia que est4 bien socialmente y se siente obligada a dar a su hijo o hija “lo mejor” para su Bar o Bat Mitzvé y a causa de esta necesidad tomé una segunda hipoteca sobre su casa? No hay motivos para que un Bat Mitzva tenga un costo de $ 10.000 a $ 20.000 (se me informé que éste era el término medio del costo en el Noreste). Hubo otras referencias que mostraban mu- cho menos que una moral perfecta en ciertos judios. Yo inchuiria en ésto, la tolerancia en el sinat jinam, el odio sin sentido de una clase de judfo por otr Recuerdo haber oido que en Europa cuando el precio de la carne kosher se elevé mucho, Jos rabinos la declararon simplemente treif, lo cual dio Ingar inmediatamente a una cafda del precio. El cuento puede ser real o apécrifo, pero no hay motivo para que mas rabinos (en realidad algunos ya lo hacen) y més organizaciones ra- binicas no asuman un rol de mayor conduccién en las cuestiones de mitzvot ben adam. Ujaverd, (obligaciones de una persona hacia su préjimo). El liderazgo en América puede estar cambiando lentamen- te. Con optimismo se realizard. La comunidad de la palabra impresa Estos son los tres elementos de la vida judia americana que se me hicieron més evidentes viviendo en el extranjero. Desde que ahora no vivo en Estados Unidos, puede ser un poco jutzpedic de mi parte hacer comentarios sobre la comunidad judia americana. De cualquier modo, vuelyo una o dos veces al afio y me encuentro semanalmente con turistas americanos de toda clase de origen y creencias, Pero de igual importancia es estar en contacto mediante Ja lectura de pe- riédicos judios, de los cuales uno es Sh’ma. Por los articulos, los sim- posios, las cartas, 0 el andlisis de libros; Sh’ma es para mi un perma- nente conducto de informacién de lo que est4 en lo recéndito de la mente judia, Aunque personalmente no estoy de acuerdo con mu- chas de las opiniones vertidas, Sh’ma es uno de los pocos lugares don- de usted puede leer las ideas y pensamientos del espectro judio. Cuando no puedo telefonear a casa leo el Sh’ma, UNA PERSPECTIVA DESDE SUECIA Morton H. Narrowr Marton H. Narrowe es rabino de Mosaiska Forsamlingen, Stockholm, Sweden. Las realizaciones de los judios americanos —en cierto nivel— estan mas allé de nuestros suefios. Vivimos en un pais con una poblacién total menor que la de la ciudad de Nueva York, y con una poblacién judia del tamafio de varias manzanas de Brooklyn, No podemos iden- tificamos con la riqueza e influencia del Coloso judfo de Occidente. Disfrutamos de sus logros, pero como sefialaré brevemente, nosotros vivimos en un diferente tipo de diaspora. : Ante todo, no fuimos capaces de producir pensadores compara- bles a los de la conduccién intelectual judia intensa ¢ impresionante, euyas reflexiones sobre la vida judfa americana aparecen en las pé- ginas de Sh’ma, Algunos de los problemas que esta revista dedica —ética militar e imperial americana, bienestar social dentro del pais— no son directamente significativos para los judfos que viven en un estado benefactor neutral, bien desarrollado, Las cuestiones de la fe judia y las relaciones de la diaspora con Isracl, son por otra parte, cruciales para nosotros. Segundo, el debilitamiento del contacto entre las varias denominaciones del judaismo en Estados Unidos y el cre- cimiento de la disputa entre las distintas confesiones religiosas, son contrarios a la experiencia de las comunidades judias de Estocolmo y Gotemburgo. La cooperacién entre las sinagogas y entre los ortodo- kos y no ortodoxos es un hecho aqui de la vida diaria y nos libramos de las batallas sobre religién tan comin en Europa, Israel y aparen- temente también en Estados Unidos. . La democracia zno engendra tolerancia? Yo personalmente encuentro dolorosas las tensiones entre las dis- tintas confesiones dentro de Ja juderfa americana, que se reflejan en las paginas de Sh’ma, Tengo recuerdos de cooperacién aunque yo fui uno de aquellos raros casos que sufrié en la década de 1950 a causa de la sinceridad religiosa. Yo era en esa época un estudiante conscien- te, joven atlético, de clase media y mi beca fue cancelada en 1953 por la Yeshiva University cuando ingenuamente solicité a la institu- cién ortodoxa, transferir mis notas de clase al Jewish Theological Se- minary. Viajé de Filadelfia a Nueva York durante todo el perfodo final y no perdoné nunca a la institucién por su crueldad. Pero mis maes- tros del Teacher Institute de la Yeshiva University y del College y muchos de mis condiscfpulos fueron ortodoxos tolerantes con un ahd- 52 MAy'SHAVOT vat Israel (amor por los judios), que ahora parece haber desapare- cido en todas partes, salvo aqui. Que en Suecia hayamos conservado la tolerancia religiosa para los compaiieros judios, puede deberse al hecho de que Estocolmo y Gotemburgo son de las asi Tlamadas “comunidades liberales”, donde Jos rabinos jefes no son ortodoxos. Hubo muchas comunidades seme- jantes en Alemania antes de la Segunda guerra, pero las nuestras y alguna otra en Suiza, son las pocas sobrevivientes. No conozco nin- guna comunidad en Europa 0 en Israel donde si el Rabinato jefe es Prtodoxo se otorguen iguales derechos o casi iguales a otras formas de judaismo. Las virtudes de una cierta “asimilaci6n” Nuestra didspora se distingue todavia de una tercera maner Nosotros y todas las comunidades judias de Europa carecemos del as- pecto més atractivo y posiblemente més importante de la vida judia americana: la identidad judia americana, La multi-étnica América es diferente de la de nuestras propias sociedades y atin de aquellas que nuestros gobiernos estén tratando de establecer. Estamos viviendo ac- tualmente en una nueva Europa, que est4 recibiendo a numerosos refugiados politicos de paises no europeos y experimentando por lo tanto dificultades sin precedentes en areas semejantes a aquellas en Jas que América fue pionera en el mundo. Desde este punto de vista vemos que América no es justamente otra didspora. Unu mira en vano a todas las otras didsporas actuales y también a las que han existido en toda la historia judia, en busca de un paralelo con la identidad judia extranjera unida a América, En Suecia todavia hablamos acerca ‘Je nosotros y ellos “nosotros los judios” y “esos suecos”. Sospecho que los judios de Inglaterra y Francia hacen Ja misma distincién, Este es el modelo comin en todo el mundo judio, fuera de Estados Unidos y Canada. La andanada reciente de Schlomo Av- nieri, atacando a los judios americanos por temor de la doble lealtad por el caso Pollard, revelé que aun un observador perspicaz que vive en un pais donde arabes e israelies tienen ese mismo problema, con- funde fiicilmente cl enojo judio de ser explotado por un Israel con- siderado aliado leal, con un supuesto temor de antisemitismo. Los judios americanos tuvieron por cierto, motivos para temer una reac- cién antisemita, pero nunca se asustaron ni reaccionaron irresponsa- blemente contra el Estado judio. Lo observamos como una revelacién. Desde nuestro punto de vista los judios americanos probaron una vez mas que nosotros en la diéspora europea, nos beneficiarfamos inmen- samente si tuviéramos la seguridad propia y la misma sensacién de pertenecer a nuestros paises que nuestros hermanos parecen tener en América. } | i UNA PERSPECTIVA DESDE SUECIA 58 Cuando Estado e Iglesia estan casi separados Aunque se permitié a los judios establecerse en Suecia en 1774, con mds 0 menos la misma edad que la comunidad de Estados Uni- dos, tiene con respecto a ésta poca semejanza. Esta mayor diferencia es debida parcialmente al hecho obvio de que la cantidad afecta la calidad. Pero la diferencia no sélo es debida al tamafio o atm a la riqueza. La historia desempefié un rol mayor: la emancipacién aqui fue un proceso gradual. Atin el gran paso dado en 1870 que permitié a los judios una igualdad casi completa, restringié a los miembros de la Iglesia Iuterana del estado el derecho a ser elegido Primer mi- nistro, Esta limitacién no fue suprimida hasta los afios de 1970. Rstricciones legales de este tipo desaparecieron hace mucho en Esta- dos Unidos y fueron en realidad ajenas a la mentalidad americana, a diferencia de todo lo existente en cualquier parte de Europa. ‘América fue tnica. Nunca hubo una nacién similar de inmigran- tes en la que a todos le fueran conferidos iguales derechos. En el presente existe en Suecia un progresivo debate acerca del pluralismo y la separacién de la Iglesia y el Estado, Sin entrar en detalle en este tema, observo repetidamente que el modelo america- no es tanto digno de ser copiado como una forma social mal inter- pretada o rechazada por motivos econémicos 0 el socialismo de es- tado, Hay numerosas sefiales de que los europeos no pueden com- prender qué es lo que América significa a los ojos judios y cémo el suefio americano —engafioso o no, esti fuera de esta evaluacién— se cumplié, Pero tienen interés en él. Por qué se tradujeron tantos libros acerca de los judios americanos a varios idiomas europeos, in- cluyendo finlandés, noruego, islandés? Nosotros en Europa vivimos en paises donde Ja estructura impo- sitiva no nos permite acumular la riqueza posible de los norteame- ricanos; también estamos restringidos en nuestras posibilidades de contribuciones de caridad en base a las deducciones. Nuestro papel en el apoyo a Israel es mucho ms limitado que el de los judios americanos. Nuestras posibilidades de patrocinar instituciones judias, publicar diarios y revistas estén igualmente limitadas, parcialmente por el idioma pero principalmente por falta de fondos —y con fre- cuencia— de intelectuales preocupados y educados en el judafsmo. Los judios americanos podrian contribuir mucho —y no estoy ha- blando de dinero— a la diaspora judia y es notable que tan pocos individuos y organizaciones estén activamente preocupados por nosotros, El World Council of Synagogues y el World Union for Progressive Judaism (no conozco si existe siquiera una organizacin ortodoxa) dan raramente el apoyo que permitiria el desenvolvimiento de la juderfa europea. UNA PERSPECTIVA DESDE AUSTRALIA Joux Levr John Levi es rabino del Templo Beth Israel, la congregacién Kiberal de Melbourne, Australia. No hay duda de que Disneylandia se desliza y acerca cada vez mas a Australia afio tras afio, En mi comunidad judia “aprovecharse do un nifio” puede definirse como un nifio bar mitzed a quien los padres descuidaron de levar a Los Angeles para sus vacaciones de verano. Ahora con una combinacién del International Date Line y Ia velocidad de un Boeing 747, usted puede dejar Sidney a las ocho de la mafiana de un martes y Megar a California ja las 7 a. m, del mismo dia! Hace treinta afios un Super Constellation de cuatro mo- tores propulsores tardaba cerca de dia y medio para cruzar el Paci- fico. El viaje costaba una fortuna y aparte de esposas divorciadas de guerra y diplomiticos, nadie se tomaba tal preocupacién. Actualmente en los pasos de Crocodile Dundee, en el ultimo afio Melbourne fue visitada por més rabinos en avidn a reactor que en los veinte afios anteriores. Y el amor encontraré un camino. Tres casamientos en un afio, de familias trans-pacificas, en una congre- gacién, puede parecer no significativo hasta que se lo compara con Ja total ausencia en el pasado de matrimonios similares, Y aqui las inevitables preguntas ¢Por qué toma doce semanas convertir al ju- daismo en Los Angeles y mis de un afio en Melbourne? Y gpor qué si uno de nosotros no es judfo no podemos casarnos en un templo? Parece que ahora los problemas personales pueden resolverse con un boleto de avién y me pregunto a qué se pareceré vivir en una Aus- tralia que se transforma en un suburbio externo de un L. A. mayor. Realmente es un momento de un schteél global. Las lf aéreas internacionales Iegaron a ser las arterias de la vida familiar judia, Las calles de Tel Aviv se reflejan en las galerfas comerciales de Double Bay en Sydney Harbour. En el Safeway Store de mi calle de Melbourne compramos mermeladas de Asis por 59 centavos y pomelos de Jafa a 40 centavos cada uno. Y a medianoche Bryant Gumble de ja N.B.C. y el “Today” Show de Jane Pawley aparecen en la pantalla de mi televisor para beneficio de los australianos afli- gidos de insomnio, entreteniéndonos con noticias y pronésticos del tiempo de un mundo diferente. Nuestros magnates no perturbados por problemas de importacia, se dieron cuenta que presentar las noticias desde Nueva York es mds barato que reestrenar viejas peliculas du- rante la noche. Menos de 80.000 judfos viven en mi parte del mundo y asf en esta moderna mescolanza de simbolos diarios que compiten, debo encontrar un foco de ultramar para mis valores judios. | i ' i i | UNA PERSPECTIVA DESDE AUSTRALIA 5B América el recurso, Israel fa fuente No necesito que Jacob Neusner me cuente que América y Rhode Island son la Tierra Prometida para la mitad de los judfos del mun- do. Los libros de oraciones, las Hagadot, los textos que tenemos en nuestras manos vienen todos de América y también Jas noticias de que més judfos se casan “fuera” que “dentro” en California, me Ile- nan de presagios porque s¢ que nos encontramos gencralmente repi- tiendo errores de América con un intervalo de tiempo entre cinco y diez afios. El hecho es que sabemos que no seremos los Ultimos judios en al mundo porque tenemos el Estado de Israel. Es verdad, tenemos estancias en Australia del doble de tamafio que el diminuto Eretz Israel. También es en Israel que nacen una proporcién creciente de nifios del mundo judio, La diaspora parece estar muy ocupada tra- tando de _sobrevivir, Los sabios judfos americanos escriben mejores libros y los judfos australianos construyen mejores y més grandes escuelas judfas, pero a pesar de la vitalidad de las opiniones expre- sadas en revistas como Sh’ma, los problemas dolorosos de Ia exis- tencia judia se deciden en y alrededor de Jerusalem. Hay ciertamente una comunidad de destino que vincula a la didspora judia que habla inglés. Aparte de los judios de Africa del Sur, todos gozamos de los beneficios de vivir en una sociedad li- beral, democrética, tolerante y pluralista. Los judios americanos, ca- nadienses, britanicos y australianos tienen todos la tendencia a creer que pertenecen a Ja timica comunidad judfa que puede pretender ser libre para participar en cualquier nivel de la vida nacional. Este mito benévolo nos ancla firmemente en nuestro cémodo ambiente, Un ambiente que parece provocar hostilidad en Israel. Judaismo diapérico, un galut amorfo Cuando la Kneset se reunié por enésima vez para discutir el problema de la identidad judfa, mds de la mitad de Jos miembros judios voté contra “nosotros”. Para el Likud la posibilidad de man- tener las riendas del gobiemo por un mes adicional més, significaba mas que todo el resto de nosotros juntos. Consciente o inconscien- mente se trata de un movimiento repleto de agresién, Expresé: “de cualquier modo no deberias vivir mds en la diaspora, Mira las mo- lestias en que ti y tus hijos se metieron. gPor qué deberfamos preo- cuparnos por ti?”. Si Israel cl pais central del mundo judio se ocupa alegremente en apartar a los judfos de la diaspora, debemos entonces preguntar- nos si estamos en peligro o no de perder el centro judio natural de nuestras vidas. ¢Y ca) tenemos para reemplazar este centro? Desde mi punto de vista la ayuda parece poco probable si procede de un 56 MAJ'SHAVOT pais con una proporcién del 30 al 40% de casamientos mixtos. Es dificil descubrir inspiracién en un pais con un sorprendente indice de divorcios, con el trauma consiguiente para los hijos, Tampoco ha- laremos un gran sentido de continuidad en un pais cuyo sistema econdmico parece exigir que los abuelos vivan en’ un lugar, los pa- dres en otra ciudad y los nietos en una tercera metrépoli. Un judio australiano al mirar al este, a través del Pacifico, las costas de Cali- fornia (jo puerto Washington!), puede reconocer muchos problemas familiares, aunque algunos parezcan exacerbados, més alla de nues- tros suefios ms alocados. Es reparador aprender de las pdginas de Sh’ma que judfos y rabinos de distintas convicciones religiosas, pue- dan entablar discusiones publicas sin gritos de “herejia”. Esto sélo sucede jen América del Norte! Esta reflexién sobre un sentido de K’lal Israel es la contribucién sobresaliente de Sh’ma a la vida del mundo judio, Traducciéi : Dr. José Kaplan

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